Índice |
Charla sobre Roles de Ego. 4/6/12 |
Sesión del 04/06/2012 de Jorge Olguín. Habló extensamente de los roles de ego. Repasó el egocentrismo, la timidez, la manipulación, el rol de víctima, el rol de perdedor, el rol de narcisista, etc. Mostró varios ejemplos de cada uno y cómo no nos deben influenciar si los tenemos bien integrados.
Jorge Olguín: Estoy reunido con David y vamos a desglosar el Ego.
Jorge: ¿Qué es el EGO? Lo vamos hacer de una forma interactiva. ¿Qué sería para ti el Ego?
David: Se me hace muy difícil definirlo pero es como atribuirse a uno logros, en conjunto. En mi vida siempre fui mucho de hablar de mí y escuchar mucho. Soy mucho de escuchar con el hecho o las ganas de compartir y decir "sí, a mí me pasó lo mismo, yo cuando tenía 15 años...", por nombrar tanto yo, yo, yo. No sé si porque hay personas ahí que escuché alguna vez que decían "no, el Ego tú lo identificas cuando hablas mucho yo, yo”.
Jorge: Ése es uno de los roles del Ego. Digamos que -estamos hablando de la persona egocéntrica- todo gira alrededor de ella. Ése es uno de los roles del ego. Una vez, en una reunión, me encontré con distintas personas -hará de esto ya 10 años- y me preguntaron qué hacía, de qué trabajaba. Y como me prestaron atención me puse a contar lo que hacía, lo que era Grupo Elron, el mundo espiritual y angélico, y fue una disertación de casi media hora. Había una señora mayor que, cuando terminé, dice: -¡Qué ego que tiene usted! ¡Se la pasó todo el tiempo hablando de su propia persona! Y le dije: - Discúlpeme, ¿cuál es mi segundo nombre? -No lo sé. -¿Estoy casado, divorciado o soltero? -No lo sé. -¿Tengo hijos? -No sé, no me dijo. -¿Dónde vivo? -No sé. -¿Dónde tengo mi consultorio? -No, tampoco lo contó. -¿Vivo con mis padres? ¿Estoy lejos? ¿Los trato? ¿Viven? -No, no lo ha contado. -¿Mis amigos? -No sabemos si tiene amigos. -Entonces yo pregunto ahora: ¿qué hablé de mí? No hablé nada de mí, hablé de lo que hacía, que es lo que me preguntaron. ¿Se entiende la diferencia?
David: Sí.
Jorge: Hablar de uno es decir "yo tengo esto, yo lo otro, yo hice tal cosa, yo hice tal otra". Eso es uno de los roles del Ego. Es el rol egocentrista, todo gira alrededor de uno, por eso se llama egocéntrico. Pero hay otros roles. Están los roles opuestos: el rol de la persona tímida, el rol de la persona que quiere pasar desapercibida, la persona que va a determinada reunión y le da vergüenza por cómo está vestida -que eso lo traté en distintas oportunidades, en algunas psicointegraciones incluso- y también están los roles de manipulación. Pero hay dos roles de manipulación: el rol de manipulación activo y el rol de manipulación pasivo. El rol de manipulación pasivo es el de la persona que, sin darse cuenta, se deja manipular por una pareja, por un amigo, por un familiar. De repente tú tienes un amigo que te dice: -¡Ah, bueno! Yo con Ricardo no me hablo. Si tú vas a ir a tomar algo con Ricardo no cuentes conmigo nunca más. Y entonces tú sacrificas tu amistad con Ricardo para no cortar la relación con tu otro amigo. ¿Eso es dejarte manipular o no?
David: La verdad es que mientras ibas hablando, me perdí...
Jorge: Una caso muy similar te pasó a ti en la vida real. No era con Ricardo, era con otra persona.
David: Exactamente.
Jorge: Perfecto. ¿Es dejarte manipular o no?
David: Sí, sí, es como usted dice. Me condicionó. Yo ayer tenía ganas de ir a su casa a compartir y para salir a caminar y tomar unos mates con él y fui condicionado.
Jorge: Y como de repente en la casa estaba la otra persona no vas para que él no piense mal.
David: Claro.
Jorge: Y tú, al pensar "sí, lo que pasa es que si voy, él va a pensar esto, sino voy va a pensar aquello” ya te condicionó.
David: Ya me condicionó, sí.
Jorge: Y, al condicionarte, significa que te manipuló. Te dejaste manipular, de alguna manera, pero ese vendría a ser un rol de manipulación pasivo. Hay distintos roles de manipulación. Digamos que, generalmente, en los roles de manipulación se ejerce el poder. El poder como "yo soy tu jefe y haces lo que yo digo o si no no trabajas más conmigo". O de repente de alquilo un apartamento y te digo "no traigas gente indeseable porque no te alquilo más el apartamento". Digamos que están ejerciendo presión. En este caso, este amigo no tiene poder sobre tu persona. Digamos que tú le estás brindando el poder por la amistad porque tu amistad tú la tomas como una amistad genuina y entonces le brindas poder al otro por el afecto que le tienes a la persona. La persona indirectamente -porque acá no estamos prejuzgando, ¿eh?, porque eso también sería ego- se aprovecha de ese afecto para ejercer, de alguna manera, un dominio sutil porque al momento que tú estás pensando "no, porque si voy, me voy a encontrar con la otra persona y él va a pensar que estoy yendo a la casa a propósito para encontrarme con la otra persona", sólo el hecho de que lo pienses ya estás condicionado, ¿sí? Es así.
David: Sí.
Jorge: Voy a nombrar otras facetas del ego no nombradas hasta ahora. Yo conozco dos personas políticas que son excelentes personas, uno que senador y otro que es diputado. Son de distintos partidos pero son bastante amigos. Una vez nos reunimos en un café, que es un café donde se juntan muchos abogados, que queda en la intersección de las calles Valle y Libertad. El que vive en Buenos Aires la conoce; hay un bar en diagonal al otro. Y yo estaba en la mesa conversando con uno de ellos y vino el otro y, como yo estaba en confianza, hablaron delante de mí cosas que yo no entendía –y no opinaba- y se empezaron a intentar manipular uno al otro: "Lo que pasa es que si tú apruebas tal política fíjate cómo nos dejas parados a nosotros. No, no, no, es al revés: ustedes tienen la culpa porque ustedes nos están bloqueando este punto de vista y, al bloquearnos, al votar otra cosa, fíjate cómo nos dejan a nosotros". O sea, que lo que yo estaba viendo en ese senador y ese diputado, aunque fueran de distintas cámaras -uno cámara alta y el otro cámara baja- era que había una lucha de poderes mezquinos y ninguno de ambos hacía un frente común por el beneficio del país, porque si bien yo de política sé poco tú eres estudiante de política, y estás en... ¿Qué año de ciencias políticas?
David: Me quedan tres materias de segundo, la mitad de tercero y todo cuarto.
Jorge: O sea, que sabes mucho más que yo de política. Y estaban haciendo como una lucha de poder entre ellos. Y como a uno lo conozco más que al otro pero el otro me cayó bien -tengo buena afinidad áurica para ver si es buena persona o no, y me parecieron las dos buenas personas- pero, en ese momento, era una lucha de egos, en lugar de hacer un frente común y acordar. El que no acuerda es el ego porque el ego es infantil, el ego se empaca tipo mula, el ego se empaca porque es infantil. Si el ego fuera adulto automáticamente se integraría solo; el ego jamás es adulto. Eso es algo que muy pocas personas lo entienden: no hay rol del ego adulto, los roles del ego siempre son infantiles porque buscan ganar, buscan llevar harina para su costal siempre. Y cuando no tienes el poder utilizas el otro rol -que lo digo en muchas psicointegraciones-, que es el rol de víctima, el pobre de mí, y de esa manera ejerces también un poder siendo débil; hablo de otro tipo de debilidad, no de debilidad física, ni moral, ni espiritual. De repente vas a la casa de alguien que te invita y ese alguien conoce a las diez personas que hay ahí y tú no conoces a ninguna. Entonces estás en inferioridad de condiciones porque no tienes con quién hablar. Es como que, al comienzo, hasta que no entras con confianza con ellos, te quedas como quieto. En cambio, el otro tiene el poder porque conoce a todos y es que como de alguna manera te lleva de la anilla de la nariz adonde él quiere: ven, siéntate acá... Y quizás un poco por timidez egoica y otro poco por indecisión egoica de las personas hay dos o tres que verdaderamente supones que congenian contigo pero de repente tu amigo te acomodó ahí, en ese sillón, y al lado tienes dos personas con las que vibracionalmente –áuricamente- no te llevas bien y capaz que te quedas ahí sentado toda la noche sin intercambiar ideas porque ni tú hablas ni las personas que están al lado tampoco te tratan. No en todos los casos es así. Si tú eres una persona de carácter y de repente no tienes ego -ese ego que te puede bajar la estima- te levantas, vas a la barra, te sirves y te pones a charlar con las personas que verdaderamente piensas que congenian contigo y haces caso omiso de lo que diga ese amigo. O sea, todo tiene que ver cómo uno se desenvuelve con desconocidos. Hay personas que directamente, por roles del ego de timidez, se quedan enclaustrados entre comillas "en un sillón" mientras que hay otros que pasean por todo el salón y van intercambiando ideas con todos. Esa noche puede ganar amigos o no pero la pasó bien porque intercambió ideas. ¿Qué otros roles del ego hay?
David: Bueno, yo creo que el de la manipulación verbal, o sea, llegar a través de convencimiento. Yo creo que es un gran manipulador por facilidad de la palabra y facilidad de convencimiento hacia el otro, buscando determinado objetivo.
Jorge: A ver, a ver. Supongamos que nosotros dos no nos conocemos y tú me propones un negocio o me haces una propuesta de vacaciones de ir a tal lugar. Tiene que ver también con mi carácter, con mi decisión, con mi personalidad y hasta qué punto está en mí sacar el rol del ego porque si yo tengo un rol del ego permisivo me vas a envolver y me vas a llevar a tu lugar y me vas a manejar. Pero tranquilamente puedo decir "no, no me interesa este lugar". O sea, "a mí el frío me hace mal; yo quiero un lugar cálido para vacacionar".
David: Pero yo, si me vuelvo a mis 18 años o un poco para atrás -y quizá un poco para adelante también- capaz que puedo darte hasta generarte la duda y en este momento de duda es donde más te voy a presionar. O sea, era en su momento, ahora no lo hago.
Jorge: ¿Digamos que tú eras el manipulador?
David: Si, cien por cien. Más que nada con las mujeres. Hacía a mi antojo lo que quería, lo que quería. Con el objetivo de sexo, de pasarlo bien un rato y después, como no te quiero ver más, te desecho y después...
Jorge: Está bien, no vayas más lejos porque estamos grabando. De todas maneras no te justifiques, no te justifiques porque si hay un manipulador hay una persona que se deja manipular. Siempre estamos hablando de personas mayores de edad. Yo de repente puedo conocer a una persona que me agrada y voy a utilizar mi speech para conquistarla. Pero como yo digo siempre: “el poder de la palabra se lo da el otro”, de la misma manera que yo, con mi palabra, si tú lo permites, puedo lastimarte desvalorizándote. Con la palabra puedo manipularte pero el poder se lo da el otro porque si no te pondrías tú en el rol de victimario, como que tú, envolviendo a las personas, son tus víctimas. Y tampoco es tan así porque al fin y al cabo las otras personas -estamos hablando de personas mayores, de mujeres mayores, estamos hablando de perfecto estado de salud mental- si se dejaron envolver puede ser porque ellas también querían una intimidad. ¿Por qué no? O sea, no somos infalibles tampoco. También tiene que ver con la permisibilidad del otro. De todas maneras, no sé hasta qué punto eso es una manipulación grave. Hay manipulaciones donde sacas ventaja del otro. El hecho de que en una relación de pareja uno convenza a la otra parte a estar con uno y la otra parte acepta no lo interpreto como sacar ventaja porque tú, como varón, sería machista de tu parte pensar así porque, ¿qué sabes si la otra persona no está sacando ventaja de ti? Los chicos de ahora que van a las discos sé de buenas fuentes que hay chicas jóvenes que apuestan a cuantos chicos tranzan en una noche -tranzar, en la jerga de Buenos Aires, significa besarse y curtir significa ir un poco más allá-. Entonces, no es tan así. Digamos que hay personas que conceden porque lo aceptan, no porque uno tenga el don de la manipulación total tipo hipnotizador de pacotilla; eso no existe, pero igual hay que saber ser un buen vendedor. Yo viajaba una vez en un colectivo -lo que en otro país se conoce como bus- y sube un hombre vendiendo lapiceras, con voz de mendigo: -¿No me compra una lapicera, por favor? ¿No me compra una lapicera? La regla del vendedor es que la primera palabra no tiene que ser "No". Puedes preguntar "¿me compra una lapicera?" porque si tu primera sílaba es "No" o tu primera palabra es "No" el otro te dice "No". Eso es lo primero que te enseñan como vendedor de lo que fuera. -¿No quiere darme tal cosa? -No. -¿No me presta? -No. Es "¿Me presta?", no "¿No me presta?". Que también te puede decir no pero cuanto tú dices el no delante, preguntando, es mucho más fácil que te digan "No". Esto también es otro rol del ego, el rol del ya entrar vencido a la venta.
David: Ir de perdedor, ir a perder.
Jorge: Ir a perder porque es algo que lo escuché de generaciones anteriores a la mía, donde dices "El no ya lo tienes si no te arriesgas"; vas por el sí. Puedes tener un 50% de sí y un 50% de no pero sino preguntas, sino averiguas, sino te lanzas, es un 100% de no.
David: O sea, es algo que siempre todos dicen "El no ya lo tienes", qué sé yo, pero es algo que no me gusta pensar en eso porque la otra persona nunca te dijo que no. Por ahí empiezas con un 50% y depende de cómo tú hagas, cómo tú te manifiestes...
Jorge: Está bien…
David: Sí, sí, entiendo, es un punto de vista propio. Nada más.
Jorge: "El no ya lo tienes" tiene otro significado. Yo de repente voy a buscar un trabajo y veo gente más joven que yo en ese trabajo y digo "Para que voy a ir si me van a rebotar, si no me van a tomar por mi edad". Si no me arriesgo lógico que ya tengo el no porque yo me estoy poniendo ese no. Si me arriesgo, quizá por mi edad, ni siquiera tengo un 50% de sí, tal vez tenga un 20% de sí y un 80% de no. Pero, ¿por qué no me voy a arriesgar si yo sé que tengo un 20%? ¿Qué sé yo? Yo no soy adivino. O sea, cuando yo digo "El no ya lo tienes" es el no que uno se está poniendo, no que el otro te lo pone, eso quiero dejarlo en claro. De repente me gusta esa chica pero es muy bonita y, como yo me siento en inferioridad de condiciones porque me miro al espejo y no me siento lindo, ni siquiera le digo A, porque me va a dar vuelta a la cara. Entonces, ¿quién me está dando el no? ¿Ella? No, yo me estoy dando el no porque mi rol del ego me está infravalorando. Ése es otro de los roles del ego, donde me infravaloro, que es lo opuesto al rol del ego que la mayoría conoce, que es el rol del ego narcisista: "Yo todo lo puedo, yo todo lo hago". ¡Qué ego que tiene esa persona, mira que se la cree! Ése es el ego que la mayoría de la gente conoce. Pero es una de las facetas de ego, la más conocida, el que se sube arriba del pedestal y se cruza de brazos: adórenme, adórenme. Ayer hice un monólogo de charlas donde comentaba sobre la vida física y la vida espiritual y, en determinado momento, me remonté a 2.000 años atrás, hablando sobre los roles del ego. Hace 2.000 años atrás podías subirte a un monte y disertar sobre determinado tema espiritual y podías tener 20 o 30 personas escuchándote, quizá personas ignorantes pero la palabra ignorante -que tanto molesta a la gente- significa no saber algo. Yo sé tres cosas y soy ignorante en 100. ¿Y qué? Por eso hay gente que se ofende cuando le dicen ignorante. Ignorante es ignorar algo. Como dije recién, conozco 3 cosas y soy ignorante en 100. Entonces, hace 2000 años te subías a un monte y disertabas y 20 personas te aplaudían. Hoy tienes Internet, hoy tienes televisión, 20 millones de personas te pueden escuchar; sin embargo, matemáticamente, te va a seguir un 1% en comparación con los que te hubieran seguido hace 2.000 años atrás. ¿Por qué? Porque ahora la mayoría se cree maestro porque han leído un libro espiritual -como éste que tienes tú en la manos, que es hermoso-, porque tienen una biblioteca llena de libros espirituales y, si bien los libros espirituales te nutren -porque no se puede negar, te nutren- tiene que ver como apliques esa nutrición en tu vida. Entonces, el mensaje hoy es muy difícil transmitirlo aunque tengas internet y aunque tengas televisión porque, como dije ayer en ese pequeño monólogo, muchos se creen maestros. Entonces, hay lucha de poderes. Y, al igual que este senador y este diputado -que los dos eran buenas personas-, en lugar de unirse en bien del país, tenían una lucha de poderes a ver quién podía sacar más ventaja sobre el otro. Entonces, hoy, estos llamados maestros, en lugar de sumar cada uno busca su corriente. Y lo mismo pasó con las religiones. Las religiones en sí no son malas -religión significa "religare"-, lo malo es el fundamentalismo. El fundamentalismo es uno de los peores egos porque te ciega, porque te fanatiza. Te fanatiza al punto tal que no escuchas nada más de lo que te pueda decir ese gurú cuando, en realidad, el verdadero mensaje es al revés. Sócrates, con su mayéutica, hacía que el discípulo piense, que el discípulo encuentre la respuesta cuando el discípulo le preguntaba a Sócrates. Sócrates no le daba la respuesta, Sócrates le hacía pensar. Eso se llama mayéutica. Y eso es el verdadero mensaje espiritual: que la persona, cualquiera que sea, no siga a su maestro ciegamente sino que analice las palabras del maestro, que le debata. Cuidado, debatir no es desvalorizar. Yo puedo debatir contigo toda la tarde pero no te voy a desvalorizar por más que yo sea el profesor y tú estés aprendiendo. Nunca te voy a decir "Cállate, no sabes nada" porque seguramente yo, a tu edad, sabía la mitad de lo que sabes tú. Entonces, me estaría "riendo de mí mismo". No sé si se entiende.
David: Sí.
Jorge: Entonces, se trata de sumar. Hay personas que dicen: ¿qué puedo sumar yo?
David: Pero la verdad es que a mí me fastidia un montón de cosas de la gente.
Jorge: Siempre hablando del ego, ¿no?
David: Sí, la verdad, no sé si es del ego o no pero sí, sí es del ego.
Jorge: Hablando impersonalmente, o sea, no hables de personas puntualmente.
David: No, sino de la forma de pensar de la sociedad.
Jorge: ¿Qué cosas te fastidian de la sociedad, por ejemplo?
David: Se me vienen a la mente dos cosas: una la incapacidad del país de pensar en país y de seguir queriendo que la torta política la sigan comiendo las mismas familias tradicionales que la comían hace 200 años, y lo vivo en carne propia porque yo, para entrar al sistema político, es durísimo, es durísimo y para una persona que lo siente y lo late es muy duro.
Jorge: Fíjate, David, que hay un sistema tan pernicioso como el político que es el sistema económico, que no solamente sucede en nuestro país. Lo que se llama globalización, que tendría que ser hermoso, en este momento vendría a ser como el... ¿Te acuerdas de ese jueguito del Pacman que se come los fantasmitas?
David: Sí.
Jorge: Bueno, la globalización, vendría a ser como el Pacman, que se está comiendo a los países a nivel económico, y no tendría por qué ser así. O sea, conozco políticos que tienen más fortuna de lo que se podría gastar en diez vidas -en diez vidas físicas- pero, por ego, siguen acumulando. Y ese ego les ciega tanto el entendimiento, les ciega tanto el razonamiento que no lo van a comprender. Sabemos que hay políticos que tienen problemas de salud graves y siguen acumulando riquezas y poder. ¿En función de qué? En función de nada. Aparte, fíjate en esto, que es una regla de tres simple: tomo como ejemplo países de este querido y hermoso continente llamado África, donde hay dictadores que se enriquecen con dinero, que sería incontable de tanto que tienen. Pero fíjate en el pueblo, donde hay chicos que no comen todos los días, en ese pueblo, donde ese dictador está envuelto en oro, en canillas de oro, en escaleras de mármol, en sábanas de seda y contando billetes verdes. Y, ¿para qué? Estoy hablando de dictadores que tienen una edad ya bastante avanzada, que no se sabe cuánto les queda de vida física y siguen, sin embargo, acumulando, sin importarles ni un ápice lo que le pase al pueblo. Y razona esto, que estás estudiando Ciencias políticas: en Asia, África, algunos países de Europa, muchos países de América -generalmente América hispana, que nosotros decimos latina-, cuanto más rico es el que está en poder más pobre es el pueblo. ¿Dime si no es así? Piénsalo.
David: Si. Es más, siempre ha sido el modelo del Brasil de Lula. Para mí ese tipo es...
Jorge: Sí, sí, sí, hay ejemplos y ejemplos. Fíjate el caso de un país -no lo voy a nombrar- de África del Norte que hace poco se derrocó a un dictador, un dictador bañado en oro y fue ejecutado, ¿no? ¿Cómo estaba el pueblo? Muerto de hambre. En África Central pasa exactamente lo mismo, en tres o cuatro países. En América te puedo nombrar por lo menos cuatro países por debajo de Panamá con gobiernos ricos y pueblos pobres. No voy a dar nombres, obviamente, pero tú sabes que es así, y eso es ego. Una vez se ofendieron -porque el que se ofende es el ego- porque me preguntaron qué porcentaje hay de seres en la Luz en los planos 4 y 5, y les respondí un 1%...
David: Cómo, cómo fue eso, qué personaje...
Jorge: ...que nosotros tenemos un thetán y también hay espíritus desencarnados. ¿Qué porcentaje de entidades espirituales están en los planos Maestro y de Luz, los planos 4 y 5? Mi respuesta fue un 1%; el otro 99% está en los planos del error. El gran porcentaje está en el plano 3, que es un plano que siempre le dijimos del error pero que es un plano de recuperación, donde está el grueso de la gente, el grueso de la sociedad. No es un plano de crueldad el plano 3 pero tampoco es un plano donde la persona se comprometa. Pero no es un plano de persona negativa, es directamente que la persona no se compromete. Hay de todo: maestros, amas de casa, arquitectos. Incluso algunas personas que son caritativas y misericordiosas están en el plano 3, quizás en un plano 3 subnivel alto porque no terminan de integrar sus roles de ego, porque lo que pesa en los planos espirituales no son los engramas sino los roles de ego, que te jala hacia abajo. Para terminar, los Maestros de Luz, ya sean thetanes o espíritus no encarnados, ¿tienen ego? No, no tienen ego. ¿Son infalibles? No. ¿Cómo no si ustedes dicen que el águila ve mucho más allá que la hormiga? Sí, ve mucho más allá pero tampoco es el telescopio Hubble; el telescopio Hubble seria Eón, Dios. O sea, que un Maestro de Luz puede dar su opinión y no necesariamente tiene que ser certera. Obviamente que no lo va a hacer a propósito porque justamente un Maestro de Luz lo que busca es ayudar a aquel que está encarnado o a otros espíritus de niveles más bajos, no va a mentir a propósito pero puede carecer de determinado conocimiento y emitir precozmente una opinión -digo precozmente- porque perfectamente puede consultar conceptualmente a otro maestro en milésimas de segundo y el otro Maestro puede dar también su opinión, pero no lo hace. Entonces, ¿qué? ¿Tiene una partícula de ego, que no lo consulta al otro maestro para saber si está bien fundada su opinión? No, tal vez no. Tal vez crea de buena fe -si se entiende lo que quiero decir-, de buena voluntad, que su punto de vista está bien y dé su opinión. No es que no pida ayuda a otro por ego. Simplemente porque interpreta que, digamos, como si tú, en la facultad, una materia te la sabes de memoria y te juntaras antes de entrar a la facultad con otros compañeros para tomar un café y dijeras "¿Para qué voy a preguntar sobre esto si me lo sé de memoria?". No lo estás haciendo de vanidoso o de egocéntrico, simplemente porque piensas que lo que estudiaste está bien. Y es lo que yo pienso. Y toco este tema porque tenemos sesiones grabadas donde hay Maestros de Luz que han emitido su opinión que a mí no me termina de convencer, a mí no me cierra. Y esto lo quería volver a tocar porque ya lo toqué un poquito en el pequeño monólogo que hice, que ya te pasaré. En resumen: ¿Qué es el ego? Y respondo: El ego somos nosotros, porque mucha gente piensa que el ego es un sidecar -en Argentina, como se habla poco inglés se llama sidecar-, que es un carrito pegado al lado de la moto. O sea, piensan que el ego es algo que tenemos aparte. No. El ego está dentro de nosotros, el ego somos nosotros mismos. Cuando nosotros hablamos de integrarlo significa poder manejar nuestra vida, de poder conducir nuestra vida sin que un “yoismo” nos desvíe de nuestro camino. Al no tener ego estás pendiente del otro. Eso no significa que te descuides de tu propia persona, para nada, pero estás pendiente del otro. El que es egoico por ahí pasa por al lado y ni te vio, y por ahí te presentaron en una reunión a tal persona y te pasó por ahí y ni te vio porque está en su mundo. Y tú dices "¡qué desconsiderada!" o si tienes ego y también tienes ese complejo de inferioridad piensas "seguro que no me saludó porque no le caí bien" -de vuelta a los condicionamientos- y quizá no te vio de verdad porque está en su mundo, porque la otra persona tiene ego. Pero si tú te persigues diciendo "me ignoró porque no sirvo", "me ignoró porque no valgo nada" tú te das manillas porque sacas conclusiones por tu cuenta, gratuitamente. Entonces, el secreto para ser feliz es no sacar conclusiones antes de...
David: De preguntar.
Jorge: De preguntar, claro. Ése es el secreto. ¿Fórmula para vencer el ego? El ego está siempre. Es tratar de mantenerlo a raya.
David: ¿Cómo hace una persona para no tener ego?
Jorge: Primero voy a decir una cosa: quien más poder tiene de lastimarte es quien está más cerca de ti. No necesariamente tiene que ser familia; puede ser amigo, puede ser una persona que conozcas por internet y que no conozcas personalmente pero al que le tengas un tremendo aprecio. Cuanto más cerca, sentimentalmente, afectivamente sientas a la persona -no estoy hablando a nivel de pareja, ¿eh?, porque puede ser a nivel de amistad, amistad de compañero o de lo que sea- es la persona que tiene más poder de lastimarte porque te entregas a la persona afectivamente. Entonces, eres como vulnerable ante esa persona y el ego se aprovecha de la vulnerabilidad pero tampoco puedes tener un escudo de armas ante todo el mundo porque no puedes salir a la calle con armadura porque -y esto es una cosa paradójica- la armadura también es un ego, porque te estás escondiendo. La armadura es uno de los principales egos. Cuando te proteges de todo el mundo esa armadura es uno de los mayores egos. Entonces, hay que dejarse fluir. Y siempre va a haber una persona que pueda lastimarte, por más integrados que tengas tus "yoes", siempre. El tema es saberlo esconder a tiempo. Que no se mal entienda: no digo barrer debajo de la alfombra porque la suciedad queda debajo de la alfombra y el rencor te queda en el chakra laríngeo. Cuando yo digo esconder me refiero a no dar importancia a lo que no tiene importancia. Siempre decimos una frase mundana callejera: "no dar más importancia al pito de lo que el pito vale". Hoy me repitieron una frase que dije hace mucho. Me la repitieron en una red social: "Si un niño te saca la lengua o un perro te ladra no vas a discutir con el niño ni te vas a enojar con el perro, porque te pondrías a su altura". O si un mono te hace muecas no te puedes enojar con el mono porque te pondrías a la altura del mono y adoptarías el rol del mono". Sin que el ego de la gente se ofenda, hay gente que te critica o que te señala o que busca halagarte para desarmarte, y que son como ese niño que saca la lengua. No puedes engancharte. Y más peligrosa que la crítica es el halago. El halago es mucho más peligroso porque tú ante la crítica ya te estás cerrando -porque también pones un ego protector ante la crítica- el ego de ofenderte o de reaccionar reactivamente; en cambio, ante el halago te desarmas y quedas vulnerable. Y con el halago es donde más pueden manipularte. ¡Ojo con eso! ¡Mucho cuidado con eso!
David: Entonces, el tema de manejar el ego es saber a quién permitirle. O más: saber en qué momento permitir.
Jorge: Yo diría otra cosa mejor porque no puedes estar evaluando a quien permitir y a quien no, porque es un desgaste tremendo. Yo diría una frase que dije hace 15 años atrás: "Debemos despersonalizarnos". O sea, vernos a nosotros mismos como si estuviéramos afuera de nosotros. Una frase similar dijo la Madre Teresa: "Debemos desidentificarnos", estar fuera de nosotros, como si estuviéramos fuera de la película, y de esa manera nada nos afecta. Nos afecta porque estamos dentro de la película, estamos dentro del rol, y el rol es ego. Salir de nosotros mismos, salir -metafóricamente- de dentro de nosotros mismos, quiero decir.
David: Claro. Sería, refiriéndome a esta charla, imaginarme escuchando desde afuera, siendo yo un tercero escuchando esta charla.
Jorge: Exacto, como si tú fueras un tercero, que si yo de repente discuto contigo y te digo, desde mis años a tus años… ¿Tienes, me dijiste?
David: Veinticinco.
Jorge: Veinticinco. Yo lo sabía, pero para que quede grabado. "Eres un niño, eres un chaval, no estás a la altura de discutir conmigo, recién empiezas, apenas te has destetado hace poco". Entonces puede surgir tu ego: -¿Pero de qué se las cree este hombre? Yo ya soy maduro. Entonces sale tu ego a defender que te haya dicho infantil porque no aprendiste a reírte de ti mismo: "Bueno, si es lo que él piensa, allá él". También pasa al revés: a veces, jugando con un deporte -y esto lo he comentado muchísimas veces- me dicen: -Ojo, Olguín, tú ya no estás para esto. Te gané 6-3, 6-3. Ya estás para la ambulancia porque te caíste a pedazos. -¡Ah, sí! Ahora vas a ver cuando lleguemos a la mesa de entrada y paguemos, donde dejé mi bastón. Te voy a pegar con mi bastón. Y se matan de risa. Entonces, cuando te ríes de ti mismo -gracias a Dios no uso bastón, por ahora- le quité la herramienta al otro, esa herramienta de burla, porque yo mismo me estoy cargando, yo mismo me rio de mí. Y ése es el secreto. -Cállate, eres un pibe. Tú no puedes discutir conmigo. -Tienes razón. ¡Mozo! Suspenda la cerveza y tráigame un vaso de leche descremada, por favor. Y la otra persona se quedó sin argumentos.
David: Cien por cien.
Jorge: Se levanta y se va. Y ganaste tú, porque te reíste de ti mismo. Ése es el secreto. Entonces, cuanto tú te ríes de ti mismo no hay ego que pueda subsistir, se desinfla. Y eso fue todo por ahora.
|