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Depresión y test Oxford

Grupo Elron

 

Diálogo del 10/6/11 de Jorge Olguín sobre la depresión y el test Oxford. El prof. Olguín explicó que las circunstancias negativas obviamente van a afectar, pero que igualmente podemos mantenernos analíticos

 

 

Jorge Olguín: Recuerdo unas palabras conceptuales de Johnakan donde decía de que el plano físico es un agujero negro, es un pozo gravitatorio que te jala hacia abajo. Estando encarnados, cuando yo creé Psicointegración en el año 1997, dije que la mente no era un campo de batalla. Entonces por eso el ego no se destruía sino que el ego se integraba en un Yo Central que conectaba con el Yo Superior. Pero los egos se asoman permanentemente y las cosas externas te afectan; a quien no le afectan es porque puede tener su decodificador averiado o su mente extraviada. Todo te afecta, o sea, no somos robots, somos seres humanos. Pero tengo una particularidad: yo, Jorge, aprendo tanto de experiencias ajenas como de experiencias propias y le saco el jugo aún a las experiencias nefastas. Y en base a experiencias nefastas propias o de consultantes hago artículos.
La Mente Reactiva Depresiva, que he re-descubierto en 2003, fue debido a una consultante que ha contado una experiencia, y eso lo he relatado en la conferencia que hice recientemente en Mayo de 2011 en Barcelona. Pero entiendo que quienes hacemos las técnicas -me incluyo porque soy un ser humano encarnado- somos falibles. Entonces las técnicas pueden ser falibles, los test pueden ser falibles. Dijo en varias oportunidades que si en un vaso con agua cristalina pones una gota de veneno envenenas toda el agua. Lo tomo con pinzas porque aún las mejores técnicas pueden tener éxitos en 999 personas y fracasos en 1, y ese fracaso en 1 yo no lo tomaría como la gota de veneno que envenena toda el agua cristalina porque, al fin y al cabo, hubo 999 personas de 1000 que salieron adelante. O sea, no debemos ser tan estrictos ni tan exigentes con nosotros mismos. Y no me estoy contradiciendo: yo soy exigente pero no exigente al nivel de paranoia que no me voy a perdonar el más mínimo error porque entonces ya sería un rol del ego o estaría fomentando un engrama en mí. ¿A qué quiero llegar? La misma la anterior técnica, con su test Oxford, tiene errores, tiene errores tremendos. Tal vez haya gente diferente, y esto que no se tome como algo egoico -y si se toma no es mi problema sino que es un problema del otro-. Uno diría: “Vamos al grano”. ¿Dirías eso, no?

Interlocutor: Diría “al meollo”…

Jorge Olguín: Al meollo de la cuestión.

Interlocutor: ¡Ja, ja, já! 

Jorge Olguín: Muy bien. Sin entrar en detalles -porque no vienen al caso- ayer a medianoche tuve una charla con una persona familiar que me ha contado sobre una crisis personal. Cuando uno está involucrado afectivamente, si la crisis es grave a veces como que es irresoluta porque la solución son posibles alternativas, no son soluciones totales que cubran todo. Es como la famosa “sábana corta” del equipo de fútbol, en la que el equipo de fútbol que tiene muchos delanteros desciende poco y si desciende mucho ataca poco. Eso se llama “la sábana corta”: si cubres los pies te destapas el pecho y si te tapas la cara te descubres los pies… Bajé mi Escala Tonal, bajé horrores, muchísimo, pero tengo la virtud -no virtud desde el narcisismo sino desde lo desapasionado, objetivamente- de que aún en momentos de crisis, aún teniendo la Escala Tonal baja, con un 10 % de la Escala Tonal total, de que puedo pensar objetivamente sin estar reactivo. No puedo hablar de las demás personas porque no conozco a todo el mundo pero sí entiendo por las miles de personas que he atendido a lo largo de estos años que casi nadie lo logra, y digo “casi” por no decir “nadie”. Tengo la cualidad de ser analítico. Tardé en dormirme y entonces quise hacer una prueba estando absolutamente depresivo… Estar depresivo no es un pecado. Directamente si hay una noticia que es difícil a nivel familiar obviamente que te va a bajar la Escala Tonal. Y no seamos hipócritas, que nadie levante la mano y diga: “Yo estoy exento”. Por favor. No voy a entrar en detalles porque no tiene sentido entrar en detalles de cuál fue el problema -no importa, aparte-; hice el Test Oxford y lo hice igual a 1997. Lo hice igual a 2011 un mes atrás. O sea, que mi estado depresivo, mi Escala Tonal baja no incidió en mis respuestas para nada porque en mis respuestas fui objetivo y desapasionado. Entonces descubrí que, para mí, para Jorge Olguín -no para los demás- el Test Oxford NO SIRVE. Porque a mi no me marca ningún estado depresivo y si bien algún colaborador detectó un punto bajo la última vez que lo hice lamento decir que no estoy para nada de acuerdo y que es el test el que está equivocado y no Jorge Raúl Olguín. Porque quien hizo el Test Oxford, quien lo desarrolló me gustaría tenerlo frente a frente y debatir con él.

Interlocutor: Yo diría que el test siempre es orientativo y no pasa de allí. Y a veces puede equivocarse totalmente.

Jorge Olguín: La cuestión es que con una Escala Tonal bajísima lo hice tal cual lo hice la última vez que estaba, no en estado de euforia, pero estaba totalmente analítico y con una Escala Tonal bastante elevada. No voy a ser hipócrita y decir que estoy siempre con una Escala Tonal al tope porque pasan cosas. Y como dije en un e-mail a los colaboradores y amigos: a veces no se sufre por uno, a veces no se está depresivo por uno, a veces se está depresivo por el otro. Yo, ayer -o mejor dicho hoy a las 00 horas- estaba depresivo por el otro, no por mí. Pero estar depresivo por el otro también te baja la Escala Tonal. Sin embargo, no afectó mi evaluación. Entonces, para mí el test Oxford no es útil porque no me demuestra absolutamente nada. Y vuelvo a insistir: si mis palabras las toman como egoicas no es mi problema. Estoy por encima de ese test, absolutamente por encima, no me preocupa, me tiene sin cuidado, absolutamente sin cuidado, y lo demostré esta madrugada. La crisis a la que me refiero -que no voy a dar detalle- sigue siendo grave porque sigue estando y no hay una solución óptima. Es como si, de repente, tuvieras un nieto que precisara tu cuidado, y tu hija y tu yerno estuvieran trabajando y vos, por una cuestión de acudir a tu editorial, no podrías cuidarlo y estuviera solo todo el día. En ese momento bajaría tu Escala Tonal porque no tendrías como solucionar ese problema. No puedo decir que existen problemas irresolutos porque uno no sabe las vueltas de la vida. Hay distintos vericuetos y, de repente, te topas con la pared y te chocas con ella. O, de repente, te topas con una solución que no esperabas y que Eón te tiró un salvavidas. Pero no me quiero extender del tema. Quiero decirles que aun en un estado depresivo bastante pronunciado logré hacer el test Oxford con un desapasionamiento total -porque la pasión es ego- y con mi mente absolutamente analítica. Se contradice porque un estado depresivo es reactivo y desconecta total o parcialmente la Mente Analítica. En mí no lo ha hecho, he estado “depresivo analítico”. ¿Seré distinto? No lo sé. Eón lo sabe, no yo. Yo simplemente expongo una situación. Ni siquiera me evalúo a mi mismo -el test no me evalúa- porque el test está por debajo de mis expectativas, no por encima de mis expectativas. Por encima de mis expectativas está Eón. Y reitero: que cada uno tome mis palabras como le parezca. Es eso. No sé si quieres hacer algún comentario…

Interlocutor: No, no hice comentario para no cortarte. Pero, por ejemplo, en la anterior técnica ese test Oxford es primario y después, más adelante, se hacen otro tipo de test. Y después está el instrumento. Yo lo considero simplemente al test como orientativo nada más, como que después de allí se buscan los “puntos flojos”.

Jorge Olguín: Volviendo al instrumento -que una vez lo tocamos al tema-, en el 2005 engañé a un tipo polígrafo diciendo que yo estaba viviendo en 1872 en una campiña española, que me llamaba Pacho Varia, que tenía 3 hijos, una señora obesa y que vestía de campesino.

Interlocutor: Claro. Lo que pasa es que los test se hacen para la generalidad. Eso no quiere decir que uno no pueda burlar al test.

Jorge Olguín: Pero me voy a la otra acera -o vereda, como decimos en Argentina-: el instrumento me puede marcar carga si yo, de repente, tengo una ansiedad por algo como, por ejemplo, en este momento, en el país donde vivo, donde hay tantas falencias. De repente, tengo un móvil SmartPhone donde la compañía que me brinda servicios no me los está dando y, de repente, eso me produce cierta irritación. ¿Por qué no me voy a irritar? ¿O está prohibido irritarse? Hay que sacarse la máscara…

Interlocutor: En cada caso, en cada situación, en cada circunstancia hay que tener la emoción, el sentimiento, la ansiedad o la alegría referente a esa situación. Es por una cuestión de causa y efecto. Ahora, si a uno se le incendia la vivienda o se le muere la madre y se pone a reír, obviamente lo lógico es que se ponga a llorar.

Jorge Olguín: “No, me río porque soy Clear”. Eso lo hablamos en 1997.

Interlocutor: Eso es locura.

Jorge Olguín: ¡Claro!

Interlocutor: Eso es demencia.

Jorge Olguín: Eso lo hablamos en 1997 en un viaje a La Plata, a Canal 2, cuando íbamos al programa “Frente a Frente”.

Interlocutor: Si a mi me echan del trabajo tengo que estar preocupado. Si uno le pregunta después a los Maestros de Luz ellos van a decir: “No hay que preocuparse sino ocuparse”. Sí, fantástico.

Jorge Olguín: Eso lo dice Kar-El, una entidad angélica.

Interlocutor: Claro, fantástico. Pero uno no puede dejar, como ser humano, de estar preocupado de haber perdido el trabajo.

Jorge Olguín: ¡Por supuesto!

Interlocutor: Como uno no sabe el futuro, bueno, entonces…

Jorge Olguín: Incluso lo preocupante es relativo porque puedes mandar 17.000 solicitudes o “aplicaciones” -como le dicen en Estados Unidos- y no te llaman de ningún lado.

Interlocutor: Claro. Lo que sucede es que la preocupación puede ser buena por la adrenalina que provoca y que hace que uno se movilice.

Jorge Olguín: En tanto y en cuanto lo hagas con equilibrio porque si esa adrenalina es demasiada puede ser nociva y en lugar de stress va a ser “distress”.

Interlocutor: Pero ahí está en el manejo que uno tenga de la adrenalina.

Jorge Olguín: Pero enojarse o estar “fuera de tono” no es algo fuera de lo usual. Cortamos aquí.