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Arthur Conan Doyle, ¿asesino impune?
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Artículo aparecido en Akásico.com ¿Era Conan Doyle un ladrón y un asesino?
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Publicado en El Mundo. Enlace a la página
Por
Irene Hernández Velasco Se trata de un misterio tan oscuro
como aquellos a los que en sus tiempos se hubo de enfrentar Sherlock Holmes,
que durante casi un siglo ha permanecido oculto y cuyo secreto se habrían
llevado a la tumba sus protagonistas... Hasta que un tal Rodger Garrick-Steele, un
ex psicólogo metido a investigador aficionado, comenzó un día a husmear en la
vida de Arthur Conan Doyle.
Basil RathboNe
(izqda.) y Peter Cushing (dcha.) encarnaron al famoso personaje. Hoy, tras once años de pesquisas e indagaciones, afirma
sin que le tiemble la voz que El perro de los Baskerville, una de las más
celebradas aventuras de Sherlock Holmes y Watson, no salió de la pluma del
respetado escritor, sino de la de otro. Y que Conan Doyle no sólo no escribió
la aclamada novela sino que, además, envenenó al verdadero autor de la misma
para que el mundo no conociera jamás la verdad. ¿Es creíble que Doyle fuera un vil
asesino? Todo esto podría sonar a cuento. Pero el caso es que las
pruebas circunstanciales que Garrick-Steele ha reunido en contra del escritor
son bastante convincentes. Y se compilan en un libro de 446 páginas que lleva
por título La casa de los Baskerville, en el que, a través de cartas,
testamentos y certificados de defunción concluye que Conan Doyle engañó y mató,
por este orden, con la gloria literaria como móvil. Sin duda, la versión tiene
todos los ingredientes para atraer a Hollywood. Retrocedamos en el tiempo hasta 1901, cuando vio la luz El
perro de los Baskerville. Ocho años hacía entonces, ocho, que Conan Doyle no se
sentaba a escribir un libro, tras liquidar en 1893 a Sherlock Holmes haciéndole
despeñarse por las indómitas cataratas suizas Reichenbach mientras perseguía a
su enemigo jurado, el malvado profesor Moriarty. Dicen que sir Arthur había terminado aborreciendo a su
detective. "Estoy pensando en matarlo de una vez por todas. Me quita
tiempo para dedicarme a cosas mejores", hacía saber a su querida madre en
una carta fechada en 1891. La idea de acabar con el investigador no se le iba
al escritor de la cabeza. Y cuando, durante una visita a Suiza en 1893, sir
Arthur contempló las impresionantes cataratas, decidió que allí sería donde
Sherlock Holmes habría de pasar a mejor vida. En diciembre de 1893 se consumó
el crimen: en el último capítulo, Mirada retrospectiva, publicado como el resto
en la revista The Strand Magazine, Gran Bretaña asistió horrorizada a la muerte
de su querido personaje. Liberado ya del peso de Holmes, Conan Doyle se dedicó
entonces a ver mundo. Pasó una larga temporada en Egipto (donde le pilló la
guerra entre los británicos y los derviches), viajó a Sudáfrica (donde se dejó
la piel en la empresa de levantar un hospital)... Y, entre viaje y viaje, pasó
largas temporadas en la localidad de Ipplepen, en el condado de Devon, alojado
en casa de su querido y entrañable amigo Bertram Fletcher Robinson. Artículo completo en este enlace... |
EL MISTERIO DEVELADO
El crimen de Arthur Conan Doyle. Estimado profesor: Recibí su libro Enigmas develados y veo que, como se dice vulgarmente, "no deja títere con cabeza". Pero mi propósito al escribirle es saber si tiene algún dato sobre la veracidad o la mentira que se está difundiendo acerca de que el autor de Sherlock Holmes fue nada más y nada menos que un vulgar asesino. Me refiero a la opinión de un tal Rodger Garrick-Steele, ex psicólogo metido a investigador aficionado, que un día comenzó a husmear en la vida de Arthur Conan Doyle. ¿No estará buscando fama esta persona a costa de la personalidad del creador del genial detective? Amalia M.
RESPUESTA Apreciada Amalia: En mi juventud he sido un apasionado lector de las aventuras de Sherlock Holmes. La primera que leí fue "Estudio en escarlata". Recuerdo que todo se basaba en un nombre escrito con sangre en la pared: "rache" (venganza, en alemán). Verdaderamente amé ese libro. Pero ahora, frente a tu pregunta, tengo que exponer la verdad, y ésta es que sí, que tiene razón Garrick-Steele, el creador del detective fue un vulgar ladrón y asesino. Doyle, junto con Gladys, su cómplice y amante, que era esposa de su amigo Bertram Robinson, lo envenenaron. Uno de los motivos fundamentales del asesinato fue que Robinson era el verdadero autor de una de las más afamadas aventuras de Sherlock Holmes, "El mastín de los Baskerville", del cual se hicieron varias películas, y Doyle se la apropió y la publicó como suya. Robinson murió sorpresivamente, cuando nadie lo esperaba, ya que tenía 36 años y gozaba de una salud de hierro. Sin embargo, casi de la noche a la mañana decayó y falleció. No hay que olvidarse que Arthur había estudiado Medicina en su juventud, de modo que sus conocimientos de venenos eran más amplios que los de una persona corriente. Oficialmente, su deceso fue atribuido a la fiebre tifoidea. Pero la verdad es que su esposa Gladys lo envenenó con láudano, un poderoso tóxico a base de opio, y cuyos efectos, como bien lo sabía el doctor Doyle cuando se lo entregó, podían hacerse pasar por esa enfermedad febril. Bertran Fletcher Robinson murió el 21 de enero de 1907, seis años después de que se publicase, con éxito extraordinario, El mastín de los Baskerville, y ocho años antes de que Doyle fuese nombrado caballero. El crimen de Robinson fue el único crimen que no pudo descubrir Sherlock Holmes. Bienvenida al Club. Un fuerte abrazo.
NOTA: Te transcribo los diálogos respectivos de la sesión del 17/9/02 donde se trató el tema:
Interlocutor: . Aquí tengo un artículo publicado en Internet que dice que funcionarios de Scotland Yard investigan desde hace un siglo la misteriosa muerte de Bertram Fletcher Robinson, recayendo todas las sospechas en el autor de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle, que era su amigo. Hay un investigador particular, llamado Rodger Garrick-Steele, psicólogo jubilado, que es principal sostenedor de la teoría que sindica a Doyle como el autor intelectual de la muerte de su amigo. Aduce que la mujer de Robinson, Gladys, era la amante de Doyle, y que éste la convenció para que le administrara a su esposo láudano, un poderoso veneno, para deshacerse de él. Ruanel: Sí, ese investigador está en lo cierto. El asesinato se debió fundamentalmente a que Doyle le robó ideas a su amigo Robinson y con su muerte se evitó ser acusado de plagiario, lo que hubiera destruido completamente su reputación, que en esa época era bastante alta. Interlocutor: ¿Robinson había sido el verdadero autor del famoso relato llamado "El mastín de los Baskerville", que tanto éxito tuvo, no solo en las librerías sino también en las películas que se filmaron sobre el tema? Ruanel: Así es. Interlocutor: Y por supuesto, no fue descubierto. Ruanel: No, no fue descubierto... Me retiro, el receptáculo está completamente desestabilizado... Un abrazo... Interlocutor: Hasta luego, Maestro, y muchas gracias. |