Si bien hay situaciones personales provocadas por el entorno... ya sea en el aspecto político, en el aspecto económico o en el aspecto social, etc, muchas veces esas situaciones son provocadas consciente o inconscientemente por nosotros mismos... y haciendo introspección, vemos que nuestra propia "sombra" nos sabotea y no queremos salir de esa situación. Tengamos en cuenta que dicha "sombra" cobra autonomía y produce una sensación de desequilibrio, pues añoramos 'aquello' que nuestra 'mente analítica' no acepta, provocando una conducta ambivalente y, a su vez, perjudicial. La "sombra" es el núcleo de nuestro ego, que aprendió a camuflarse para despistar a nuestra mente analítica.
Los terapeutas junguianos hablan de reconciliarse con la propia "sombra", o sea, aceptar nuestras falencias e incorporarlas a nuestra parte analítica, para compensar esa sensación de desequilibrio y evitar las ambivalencias. Hasta allí pareciera que esa sería la solución, pero muy pocos tienen en cuenta que la 'mente reactiva' se maneja con impulsos (generalmente inconscientes) y lo que sucede en realidad es que toma el timón de nuestra vida un supuesto "ego amigable"... hasta que deja de serlo.
Distinto es "confrontar esa sombra", siendo conscientes de nuestras emociones perjudiciales, de nuestras frustraciones, de nuestros prejuicios y, sobre todo, de nuestros miedos. Y entonces estaremos preparados a integrar ese "núcleo egoico" y tomar el mando de nuestra vida. Porque no se trata de "amigarnos con la sombra", escondiendo nuestros defectos para ser aceptados por la sociedad, ya que de esa manera caeríamos equivocadamente en las redes más profundas de nuestro ego. Se trata de 'entendernos' para modificar lo que no nos gusta de nosotros y así dejar de ser esclavos de la aprobación externa para aceptarnos nosotros mismos.

Jorge Raúl Olguín.