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Canalización con el espíritu de María Magdalena

Grupo Elron

 

Sesión 13/03/2013

Médium: Jorge Olguín.

Interlocutor: Karina.

Entidad que se presentó a dialogar: Espíritu de quien fuera María Magdalena

 

 

Quien fue el rol de María Magdalena nos cuenta cómo era aquel tiempo en que ser mujer era difícil. Entonces conoció al Maestro Jesús.  Desde que lo conoció lo siguió siempre al Maestro. La entidad corrige un error que la historia nos ha transmitido.

 

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Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Gracias, querida hermana.

 

Interlocutor: Gracias a ti por estar aquí.

 

Entidad: No, de verdad os agradezco el permitirme expresar mis más sinceras felicitaciones por la obra que hacéis, por las veces que habéis contactado al amado Jesús en espíritu, un ser tan luminoso, tan lleno de goce por ayudar a tantos...

 

Interlocutor: Así es.

 

Entidad: ...a mostrar el camino hacia el Padre.

 

Interlocutor: Así es, realmente así es y me llena de emoción también que tú estés aquí. Es la primera vez que contactamos contigo. Es emotivo porque siempre escuchamos distintas versiones de libros acerca de ti pero...

 

Entidad: Son muy pocos los que de verdad conocen mi vida.

 

Interlocutor: Me gustaría que pudieras hablar sobre ti.

 

Entidad: Nací en una familia muy humilde. Nací en lo que para vosotros sería el año 1, el 24 de marzo del año 1, y me crié con una familia no tan conservadora. Mis padres eran como muy poco comprometidos.

 

Interlocutor: ¿Por qué dices poco comprometidos? ¿En qué sentido?

 

Entidad: En el sentido de que mi padre no era muy amante del trabajo, trabajaba en trabajos inestables; de repente comerciaba con telas, luego las vendía en el mercado. Madre se ocupaba de las tareas del hogar.

Tuve un hermano dos años menor que desencarnó con altísima fiebre. Madre quedó mal por ello, muy depresiva, prácticamente no me atendía.

 

Interlocutor: ¿Cómo fue tu vida luego, de más grande?

 

Entidad: Tenía unos tíos con los que prácticamente me he criado. Madre falleció cuando yo tenía diez años y padre no dio más señales de vida. Esto me hace sentir de una manera muy, muy emotiva, le traslado este dolor al receptáculo.

Mis tíos eran distintos. Iban al templo, llevaban a mis dos primos. Yo, a veces, me tenía que quedar a cuidar a mi tía, que tenía también problemas de salud pero yo añoraba ir al templo. Leía los salmos, me encantaban. "El cantar de los cantares" me encantaba.

Estudiaba la historia de David, la historia de Salomón. Salomón era un rey al que admiraba por su obra. Había muchos escribas que secretamente lo criticaban por su conducta última y yo sentía como que Salomón, con todo amor y respeto por David, Salomón dejó un mensaje mayor.

Mis tíos me trataban bien pero sentía que no había un afecto si bien yo hacía trabajos en la casa, iba con los cántaros a buscar agua, preparaba la comida.

 

Interlocutor: ¿Buscabas algo más profundo, algo que te llenara, quizás?

 

Entidad: Sí, totalmente.

 

Interlocutor: ¿Y cuándo lo encontraste? Si lo encontraste.

 

Entidad: Cuando conocí al Maestro.

 

Interlocutor: ¿Cómo fue este momento? ¿Quisieras contarme?

 

Entidad: No es como lo cuenta la historia. Yo vi en Él un ser tan especial, tan especial... En nuestra religión estábamos criadas como que nos ignoraban, como que no nos tenían en cuenta, ni siquiera en el templo nos tenían en cuenta. En el hogar comíamos aparte, no teníamos derecho a decir "a".

 

Interlocutor: ¿Qué opinas acerca de que en este momento del mundo eso comience a cambiar?

 

Entidad: Siempre tuve ese sueño en las distintas vidas -lo hablo como thetán-, siempre tuve ese sueño. Pero ya como Magdalena tenía ese sueño de que el rol de la mujer tenía que cambiar para bien, para ser tenida en cuenta porque entendía que debía ser así.

 

Interlocutor: Me gustaría saber tu opinión acerca de por qué la Iglesia Católica te ha estigmatizado, digamos. ¿Quisieras comentar un poco?

 

Entidad: Todo fue distorsionado.

 

Interlocutor: ¿Y a qué es debido?

 

Entidad: Que tenía rencor por la vida, por las injusticias, por los malos tratos. Un día uno de mis primos quiso mancillarme. Salí corriendo por las calles maldiciendo, llorando, gritando. Estaba como poseída de rencor, de furia, de malos tratos. Recuerdo que una conocida de mi tía me ve gritando y en lugar de entender mi impotencia me dice: -¡Estás poseída, tienes demonios!

 

Interlocutor: Y en realidad lo que estabas era dolida.

 

Entidad: Y caí de rodillas arañando las piedras. Me sangraban las manos, me había lastimado algunas uñas de los dedos y de repente siento una mano cálida sobre mi cabeza y me dice: -Cálmate.

En ese momento sentí como un calor en mi cabeza pero no algo que quemara sino algo que me calmaba y lloré en silencio. Y me dice: -Mujer, todo lo que llevas dentro te lo sacaré.

Levanté la vista y vi un hombre con un rostro tan noble, con una mirada tan sincera, con ese cabello color cobre obscuro, esa barba. Lloré y sentí que algo brillaba en Él, como que despedía Luz su cuerpo.

 

Interlocutor: Te dio paz.

 

Entidad: Me dio mucha paz. Sentí un amor distinto, un amor de respeto.

Le dije: -Ahora que te he encontrado no quiero perderte.

Me dijo: -Mujer, compórtate. Tienes las puertas del reino abiertas para ti. Todo eso que llevabas dentro te lo he sacado, te los he expulsado esos demonios internos.

Pero no se entendió. Luego fue escrito como que tenía siete demonios. Tergiversaron mi historia.

Recuerdo que lo seguí siempre al Maestro. Un día vi a una pobre mujer que la estaban por lapidar porque la encontraron en falta con distintos hombres y el querido Maestro se puso en el medio y dijo:

-El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Todos arrojaron sus piedras al piso.

Esa historia malinterpretada ha llegado a confundir a esa pobre mujer con mi persona. Nunca tuve mácula alguna.

Recuerdo que tiempo después en una carpa escuché hablar al rabí. Y Él decía:

-De verdad os digo, queridos hermanos, de verdad os digo que aquellos que traten a los demás como a sus hermanos entrarán en el Reino de mi Padre. De verdad os digo que habrá divisiones, habrá divisiones entre padres e hijos, habrá divisiones entre hermanos.

Pero tampoco lo entendieron al Maestro. Él no fue quien trajo la división, fueron las mismas familias las que trajeron la división porque ya llevaban dentro de ellos ese afán de ser separatistas.

 

Interlocutor: Entiendo.

 

Entidad: Buscaron simplemente una excusa.

 

Interlocutor: ¿Tú volviste a encarnar, luego de aquella vida?

 

Entidad: No. Tampoco volvió a encarnar esa querida madre del Maestro, tampoco volvió a encarnar esa madre tan sufrida que muchas veces el Maestro censuraba porque ella era posesiva -con toda la razón del mundo- porque no quería que a su hijo le pasara nada. Pero la obra de Él era mucho más importante incluso que su propia vida. Y está malinterpretado que dio la vida por vosotros, Él dio la vida para trascender y para que trascienda su obra, sus sermones, sus parábolas, la verdadera misión: El que cada uno amara a su prójimo como a sí mismo. Pero no entendieron que primero debían amarse a sí mismos para poder amar a su prójimo.

 

Interlocutor: Claro. Gracias por estar aquí. La verdad que es muy emotivo tener el placer de poder contactar contigo y hablar así tan de cerca.

 

Entidad: Volveremos a contactarnos, querida hermana.

 

Interlocutor: Espero que sí. Espero poder contactar contigo nuevamente.

 

Entidad: Os dejo ahora. Gracias.

 

Interlocutor: Toda la Luz. Hasta todo momento.