Índice |
Sesión 23/12/08 con el Maestro Orione |
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Orione.
Explicó que se dedica a la investigación como su 10%. Explicó alguna característica de la atmósfera en la antigüedad. Habló de la evolución de las especies y los cambios de raza, centrándose en los homínidos. Explicó que para esos cambios de raza la caída de aerolitos con formas primarias de vida es decisivo. Expuso el contraste entre nuestra capacidad de hacer el bien y el mal. Habló de la incidencia del aura en el ser, también de nuestra inconsciencia de la fragilidad del mundo y la necesidad de actuar. Evolucionar implica ser más responsables.
Maestro Orione: Estoy con un gozo tremendo de encontrarme en este receptáculo que traduce mi concepto a lenguaje hablado. Mi nombre es Orione. Estoy en el plano 5º subnivel 5, y así como mi 10% encarnado femenino investiga, humildemente desde mi plano también investigo porque como dice mi hermano de Luz Johnakan Ur-El, no hay misterios, sólo falta de información.
Nosotros también -como Maestros de Luz- tenemos capacidad de asombro, de ver cómo otros Maestros evalúan, debaten conceptualmente y sacan hermosas conclusiones sobre determinados temas como lo han hecho hasta hace poquito tiempo atrás los hermanos Morgan-El y Johnakan que han investigado temas absolutamente interesantes.
Quiero tocar brevemente el tema de este planeta, Sol III, donde está mi 10% encarnado como femenino. Este mundo ha tenido distintas atmósferas en distintos niveles, en distintas proporciones. Científicos que todavía hoy están estudiando la atmósfera de hace 3.500 millones de años sacando conclusiones erradas, llegando a conclusiones de que era un mundo absolutamente frío siendo que era todo lo contrario.
Hace miles de millones de años el dióxido de carbono predominaba sobre el oxígeno. La vida actual no hubiera podido subsistir -en aquel lejano mundo en el tiempo- en ese nuevo, hace poco gestado, Sol III.
Dejando de lado el denominado por vosotros Pangea que luego se fue fraccionando en distintos continentes, vayamos más al presente, de cómo se fueron gestando los distintos homínidos, porque muchos hablan de un homo antecesor del cual han surgido distintas razas. Y eso es algo debatible porque sé positivamente -y no por este mundo, sino por otros mundos donde estuve encarnado como masculino estudiando justamente lo que en vuestro mundo llamáis genética- que una raza no sale de otra raza. Puede haber pequeños cambios, pequeñas mutaciones pero -y hablemos de los mamíferos- para que cierto mamífero cambie de línea se precisa algo más.
Mi parte encarnada estará de acuerdo conmigo -cuando yo le comente, le asegure y le ratifique- en que tanto este mundo como otros mundos han sido infectados por distintos meteoritos desde el comienzo de este universo; mejor dicho, desde el comienzo de este sistema solar. Estamos en una estrella de tercera generación.
Muchos de esos meteoritos que venían desde la inmensidad traían vida en forma muy primaria. Esa vida fue la causante de esos cambios.
Actualmente, tanto este receptáculo como mi 10%, científicamente se denominan Homo sapiens sapiens. El Homo sapiens sapiens convivió durante miles de años con el Homo neanderthalensis. Compartían ADN, compartían cultura y como ya afirmaron Morgan-El y Johnakan en alguna sesión, no es cierto que el Homo sapiens sapiens acabó con el Neanderthal; el Neanderthal era más antiguo que el Homo sapiens sapiens y en su segundo código genético -los científicos en algún momento dado lo encontrarán- en el ácido ribonucleico (ARN) ya tenía marcado la duración de la raza. La raza se fue diezmando por sí sola hasta desaparecer y quedó como único mamífero pensante el Homo sapiens sapiens.
Pero el Homo sapiens sapiens, al igual que el Neanderthal, anteriormente el Australopithecus u otros, no tienen un antecesor en común; simplemente esa forma primaria de vida que ha venido de otros mundos ha creado un nuevo ADN para que surjan nuevas razas. Razas -como mi 10% encarnado, como este receptáculo- que también tienen un segundo código genético y que también tienen una duración como raza.
Esto no significa que el Homo sapiens sapiens esté condenado, pues ha avanzado mucho en genética y quizá, tal vez, llegue a encontrar el secreto como para modificar ese código y pueda seguir existiendo como raza si no se extermina antes por métodos bélicos.
El propio Johnakan, con quien muchas veces conceptúo, me ha comentado que Eón en más de una sesión dijo que parecemos "un gigantesco jardín de infantes" con tantas contradicciones; con seres tan elevados capaces de crear elementos para revertir las mayores enfermedades que comparten ADN -no encontrando ninguna diferencia- con otro ser que fabrica armas de destrucción masiva, que directamente no tiene ninguna emoción al ver miseria, destrucción, hambre, desolación, donde nada lo conmueve. Sin embargo, si el genetista analizara a los dos no encontraría ninguna diferencia entre ellos, porque el genetista desconoce el espíritu. El espíritu también tiene incidencia en los genes, en lo que yo llamaría el "ADN energético"; porque todo ser encarnado tiene un aura. El aura es afectada por las emociones propias y ajenas, aunque más por las ajenas. Y ese ADN energético puede incidir, para bien o para mal, en el ADN físico, modificando el ánimo, el carácter, la personalidad del ser encarnado.
El Homo sapiens sapiens no ha llegado todavía a su cúspide pero a su vez, y esto lo digo con todo mi amor impersonal, lo noto inconsciente. No está tomando conciencia de que está habitando un mundo absolutamente limitado. Y no se da cuenta de que está en ese mundo. Si el mundo colapsa, colapsa todo lo que hay sobre él. Daría la impresión -y lo digo con todo amor- que cada ser humano vive hipnotizado, dormido. Hace tareas, tiene divertimentos, disfruta, se da con otros seres, parecería que estuviese despierto pero no está despierto porque no toma conciencia del riesgo. Y muchos dirán: ¿Qué podemos hacer diez contra miles de millones que no toman conciencia? Formar una cadena de información alertando. Pero no alertando desde el dramatismo como hacen algunas supuestas escuelas iniciáticas que hablan de tremendos cataclismos en tal o cual fecha que luego no se cumplen. Eso hace más mal que bien, porque eso así es una fábrica de crear escépticos.
He encarnado en mundos que han colapsado. Entonces, sé de lo que hablo. Y no me especializo en un sólo ítem de investigación. Simplemente quería dar el mensaje de que somos una raza relativamente nueva -y digo somos porque mi 10% está encarnada como Homo sapiens sapiens- que todavía no ha tomado conciencia del gran potencial pero a su vez del gran riesgo que corre la raza en un mundo tan frágil.
Somos muy vulnerables estando encarnados; muy vulnerables. La mayoría no tenéis la más mínima idea de que subiendo o bajando un par de grados la temperatura el mundo colapsa. O, si se alterara la presión atmosférica apenas un poco la raza también colapsaría. Este aire que respiráis es una capa tan delgada, tan delgada, que os daría pánico si Sol III tuviera un diámetro de un metro y pudierais ver en perspectiva la delgadez de la capa atmosférica. Y así y todo, la contamináis.
Las razas anteriores tenían excusa porque no tenían el pensamiento abstracto. De los Neanderthalensis no puedo decir nada porque apenas estaban empezando a pensar y tenían la inteligencia como para poder hacer dibujos, para tener pequeñas herramientas. Eso no es un logro únicamente del Homo sapiens sapiens. Pero el Homo sapiens sapiens ha evolucionado de tal manera que su precio -por llamarle de alguna manera a la evolución- es la responsabilidad. No se puede evolucionar sin responsabilidad; van de la mano.
Y así como dije hace minutos, a través de este receptáculo, que formas de vida muy primarias y muy pequeñas vienen incorporadas en rocas que caen del espacio -por así llamarlo- para crear nuevo ADN, no estamos exentos -y digo estamos porque formo parte de esta encarnación- de que caigan otras rocas con otros microorganismos que puedan causar una pandemia.
No pongáis vuestras mentes en depredar sino en crear e investigar para bien, porque le tengo que dar la razón al Padre: somos un inmenso jardín de infantes que no sabemos lo que estamos haciendo. Por lo menos, la gran mayoría no lo sabe.
Gracias por escucharme. Orione. Plano 5.5.
Más información:
|