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Sobre el ego

Grupo Elron

 

Enumera un buen número de roles del ego y sus efectos sobre la persona. Todos los roles del ego la manipulan -de alguna manera- impidiéndola relacionarse libremente consigo misma y con el entorno. Los roles del ego pueden, hoy día, ser integrados, desactivados, con la técnica de psicointegración.

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Jorge Raúl Olguín: Muchos tienen una noción reducida o parcial de lo que es el ego. Cuando hablan de una persona que tiene ego se imaginan alguien pedante, alguien que está subido a un pedestal. Y sí, esos son unos de los roles del ego. Otro rol del ego puede ser la baja estima o una persona que tiene temor a comunicarse o que no se atreve ir a una reunión porque piensa qué dirán de cómo está vestida.

 

El ego también tiene que ver con la baja estima. El ego tiene que ver con decenas y decenas de roles.

 

El ego es absolutamente manipulador, en lugar de dirigir tú tus acciones, es tu ego quién las dirige.

 

El ego se basa en impulsos y el ego luego recrimina esos impulsos haciéndote sentir culpable.

 

El ego busca la aprobación de los demás, el ego vive pendiente de la opinión del otro, el ego necesita. Por eso hay amores egoicos, amores donde tú dices: -Por favor, ven, te extraño, te preciso, te necesito, ‘te’... siempre en función de lo que uno quiere, no lo que el otro quiere. Necesitamos; el ego necesita.

 

El ego vive de apariencias y es uno de los grandes manipuladores. El ego se ofende, el ego monta en cólera, el ego es susceptible, el ego prejuzga pero, por sobre todas las cosas, te hace sentir mal. Y por suerte eso se puede modificar.

 

Vivo estudiando el tema del ego desde hace más de dos décadas, profundizando mucho, estudiando conductas, entendiendo, comprendiendo y aprendiendo cada día más. Gracias a ello ideé en 1.997 la técnica de psicointegración, que integra los roles del ego, porque el ego no se destruye, el ego nunca se destruye, el ego no se erradica, a diferencia de los engramas que sí se erradican. El ego se integra.

 

Pero el ego está al acecho y, a la menor debilidad, al menor síntoma de debilidad, el ego puede asomar nuevamente. Por eso debemos estar alerta. La técnica de psicointegración no sólo desactiva esos roles sino que permite que la persona esté atenta a que no vuelvan a resurgir.

 

Sabemos que el ego es un fruto de la mente reactiva, al igual que los engramas. Los engramas son implantes hipnóticos que nos vienen condicionando y que pueden ser de esta vida o de vidas pasadas. Pero el ego -que es a lo que me refiero ahora- es un lastre para nuestro crecimiento tanto espiritual como en la vida cotidiana porque no te permite ser feliz porque no eres tú, es tu ego el que va delante y como está –de alguna manera- absorbiendo, abrevando de la mente reactiva se maneja en base a impulsos, a diferencia de la mente analítica que razona, que piensa antes de actuar.

 

El ego tiene miles de facetas: por momentos te hace sentir con aires de superioridad, por momentos te hace sentir una cosa pequeñita, por momentos es como que te vuelcas a querer lograr cosas para compensar esa falta, esa soledad porque el ego, a veces, es como que te aísla de las cosas. Pero eso se soluciona para que la persona pueda desenvolverse, sea absolutamente normal, ser feliz porque la felicidad -y eso ya lo he dicho varias veces- no es una meta, la felicidad es gozar el mientras tanto, la felicidad es gozar la búsqueda. El ego no te permite gozar la búsqueda porque nunca se satisface. Ése es el error: el ego es un eterno insatisfecho, es un eterno reprimido y, a la vez, es un eterno prejuicioso. O sea, que tiene facetas contradictorias que se chocan entre sí. Pero insisto: eso se puede revertir perfectamente.

 

Toda la Luz. Hasta todo momento.