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Ampliación de conceptos acerca de la sesión PSICOINTEGRACIÓN 11/06/1999
Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

 

Sesión 14/04/2017
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Johnakan Ur-el, Yo Superior o Thetán de Jorge R. Olguín.

 

 

El ego forma parte de nosotros, desde el ser más ignorante al más instruido... y afecta tanto al que lo posee como a quienes están en contacto con esa persona, quienes tampoco pueden señalar al primero, pues es el ego de ellos el que los impulsa a levantar el dedo índice.

Psicointegración es un Tratamiento, no una cura... porque el ego no es una enfermedad, sino un síntoma de inmadurez... porque todos somos infantes... en etapa de Crecimiento.

Por todo ello, van estas líneas a continuación.

 

 

Johnakan Ur-el: Psicointegración es un camino sencillo, tan sencillo que es obvio, y de tan obvio que es, tal vez la persona se desencante y lo desestime diciendo: "¡Pero esto no es lo que yo esperaba!".

¿Qué significa Psicointegración? Psicointegración significa "integrar todos los roles", integrar todos los "yoes".

El ser humano encarnado y los espíritus del Error tienen distintos yoes. Esos yoes hacen que tanto unos como otros vivan cometiendo errores y sean informales.

 

Interlocutor: Creo que Gurdjieff hablaba de algo similar cuando se refería a la falta de unidad en el hombre...

 

Johnakan Ur-el: Este Maestro, cuando estaba encarnado explicaba que el hombre era como una casa en la que el amo se hubiera ausentado quedando al mando sus sirvientes...

 

Interlocutor: Sí, recuerdo ese pasaje en el libro de su discípulo Ouspenky, llamado "Fragmentos de una enseñanza desconocida".

 

Johnakan Ur-el: ...y donde cada sirviente quiere tomar el rol de mando y lo toma mal, hasta que viene el encargado y ordena que cada sirviente cumpla con su rol, que cada yo cumpla con su rol.

Lo que Gurdjieff no sabía, porque obviamente no estaba al tanto de Psicointegración, es que ese encargado es el Yo Central.

 

Interlocutor: ¿El Thetán?

 

Johnakan Ur-el: No. Dejemos al espíritu y hablemos de los roles del espíritu. Hay un Yo Central, que tiene cada espíritu –generalmente el espíritu encarnado– y que es el que comanda, pero no obliga.

Entonces, los distintos yoes, tomados por el ego, van a la periferia y en la periferia quieren sobresalir, quieren ser protagonistas.

Cuando se contactan con el centro de la conciencia, ahí se contactan con el Yo Central, que es un yo de discernimiento. Ese Yo central es el que está conectado con el Yo Superior, que en este caso sería el 90 % del espíritu que está en un plano suprafísico de vibración.

Pero cuando el espíritu está desencarnado, el Yo Central y el Yo Superior son lo mismo, porque ya están unidos.

Esto no significa que el espíritu, al estar desencarnado, tenga más sabiduría. Tiene más conocimiento, tiene más memoria por todas las vidas anteriores, pero el ego hace que ese espíritu deje de lado de todo lo bueno que pueda haber aprendido, por querer sobresalir, debido a los distintos roles.

Lo que sucede con las personas cuyo ego controla su vida, es que ignoran que dos de los roles más evidentes son la vanidad y la soberbia.

O sea, no se puede tener soberbia si no se tiene ego. No se puede ser susceptible si no se tiene ego. No se puede tener prejuicios si no se tiene ego.

Ningún ser humano se puede ofender si no tiene ego, porque cuando ese ego infantil ha sido integrado comanda el Yo Central, que es el Yo adulto, y al formar parte de la Mente Analítica, nada lo puede ofender.

Muchos terapeutas creen –porque desconocen– que el ego debe ser vencido, pero la realidad es que el campo de la conciencia no es ningún campo de batalla.

Escucho a muchos terapeutas decir: "Hay que luchar contra el ego", "hay que luchar contra esa tentación", "hay que luchar contra...".

O si no, dicen "pero". Al decir pero, están oponiendo. El pero y la lucha son cosas negativas en el campo de la conciencia, porque cuando uno dice pero, está objetando. El objetar no deja de ser un prejuicio, porque está dudando de lo que le está diciendo el otro.

En Psicointegración, entonces, se considera descortés cuando alguien está hablando y su interlocutor le dice: "pero yo creo...", porque al decirlo, indirectamente está objetando.

 

Interlocutor: ¿Y cómo se podría decir entonces cuando uno no está de acuerdo con lo que le explican?

 

Johnakan Ur-el: Se podría interrumpir a la entidad diciendo: "Quizás pudiera ser de tal manera...". Obviamente, el "Yo adulto" no se va a amilanar porque alguien diga: "pero", sino que lo va a tomar con sonrisa, con comprensión, pero como esto no es una sesión sino más bien una clase, estoy explicando que el ‘pero’ no deja de ser una objeción hacia algo, y toda objeción es prejuicio.

 

Interlocutor: Entiendo el punto.

 

Johnakan Ur-el: Sigamos... Los roles pueden ser perfectamente integrados, y ésa es la manera de actuar. Ningún rol, ningún yo, debe ser vencido, porque el campo central de la conciencia, como ya dije, no es un campo de batalla. La conciencia es un oasis de integración.

Es muy difícil integrar los roles, porque siempre pensamos que ese yo que toma el mando es el Yo Real, que ese yo que toma "la posta", como dicen ustedes, somos nosotros mismos, y no es así.

Voy a dar un ejemplo muy importante: Un joven que tiene un yo a la noche cuando se está por acostar que dice: "Mañana me debo levantar a determinada hora de la madrugada porque tengo que hacer determinada tarea. Y se duerme mentalizado de que tal cosa la tiene que hacer sí o sí.

A la madrugada, cuando suena el despertador, quizás el que esté al mando sea otro yo, un "yo perezoso", y cuando la persona que está con él le dice que se tiene que levantar, el "yo perezoso" responde que tiene tiempo de hacer la cita hasta las 12 hs.

– ¿Pero no era que te tenías que encontrar con fulanito a las 8 de la mañana?

– Sí, pero en la oficina lo puedo encontrar porque va a estar hasta las 12... Voy a aprovechar para dormir una hora más...

Ese yo que a la mañana dice esto no tiene nada que ver con el anterior que estaba seguro de que se iba a levantar a las seis de la mañana. Y quizás sean las 9 de la mañana y todavía ese yo perezoso está haciendo que ese joven remolonee en la cama y no se levante.

 

Interlocutor: La pregunta es a dónde fue el yo de la noche...

 

Johnakan Ur-el: Está, pero en un plano relegado, porque el otro yo tomó el mando.

 

Interlocutor: ¿Se puede decir que es una lucha de poderes entre los distintos yoes?

 

Johnakan Ur-el: Así es. Algún psicólogo diría que ese joven es una persona con distintas personalidades.

 

Interlocutor: ¿Personalidad dividida?

 

Johnakan Ur-el: En este caso no son personalidades divididas, porque "personalidad dividida" se puede interpretar como que uno no se acuerda lo que hizo la otra personalidad cuando tuvo el mando y hasta tiene una amnesia temporal de lo que el otro hizo, como aquel caso fabulado del doctor Jekyll y míster Hyde.

En este caso, el yo de la mañana –porque al fin y al cabo son roles, la memoria está– se recuerda perfectamente lo que planificó la noche anterior a las 23 hs.

No es que tenga amnesia y se olvide. Recuerda perfectamente, pero el yo perezoso tomó el timón del barco.

 

Interlocutor: ¿Psicointegración es lograr que cada yo cumpla su función?

 

Johnakan Ur-el: No necesariamente.

 

Interlocutor: Me refiero a si se trata como de construir una casa, donde está el encargado de poner los ladrillos, donde otro tiene que preparar el cemento...

 

Johnakan Ur-el: Esa es una teoría no del todo correcta, porque al fin y al cabo el hombre no es una casa, donde hay que cumplir distintas funciones, y los yoes, no son como los órganos del ser humano físico, donde el hígado cumple una función, el estómago otro y así sucesivamente.

En este caso, lo que hace el Yo Central con los distintos yoes es sacarlos de la periferia e integrarlos al Yo Central.

Al estar todos los yoes en el Yo Central, sería un solo Yo que sabría dirigir los roles para que la Obra se ejecute perfectamente.

 

Interlocutor: Está claro...

 

Johnakan Ur-el: Ahora bien, ¿cuál es el defecto que tiene el yo de la periferia? Que es inestable, mas ello es un defecto que ayuda a descubrirlo. ¿Se entiende?

Ejemplo: Viene un yo rebelde que toma el mando de la persona, que se reactiva y discute con su interlocutor, quien, a su vez, lo maltrata de palabra. Otro yo toma el mando. Es un rol de víctima: "¿Cómo puede ser que a mí me hagan esto? ¿Por qué yo vivo siempre sufriendo? Me viven atacando... ¿Por qué me viven haciendo esto? ¿Por qué me viven haciendo aquello?".

Ten en cuenta que cada yo que toma el mando manipula a la persona en su totalidad. Esa persona está viajando en un transporte público y algo le dice dentro suyo: "Quizás estuve mal, debí ser más comprensivo, debí ser más tolerante, no es cierto que yo sea víctima, porque cómo voy a ser víctima si yo también puse mi cuota de acidez como para que esa persona me agrediera verbalmente.

Ese yo que está hablando es un yo más sabio. Después, esa persona, cuando llega al lugar de destino, entra a un lugar público y pide un café, y mientras lo toma piensa nuevamente: "¿Y por qué le tengo que dar la razón a la otra persona? ¿Qué, acaso soy un tonto? No, a mí me agredieron, yo no tengo que perdonar, yo tengo que volver a mi casa y mostrar infelicidad para que esa persona se dé cuenta de lo infeliz que soy".

Cabe aquí la pregunta: ¿Por qué si un yo más sabio había tomado el mando permitió que un yo rebelde volviera a la tesitura original?

 

Interlocutor: ¿Por la característica de inestabilidad que tiene cada yo?

 

Johnakan Ur-el: ¡Exactamente! Por la inestabilidad de cada yo, y además porque ese yo que tomó el mando no era el Yo Central. Era un yo más sabio, pero de la periferia. Entonces, le dejó el lugar a ese otro yo rebelde: "Me usaron, me atacaron, me agredieron", y quizás, un yo aún más exacerbado, piense: "Yo se los voy a hacer pagar, pero no agrediéndolos, van a ver mi cara, van a ver mi odio, van a ver mi enojo en ese momento y les voy a transmitir todo mi desdén, todo mi desprecio, les voy a mostrar todo lo que me hicieron".

Y este yo es peor que el primero, porque el primero era un rol de víctima y este es un rol rencoroso y altamente susceptible.

 

Interlocutor: Pienso que una persona que a lo largo del día tiene tantos yoes distintos tomando el mando debe ser muy infeliz.

 

Johnakan Ur-el: Por supuesto que sí...

 

Interlocutor: Pongo por caso el de una persona que convive conmigo, que de pronto me insulta, al rato me sirve el café que me gusta con una sonrisa, más tarde se enoja conmigo por cualquier cosa y después me trata como si yo fuera la mejor persona del mundo.

 

Johnakan Ur-el: Cambió el yo, y hay un yo de conquista, hay un yo de docilidad, o puede haber un yo de cálculo: "Voy a tratar de estar bien para no sembrar más discordia, a ver qué tajada puedo sacar".

El espíritu que ya está ducho en el tema desconfía de los yo conciliadores, porque si de repente hay un yo vengativo y al rato hay uno conciliador, deduce que debe ser un yo hipócrita, porque es un yo que trata de conciliar para evitar que la otra persona tome revancha, es decir: "Te ataco y después concilio para evitar tu represalia verbal". ¿Se entiende?

 

Interlocutor: Perfectamente.

 

Johnakan Ur-el: Entonces no es verdaderamente un yo conciliador, porque para que ese yo sea verdaderamente conciliador tiene que transcurrir cierto tiempo. Esa persona tiene que estar primero quizás hosca, pensativa y dar paso al arrepentimiento y tal vez con un yo un poquito más sincero. E incluso quizás no quiera conciliar, pero va a actuar con más naturalidad.

 

Interlocutor: Está claro... ¿Entonces una persona tiene cientos de yoes? ¿O muchos menos?

 

Johnakan Ur-el: Cinco, diez, cien... de acuerdo a la personalidad de cada ser humano.

Es como los karmas, su cantidad depende de las asignaturas pendientes a aprobar.

 

Interlocutor: Entiendo...

 

Johnakan Ur-el: Y hay personas que tienen diez roles distintos, dando paso uno al otro. Eso hace que el Yo Central, el campo de la conciencia, esté desintegrado.

 

Interlocutor: Entiendo...

 

Johnakan Ur-el: Es muy fácil hablarlo, la cuestión álgida es llevarlo a la práctica. Esto no se logra con una sola toma de conciencia, porque los yoes vuelven a aflorar una y otra vez.

 

Interlocutor: ¿Es decir que se necesita una vigilancia constante?

 

Johnakan Ur-el: Así es, y se necesita una vigilia interior. Al decir "vigilia" no estoy diciendo "vigilancia", porque se puede entender mal. Vigilia significa "alerta", para que no interprete que la Conciencia Central tenga la función de censurar. No, en absoluto.

 

Interlocutor: ¿Esos yoes son, de alguna manera, entidades vivas?

 

Johnakan Ur-el: No, para nada. Son partes de una unidad que toman una conciencia aislada. Cada yo se alimenta de la propia debilidad del espíritu y trata de sobresalir.

 "La mente reactiva no quiere desaparecer", el ego tampoco quiere desaparecer, y va a luchar hasta las últimas consecuencias. Y hay muchos casos en que el ego se disfraza para que el Yo Central no lo descubra. El Ego es el maestro del camuflaje.

 

Interlocutor: La verdad es que no lo interpreto... ¿El Ego se disfraza?

 

Johnakan Ur-el: Se disfraza en función de supervivencia.

En una vida pasada encarné como Ananda. Mi primo Siddharta, estando encarnado, tuvo dos Iluminaciones. Siddharta llegó una vez a una Iluminación y sin embargo yo lo notaba como sufrido y le preguntaba: "¿Que te sucede?". Y me decía: "No sé, me siento infeliz y yo lo que quería es Servir. Yo estoy para servir al otro. Yo estoy para comunicar al otro. Porque yo estoy para dar. Porque esa es mi misión: dar. Porque yo sirvo para eso y sin embargo me encuentro torturado. Y cómo voy a estar torturado si soy muy importante para estar torturado".

Entonces, y esto lo digo con total humildad, lo ayudé.

–Primo, hermano espiritual, ¿no será que hay un ego que se deja vencer y que se disfraza en función de servicio?".

–Eso que estás diciendo no puede ser, no tiene sentido.

–Claro, recuerda lo que has dicho: "Yo soy muy importante". No cuadra que digas eso, hermano.

En ese momento Siddharta me mira y dice: ¿Yo dije eso?

–Sí, has dicho: "¿Por qué me encuentro torturado, si yo desde hace rato que estoy sirviendo y estoy transmitiendo los Sutras? Y hace rato que con mi importancia le estoy dando una seguridad a mis seguidores. Has nombrado a la importancia dos veces, hermano".

En ese momento se levanta y mientras se va me dice:

–Si te preguntan por mí, di que vendré a la brevedad. Quiero ir a meditar por el bosque.

Desapareció treinta días. Cuando lo volví a ver estaba con una luz resplandeciente. Su rostro irradiaba una belleza, una euforia, una alegría tan grande... y lo primero que hace es abrazarme. No le pregunté absolutamente nada. Simplemente le dije: "Maestro, estás Iluminado", a lo que él asintió agradeciéndome.

 

Interlocutor: ¿Es decir que había integrado ese Yo vanidoso que se había disparado?

 

Johnakan Ur-el: Ese yo que tenía Siddharta no quería integrarse dentro de la conciencia. Entonces se disfrazó de altruismo. Siddharta servía, hacía charlas, nunca una queja, nunca un problema, daba las mejores lecciones, las mejores palabras. Era verdaderamente lo más grande.

Pero yo notaba –los otros no– como una insatisfacción en él. Notaba como que él quería que le rindieran pleitesía. Porque había algunos discípulos que hasta le comentaban: "Pero está seguro de ello, Maestro...". Y Siddharta se enojaba.

Entonces yo me preguntaba: "¿Cómo mi primo puede enojarse? ¿Cómo mi hermano espiritual puede estar susceptible? ¿Se molesta cuando los discípulos no entienden algo?

Y lo enfrenté para bien. Entonces logró integrar ese ego restante y, de alguna manera, al ver que tenía todos los egos integrados, lo toqué y sentí como que tenía una energía divina dentro suyo. Lo había invadido la Energía Búdhica, de la cual me transmitió parte. En ese momento sentí como un inmenso goce.

Lo mismo me sucedió cuando recibí la Energía Crística.

 

Interlocutor: El tema de los roles del ego es más complicado de lo que yo pensaba.

 

Johnakan Ur-el: ...y a la vez, tan sencillo. Porque el Ego es infantil... vive demandando, manipula para obtener ventaja, hace de inquisidor para conseguir que el otro baje su estima y le sea más fácil dominarlo, jamás se hace responsable... y solo un adulto puede corregirlo: El Yo Central.

Y para ello es necesaria la técnica de Psicointegración.

Hasta todo momento.