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Napoleón Bonaparte, ¿quién lo envenenó?
Grupo Elron

 

Napoleón Bonaparte falleció a los 51 años de edad el 5 de mayo de 1821. El veredicto oficial fue que murió de cáncer en el estómago, pero investigaciones posteriores hicieron sospechar que fue envenenado con arsénico.


Cuando Napoleón llegó a su lugar de destierro, la isla de Santa Elena, ya llevaba en su organismo el veneno mortal. La teoría de que el arsénico le fue suministrado aquí, por lo tanto, es falsa.


OBCECADO, ACUSÓ A DOS INOCENTES

Ben Weider, presidente de la Sociedad Napoleónica Internacional, sostuvo que Napoleón fue envenenado con arsénico en Santa Elena, sindicando como responsables de la conspiración al gobernador inglés de la isla Hudson Lowe y al conde francés Charles de Montholon. Para tal acusación se basó en el análisis del cabello del emperador. Pero el caso es que insólitamente la mayor dosis de arsénico procedían de la época anterior a su destierro. Más información en http://ameliefr.club.fr/Esp-Conference1.html


DESIRÉE CLARY

La obcecación de Ben Weider por encontrar culpables dentro de la isla lo llevó a no tener en cuenta a los verdaderos responsables del asesinato: el mariscal Bertrand, como el autor intelectual, y la amante de Napoleón Desirée, como el brazo ejecutor.

 

 

La historia conocida

Omnia: La muerte del Emperador Napoleón

     Por Luis Peralta

En la madrugada del 6 de mayo de 1821 moría, tras una larga y penosa enfermedad, Napoleón Bonaparte, antiguo emperador de los franceses, enemigo de los ingleses y uno de los estrategas más grandes de todos los tiempos.

El fallecimiento tuvo lugar en Santa Elena, una isla británica perdida en el Atlántico Sur, donde llevaba más de cinco años desterrado. Allí le había seguido un grupo de "fieles" que decidió acompañarle en su desgracia, aparte de varios ingleses que fungían como carceleros (Santa Elena es una isla situada frente a la costa oeste de Africa).

Napoleón enfermó a los pocos días de llegar a Santa Elena y durante los cinco años que pasó en la isla nunca llegó a recuperarse, no obstante su constitución fuerte y robusta, y a pesar de que apenas había comenzado a vivir la mediana edad (tenía 46 años).

Todos los médicos que le trataron (tanto ingleses como franceses) fueron incapaces de diagnosticar la enfermedad que le aquejaba.

Napoleón aseguraba que estaba siendo envenenado, incluso le pidió a su médico personal que si moría se realizara una meticulosa autopsia de su cadáver.

El médico cumplió sus órdenes y al rendir el informe correspondiente anotó: "fallecido a causa de un cáncer estomacal".

Se especula que la verdadera causa de muerte fue una úlcera estomacal, pero dado que el padre de Napoleón había muerto de un cáncer del estómago, se decidió reportar su muerte como cáncer ya que parecería más lógico asociarla a un "mal de familia".

El punto es que, tanto los franceses como los ingleses se sintieron aliviados con la muerte de Napoleón; fue el caso de los monárquicos franceses, al frente de los cuales se encontraba el impopular Luis XVIII, quien siempre vivió temeroso de un regreso del carismático Emperador.; y también los ingleses, que eran los responsables de atenderlo en el exilio, quienes se ahorraban los enormes gastos de su manutención. Y por último, sus propios compañeros de infortunio, que al fin podrían volver a Francia y dejar atrás las terribles condiciones del destierro.

En fin, con la muerte de Napoleón se daba por cerrado uno de los capítulos más apasionantes de la historia de Europa. Sin embargo, el Emperador nunca aceptó una derrota sin pelear, y no iba a hacerlo ante la batalla más importante de su carrera: la lucha por su propia vida.

Sus sospechas de que estaba siendo envenenado, lograron, a un siglo y medio de distancia de su fallecimiento, señalar al presunto asesino.

Esta es la historia de lo que siguió a su muerte

NACEN LAS SOSPECHAS

Un siglo y medio después de la muerte de Napoleón, el toxicólogo de origen sueco Sten Forshufvud, se interesó en el caso debido a que se habían realizado nuevos avances para detectar residuos de veneno en el cabello de los cadáveres.

En 1955 Forshufvud logró conseguir una copia de las memorias de Louis Marchand, el fiel ayudante de Napoleón que permaneció junto a él hasta su muerte.

En ellas Marchand narraba, con todo detalle, los últimos años de vida del Emperador y el proceso de su enfermedad.

Forshufvud comenzó a hacer anotaciones de los síntomas descritos por Marchand. De los 31 síntomas enlistados, 28 correspondían claramente al envenenamiento lento por arsénico.

Además, había otro señalamiento importante: Napoleón estaba obeso, y se sabe que los enfermos de cáncer suelen ser delgados.

Forshufvud no tenía ninguna duda sobre la causa de la muerte de Napoleón: envenenamiento por arsénico. La pregunta era, ¿habría forma de demostrarlo?

Para ello Forshufvud necesitaba una pequeña muestra del cabello de Napoleón, pero las autoridades francesas no iban a permitir la exhumación del cadáver. Así que recurrió a los parientes vivos de Marchand, el ayudante de Napoleón, quenes conservaban varios objetos del Emperador, entre ellos un sobre cerrado donde se leía "Cabellos de Napoleón, 6 de mayo de 1821".

Forshufvud obtuvo una pequeña muestra de estos cabellos y el análisis confirmó sus sospechas: el pelo contenía trece veces más arsénico de lo normal.

Además las memorias de los otros acompañantes de Napoleon coincidían en que entre septiembre de 1820 y marzo de 1821 (seis meses), el Emperador había sufrido seis crisis graves de su padecimiento, o cual llevó a la conclusión de que el arsénico se le suministraba a Napoleón una vez al mes.

¿QUIEN LO HIZO?

Una vez que parecía que la hipótesis del asesinato era factible, restaba por plantear quién, cómo y por qué mató a Napoleón.

Una cosa parecía clara: el veneno se debió haber suministrado de manera disimulada en alguna comida o bebida que sólo ingiriera Napoleón (de otra manera habría enfermado a todos los habitantes de la casa).

Esto indicaba que el asesino había permanecido en la isla de Santa Elena todo el tiempo..

Todos ingerían los mismos alimentos, excepto el vino, que era enviado en barriles y que posteriormente era embotellado en la isla. El vino de ciertas barricas (vino de Constanza) era embotellado especialmente para el Emperador, quien tomaba uno o dos vasos diarios.

Se podían descartar los médicos, ya que ninguno estuvo junto Napoleón demasiado tiempo; y también sus carceleros que no residían en la casa del Emperador.

Es decir, Napleón debió ser traicionado por uno de sus colaboradores, y esto incluía a cinco personas: su ayuda de cámara, Luis Marchand; sus subordinados Abram Noverraz y Étienne Saint Denis, el mariscal Bertrand y el general Montholon.

Al estudiar uno a uno estos personajes se encontró un patrón común: todos eran reconocidos bonapartistas, todos habían salido de la nada y alcanzado su posición gracias a Napoleón, todos le habían servido fielmente en los buenos y en los malos momentos. Todos menos uno: Charles-Tristan de Montholon.

Por favor continúe la lectura en el partado titulado "El presunto.".



CAUSA DIFERIDA

La investigación sobre la verdadera causa de la muerte de Napoleón inició en la ciudad inglesa de Glasgow, 140 años después del fallecimiento del Emperador.

En ese entonces (en la década de 1950), los toxicólogos ingleses G. Smith y S. Forshufvud, este último de origen sueco, acababan de terminar una investigación cuyos resultados permitieron llegar a la siguiente conclusión: el arsénico que de alguna manera penetra en el organismo humano se puede detectar en los cabellos.

De hecho, ahora se sabe que el cabello retiene la historia de una persona, incluyendo no sólo el registro de todas las sustancias que esa persona ingiere, sino los hábitos de esa persona a lo largo de toda su existencia.

La queratina capilar tiene la capacidad de almacenar los minerales y los tóxicos que estuvieron presentes en el organismo. De manera que su estudio permite conocer de qué se alimentó una persona, así como todos los productos que ha consumido, tanto si esa persona se encuentra con vida como si murió hace siglos.

El cabello es la "caja negra" donde se registran todos los placeres y pesares de la vida de un individuo, de manera que si se lo analiza minuciosamente puede contar todos los secretos de su dueño.

El descubrimiento de arsénico en los cabellos de Napoleón llevó de inmediato a pensar en el envenenamiento.

Pero los toxicólogs Smith y Forshufvud querían más muestras de cabello para confirmar los resultados

Para darle más importancia al asunto decidieron dar a conocer a la prensa los resultados científicos de sus primeras investigaciones y aprovecharon para hacerle al público una pregunta: "¿conoce el lector alguna persona que guarde mechones de cabellos del Emperador?".

La estrategia dio resultado. Unos cuantos días después recibieron la carta de un coleccionista que estaba dispuesto a donar unos cuantos cabellos cortados de la cabeza de Napoleón, dos o tres horas después de su muerte.

El método disponible entonces (1955) para analizar residuos de arsénico era (es) sumamente preciso. Se basaba en convertir el arsénico ordinario en un material radiactivo.

Para ello se toman muestras, en este caso de cabello y se bombardean con neutrones en un reactor nuclear. De esta manera el arsénico ordinario se convierte en arsénico radiactivo, y ahora la intensidad de la radiación puede ser medida por aparatos muy precisos..

De hecho, los cabellos de Napoleón se cortaron en pequeñas secciones, correspondientes a crecimientos semanales, para detectar si el veneno se le suministraba a diario o cada cierto tiempo. Lo cual confirmó que Napoleón recibía cada mes una dosis de arsénico.

Finalmente los investigadores del caso consiguieron algo más que cabellos; obtuvieron una copia del testamento que Napoleón había dictado una semana antes de su muerte, en uno de cuyos párrafos se lee: "Muero no por mi propia muerte, me ha matado la oligarquía inglesa a través de un asesino asalariado".

EL PRESUNTO...

¿Quién era Charles-Tristan de Montholon?


El general Montholon era de origen aristocrático, amante del lujo y del juego. No poseía ningún mérito militar, pero fue ascendido a General por Luis XVIII, mientras Napoleón se encontraba en su primer destierro en la isla de Elba. Pero después del regresó triunfal del Emperador, Montholon se puso incondicionalmente a sus órdenes.

Tras el desastre de Waterloo y el final del Imperio de los Cien Días, Montholon sorprendió a todos al ofrecerse de voluntario para acompañar a Napoleón en su destierro en la isla de Santa Elena.

Se ganó la voluntad del Emperador y llegó a convertirse en su hombre de confianza (en su testamento Napoleón le legó un millón 500 mil francos, más que a cualquier otro de sus colaboradores).

Para ganarse la confianza del Emperador no dudo en desprestigiar a sus compañeros con falsas acusaciones.

De gran ayuda fue la presencia en la isla de su joven y bella esposa Albine, que tuvo un romance con Napoleón del que nació una hija (se cree que esta relación fue planeada por Montholon).



Además, este señor mantenía vínculos muy estrechos con el conde de Artois, hermano y sucesor de Luis XVIII (que luego reinaría con el nombre de Carlos X) y a quien muchos consideran el verdadero inductor de la muerte de Napoleón..

Por otra parte, Montholon era el responsable de las bodegas donde se almacenaban los alimentos y el vino.

El 30 de abril de 1821, cinco días antes de su muerte, Napoleón entró en un estado de inconsciencia y delirio. Los médicos dictaminan una fuerte oclusión intestinal, y consideran imprescindible el uso de purgantes. Le recetaron calomel y un emético para provocarle el vómito.

Esta decisión fue fatal para Napoleón y providencial para su asesino.

El calomel (cloruro de mercurio) se utilizaba como antiséptico intestinal. Pero si Napoleón estaba recibiendo dosis de arsénico, la mezcla de este último con el mercurio resultaría fatal, sobre todo porque el uso de un vomitivo debilitaría las paredes del estómago, volviéndolo más vulnerable a la absorción del veneno.

 

 

 

Publicado en Todito.com

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Revelan pruebas que Napoleón pudo ser envenenado

El arsénico fue hallado en la estructura interna de los cabellos

Estrasburgo, Francia, 2 de junio de 2005 (FIA).- Las especulaciones que circulan desde hace años sobre un posible envenenamiento como la causa de la muerte del emperador francés, Napoléon Bonaparte (1769-1821) recibieron este jueves un nuevo impulso con la presentación de una reciente investigación.

Hasta ahora, la mayoría de los científicos partía de la base de que Bonaparte murió de cáncer de estómago durante su confinamiento en la Isla de Santa Elena, aunque los más escépticos siempre descartaron esta tesis y mantuvieron la posibilidad de una conspiración, con el consecuente envenenamiento con arsénico.

Desde 2001, investigaciones revelaron que se había detectado una concentración anormal de arsénico en los cabellos de Napoleón, pero ésta era atribuida a factores externos como la manipulación de veneno para ratas o de armas.

Sin embargo, este jueves, el toxicólogo de la Sociedad Napoleónica Internacional, Pascal Kintz reveló que fueron localizados rastros de arsénico no sólo en la superficie de los cabellos del emperador francés sino también en su interior.

El veneno sólo pudo haberse incrustado a la estructura interna de los cabellos a través del flujo sanguíneo, es decir, a través de la ingesta por el estómago, señaló el portavoz de la sociedad, Jean-Claude Damamme.

"Por primera vez se analizó el interior de los cabellos del emperador", dijo Damamme.

En los últimos estudios sobre el tema, investigadores suizos insistieron en mayo pasado, que la causa de la muerte de Napoleón, quien falleció a los 51 años, era el cáncer de estómago. En ese momento, los expertos atribuyeron los rastros de arsénico a la costumbre de los vitivinicultores de limpiar sus barriles de vino con ese veneno.

Sin embargo, Damamme rechazó estas afirmaciones al señalar que Napoléon tomaba muy poco vino, "a lo sumo una copa por día y mezclado con agua".

 

 

LOS VERDADEROS CULPABLES

La verdad sobre la muerte de Napoleón Bonaparte.

Estimado profesor: Sin duda alguna el emperador Napoleón es el personaje histórico que más polémicas ha suscitado en los historiadores, especialmente en lo referido a su eventual asesinato a partir del momento en que al analizar sus cabellos se encontraron rastros de arsénico en cantidad suficiente como para terminar con su vida.

Si fuera cierto que fue envenenado, la pregunta obligada es: ¿quién o quiénes fueron los asesinos?

Marcos W.

RESPUESTA

Apreciado Marcos: Según la postura de Ben Weider, que es presidente de la Sociedad Napoleónica Internacional, Napoleón Bonaparte fue envenenado, basando su afirmación en el análisis de sus cabellos que habían sido recortados por Louis Marchand el 6 de mayo de 1821, al día siguiente de su fallecimiento.

Marchand era un fiel servidor del emperador que había llevado un minucioso diario, ya que deseaba que su familia conociese lo que realmente había ocurrido en Santa Elena, pidiéndole que no lo publicaran. En este diario se insinuaba que Napoleón había sido envenenado.

Sin embargo, cuando a finales de los años 1950 sus bienes fueron vendidos, el diario fue comprado por el comandante del ejército francés Henri Lachouque, que lo hizo publicar por primera vez en 1955.

Este diario cayó como una bomba por la precisión meticulosa de sus informes diarios de los acontecimientos de Longwood House, que era la casa donde vivía Napoleón en santa Elena y donde según Weider fue envenenado.

Del minucioso relato de Marchand no se infería que Napoleón padeciera de ninguna enfermedad cancerígena. Es más, el enfermo conservó su cuerpo voluminoso hasta última hora. Es sabido que un enfermo de cáncer gástrico adelgaza progresiva pero inexorablemente hasta quedar reducido a un esqueleto.

La presencia de fuertes dosis de arsénico en los cabellos de Napoleón ha sido confirmada por los medios más modernos de la medicina legal y de la ciencia nuclear.

Desde hace más de cien años, numerosos médicos e historiadores han atribuido la enfermedad y muerte de Napoleón a más de treinta causas, desde la gonorrea a la sífilis, del escorbuto a la hepatitis y al cáncer.

La historia oficial, por su parte, pretende que murió de un cáncer de estómago, algo ridículo porque Napoleón nunca tuvo síntomas de cáncer, de modo que la pregunta lógica es ¿cómo se puede morir de una enfermedad sin manifestar sus síntomas?

No cabe ninguna duda, por lo tanto, de que Napoleón murió envenenado, pero el quid es en qué lugar y por quién.

Weider afirma que el lugar de envenenamiento fue Santa Elena, pero aquí surge un problema, porque del análisis de los cabellos se desprende claramente que el arsénico lo recibió ante de ser deportado a la isla.

A pesar de la contundencia de este diagnóstico, Weider insistió obcecadamente en que el envenenamiento ocurrió allí y entonces ensaya una explicación, aparentemente obvia, para acomodarla a su teoría: los cabellos del emperador fueron sometidos o impregnados con determinados productos ricos en arsénico a los efectos de su conservación.

¿A quiénes sindica entonces como los culpables? Pues al conde francés Charles de Montholon y al gobernador inglés de la isla, Hudson Lowe.

Esta obcecación de Weider le impidió buscar otras alternativas basándose en la posibilidad de que Napoleón fuera envenenado antes de ser deportado.

Al no hacerlo, los verdaderos responsables, el mariscal Bertrand, como el autor intelectual, y la amante del emperador Désirée, como la que le suministró el veneno, quedaron ignorados.

Cabe señalar a favor de Désirée que prácticamente el mariscal Bertrand la puso entre la espada y la pared con el viejo truco de grandes recompensas económicas, para el caso de que accediera a envenenar a Napoleón, y la tortura y finalmente la muerte por la otra.

Y ésta es toda la historia, bastante simple por otra parte.

Bienvenido al club. Un fuerte abrazo.

Nota: Transcribo seguidamente la sesión del 7/6/05, en la parte pertinente, donde traté el tema como el Maestro de Luz Ruanel.

SESIÓN DEL 7/6/05

Médium : Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar : Ruanel.

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Interlocutor: Paso ahora a la muerte de Napoleón Bonaparte. Concretamente, ¿fue envenenado como sugieren algunos investigadores?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: ¿Con arsénico?

Ruanel: Correcto. Con arsénico acumulado.

Interlocutor: Entiendo. Ahora bien, el problema que se plantea es que se ha determinado por el examen de su cabello que la mayor dosis de arsénico la recibió antes de que fuera confinado en la Isla Santa Elena.

Ruanel: Lo que ocurre es que no fue envenenado en este lugar.

Interlocutor: ¿Ah, no?

Ruanel: No, fue mucho antes.

Interlocutor: ¿Quién fue el asesino?

Ruanel: Gente de su confianza.

Interlocutor: ¿Quiénes fueron entonces?

Ruanel: Uno de ellos fue una mujer muy cercana a él y el otro un mariscal muy conocido.

Interlocutor: ¿En qué año empezaron a envenenarlo?

Ruanel: Cuatro años antes de ser deportado a la isla Santa Elena.

Interlocutor: ¿Solamente estas dos personas estaban involucradas o había más?

Ruanel: Había otras dos personas.

Interlocutor: ¿Cómo lo envenenaron?

Ruanel: Con dosis muy pequeñas de arsénico, pero tan pequeñas que era imposible que Napoleón sintiera molestias al ingerirlas.

Interlocutor: ¿El envenenamiento entonces fue por lenta acumulación?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: ¿La mujer que usted dice era acaso la amante del emperador?

Ruanel: Correcto.

Interlocutor: ¿Y este mariscal era muy allegado a él?

Ruanel: Sí, era uno de los principales.

Interlocutor: ¿Quiénes eras las dos personas que estaban en conocimiento del asunto?

Ruanel: Eran dos lugartenientes del mariscal que conspiraba.

Interlocutor: ¿Y el motivo? ¿Pasional acaso?

Ruanel: No, directamente político.

Interlocutor: ¿Nada más que político?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: ¿La mujer también tenía motivaciones políticas?

Ruanel: A la mujer le habían prometido suculentas recompensas a nivel económico.

Interlocutor: ¿El envenenamiento se prosiguió en la isla?

Ruanel: No, en la isla no hubo envenenamiento. En la isla Napoleón tuvo una enorme recaída por las dosis de arsénico que tenía acumuladas en su organismo.

Interlocutor: A ver si entiendo. Napoleón murió por envenenamiento por arsénico y ésta fue la única causa de su muerte.

Ruanel: Correcto.

Interlocutor: ¿Estaba involucrado el gobernador de la isla?

Ruanel: No, para nada.

Interlocutor: Según he leído, Napoleón tenía la idea fija de que le habían dado órdenes para envenenarlo.

Ruanel: No, reitero que el gobernador no tuvo nada que ver porque el organismo de Napoleón al llegar a la isla ya portaba la cantidad suficiente de arsénico como para matarlo. Estaba enfermo de muerte al llegar a ella.

Interlocutor: ¿El gobernador tampoco sabía que a Napoleón lo habían envenenado?

Ruanel: No, para nada. Era un secreto guardado entre esas cuatro personas nada más.

Interlocutor: ¿Es decir, en definitiva, que el gobernado de la isla era totalmente inocente?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: También se lo ha acusado al conde francés Charles de Montholon.

Ruanel: No, no tuvo nada que ver.

Interlocutor: Concretamente, entonces, ¿ni el gobernador inglés de la isla, Hudson Lowe, ni el conde francés Charles de Montholon, estaban al tanto de la conspiración? Insisto en la pregunta para no dejar ninguna duda sobre esto.

Ruanel: Así es, ambos eran inocentes, pues ni habían participado en la conspiración ni tampoco sabían nada.

Interlocutor: ¿Pero no eran antagónicos a Napoleón?

Ruanel: Si, pero no intervinieron en el hecho concreto de su asesinato.

Interlocutor: Déjeme adivinar. ¿La mujer que lo envenenó fue acaso la amante más famosa de Napoleón?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: Es bastante extraño que Désirée haya conspirado contra su amante.

Ruanel: Ella no conspiró.

Interlocutor: ¿Es decir que solamente fue el brazo ejecutor?

Ruanel: Correcto. Le dijeron mil cosas para convencerla. Le aseguraron que Napoleón iba a caer en desgracia y que ella iba a ser fusilada.

Interlocutor: ¿Es decir, en definitiva, que la pusieron entre la espada y la pared?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: ¿Se podría decir que para ella fue una cuestión de supervivencia aceptar ser el brazo ejecutor?

Ruanel: Sí, totalmente.

Interlocutor: ¿En síntesis, entonces, todas las investigaciones que se hicieron sobre el envenenamiento de Napoleón son reales, salvo que se equivocaron de lugar y de personajes?

Ruanel: Así es. Los investigadores, al considerar erróneamente que el envenenamiento ocurrió en la isla, no tenían otra alternativa que sospechar del gobernador. Pero como ya dije no tuvo nada que ver.

Interlocutor: ¿Si los médicos que lo atendían en la isla hubieran sabido que había sido envenenado lo habrían podido salvar?

Ruanel: No, porque la dosis de arsénico acumulado en su organismo era demasiado grande. En el momento de ser deportado ya estaba condenado a muerte.

Interlocutor: Mi pregunta estaba dirigida a aclarar si la muerte fue acelerada por el tratamiento médico, porque algunos investigadores hablan de un error médico.

Ruanel: No, descártalo, Napoleón murió lisa y llanamente a causa de que fue envenenado.

Interlocutor: ¿Definitivamente los ingleses tampoco tuvieron que ver con su muerte?

Ruanel: Así es.

Interlocutor: ¿Fin de este tema, entonces?

Ruanel: Correcto.

Interlocutor: Bueno, creo que la verdad sobre la muerte del emperador quedó debidamente aclarada. Me queda una última pregunta. ¿Napoleón era un gran estratega realmente? Lo pregunto porque leí un artículo que lo catalogaba de farsante al atribuirse méritos que en realidad eran de los generales que lo asesoraban.

Ruanel: No, no era un farsante, era realmente un genio de la estrategia. Detractores hay en todos lados.

Interlocutor: ¿Habría algo más para agregar?

Ruanel: No, por ahora no.