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Sesiones con el Deva Prayápati

Grupo Elron

Sesión del 17/08/2012

Sesión del 20/08/2012

Sesión del 21/08/2012

Sesión del 15/09/2012

Sesión del 16/10/2012

 


SESIÓN DEL 17-08-2012

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Deva Prayápati

 

Comentó que todo son ciclos que al terminarse permiten un renacimiento, y que por lo rutinario de nuestro vivir ni nos damos cuenta. Cada ciclo es una pequeña muerte y un nuevo resurgimiento de nuestras cenizas.

 

Sesión en MP3 (1.988 KB)

 

Entidad: ¿Qué es el ser humano? Es una sucesión de continuos renacimientos. Cada renacimiento es una iniciación. Cada iniciación es un despertar a una nueva vida.

 

No solamente tenemos una iniciación y de allí la plenitud de la contemplación sino que, por distintas circunstancias, nuestra vida cotidiana se asemeja al mito. De alguna manera, somos aves fénix. A veces, un cambio de lugar, una mudanza, un alejamiento del que era nuestro sitio de pertenencia hace que dejemos parte de nosotros. Simbólicamente hay una muerte si bien queda el recuerdo. Y a veces ni siquiera eso.

 

A medida que vamos creciendo tenemos nuevos amigos, compañeros de estudio y quizá por distintas circunstancias provocadas o ajenas a nosotros, se produce un nuevo fin de ciclo porque cambiamos de ciudad, porque dejamos esa escuela, porque no nos satisfacía lo que estudiábamos y de nuevo dejamos atrás parte de nosotros, parte de nuestro ser y, tal vez, no nos damos cuenta de ello porque estamos tan sumergidos en lo cotidiano que no prestamos atención a lo importante, a que con cada ciclo renacemos, resurgimos de nuestras cenizas, de las cenizas que quedaron del ciclo anterior. Son pequeñas muertes que, a veces, pasamos por alto.

 

A medida que vamos teniendo más edad vamos siendo un poquito más dueños de nuestros actos. Seguramente seremos más responsables y, de nuevo, también provocaremos circunstancias o se producirán circunstancias ajenas a nosotros, como en otros ciclos: abandonos, separaciones afectivas, pérdidas familiares, circunstancias que no teníamos en cuenta que nos toman de improviso. Y allí sí, allí sí ya prestamos atención a este cambio de ciclo y sentimos dolor, un inmenso dolor, por esa nueva muerte mitológica que sufrimos. Y cómo nos cuesta renacer porque el dolor nos sumerge en el sufrimiento y, a veces, nuestro mismo protagonismo -falso protagonismo- potencia ese sufrimiento y nos quedamos en el llano. No levantamos, no ascendemos, porque ese dolor nos afectó y ese sufrimiento nos está afectando y no nos permite una nueva iniciación porque no tenemos la vista puesta en el horizonte, en lo nuevo, tenemos la mente ubicada en el lastre del pasado, como un ancla que no se desprende del ciclo anterior, y tenemos que luchar contra ello para poder otra vez resurgir en un nuevo renacer, en una nueva iniciación a una vida que cada vez tiene que ser más plena, más vivenciada.

 

Y cual si pelaras capas de una cebolla vas dejando atrás esos ciclos y tu mente, tu captación, se va expandiendo y viene la comprensión, seguramente que no de la totalidad pero tu percepción podrá asomarse por encima de ese muro que le impedía visualizar más allá y va a tener un panorama mucho más amplio, completo. Y si bien cada nuevo ciclo deja una enseñanza a aquel que la sabe captar, los continuos renacimientos van ensanchando esa percepción y podremos percibir la lejanía y el interior. Sí, porque la única manera de poder percibir a nuestros hermanos es percibiendo primero nuestro a interior y redescubrir, 'redescubrir' que allí mora un sin fin de virtudes, que algunas aún no están maduras: la tolerancia, la comprensión, la paciencia, la voluntad.

 

Una vez testeado ese interior, comienza, dentro de ese último ciclo, una nueva iniciación que no solamente será para el propio ser sino para poder brindar esas virtudes que se sacaron al exterior a los demás. No más que eso porque cada ser tendrá que vivir su periplo de ciclos continuados, su periplo de renacimientos, pero nosotros ya tendremos maravillosas herramientas para poder tolerar con amor, comprender con discernimiento, abrazar, compartir con gozo. Y si bien -como dije antes- cada ser tendrá que vivir sus propias experiencias, recibirá de parte nuestra la filantropía, la compasión, la piedad, el afecto en compañerismo, la hermandad porque la virtud debe ser brindada, si no, deja de ser tal. Y así como la llama sirve tanto para calentarnos como para encender una antorcha y poder ver el sendero, nuestra llama interna sirve para que podamos ver nuestro propio sendero y, de alguna manera, mostrarle el sendero a los demás aun sabiendo que cada uno tendrá que dar sus propios pasos como nosotros dimos los nuestros.

 

Y nunca dejaremos de renacer porque somos ciclos y seguiremos siendo como tales.

 

Un abrazo fraternal.

 

 


SESIÓN DEL 20-08-2012

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Deva Prayápati

 

Habló del campo áurico y que la persona puede verse afectada si no está sincronizado con la vibración de la unidad biológica. Nos develó que además de las distintas Energías, hay también la Energía Dévica.

 

Sesión primera en MP3 (1.261 KB)

 

Entidad: El ser humano es una unidad biológica que forma parte de algo mayor llamado espíritu. Esa unidad biológica tiene un aura que es como un campo electromagnético, y sabemos que los campos tienen polaridad. De ser negativo o positivo forma parte del lenguaje, pues no significa que negativo sea malo o que positivo sea bueno, pues cada campo vibra en una sintonía determinada. ¿Pero qué sucede si ese campo, a nivel áurico, no es afín a la vibración de la unidad biológica? No solamente la persona puede ser vulnerable sino también va a afectar la parte psicofísica, el campo emocional, conducta, carácter y hasta personalidad, haciendo que distintas circunstancias por las que esa persona atraviese no las sepa confrontar satisfactoriamente.

 

Si trasladamos astralmente nuestra parte espiritual, nos desplazamos por la superficie del planeta y llegamos a las altas montañas de Nepal. Oculto entre las montañas hay un monasterio, un monasterio donde se trabaja con sonidos, sonidos sanadores, porque hay distintas vibraciones que llegan a modificar la sintonía de cada unidad biológica haciendo que la misma sea favorable a su posterior desempeño.

 

Visualizamos el monasterio de color dorado, con campanas de bronce que emiten sonidos graves, muy graves, casi inaudibles para el oído humano, el oído de la unidad biológica apenas lo capta. Es un sonido tibetano que reacomoda nuestra vibración celular y eso va acompañado por una visualización donde vemos en las altas cumbres la luz blanca nevada, una luz que inunda nuestro cuerpo haciendo que nuestra sintonía áurica se conecte con nuestra energía interna hasta sincronizar, porque para que el organismo funcione, ambas vibraciones tienen que estar sincronizadas, la vibración áurica y la vibración interna del espíritu. El sonido grave de las campanas de bronce ayudan a captar mentalmente la luz blanca nevada. Nuestro cuerpo se inunda de ella, nuestras células absorben esa luz ya predispuestas al cambio gracias al previo sonido grave de las campanas.

 

Un leve torbellino envuelve nuestro aura y como si fuera ionizando las partículas del campo áurico, las alinea en sintonía con nuestra vibración interior para que en este momento se produzca la transmutación.

 

Sesión segunda en MP3 (1.762 KB)

Nuestra mente se halla en el monasterio, un monasterio oculto en las montañas del Nepal donde el grave sonido de las campanas prepara nuestro organismo celular para que se predisponga abiertamente a recibir la luz blanca nevada que va a producir un cambio de polaridad. No se trata de positivo o negativo, pues son solo palabras.

Cada unidad biológica tiene una polaridad distinta y si bien hay otras unidades biológicas cuyos espíritus vibren en sintonía no significa que tengan la misma polaridad, y en los planos suprafísicos no existen dos polos, puesto que ello es para el plano físico: norte, sur, positivo, negativo. Hay tantas polaridades como sintonías, hay tantas sintonías como frecuencias, hay tantas frecuencias como tonos, tantos tonos como timbres y cada unidad biológica tendrá un timbre determinado que le favorecerá para confrontar los hechos cotidianos de la vida, de la vida física.

 

La luz blanca nevada corregirá cada frecuencia hasta sintonizarlas en la escala adecuada para que la persona cambie esa polaridad y pueda modificar aspectos de su vida.

 

Hay distintas energías que pueden modificar y alimentar favorablemente cada unidad biológica. Hace milenios, Siddharta Gautama, cuando encontró su despertar y luego su iluminación, captó la Energía Búdica y se transformó en el primer Buda.

 

En Judea, el Maestro Jesús, cuando su primo Juan lo bautizó a orillas del Jordán, recibió la Energía Crística que fortaleció su cuerpo para luego poder hacer su campaña.

 

Hay otra energía que trabaja con la luz blanca nevada, que es mi energía, la Energía Dévica. Nosotros, los devas, vibramos en una sintonía suprafísica tal que es distinta a la de los planos suprafísicos que ya conocéis: los planos espirituales, angélicos, de las energías divinas y otros. Pertenecemos al universo suprafísico de los elementales, los elementales de la naturaleza, que se encuentran en cada mundo y que tienen potestad en aire, tierra, agua y fuego. Nosotros, los devas, pertenecemos a la categoría de elementales en una vibración mucho más elevada y cuando las unidades biológicas de este mundo hayan llegado a una etapa determinada de evolución también nos tendrán como guías, guías dévicos, que, a diferencia de los guías espirituales y los guías angélicos, no orientaremos; os serviremos de otra manera, preparando vuestra vibración interna para que todos podáis recibir nuestra energía, energía que a través de la luz blanca nevada va a ir modificando cada vibración celular de cada organismo. Eso afectará positivamente modificando cada ser humano para que pueda confrontar con optimismo las distintas circunstancias que se presenten en la vida física para salvarlas con éxito porque es muy importante que la vibración interna y la vibración áurica vibren sincronizadas, pues es la única manera de que ese ser biológico pueda ser útil a sí mismo.

 

El sonido grave de las campanas va mermando y aunque sea inaudible va sanando la parte psicofísica. Merma, merma hasta que la vibración de las campanas de detenga y no emitan sonido. Pero la luz blanca nevada ya ha quedado en ese organismo haciendo que ese ser humano ya tenga predispuesta su sintonía áurica para sincronizarla con su sintonía interna espiritual.

 

Me voy retirando lentamente de la comunicación suprafísica.

 


SESIÓN DEL 21-08-2012

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Deva Prayápati

 

El ser encarnado es una unidad autónoma, pero a veces, el acoplamiento vibracional de la parte suprafísica con la parte biológica no está bien lograda y puede afectar al desenvolvimiento de la persona. Aquellos que han conseguido sincronizar las partes, tienen más responsabilidad consigo mismos y con los demás.

 

Sesión en MP3 (2.809 KB)

Entidad: Es hermoso y a la vez extraño observar cómo las distintas especies van evolucionando. Todas las unidades biológicas tienen parte de un espíritu que las anima pero es mi deber explicar que ese ser encarnado tiene autonomía. 

Ese ser físico adquiere determinada característica independientemente de su crianza, de su entorno, de sus cuidados y del cariño o no que puedan brindarle. Y digo que tiene autonomía, pues sus opciones están desligadas de su parte espiritual. Si bien en muchos casos ese espíritu que anima a la persona la condiciona favorablemente, muchas veces esa unidad biológica hace caso omiso de lo que pueda dictarle su parte espiritual.

 

Todos los seres encarnados tenéis un ser interno que vendría a ser una fusión del 10% del espíritu encarnado más lo que es la composición físico-astral de la persona, que es lo que forma ese yo interior. Y muchas veces esa esencia interna no reacciona de la manera que se esperaba, con conductas, con trastornos de personalidad, con desamor, con indiferencia y con un desapego total por la vida de los otros, por los anhelos de otros, por las necesidades de los otros. Y, ¿cuál es la explicación de que ese yo interno, en esos sujetos, reaccione de manera tan indiferente?

 

Así como vosotros tenéis un juego llamado puzle o rompecabezas donde colocáis cada pieza para que encaje con la otra, de la misma manera ese 10% encarnado sería como dos piezas que encajan de determinada manera: el 10% de espíritu y la unidad biológica que se está formando. Pero muchas veces ese encaje no es sincrónico, las piezas no ajustan bien, no calzan perfectamente. Lo explico de una manera para que se comprenda.

 

La unidad biológica nace, crece y como el 10% espiritual y la materia que se ha formado no encajan vibracionalmente ese yo interno -que debería ser el que guíe en compasión, en piedad, en misericordia a la persona-, estará perturbado y las decisiones que tomará muchas veces serán equivocadas. Quien no sabe o quien ignora opinará que es una mala persona o que es indiferente, o fría, o desamorada o que no se preocupará por el sufrimiento del otro. De alguna manera tendrán razón. Y de mi parte no se trata de justificar pero al no haber sincronización entre la vibración espiritual del 10% encarnado y la unidad biológica, ese yo interno tendrá dificultades vibracionales que puede afectar al decodificador o cerebro de la persona.

 

Ese ser tendrá momentos de compasión, de piedad, hasta de ternura y por momentos se sumergirá en una total indiferencia por el otro, incapaz de sentir, percibir, captar el dolor que pueda provocar en el otro por actitudes egocéntricas o por una carencia total de sentimientos. Puede a llegar manipular inconscientemente, puede llegar a hacer rol de víctima inconscientemente y eso no tiene nada que ver ni con engramas ni con roles del ego. Tiene que ver con un ensamble mal hecho. ¿Por qué? Por distintas circunstancias. A veces, ni siquiera nosotros, los Devas, tenemos una explicación del porqué es así.

 

Pensaréis: Bueno, si el espíritu de esa persona es fuerte, pondrá voluntad para superarse.

En casos excepcionales eso se producirá pero sólo en casos excepcionales porque tened en cuenta que ese 10% encarnado no sincronizó con su unidad biológica a nivel vibracional y va a haber una perturbación. Para que se entienda mejor, ese ensamble no está calibrado, ajustado, las piezas van a vibrar al no encajar y esa vibración asincrónica va a afectar a la persona independientemente de en qué nivel suprafísico esté su espíritu. Claro que la persona tiene consciencia, claro que la persona tiene inteligencia y de alguna u otra manera sabe lo que hace pero esa falta de sincronía hará que por momentos esa insensibilidad domine la voluntad de la persona y por lo tanto causará daños a cercanos o a no tan cercanos.

 

Por supuesto que toda acción genera una reacción y a veces el entorno reacciona en contra de esa persona y su desdén, su indiferencia. Y eso hará que se potencien más las distancias y, cual bola de nieve, crecerá, crecerá, crecerá hasta que en algún momento estalle la crisis.

 

Vosotros decís -basados en investigaciones filosóficas- que las crisis son oportunidades de cambio y que siempre será para mejor. Pero no siempre es así, no siempre todo es por algo. Hay situaciones, conflictos, hechos, que no tienen una explicación satisfactoria ni siquiera para nosotros, desde el punto de vista dévico. Aquellos seres cuyo ensamble está perfecto, cuya sincronía espiritual y física está en un 100% debéis trabajar la tolerancia, la paciencia, la comprensión pero no la permisibilidad porque ser permisibles con el error es ser cómplices del mal. No responder al mal con el mal. Al mal se le responde con amor, y a veces decir no o negarse a una circunstancia negativa también es amor. A veces al no someterse a una situación injusta es autorespeto, puesto que si no os amáis vosotros no podéis pretender el amor del otro.

 

Aquellos que sí sincronizan cuerpo y espíritu seréis tolerantes, mas no cómplices. El aprender a decir no, aun a costa de todo el dolor, os hará seguir en la acera de la Luz. Podemos acordar en tanto y en cuanto sepamos que el acuerdo es un beneficio para las partes que acordaron, no para una sola de las partes porque entonces el acuerdo se transformaría en una injusticia, en un sometimiento, en una manipulación provocada -quizá por la propia persona manipulada- por un amor mal entendido.

 

La emoción es más sensible que el sentimiento pero la emoción abreva un 50% del ego. El sentimiento es puro y a veces aquellos que no entienden piensan que el ser emocional brinda más amor que aquel que tiene un sentimiento puro porque lo percibe más sensible. Y no siempre sensibilidad significa bondad.

 

A veces es necesario el decir no ante una situación conflictiva, errónea que traerá consecuencias nefastas. A veces es importante no prestarse a ese tipo de juegos.

 

Toda mi Luz dévica. Y estaré en contacto en breve.

 

 


SESIÓN DEL 15-09-2012

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Deva Prayápati

 

La sensibilidad puede contener emociones y apegos. Si la persona sensible no consigue mantenerlos controlados puede quedar envuelto en sus sufrimientos que le pueden bajar la escala tonal, pudiendo incluso enfermar al desincronizarse su campo áurico y la parte física.

 

Sesión en MP3 (2.480 KB)

 

Entidad: Es posible entender las reacciones de cada ser humano si sabemos hasta qué punto puede controlar los impulsos de su mente reactiva. Dichos impulsos es común creer que pueden afectar hostilmente a terceras personas, lo cual no deja de ser cierto, pero pocos prestan atención que esos impulsos afectan al propio ser. De la misma que actos hostiles externos pueden quitar fuerza del campo energético del ser humano los propios impulsos muchas veces también cumplen la misma función y ese ser se siente agotado, perturbado y con muy poca motivación para confrontar distintas circunstancias. El hecho de que los seres tengan mente reactiva hace que sus frutos se desarrollen, buscando su propia supervivencia y quitando voluntad a su huésped.

 

La emoción que se aloja en cada ser humano puede afectarle de acuerdo a como éste se halle expresada. Muchos la confunden con el sentimiento, que es Amor sin mácula, amor puro. El sentimiento no tiene necesidades, por eso logra que el ser se brinde. La emoción, si la desmenuzamos, percibimos que posee una parte de sentimiento, percibimos también que posee otra parte de apegos, por eso la emoción necesita.

 

No voy a hablar ahora del amor personal, que está constituido por emoción y sentimiento, sino de la emoción en sí. No hay que censurar el ser emotivos en tanto y en cuanto esa emoción no afecte negativamente, haciendo que el ser sea dependiente de la misma. Una emoción exacerbada tiende a manipular o a dejarse manipular; en ambos casos el fruto es negativo.

 

Hay otro tema -que muy pocas veces se ha tocado- y que es el tema de la sensibilidad. La misma está catalogada como positiva. El ser sensible es aquel que puede tener el llanto fácil, que se identifica con el dolor ajeno y podéis pensar que hablamos de amor impersonal, lo cual no está herrado pero si analizamos la sensibilidad y logramos una percepción sutil captamos que la sensibilidad es emoción, o sea, en ella hay partes de ego. El ego, en sí, es negativo porque logra que la persona sea dependiente. La sensibilidad no es ego puro puesto que sería una rama de la emoción que abreva mitad del ego y mitad del sentimiento. Cuando esa sensibilidad logra desprenderse de la mayoría de los apegos podéis llegar a avizorar un amor casi impersonal y está comprobado que la persona sensible puede llegar a volcar lágrimas por el sufrimiento del otro. Eso habla a las claras de que hay amor impersonal. Pero si esa sensibilidad se nutre más de los apegos hará que el ser se envuelva en sus propios sufrimientos, haciendo que esa emoción sea yerma, que no cumpla ninguna función más que bajar la escala tonal del propio individuo.

 

No está mal ser sensible si la sensibilidad prescinde del apego pues, de lo contrario, se verá mezclada en una espiral de emociones que afectarán en el campo etéreo y a su vez afectaran el campo físico, logrando que no haya sintonía de vibración entre ambos campos. Y puedo afirmar que si el campo áurico y la parte física no vibran en sincronía le puede afectar a todas las células del organismo, volviéndolas vulnerables y el cuerpo puede tender a enfermarse.

 

Sabemos que hay seres que prescinden de la sensibilidad volcándose a una total indiferencia. En realidad no prescinden del campo emocional sino del campo afectivo, de los sentimientos que son alimentados por el Amor puro. Y a veces usáis mal las palabras, pues llamáis sentimental al sensible ya que sentimental es quien abreva del amor puro y sensible es quien se retroalimenta con amor y con apegos. Y mientras no se logre el equilibrio esa sensibilidad va a hacer que el campo físico y el campo áurico no sincronicen vibracionalmente, afectando a la persona en todo: en su carácter, en su personalidad, en su estado anímico. Y si bien todos los seres tenéis ciclos, cuando hay una desincronización de esos ciclos tienden a acortarse y eso no es bueno pues la persona pierde la templanza, pierde la afinación, su timbre de vibración física va a ser fuera de tono, permeable, vulnerable a negatividades externas, ya sea de terceros o del propio campo emocional.

 

Doy las gracias por haberme permitido explayarme.

 

 


SESIÓN DEL 16-10-2012

Médium: Jorge Olguín.

Entidad que se presentó a dialogar: Deva Prayápati

 

Comentó que en las relaciones personales es importante conocer cómo era la persona con anterioridad a la relación. Esto permite reconocer patrones que pueden estar afectando a la otra persona en un momento determinado, que de otra manera no sabríamos el porqué de una reacción. Ese conocimiento anterior es importante, además del diálogo y la amplitud de criterio para acordar.

 

Sesión en MP3 (2.551 KB)

 

Entidad: Les voy a hablar sobre las relaciones, cómo se desarrollan las mismas habiendo o no empatía.

 

Muchas veces vosotros tenéis una excelente relación a nivel afectiva de pareja o bien a nivel de amistades. La intensidad en las relaciones, la empatía en los contactos es independiente de la antigüedad de las mismas. Hay relaciones que llevan años con una empatía menor que otras que llevan menos tiempo. Más es cierto que en las relaciones, los contactos asiduos permiten no solamente conocer de esa persona con la que tratáis sino también con su entorno. Es más sencillo en una convivencia de pareja puesto que os tratáis día a día y de esa manera conocéis a todo el entorno de la otra parte, porque cuando conocéis a una persona podéis profundizar en ella, en su carácter, temperamento y forma de ser, pero tal vez no sepáis nada de su historia en esta vida, cómo ha sido la relación con sus padres, su infancia, su juventud. Por lo tanto, lo que sabéis no es mucho, es lo que la persona os está mostrando en ese momento.

 

En una relación de pareja sucede exactamente lo mismo. Podéis estar en una relación cinco, ocho, diez o quince años pero quizá no sepáis cómo era esa persona antes de que la conocierais, su trato, su carácter, su personalidad. Conocéis a la persona actual y muchas veces esa persona que conocéis tiene altibajos de conducta o altibajos en su escala tonal. Estos altibajos, si bien aparentemente son provocados por situaciones actuales, laborales, familiares, personales o económicas, arrastran una formación previa. Esa formación previa de cuando aún no conocíais a la persona es la clave de cómo esa persona se comporta hoy, cómo confronta las cosas hoy, cómo os trata hoy.

 

Es verdad que muchas personas van evolucionando y no son las mismas -de alguna manera- a cómo eran años atrás, mas siempre queda un resabio de aquella persona que era que os descoloca porque no sabéis cómo interactuar con ella en momentos de crisis, momentos que pueden ser superados o no. Quizá es más fácil en las relaciones de amistad, puesto que podéis conocer un amigo, una amiga, podéis tener un trato especial y, sin embargo, no conocéis cómo era, cómo estaba su relación con su familia, cómo se fue formando, cómo fue creciendo, cómo fue amoldando su experiencia a su carácter. Por lo tanto, conocéis, como dije antes, lo que os muestra ahora.

 

El hecho de no convivir permite, de alguna manera, un mejor trato. En las relaciones de pareja es distinto, pues la misma convivencia, generalmente, puede desatar o bien un conflicto o bien que se logre un acuerdo. Generalmente, en las convivencias es donde se muestran las diferencias de caracteres, diferencias que pueden ser irreconciliables. Esto no significa que necesariamente se produzca una ruptura pues puede haber amplitud de criterio y acordar situaciones, acordar momentos sin necesidad de quiebre.

 

Vosotros, al ser seres vulnerables por el mismo estado físico en que estáis, sois presas fáciles de vuestros roles, y lo que puede ser un acuerdo permanente se transforma en una simple tregua que se quiebra en cualquier momento donde haya una crisis. Es muy difícil en la convivencia mantener una armonía estable y permanente salvo que una de las partes ceda una y otra vez. De esa forma es un acuerdo desequilibrado porque el acuerdo verdadero es aquel donde ambas partes o bien ceden o bien acuerdan totalmente, que es casi imposible en vuestro plano físico. Obviamente que hay casos en los cuales se da con un 100% de eficacia.

En el caso que os nombraba, donde una de las partes cede, esa misma parte está en desventaja puesto que la otra gana ese terreno cedido y lo sostiene de tal manera impidiendo que la otra persona lo recupere. Es como en una batalla de roles donde se conquista territorio; es casi imposible que aquel ser que haya cedido recupere lo perdido. Sólo se logra un acuerdo real habiendo amplitud de criterio, que ambas partes se escuchen, que ambas partes se entiendan, que ambas partes se comprendan, y si ambos tienen un desafío en común ambos deben resolverlo, que no caiga el peso sobre los hombros de una de las partes, pues ese acuerdo estaría, como decís vosotros, tomado con pinzas.

 

Qué difícil, para los que estáis en el plano físico, es conocer a una persona. Como comenté al comienzo, podéis saber todo de la misma por sus gestos: saber si está feliz, si está contenta, si le agrada lo que ve, si tiene armonía o no. Pero el hecho de no saber su historia, de no conocer su pasado es como que algo queda en blanco en ese libro. Claro que no es necesario conocer el contenido de esas hojas en blanco, puesto que una convivencia real en pareja o en amistad se arma desde que se conocen en adelante. Simplemente esos párrafos faltantes, esa escritura ausente hubiera ilustrado a la persona para resolver en los momentos en que la otra parte entra en crisis, no sabiendo vosotros por qué, no sabiendo vosotros qué causó esa crisis. Porque, reitero, puede ser un tema del momento, personal, familiar, que traiga conflicto. Pero, muchas veces, ese conflicto no es tanto como para que la persona estalle en una crisis inadecuada, en una crisis que puede ser irrefrenable.

 

Es muy importante el trabajo del diálogo, conocer a la otra parte, entender a la otra parte, sincerarse ambos en el diálogo. La sinceridad y la claridad permiten una mejor resolución ante cualquier crisis que se presente en la convivencia. Deseo dejar aclarado que, aun en aquellos seres que tienen amplitud de criterio, la crisis puede estallar de terceras personas, familiares, hermanos o hijos, y si no estáis equilibrados y no habéis acordado para resolverlo en común vendrá el desequilibrio. Nunca puede haber una solución duradera en una crisis cuando una de las partes lleva más peso que la otra. Lo mismo, salvando las distancias, en una relación de amistad, de negocios o de lo que fuese. Sinceraros primero con vosotros mismos, sincerar la propia consciencia, el propio entendimiento y comprender hasta dónde podéis. Porque también se puede dar el otro caso: que una de las partes que se cree más fuerte pueda querer llevar parte del peso de la otra, llevando el desequilibrio a propósito creyendo que de esa manera la situación será más llevadera, y no es así. No debéis coger la responsabilidad del otro, cada uno con su responsabilidad, y en el caso de que la familia sea en común, la responsabilidad debe ser en común, como en el caso de hijos, como en el caso de hermanos. Nadie debe hacer causa común con el otro si el otro no está preparado para ello, nadie debe hacerse cargo de la responsabilidad del otro si el otro no lo ha dicho, porque podéis cometer el error de acostumbrar a la otra parte a llevar su peso. Y de la misma manera que comenté antes lo del terreno perdido, la otra parte en este caso ya no querrá el peso que le fue quitado, porque sus roles se acostumbraron así, a estar livianos de responsabilidad. Ningún ser en vuestro plano físico tiene la perfección pero sí podéis lograr la coherencia y el entendimiento de acordar, de equilibrar, de entender, de respetar. Todo empieza por uno. Es la única manera de que luego estéis mancomunados.

 

Es todo.