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Conceptos sobre la elevación espiritual |
LA ELEVACION ESPIRITUAL
Para elevarse espiritualmente no es suficiente con tener pensamientos puros. No basta con meditar horas y horas, ni alcanza con pensar que estamos cerca de Dios. Esto sería elegir el camino más fácil, el más simple. Tampoco nos elevamos espiritualmente pasando al otro extremo, o sea, buscando una relación material donde canalizar nuestro amor, o lo que creemos que es amor. En ambos casos estaríamos siendo egoístas porque, si nos ponemos a meditar aislados de todo, no le servimos a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Y si buscamos a alguien a quien necesitar, tampoco somos útiles, porque amar es dar y no pedir. Solo te puedes elevar espiritualmente si canalizas el verdadero amor. ¿Cómo reconoces ese amor tan puro? Viendo a Dios en tu semejante, pero viéndolo dentro de la persona. No será una tarea sencilla, pues todos estamos condicionados a ver la fachada de la persona y la aceptamos o la rechazamos de acuerdo con la primera impresión. No vamos a ver su espíritu, no vamos a sentir su energía, no vamos a escuchar sus pensamientos, no vamos a valorar su amor impersonal. No... solo vamos a ver su exterior y vamos a juzgar a la persona según ese exterior. Y te equivocarás... y cometerás el error de buscar la afinidad en un rostro, en unos ojos(que tal vez no reflejen ningún alma). Y quizás te encandiles por un cuerpo joven, y creas que esa vibración es la que te hará crecer. Y después notarás que estás igual, o peor. Tal vez tu ser no esté preparado todavía para ver a Dios en ese otro ser semejante a ti. Tal vez dejes pasar la oportunidad de crecer espiritualmente, mezclándote con la energía de esa persona. Como alguien dijo una vez: todos tenemos un camino sembrado de colores en nuestro destino, colores que son pintados por un amor impersonal. Pero, a veces estamos encandilados por un falso sol y no alcanzamos a ver esos colores. Y no ascendemos... y no nos elevamos espiritualmente al no canalizar la esencia divina de ese alma afín. Y nos transformamos en uno más del montón, donde solo sobresale lo material, donde triunfa el dolor, el fracaso, la mentira...Donde llegamos a confundir vivir con sobrevivir...y nos metamorfoseamos en conformistas... y nos aletargamos... y nos acostumbramos a las cosas comunes. Y un día, quizás nos llegamos a olvidar que tuvimos una inquietud, que quisimos algo. ¿Qué era? No sé, algo que pensamos que nos pondría mal (porque siempre se tiene miedo a crecer), algo que no nos atrevimos a experimentar (porque es más fácil entregarse a la materia que al espíritu). Y el tiempo pasa... y nos transformamos en un punto... rodeado de millones de puntos... y miraremos el cielo... y una angustia se apoderará de nuestra alma... y no sabremos por qué... y buscaremos por fin ese abrazo... Y será voluntad de Dios el que todavía estemos a tiempo. Jorge Raúl Olguín. Una idea importante sobre la elevación es que si se sigue la ley de causa-consecuencia no hay crecimiento por estar actuando automáticamente. De eso se derivan varias ideas de las que se pueden poner ejemplos en distintos niveles:
Un engrama forma parte del universo creado, pero no forma parte de nuestra partícula divina. Un rol forma parte del universo creado, pero no forma parte de nuestra partícula divina. Nuestro espíritu forma parte del universo creado, pero no forma parte de nuestra partícula divina. Una ley física forma parte del universo creado, pero no forma parte de nuestra partícula divina. A partir de esto llegamos a la conclusión que no hay crecimiento si no usamos lo que nos hace distintos de lo que es el universo creado: la partícula divina. Entonces, la partícula divina no sigue la ley de causa consecuencia. En esencia tiene libre albedrío. En esencia está fuera del universo creado que sigue las leyes creadas por el Absoluto sin poder desviarse. Todo esto me recuerda a lo que dije en otro mensaje sobre el concepto de autosemejanza. De la misma forma que de una fórmula nace un fractal, cada una de las partes del cual son autosemejantes, las leyes creadas por el padre se reflejan en formas similares en las consecuencias de lo que vivimos día a día. Es como un árbol con sus ramas. Cada una de esas ramas-derivaciones es consecuencia de su rama padre. ¿Cuál es la raíz del árbol de la creación? El amor. Ahora queda saber por qué se crean las ramas. Cuando a Eón se le preguntó, su respuesta fue: ¿Y por qué no? Daniel José. Si dos pueden... todos pueden: Una vez me preguntó mi hija Jesica cuando tenía 17 años: Entonces... ¿No será que EÓN "nos puso peso demás" y apenas podemos caminar en el sendero hacia la LUZ? Y le respondí: -Tu teoría es buena, Jesica, pero no aceptable... porque todos los espíritus tenemos mente reactiva. Sin embargo, los Maestros Sidartha y Jesús no tuvieron obstáculos para elevarse espiritualmente... y si dos pudieron... ¡todos podemos! Porque la mente reactiva no tiene poder sobre nosotros si nuestro horizonte es el prójimo, ya que al dar prioridad al otro no le damos cabida al ego. Cordialmente: Jorge Olguín. Mail recibido Voluntad de Dios y Voluntad Propia para decidir si ese momento ha llegado... o no... Éramos cerca de 15 personas y nos sentábamos a una mesa larga en el 1º piso, que lo habilitaban expresamente para nosotros. En una de esas tardes, mi Yo Superior me sugirió conceptos y comencé a escribir aforismos en servilletas de papel. En una semana llegué a escribir (dictados por Johnakan) 316 aforismos. Y luego no tuve más inspiración (o Johnakan pensó que ya eran suficientes). Uno de los aforismos dice: "Hacia arriba subes, hacia adentro te elevas". Y coincide "causalmente" con tus palabras: Creo que la Elevación Espiritual es Hacia Adentro. Aunque suene contradictorio: "Subimos Hacia EL Centro". Un abrazo cordial: Prof. Jorge Olguín.
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