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APUNTES SOBRE LA MENTE HUMANA XIV
LA RESTIMULACIÓN DE LOS ENGRAMAS .
La mente reactiva está compuesta de engramas y cuando éstos se reestimulan producen impredecibles trastornos de todo tipo, tanto mentales como orgánicos. La mente reactiva hace que esos engramas afecten a la mente analítica y al organismo siempre que son reestimulados.
ENGRAMA
CANDADO Hay muchos incidentes conocidos en una vida que aparentemente tienen profunda influencia sobre la felicidad y la condición mental de un individuo. El individuo los recuerda y atribuye erróneamente a ellos sus problemas. Alguien come de más y tiene una indigestión. Cree que el problema de su dolor de estómago proviene de la indigestión (candado), pero resulta que el verdadero origen fue una cirugía y las palabras del cirujano: “le dolerá el estómago”. La indigestión solo “despertó” el engrama. No obstante, hasta cierto punto tiene razón: al menos, está mirando atrás a incidentes que los engramas mantienen en su sitio. Él no ve los engramas. En el ejemplo mencionado estaba "inconsciente". De hecho, a menos que esté familiarizado no sabe que están ahí. En incluso entonces no sabrá su contenido hasta que se haya sometido a la terapia. Puede demostrarse fácilmente que cualquier momento de desdicha a "nivel consciente", que contenía una gran tensión o emoción, no fue culpable de la acusación de causar la aberración y de las enfermedades psicogénicas (erróneamente denominadas "psicosomáticas"). El proceso mediante el cual se reestimula un engrama no es muy complejo. Digamos que el engrama 105 era un momento de "inconsciencia" en que la criatura en estado prenatal fue golpeada por papá al pegarle a mamá. El padre, consciente o no de la criatura, profirió las palabras: "maldita seas, perra asquerosa, ¡no vales para nada!". Este engrama está donde se impresionó, en el banco reactivo. Ahora bien, podría quedarse allí durante setenta años sin que nunca reestimularse. Contiene un dolor de cabeza, un cuerpo que cae, rechinar de dientes y los sonidos intestinales de la madre. Y después del nacimiento, cualquiera de estos sonidos puede estar presente en grandes cantidades sin que este engrama se reestimule.
Sin embargo, un día el padre se exaspera con el niño. Éste está cansado y con fiebre, lo que quiere decir que su mente analítica no puede estar en su más alto nivel de actividad. Y el padre tiene un conjunto de engramas que dramatiza, y uno de estos engramas es el incidente citado. El padre estira la mano y abofetea al niño diciendo: "Maldito seas, ¡no vales para nada!". El niño llora. Esa noche tiene dolor de cabeza y está mucho peor físicamente. Y siente un intenso odio hacia su padre y miedo de él. El engrama se ha reestimulado. Ahora, el sonido de un cuerpo que cae, o el rechinar de dientes, o cualquier asomo de ira de cualquier tipo en la voz del padre pondrá nervioso al niño. Su salud física sufrirá. Empezará a tener dolores de cabeza. Si tomamos a este niño, que ahora ya es un adulto, y revisamos a fondo su pasado, descubriremos (aunque puede estar ocluido) el candado de la reestimulación anterior. Y además podremos también descubrir cincuenta o quinientos de estos candados sobre este único asunto. Uno diría que esta criatura se echó a perder después de su nacimiento porque el padre le pegaba, y podría intentar poner la mente del paciente en mejores condiciones eliminando estos candados.
En la vida normal hay miles, decenas de miles de candados. Eliminarlos a todos sería un trabajo hercúleo. Cada engrama que tiene una persona, si se ha reestimulado, puede tener cientos de candados. Si el condicionamiento existiera como mecanismo de dolor y tensión, la humanidad estaría en muy malas condiciones. Afortunadamente, un condicionamiento así no existe. Parece existir, pero la apariencia no es el hecho. Uno podría pensar que si una criatura fuese golpeada e insultada diariamente al final estaría condicionada a la creencia de que la vida era así y que lo mejor era volverse contra ella.
Sin embargo, el condicionamiento no existe. Pavlov pudo haber sido capaz de volver locos a perros mediante la repetición del experimento; esto simplemente fue mala observación por parte del observador. Los perros podrían ser entrenados para hacer esto o aquello. Pero esto no era condicionamiento. Los perros enloquecían, cuando enloquecían, porque se les implantaban engramas. Una serie de tales experimentos, debidamente dirigidos y observados, prueba esta afirmación.
El niño, al que diariamente se le decía que no servía para nada, y que aparentemente empezó a decaer solo a causa de eso, decayó únicamente debido al engrama. Éste es un hecho feliz. La localización del engrama puede llevar algún tiempo --unas pocas horas-- pero cuando se alivia o se archiva nuevamente en los bancos analíticos (el banco de recuerdos) también se vuelve a archivar todo lo que se le ha agregado como candado. Las personas que trataban de ayudar a otros con sus aberraciones y que no conocían nada sobre engramas estaban operando, naturalmente, con un 105 % de probabilidades de fracaso. En primer lugar los candados mismos pueden desaparecer en el interior del banco reactivo. Así obtenemos un paciente que dice: "Mi padre no era tan malo. Era un tipo bastante bueno". Y al hacer saltar un engrama descubrimos, al igual que el paciente, que papá se encontraba dramatizando por costumbre. Lo que el paciente sabe sobre su pasado antes de hacer saltar los engramas no vale la pena catalogarse. En otro caso podemos encontrar a un paciente que dice: "Yo tuve una infancia terrible; una infancia terrible. Me pegaban en serio". Y cundo se vuelven a archivar sus engramas descubrimos que los padres de este paciente jamás le pusieron la mano encima, en castigo o ira, en toda su vida. Un engrama puede acompañar a la persona durante décadas sin reestimularse. Uno de los tipos de casos más notables es aquel que se pasó toda la juventud sin mostrar ninguna aberración. A la edad de 26 años se descubrió que tenía tanta aberración, tan de repente, que parecía como si hubiera sido embrujado. Quizás la mayoría de sus engramas estaban relacionados con casarse y tener hijos. Nunca antes se había casado. La primera vez que está fatigado o enfermo y se da cuenta de que tiene una esposa a su cargo se le reestimula el engrama por primera vez. Después, la espiral descendente empieza a ponerse en marcha. Esta reestimulación suspende a la mente analítica lo suficiente como para que se puedan reestimular otros engramas. Al final, podemos encontrarlo en algún manicomio.
La jovencita que ha sido feliz y despreocupada hasta los 13 años y que de pronto empieza a decaer no ha recibido un engrama en ese momento; se le ha reestimulado uno que tenía, que permitió que se reestimulara otro. Reacción en cadena. Esta activación puede no haber requerido más que el descubrimiento de que estaba sangrando por la vagina. Ella tiene un engrama emocional con respecto a esto; se pone frenética. Según pasan los días, los otros engramas pueden ir tomando posiciones para afectarla. Y así se enferma.
La primera experiencia sexual puede ser tal que active un engrama. Esto es tan normal que el sexo ha adquirido por todas partes la mala reputación de ser un factor que causa aberración por sí mismo. El sexo no es ni ha sido nunca causa de la aberración. El dolor físico y la emoción que incidentalmente contiene el sexo son los factores que producen aberración. Puede darse el caso de que una paciente insista tenazmente en que su padre la violó cuando ella tenía nueve años, y que ésta es la causa de toda su desgracia. Gran número de pacientes dementes alegan esto, y es perfectamente cierto. Papá sí la violó, pero resulta que solo habían pasado nueve días desde que había sido concebida. La presión y el trastorno del coito son molestos para la criatura y se puede esperar que normalmente proporcione a la criatura un engrama que tendrá como contenido el acto sexual y todo lo que se dijo. La hipnosis con drogas es peligrosa, como se ha citado, cuando se intenta dar tratamiento a psicópatas. Y hay otras razones por las que es peligrosa. Cualquier operación bajo anestesia o cualquier administración de drogas a un paciente puede provocar la reestimulación de engramas. Aquí está la mente analítica suspendida y ahí el banco reactivo abierto para que lo remueva cualquier comentario que hagan las personas en torno a la persona drogada.
El hipnotismo en sí es una condición en la cual se pueden activar engramas que nunca antes se habían reestimulados: la mirada vidriosa de una persona que ha sido hipnotizada demasiado a menudo, la falta de voluntad que se observa en personas hipnotizadas con demasiada frecuencia, la dependencia que el paciente tiene del hipnotizador, todas estas cosas provienen de la reestimulación de engramas.
En cualquier ocasión en que el cuerpo quede "inconsciente" sin dolor físico, no importa lo leve que sea el grado de "inconsciencia", aunque solo se trate de algo tan ligero como el cansancio, puede reestimularse un engrama. Y cuando la inconsciencia se complica con un nuevo dolor, se forma un nuevo engrama que puede reunir con él a todo un montón de viejos engramas que hasta entonces no se habían reestimulado. Tal engrama tardío sería un engrama de cruce, ya que cruza cadenas de engramas. Y si un engrama de este tipo diera como resultado la pérdida de la razón, se llamaría engrama de brote.
Hay algunos aspectos de diversas "inconsciencias" por drogas que han causado gran perplejidad en el pasado. Las mujeres psicopátican con frecuencia sostienen, después de despertar de un sueño causado por droga (y a veces de un sueño hipnótico), que han sido violadas.
Los hombres, por su parte, a veces relatan que el operador ha tratado de realizar un acto homosexual con ellos mientras estaban drogados. Pese a que ocasionalmente ocurre que la gente es violada después de haber sido drogada, el mayor número de estas afirmaciones es meramente un aspecto del mecanismo de la reestimulación. La explicación es que cualquier niño ha pasado por la molestia prenatal del coito. A menudo, además de la pasión, estuvo presente otra, la emoción violenta. Tal engrama puede permanecer fuera de circuito durante años hasta que la "inconsciencia" por drogas, o algo por el estilo, lo activa. El paciente se duerme sin un engrama reestimulado; se despierta con uno. Él trata de justificar las extrañas sensaciones que tiene (y los engramas son cosas sin tiempo, a menos que estén debidamente dispuestos en la línea temporal) y sale con la "solución" de que le han debido violar. Las violaciones en la infancia rara vez son la causa de la aberración sexual. La reestimulación del engrama de la violación lo es.
Cabe señalar que la "línea temporal" es el lapso de tiempo del individuo desde la concepción hasta el momento presente, en el que se encuentra la secuencia de los acontecimientos de su vida.
Uno mira a los candados que hay a nivel consciente y ve tristeza, angustia mental e infortunio. Algo de la experiencia que hay ahí parece ser tan terrible que ciertamente debe causar aberración. Pero no lo hace. Los seres humanos son criaturas duras y resistentes. Estas experiencias a nivel consciente son, como mucho, solamente señales indicadoras que conducen a la base real de los problemas, y ésa no es conocida de ninguna forma en detalle por la persona.
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LA RESTIMULACIÓN DE LOS ENGRAMAS (CONTINUACIÓN)
. El engrama nunca se "computa. Un ejemplo de esto, a nivel de ligera aberración, se puede encontrar en el castigo de un niño. Si uno examina una infancia en la que el castigo ha sido corporal y frecuente, empieza a comprender la total futilidad de la teoría de "la obligación por el dolor".
El castigo, real, literal y enfáticamente, no hace bien de ningún tipo, sino que logra todo lo contrario, ya que ocasiona una rebelión reactiva contra la fuente del castigo, y es probable que causa no solo la desintegración de la mente, sino también un continuo tormento para la fuente del castigo.
El hombre reacciona para luchar contra las fuentes del dolor. Cuando deja de luchar contra ellas está mentalmente abatido y es de poca utilidad para nadie y muchos menos para sí mismo. Tomemos el caso de un niño al que pegaban con una fusta cada vez que era "malo". Al investigar este caso, el más minucioso interrogatorio no consigue revelar ningún recuerdo vivido de por qué se le castigó, sino solamente que se le castigó. El desarrollo del suceso sería algo así: actividad más o menos racional, miedo ante la amenaza del castigo, castigo, tristeza por el castigo, actividad de nuevo. La mecánica del caso demostró que la persona estaba ocupada con alguna actividad que era para ella una actividad sobreviviente, tanto si otros lo consideraban así como si no, que le proporcionaba placer o beneficios reales o incluso la afirmación de que podía sobrevivir y sobreviviría. En el momento en que se le amenaza con el castigo, entran en reestimulación, como engramas menores, viejos castigos que generalmente descansan sobre engramas mayores; esto suspende el poder analítico en cierta medida, y el registro se hace ahora a nivel reactivo; el castigo tiene lugar sumergiendo la conciencia analítica de modo que el castigo se registre únicamente en el banco de engramas; la tristeza que le sigue está aún en el período de suspensión analítica; la mente analítica se conecta gradualmente; vuelve la consciencia plena y entonces puede continuar la actividad en un plano analítico. Todo castigo corporal sigue esta secuencia, y todos los demás castigos son, como mucho, candados que siguen este mismo modelo, a los cuales solo les falta la suspensión analítica completa que resulta del dolor. Si la mente analítica quiere estos datos para computar, no están disponibles. Hay una reacción en la mente reactiva cuando se aborda el asunto en la terapia. ¡Pero hay cinco direcciones que la mente reactiva puede seguir con estos datos! Y no hay entre el cielo y la tierra garantía ni método alguno para saber qué dirección seguirá la mente reactiva con los datos, excepto conocer todo el banco de engramas; y si se conoce eso, la persona se podría aclarar con unas pocas horas más de trabajo y obviamente no necesitaría ningún castigo. Estas cinco maneras de manejar datos hacen del castigo corporal algo inestable y no fiable. Existe una proporción que se puede probar y comprobar en la experiencia de cualquier hombre: un hombre es perverso en proporción directa a la destructividad que se ha dirigido contra él. Un individuo (incluyendo a aquellos individuos que la sociedad suele olvidar como individuos: los niños) reacciona contra la fuente del castigo, tanto si esa fuente son los padres como si es el gobierno. Cualquier cosa que se enfrente al individuo como fuente de castigo será considerada, en grado mayor o menor (como lo es en proporción a los beneficios), como blanco para las reacciones del individuo.
Los pequeños derrames accidentales del vaso de leche de los niños, ensuciar las paredes con pintura, ese ruido que ocurre accidentalmente en el pasillo donde están jugando, ese pequeño destrozo accidental en el sombrero de papá o en la alfombra de mamá, todas éstas cosas con, frecuentemente, acciones frías y calculadas de la mente reactiva contra las fuentes del dolor. La mente analítica puede condescender respecto al amor, el afecto y la necesidad de tres comidas abundantes. La mente reactiva recita todas las lecciones que ha aprendido, y al diablo con las comidas.
Si dejáramos una calculadora en manos de un idiota para que hiciera una auditoría en los libros de la compañía, y le permitiéramos que no dejase que el auditor contable tocara la maquinaria ni los datos que ha de tener para obtener respuestas correctas, poco es lo que se conseguiría en forma de respuestas correctas. Y si se siguiera alimentando y engordando al idiota, haciéndolo poderoso, la compañía tarde o temprano iría a la ruina. La mente reactiva es el idiota, el auditor contable es el "yo" y la compañía es el organismo. El castigo alimenta al idiota.
El imponente asombro de la policía acerca del "criminal reincidente" (y la creencia policíaca en el "tipo criminal" y en la "mente criminal") se produce mediante este ciclo. Por una u otra razón, la policía, como los gobiernos, se ha identificado con la sociedad. Toma a cualquiera de estos "criminales", libéralo de engramas y la sociedad recupera a un ser racional de los que no le sobra ninguno. Mantén en marcha el ciclo del castigo y las prisiones se harán más numerosas y estarán más llenas. El problema del niño que provoca a sus padres mediante "negándolo" y el problema del delincuente que revienta a un policía bancario durante un atraco a mano armada, provienen del mismo mecanismo. El niño, examinado a un "nivel consciente" no es consciente de sus motivaciones, sino que presentará diversas justificaciones para su conducta.
Cuando al criminal, que está esperando que esta sociedad "tan sensible" le ate con correas a una silla eléctrica y le aplique una terapia de electrochoque que le hará cesar y detenerse para siempre, se le examine para buscar sus causas, enunciará múltiples justificaciones para explicar su vida y su conducta.
La mente humana es una maravillosa máquina de computar. Las razones que puede aducir para explicar actos irracionales han asombrado a todo el mundo, y en particular a los asistentes sociales. Sin conocer la causa y el mecanismo, las probabilidades de llegar a una conclusión correcta comparando todas las conductas disponibles son tan remotas como ganarle una partida de ajedrez a Deeper Blue, la supercomputadora que en 2007 le ganó al campeón mundial Gary Kasparov. De ahí que los castigos hayan continuado como la respuesta confusa de una sociedad muy confundida.
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LA RESTIMULACIÓN DE LOS ENGRAMAS (CONTINUACIÓN)
Hay cinco maneras en que un ser humano reacciona contra una fuente de peligro. Éstas son también las cinco direcciones que puede seguir ante cualquier problema dado. Y se podría decir que esto es acción de cinco valores. Aquí resulta apropiada la parábola de la pantera negra. Supongamos que Pedro está sentado en el salón. Pedro quiere irse a dormir, pero la pantera está ahí. El problema es subir las escaleras. Hay cinco cosas que Pedro puede hacer con respecto al animal: 1) puede enfrentarla; 2) puede huir de ella; 3) puede eludirla usando las escaleras de atrás; 4) puede hacer caso omiso de la pantera negra; y 5) puede sucumbir a ella. Concretamente, entonces, estos son los cinco mecanismos: atacar, huir, eludir, desentenderse o sucumbir. Se puede ver que todas las acciones caen en estas cinco direcciones, y todas estas acciones son visibles en la vida. En el caso de una fuente de castigo la mente reactiva puede sucumbir ante ella, desentenderse, eludirla, huir o atacarla. La acción está dictada por una complejidad de engramas y depende de cual entre en reestimulación. Sin embargo, este torbellino de reacción se resuelve de una de las cinco formas.
Si a un niño se le castiga y después de eso obedece puede considerarse que ha sucumbido. Y la valía de un niño que sucumbe al castigo es tan insignificante que los espartanos lo hubieran ahogado hace mucho, porque esto significa que se ha hundido en la apatía, a menos que suceda que por sí mismo haya computado (dejando a un lado toda reacción) la idea de que aquello por lo que se le castigó no fue muy inteligente (en esta computación no se le puede ayudar si quien trata de ayudarlo es quien ha introducido el castigo en la mente reactiva).
Puede huir de la fuente del castigo, lo que al menos no es apatía, sino simplemente cobardía según el juicio popular.
Puede hacer caso omiso del asunto completamente y simplemente no prestar atención a la fuente del castigo, y los antiguos le hubieran llamado estoico, pero sus amigos simplemente podría llamarle estúpido.
Puede eludir la fuente del castigo, lo que le podría proporcionar el dudoso elogio de ser astuto, taimado o pelotillero. Puede atacar a la fuente del castigo, bien por acción directa, trastornando o mancillando a la persona o a las posesiones de la fuente, llamándosele valiente en el caso de acción directa y si se tiene en cuenta el tamaño de los padres, o "encubiertamente hostil", si es de una manera menos directa; o podría decirse que era "terco". En tanto un ser humano ataque, como respuesta a una amenaza real, se puede decir que está en una buena condición mental --"normal"--, y de un niño así se dice que "simplemente actúa como cualquier niño normal". Introduce el castigo en la computación y ya no hay más computación. En el caso de la "experiencia" es totalmente diferente. La vida tiene mucha experiencia dolorosa a la espera de cualquier ser humano sin necesidad de que otros seres humanos compliquen el resultado. Una persona que aún no está bloqueada en sus dinámicas, o a la que se le ha eliminado el bloqueo, puede absorber la más sorprendente cantidad de golpes en el asunto del vivir. Aquí, aun cuando la mente reactiva reciba engramas como resultado de algo de esta experiencia, la mente analítica puede continuar arreglándoselas con la situación sin aberrarse en forma alguna.
El hombre es de carácter resistente, fuerte y competente. Pero cuando la ley de la afinidad empieza a romperse, y esa ruptura de afinidad penetra en el banco reactivo, los seres humanos, como antagónicas fuentes de no supervivencia, se convierten en fuente de castigo. Si en el contenido del banco de engramas de una época temprana (antes de los cinco años) no hay engramas contrasupervivencia en los que hay seres humanos implicados, los engramas prosupervivencia se toman como una cosa normal y no serán seriamente aberrativos. En otras palabras, es la ruptura de la afinidad con sus congéneres en un nivel engrámico lo que más sólidamente bloquea las dinámicas. La afinidad del hombre con el hombre es mucho más un hecho científico que una idea poética e idílica.
Por lo tanto es fácil de inferir qué ciclo de vida será "normal" (estado promedio corriente) o psicopático. Comienza con un gran número de engramas antes del nacimiento y reúne más engramas en la condición dependiente y bastante indefensa en que está después de nacer. El castigo de diversas clases, que ahora entra como candados, activa los engramas. Entran nuevos engramas que involucran a los anteriores. Se acumulan nuevos candados. Lo más seguro es que la enfermedad y la acción aberrada se presenten alrededor de los cuarenta o cincuenta años. Y la muerte la sigue tiempo después.
Aparte de la solución óptima de eliminar los engramas hay varias cosas que pueden hacerse con respecto a la aberración y las enfermedades psicosomáticas (rectius: psicogénicas), Que estos métodos sean inciertos y solo de un valor limitado no significa que ocasionalmente no obtengan algunas respuestas sorprendentemente beneficiosas.
Tales métodos pueden clasificarse bajo los títulos de cambio de ambiente, educación y tratamiento físico. Sacar factores del entorno de un aberrado o sacar al aberrado del entorno en que es desdichado o ineficaz puede ocasionar algunas recuperaciones sorprendentemente rápidas; ésta es una terapia válida. Generalmente es cuestión de acertar o fallar (son más los fallos que los aciertos), y en nueve de cada diez veces no se eliminarán todos los reestimuladores, ya que el individuo mismo lleva con él la mayor parte de éstos o se ve obligado a hacer contacto con ellos.
Esto recuerda el caso de un niño que tenía asma grave. Lo había recibido en un engrama de nacimiento muy severo; sus desesperados padres lo llevaron a todos los hospitales de montaña para asmáticos que les sugerían, y gastaron miles y miles de dólares en estas visitas. Cuando ya mayor este paciente fue aclarado ("clear", liberado de engramas) se descubrió que el reestimulador de su asma era ¡aire limpio y frío!
La única seguridad respecto al método del ambiente es el hecho de que una criatura enfermiza se recuperará cuando se la aparte de sus padres reestimulantes y se la lleve a donde se la quiera y se sienta segura, porque su enfermedad es el resultado inevitable de la reestimulación de engramas prenatales por parte de su padre o de su madre, o de ambos. En algún punto de su historia, probablemente haya un esposo o una esposa que, después de haberse casado con una seudomadre o un seudopadre o un seudoabortista, ha descendido de forma crónica a las dos primeras zonas.
En el campo educativo, los datos nuevos o el entusiasmo muy bien pueden hacer que los engramas se desactiven, contrarrestando a la mente reactiva debido a un nuevo impulso analítico. Si tan solo se puede convencer simplemente a un hombre de que ha estado peleando contra sombras, o si se le puede persuadir de que adjudique sus temores a alguna causa indicada, sea ésta verdadera o no, se le puede beneficiar.
A veces se le puede "educar" a tener una gran fe en alguna deidad o culto que pueda hacerle sentirse tan invulnerable que se eleve por encima de sus engramas. Elevar su potencial de supervivencia de cualquier forma elevará su tono general a un punto en el cual ya no esté al nivel del banco reactivo. Darle una educación en ingeniería o música, en la cual pueda recibir un nivel más alto de respeto, a menudo le defenderá de sus reestimuladores. Una posición de estima es, en realidad, un cambio de ambiente, pero también es educativa, ya que se le ha enseñado que él es valioso. Si puede hacerse que una persona se ocupe en alguna afición o trabajo mediante la educación personal o exterior que le dice que eso es provechoso para él, se forma otro mecanismo; la mente analítica se encuentra tan ocupada que absorbe para sí más y más energía para su actividad y comienza a aliarse con un nuevo propósito.
El tratamiento físico que da como resultado una mejor condición física producirá esperanza o cambiará las reacciones de un hombre, desplazándole en su línea temporal. Esto puede desactivar a los engramas. Estos métodos son terapia real; también son, por el contrario, las cosas que hacen que se manifiesten las aberraciones. Hay formas erróneas de actuar, cosas erróneas que hacer y formas erróneas de tratar a los individuos, las cuales, teniendo en cuenta lo que ahora sabemos, son criminales.
Lanzar a una persona a un entorno que la reestimule, y obligarle a permanecer allí, es en cierto grado un asesinato. Obligarle a conservar un socio que es reestimulante, es malo. Obligar a un hombre o a una mujer a permanecer con un compañero de matrimonio que le es reestimulante, es una costumbre que no funciona.
Hacer que un niño permanezca en un hogar donde se le reestimula, es, con la mayor seguridad, inhibitorio, no solo de su felicidad, sino también de su desarrollo mental y físico: un niño debe tener muchos más derechos sobre esas cosas, más lugares a donde ir.
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