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Jesús y Miriam (relato del eloah Arbillac)
Grupo Elron

 

"Jesús fue a una ciudad de Samaria, llamada Sicar, junto a la tierra que Jacob dio a su hijo José. Estaba allí el pozo de Jacob. Jesús, fatigado por el viaje, se sentó así junto al pozo. Era aproximadamente, la hora sexta, mas o menos medio día. Una mujer de Samaria, llegó a sacar agua del pozo; y Jesús le dijo: «Dame de beber». Sus discípulos habían ido a la ciudad, a comprar provisiones. La Samaritana le dijo: «¡Cómo! tú siendo Judío, me pides de beber a mí, que soy mujer Samaritana!». Porque los judíos y samaritanos no se trataban entre si. Jesús le respondió: «Si tú conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, eres tu quien le pediría, y él te daría agua viva». La mujer le dijo entonces: «Señor, tu no tienes con qué sacarla, y el pozo es profundo. ¿De donde, pues, tienes el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus rebaños?». Respondió Jesús y le dijo: «Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás. El agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brote para la vida eterna». La mujer de nuevo respondió: «Señor, dame esa agua para que nunca más yo tenga sed, y que yo no tenga que venir a sacarla de aquí!» ". Jn. 4:5...42.

Miriam, que en la Biblia figura como la buena samaritana que le ofreció agua en el Pozo de Jacob, fue el verdadero amor de Jesús. En un universo alterno el Maestro se casó con ella e incluso tuvo descendencia. Más información en “Enigma sagrado, ¿Jesús se casó?”.



 

 

JESÚS Y MIRIAM

EN EL POZO DE JACOB

UN RELATO DEL ELOAH ARBILLAC SOBRE UNO DE LOS

EPISODIOS MÁS HERMOSOS DE LA VIDA DEL MAESTRO

CANALIZACIÓN DE JORGE OLGUÍN

Un especial agradecimiento a Jesús E. de Barcelona, que fue quien pasó en limpio la grabación.

Eloah Arbillac: La verdadera sabiduría es aprender y aprehender. Mi nombre es Arbillac y soy uno de los siete Elohim. No voy a dar mensaje ni a responder preguntas, solo quiero hacer un pequeño relato...

Siglos atrás en vuestro planeta, un ser encarnado de máxima Luz, como ya se ha dicho anteriormente, vivió determinadas circunstancias.

¿Por qué hemos creado a los espíritus de una manera no perfecta y así pudieran evolucionar? Para que al evolucionar despidieran una energía de crecimiento que vaya elevando una octava la tonalidad del Universo, y así cada Big Bang va a crear un Universo en una octava mas alta.

Pero el crecimiento espiritual de las entidades no es lo único que hace crecer la vibración del Universo, pues también lo es la felicidad de cada espíritu. Sé que altruismo es dar y sé que los seres magnánimos son felices dando, pero muchas veces la felicidad propia de cada ser encarnado también hace crecer la vibración universal, partícula a partícula, momento a momento, vida a vida...

Esto es una parábola, pero sabemos que muchas cosas son azar, pero también que Nada es azar... Todo ya fue escrito y nada esta escrito. En la más alta de las vibraciones la Nada y el Todo se funden, porque el elemento mas alto de persistencia es la Nada. El vacío de la Nada está a un paso por arriba del Todo.

Esto no significa que la Nada esté por encima del Absoluto porque si el Absoluto tuviera ego, el ego del Absoluto sería la Nada , la carencia total, la infinitez del no ser.

Hace mucho de vuestros siglos un ser encarnado de Luz se trasladaba junto con su discípulo. Iban viajando solos, pues otros seres que les rodeaban habían quedado con su familia. En realidad, ellos no estaban en misión, a pesar de que se proyectó ese viaje como una misión.

Habían llegado a una aldea, tenían sed. 34 de vuestros años tenia ese ser de Luz y 17, la mitad, el discípulo que lo acompañaba.

Juan Zebedeo: Maestro, hemos llegado por fin a la aldea. Vamos al centro, que sé que hay un pozo muy grande, donde podamos saciar nuestra sed.

Maestro Jesús: Pequeño, esa sed es fácil de saciar, tomas un par de tazones y ya la sacias... ¿Pero qué hay de la otra? ¿Qué hay de esa otra sed? Ésa sed quiero que sacies...

Juan Zebedeo: Maestro, yo sé lo que dices, pero sabes que el cuerpo pide. Nosotros no pedimos este cuerpo, Maestro, pero lo tenemos...

 

Maestro Jesús: Tienes razón mi pequeño, a veces es como que vivo sólo para enseñarte...Sabes que te amo.

 

Juan Zebedeo: Lo sé, Maestro, yo también te amo... A veces pienso que los demás no te entienden cuando hablas de aquel Reino...Sabes, Maestro, que no me interesa ninguna cosa material, sabes que me interesa todo lo que tenemos dentro...

 

Maestro Jesús: Eso lo digo permanentemente, pequeño... Mira, ya llegamos, ahí tenemos el agua... Ahí se acerca una joven... ¿Cómo te llamas pequeña?

 

Miriam: Mi nombre es Miriam, y por tu rostro y a través de tus ojos veo que eres un Maestro.

 

Maestro Jesús: Pequeña, todos somos maestros... Hay algo en el fondo de tus ojos que me encandila...

 

Miriam: ¿Puedes ver mi interior, Maestro?

 

Maestro Jesús: Quizás no esté viendo solamente tu interior... Quizás estoy viendo tu exterior... ¿Has dicho que te llamas Miriam?

 

Miriam: Sí, Maestro...

 

Maestro Jesús: ¿Dónde está tu familia?

 

Miriam: Qué raro que se detengan a hablar conmigo. porque de otros pueblos no quieren hablar con los de nuestra región, y menos que varones se detengan a hablar con mujeres...

 

Maestro Jesús: Querida Miriam, el espíritu no es hombre, el espíritu no es mujer. Dime, ¿dónde está tu familia?

 

Miriam: Está en la sinagoga, en el monte Gerizim... Seguro que los tuyos están en Jerusalén.

 

Maestro Jesús: Querida Miriam, sí, muchos de mis familiares están en Jerusalén y van a la sinagoga cumpliendo la Ley, pero sabes que tú eres espíritu y sabes que el Padre es espíritu... No hace falta que vayas ni a Gerizim ni a Jerusalem... Busca dentro tuyo, allí encontrarás al Padre... ¿Qué edad tienes pequeña?

 

Miriam: Tengo 18, y estoy... Hay un compromiso de familia con un vecino nuestro que se llama Jacobi...

 

Maestro Jesús: ¿Y por qué veo tanta pena en tus ojos?

 

Miriam: Porque a pesar de que amo a ese Padre que dices, también es como que deseo sentir ese otro tipo de amor, y siento como que con Jacobi nunca lo voy a sentir. Lo veo como una persona apasionada y sí, a veces, siento su abrazo. Perdón que te confíe eso, pero es como que lo rechazo y sé que eso esta mal, sé que Dios se va a enojar con mi actitud...

 

Maestro Jesús: No, no, el Padre no juzga los actos de amor, el Padre sólo juzga los actos de impiedad... Quiero que entiendas la diferencia. Percibo que tienes un alma con una tremenda vibración, y siento como que mi corazón late al percibirlo al unísono con el tuyo...

 

Miriam: Maestro, quiero hablarte un segundo.

 

Maestro Jesús: Aguarda, Miriam...

 

Juan Zebedeo: Maestro, ¡no entiendo tus palabras! Siento que hay otro tipo de sentido a lo que dices...

 

Maestro Jesús: ¿Sabes que pasa, pequeño Juan? Hay distintos tipos de soledades. A veces siento soledad cuando aquellos que me rodean no me entienden, no comprenden mis parábolas, no comprenden mi enseñanza... Pero hay otro tipo de soledad...

 

Juan Zebedeo: Maestro, tu siempre has dicho que el amor es entrega y es como que con mis cortos 17 años noto como que también hablas de otro tipo de amor...

 

Maestro Jesús: Sabes, pequeño, te lo he dicho más de una vez, comiendo a la luz de una fogata, a media noche mientras los demás dormían, cuando hablábamos del Reino, que a medida que aprendiéramos, a medida que supiéramos cuál es el camino, íbamos a vibrar con más Luz y eso iba a contaminar a todo el cielo y ese cielo iba a crecer gracias a nuestro crecimiento. No sé si puedes entender lo que te estoy diciendo. Como sé también que si nosotros conseguimos la felicidad en lo personal también vamos a ser felices.

 

Juan Zebedeo: Maestro, me das a entender como que tú... ¡Es como que te has deslumbrado por Miriam!... ¡Tiene un año mas que yo! Tú tienes 34 años y le llevas 17 años!...

 

Maestro Jesús: El espíritu no tiene edad, el espíritu es milenario...

 

Juan Zebedeo: ¡Maestro, esta prometida!

 

Maestro Jesús: Lo sé, no voy a hacer nada para cortar ese compromiso... Ven Miriam, vamos a seguir nuestro camino.

 

Miriam: ¿Quieren venir hasta la posada? Los acompaño hasta allí aunque sea unos minutos para poder descansar. En ese lugar van a poder lavarse los pies. Pero permíteme ir con vosotros, así se lavan con agua y descansan un poquito... En realidad, Maestro, veo, percibo, noto algo suyo que me hace bien, que me hace sentir una paz, una confianza, algo que no he sentido con nadie en mi corta vida o en esta corta vida. Siento como que lo conociera de siempre...

 

Maestro Jesús: Puede ser, pero no de otras vidas sino de otros planos... Somos espíritus y tú vibras en la misma sintonía que yo.

 

Miriam: Lo sé, lo percibo, percibo que vibro en la misma sintonía que tú, Maestro, y también en la misma sintonía de este joven que te acompaña. Pero contigo es distinto, porque no solamente percibo la misma vibración de nuestras almas, sino que percibo algo más, más de aquí, de mi pecho, la misma vibración en nuestros corazones... Perdón, no quiero ofender...

 

Maestro Jesús: No, lo que uno siente de forma genuina nunca puede ofender. Uno a veces quisiera despojarse de todo y ser feliz... Tenemos una bolsa con monedas, podría dejar de caminar y comprar tres caballos y si me dejara guiar por mi impulso tengo suficiente dinero como para darle a tu familia.

Y sé porque lo sé, que tu familia está tan necesitada que rompería de inmediato tu compromiso con ese Jacobi y nos iríamos a Oriente los tres a caballo a iniciar una nueva vida.

Pero hay algo más importante que tu compromiso con Jacobi, hay algo más importante que lo que en estos minutos he sentido más que en toda esta vida de 34 años, hay algo más importante que el amor que siento por mi discípulo, y es mi tarea, porque no quiero traicionarme a mi mismo. Si te hubiera conocido de otras circunstancias, hubiera sacrificado mi final...

 

Juan Zebedeo: ¡Maestro! ¿De que hablas?

 

Maestro Jesús: Pequeño, sabes que dentro de algunas estaciones ya no estaré contigo... Ahora no digas nada, no es el momento, pero hubiera sacrificado ese final porque al fin y al cabo sé que van a tergiversar mucho de lo que diga, pero quiero, en lo que me resta de esta encarnación, seguir dejando ideas, seguir dejando conceptos. Y mi concepto es no traicionar, y no quiero sembrar mi felicidad a costa de la infelicidad de nadie.

Miriam, no puedo juzgar si Jacobi te merece, no puedo. Sé que tú eres como esa agua que corre, eres transparente, cristalina como el agua de la fuente, tienes un espíritu inmaculado...

 

Miriam: Maestro, quiero contarte que...

 

Maestro Jesús: No, no me cuentes nada. Estoy hablando de tu espíritu, que es inmaculado, lo demás es transitorio. El ser humano sólo piensa que el ser es un cuerpo.

 

Miriam: Pero Maestro, tú también has dicho que has visto mis ojos por fuera y por dentro...

 

Maestro Jesús: Claro que sí, detesto a los hipócritas, les digo raza de víboras, y yo no voy a ser uno de ellos... Amo tu mirada, amo tu figura, te amo a toda tú... El sentirte, el abrazarte, me haría el ser más feliz del mundo y ésa es la felicidad que contagiaría al cielo para que éste crezca.

Sé que es así, sé que la felicidad de cada uno de nosotros puede contagiar al resto para que toda la vibración de la tierra, de las plantas, del aire, del cielo, crezca...

Pero no puedo, no puedo edificar mi felicidad a costa de la infelicidad de otros... No sé cómo hacerlo, te juro que no sé cómo hacer...

Y a veces hasta yo, con toda la sabiduría que creo tener, no entiendo cómo en tan poco tiempo puedo amar tanto. No solamente estás a mi misma vibración en cuanto a mi alma, sino que estás en mi misma vibración en cuanto a tu cuerpo. Ésa es la diferencia con mi discípulo.

Te amo impersonal y personalmente, de las dos maneras. Deseo abrazarte, pero no lo voy a hacer, porque sé que si te abrazo no podría dar marcha atrás porque sentiría tu persona dentro de la mía y ya no podría desprenderme de esa sensación.

Es una sensación inenarrable. Sé que existen decenas de almas que tienen la misma sensación entre ellas como entre nosotros, como entre mi discípulo y yo, pero contigo hay algo más, es algo personal, es una fusión pero no podría lastimar ni siquiera una flor...

 

Miriam: Jacobi no importa... ¡No quiero que tú empalidezcas!

 

Maestro Jesús: Quizás si te hubiera conocido en otro pueblo, con otras costumbres, donde los compromisos no son un juramento, tal vez la cosa hubiera sido distinta, pero estamos aquí y ahora, y aquí y ahora tenemos que respetar...

Mi Padre dice, porque lo escucho muy dentro mío, no con palabras, es algo que no lo puedo explicar, el amor es lo más maravilloso que mis hijos pueden experimentar y el amor es Él, y a partir de Él, todo, pero pensar que el amor tiene una sola rama es empobrecerlo.

Yo no voy a empobrecer al amor, el amor es rico, el amor tiene varios modos, varios sentimientos de cómo expresarlo, el que yo les digo a mis seguidores, el amor de Servicio, el amor de contacto, el tomarse de la mano, el tomarse del hombro como lo hago con mi amado discípulo, que sigue siendo la persona que más amo a nivel impersonal...

No digas nada, pero también está el amor que experimento ahora, es el que siento por ti, Miriam, y te veo y te observo con esos ojos rasgados, con esa piel morena, con esos labios, quizás no tan carnosos, con esa figura algo menudita, con esa expresión tan profunda en tu mirada, con esa inteligencia que se está desarrollando ahora...

¿Sabes lo que me cuesta ser impersonal? ¿Sabes lo que me cuesta darte un consejo impersonal estando involucrado? Creo que ésta es la prueba más grande. Siento en la rueda energética de la boca del estómago una sensación de agobio, de nudo, mientras te digo esto...

Sé feliz, vas a tener hijos, respeta a tu pareja, no te pido que lo ames, porque el amor no se decreta, el amor se siente, pero por lo menos ámalo de manera impersonal, hazlo feliz a tu manera, no importa que no sientas en la parte corporal, recuerda que el cuerpo es algo pasajero, educa a tus hijos sabiamente y cuando pienses en mí, piensa que soy un espíritu que pasó y que te deja esta enseñanza, ama a tu prójimo como a ti misma, porque ese prójimo al que amas también te amará así...

Mira ese anciano que acaricia su borrico, ése es tu prójimo porque tiene sensibilidad. Mira al herrero con esos toscos pedazos de metal que apenas puede doblar, sin embargo se detiene en su labor para mirar agradecido al sol que cada día lo ilumina. Ése es tu prójimo...

Mira al carpintero que hace la puerta para proteger tu vivienda, y que también puede hacer una caja que contenga esa cáscara física cuando tu espíritu ya no esté, ése también es tu prójimo...

Mira ese pequeño, observa cómo ayuda a esa mujer ya mayor que apenas puede cruzar donde está ese charco. Ése pequeño es tu prójimo. Ámalos a ellos, a ellos que viven dando, porque el que da es digno de ser amado y el que ama es digno de recibir. Sé feliz en tu vida dentro de lo que es esta felicidad material...

¿Sabes qué sucede, Miriam? En la feria de Damasco arman con unos papeles gruesos unos dibujos que después van cortando con filos y los parten en cien pedazos y los mezclan. Después, esos pequeños dibujos tienen que volver a montarlos en piezas para armar el tablero, eso es el espíritu, simbólicamente están todos desparramados y esas piezas, todas confundidas, es muy difícil que encajen unas con las otras a pesar de vibrar en la misma sintonía. Porque recuerda que aunque en el plano de Luz tengamos la misma sintonía, a veces no encajamos en el plano físico, o ya tenemos un compromiso, o ya tenemos una relación, o muchas otras cosas...

Son muy pocas las piezas que encajan, pero aquellas que encajan, ¡felices de ellos!... Sé que nosotros con nuestra felicidad podemos hacer crecer el cielo y sé que el amor personal forma parte de esa felicidad.

De todas maneras, mira mi rostro. ¿Qué ves?

 

Miriam: Veo una sonrisa, veo una expresión, pero es una expresión de sonrisa triste... ¡Pero tienes una fortaleza interna tremenda, Maestro! Envidio a la mujer que sea tu esposa...

 

Maestro Jesús: No, en esta vida pasaré por alto eso, pero de haberla tenido la elegida hubieras sido tú. Pero no puedo, no debo, no quiero que traiciones esa promesa. No voy a juzgar aquí los merecimientos, porque si hablamos de merecimientos, ¿a quién he conocido que merezca lo que tiene? ¿A cuántos? Quisiera hacer memoria....

Hay algo muy importante, sé que con los mensajes que deje para la posterioridad muchos de los espíritus que encarnen en el futuro podrán aprender de mis palabras y tendrán los merecimientos para ser felices. La vida eterna son piezas para armar y a veces siento que el corazón de cada ser encarnado es una pieza incompleta...

Vamos a ir a la posada a comer algún alimento sólido, a lavarnos los pies y luego a continuar el trayecto...

Y a ti, pequeño, mi discípulo amado, que tanto vas a hacer en el futuro y que vas a pasar por situaciones similares a las mías...

 

Juan Zebedeo: ¡Oh! Sí, sí.

 

Maestro Jesús: Esto queda entre nosotros, por lo menos por ahora. Adiós Miriam...En el plano físico no te verás de nuevo conmigo, no en este mundo. Sí, nos veremos en el otro... Seguramente te verás con mi discípulo. (Nota)

Es una tremenda fuerza de voluntad un renunciamiento. Pero voy a hacer una cosa, porque en el plano físico también hay una vibración... Pequeño, toma la mano de Miriam, Miriam toma la mano de Juan. ¿Que sienten? Hay una vibración, un cosquilleo entre ustedes, lo sentirán también en el futuro... No por nada en especial, pues Miriam eres aquí y ahora. Juan, eres aquí y ahora. Pero en otras vidas persistirá la vibración, no ustedes... Que la luz esté contigo Miriam... Hasta la eternidad.

***

 

Nota: El vaticinio del Maestro Jesús se cumplió porque el profesor Jorge Olguín (Juan Zebedeo) se encontró en esta vida con este espíritu, también encarnado como mujer. Cabe recordar que -obviamente desde el punto de vista del espíritu, porque no tiene ninguna relación con la pareja humana-, el Maestro Jesús, Juan Zebedeo, Krishnamurti y Miriam son almas gemelas.