Índice | Psico-reflexión - Autoestima y Ego |
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Psico-reflexión 01/05/2020 Profesor: Jorge Raúl Olguín
Los roles del ego son el producto de la mente reactiva, anidan en nuestro ser, son nosotros mismos y cómo nos manejamos. Para la mayoría, saber que los roles del ego nos condicionan no está en nuestro foco de percepción porque no estamos en guardia contra ellos. Ellos no son virtudes, son un lastre en nuestro ser.
Hay mucha gente que piensa que tanto la autoestima como el ego pueden ser beneficiosos o perjudiciales, se confunden autoestima y ego. Más de una vez lo he notado porque de algún modo pueden simular ser parecidos pero hay una enorme diferencia: Autoestima es querernos, aceptarnos. Es más; no podemos querer a otros si no nos queremos primero a nosotros mismos. Y eso no es egocentrismo. Egocentrismo es cuando todo gira alrededor de la persona y no tiene vista para nada más que su propio ser.
La autoestima es beneficiosa, nos permite querernos y aceptarnos. La autoestima también es firmeza, es aprender a decir no cuando es no. Y el ego que peca de vanidad, de narcisismo, en otro de sus roles tiene miedo de decir no. ¿Por qué? Por temor a lo que dirá la otra persona, porque el ego depende de la aprobación de los demás. Con la autoestima nos queremos, nos aceptamos independientemente de lo que piense el otro.
Claro, a veces hay una autoestima contaminada que si es excesiva llega a cegarnos y se puede transformar en ego haciendo que nos queramos por encima de todo y no importándonos nada más, no importando nada más en cuanto a brindar. Pero el ego necesita, el ego depende, el ego reclama; por eso el ego es infantil. Por el contrario la autoestima no necesita y nunca puede ser perjudicial porque es la que nos levanta anímicamente al hacernos sentir bien. Diréis: "Pero el ego también nos hace sentir importantes". Claro. pero hay cierta dosis de importancia que peca de vanidad. ¿Entendéis la diferencia?
He visto mucha gente hablando del ego refiriéndose a la persona valerosa, pedante, soberbia, narcisista, aquella que está en un pedestal. Y en realidad es así, pero el ego tiene otras facetas: la persona sumamente tímida, vergonzosa, la que no se anima a involucrarse con otras personas por no saber cómo les caerá a esas personas... ¿Me aceptarán, me criticarán? Son personas que nunca van a buscar un empleo porque piensan que hay otros más importantes que lo van a obtener, personas que no se atreven a iniciar una relación de pareja porque piensan que la otra parte la va a rechazar.
Sí, hay más facetas del ego: El ego es manipulador, tentador. Hay personas que son apenas un poco excedidas de peso, se levantan a la madrugada con apetito y el ego les dicta: "Abre la heladera, abre la puerta del refrigerador, cómete todo lo que haya dentro". La persona se somete a su ego, coge un pastel y dice: "Voy a comer una porción", pero lo devora todo hasta saciar ese apetito desmedido. Y claro, una vez saciado ese apetito aparece otro rol del ego, el rol censurador: "¿Qué has hecho, te has comido todo el pastel? ¡Ah, ha, ha, ha, ha! Mañana cuando te peses en la báscula vas a tener por lo menos un quilo más". Y la persona piensa -porque el ego es uno mismo y se habla a sí mismo mentalmente-: "Esa voz que me habla en mi mente tiene razón. ¿Por qué lo hice?". Y no puede dormir.
El ego nos hace sentir culpa pero primero nos puso la zanahoria delante de los ojos, y una vez que la comimos nos señala: "Ja, ja, mira, ¿qué has hecho?", y la persona se siente desgraciada: "Por qué me dejé vencer, por qué me dejé dominar por esa tentación... No sirvo para nada". En ese momento el ego baja la autoestima y la persona se siente poquita cosa.
El ego se trasmuta, y así como el camaleón cambia de colores, el ego cambia de actitudes y al día siguiente te está pinchando pinchando con otra cosa. El ego desea, reclama, y si no consigue lo que quiere se encapricha como un niño. En realidad el ego no es algo ajeno, somos nosotros mismos. "Claro, entonces lo tenemos que eliminar". No, porque forma parte de la mente reactiva, pero sí se puede integrar. Al integrar los roles del ego ya no serán los que tomen el timón del barco sino la persona, que con su mente analítica razone los pasos a seguir y va a ser la que va a manejar el timón del barco de su vida.
El ego va mucho más allá de ser narcisista, pedante o crear en la persona baja estima; el ego es peligroso porque actúa por impulsos, pero si bien es fruto de la mente reactiva, absorbe el conocimiento de la mente analítica, de ahí que el ego puede tramar cosas. Y una vez que el ego logró ese cometido hace un giro de ciento ochenta grados y censura, como dije antes: "¡Qué has hecho!", cuando en realidad debemos decirnos: "¡Qué he hecho!", porque somos nosotros mismos, ese mismo rol del ego que busca la aprobación de los demás, que hace que la persona no se respete, porque si la persona se respeta se acepta, y si se acepta es porque se quiere a sí misma, porque se quiere como es y no por lo que tiene, ni por lo que aparenta, y esa persona no va a precisar la aprobación de los demás, se va sentir firme, segura. Va a pensar: "Soy un ser humano que vive en la comunidad y me va a agradar interactuar con la otra persona". Porque eso no significa depender exclusivamente de la opinión del otro. Puedo equivocarme o tener razón, pero para mí, mi opinión va a ser la válida para conmigo mismo, y si tengo cosas que corregir veré como hacerlo, pero no por eso voy a desestimarme, porque cuando el ego está integrado la persona busca su propia aprobación y no la del otro. Si de repente tienes una ropa y alguien te dice: "¡Pero qué te has puesto!", no tienes por qué ir corriendo a cambiarte porque a tal persona no le gustó tu ropa, es tu opinión, tienes que respetarla, vas a depender de tu autoestima, no de tu ego, porque la autoestima es aceptarte, en cambio el ego nunca va estar conforme y te va a jugar en contra, porque para sentirte bien vas a buscar la aprobación de la otra persona. ¡Je, je! El ego es presa de los halagos, pero a su vez es enemigo de las críticas. El ego manipula, permite que te manipulen, es servil tipo "No se preocupe jefe, le preparo otro memorando, no importa si me quedo hasta más tarde".
Y no confundir ser servicial con ser servil. El servicial vive en base al servicio, que es amor hecho obra, se brinda al otro porque le sale del corazón. En cambio el servil siempre busca sacar ventaja, le prepara al jefe los memorandos para lograr un ascenso o para que lo tenga más conceptuado que el compañero de escritorio. Pero el servil no es una persona confiable ni para el compañero ni para el propio jefe porque es presa del ego condicionándole sobremanera, y cuando el ego condiciona y maneja no se tiene el timón del barco de la vida; el ego te ciega, te hace cometer actos que en momentos reflexivos no los cometerías.
El ego no autovalora; el ego depende, el ego demanda. Y la autovaloración es la verdadera autoestima, significa hacernos valer, pero no hacernos valer desde una demanda imperante, no, no, no; la sociedad a veces toma esa palabra para calificar a alguien de presuntuoso: "¡Ah! Mira, esta persona se hace valer", como diciendo: "Se hace rogar". No, no, no; hacerse valer no es hacerse rogar. Si tú te respetas vas a exigir que el otro te respete, eso es hacerte valer, no tiene que ver con hacerte rogar. Y si te piden un favor, si está a tu alcance lo vas a hacer gustoso. Lo que ocurre es como la sociedad conoce poco del ego tergiversa la palabra, te hace valer porque te aceptas y porque aceptas a la otra persona y puedes brindarte a la otra persona pero poniendo límites. Es decir, se trata de no aceptar nada que te haga mal. Por ejemplo, si tienes un pan y la otra persona está hambrienta, ¿por qué darle el pan entero?, lo partes en dos. Partir en dos significa compartir, este es el verdadero servicio, darle todo el pan a la otra persona y tú luego desfalleces de hambre, eso es una acción egoica. El ego anula la inteligencia porque si bien abreva un poco de la mente analítica, es absolutamente impulsivo. Entonces, si te aceptas, si te amas puedes poner límites a las cosas que te son perjudiciales.
Hay personas que te van a valorar no solamente por tu aspecto o el trabajo que puedas tener sino también por tu interior, esas son las personas que van a apreciar tu espíritu. Habrá personas que te valorarán por lo que tienes, pero lo que tienes puede ser algo provisorio, entonces no sabes si mañana te van a seguir valorando. La persona que te valora por lo que eres... eso no tienes precio. Toda la Luz.
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