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Caos y consumismo

Grupo Elron

 

Caos y consumismo.

Ya hemos llegado a un tiempo en donde a todo le han puesto un precio, pero muchos aún no comprenden cómo llegamos hasta aquí. Todos tenemos una parte de imperfección cuyo origen es el ego y que tiene cultura propia, la cultura de lo superficial. Si crees que ya no se puede inventar nada nuevo, comienza a abrir los ojos... en estos momentos puedes comprarte hasta un par de apellidos si deseas.

Tu mundo se va desmejorando progresivamente cuando entras en este sistema. Claro, al principio puedes no darte ni cuenta; paulatinamente comienzas a vender las cosas que sí son importantes: tus valores, tu tiempo, tu felicidad...

Te vas transformando lentamente en esclavo, comienzas a cambiar lo elemental por lo ilusorio externo. Es un sistema enquistado que nunca llenará tu ser, más bien te va "secando" hasta dejarte vacío.

¿Por qué hay tanta violencia? ¿Por qué la droga se ha convertido en una epidemia? ¿Por qué muere tanta gente por la guerra, el hambre y la violencia en las calles? ¿Por qué muchos políticos parecen empeorar cada vez más la sociedad? ¿Por qué a pesar de trabajar todo el día vives miserablemente?

La miseria comienza por dentro y NADA ES POR AZAR. Toda acción produce una reacción. Cada vez que te vendes, que vendes tus principios, que cambias tus valores por un premio material, estás contribuyendo a esto. El tema es despertar y darte cuenta cómo el sistema corrupto pretende utilizarte.

Muchas veces cuando he hablado de superar nuestros engramas, he puesto énfasis en SER CONSCIENTES. Pues allí está la primer clave y también en elegir bien obviamente, utilizando bien el libre albedrío.

Agrego el siguiente escrito de José Márquez Céas:

"El consumo es la utilización de bienes y servicios que hace un sujeto económico para satisfacer sus necesidades presentes o futuras. Es un proceso de destrucción de bienes y servicios consumidos, pero también puede ser un proceso circular cuando a través del mismo se crean otros bienes y servicios.

El consumo masivo lleva al consumismo, que es el consumo exagerado y compulsivo de bienes y servicios, característico de la denominada sociedad de consumo, creada por los sistemas políticos-económicos que la promueven y sostienen.

El consumismo se ve incrementado principalmente por dos factores: 1) la producción de bienes con carácter "desechable", y 2) la publicidad. A través de esta última, la psicología y otras disciplinas al servicio de la mercadotecnia inducen "nuevas necesidades" en los sujetos. El consumismo se dispara en todas las festividades que los comerciantes promocionan cada año, sobre todo en la Navidad, cuando grandes cantidades de dinero son gastadas en bienes intrascendentes, en buena parte como resultado de haberse perdido el "espíritu" que antaño caracterizaba a esa festividad cuando muchos regalos "valiosos" eran manufacturados por las mismas personas que los ofrecían y los regalos comprados tenían la merecida fama de ser "perdurables".

El término afluenza designa el deseo inagotable y obstinado de acopiar bienes materiales que teóricamente mejorarían la calidad de vida del consumidor aunque, contradictoriamente, incluyen sustancias nocivas como el tabaco, el alcohol y otras más aditivas. La afluenza hace a los consumidores vulnerables a la ansiedad, al estrés y al endeudamiento irresponsable, por el deseo insaciable de poseer dinero, poder y fama, la necesidad de competir y compararse con otros, y los sentimientos de vacío e infelicidad que experimentan.

La afluenza también perjudica al medio ambiente por la producción excesiva de desechos y agentes contaminantes que se originan en el consumo masivo de bienes. El ejemplo más evidente es la basura y empaques de plástico, que afean y contaminan patios, calles, caminos, ríos, lagos y mares de nuestro país, aunque también se trata de un problema de educación debido a la baja cultura de la población nicaragüense en el manejo de desechos.

Desafortunadamente, los medios de comunicación han sido instrumentalizados para promover el consumismo. Algunas propagandas televisivas "educan" a los consumidores en la falsa creencia de que la mejor forma de realizar sus sueños es adquiriendo préstamos y tarjetas de crédito, que muchas entidades financieras ofrecen con ligereza considerándolo el camino más fácil para generar utilidades inmediatas, y trasladando a un segundo o tercer plano el financiamiento de las actividades productivas.

Frecuentemente vemos que los anuncios publicitarios "venden" identidades y estilos de vida al consumidor, anclando los productos mercadeados a significados, sentimientos y estereotipos. En respuesta al mensaje publicitario muchos consumidores ajustan el estatus de su consumo a costa de un endeudamiento progresivo, hasta que se produce un ahogamiento financiero que lleva a muchos a la desesperación y en otros casos al suicidio.

El consumismo resquebraja la unidad familiar y obliga a muchos padres a realizar jornadas laborales extenuantes que los alejan de sus hijos, los cuales compensan esa ausencia con sustitutos materiales que implican más consumo. En este proceso se pierden conexiones valiosas en el hogar y progresivamente decrece la calidad de las relaciones interpersonales.

Un estilo de vida sencillo establece vínculos más solidarios, fomenta la conservación de los ecosistemas y reduce el estrés.

Es difícil modificar patrones de consumo cuando el sistema económico continúa incentivando el derroche y los medios de comunicación despliegan una publicidad consumista agresiva. El primer paso es tomar plena conciencia del problema, y el segundo, mucho más difícil, evitar los excesos en el consumo."

Kar-El