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Conferencia en Barcelona

15/10/2005 (pasada por N., Ligor y Cdani).

Grupo Elron

Conferencia sobre el mundo espiritual y angélico

Ponente: Jorge Olguín

Fecha: 15 de octubre de 2005

[..] vivimos en un presente pero tenemos que hacer lo imposible para que ese futuro sea mejor, para nosotros y para todos los demás.

Tengo la costumbre de ir apuntando todo lo que voy conversando en la semana con la gente que quiero y he tenido varias cosas apuntadas como para tener de machete (chuleta) para ir viendo.

Como muchos no han estado la semana pasada, voy a hacer un pequeño repaso de lo que es el mundo suprafísico y los planos espirituales para pasar al tema de los engramas, almas gemelas, el thetán, para más o menos tener un pequeño panorama.

Se había dicho en distintas oportunidades que nosotros no tenemos un alma, sino que somos un alma, y tenemos un cuerpo que es provisorio en esta encarnación.

De todas maneras hay una nota muy linda que escribí años atrás que se llama “El jinete y el caballo”. Es muy simpática a mi gusto. Digamos que otras son lindas pero sobremanera esta. El ejemplo era que toda la gente que se decía espiritual cuidaba mucho su espíritu pero dejaba de lado su parte física, como diciendo "lo físico no importa, lo que importa es el alma". Entonces en la nota se explicaba en muy grandes rasgos que es como un cowboy, como un vaquero que está en el desierto de Arizona, con 52 grados a la sombra, y el caballo no abrevó en el pueblo anterior y muere a mitad de camino y tiene 40 leguas para llegar al próximo pueblo. El jinete no puede llegar si no cuida su caballo. Entonces el espíritu no puede llegar a buen término si no cuida su cuerpo, que sería el caballo, y el espíritu el jinete.

Le tenemos que dar una importancia tremenda a nuestra parte física. Le tenemos que dar una importancia total y absoluta, con equilibrio. Con equilibrio significa evitando todo tipo de excesos. Debemos amar nuestro cuerpo, debemos amarnos nosotros con el mayor de los equilibrios.

El Absoluto, el Creador, explica que los seres humanos no debemos estar exentos de alegría. La alegría no está en contra del plano espiritual. Sucede que durante muchos miles de años nos han mal enseñado que el mundo espiritual era abstención, sacrificio, flagelación, y me parece algo absurdo. A veces me vienen mamás jóvenes con niños de cuatro años, y tienen en su casa el mejor licor, y el niño jugando de repente tira la botella y derrama todo el licor al piso. Le digo: “Tu tomarías la botella y le darías un golpe en la cabeza”. “Jamás haría eso, porque mi niño vale más que todas las botellas de licor del mundo.” Le digo: “Está perfecto, y si tu no harías eso, y eres un ser igual que yo, como piensas que Dios, siendo infinitamente más amoroso te castigaría a ti por un error.”

Ese es el gran error de la enseñanza tradicional. Se habla de premios y de castigos, no se habla de consecuencias cuando en realidad, nuestra vida es una consecuencia. La vibración en la que nosotros estamos sutilmente o densamente, es una consecuencia de nuestros propios actos. Todo pasa por consecuencia.

Habíamos explicado la semana pasada de que si bien, según la teoría de Einstein, nada material puede pasar de la velocidad de la luz a nivel de desplazamiento, sí la puede pasar a nivel de vibración. Entonces ese objeto pasaría a un plano suprafísico. Ese plano suprafísico que no sería captado por nuestros sentidos, por ninguno de nuestros cinco sentidos físicos. Es el plano de las entidades espirituales.

Sucede que no hay un solo plano en los mundos espirituales. Hay distintos planos de vibración de acuerdo al comportamiento del ser, tanto en el plano físico como en los distintos planos espirituales. Están los planos densos que son los planos de los espíritus que han desencarnado con ego, que tienen determinado rencor, determinada avidez o apego por el plano físico, y están los espíritus que en lugar de pensar en ellos piensan en el otro. Buscan el altruismo, la misericordia, la piedad, la contención, el arrojo, la comprensión por el otro, el saber entender, el saber colocarse en lugar del otro. Bueno, esos seres están vibrando en planos sutiles.

¿A qué se deben la mayoría de consultas? La mayoría de mis consultas se deben a problemas de ego y a problemas de engramas. Voy a hacer un repaso también sobre ese tema. Son los dos lastres más grandes que tiene cada ser humano y que a veces nos es muy difícil revertirlos.

El ego no puede ser revertido por psicoanálisis, porque el psicoanálisis ataca todo lo que tiene que ver con los traumas, esos recuerdos desfavorables que podemos tener de pequeños, o de adolescentes, o en cualquier época de nuestra vida pasada.

Y el psicoanálisis enfoca el trauma desde el punto de vista de que evalúan ese problema y lo tratan de sacar a la luz. Y buscan y buscan y escarban sobre ese tema, y a veces al consultante le hace peor en lugar de mejor, porque le hacen revivir ese recuerdo. Hay una técnica que tendrá 50 años que dice que repasando el incidente, este se va borrando. Era cierto, hasta que descubrí lo contrario en el año 97. Esa técnica se llamaba auditación. Lo he comprobado con mi colaborador, que era una persona que tenía engramas, implantes hipnóticos, tenía distintos engramas que le condicionaban su vida, le cambiaban su carácter, le cambiaban su manera de pensar, lo hacían agresivo, se irritaba, no era una persona violenta pero como tenía problemas familiares, golpeaba las paredes y se lastimaba, o de repente arrojaba cosas al piso. Sin embargo en su tema, el era uno de los mejores maestros. Era clear, lo que se dice limpio de todo tipo de engramas. Y yo me daba cuenta de que no era así. Entonces, elucubrando por las noches, pensaba, tiene que haber algo más. Tiene que haber algo que nos dirija, tiene que haber algo que nos oriente, aparte de tener un espíritu guía y un ángel que nos aconseja, tiene que haber algo más. ¿Qué es ese algo más?

Ya con esa técnica, donde mi colaborador había estado muchísimos años, habían hablado de la palabra thetán, y la tomaban como sinónimo de alma, por la letra griega theta. Y yo digo: “Hay algo más, hay algo más, hay algo más y voy a ver qué es”.

Entonces empecé a hacer canalización telepática, lo que se llama comúnmente mediumnidad. Esa mediumnidad donde me comunicaba con seres de luz, donde me dictaban. La mayoría no es como escuchar vocecitas, susurros en el oído y uno después lo transmite. Es directamente hablar. Sucede que la mediumnidad siempre fue malentendida. Se pensaba que si yo español, canalizo un espíritu alemán, voy a hablar alemán, y eso no es cierto porque mi decodificador, si yo no sé alemán no me lo va a permitir. Porque aparte el espíritu no me habla en idioma, porque el espíritu no es un rol físico, el espíritu me habla con conceptos. Y ese concepto, yo con mi decodificador, lo voy a traducir al lenguaje hablado y voy hablar en mi idioma, y voy a hablar con mi acento, con mi manera de ser. No poniendo parte de mí, porque eso sería poner parte de mi ego y entonces ya condicionaría el mensaje.

Bueno, la primera vez que hice una canalización, me dijeron que nuestra alma, lo que nosotros llamamos el alma, no encarna en un 100%, y esa es la clave de todo lo demás: encarna solamente en un 10%. O sea, que nosotros tenemos un 10% de nuestra alma, que es la que nos da esta vivencia. El otro 90% está en el plano que le corresponde, sea un plano del Error, que es la mayoría, o un plano Maestro o plano de Luz.

A partir de allí, yo entonces pensé, esto viene pero como anillo al dedo, viene de perillas. Entonces voy a acomodar la teoría. Si la teoría de la vieja doctrina -la palabra doctrina no me gusta, porque parece encasillar, y lamentablemente las doctrinas encasillan, igual que los dogmas que son asfixiantes- es una doctrina, decía, con determinada técnica, recorriendo la sensación dolorosa, física o emocional, corrijo el engrama y la persona se vuelve clear, ¿por qué mi colaborador más inmediato, que es quien traduce todas las sesiones que yo hago, estaba con ese estado de angustia, con ese estado de desesperación, con esa irritabilidad? ¿No será que su Yo Superior, no será que su parte superior del espíritu está con conflictos, de esta o de otras vidas? No su 10%, no la persona, sino su espíritu, que es lo que nosotros llamamos el thetán, porque el thetán realmente es el 90% no encarnado.

Entonces vamos a hacer una cosa. Tú vas a hacer de auditor, pero en vez de hacer de auditor de una persona física, se auditor de tu propio espíritu. No fue la primera psicoauditación que hice. La primera psicoauditación fue con un chico, que tenía retraso madurativo, tenía 15 años con una mentalidad de 8, y los neurólogos decían que no tenía ningún tipo de avance. Hicimos dos psicoauditaciones, con presencia del papá. El niño relató vidas anteriores, o sea estamos hablando de otras vidas, y estamos hablando de otros mundos. Al mes llevan el niño al neurólogo, y el niño había mejorado entre un 15 y un 18%. No logramos una cura total, porque la psicoauditación no hace que un manco recupere su mano, eso estaría fuera de las leyes del plano físico, o sea no puede ser. Pero si logramos una gran mejoría en su decodificador, que es como yo le llamo al córtex -¿por qué le digo decodificador?, porque es el que codifica el lenguaje conceptual del espíritu a lenguaje hablado.

Bueno, esa segunda psicoauditación que hicimos, descubrimos vidas pasadas muy conflictivas, muy, muy conflictivas, donde fue un personaje siniestro -si se quiere- y ha cambiado por completo. En este momento es una persona agradable, comprensiva, bromista. Va a cumplir en noviembre 70 años, y tiene algo de niño, que es algo que a mí me agrada muchísimo. Hacemos muchas bromas. Bromas que aquella gente adulta que está etiquetada diría: “¡Oh!, pero cómo, en el camino espiritual eso no puede ser”.

También nos han dictado la teoría de los universos paralelos, incluso hay series de televisión que hablan de ese tema, donde en otro mundo llamado Tierra, Alemania gana la segunda guerra, donde en otro mundo llamado Tierra, en lugar de ser terapeuta transpersonal y psicointegrador soy carpintero, y está perfecto, y nunca me he divorciado y soy un artista plástico o cualquier otra cosa. Existen esos universos paralelos. Y bueno, con él hacemos ese tipo de chanzas, donde él en un universo paralelo la pasa bomba. Sale con una secretaria jovencita, y en chiste me dice: “¡Como envidio a ese yo de ese universo paralelo!”. Y le digo: “Pero tú, en ese universo paralelo no estás en misión como estás aquí. Aquí vas a elevarte de plano y vas a evolucionar espiritualmente.”

Son chanzas que nos permitimos porque la broma no está reñida con el plano espiritual. Nos han enseñado -mal enseñado- como que aquel ser espiritual tiene que estar las 24 horas en meditación, siempre serio, siempre distante, con una etiqueta total y absoluta, y no es así, no es así, para nada.

He creado en 1997-1998 la técnica de psicoauditación, donde lo que se busca es tratar a la parte espiritual de la persona, porque la técnica de auditación tradicional que viene desde antes de los años 50 del siglo pasado, no lograba cosas que si logra la psicoauditación.

En esas técnicas, en esas escuelas, donde enseñan auditación, el 99, y doy fe porque conozco muchísimos, el 99 de los seres que dicen que son clear, tienen problemas emocionales. Buscan manipular, y se lo toman a mal cuando ven a otra persona que está bien y que no tienen inconveniente, porque no lo resisten por una cuestión de competencia. Buscan competir. Y la competencia tiene que ver con el ego. ¡Que es la otra parte que nos trae lastre! Esa es la otra parte que nos trae lastre.

La semana pasada preguntaba -no voy ahora a preguntarles, os dejo tranquilos por ahora, lo voy a definir yo, dentro de mi humilde posibilidad- qué es un rol del ego.

Un rol del ego es como si estuviéramos dentro de una película, y estamos representando un papel. Dice: “Tu eres profesor, tu eres maestra, tu eres mama, tu eres hijo, tu eres una persona díscola, tu eres una persona seria, tu eres un ama de casa, tú tienes dos trabajos, tu eres un granjero”. Y bueno, eso son roles que tenemos.

Los otros roles son, “tú eres triste, tú eres alegre, tú eres perseverante, tú te dejas estar...” Eso son roles, son todo roles del ego.

Los roles del ego son maliciosos porque viven pensado en la aprobación de los demás: el rol del ego se ofende, el rol del ego monta en cólera, el rol del ego NE-CE-SI-TA, el rol del ego no da nunca, y si da es para después obtener. Da para obtener, es calculador. El ego es calculador. ¡Y el ego cambia! A la mayoría de la gente le enseñaron que el ego es narcisista, que está montado en un pedestal y es intocable, el famoso Narciso. En Argentina había un actor cómico ya fallecido que hacía un papel en que se llamaba Narciso Bello, y siempre estaba mirándose al espejo y se besaba a sí mismo: “¡Como me amo!” Eso también es un rol de ego, pero rol del ego es también aquel que tiene pena de sí mismo, es aquel que dice: “Tengo que buscar un nuevo empleo pero no sé si me tomaran, si lo lograré, no lo lograré”, “¡cómo me gusta esa chica!” o “¡qué bien que está ese muchacho!”, pero “ni me registra, no me tiene en cuenta. Para que voy a ir si no me tiene en cuenta”. Está pendiente de la aprobación del otro. Vive pendiente, vive con dolor de estómago porque no sabe si va a ser aceptado, si no va a ser aceptado, llega a humillarse hasta incluso para buscar la aprobación del otro.

Bueno, esos roles de ego son tratados con la otra técnica que he creado también entre 1997 y 1998, que es la psicointegración. La psicointegración vendría a ser una extensión mejorada de lo que es la psicología transpersonal tradicional, donde el terapeuta, en este caso yo, participa activamente, a diferencia del psicoanalista en el que el paciente habla y habla y habla y cuenta y cuenta sus cosas, eso lo dije la semana pasada, y el terapeuta dice: “(Bostezo) Bueno, son las cinco, nos vemos el jueves que viene. Son 100 euros”. Y la persona se va como diciendo: “Me hubiera ido al cura a confesar y ya está. No me ha dicho nada. ¿Estoy bien, estoy mal, estoy peor, estoy mejor?”.

Y después he notado otra cosa, y con una persona amiga. Había una persona amiga que martirizaba mucho a la hija, pero mucho mucho la martirizaba. Era una persona que jugaba con roles de víctima: “¡Has llegado tarde! ¡Si a mí me pasa algo tu tendrás la culpa, porque mira como estoy yo, estoy enferma!”, y estaba más fuerte que un roble. Era simplemente para que la otra persona esté. Porque le molestaba que la otra persona fuera libre, independiente, que saliera, que esto, que lo otro. Y finalmente la he convencido de que debía tratarse. Dice: “No, no me trataré contigo porque tú eres amigo personal y es como que vas a estar involucrado y me dirás lo que yo quiero saber”. ¡No es así! Porque por más amigo personal que sea no me involucro. Directamente digo lo que es cierto. Salgo de mi rol de Jorge y voy al rol de profesor, que también es un rol, pero es un rol más impersonal. Al mes viene radiante la chica y me dice: “¡Ya estoy bien!”. Me dijo que “ya estoy bien”, me dijo que “ya no tengo problemas”, y yo digo pero claro, esta chica le ha contado a la psicóloga lo que la psicóloga quiere escuchar; “Sí, porque en mi casa nadie me comprende; porque mi hija se va; porque me deja sola... Yo no tengo problemas. Lo que pasa es que claro, sufro de soledad. Mi hijo se compró un piso, me dejó aquí sola y yo, como soy un poco tímida no salgo a ningún lado, y en realidad yo no tengo la culpa de nada. Son los demás: Mi hija se va, mi hijo me abandonó, mi esposo no quiere saber más nada conmigo porque fue con una chica más joven.” “Pero tú no tienes ningún problema entonces. El problema son los otros” le dice la psicóloga. Porque la psicóloga escucha la versión de lo que le dice esta paciente. Escucha una campana, no escucha las otras campanas. La señora seguía agresiva, seguía maltratando a la hija, cada día estaba peor, cada día estaba con más engramas, con más rencor, cada vez era más posesiva, estallaba por cualquier cosa. Pero la psicóloga le había dado el alta. Entonces era evidente que el psicoanálisis no funcionaba. Al contrario; el ex esposo de la señora manipulaba a la hija diciéndole que tenía que ser estricta en sus estudios porque si no, hasta le iba a dar una golpiza, a la hija. La hija temblaba. Estaría en ese momento en la época que yo digo, en cuarto, quinto grado de la primaria, y estaba con malas notas. Y bueno, voy a la casa un día y hablo con la niña. Le digo: “Tú vales por ti misma y eres importante, y tienes una capacidad tremenda y puedes”. Le hice una de las primeras sesiones de psicointegración de una hora. A veces es por el efecto placebo, como yo digo siempre, porque no todo es psicoauditación ni todo psicointegración. La persona se cree que puede, y verdaderamente se ha sacado un diez en la nota, aprobó el curso y, bueno, en este momento ella tiene un año menos que mi hija menor. Tiene 22 años. Está en pareja con un niño, perfectamente, y es una excelente chica. No la estoy viendo en este momento. A veces nos mandamos los emilitos, nos contactamos vía email. Pero me gratifica el ver que han revertido sus problemas. Tiene un excelente trato con la madre, porque no se deja manipular, no se deja transferir culpas. Tiene un excelente trato con el padre, pero marca distancias. Marcar distancias significa que no se deja suprimir su personalidad por el padre. Es ella, es una persona valiosa para sí misma y aparte ella se lo cree, y así debe ser, porque cada uno es valioso en lo suyo.

Bueno. Creo fervientemente en que las dos técnicas, tanto psicointegración como psicoauditación revierten los egos y revierten los engramas. Había tomado un par de apuntes referente a eso que la semana pasada lo había hablado. Quiero hacer un pequeño repasito por favor.

Habíamos hablado de culpabilidad y responsabilidad la semana pasada. Sabemos cuál es la diferencia, pero ¿cómo toma el ego la diferencia de culpabilidad y responsabilidad?

Si yo de repente estoy citado con alguien y me surgió un contratiempo muy grande, o una pequeña descompensación de salud o lo que fuera, y en ese momento ni siquiera tuve tiempo de avisar por el móvil que no podía acudir a la cita, voy a ser responsable de no haber ido, pero no voy a ser culpable, porque sería culpable si yo lo hubiera hecho a propósito.

“Ayer tenía la cita con Enrique a las 19 horas, pero estoy cansado, no tengo ganas de ir, ni lo voy a llamar, ¿para qué? Cualquier cosa mañana arreglo con el.” ¡Y capaz que Enrique se queda una hora en el bar esperándome! Y me llama al móvil. “Ah, eres tú. Ah, no, no, se me pasó por alto”. Eso es culpabilidad. Culpabilidad es no tener en cuenta al otro.

Mucha gente me pregunta qué es falta de respeto. Falta de respeto es no tener en cuenta al otro. Falta de respeto es no saber lo que el otro puede necesitar de nosotros. Falta de respeto es compartir algo con el otro pero cuando tomamos una decisión la tomamos solos y el otro queda de lado, queda dejado de lado. Eso pasa mucho en las relaciones de pareja.

Una vez fui a una reunión donde se hablaba sobre los límites. Fui el único que estuve en contra. Decían que es bueno poner límites en una relación.

Yo digo: “¿Por qué poner límites?”. Obviamente me querían comer crudo todos.

Dicen: “Por supuesto que se han de poner límites, porque si no la otra persona te invade”.

Les digo: “¿Y por qué no acordáis?, porque en una relación de pareja se acuerda, todo se acuerda, todo se dialoga y todo se acuerda. Si yo acuerdo esto, obviamente tengo que tener el respeto por la otra persona de cumplir ese acuerdo. ¡Pacto!”

Dicen: “Pero si acuerdo también me puede invadir”.

Digo: “No, porque si yo estoy contigo y te respeto, voy a estar pendiente...”

“¡Ahí esta! Si vas a estar pendiente vas a invadir mi espacio.”

“¡No! Es al revés. Si estoy pendiente voy a saber qué precisas, qué no precisas, y voy a respetar tu silencio.” Si de repente estás pensativa podré estar haciendo otra cosa, o leer, o distraerme escuchando música, o trabajando en el ordenador. Pero no voy a invadir al otro si el otro está haciendo otra cosa. Eso no significa ser estricto, tajante, porque también pierdo el equilibrio. Si tengo que decirle algo importante digo: “Disculpa, te interrumpo un segundito. ¿Te parece que a tal hora hagamos tal cosa?” “Ah sí, sí.” Y me recibe. Es estar de acuerdo con el otro. Los límites no sirven. Los límites sirven únicamente con los niños, porque como los niños necesitan de alguna manera tener un encauce porque justamente son niños y necesitan el aprendizaje, y está bien que les pongamos límites. “Vuelve a tal hora, haz tal cosa, no toques eso que allí hay corriente, o no toques el horno que te vas a quemar”, porque no saben, no entienden. Entonces los límites son importantes para los niños.

El otro problema de nosotros como seres humanos, es que nos acostumbramos a necesitar. Porque nosotros nos preguntamos, ¿Cuál es la raíz del ego y la raíz de los engramas?: La mente reactiva, que eso también lo toqué la semana pasada. El concepto original de mente reactiva fue creado, no por mi :-), hace más de medio siglo. Era una mente reactiva automática, donde si tú tenías un engrama por determinada razón, de pequeña te había mordido un perro, tú, de grande, distraída, ves un pequeño Chihuahua, que es más chico que tu gato, y haces así(gesto), te asustas, como si fuera un Gran Danés de 60 kilos. porque tienes un engrama que ya te quedó, como que eso te va a hacer algo.

Uno puede tener engramas a un montón de cosas. Engramas a salir de casa, a cruzar la calle, a tratar con la gente, al sexo opuesto, al sexo, engramas. porque nos han condicionado a que esto está mal, a que esto está bien, a que esto lo puedes hacer, y esto no lo puedes hacer. Esto no está permitido, porque esto es pecado. El único pecado es el coartar la libertad del otro, el invadir la libertad del otro. Por eso yo hablo siempre de los acuerdos. Los acuerdos es lo más hermoso que tenemos.

Entonces, esa mente reactiva hace que el ego necesite. Y quizás al comienzo la mente reactiva fue buena, porque -esto lo dije la semana pasada- de repente, hace un millón de años, el homínido veía un tigre dientes de sable, o un megaterio, un bicho de cuatro metros, y no tenía tiempo de pensar si me comerá, no me comerá, tenía que salir disparado. No pensaba, reaccionaba. Eso es la mente reactiva, reaccionaba automáticamente.

Sucede que en esa técnica siempre se creyó que era la única mente reactiva que había. Hasta que una semana, me decía que si la verdad es reactiva o analítica. O la mentira es reactiva o analítica. Bueno, nos pusimos a debatir, pero a debatir bien. Y yo le digo, la mente reactiva siempre dice la verdad, porque he visto casos en pacientes que he tenido que el esposo traía poco dinero a la casa, y la esposa le decía reactivamente, eres un fracasado, siempre te dije que tu patrón te basureaba, siempre te he dicho que tu jefe te tiraba a menos, no tienes las agallas suficientes para tener un aumento, no sirves para nada, no vales nada, eres un cero a la izquierda, ¡eres nulo! Y al rato, "discúlpame, lo que te he dicho no es lo que yo creo", porque en ese momento estaba ofuscada. Sí que es lo que creía, porque en ese momento, la mente reactiva, no le daba tiempo a mentir. Le salía lo que sentía, estaba diciendo la verdad. La mente reactiva no miente. La mente reactiva dice la verdad. Entonces me responde, no, la mente reactiva no dice la verdad ni miente, porque la mente reactiva es automática. Es como si una nevera mintiera. ¡Es una nevera! No razona, es automática. Pues entonces tiene que haber una segunda mente reactiva. Entonces la teoría de la otra persona de los años 50 estaba incompleta. Hay una mente reactiva impulsiva, que esa la creé en el año 98 aproximadamente. Bueno, y esa nueva mente reactiva, es la mente reactiva que nos hace hacer, no errores, horrores, con h.

Conté la semana pasada una cosa cómica, y la he contado a la infinidad de amigos que tengo, que había una joven que estaba atrás de un chico desde hace seis meses. Dice pero: “Cuando lo cace no lo suelto más. Va a ser mío. Pero mírale esos ojos, mírale.” Hasta que lo conquistó. Empezaron a salir. Pero era una chica un poco histérica, así como que todo era para ella. Bueno y debatieron en el bar donde estaban y de repente la chica dice, “pero no, no es así” ¡Toc! Se levanta y le pega una bofetada, y se va. Y cuando llega a la puerta, que llega a la acera, “¡Hay Dios! ¿Qué hice?, seis meses atrás de él, Dios mío. ¿Cómo arreglo esto? ¿Qué fue lo que me pasó?” Y yo le dije, “fue tu mente reactiva, porque tu mente analítica es de pensamiento abstracto y tiene entre 30 y 10. 000 años de antigüedad, que es cuando el homo sapiens sapiens empezó a pensar en abstracto, a hacer los dibujitos en las cavernas. Pero durante un millón de años tuviste mente reactiva impulsiva, aparte de la automática, y la que está grabada primero en los genes es la mente reactiva y luego la mente analítica. Entonces tú reaccionas, y después lo piensas”. “Y, ¿cómo hago para evitar esa forma de ser? ¿Cómo hago para no ser tan impulsiva? ¿Cómo hago para taparme la boca y no insultar? A mí me han enseñado a contar hasta diez, pero yo primero pego y después digo, uno, dos, tres, ... Ah, pero ¡ya pegué!” No es así, ¡es al revés!

Bueno, eso se corrige, esos roles del ego se corrigen perfectamente con psicointegración. Uno siempre tiene que estar en estado de alerta, en estado de despierto. No digo en estado iluminado porque ya es demasiada pretensión de mi parte de que yo esté iluminado. Me conformo con estar despierto, ya estaré iluminado algún día. Estar despierto es estar pendiente del otro, el poder servir una mano al otro, es tratar de no herir al otro salvo que uno lo haga sin querer, que eso nos pasa todos los días. Yo, toda la vida me equivoco, todos los días me equivoco, pero trato de no hacerlo a propósito, pero pasa.

Los niños necesitan la mente reactiva, porque el niño reclama. Reclama de la madre el ser amamantado, reclama que le cambien los pañales, reclama que lo higienicen, reclama atención, reclama cariño, reclama todo. No está mal, está perfecto, porque el ser humano es uno de los mamíferos más indefensos del planeta Tierra, de críos. El problema es que nos acostumbramos a pedir, y después somos niños más grandes, somos adolescentes, somos semejantes, hombres grandes y mujeres grandes, y seguimos pidiendo y seguimos reclamando. Y nos acostumbramos a pedir y a necesitar, y nunca damos. Siempre pedimos. Porque el ego nos obliga a pedir. El ego es lo que corrige la psicointegración. Evitar esos roles que tanto nos manipulan.

Aparte, como dije la semana pasada, dentro del mismo psicoanálisis hay roles del ego. El famoso "el yo": el yo y el super yo. El yo es el niño que pide, el niño que reclama, el yo es el que concede cuando nadie lo mira, “bueno, toma, toma, pero que nadie nos vea”. Y escondido estaba el super yo que dice: “¿Qué has hecho?” “No, no, nada”. “Pero, ¿qué has dado?” Y lo reprende. El represivo. Todos esos son roles del ego, todo son roles del ego. Traducido. De repente me di una noche de juerga. Mis amigos me dicen, “toma, toma otra copa, y otra más”. “Pero, ¿no me verá nadie?” “No, pero no, si estamos lejos”. Y tomo otra, otra y otra y llego hecho trizas a casa. Y bueno, tengo mi problema. Y al día siguiente, mi super yo, que soy yo mismo porque todo es uno, dice: “No me perdono lo que hice, pasé vergüenza, llegué destruido, falté al trabajo, me pateé el premio mensual, no me valoro...” Y entonces empiezo con el complejo de culpa por mí mismo. Yo mismo me creo complejo de culpa, no es que otro me lo transfiera, yo mismo me transfiero. Pero si yo fui el responsable, lo que pasa que el ego no acepta ser responsable, no acepta asumir esa responsabilidad de decir, “me equivoqué, lo asumo. Fui yo, no fue otra persona, fui yo”. Nadie se hace cargo.

Hablaba del conceder y el brindar. Habíamos dicho que el ego necesita aprobación. El ego necesita ser querido, el ego necesita que le aplaudan. Nosotros siempre dudamos de aquel que te critica, y le tenemos cosa a aquel que te critica. Pero el que nos da un abrazo, “¡oh, pero que importante que eres!”, nos hinchamos como un globo aerostático, porque queremos la aprobación del otro. Entonces como queremos la aprobación del otro, concedemos. Le doy para que me apruebe, pero entonces no estoy dando de corazón. Estoy dando porque yo estoy especulando que si yo doy voy a ser importante para él. Y es lo que menos voy a lograr. Entonces me van a llamar a las reuniones porque voy a ser el que paga los cafés, porque voy a ser el que hace chistes, porque voy a ser el que obtiene beneficios. Entonces no me van a llamar por mí. Me van a llamar por lo que doy. Entonces no voy a ser importante. Voy a ser simplemente esclavo de la aprobación del otro, que eso pasa con muchos.

Lo otro que es, en lugar de conceder, es brindar. A mí no me interesa la aprobación del otro. Me interesa, sí ser querido, como le interesa ser querido a cualquiera, pero no ser aprobado. Basta que yo sea aprobado por mi propia conciencia. Entonces yo voy a brindar por amor, por convencimiento, sin sacar ventaja. Voy a brindar porque es mi manera de ser. Esa es la diferencia de brindar y conceder. Se concede desde el ego. Se brinda desde el espíritu. Esa es la gran diferencia, que es lo que uno tiene que aplicar. Brindar desde el corazón, y no brindar para sacar esa ventaja.

Esto es una cosa muy peliaguda, ¿no? Aprender a evaluar. Aprender a ser ecuánimes. La mayoría de las personas no son ecuánimes, porque no aprenden a evaluar al otro. Lo evalúan tratando de manipular. Lo evalúan tratando siempre de disminuir a la persona.

Yo creo que nosotros siempre tenemos que ir en pos de la verdad, y defender la verdad con uñas y dientes. No hablo de enfrentar a nadie, no hablo de enfrentar. Las cosas no se tienen que enfrentar. Se tienen que confrontar, que es una gran diferencia.

Yo puedo confrontar una situación. De repente tengo un aprieto, y digo, “si lo esquivo estoy siendo cobarde”, entonces lo confronto, voy y lo confronto, doy la cara, lo confronto. Pero confrontar no es enfrentar. Confrontar es estar, estar en el momento y decir bueno, “asumo mi responsabilidad”. Pero a veces, el ser humano, debe tener dignidad, que la dignidad mucha gente la confunde con el orgullo, con el falso orgullo. El falso orgullo tiene que ver con roles del ego: “A Clarita no la voy a llamar, me tiene que llamar a mí primero, porque ella fue la que me cortó el teléfono. Yo no me voy a rebajar, yo no me voy a humillar, tiene que venir a mí”. Es como que están haciendo la competencia de ver quien es más importante, porque Clarita dice: “y yo a Jorge no lo voy a llamar, que se piensa, ¿que yo tengo que ir al pie de él? ¿Por qué? Que me llame a mí primero, que se rebaje”. O sea, rebajarse, humillarse, me parecen palabras tristes. ¿Y conciliar?, voy a conciliar. No importa quien se equivocó. Yo la llamo porque es mi amiga de hace seis años, porque no la voy a llamar: “Discúlpame Clarita, te habla Jorge. Fue un malentendido”. “O, pero me has ganado de mano, justo te iba a llamar yo”. “Bueno, vamos a tomar un café y charlamos”. Humillarse, rebajarse, eso son roles del ego. Es como que uno piensa que se le va a caer algo de encima si pide disculpas. Está bien. Uno se equivocó, tuvo un acto fallido y está bien pedir disculpas por eso.

Lo que yo no creo es en el perdón. En el perdón del que habla generalmente en las páginas webs de muchos terapeutas. Yo creo que en la mayoría de los casos se perdona desde el ego: “Yo te perdono, yo te concedo el perdón”. ¡Yo no concedo el perdón! porque para perdonar, primero, te tuve que haber juzgado, y yo no soy nadie para juzgar. ¿Quién soy para juzgar? Porque si estoy perdonando es porque primero culpé. Entonces ya estuve mal porque culpé, y después perdoné. Si una persona de repente tiene un acto fallido conmigo, yo no tengo porque perdonarla, la tengo que COM-PREN-DER. Y si es una persona que directamente lo hace ex profeso, también la comprendo, comprendo su limitación, comprendo que es una persona que tiene sus límites. Lo que no debo ser es permisivo, porque si soy permisivo soy cómplice del mal. Y si soy cómplice del mal yo también me estoy generando karmas. Porque cuando alguien comete un error ex profeso, se genera karmas para esta vida u otras vidas. Pero si yo permito que la otra persona me agreda, yo también me genero karma porque estoy siendo cómplice. Ese ejemplo lo he dado en infinidad de oportunidades a muchos de vosotros. De que de repente yo tengo un cómplice que está robando adentro y yo me quedo en la puerta vigilando que no venga nadie, y nos vamos los dos con el botín. Los dos somos ladrones. Yo no puedo decir, “no, yo no robé, fue él, yo estaba de vigilancia”.

Bueno, si yo permito que otra persona me suprima, yo estoy siendo cómplice de esa persona, yo estoy siendo cómplice. Y estoy viendo -y eso lo conversamos con una persona que amo mucho-, conversamos sobre el tema de los seres que son supresivos, los seres que enseñan la libertad de expresión y te viven controlando, los seres que te enseñan con técnicas, te enseñan libertad de expresión, y sin embargo esos mismos seres no te permiten expresarte, no te permiten ser tú, no te permiten ser libre. Porque adonde tu opinas, ya le estás faltando a la otra persona, ya estás ejerciendo un acto hostil para ellos. Y entonces, ¿dónde está la libertad de expresión? Por eso yo siempre digo en mi página web, que hay muchas cosas que no comparto con las técnicas de donde yo he extraído algunas enseñanzas. Porque el vino nuevo tiene que estar en odres nuevos. Porque si pone la frase de Jesús. "vino nuevo en odres nuevos", entonces no podemos poner vino nuevo en odres viejos. Yo no puedo crear psicoauditación y seguir con las técnicas viejas de auditación y con las enseñanzas viejas. Doctrinarias, dogmáticas, donde te esclavizan a una idea. Porque yo me contacto con la parte espiritual de quien fue el creador de esa técnica vieja, y él mismo reconoce los horrores que ha creado con determinada técnica. El espíritu de quien era el creador de esa técnica vieja de la que yo extraje muchas enseñanzas, estaba equivocado en el 50% de las cosas. O sea, que la página del Grupo Elron que muchos de vosotros conocéis, su origen no es el origen de esa técnica, que algunos conocéis y otros no. La técnica que vale es la técnica que fue modificada, la técnica de psicointegración y psicoauditación. Todo lo demás es estéril, y lo he comprobado con infinidad de gente, porque yo he ido particularmente a probar esa técnica, me han hecho un examen, y de 200 preguntas hice las 200 preguntas bien. Y la niña que me atendió me preguntó: -“¿A qué has venido? Tú no tienes engramas, ¿a qué has venido?”. -“He venido a cooperar con vosotros”. -“Ah, ¿quieres cooperar? Ve al secretario y compra un libro”. Pero con cara de agresión.

Y yo siempre digo que yo no podría vender un tónico capilar si tengo alopecia, porque dirían, “por qué no la usa primero él, ¿qué nos está vendiendo?” O que de repente venga mi amigo Alejandro, de Buenos Aires, que pesa 115 kilos y diga: -“yo tengo esta hierba que es espectacular para quedar como una sílfide”. -“Y, ¿por qué no la usa Alejandro esa técnica, entonces?” Entonces, si yo propongo algo, tengo que ser el primero en demostrar que esa técnica sirve. Entonces una persona que no es clear, que no te atiende bien, y que está difundiendo una técnica que te dice que te deja 10 puntos, sin engramas, sin roles, sin nada, y que después ellos mismos la ejercen, no es una técnica válida.

Lo mismo pasa con Freud. Gerardo [..][1] de la universidad de Buenos Aires, que es uno de los mejores profesores me dice: “Lo dijo Freud”. “Si pero, Freud ha dicho tantas cosas falaces”. Como que de repente una madre tiene una niña y dice, “oh, es mujer, yo quería que siguiera la cotización del falo del padre”. Porque para Freud, el dios falo es único. Y me parece una aberración total y absoluta, porque sigue creando engramas en aquellos que estudian ese tema.

No hay postulados. Cada ser es distinto. Las viejas técnicas hablan de postulados. Las viejas técnicas hablan de que para todos es lo mismo. Y yo creo que cada ser es distinto al otro. Gracias a dios que somos distintos. Cada uno es un universo. Entonces, de repente, a mí me viene un consultante con un problema y lo voy a tratar de una manera. Me viene un consultante con otro problema y lo voy a tratar de otra manera. La técnica no va a ser lo mismo para todos, puedo ser un poco más enérgico. No lo tomen como agresión, sino que vamos a traducirlo como más contención con esa persona. La otra persona, que es más desenvuelta, pero también tiene problemas, yo voy a estar más arrojado, me voy a poner al nivel de la otra, “y bueno, ¿cuál es tu problema?, dime”. Pero de repente veo una persona en llantos, “no sabe lo que me ha pasado, estoy hecha trizas”, y yo no le voy a decir, “oh, no es nada (golpe)[2], dime cuál es tu problema”, porque ahí sí que estarías haciendo un acto hostil con la persona, porque es como que me la estaría tomando en solfa. Con esa persona le voy a decir, “está bien, vamos a relajarnos, cuéntame con tranquilidad cuál es tu problema”. Pero no todas las personas son así. Hay personas que de repente tienen problemas por dentro, pero por fuera son desenvueltos, y no voy a ser tan modosito, porque la otra persona es como que se va a suprimir. Entonces yo tengo que estar, eso forma parte de lo que conocerán como programación neurolingüística, que se usa mucho para pedir trabajo. “Hombre, ¿de dónde vienes? (golpe)[3] ”. “Yo vengo de Murcia (golpe)”. Entonces yo estoy al nivel de la persona que me está entrevistando. “Pero yo quiero empleados bien firmes”. “Has dado conmigo”. Estoy al nivel, estoy al nivel del otro. Y esa persona me toma. Y si no me toma es porque soy un mal entrevistador de la persona, porque está al nivel. Pero yo de repente viene un supervisor para buscar trabajo que me dice, “¡Sentaos!” “Sí”. “Bueno habla, cuéntame de ti, pronto, ya, dime”. “Me llamo Jorge, aquí tengo mi currículum. Yo soy muy capaz. Le puedo organizar la oficina, y tengo un don de mando tremendo”. “¿Tiene don de mando?” “Sí, sí, tengo don de mando, y puedo mandar a todos vosotros”[4].

No, no, no, no. Obviamente que me bochan[5], una X. No es el tema llevarse el mundo por delante. El tema es tratar de estar a la altura de con quien estás cotejando, ni más ni menos, pero sin burlas, no es burlarse de la persona. De repente veo una persona que no habla bien, que tiene dificultades, “¡ah, pero el profesor Olguín dijo que tiene que hablar igual que la persona y allí sí se dio una burla!”. No, no, no. Estamos hablando de casos normales, comunes y corrientes.

Voy a explicar, porque después quiero hacer una pequeña sesión, el tema de las almas gemelas, que es una cosa muy, muy linda. No me paro para hablar de las almas gemelas. Las almas gemelas, nos han enseñado, no conozco mucho de filosofía, no soy filósofo, pero he leído que en “El banquete” de Platón, Aristófanes decía que existían unos seres que eran hermafroditas, y que como Zeus vio que se querían agrandar les mandó un rayo (y no era de Aldebarán, ¡eh!, después les contaré de Aldebarán), y los partió en dos. Entonces se formaron los sexos, femenino, masculino, y se empezaron a buscar por la eternidad. Nos han enseñado que las almas gemelas son la media naranja, la media medalla, la media manzana, el medio plátano. Busco desesperadamente mi alma gemela, y si no la encuentro, ¿dónde estará? Y de repente yo estoy en Madrid, y mi alma gemela está en Sídney, Australia, y no la veré en mi vida porque no tengo dinero para viajar.

El tema es así: Todos los espíritus vibran. Así como las alas del colibrí, del picaflor. Vibramos, vibramos. Vibramos más allá de la velocidad de la luz. Tenemos una vibración determinada. Y hay espíritus que vibran en sintonía. Yo de música cero, ¡eh!, de música cero. Yo toco la campana, el timbre, y no sé qué otro instrumento. Un poquito la armónica, así, pero nada más. Me encanta tocar la campana. Una vez me acompaña mi hija, me tenía que hacer un análisis de sangre en el hospital francés de Buenos Aires. Y es un hospital que tiene como 200 años. Y para llamar a comer había una campana -ahora llaman con chicharra, con timbre-. Yo cada vez que voy toco la campana. Dice: “Pero ¡papá! ¡Los médicos! Nos van a echar”. Digo: “No importa, que nos echen, yo quiero tocar la campana. Aunque sea despacito”. Es una campana gigantesca. Es una campana que tiene como un metro y pico de alto. Yo la toco. Pero que, está bien, está bien. No hago como los chicos que tocan el timbre y salen corriendo, ¿eh?, pero sí la campana. Me encanta escuchar ese Toonnnggg.

Bueno, de música nada. Entonces un día, la familia de mi padre, tengo dos tíos que tocaban bien la guitarra, y había sobre una cama grande dos guitarras. Y yo toco la bordona de una, y veo que la otra bordona, que es la cuerda más gruesa, vibra. Le pregunto a mi tío: -“¿por qué vibra la otra cuerda?” Dice: -“Porque están en sintonía. Están afinadas en la misma nota, pero bien afinadas”. Y yo digo: -“¡Eso es lo que pasa con los espíritus!” Allí, mi Yo Superior, mi espíritu que está en el otro plano, me dice: “Es así, las almas gemelas son espíritus que vibran en sintonía”. Y no tenemos un alma gemela, gracias a Dios tenemos muchísimas almas gemelas. Las almas gemelas, como dice mi página web, se llevan bien únicamente en los planos de Luz, porque son empáticas, porque tienen la misma sonrisa, la misma manera de pensar. ¡No son clones! Podemos diferir, gracias a Dios podemos diferir, porque según lo sacaron en una propaganda de Buenos Aires, donde hay dos señores grandes, pero muy muy grandes, y arriba había chicos jovencitos bailando Hip Hop: -“Querida”. -“¿Qué?” -“¿Escuchas el zapateo?” -“Si lo estoy escuchando”. -“¿Viste como molestan?, ¿quieres que les digamos algo?” -“No, nos ponemos unos tapones y vamos a dormir”. Son almas gemelas, pero son la mar de aburridas. El alma gemela es un espíritu que vibra con empatía, pero también he conocido almas gemelas de los planos bajos, que se despedazan como dos perros bulldog con un solo hueso. He conocido almas gemelas que se agreden. Porque las dos son negativas, las dos son aves de presa, y las dos critican, y esas dos almas gemelas que he conocido, no se conocían entre ellas. Una era una señora que vivía criticando a todo político, y el otro era un señor que vivía lejos, y vivía criticando a todo político, a todo el mundo y todo aquel que se moviera.

Las almas gemelas pueden encarnar en distintas vidas, y eso no se contradice con lo que yo digo en mi página web de que nosotros somos roles. Y si nosotros somos roles -aunque en esta vida no lo sabemos personalmente- cuando desencarnamos ya no somos ni esposa, ni esposo, ni hijo, ni madre, ni padre. Somos directamente espíritus, donde solamente tenemos el amor impersonal por el otro.

Pero es cierto que a veces coincidimos en volver a encarnar para probar, y podemos ser pareja, y podemos ser un gran amor, y podemos luego no coincidir. Y hay un nuevo amor, aparte del amor personal y el impersonal, que los tratamos la semana pasada, que es el amor atemporal. Porque mi Yo Superior Johnakhan siempre me dicta.

El amor impersonal se trataba del amor de servicio, porque no se puede amar impersonalmente sin servir. El amor de la madre Teresa, por ejemplo. El amor personal es el amor de respeto, el tener en cuenta al otro. Habíamos dicho la semana pasada de que amar a nivel de pareja, por dar un ejemplo -porque también hay amor personal entre hijos y padres, o por hermanos- era tener respeto, tener admiración -porque yo tengo que admirar a la persona con la que estoy, si no, no es un amor total- diálogo, y obviamente deseo. El amor personal sin deseo, hablo a nivel de pareja ahora, ¿eh?, el amor personal sin deseo no está completo. El deseo tiene que estar siempre. La semana pasada -y hoy mismo- tocaba el tema de mis tíos, que se jactaban que tenían cincuenta años de casados, y cuando yo iba a visitar a mi primo, ella estaba todo el día cosiendo con la máquina y él estaba todo el día leyendo el tabloide, leyendo el periódico, fumando un habano. Y yo digo, "deben decir, “ya está la comida, bueno”. “¿Te bañas tu o me baño yo?”, “¿A qué hora te pongo el despertador mañana?”". Si eso es un dilogo, ¡por favor!´, ¡ábranme la puerta que me quiero bajar! El respeto, el tener en cuenta al otro, es la base del amor personal. Y aquí en el plano físico, el amor personal es más fuerte que el amor impersonal, porque hasta el propio maestro Jesús sintió amor personal una vez, que no lo logró concretar pero lo sintió. Hay una grabación sobre ello en el pozo de Jacob. El tercer amor que he descubierto es el amor atemporal. El amor atemporal es el amor a través de las distintas encarnaciones, donde tú de repente has sentido por una persona un amor personal, y si encarnas nuevamente con esa persona puedes sentir otra vez ese amor personal, y está perfecto. O sea, que a través de las encarnaciones puedes encarnar varias veces con esa persona.

Conozco varios de los aquí presentes, uno, dos, tres, cuatro, cinco de los que yo conozco que han coincidido con amores en este plano en vidas pasadas. Y he coincidido con 5 de ellos. Yo mismo tengo un amor personal en esta vida, con la cual he coincidido en una vida pasada, y está perfecto.

Creo mucho en la teoría de las almas gemelas y creo que la vida siempre da más de una oportunidad. Existen los grandes amores, existen las grandes pasiones y existe el equilibrio. Y esto significa que yo creo en el amor con equilibrio. No creo en el amor de sojuzgar al otro porque eso no sería amor porque sería falta de respeto. No creo en el amor de dejar de lado al otro porque eso también sería no tener en cuenta al otro. Creo en el amor incondicional, pero con acuerdos. O sea, no con condiciones. Porque la palabra condición significa como que la otra persona le quiere CON-DI-CIO-NAR, le quiere trasplantar engramas. Entonces yo no pongo condiciones en una relación.

Siempre a mis hijas, cuando eran chicas, les enseñe la familia de palabras, qué lindo que es la familia de palabras. La familia de palabras significa que si yo digo: “Bueno, vamos a salir pero con esta condición”. Entonces dije que estoy condicionando la salida, estoy condicionando a la persona. Es mucho más lindo, más agradable decir: “Bueno, vamos a salir, pero acordemos esto”. Podemos acordar un horario de regreso, podemos acordar que es lo que vamos a ver, -“¡Oh, pero a mí me gusta la ópera rock!” -“No, no, no. A mí me gusta ir a un boliche (discoteca) de Hip Hop” Bueno, vamos a acordar. Si yo quiero estar contigo, y yo detesto la pintura, bueno me voy a ir al museo de Bellas Artes y voy a aprender a ver quién es este, a ver quién es el otro. -“¿Quién es este que dibuja con las manos tan gordas?”-“No, es fulano de tal”. -“No me gusta porque dibuja los rostros muy blandos, pero sin embargo tiene una mirada tan dulce”. -“¿Y aquel de la mirada dura?” -“No sé, pero me causa cosa”. -“¿Y ese que dibuja un cisne?” -“No, pero eso no es un cisne. Eso es una trompa de elefante”. -“Pero parece un cuello de cisne…” -“Pero esto es delirante”. -“No, no es delirante es que es Dalí”. -“Ahh, es Dalí. Pero bueno es único, porque verdaderamente no he visto ni siquiera en siglos anteriores algo así tan raro”. -“Pero que significa raro, ¿raro significa feo?” -“No, raro significa que te pega, que te llega dentro, pero que tendría que verlo más. Es cómo ese tomo que compras y que lo lees varias veces y no entiendes una palabra. Pero que me agrada, pero que no lo termino de entender”. -“Bueno pues vamos a ver esto y mañana iremos a la ópera rock”.

Eso es ponerse de acuerdo con la persona con la que tú estás. Esto también sucede entre amigos: -“Acompáñame al estadio. Vamos a ver fútbol”. -“¿Fútbol? Pero son unos salvajes”. -“Bueno mañana te acompaño yo a ver una película”. Ponerse de acuerdo con el otro eso es lo importante, el estar de acuerdo. El acuerdo es lo más hermoso que hay, pero no CON-DI-CIO-NAR. Porque condicionar también es un acto hostil. No creo en los condicionamientos. Ni siquiera con uno mismo, porque nosotros con nosotros mismos nos ponemos condicionamientos. “Yo no soy capaz de hacer esto. Yo no estoy a la altura de este trabajo”. “Me gusta esta chica pero no se va a fijar en mi”. Me estoy autocensurando, me estoy auto marginando.

Y mi hija Jessica, que está en un plano angélico, que discierne tanto, esto lo estuve comentando ayer con algunas personas que están aquí, me dijo una cosa muy linda, porque años atrás en Argentina los libros más vendidos eran los libros de autoayuda. Jorge Bucay que es uno de los mejores de Argentina, Paulo Coelho, James Bresil, Brian Weiss, Ken Wilber, etc. Y primero en la lista esto, segundo esto, tercero esto. Tres libros de autoayuda entre los libros más vendidos. Yo digo: -“¡Pero cómo está despertando la gente! ¡Qué maravilla!” O sea, que yo también tengo mis momentos de ceguera espiritual. Y mi hija me dice: “Papa, no es eso. ¡Los compran para ellos!” -“¿Cómo los compran para ellos esos libros?” -“Los compran para estar mejor ellos, tú no les importas, el otro no les importa, aquel no les importa, ese no les importa, ni su propio hijo les importa. Lo compran para estar bien ellos”.

“Me separé de mi esposa hace 4 años y este libro me dice que tengo que estar más linda que entonces voy al gimnasio, me voy a arreglar. He rebajado 7 kilos. Ahora voy a la depiladora toda las semanas. Me compré la máquina nueva, que cuando te arranca el bello no te hace daño”. ¿Y por qué no estabas así cuando estabas casada? Y, ¿por qué, tú varón, cuando estabas con tu pareja, te descuidabas, te dejabas estar, no te arreglabas, te daba todo lo mismo? Has tenido que separarte para valorarte, ¿por qué no te has valorado antes? Bueno no importa. Jessica Olguín, mi hija, dice: “Todo es por algo” Entonces está bien. Esa pareja no se comprendía, se separaron. Está perfecto que se arreglen. A mí me parece muy lindo que cada uno se valore a sí mismo.

Lo que no comparto es que después que están de pie, que están bien puestos, que ya verdaderamente se quieren, se aman, se aceptan, no piensen en el otro, no tiendan la mano al otro, porque ese es el verdadero servicio, tender la mano al otro.

El camino espiritual no tiene religión, puede haber católicos, judíos, mahometanos, etc. No fundamentalistas. Porque al fundamentalista no le interesa el servicio, le interesa imponer lo suyo. El camino espiritual no impone nada, propone. Cada uno después decide lo que quiere, pero creo humildemente que el gozo que trae el ser útil al otro, el gozo que trae el agradecimiento del otro, pero no el agradecimiento por vanidad. “Lo he ayudado, soy útil”. No eso no. Jesús decía que su mano izquierda no sepa lo que hace su mano derecha.

Tampoco tenemos que ser tan estrictos con nosotros mismos. De repente, -uno que puede- hay una fundación, hace una gran colaboración con esta fundación. -“¿Y tú has ayudado?” -“Sí, he ayudado”. Porque voy a decir no, no he ayudado. Porque si no sería falsa modestia y me parece que la falsa modestia es prima hermana de la hipocresía. -“¿Pero tú sabes algo del tema?” -“Sí, claro que sé”. -“Pero eres maestro”. -“Sí, en esto, en lo otro no”. En otra cosa no. Y seré alumno toda mi vida, pero no voy a negar lo que sé, que será poco o mucho. Es tan lindo aprender y es tan lindo enseñar. El negar eso: -“Oh, no, no, no, yo no sé nada” ¿Por qué no sé nada? Algo sé. Y algo seguiré sabiendo.

La famosa frase del filósofo, “sólo sé que no sé nada”, no es literal. No la tomen como algo literal. “Sólo sé que no sé nada”, yo la traduciría como…

Tengo en mi biblioteca de Buenos Aires 500 tomos y espero a lo largo de mi vida tener 500 tomos más. Porque me falta tanto aprender y tengo la plena seguridad de que voy a desencarnar en esta vida sabiendo la cuarta parte de lo que debería saber. Y quiero también aprender y me quema por dentro el aprender. Pero es lindo gozar el aprendiendo. La gente no sabe gozar mientras tanto.

El segundo aforismo mío de los 317 que escribí en una semana dice: “La meta es la búsqueda”. La meta es la búsqueda significa que la verdadera meta está en la búsqueda. La palabra lo dice. Yo me pongo una meta espiritual y llego, ¿y después que hago?, me dedico a no hacer nada porque ya llegué a la meta. Y entonces eso es como que no aprendí nada. Mi avidez de crecer me va a hacer buscar la meta siguiente, y otra, y otra, y otra… Y hay gente que me ha preguntado por la web, “pero entonces, ¿cuándo gozamos?” En ese momento gozamos. Gozamos cuando estamos buscando, gozamos cuando estamos viviendo, gozamos cuando estamos compartiendo la comida.

Ayer éramos 4 personas y dos chicas más, éramos 6 personas. Y fuimos a una cena y lo he pasado una maravilla contando cuentos y… ¡eso es la felicidad!

Venía conversando con mi querida amiga por el camino, hablando sobre el tema de la felicidad, y esto ya lo dije la semana pasada, cuáles son los grandes momentos que nosotros tenemos de felicidad. Quitemos los casamientos, nacimientos, evitemos bodas y cumpleaños. Y que me diga cada uno de vosotros un momento de felicidad verdadero. Alguno me nombraba 1, 2, 3 más de esos no. En toda su vida y estoy hablando de gente mediana y gente grande también. Y me dicen: -“¿Y tú cuantos tienes?, porque es fácil hablar por el otro”. Digo: -“¿Así como dicen ustedes, vosotros?, ninguno. Pero en realidad tengo cientos”. -“¿Cómo, no era que no tenías ninguno?”. -“No, no tengo ninguno de esos momentos que decís que tenéis”.

“Un momento de felicidad es de hace dos años atrás, y digo 2 años porque ahora mi yerno no está en Argentina ni mi hija. Fuimos con mis dos hijas, y mi dos yernos y la única nieta que tenía en ese momento a un shopping que tenía parte de comida y estuvimos como 4 horas debatiendo y hablando y comiendo y contando cuentos y yo jugando con mi nieta que tenía en ese momento 4 años al pulso, y hacía como que me vencía. Y ese tipo de cosas tan lindas y eso es felicidad”. -“¡Oh!, ¿pero eso es felicidad?, pero eso lo hacemos diariamente” -“¡¿Y entonces porque no son felices, porque se viven quejando, porque se viven lamentando los pequeños goces!?”.

Cuando mis hijas eran chicas, yo tenía mi comedor con una alfombra muy espesa, muy peluda y había un programa en televisión de catch, que era un programa de lucha libre. Y yo hice durante muchos años, exactamente 7 y 5, durante 12 años hice karate-do estilo judo kan. Antes de hacer karate-do estilo judo kan -y esto es una cosa que la confieso por primera vez porque no la quería decir- estuve haciendo 4 años de lucha libre. Tenía el grado de profesor cinto negro de lucha libre y era el mejor de Argentina. Esto es una cosa que no se lo dije antes porque si no lo tomaban como vanidad. Había un luchador de catch que se llamaba [..][6] , su hijo fue 4 dan de Kung-fu e iba a su gimnasio a practicar los martes y los viernes, y él participaba en programas de televisión. Y yo con mis hijas, que tenían la más grande 10 y la más chica 7, hacíamos luchas en la alfombra y nos divertíamos horrores. Ese momento de felicidad lo voy a tener grabado yo creo en esta vida y en todas las siguientes, aunque sea un rol porque hacía un juego tan lindo y la gente cuando es grande se olvida de jugar: Que tiene problemas del trabajo, que discute con la esposa, que con los hijos. -“Que mi hijo me trae problemas, que mi hija no me comprende, que mi madre está mal porque no entiende mi música, que mi hija se puso unas cosas aquí en la nariz, ¡está loca!, que se puso cosas en el ombligo, que se hizo un tatoo en la columna.” -“¡Pero le queda precioso!”. -“¡No!, pero, ¿cómo va a usar eso?”. -“Mira si al novio le gusta, déjala tranquila, no te metas. ”Basta de censurar, ¿por qué no gozar? Pero, pero, pero, todo pero.

Gozar con equilibrio, ojo, gozar con equilibrio. Tampoco decir, bueno, el profesor Olguín nos da rienda suelta salimos de aquí y vamos todos a divertirnos sin importar qué. No, gozar con equilibrio. Todo tiene que ser equilibrado.

Hay una nota de un científico, que nació hace muchos años, que dice que el vino tiene antioxidantes. Entonces, tú sales a comer a fuera te tomas un par de copas de vino tinto y te corta los radicales libres. Te hace funcionar mejor el corazón, te crea antioxidantes y te quita el colesterol. Pero si te tomas 5 litros por noche obviamente que te agarra una cirrosis hepática que en 1 año te mueres.

Entonces tiene que ser todo con equilibrio. El amor tiene que ser equilibrado. Equilibrado significa no asfixiante. Yo siempre digo que la mejor fruta que nosotros podemos comer son los labios de la otra persona y no creo que nadie me diga que no. Que los labios de la otra persona son la mejor fruta, ¿es amor personal? Si, es amor personal. ¿No es amor impersonal? No, es amor personal. Y es amor espiritual también.

Quisiera con vuestro permiso hacer una sesión de canalización telepática con algún Maestro de Luz que pueden grabar para que más o menos tengan una idea de que es una sesión. Nunca se presenta el que uno quiere, pero a veces uno intenciona con toda la fuerza del corazón y viene al final el que uno quiere que venga. En este caso hay una idea, que lo he acordado con algunos de vosotros, no con todos porque no estabais, canalizar a Rah, que es un ser de Antares IV. Se llama con este nombre porque es el cuarto planeta de la estrella Antares. Es un mundo en el que hice un viaje astral hace mucho más de 10 años, donde su cielo no es celeste, su cielo es color verde esmeralda, donde su atmósfera es respirable para nosotros, los humanos de esta Tierra, dónde los seres son homo sapiens, pero son más pequeñitos. Miden de promedio 1 metro 50 centímetros los varones, 1 metro 40 centímetros las mujeres. Es un mundo que es un inmenso granero dónde, me gustaría que lo cuente Rah, aunque voy a hacer una pequeña presentación. Donde si un rayo en una tormenta quema la cosecha de una familia todas las otras familias los socorren. No hay hambre, porque uno se socorre al otro. No nos comprenden a nosotros, como hay tantos idiomas, como hay fronteras. Fronteras sería división, sería segregar. Yo sirvo y en el otro país no y tenemos el mismo ADN. Hay religión que es algo que los seres de la Tierra no pueden entender, dónde por religión se pelea, y no estoy hablando de católicos y mahometanos, estoy hablando de dos cristianos como parte de Irlanda, dónde se matan porque hay una pequeña diferencia, donde se suprimen los amores porque hay problemas familiares como en Romeo y Julieta. Ese tipo de cosas es la que en otros lados no se entiende. No se entiende la competencia, no se entienden los celos por el otro, no se entiende la envidia, porque si uno socorre al otro ¿qué es lo que van a envidiar si sólo tienen lo mismo?

No se miden por lo que tienen, se miden -y está mal dicho se miden- crecen por lo que hacen. No tienen en cuenta la raza, no tienen color de piel, no son altos, flacos, obesos. No son feos, lindos. Se miden por otros valores. Y la gran pena es que vosotros, dicen en el planeta Tierra, tienen todos esos valores y lo que no comprendo es que los llaman valores, se llaman valores, cuando no son valores. Porque eso no tiene ningún valor. El despreciar, el segregar, no tiene valor. Porque cuando desencarnan son solamente espíritus, los de Antares, los de la Tierra, los de Langa, etc.

Entonces, les pido permiso para hacer esta pequeña canalización.

Canalización sábado 15 de octubre

Médium: Jorge Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Rah

Rah: Estoy aquí con vosotros, gracias a la gentileza de este receptáculo, gracias a la gentileza del querido Maestro Johnakan, que permite que este receptáculo pueda expresar mi concepto de manera hablada. Hablo con un goce total de poder trasmitir mi sentir, de poder trasmitir mi concepto y de tratar de generar lo mismo en algunos que les pueda llegar este mensaje.

En nuestro mundo, damos una prioridad total a la comunicación verbal, pero también damos una prioridad total a los gestos, a la mirada. No a la mirada que censura, no a la mirada que aprueba, porque en nuestro mundo no se aprueba a nadie, se lo acepta. ¡Qué no es lo mismo! Y no se nos censura porque cada cual tiene sus limitaciones, sus defectos, sus virtudes. Porque todos los espíritus somos falibles, porque para eso somos espíritus en evolución. ¿Y cómo se evoluciona? Únicamente mediante el servicio. Y lo capto y lo percibo, con el permiso de muchos, de que tenéis un mal concepto del servicio. Muchos relacionan el servicio con la cosa material. ¡Y el servicio es algo muy por encima de eso! Como ya he dicho, y esto lo capto del querido Maestro Johnakan, que es el Yo Superior de este receptáculo, que siempre dice: “Qué opináis de levantar al caído, de consolar al afligido, de proteger al desposeído, de ayudar al que lo precisa, de poder escuchar a aquel que necesita esa contención espiritual, de abrazar a aquel que está aterido, de trasmitir el calor, de trasmitir esa energía”. Aquí compiten por ganar energía, con roles de control, compiten por quitarse unos a otros la energía, esa energía que llamáis esotérica, pero que no está escondida.

Por eso, nosotros en nuestro mundo, le damos tanto aprecio al abrazo, nos abrazamos los unos a los otros y sentimos a flor de piel ese cosquilleo, sentimos como un recorrido de energía a nivel de vibración en todo nuestro cuerpo. Y lo hacemos como una costumbre, pero no nos acostumbramos, porque para vosotros la palabra costumbre significa “hacerlo sin darle importancia”. Nosotros le damos otro sentido a la palabra costumbre, nos acostumbramos a acariciarnos, a abrazarnos, pero no damos paso a la rutina, no lo tomamos como rutina diaria. No lo tomamos como rutina de circunvalación solar. Cada día es una avidez el sentir el contacto con el otro. ¡Y no masculino con femenino! ¡No importa el sexo! El abrazo se puede dar entre dos masculinos, entro dos femeninos y está bien.

Y esa repartición de energía, son muy pocos los que en Sol III, como nosotros llamamos a vuestro planeta Tierra, lo pueden hacer. El receptáculo que me alberga lo puede hacer y es tan fácil de aplicar. Pero a veces tenéis como pudor, como cierta cobardía, y no es un prejuicio, simplemente estoy exponiendo algo, de abrazarse con el otro. ¿Cómo lo tomará el otro? ¡Y más si son de distinto sexo! Están pensando en atajarse, en cuidarse y es tan hermoso ese abrazo, es tan diáfano, tan puro.

Me han preguntado en una sesión anterior, si nosotros en nuestro mundo tenemos sexo, y le he dicho que sí, pero lo tenemos de una manera distinta. Hacemos una preparación. Esa misma preparación de abrazo que he comentado, esa misma preparación de caricias que he comentado, el mirar al otro con esa devoción, con ese idealismo que tanto trasmite el Maestro Johnakan, lo practicamos, y logramos un orgasmo celular, que muy pocos lo pueden lograr en el planeta Tierra, que nosotros llamamos Sol III.

Hay un recorrido de algo similar a lo que llamáis electricidad que recorre toda vuestra piel, que es el órgano más grande que tenéis. Y luego no quedáis exhaustos, quedáis con una energía mayor, quedáis con un dulce cansancio, pero no con ese cansancio agotador sino con ese cansancio de felicidad, de energía, de vibración donde se le trasmite al otro la emoción, donde se le trasmite al otro el amor, donde se le trasmite al otro el amor incondicional, sin condiciones como dice siempre el Maestro Johnakan.

Percibo, no aquí, no ahora, hablo de en otras ocasiones, percibo dudas, miedos, temores, incapacidades a mostrarse, porque piensan que el mostrarse es desnudarse espiritualmente y que el otro nos conoce, y que el otro, ¿qué opinará de nosotros? Y entonces, y permitidme que lo nombre de nuevo, como dice el Maestro Johnakan, entonces es como que buscáis la aprobación del otro. Y como piensan que no la van a tener, no se muestran, no se desnudan. Se esconden, tienen dudas, no se animan a tomarse de la mano, no se animan a abrazarse porque los están mirando, los están viendo. Están condicionados, no son libres, porque mañana alguien hablará y pasado alguien criticará. Entonces están pendientes de las críticas, de lo que puedan juzgar otros, de lo que puedan trasmitir otros. No son auténticos. No se muestran por completo como son.

Sólo puedo deciros que es hermoso el abrazo, el acariciarse, el tocarse, el sentirse. Entiendo que vuestro mundo, hay seres que han perdido la visión física y necesitan tocarse. Muchos no sabéis lo que trasmite ese tacto, trasmite mucho más allá. Y voy a pedir prestado al hermano Johnakan, que es nuestro Maestro, una frase que el mismo ha generado que dice que, “el ciego puede ver, el ciego puede percibir, lo que el egocéntrico no” ¿Y cómo es eso si no puede ver el ciego? Porque percibe con el corazón y el egocéntrico no. El egocéntrico sólo se percibe a sí mismo y queda solo, porque como dice también el Maestro Johnakan, “el universo es un espejo y todo lo que nosotros enviamos vuelve”. Se trasmite la empatía, que la empatía significa simpatía de espíritu, se trasmite la alegría, se trasmite el gozo, se trasmite también la depresión, se trasmite también el mal humor, pero eso también vuelve para uno.

En mi mundo se trasmite la cooperación, el altruismo. Hay problemas, porque también hay problemas a nivel físico, de gente que está enferma y todos nos desvivimos por el otro. Pero no lo vemos como un problema, tratamos de buscarle la solución. Y no nos desesperamos, sino que incluso atendemos al enfermo con gozo. Y si el problema no se puede solucionar, obviamente que vamos a tener la certeza, -pero no de apego, de ese apego acérrimo del plano físico- sino la certeza de ver que hay un ser con el que no vamos a dialogar más hasta que nosotros desencarnemos. Ese tipo de apego, que es un apego sano.

Y por último es mi deseo, es mi anhelo, no mi imposición, es mi anhelo que luego de que termine este concepto, percibo muchos thetanes de muchos seres, que por lo menos este 10% que está aquí físicamente se puedan tender una mano y se unan en el dolor, que incluso se abracen. Sería muy bueno, que rompan la formalidad y entre todos intercambien abrazos porque sois hermanos en crecimiento, sin condiciones de ningún tipo. ¡Y gocen este abrazo! No lo hagan por obligación como diciendo “opa” como dice mi receptáculo, háganlo si lo desean, si no dense un apretón de manos, eso es vuestro y está bien igual. Es eso nada más. No hay misterios en el amor, no hay misterios en el servicio. El brindar al otro es lo mejor que nos ha pasado, que nos pasa y que nos pasará. Y no importa lo que brinde uno y no importa lo que brinde el otro. Quiere decir que unos puedan dar más, otros pueden dar menos, pero el servicio no es la cantidad, el servicio es la calidad y como se da. Y que sea de manera auténtica.

Los amo impersonalmente. Rah de Antares IV, estoy con vosotros, entonces no me retiro.

Alguno asistente quiere hacer algún comentario.

Público: Supongo que habrá que creerlo más o menos, o ponerlo entre comillas, porque si ahora se ha manifestado Rah y si sale otro mañana y nos dice que vayamos con un pie…

Jorge Olguín: Yo siempre digo, y esto es importante para todos, que todo lo que se dice se debe poner entre comillas. Todo se debe poner entre comillas. Porque Rah o cualquier otro ser en el nivel que esté, nos puede orientar en algo determinado. Podemos estar de acuerdo o no con lo que nos digan y lo vamos a hacer o no. Porque si en este caso, Rah o cualquier otro ser, nos propone o nos indica, nunca nos va a imponer, siempre nos va a proponer. Porque imponerse es un acto hostil. Sería O-BLI-GAR y ni Rah ni ninguna de las entidades obligan a nada. Dirán a lo sumo, “a mí me parece que esta fruta es buena. Yo la dejo, el que la quiera comer, la come.” Aquel que quizá tenga alergia porque no le cae bien esa fruta, no la comerá. Entonces yo también voy a tomar el mensaje entre comillas. Hablando de mí, particularmente, de pequeño uno de los frutos que más me gustaban era el durazno[7], lo lavaba y lo comía con cáscara, con la pelusa, todo. Y siendo adolescente, para mayor, me empezaba como a picar la lengua y se empezaba como a hinchar el labio. Y luego detecte como que tenía una pequeña alergia. ¿Por qué de pequeño no y de grande si? Bueno habrá cambiando el metabolismo. Entonces aún gustándome mucho, yo lo evito al durazno y como duraznos en almíbar, en el restauran, que está pasteurizado, que viene en lata. Entonces yo comparo al durazno con determinado mensaje. Puedo hacer servicio, puedo abrazar al otro, o no. Por eso yo mismo soy el primero en tomar los mensajes entre comillas y voy a hacer lo que me agrade naturalmente dejándome fluir y lo voy a hacer con ganas. Y si de repente hay una música muy fuerte que me perturba, iré a otra habitación y me pondré otra música más suave porque de repente a mi hijo que le encanta el rock le va a gustar esa música fuerte. Le diré -mira cierra la puerta mientras yo escucho la otra música. Y está bien también. Eso es desde mi punto de vista lo de tomar el mensaje con pinzas. Y está perfecto.

Público: Jorge, ¿puedo decir algo a raíz de lo que has contando?

Jorge Olguín: Si.

Público: Esto no pasa por si lo dice uno u otro. Yo pienso que uno tiene que dejarse remover por dentro. Y si para ti tiene un sentido, y es positivo y lo asimilas, sin problemas para adelante.

Jorge Olguín: Hay una historia, que no me recuerdo bien, porque no tome nota, que dice que dudaba incluso del Jesús histórico. Decían que Jesús era un personaje mitológico, inventado. Cosa que no es así, porque hay varios escritos pequeños de escritores judíos como Flavio Josefo y otros dónde sí hay un Jesús histórico. Lo que no está tan seguro, -dos o tres de esos escritores históricos- es si ha sido verdadero tantos mensajes y tantas parábolas que haya dado, porque fuera de la Biblia o fuera de algunos mensajes que encontraron luego como en manuscritos gnósticos y otros, no hay otra biografía por llamarlo de alguna manera. Y el escritor decía, “a mí es lo que menos me preocupa quien dio los mensajes. Sean del Jesús histórico o sean de algún escritor posterior que los hizo, bienvenido sea.”

Una vez comentaba, antes de venirme en Buenos Aires, a un joven, un consultante desde hace meses atrás, le decía “si existiera la posibilidad de tener al Jesús histórico actualmente frente a mí, como hace 2. 000 años, no me interesarían los milagros, no me interesaría que hiciera nada, aprovecharía esos 60 minutos que tuviera de tiempo para dialogar con Él y poder tener su palabra, su mensaje, su opinión. Digamos que para mí sería una pérdida tremenda de tiempo que me hiciera una demostración, una demostración como muchos avatares, de este planeta, -muchos avatares entre comillas también que hacen demostraciones de transustanciación- y a mí no me conquistan con eso. Me conquista Djwal Khul el tibetano, que dice: “Todo hombre que sirve es útil” Son pocas palabras, 6 palabras creo, ¿no? Y con estas 6 palabras me ha conquistado. “Todo hombre que sirve es útil” Yo corregiría todo hombre porque suena a machista, y es 'todo ser humano que sirve es útil'. Y creo en eso, creo que todos somos útiles y además en la medida de que somos útiles al otro, pero en lo que fuese. Sin ánimo de competir, porque si fuera por poder adquisitivo, el que es pobre no podría dar nada y no es así, puede dar todo lo que tiene. Eso también está en una de las parábolas. El rico puede dar su bolsa de denarios y la pobre anciana da un quinto de denario y para ella es más lo que dio ella que el otro que dio una bolsa de monedas.

Lo valioso está en lo que nosotros podamos brindar al otro. Tengamos en cuenta que la mayoría de los seres humanos -entre los que me incluyo porque nadie es especial y todos a su vez somos especiales en algo- es que hay muchos roles, hay muchos roles de control. Lo veo permanentemente, lo vi aquí en estos 7 días que estoy en Barcelona. ¡Roles! ¡Roles! Roles de competencia, roles de sentido de figuración. Lo viví por mí mismo y por terceras personas que me han contado. Roles de manipulación, actos hostiles tremendos, de personas que están haciendo distintas terapias y haciendo otros actos hostiles, imponiendo dogmas, doctrinas. El verdadero camino espiritual no tiene ningún tipo de doctrina, ningún tipo de dogma. Cada persona puede seguir haciendo lo que está haciendo, pero bien. Voy a decir una frase muy linda que me dijo mi hija Jessica, que ya le he nombrado tres veces. Cuando tenía 16 años, fuimos a tomar un café con leche frente a una iglesia en una avenida. Era domingo de ramos y salían todos con el ramito, felices, y mi hija decía: -“Mira la cantidad de hipócritas, porque después suben a sus coches y se insultan en el semáforo. Llegan a casa y le dan de golpes a la esposa, o maltratan al hijo. Pero estuvieron una hora en la iglesia habiendo recitado el salmo 23, Dios es mi pastor, nada me falta” Le digo: -“Si, es cierto, por otro lado no son todos así. Hay excepciones a la regla, gracias a Dios”. Pero a mí no me interesa el ramito de olivo, a mí me interesa más el estrechar la mano o el dar un abrazo al otro, como dijo Rah.

Me interesa que cada uno valga por lo que le brinda al otro. Valga por lo que le brinda al otro. Vamos a pensar esa frase, razonemos esa frase. Todos importamos por lo que brindamos al otro y demos lo mejor de nosotros, o sea con toda mi verborrea que no tengo palabras para decir que es lo que cada uno tiene que dar, cada uno sabe lo que puede dar.

Veo padres que no se llevan bien con los hijos, que tienen un mal concepto de lo que es la palabra respeto, dicen: “No, no, no. Yo a mi padre lo respeto. No lo contradigo”. ¡Eso no es respetar! A mí, mis hijas me contradicen siempre. Contradecir siempre, lo digo de manera figurativa, no me contradicen siempre pero estamos dialogando y me dicen: -“No pá, esto es así” -“¿Y por qué?” -“Porque yo lo veo desde este punto de vista”. -“Ah, es negociable, ¡me parece perfecto!” Me pueden debatir lo que quieren, me pueden contradecir en lo que quieren porque les doy libertad de expresión. Si no les estaría generando un acto hostil. Nuestros mayores nos han inculcado que sinónimo de respeto es como sinónimo de temor. “No, no. Yo lo respeto, yo no lo contradigo”

Cuando tenía 16 años pensaba que había que respetar a la persona mayor pero también había que respetar al joven. ¿Por qué al joven no y a la persona mayor si? ¿Cuál es la diferencia? -“Yo soy mayor, me debes respeto” -“¿Tú qué? ¿Y por qué tú a mí no?” -“¿Cuántos años tienes?” -“Veintitrés”. -“¿Y por qué no te voy a respetar? Te tengo respeto porque te amo, ¿por qué no te voy a respetar?, te respeto y todo lo que tú digas estará bien.” Podré compartir cosas y otras no, y qué importa que no comparta todo. Esta perfecto no compartir todo. A mí me puede gustar la música clásica, al otro le puede gustar otro tipo de música. ¡Está bien! Es lindo disentir porque todos estaríamos de acuerdo, ¿dónde estaría la elección, que es lo más hermoso que tenemos después del amor?

Público: Pero sales a la calle y no piensas lo mismo…

Jorge Olguín: Obvio, ¡eso es lo hermoso! Lo hermoso es que no piense lo mismo porque ni siquiera las almas gemelas piensan lo mismo, por eso hay diálogo, porque si yo pensara lo mismo que tú, ¿de qué íbamos a dialogar si ya sabríamos?

Público: Hay personas que creen que si no les sigues su opinión es como que no les respetas.

Jorge Olguín: Lo debates, lo debates, y el tema que como yo dije la semana pasada, es que hay que aprender a decir no. Si yo no estoy de acuerdo, no es un acto hostil, porque si no diría: “Sí bwana, si bwana” ¡No! Puedo estar de acuerdo y puedo no estar de acuerdo, pero eso no es acto hostil. Acto hostil es otra cosa, acto hostil es mala intención o intentar imponer complejos de culpa o 'si no vienes, yo me voy a sentir mal'. Ya te estoy obligando a que vengas. “¡Oh, pobre Jorge! Va a estar solo. Tengo que ir.” Pero tenía otro compromiso y lo tengo que abandonar porque él me llamó. Y capaz de que cuando tu llegas a verme no te hago caso o estoy con los walkman escuchando música. “¿Y por qué me llamó? Simplemente por molestarme.” Eso un acto hostil, pero puedo no estar de acuerdo con otra persona, y está bien no estar de acuerdo, está bien debatir, está perfecto debatir. Es lo que nos enriquece, porque tú puedes tener una opinión, tú puedes tener otra opinión. ¡Es hermoso tener una opinión! Porque cada uno tiene una opinión distinta y eso suma, nunca tiene que restar. Lo peligroso es cuando resta. Yo puedo decir: “No estoy de acuerdo. Tú opinión no sirve” El “no sirve” es un acto hostil. Yo puedo no estar de acuerdo, como decía Voltaire, pero voy a defender tu opinión con la última gota de mi espíritu, aunque no esté de acuerdo” Eso lo decía Voltaire. Y eso es de lo que yo sí hablo. Estar en el cuerpo del otro, estar en la mente del otro, aunque no estén de acuerdo. Eso sí, no voy a dejarme avasallar porque voy a tener mi dignidad. De repente no voy a tratar de que la otra persona me domine a nivel de pareja, a nivel de amistad, a nivel del lazo que cada uno tenga con el otro. Porque entonces pasamos a ser objetos esclavizados del otro y el otro nos va a manipular de alguna u otra manera. Y si nosotros lo permitimos, como dije al comienzo, somos cómplices del otro: -“Y él me ha sometido durante 10 años” -“Pero tú te has dejado” -“¿Y qué quieres que hiciera?” -“Haber dicho no de entrada”. Porque una vez que aceptas has acordado, subliminalmente has acordado, porque no siempre se acuerda de palabra. Yo acabo de perder una relación de amistad contigo y quizás tenga el temperamento más fuerte y tú te sometes a mí y yo me acostumbro a ese sometimiento. Eso es en sentido figurado. Hubo un acuerdo implícito y ¡está mal!, porque entonces el otro se acostumbra y tú juntas, juntas, juntas y un día saltas. Y yo digo: “Pero, ¿por qué me tratas así?, si habíamos acordado que yo decía así y tu decías OK.”

Público: Sí, pero todos nos equivocamos. Y a lo mejor dentro de unos años tú quieres enmendar ese error…

Jorge Olguín: Claro. Lo importante es estar pendientes también de nosotros mismos y tratar de estudiarnos para ver que si nos equivocamos -porque todos nos equivocamos, yo me equivoco todos los días ya lo dije- tratar de enmendarlo pronto para que no seamos presa de las dudas y juntemos cosas, cosas, y un día estalla todo y tienen bastantes peleas. -“Pero tú tienes la culpa” -“No, pero eres tú” Y así seguimos y seguimos. Es muy importante acordar en todo tipo de relaciones. Es muy importante acordar.

Público: Veo que aquí se hablan de muchas cosas, pero son como piezas sueltas. ¿Qué tiene que ver la anterior técnica con la psicointegración, el Rah, los consejos que estamos oyendo? ¿Cómo encajamos todo?

Jorge Olguín: Es un trabajo, es un trabajo bastante profundo. Yo creo que primero y principal es -voy a tratar de resumirlo con pocas palabras- primero evitar actos hostiles contra nosotros mismos. O sea valorarnos. Evitar actos hostiles contra nosotros mismos es evitar que si vamos a un instituto alguien nos haga creer que nosotros somos los hostiles, como ha pasado en ciertos institutos. ¿Has nombrado la anterior técnica? Vamos a ver qué pasa con la anterior técnica. Ya que hemos soltado el freno, vamos a hacer rodar el carro.

De repente te dicen:- “Tú tienes una libertad total de expresión”. Pero ves que la otra persona permanentemente está encima de ti y permanentemente controla tus actos, entonces jamás tendrás libertad de expresión. Pero si tú, de repente, sutilmente, le dices a la otra persona: -“Tú que me ensañas a detectar a las personas que son supresivas, ¿por qué eres supresiva conmigo?” -“No, no, no”-Tú estás siendo hostil conmigo y con todos los que tengo alrededor mío” Y entonces me están generando a mí un complejo de culpa de algo que yo no tengo. Esas personas están tratando de someterme. Y psicointegración y psicoauditación hacen lo opuesto. Permiten que la persona tenga su propia opinión, valoremos su opinión, aunque su opinión no sea la de uno. Porque es válida igual. Se trata justamente de no ser supresivo, sino todo lo opuesto, ensalzar a la persona, darle la importancia que tiene la persona. Porque ninguna persona puede ser clear si está sentada encima de otra persona, tratando de achatarla, como se achatan los coches viejos. Se trata simplemente de no achatar el espíritu, sino de dejar crecer al espíritu. Entonces psicointegración y psicoauditación, a través de las canalizaciones, lo que buscan los mensajes es lo opuesto a todo lo supresivo. Simplemente que la persona cada día sea más auténtica para consigo mismo. Habría mucho más para hablar sobre el tema, para que todo el rompecabezas encaje, pero más o menos me conformo con que un poquito lo hayan asimilado, lo hayan digerido. Es para mucho más una charla de una hora, de dos horas, no es un curso de dos años y lo que se busca es tener una base de amor y con todas las teorías que son bienvenidas. Pero, y acá si hay un pero, lo que se busca evitar con el corazón es que no nos dejen pensar libremente, porque todos tenemos el derecho de pensar libremente y algunas escuelas disfrazadas de libertad hacen lo opuesto. No nos dejan pensar libremente. Y cuando nosotros queremos levantar la mano ya nos están acusando de ser hostiles. ¡Y no es así! No es así. Es justamente lo contrario.

Yo voy a hacer caso a lo que dice Rah, les voy a ofrecer un abrazo y mi idea es esa, mi idea es esa. Gracias por la atención a todos vosotros. Si quieren hacer alguna pregunta o dos...

Público: ¿Puedo? Quería compartir con todos, a raíz de la pregunta de que, ¿cómo sabemos si lo dicho es verdadero? A ver, yo he tenido una confirmación correcta, a mi entender he entendido perfectamente, de que el mensaje es verdadero.

Jorge Olguín: Tu Yo Superior te ha…

Público: No, eso no me preocupa. Lo que me preocupa es…

Jorge Olguín: Si el mensaje es…

Público: Siempre que recibo las confirmaciones así, son correctas.

Jorge Olguín: Y te dan la respuesta a cualquier indicio que puedas tener…

Público: Y eso era lo que quería decir y sólo quería compartirlo con todos vosotros, si me lo permitís, sin añadidos ni cosas de esas, porque creo que todos los que están aquí, más o menos, tienen el don. Pero quería hacer una pregunta que era: En esos sistemas que ya tienen una tecnología muy avanzada, se entiende vienen a aquí a, en parte ayudar, supongo ¿no?

Jorge Olguín: No todos.

Público: ¿Por qué tanto camuflaje? Eso es lo que no entiendo aquí, ¿por qué?

Jorge Olguín: Eso tiene que ver mucho también con los gobiernos de aquí.

Público: Porque ellos vienen aquí, dan una vuelta hasta aquí y nos ponen en una situación que deje en evidencia a nosotros. De eso, claro, supongo que ellos estarán más o menos dentro del conflicto. [..][8]

Jorge Olguín: Hay una cosa bonita que dijo Eón en una charla. Eón comentó en una charla, y esto es un pequeño plus que les va a ser útil, habla sobre como se ve el planeta desde arriba. Y lo continué cuando venía viajando en el avión, que miraba hacia abajo y decían menos 52 Celsius “¡Menos 52!”. Después decía: “Menos 54”. Cada vez estaba más para afuera. Después cuando veo el mapa de la Tierra, que lo veo con una capa atmosférica que tiene 2 milímetros y la Tierra afuera de 40 cm. Somos tan frágiles, tan frágiles. Subimos a 4. 000 metros de altura y ya nos estamos ahogando. Tan frágiles somos. Y depredamos nuestro mundo con armas químicas, con deforestación, especies que se extinguen por responsabilidad nuestra, nuestro planeta con efecto invernadero.

Yo siempre le digo a mi consultante que nadie sería tan inconsciente, salvo aquel tenga un espíritu muy ya desequilibrado, de encerrarse en un garaje. Y entonces pones el coche en marcha y empieza a salir el gas. Tiene dióxido de carbono y yo creo que ahora la persona muere asfixiada. ¿Pero cuanto tiene el garaje? Vamos a poner 4 x 3, 12 x 3, 36 m^3. La Tierra tiene un poquito más que 36 m^3, pero estamos haciendo lo mismo, estamos haciendo exactamente lo mismo. Va a llegar un momento en que estemos sin agua potable, tenemos un 3% de agua potable en el mundo. Hay países en donde no tienen directamente ni un 1% de agua potable. Y yo veo a los porteros, ¿se dice porteros aquí también?, los veo con las mangueras así, baldeando la vereda y dialogando con el otro portero. Y yo cuando paso y veo que están desperdiciando el agua... Pero hay dicha, dicha se les llama como a las favelas brasileñas dónde no tienen agua, dónde no tienen comida y ves al portero que está con el agua. Y yo digo: “Pero no toman conciencia”. Pero yo no puedo ir diciendo todo así, porque aparte me encerraría en un manicomio con chaleco, si voy a cada uno. Eso es depredar el planeta. Entonces sí es cierto que, con todo el respeto porque me considero de la misma manera, es cierto que somos monos, porque tenemos el mismo hábitat hasta que la tecnología nos impida otra cosa y nuestro planeta se está viniendo abajo, puede colapsar. Y es cierto.

Público: Yo tengo esperanza de que no.

Jorge Olguín: ¡Obvio! Yo tengo toda la esperanza del mundo. Sino nadie haría nada, nadie hablaría de lo contrarío, mi página web dejaría de ser.

Público: Pero si el Creador, que hemos estado hablando antes, crea, también destruye, y si esto no funciona lo destruirá y creará después otros mundos nuevos.

Jorge Olguín: No, somos nosotros mismos.

Público: No lo creo.

Jorge Olguín: El Creador da libre albedrío.

Público: ¿Pero quién nos ha creado?: Dios.

Jorge Olguín: No, no. El Creador da libre albedrío. Nosotros somos los que destruimos nuestro propio hábitat.

Público: Pero Él ve que nosotros…

Jorge Olguín: Somos niños de un jardín de infancia, dice Eón, que de repente se pelean por un juguete y al otro minuto ese juguete, se aburrieron, lo dejaron. El adulto hace exactamente lo mismo, toma una posesión por avidez, hasta que se cansó. Personas que se cansan de una pareja bonita, personas que se cansan de tener un reloj Rolex, este no es Rolex, ¿eh?, personas que se cansan de tener un zapato o un perfume de marca. Porque ya se cansaron, porque no lo ven por la parte del espíritu, digamos que miran todo como algo material.

Público: Teniendo en cuenta que Dios es una entidad espiritual…

Jorge Olguín: Dios es el universo manifestado.

Público: Yo al referirme al Creador, me refiero a la energía inteligente que ha permitido que yo esté aquí disfrutando de todo, ¿no? Pero que también que me va a destruir porque, esa energía inteligente va a hacer que yo mismo me destruya. Dejará lo que creo yo que deba dejar y así. Me refería a eso.

Jorge Olguín: Digamos que somos nosotros mismos.

Público: Y Dios me ha creado y ahora me va a descrear. Pero yo tengo esperanzas de que si...

Jorge Olguín: Pero sí podemos hacer otra cosa muy linda.

Público: ¡Darnos un abrazo!

FIN

[1] Apellido. No es suficientemente audible para trascribirlo.

[2] Del tipo palmadita en la espalda. Comunicación no verbal que acompaña a la frase “Oh, no es nada”.

[3] Este golpe y el siguiente, son diferentes al anterior. Con el golpe se quiere caracterizar a personas, más directas, de carácter fuerte, quizá más bruscas.

[4] Estas dos personas no están al mismo nivel. El empleador tiene carácter fuerte, incluso agresivo en el trato (grita), y el solicitante de trabajo es una persona floja, quizá tímida (habla bajo).

[5] Suspender un examen. No aprobar un examen.

[6] Nombre del luchador de catch, no se entiende el nombre.

[7] Melocotón

[8] Sigue hablando un poco más, pero no se entiende bien lo que dice.