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Elevación espiritual y dato estable |
24/3/11 Charla de Jorge Olguín sobre el dato estable, los avances que están a medio camino, la elevación espiritual, el vivir con naturalidad, y la capacidad de crear propia de tener las bases sólidas.
Jorge Olguín: En el camino espiritual muchas veces nos encontramos con distintos terapeutas que están en la búsqueda. Muchos avizoran el sendero a seguir y ponen toda la buena voluntad, pero quizá la falta de información les haga desviar la vista de la meta. Es verdad que existe algo que se llama “La doctrina del dato estable”. A veces, el dato estable puede no ser verdadero, pero mientras esté ese dato estable nos manejamos con él. En “Ciencias” se manejan con datos estables porque, humildemente, tengo entendido que toda teoría debe probarse. Hubo muchos científicos en el siglo XX, catalogados entre los mejores, que han trascendido mediante teorías. Y si bien en la física, la teoría puede ser algo no demostrado, de alguna manera es como que señala el camino. Si quisiera ser drástico diría: “Está bien, pero sigue siendo teoría”. No es teoría cuando algo es demostrable y tiene pruebas sólidas, concretas. El mundo espiritual y angélico -que fue estructurado a través de canalizaciones- es un dato estable. Y es el dato más estable de los que conocemos. Por lo tanto, el rompecabezas encaja. El 99.99% de los canalizadores ignoran que sólo encarna un 10% del espíritu en el plano físico. El hecho de ignorar ese conocimiento hace que toda su doctrina, dogma -o como le llamen- sea falaz, o sea, se apoya en una falacia, porque desde la base ya está mal todo lo demás. Si yo ocupo de fórmulas una pizarra entera, pero la primera fórmula la desarrollo mal, todo el contenido posterior va a estar igual mal desarrollado. Eso por un lado. Los datos estables no son eternos. En el futuro habrá otros datos que demuestren algo del mismo tema con más eficacia y ese dato estable se reemplazará por otro porque ese dato ya no será estable. Y está bien que así sea. Mientras tanto, uno vive con esos datos estables. Los científicos, los biólogos, los neurólogos, etc. no pueden demostrar con palabras concretas cómo un cerebro con millones y millones de neuronas haga que ese ser que porta ese cerebro tenga pensamiento abstracto, es decir, que no se maneje por instintos, sino con razonamientos. Volviendo al tema del ser humano, el hecho de manipular en la amígdala cerebral posiblemente haga que esa persona modere sus impulsos reactivos, pero no los va a eliminar, o sea, es como que la persona va a estar sedada, como aquel paciente psiquiátrico que le dan Risperidona o Ácido Valproico, y es como que está sujeto con eso. Entonces, lo que hacen esas medicaciones es contener la mente reactiva, pero no es que estén logrando que la persona tenga autodeterminación. Amo la ciencia y la medicina pero sería hipócrita si no develara mi forma de pensar… y mi forma de pensar es que a la neurología le falta muchísimo, que les falta muchísimo a los médicos alergistas, que les falta muchísimo a aquellos que investigan la diabetes, que les falta muchísimo a los otorrinolaringólogos. Yo mismo, quien les habla, sufro síndrome de Menière y los médicos no me lo han solucionado. De todas maneras, amo la medicina porque salva vidas a diario. Y no estoy de acuerdo con algunas personas -y acá voy a utilizar una frase que no me gusta porque es una frase muy trillada que dice "quieren ser más papistas que el Papa"- al pensar: -Pero, ¿esos médicos, al salvar esta vida, no están de alguna manera impidiendo que ese ser humano cumpla su elección kármica? Cuidado con ello, porque podemos caer en el karma del cual creen los Brahmanistas –o sea, los hinduistas- que justifican todo a través del Karma. Un muy conocido maestro espiritual de Argentina que cuando era chiquito ganó un millón de pesos en un programa de preguntas y respuestas -su nombre es Claudio María Domínguez y tiene programa propio de radio- dijo que el terremoto de Japón ocurrido hace pocos días, en marzo de 2011, se debe a que seguramente ese país arrastra un karma, y verdaderamente me parece una aberración decir algo así. Agregó que los japoneses son corteses porque no muestran sus sentimientos. Lo que no muestran son sus emociones, no sus sentimientos, porque como dije en 1997, la emoción abreva del ego y el sentimiento es amor. Obviamente que nosotros, seres humanos, al estar encarnados nos expresamos también con emoción. Forma parte de nosotros la emoción porque el ego forma parte de nuestro ser. El ego no se puede erradicar, pero sí integrar. El privarnos de ser emotivos de alguna manera nos permite ser corteses, gentiles y brindar sentimiento. El que alguien no sea expresivo no significa que deba ser catalogado de insensible. El que un pueblo no sea expresivo no significa que ese pueblo se haya “ganado” un karma para sufrir tal desastre. A varios consultantes que me preguntaron si era el terremoto el que causó tantas víctimas les dije: -No, porque en 1923 un terremoto un punto menor causó como mínimo 140.000 víctimas mortales debido a que no había infraestructura. Con el correr de los días las víctimas fueron aumentando. Y muchos dirán: -Entonces, ¿el profesor se equivocó? No, porque el causante fue el sismo por el movimiento de placas tectónicas pero el gran destructor fue el maremoto, lo que los japoneses en su idioma llaman “tsunami”. Pero decir que un pueblo sufre tal o cual catástrofe porque está pagando un karma es desconocer que el karma no es una culpa a pagar, sino una lección a aprender y que no existen los karmas generalizados, sino que son individuales. No por trascender en los medios o por tener un programa de radio o de televisión o haber vendido infinidad de libros tenemos el título de maestros. Como dije infinidad de veces, maestro se es acá, en el plano físico con actitud de vida, dando ejemplos, tratando de ser buenas personas cada día más y equivocándonos cada vez menos. Me incluyo. Porque me equivoco cada día, pero trato de equivocarme cada vez menos. Y crecemos… corrigiendo las conductas equivocadas, aprendiendo de nuestros propios errores y de los errores ajenos. Entendiendo que somos importantes, pero no importantes desde el narcisismo para estar subidos en un pedestal y que nos adoren, sino importantes en función de poder servir al otro… porque no valemos por un resultado ya que éste, a veces, es azar. Valemos por lo que anhelamos y las cosas se nos pueden dar a favor y, a veces, en contra. No podemos restarnos importancia por un fracaso ni podemos sumarnos un gran éxito por una victoria, porque los fracasos y las victorias, ambos, son pasajeros. Y día a día tenemos que probarnos. No se trata de que la vida sea rendir un examen a diario porque dicho de esa manera sonaría como muy poco alentador; se trata de hacer las cosas con gozo, naturalmente, o sea, ser normales. Conozco gente que, aparte de que nosotros somos un rol en el plano físico, tienen un rol dentro de su rol, sin pensarlo que lo son. He conocido gente que se conoce por Internet y trata de buscar una relación afectiva estable -o no- y se describe de una manera: "soy más delgada, soy más apuesto, tengo más cabellera, tengo menos edad…". Y después viene la frustración, porque las personas se conocen. Eso es un tremendo complejo de inferioridad y una tremenda baja estima, porque somos importantes por lo que sentimos, no por cómo nos ven los demás. No busquemos la aprobación del otro; busquemos nuestra propia aprobación. Pero para buscar nuestra propia aprobación tenemos que ganárnosla siendo honestos primero con nosotros mismos y admitiendo que nos equivocamos muchas veces, porque en el plano físico no existe la perfección. Una persona muy cercana a mí me dijo hoy -hará cuatro horas atrás: Tenéis un animal llamado loro que imita la voz humana, pero no sabe lo que está diciendo. Creo que he sido claro. No voy a ahondar más en el tema. Y no estoy haciendo comparaciones porque muchos pueden tener un ego tan grande como la torre Eiffel y deben estar pensando: “El profesor nos está diciendo loros”. Bueno, entonces escuchó su ego, no su oído. Esta grabación es para que la escuchen con el oído, con el espíritu, y no con el ego. Gracias.
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