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Sesión 09/03/10 con el elemental Orboel |
Sesión del 09/03/10 Médium: Esperanza Entidad que se presentaron a dialogar: Elemental del aire Orboel
Nos dejó el mensaje de que formamos parte de la unidad y que con nuestras acciones podemos desestabilizar el planeta, su naturaleza y su comportamiento, y que si no estamos dispuestos a tomar conciencia de estas alteraciones que estamos provocando nos van a barrer poco a poco.
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Orboel: ¡Hola! ¿Qué tal? Vengo de un sitio lejano donde el viento sopla y las cumbres están nevadas. Mi nombre es Orboel. Soy un elemental del aire, una entidad de Luz.
Muchas veces no es sencillo comunicar porque los seres humanos estáis bastante apartados, no tenéis ganas de abrir comunicación con aquello que no veis y que no comprendéis. Muchas veces os asustáis y os cerráis completamente, como en un remolino.
La capacidad para comunicar con los mundos invisibles no es más que una habilidad que todos tenemos y que ya los antiguos chamanes utilizaban, sólo que lo hacían a través de otras técnicas para entrar el trance como la música, los tambores, el baile o incluso las sustancias psicoactivas, como el humo de algunas plantas o masticar plantas.
Esto ahora vosotros no lo necesitáis porque sabéis cómo acceder al mundo de lo invisible sin necesidad de tomar sustancias. Es muy positivo, es un gran avance, porque así no dañáis vuestro decodificador. ¡No es necesario tomar ninguna sustancia psicoactiva para tener una experiencia de trance, una experiencia profunda o de conexión! Aún hoy existen muchas culturas que piensan que la única manera de conectar con la Divinidad, con la parte natural del mundo, es a través de algunas pócimas o ungüentos que les producen estados alterados de conciencia. ¡Eso es falso! Si bien esos estados alterados de conciencia se pueden producir por esas sustancias también se puede llegar a ello por muchos otros caminos. De hecho, son más sanos para vosotros en cuanto que no os perdéis ni hacen daño a vuestro cerebro ni a vuestro organismo. Aquí, ninguno del mundo al que represento estamos pidiendo que os comuniquéis con nosotros tan desesperadamente y menos a través de métodos que os hagan daño. Nada más lejos de la realidad. Sabéis que existen productos en la naturaleza que son tóxicos para vosotros. Están ahí y pueden tener utilidad en un momento determinado pero también hay que saber utilizarlos. No necesitáis entrar en estados de trance o intoxicaros para comunicaros. Quizá en un momento determinado si se necesitaba, en ciertas culturas tribales, porque era tradición y porque fomentaba y ayudaba pero hoy en día tenéis más perfeccionada la técnica de meditación y a través simplemente de estados meditativos, de concentración y contemplación, sois capaces de conectar con nosotros.
Mi nombre no siempre va a ser el mismo porque soy un elemental del aire que siempre está cambiando, como el mismo viento, y entonces vibro de diferentes maneras según el momento. Orboel, puede ser en un momento, pero al igual que las flautas de viento pueden tocar diferentes notas, no necesariamente siempre suenan igual. A veces trabajo para crear los vendavales, los huracanes, los nubarrones y otras veces trabajo para crear estados placenteros, de sosiego en la naturaleza. Todos los elementales estamos trabajando en ambos sentidos. Bien para crear armonía y a veces para crear desarmonía. Pero no es así, desarmonía no es esa palabra tal como la utilizáis vosotros. Es más, por ejemplo, para ordenar un sitio a veces hay que desordenarlo y luego volverlo al orden. Es esa la idea. Los vientos tienen que soplar y arrastrar la suciedad, se tiene que mover y luego se vuelve a la placidez para que todo esté armónico.
A mí me gusta trabajar en latitudes altas para regenerar el aire, que el aire viciado de las ciudades corra y se regenere con el aire más puro de las montañas. Son muy importantes las corrientes de aire porque ayudan a purificar el aire de la ciudades, el aire de los valles, que muchas veces están más densificados por la polución. Sin embargo, el aire de las montañas es mucho más puro en oxígeno y nosotros, a veces generamos esas corrientes de aire para ayudar al aire a purificarse, para ayudaros a vosotros a respirar mejor. Y eso es bueno porque cuanto mejor respiréis más plenos vais a estar y mejor va a funcionar vuestro decodificador. Necesitáis oxígeno en buenas condiciones para ser capaces de pensar. Necesitáis que vuestro cuerpo esté fuerte para vivir una vida saludable y plena. Si respirarais un aire con una composición diferente empezaríais a tener problemas y enfermedades, más alergias y diferentes dificultades para respirar. Pero eso no es así con la composición de aire que nosotros manejamos, que es una fórmula concreta, adecuada para la vida aquí.
Hay algo que los seres humanos no entendéis: cuando echáis tanta polución a la atmósfera, tanto CO2, pensáis que ese CO2 se va a salir por fuera, por los cielos, y después por el universo y que se va a perder en algún lado. ¡Eso es mentira! Todo se queda enganchado dentro de la atmósfera. Si nosotros no lo transformamos, si los procesos de la tierra no lo transforman no se transformará solo. No podemos hacer que desaparezca solo. Requiere un trabajo. Y eso vosotros no lo entendéis. Primero echáis la piedra y luego escondéis la mano. Primero hacéis lo que queréis y luego depuráis responsabilidades. Y es como que sois unos niños todavía en este camino de la evolución. No sois capaces de haceros responsables de vuestros propios actos, de vuestra propia manera de hacer, lo que llamáis civilización. ¡Estáis poniendo en un brete a esta civilización! Porque está llegando a su máximo momento de no retorno. Cada vez nos es más difícil mantener el equilibrio de este mundo. ¡Y eso no sólo lo digo yo, lo dicen otros elementales!
Nosotros estamos aquí para serviros, para ayudar a este planeta a que esté habitable, sano, hermoso, saludable. Para eso, la composición del aire, del agua, de las plantas, tiene que ser de una determinada manera para que haya vida. ¡Y vosotros es como que sois ingratos con la esencia de la vida! La vida es el signo del Creador, de la Divinidad, de Eso que todo lo abarca; es como si lo despreciarais. Pero en la mayoría de los casos ni siquiera lo hacéis conscientemente. No es porque estéis enfadados o no estuvierais de acuerdo con esa Divinidad; simplemente es porque lo ignoráis. Es una ignorancia a veces impuesta; a veces os la ponéis adrede para hacer cosas y luego no sentiros culpables. Pero está ahí y es verdad. Yo mismo soy consciente de ello. Yo, que soy un elemental de la naturaleza, que trabajo con el aire, soy consciente de ello. Si yo soy consciente de ello, ¿cómo no vais a ser conscientes vosotros, que sois seres que tenéis tanto conocimiento como personas encarnadas, tantos estudios, tantas maneras de saber y comunicaros? ¿Cómo yo puedo simplemente conocerlo con sentir el aire sobre mí, sobre mis partículas y vosotros, que tenéis tantos conocimientos, sois incapaces de sacar una conclusión clara sobre esto? No me engañéis. Sí sois capaces, solo que lo estáis negando. Es la ignorancia y las ganas de ser ignorante. Os engañáis para sobrevivir aquí y no echaros la culpa a vosotros mismos de cómo van las cosas. Sin embargo, sois grandes responsables de cómo van las cosas. Y eso es lo que el planeta, Gaia, os quiere decir, que no sois necesarios para este planeta porque el planeta ha existido siempre, desde hace mucho tiempo, y antes que vosotros había otros organismos ya sean unicelulares o pluricelulares, ya fueran adaptados a altas temperaturas o a sectores sin oxígeno.
La vida siempre se abrirá camino, solo que la vida evolucionada, la vida analítica, como la vuestra, necesita unas condiciones de equilibrio mucho más precisas para poder sobrevivir y en cuanto no es así empezáis a extinguiros como especie. Tenéis alergias porque os ahogáis con el aire, porque empezáis a tener cáncer de piel porque las radiaciones del sol os dan y ya no estáis tan protegidos, porque empezáis a enrareceros entre vosotros, en vuestras comunicaciones con la gente... es como que lo sentís en el ambiente, sentís que algo está por estallar. Pues bien, no es que haya algo por estallar de manera inmediata, pero sí es verdad que de ahora en adelante va a haber ciertas descomposiciones del planeta que de alguna manera van a intentar equilibrar un poco las cosas. ¡Y eso a vosotros os va a afectar! Porque estáis encima de este planeta viviendo en él. Y vais a estar ahí en medio. No quiero sonar apocalíptico y tampoco quiero dar este aviso para que tengáis miedo. Lo estoy dando en la tónica de que podéis haceros responsables de vuestras consecuencias y seáis sensatos con lo que ocurre.
El mar cada vez va a estar más desatado y sus niveles van a aumentar cada vez más. Además, los temporales van a aparecer cada vez más tiempo, las lluvias van a estar más desaforadas. ¿Quiere decir esto que no ha habido antes algo así? No, es falso. Siempre ha habido periodos de lluvias desequilibradas o que no se daban con tanta normalidad pero fijaos lo que anda pasando; a vosotros os afecta, os afecta porque destruye vuestras infraestructuras o incluso mata vidas. Es naturaleza -desaforada, como diríais-, es naturaleza en estado puro, salvaje, tal como el planeta era cuando se forjó, cuando vosotros no estabais aquí como homo sapiens. Y, sin embargo, el planeta seguía estando lleno de vida en ese entonces y nosotros hacíamos lo que teníamos que hacer: darle vida a través de estos procesos. Y aquí estamos tratando de ayudar y de enviar un mensaje para que estos conceptos que manejamos nosotros, los elementales, puedan llegar de nuevo a los seres humanos para que podáis tomar conciencia de que el planeta está vivo, de que los ríos están vivos, de que toda la naturaleza está viva y que tiene un equilibrio en este ecosistema y que vosotros no la podéis alterar como queráis. Vosotros formáis parte de esta naturaleza, no estáis por encima de ella. Jugáis con las reglas del plano físico porque tenéis un cuerpo físico y, aunque sois espíritu, incluso vuestro espíritu se atañe a una ley espiritual básica, que es el respeto. Pero también está el libre albedrío, lo reconozco. Es verdad: nadie os va a prohibir que hagáis lo que queráis como espíritus o como seres encarnados. Tenéis la libertad de elegir pero supongo que por eso mismo estará bien elegir la armonía y la convivencia más que la destrucción y la desesperación.
Espero que esto lo podáis entender porque va a haber varios momentos complicados donde va a ser necesario que os unáis, donde haya naciones que tiendan una mano porque va a haber varias catástrofes grandes que van a topar con varios miles de personas, que van a poner en complicación a los gobiernos y que van a hacer a mucha gente preguntarse porqué, como si el planeta fuera un planeta vengativo, como si el planeta se estuviera cobrando su venganza. ¡No es venganza! ¡Es acción y consecuencia! Mis palabras no están cargadas de odio ni de reproche; mis palabras están cargadas de datos, de lo que es, y están cargadas de sentido común para colocaros la responsabilidad que os pertenece. Como yo tengo la mía vosotros, como seres encarnados, tenéis la vuestra. Y no podéis meter la cabeza bajo tierra como los avestruces. Porque aunque la metáis debajo tierra el problema no va a desaparecer y si estas alteraciones continúan al final os van a barrer poco a poco. Van a hacer que vuestra vida sea más complicada. ¡Y de nuevo digo que no es una amenaza! Esto es una consecuencia lógica de la convivencia de los seres humanos y de la manera que tenéis de hacerlo con este planeta. Yo no soy un vengador ni un ejecutor de penas; yo simplemente hago mi trabajo para equilibrar la naturaleza, la parte que a mí me corresponde para que el planeta esté bien, independientemente de si vosotros estáis bien o no estáis bien. Porque aquí lo que prima es el equilibrio natural, el equilibrio de la Tierra, sin importar vuestro equilibrio como especie. Es decir, si fuerais inteligentes no competiríais con un río sino que os apartaríais del río. El agua es poderosa; por tanto, no os pongáis en medio. Si os metéis en un río caudaloso no lloréis porque os lleve la corriente. Es normal, eso es consecuente. Venerad al río, comprended al río, aprended del río, tener cuidado con el río y también comprended su parte suave y que os puede ayudar. Pero no creáis que domináis el río, que podáis encauzarlo como queráis. ¡No podéis! Sois seres humanos, sois parte de este mundo. No sois dioses sobre este mundo, no tenéis potestad sobre este mundo. Eso es un poco lo que a veces se os olvida. Y luego, claro, cuando pasan catástrofes y cosas os quejáis mucho: ¿Cómo ha sido posible que haya pasado? ¿Por qué ha pasado? En fin... Cosas de la vida, cosas del ciclo de la vida.
Y, bueno, ese es mi humilde mensaje. Espero que os sea de ayuda a todos y que no haya puesto temor en vuestros corazones. No era mi intención. Mi única intención es concienciar. Y sí, quizás pegar un poco, un pellizquito a cada uno para haceros consecuentes de vuestras cosas, para haceros consecuentes de lo que hacéis, para que luego no echéis las culpas a gente ajena que no nada tiene que ver. Porque aquí vosotros tenéis mucho que decir en esta historia. Luego no valdrá echar la culpa a los dioses, a la Tierra, a los elementos, a lo injusto del sistema. Tenéis que empezar por daros las manos y ser conscientes de vosotros mismos y poner soluciones vosotros. Cuando redescubráis el lugar que tenéis como seres humanos en este mundo, en el cosmos, vuestro lugar particular, quizá se os vaya ese egocentrismo tan grande que tenéis los seres humanos, que pensáis que lo conocéis todo, que sabéis todo y entonces encontraréis que podéis bailar al son del ritmo armónico del universo, cosa que muchos habéis perdido porque no sabéis escuchar, porque os habéis parado en las cosas que habéis descubierto y que creéis que son lo más, cuando no son más que cosas que pueden ir bien pero que tampoco son imprescindibles para vuestro desarrollo o que no son lo más importante. Pero, bueno, dejemos a la gente que piense que su pequeño descubrimiento va a salvar el mundo o que su nombre va a ser muy importante porque descubrió alguna cosa pequeña. Ese es el egocentrismo humano. Estas cosas sirven mientras estéis encarnados; cuando seáis espíritus ya no tienen ningún valor. Cada cosa tiene que ser valorada en su justa medida. No perdáis vuestro norte. Formáis parte de una gran cadena mucho más grande de lo que esperáis, de lo que conocéis, de lo que comprendéis y no estáis fuera. Sois parte. Siempre hemos estado esperando. No nos desprecies porque nosotros estamos abiertos con las manos prestas para ayudaros a reincorporaros, a abrir los ojos y a uniros a la danza del universo. Hasta en todo momento.
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