Índice

Sesión 07/11/07 - Maestro Jesús. Dudas, evolución, voluntad y posibilidades

Grupo Elron

 

SESIÓN DEL 7/11/07

 

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús.

 

 

Habló de las dudas, los cuestionamientos. Relató que él también tuvo cuestionamientos, y que todos podemos tenerlos. Recalcó la necesidad de comprender cada uno de nosotros, también que el amor no tiene que ser ciego, hay que razonar. La importancia del querer evolucionar, todos podemos conseguirlo, existen posibilidades reales en cada uno de nosotros.

 

Sesión en MP3 (2.211 KB)

 

Sesión en YouTube:

PARTE I http://www.youtube.com/watch?v=pLWcgLFfDvE
PARTE II http://www.youtube.com/watch?v=t6PJqLkxxeo

 

 

Maestro Jesús: Queridos hermanos, queridos hermanos de cierto os digo que todo lo que se conceptúa en el plano espiritual también se puede pensar en el plano físico. De cierto os digo, queridos hermanos, que lo que nosotros aquí en el plano espiritual conceptuamos nos causa mucho dolor cuando vemos que muchos seres en el plano físico se sumergen en dudas y en cuestionamientos hasta para con ellos mismos. De verdad os digo queridos hermanos que ni si quiera yo soy perfecto porque mi Padre me hizo con roles del ego al igual que a todos vosotros. Y de verdad os digo -como dije hace 2.000 años- no miréis la paja en el ojo ajeno mirad la viga en el ojo propio; porque todos de alguna manera en alguna de nuestras encarnaciones hemos cometido errores y yo no reniego de ello porque también fui poseído por el ego en más de una oportunidad y fui presa de pánico y tuve dolor, y tuve incertidumbre… ¡Y tuve dudas! Hasta que la parte fuerte de mi espíritu se repuso y comencé a ver el dolor del otro, y deje de pensar en mi dolor. Pero queridos hermanos, si yo que muchos de vosotros decís –vuestro Señor- tuve dudas, ¿por qué tú no habrías de tenerlas? Si tuve incertidumbres, ¿por qué tú no habrías de tenerlas? Si luche con mi propio ego, llorando por las noches pensando si ese mensaje que di era válido, ¿por qué tú tendrías que tener vergüenza de llorar? ¿Sabéis las veces que me sentí marginado, solo, incomprendido, como fuera de lugar? ¿Sabéis, queridos hermanos, las veces que estando en compañía, dialogando, comiendo cordero y tomando vino por dentro tenía un nudo en la garganta y no podía tragar de la angustia que sentía por no sentirme comprendido del todo? Ver a los seres que me rodeaban riéndose, en jolgorio, y yo riéndome con ellos pero en el fondo pensando: ¿Entenderán lo que quiero decir? ¿Entenderán mi verdadero mensaje? Si yo no me sentí entendido, no te avergüences si tú no te sientes entendido. Si yo muchas veces estuve en soledad, no tengas reparo en sentirte en soledad. Te podrá comprender uno de cada cien. No sé si a mi me comprende uno de cada cien. Mi propio querido Juan que tanto me alababa, se recostaba sobre mi hombro, hablaba palabras grandilocuentes y me miraba con amor, pero de repente yo dejaba de hablar y le miraba a sus ojos y le decía:

- ¿Has entendido muchacho lo que te dije?

–Maestro, lo que tú digas está bien.

-¡No! ¡No! Tienes que comprender, porque cuando yo no esté estarás tú. ¡Cuándo yo no esté seguirás tú!

 

Porque Simón me dijo más de una vez: ¿Qué hay de ese? Y yo le dije a Simón más de una vez: A ese déjalo, que ese seguirá cuando yo no esté. Pero tienes apenas 16 años y sé que muchas cosas no comprendes, pero me queda poco tiempo en este plano. ¡Dentro de menos de dos años no estaré más aquí! ¡Entonces no quiero solamente que me mires con devoción, quiero que me prestes atención; porque si no me siento más solo! Y a veces ni hasta el que más me amaba me comprendía en esa vida. Lo peor que podemos tener es lástima por nosotros mismos o pesar por nosotros mismos, porque todos somos importantes. A mi me decís vuestro Señor. ¡Yo no soy más importante que vosotros! Puedo ser importante en el hecho de que trascendí y para muchos por haber trascendido como se dejan llevar por el eco, porque el ser humano es como el eco, por eso soy escuchado. Pero nadie es el dueño de la verdad absoluta ni siquiera yo. De cierto os digo, humildemente, que no está mal a veces dudar de uno mismo, que no está mal tampoco cuestionarnos y que no está mal a veces sentirnos distintos a los demás; porque yo me he sentido distinto a los demás. ¡Ni mejor ni peor! Distinto.

 

Y en cada época hay una sociedad que te marca. Es cierto. Y de cierto os digo que no debemos seguir al rebaño ciegamente porque si no caemos en la devoción de Juan que me amaba, pero no quiero que el amor sea ciego. Ese Juan de hace 2.000 años con sus 16 años de edad empezó a comprender el mensaje, porque le dije: Las cosas se razonan. –Pero amado Maestro –me decía- el amor no se razona, el amor se siente.

- Sí, el amor se siente. Pero luego tienes que explicar conductas. Luego tienes que explicar como transmutar ese amor en obra y ahí sí precisas comprensión querido niño que recién estás creciendo.

 

Sí que me he sentido solo, pero he tenido la valentía de enfrentar lo que venía después. Y alabo a aquellos que me apoyaron. Por eso avalo a Juan porque cuando quedé solo Juan estuvo conmigo y con mi madre biológica. No se apartó. No pudo más el miedo que el amor. Por eso alabo tanto a Juan. Y de verdad os digo que el amor pueda más que el miedo, que el amor pueda más que odio, que el amor pueda más que los roles del ego. No intentéis figurar por el hecho de figurar porque sois una cáscara. Lo importante, lo que vales es lo de adentro, la luz interior, el espíritu. Lo demás es provisorio. ¡Os peleáis por un mendrugo de pan en vez de compartirlo! Es cierto que si entre vosotros alguien saca la tajada de los demás comete un acto hostil y eso debe ser puesto sobre la mesa. Compartid, no acaparéis. Tampoco inventéis excusas, porque todas las excusas ficticias también son actos hostiles.

 

Uno de los errores más grandes es creer que tal meta no se puede alcanzar. Y de cierto os digo que tú, que tú, y este receptáculo todos podemos alcanzar las mismas metas. ¡Todos! El tema es como recorramos el camino.  ¿Cómo quieres tú recorrer el camino? El camino hacía la luz debe ser recorrido con la frente alta porque tú eres importante, porque vales, porque eres útil. El azar, el azar… De cierto os digo que siempre va a haber gente que va a colocar obstáculos en tu sendero, pero los obstáculos están para salvarlos, no para frenarnos. Y me pongo como ejemplo. En los 2 años y 3 meses que duró mi campaña no tuve decenas -decenas se dieron a conocer-, ¡tuve centenas de obstáculos y críticas! Por eso sin ser reiterativo valoro a aquellos que me apoyaron incondicionalmente. ¡Porque es en ellos en quienes puedo confiar! No en los que dudaron. Y eso es una de las cosas que le enseñé a Juan y cuando por última vez Simón me dijo: ¿Y con este qué?

– Tú ocúpate de ti. Tú transmite la Palabra. Éste, Juan, seguirá como el espíritu consolador y volverá a encarnar y transmitirá mi palabra. Pero es necesario que hoy, en este presente, cada uno sepa su valía. ¡Porque es cierto, no somos un calco uno del otro! Como decís vosotros en esta jerga nueva, clones, que en mi época no se utilizaba; pero tenéis iguales oportunidades. Me diréis: ¡No! Porque unos nacemos en distintas regiones, en distintas familias, con distintas situaciones, con economías alteradas… ¿Cómo puedes decir Maestro que tenemos las mismas oportunidades? Y yo te respondo: Yo transcendí. Y más de uno me preguntó: ¿Por qué decidiste encarnar en la ignota Belén y no en Roma donde hubieras trascendido mucho más? Y antes de retirarme os pregunto: ¿Hubiera trascendido mucho más o no trascendí desde aquel ignoto lugar? Entonces no busquemos la excusa de decir, no puedo, no lo logro, no llego, no alcanzo, esa meta está lejana, no lo podré hacer nunca, no valgo gran cosa,… No permito esas palabras. Sois mis hermanos y de verdad os digo queridos hermanos si yo los amo tanto-tanto que mi corazón se parte, amaos a vosotros mismos, sed valiosos para vosotros. Yo siempre enseño el mirar al prójimo pero miraos primero a vosotros mismos. El querido Juan que está encarnado en este receptáculo ya lo dijo tiempo atrás: Ama a tú prójimo como a ti mismo significa que para amar al otro primero te tienes que amar tú. Ama a tú prójimo – como a ti mismo. Primero, te tienes que amar tú. Ya lo dijo Juan encarnado en este receptáculo. Les mando toda mi Luz. Hasta en todo momento.