01/09/2021

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Jorge Raúl Olguín: Queridos hermanos, a veces hay recuerdos de muchísimos años que quedan olvidados en un rincón de la memoria y que por alguna razón salen a flote. Algunos pueden ser hermosos, reactivados por una música, por un cuadro o por una imagen. Otros son recuerdos no tan agradables, que también pueden ser reactivados por distintas circunstancias: por tonos de voces, por momentos de angustia, por momentos de ansiedad, y que pueden afectarnos en el plano físico.

He visto muchos casos en distintas personas, aun hasta las más preparadas y con un bagaje intelectual importante, que llegan a ser afectadas por personas de menos calidad humana pero que tienen la astucia suficiente como para lastimarlas emocionalmente a aquellas que aún no siendo vulnerables se abren, se entregan a esas emociones. No es la primera vez que explico que una persona emocional no necesariamente es una persona espiritual, por algo comento que la emoción abreva del ego, a diferencia del sentimiento, que abreva del amor.

Sé que no es fácil estar todo el tiempo analítico, y como decís vosotros, no podemos estar con la guardia levantada las veinticuatro horas del día. Y hay determinado tipo de personas que aprovechan el momento, en que esa persona espiritual o preparada cognitivamente baja los brazos, para darle ese golpe emocional negativo a través de un recuerdo que la otra persona no quería sacar a flote o creándole complejos de culpa. Complejos de culpa equivocados, porque siempre enseño que culpa tiene el que hace las cosas a propósito. Quien no, puede ser responsable de sus actos pero no necesariamente culpable. Si una persona lo invitan a una casa y sin querer, con un ademán, tira una copa de cristal, se puede hacer cargo, comprar una similar o repararla, en el caso que la otra persona así lo quiera. Eso es hacerse cargo. Pero no por eso va a tener culpa porque no lo hizo a propósito.

Como nombro la copa de cristal, puedo nombrar infinidad de temas: supuestos malos entendidos donde la persona, cognitivamente inferior pero más astuta, manipula a la persona más espiritual e hipotéticamente cognitivamente superior, porque el tener una cognición amplia no te da garantía de invulnerabilidad a nivel emocional, y entonces hasta la situación más ridícula, tonta puede cogernos por sorpresa y afectarnos. Por eso siempre hago hincapié en que el ser interno tiene que estar muy templado para que las cosas que no tienen real importancia no nos afecten, no nos dañen emocionalmente.

Aclaro. Eso no significa ser indiferente, la indiferencia es otra cosa. Estoy hablando de no dar cabida a la manipulación, a la hipocresía, a los caprichos de terceras personas y a personas que tienen una determinada manera de ser, y que uno consciente o inconscientemente sabe que no van a cambiar. Pero si nosotros queremos intentar modificar la actitud de esas personas, entre comillas o sin comillas, "necias", corremos el riesgo de transformarnos también en necios.

No se puede forzar a nadie aun para su bien. La obligación como seres espirituales está en indicar el camino, no caminar por la persona, cada persona tiene que hacer su camino. La tarea de quien es espiritual es indicarles el camino pero no recorrerlo por la persona porque entonces estamos haciendo el trabajo de la persona y le estamos haciendo daño, le estamos haciendo mucho daño.