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Sesión sobre Albor V, 8/2/07 |
Médium: Jorge Olguín Se resume la evolución de ese planeta y se compara con la que se da en nuestro planeta actualmente.
Visualizo un mundo en otro de los brazos espiralados de la galaxia Vía Láctea. Para vuestros sonidos lo denominaríamos Albor 5. Encarné en ese mundo en otra era, mi nombre era Arabel, femenina, en una raza similar a la vuestra de Sol III, era un mundo que para aquellos que tienen poco conocimiento parecía ideal, una sociedad aparentemente justa donde nada faltaba, donde la población tenía su alimento, si bien había distintas regiones con sus gobiernos. Todos los gobiernos dependían de un gobierno central, un gobierno magnánimo, abierto, presto al debate, mas no me sentía conforme. Teníamos aparatos similares a los microscopios terrestres donde yo visualizaba otras formas de vida, pequeñísimas, que de alguna manera sabía que estaban dentro de nuestro cuerpo, y seguramente por una rutina de sociedad donde había conformismo pero no había lo que aquí en este mundo se llama depresión, esas partículas pequeñas, vosotros le diríais microscópicas, no afectaban a nuestro cuerpo. La sociedad no tenía lo que aquí en el plano uno del planeta Sol III denomináis enfermedades, pero no me sentía tranquila en ese mundo, para nada, porque sentía que le faltaba algo. Veía como la población entera era conformista, no estaba triste pero tampoco estaba feliz, no era una sociedad feliz. Tal vez como 10% encarnado tendría memoria de otras vidas que se implantaban en mi memoria genética y veía dentro de mí otros mundos donde la gente se permitía reír, correr, saltar, abrazarse, disfrutar; hasta las parejas eran monótonas. Casi no había tema de conversación. Como todo era estable, esa misma estabilidad hacía que ese mundo se estaba muriendo. La gente me aceptaba pero no compartía mis inquietudes. Luego de investigar de muy joven ese mundo de esos seres tan diminutos, empecé a estudiar al propio ser de mi mundo. Muchos me preguntaban ¿qué tenemos los alborinos que tienes que investigarnos? ¿No basta con respirar esta sustancia? ¿No basta con que nos toquen los rayos de la estrella? Y yo decía, no, no basta. Y empecé a estudiar más profundo, con casi nada de aparatos, y con mucho de mi campo mental fui investigando dentro de nuestro propio cuerpo. En nuestro cuerpo teníamos información y he llegado descubrir que esa información estaba marcando un final de los alborinos que en pocas generaciones más iba a haber un gran número de seres estériles. Y me planteaba, y me replanteaba, y me volvía a plantear 100 veces la pregunta ¿será que la raza tiene determinado tiempo de vida? Y recorriendo la historia yo visualicé que éramos una raza joven. Teníamos apenas 40.000 revoluciones en Albor 5 y sin embargo por lo que yo había detectado de esa información era una raza que le quedaba muy poco tiempo. Seguí mis investigaciones y llegué a una deducción alarmante. Si bien no había grandes picos ni hacia abajo ni hacia arriba, ni grandes depresiones ni grandes euforias, tampoco corría en nuestro líquido interno un elemento que nos volvía más ágiles, prestábamos más atención, estábamos más alerta; un elemento vital que fue muy útil cuando los alborinos estábamos en una etapa salvaje, miles de revoluciones atrás de nuestro mundo. Nuestro mundo giraba alrededor de su estrella en lo que vosotros llamaríais 18 meses, una vez y media más de lo que tarda Sol III en dar la vuelta alrededor de su estrella. Entendí, equivocadamente o no, que la misma falta de euforia, el estar siempre constante una sociedad que parecía dormida, modificaba de alguna manera la información interna y hacía que la raza se secara. Y esa memoria que vosotros en Sol III llamaríais genética, nosotros teníamos otra denominación, me hizo visualizar otros mundos donde los seres tenían una ebullición como cuando el líquido elemento hierve antes de transformarse en vapor. La sociedad que no hierve es una sociedad condenada a la extinción, y ese mundo en otro brazo de la galaxia que muchos que vosotros lo compararíais con un paraíso terrenal donde nada faltaba, donde nadie sufría, estaba condenado a desaparecer justamente por la falta de motivación. Aquí no quiero hacer la apología de que el sufrimiento es útil, pero muchas veces, muchísimas veces el que uno se exalte por una buena noticia o el que uno se ponga mal por una noticia nefasta no dejan de ser sacudones como para que estemos despiertos, como para que no nos durmamos. Obvio, aquí no se trata de caer en la falta de equilibrio que tiene Sol III, donde la competencia genera actos hostiles al punto tal de que llegan a despreciar la vida de otros individuos, al punto tal de quitarle al otro para beneficio del predador. Obvio que eso no lo comparto. Mi sueño es lograr un mundo que no esté dormido como aquel del otro lado de la galaxia, donde nada falta pero la gente nada quiere, donde no hay genios... pero tampoco quiero un mundo de pesadillas donde la vida no tenga valor, donde todo se deprede, donde no se valora lo interno, donde sólo se valora lo aparentemente externo porque muchos muestran lo que quieren mostrar. Sé que el universo todavía existirá incluso cuando este mundo donde estoy encarnado como femenino desaparezca. Pero uno como espíritu puede conceptuar en anhelos lo que vosotros en el plano físico llamaríais soñar despierto. Ese elemento que recorría el flujo de aquellos cuerpos alborinos, aquí en la tierra lo llamáis adrenalina, dentro de la sangre. El empuje es importante, el equilibrio también, el compromiso también. Hay dos cosas que llevan a una raza a la extinción. Como pasó en ese mundo tan lejano para vosotros, del otro lado de la galaxia, una raza que se extingue porque ya estaba muerta en vida figurativamente hablando, y una raza que correr el riesgo de extinguirse porque se aniquila a sí misma depredando su mundo. Tomad conciencia. Mi 10% encarnado como femenino ya la está tomando. Hasta todo momento.
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