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Psico-reflexión 06/06/2020 Profesor: Jorge Raúl Olguín
No sobrevive el más inteligente ni el más astuto, sobrevive el que se adapta a los cambios. El tema es que la mayoría de los seres humanos tiende a acostumbrase a determinada rutina, lo opuesto a adaptarse: entonces sucumbe. ¿Qué es lo que hace que esa persona se adapte, el instinto de supervivencia? No necesariamente. Hay personas cuyo instinto de supervivencia está tan exacerbado que se desesperan, pierden la noción del camino a tomar y finalmente se estancan más, como si hubieran caído en una ciénaga.
A lo largo de los milenios hubo animales que se han adaptado a las heladas, les ha crecido el pelo pero sobremanera con respecto a la misma raza de milenios anteriores. Pero también uno se puede adaptar en un corto plazo a circunstancias. Uno pierde un trabajo y busca a adaptarse a la situación, y en lugar de quedarse pensando en "¡Pobre de mí, qué me ha pasado, me he quedado sin trabajo!", ya está buscando otro quehacer. Será mejor, será peor, no importa, pero por lo menos busca otro trabajo. Con el tiempo verá si ese trabajo le rinde o buscará algo mejor, pero tratará de adaptarse a las circunstancias.
Todo ser humano para crecer se tiene que ir adaptando, no importa la edad que tenga, no importa. Cuando un bebé da sus primeros pasos y deja de gatear para caminar, seguramente se cae muchísimas veces. Hasta que vuelve a levantarse, se tambalea y camina. ¿Hay bebés que se acostumbran a gatear y no caminan? No, porque su instinto, lo que yo llamo su programación, los impulsa a ponerse de pie y caminar, eso es una adaptación de bebé a niño o niña. Pero hay otro tipo de adaptación. Cuando el niño es adolescente y cuando de adolescente es adulto también tiene que aprender a caminar y dejar de gatear; caminar en la vida, caminar en las relaciones, en las amistades, en la pareja, con la familia, con su entorno, en su trabajo, en lo social, en todo.
Cada paso es un aprendizaje de un nuevo caminar, de un nuevo camino, de un nuevo recorrido, y el que no se adapta a ese recorrido queda en la mitad del sendero. Me dirán: "Y sí, queda ahí estancado, no va ni para adelante ni para atrás". No, no es así. Como dijo el hermano José Hernández, autor del Martín Fierro "Al camarón que se duerme, lo lleva la torrentada". Esto significa: el que queda estancado a mitad del camino, eso se llama retroceso.
Se trata de avanzar al paso de cada uno, no hace falta esforzarse en recorrer el camino. Esforzarse, sí en llegar a la meta, no en intentar, no en tratar, porque el tratar o intentar no es lo mismo que hacerlo. Yo puedo tratar de, pero ¿lo estoy haciendo? No, estoy tratando de, pero no me decidí todavía, ahí estoy en mitad del camino. Ahora, ¿qué pasa cuando llego a esa meta?, ¿me quedo sentado y canto victoria? No, eso también sería un retroceso. Busco la meta siguiente. ¿Y después? La siguiente. ¿Más tarde? La que sigue. "Pero eso es agotador". Claro, es agotador porque tu vista está puesta en la meta y no está puesta en el recorrido. Por eso uno de mis aforismos es "La meta es la búsqueda". Esto significa que lo importante es la búsqueda, lo importante es el mientras tanto, lo importante es disfrutar el recorrido. No se trata de llegar a la meta porque sí, porque no somos autómatas; disfrutar el recorrido.
Yo tengo un proyecto y una vez que lo logré, ¿qué?, ¿ya está?, ¿terminé? No, busco otro proyecto menor, peor, no importa busco otro proyecto y disfruto el hacerlo, disfruto el mientras tanto, disfruto el recorrido. Porque de lo contrario es como que compro un libro de mil doscientas páginas y leo el final para ver quien fue el que hizo tal o cual cosa. Me enteré del resultado pero no leí el libro, me perdí la trama.
En la vida se trata de no perder la trama, se trata de disfrutar la trama. ¿Que todas las tramas son no necesariamente buenas, hay tramas que son ingratas? Sí. También sirven de aprendizaje para evitar el repetirlas. Claro, eso cuando depende de nosotros, ¿pero cuándo depende del entorno, qué? Y ahí está también el adaptarnos. Uno se tiene que adaptar a todo, no a acostumbrarse, no a resignarse; a adaptarse, porque como digo desde hace años atrás, las ovejas se acostumbran los lobos se adaptan.
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