Dice Osho: -¿Debemos abandonar todas nuestras ideas previas sobre la religión? ¿Podrías hablar sobre la educación religiosa?
Todos los niños son educados, condicionados, en una cierta religión.
Es uno de los crímenes más grandes en contra de la humanidad. No puede haber un crimen más grande que contaminar la mente de un niño inocente con ideas que van a convertirse en obstáculos en su descubrimiento de la vida.
Cuando quieres descubrir algo, tienes que ser totalmente imparcial. No puedes descubrir la religión siendo musulmán, o cristiano o hindú, no. Esas son maneras de impedirte que descubras la religión.
Todas las sociedades, hasta ahora, han estado intentando adoctrinar a los niños. Antes de que el niño sea capaz de hacer preguntas, se le dan respuestas. ¿Te das cuenta de que esto es una estupidez?
El niño no ha hecho la pregunta, y tú ya le estás dando una respuesta. Lo que estás haciendo en realidad es matar la posibilidad de que surja la pregunta. Has llenado su mente con la respuesta. Y si no tiene su propia pregunta, ¿cómo puede tener su propia respuesta? La búsqueda tiene que ser sinceramente suya. No puede ser prestada, no puede ser heredada.
Pero este disparate ha estado sucediendo durante siglos. El sacerdote, el político y tus padres están interesados en hacer algo de tí antes de que puedas descubrir quién eres. Tienen miedo de que si descubres quién eres, seas un rebelde, seas peligroso para los poderes establecidos. Entonces te convertirías en un individuo viviendo por derecho propio, no una vida prestada.
Tienen tanto miedo que antes de que el niño sea capaz de preguntar, de investigar, empiezan a atiborrar su mente con todo tipo de tonterías. El niño está indefenso. Naturalmente, cree en su madre y en su padre, y por supuesto cree en el sacerdote, en el que a su vez creen el padre y la madre. Todavía no ha aparecido el gran fenómeno de la duda.
Y dudar es una de las cosas más valiosas en la vida, porque a menos que dudes no puedes descubrir.
Nos dicen: “Las dudas las siembra el diablo. La duda es quizá el pecado más grande. La creencia es una virtud. Cree y encontrarás; duda y has equivocado el primer paso”.
La verdad es justo lo opuesto. Cree y nunca encontrarás, y todo lo que encuentres no será otra cosa que la proyección de tu propia creencia, no será la verdad.
Duda y duda totalmente, porque la duda es un proceso de limpieza. Saca toda la basura de tu mente.
Te devuelve a la inocencia, vuelves a ser el niño que fue destruido por los padres, por los sacerdotes, por los políticos, por los pedagogos. Tienes que descubrir nuevamente a ese niño. Tienes que empezar desde ese punto.
Yo nací en una familia jainista. En el jainismo no se cree en Dios; no hay un Dios creador. Debido a que el condicionamiento jainista no refuerza la idea de Dios en sus niños, ningún niño jainista, ni ningún adulto, pregunta: - “¿Quién creó el mundo?” - Porque desde el principio han sido condicionados a que el mundo existe desde la eternidad a la eternidad; no hay ningún creador y no hace falta. Por eso, esa pregunta no surge.
Ese niño crecerá y podrá descubrir luego a Dios y al mundo espiritual... porque no habrá certeza si primero no hay duda.
Los budistas nunca hacen la pregunta: “¿Qué es Dios, dónde está Dios?” Porque el budismo no cree en Dios; por eso el niño ha sido condicionado de esta manera. Cuando pregunta sobre Dios, te crees que es tu pregunta; no lo es. Quizá hayas nacido en una familia hindú, cristiana o judía, y han condicionado tu mente con que Dios existe. Te han transmitido una determinada imagen de Dios, unas determinadas ideas sobre Dios. Y te han metido tanto miedo que dudar se ha vuelto peligroso.
A un niño pequeñito se le asusta con el miedo al infierno eterno, en donde te echarán vivo a las llamas, y te quemarás, pero no morirás. Naturalmente, la duda no parece ser tan importante como para correr un riesgo semejante. Y eres motivado a que si crees, si simplemente crees, todos los placeres, todas las alegrías de la vida serán tuyos. Cree y estás a la derecha de Dios; duda y estás del lado del diablo.
Al niño pequeño no le queda más posibilidad que aceptar toda la basura que le estás dando.
Está asustado. Le da miedo quedarse solo en mitad de la noche, en la casa, y tú le estás hablando del infierno eterno: - “Te caes y te sigues cayendo en una oscuridad cada vez más profunda, y no hay un final y nunca puedes salir.” - Naturalmente, el niño no se atreve a dudar, le da tanto miedo que no vale la pena. Y creer es tan sencillo. No se espera nada de tí: basta con creer en Dios, el hijo, el Espíritu Santo... ¡Basta con creer que Jesús es el hijo de Dios, y el mesías... y que ha venido a redimir a toda la humanidad... y que te redimirá a tí también! ¿Por qué no ser redimido si es tan fácil? No se te pide mucho. Sólo cree, y todo se pondrá a tu favor.
¿Por qué vas a escoger la duda? Naturamente, deberías escoger la fe. Y esto sucede a una edad muy temprana -después sigues creciendo, y la fe, el condicionamiento, las ideas y la filosofía se van amontonando encima-, de forma que es muy difícil escarbar y enterarte de que hubo un día en el que tú también estabas lleno de duda. Pero la duda ha sido aplastada, apartada de la vista. Hubo un día en el que te resistías a creer, pero te han convencido. Te han puesto delante todo tipo de recompensas.
Puedes convencer a un niño pequeño dándole un juguete; y le has dado todo el Paraíso.
Si has conseguido convencerle de que crea, no has hecho un gran milagro. Es una explotación muy sencilla.
Quizá lo estás haciendo sin darte cuenta; tú también has pasado a través del mismo proceso. Y una vez que has cerrado las puertas a la duda, has cerrado las puertas a la razón, al pensamiento, a preguntar, a la búsqueda. Dejas de ser un ser humano de verdad.
Las puertas de la duda se han cerrado, eres un zombi, estás hipnotizado, condicionado, convencido a base de miedo, a base de avaricia, a creer en cosas en las que ningún niño normal crería, a menos que todas estas cosas hayan sido manipuladas.
En el momento en que dejas de dudar y de pensar, te puedes creer cualquier cosa. Entonces no hay preguntas.
Sólo desde la inocencia de tu infancia comienza una búsqueda real de la verdad. Sólo desde ahí es posible la religión.
Un niño pequeño presentó el siguiente resumen de la catequesis del domingo:
- Estaban esos judíos que se habían escapado de un campo de prisioneros en Egipto. Corrieron y corrieron hasta que llegaron a un lago muy ancho. Los guardias de la prisión les estaban rodeando de modo que los judíos saltaron al agua y nadaron hasta algunos barcos que les estaban esperando. Los guardias se montaron en submarinos y trataron de torpedear los barcos, pero los judíos lanzaron unas cargas de profundidad y explotaron todos esos submarinos y llegaron a salvo a la otra orilla. Todo el mundo llamó al almirante por su nombre de pila, Moisés.
El padre del niño preguntó:
- ¿Estás seguro de que esto es lo que os contó vuestro profesor?
- Papá -respondió el niño-, si no te puedes creer mi historia, nunca te podrás creer la que contó el profesor.
Contándoles a los niños historias estúpidas no les estás ayudando a que se hagan religiosos; al contrario, les estás ayudando a hacerse antirreligiosos. Cuando crezcan se enterarán de que todas esas doctrinas religiosas eran cuentos de hadas.
Tu Dios, tu Jesús, más adelante todos ellos se convertirán en Santa Claus en la mente del niño si la enseñanza espiritual es tan básica; engaños, fábulas, para mantener a los niños ocupados. Y una vez que los niños se enteran de que lo que les ha estado contando como una verdad absoluta son sólo mentiras y nada más, has destrozado algo muy valioso en su ser. Nunca jamás volverán a interesarse en la religión.
He podido observar que el mundo se está volviendo cada vez más irreligioso por culpa de las enseñanzas religiosas.
¿Cuánto puedes recordar de lo que te fue enseñado? Nadie se acuerda; se tira todo a la basura.
Puedes seguir enseñando... nadie está escuchando. Los niños están indefensos; tienen que ir a la catequesis, por eso van. Tienen que escuchar, por eso escuchan, pero no están ahí. Y más tarde dicen y saben que todo aquello eran sólo bobadas. Ahora dile a un niño que Dios creó el mundo sólo cuatro mil años antes de Jesús, y el niño te sonreirá. Y el niño sabe que: - “O me está engañando, o es un completo ignorante.”
El mundo ha existido durante cuatro mil quinientos millones de años. En realidad Dios no es el creador, sino la Creatividad. Decirle a un niño que Dios acabó el mundo en seis días y descansó el séptimo porque estaba cansado es como decirle que desde entonces no se ha preocupado de nosotros en absoluto.
- Fragmento de: "El libro del niño: Una visión revolucionaria de la educación infantil", Osho, Editorial Debate
Nunca estás satisfecho - Osho
Nunca estás lo suficientemente satisfecho con quien eres y con lo que la existencia te ha dado pues siempre has sido distraído. Siempre has sido dirigido hacia donde la naturaleza no ha pretendido que estuvieras. No te estás moviendo hacia tu propio potencial.
Estás tratando de ser aquello que los demás quisieron que tú fueras, pero eso no puede ser satisfactorio. Cuando no es satisfactorio, la lógica dice - "Quizás no sea suficiente, busquemos más de lo mismo." Entonces vas tras más, entonces comienzas a mirar a tu alrededor.
Y todo el mundo se aparece con una máscara que está sonriendo, que se ve feliz, así todo el mundo está engañando a todo el resto. Tú también te muestras con una máscara, así los demás piensan que tú eres más feliz; tú crees que otros se ven más felices. La hierba se ve más verde del otro lado de la cerca. Ellos miran tu hierba y se ve más verde. Realmente se ve más verde, más espesa, mejor. Esa es la ilusión que crea la distancia.
Cuando te acercas, entonces comienzas a ver que no es así. Pero la gente mantiene a los demás a distancia. Aun amigos, aun amantes se mantienen a distancia el uno del otro; mucha cercanía sería peligrosa, podrían ver tu realidad.
Y tú has sido mal orientado desde el mismo principio, así que con cualquier cosa que hagas seguirás sintiéndote miserable. Ves a alguien con mucho dinero: piensas que quizás el dinero trae la felicidad. Miras a la otra persona, qué alegre parece ser. Entonces corres tras el dinero. Alguien es más saludable y corres tras la salud. Alguien está haciendo alguna otra cosa y parece muy contento - síguelo. Pero siempre son los demás. No eres tú...
"No hagas de tu cuerpo la tumba del alma" - Pitágoras - Filósofo griego - Siglo IV a.C.
"Cada alternativa que tengas durante la búsqueda, será una meta en sí misma" - Jorge Olguín.
"Muchos oran para pedir; pocos oran para comprometerse" - Jorge Olguín.
"La felicidad no es un premio, es una consecuencia. La desdicha no es un castigo, es un resultado" - Robert G. Ingersoll.
"La intención, sin la postura, puede ser estéril. Y, a su vez, toda actitud debe apoyarse en un propósito para tener frutos" - Jorge Olguín.
"Cuando Sidartha se iluminó, su primer pensamiento fue: Esto no puede enseñarse. ¿Cómo les enseño a pensar? - Su Yo Superior le sugirió que igual lo intente - Enseñaré, pero no será budismo, sino el camino al budismo".
"El Amor comienza cuando una persona siente que las necesidades de otra persona son tan importantes como las propias".
"Nunca llega a ser coronado por la inmortalidad aquel que teme ir adonde le conducen voces desconocidas" - John Keats (1795-1821) Poeta inglés.
"Se dice que el Amor y la Verdad van de la mano, pero si la necesidad es suficientemente grande, podemos aprender a amar una mentira".
"En un círculo estrecho la mente se restringe; el hombre crece junto con los grandes fines" - Friedrich Schiller (1759-1805) Poeta alemán
"Según el escritor Mijail Bajtin, San Juan Crisóstomo, uno de los primeros teólogos del cristianismo, condenaba la risa. Decía: -'Las burlas y la risa no vienen de Dios, sino que son una emanación del diablo' - y recomendaba a los cristianos conservar una seriedad permanente, si quería expiar sus pecados".
"Uno Evoluciona de desgarro en desgarro".
Aprender a pensar
Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba rotundamente que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Leí la pregunta del examen y decía: Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro. El estudiante había respondido: llevo el barómetro a la azotea del edificio y le ato una cuerda muy larga. Lo descuelgo hasta la base del edificio, marco y mido. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio.
Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudio, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.
En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: tomo el barómetro y lo lanzo al suelo desde la azotea del edificio, calculo el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por t^2. Y así obtenemos la altura del edificio.
En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota mas alta.
Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay muchas maneras, por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del Edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
Perfecto, le dije, ¿y de otra manera?. Si, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que has hecho y ya tienes la altura.
Este es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.
En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de precesión.
En fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del portero. Cuando abra, decirle: "Señor portero, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo".
En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) evidentemente, dijo que la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar.
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.
Al margen del personaje, lo divertido y curioso de la anécdota, lo esencial de esta historia es que LE HABÍAN ENSEÑADO A PENSAR. Por cierto, para los escépticos, esta historia es absolutamente verídica
Aprendamos a pensar, hay mil soluciones para un mismo problema, pero lo realmente interesante, lo auténticamente genial es elegir la solución más practica y rápida, de forma que podamos acabar con el problema de raíz...y dedicarnos a solucionar OTROS problemas.
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