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Charla sobre vida unicelular y espíritu. 21/9/12 |
Sesión del 21/09/2012 de Jorge Olguín. Habla sobre organismos unicelulares, de la vida de esos seres, que es alimentarse, reproducirse y morir. Pero hay un espíritu que la impulsa.
Jorge Olguín: El tema que quiero tocar es el tema de la vida física.
Siempre he avalado que hasta la vida más pequeña tiene espíritu, pues no hace falta tener un decodificador o cerebro para tener espíritu. Hay animales no conceptuales que poseen algo que se llama instinto. Hay mamíferos que tienen recuerdos, hay mamíferos que tienen sentimientos -como el caso de un perro o el caso de un caballo- pero hay reptiles con mente más primaria que desconocen el concepto de sentimiento y se alimentan por algo llamado instinto.
Aunque no se defina muy bien la palabra instinto me atrevo a ir más lejos: hablemos de vida unicelular. He visto vídeos, a través de microscopio, donde una ameba va extendiendo sus pseudópodos y rodea a dos paramecios. El video es bidimensional pero por coherencia entiendo que la ameba también va cubriendo al paramecio desde arriba, no solamente de costado; si no, directamente huirían por arriba. Una vez que los paramecios quedan dentro de la ameba, entre comillas, empiezan a incomodarse hasta que de repente empiezan a girar, girar, girar y se van deshaciendo -interpreto que por enzimas que va largando la ameba- y de alguna manera los va ingiriendo, se va alimentando de ellos
Ahora bien, estamos hablando de un organismo unicelular: ¿qué patrón genético impulsa al organismo celular para que se alimente de otro u otros organismos celulares? ¿Qué instinto -si cabe el término- puede tener un organismo celular? Ninguno.
Científicamente, diríamos que hay un patrón genético que lo hace actuar de esa manera. Pero si yo lo veo desde el punto de vista espiritual entiendo que ese espíritu es quien hace obrar a esa primaria unidad biológica.
Desde hace una década y media afirmo que cada espíritu se va adecuando a cada unidad biológica; los espíritus son energía suprafísica conceptual. Ese espíritu se va adaptando a la vida física. Esto significa que a un homo sapiens le cabe tener un espíritu conceptual acorde a nuestro decodificador. El espíritu de un perro, el espíritu de un caballo, el espíritu de un elefante va a ser un espíritu más primario, o sea, no es que el espíritu que encarnó en un homo sapiens encarne en otra vida en un animal menos conceptual porque no encajarían las piezas. Y entiendo que el espíritu que encarna en una ameba es absolutamente primario. Sin embargo, tiene el suficiente concepto para que la ameba pueda alimentarse de otro animal unicelular, de otra vida unicelular, algo que nunca se ha tocado anteriormente.
Esto significa que hasta el espíritu más primario como, por ejemplo, el espíritu de un virus, sabe cómo reproducirse. Los científicos dirán: "Hay un patrón genético".
El virus es la única unidad biológica que no se reproduce por sí misma, pues necesita invadir a otra unidad biológica para reproducirse pero el hecho de que se reproduzca significa que está vivo, significa que es una unidad de vida física. Por lo tanto, tiene espíritu primario, pero espíritu al fin.
Si nosotros nos planteamos, ya sea desde la parte científica o desde la parte espiritual, desde donde queráis, qué es la vida, la vida física interpreto que son unidades biológicas que se alimentan, que se reproducen y que mueren, fríamente. Cuanto más elevado sea el concepto de la unidad biológica más vivencias van a experimentar, hasta llegar a nosotros los homo sapiens que en este planeta Sol 3, Tierra, somos los que más vivencias tenemos con nuestros sentimientos, con nuestras emociones, con nuestros egoísmos, como algunos tenemos el afán de libertad, otros el afán de poder, otros el afán de sometimiento, otros tenemos el afán de brindar. Cuanto más compleja es la vida más vivencias se experimentan.
Pero la misma complejidad es una herramienta de doble filo; herramienta de doble filo porque se experimentan más emociones, más roles de ego, más luchas de poder, más apetitos donde no existe la saciedad. Es como el tigre cebado que quiere más y más.
Mientras una ameba se alimenta en un medio microscópico de un paramecio, el ser humano, que es la entidad más compleja en este planeta, se alimenta de sus propios vicios, de sus propias vulnerabilidades, de sus propios deseos, de sus propias circunstancias y no hay excusa: la responsabilidad es de cada uno, somos responsables de lo que hacemos, de lo que provocamos o de lo que no provocamos por omisión, pero siempre somos responsables hasta tanto no despertemos. Aquel espíritu que es fuerte, que es complejo por dentro -cuando digo fuerte significa que tiene templanza- no precisa de una mano que lo guíe. Esto lo afirmo. Lo que pasa es que estos espíritus son especiales, son distintos.
Siddharta no precisó de una mano que lo guiase para llegar al despertar y luego, a la iluminación, fue un autoiniciado. Y esto lo afirmo. Y como él conozco otros. Y esto es verdad.
Es todo por ahora. Gracias.
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