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Psicointegración - El Ego a lo largo de la historia

Grupo Elron
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Psicointegración 07/08/2013

Por: Jorge Raúl Olguín.

Entidad: Johnakan.

 

Lo que ata al ser encarnado al plano físico son las pasiones, el ego. Atesora hasta el último de sus días bienes materiales aun perjudicando a otros sabiendo que no se llevará nada. La mayoría no entiende que somos hijos de un Creador y que estamos de paso, y en lugar de actos hostiles debemos desbordar amor sobre nuestros hermanos.

 

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Querida gente, voy a tocar el tema del ego una vez más.

 

A lo largo de la historia de esta bendita humanidad han pasado distintas situaciones: imperios que han florecido que luego se han derrumbado, personajes que se creían eternos han pasado a la historia pero en la vida física fueron perecederos, seres que han sido dominados por sus pasiones, por sus apegos siendo esclavos de sus propios impulsos, impulsos perniciosos que llevaron a muchos de esos seres al abismo.

 

El ego forma parte de nosotros como seres humanos y puede ser grosero o muy sutil. Con este último es con el que hay que tener más cuidado porque he visto hombres sabios o quizás en crecimiento a esta sabiduría debatir alcanzando el nivel de discusión sumergidos en un lado de necedad, no escuchándose uno al otro, cada uno tratando de imponer su parcial verdad. El ego logra ese efecto haciendo que el ser humano sólo se escuche a sí mismo haciendo que ese ser busque figurar, entendiendo que uno de sus alimentos principales es la aprobación de los demás, entendiendo que sin esa aprobación sienten como que están incompletos. Y no todos tienen baja estima, no todos aquellos que buscan la aprobación del otro lo hacen por baja estima, sucede que a veces esos roles de ego no terminan nunca de saciarse y no sólo tratan de llegar a la cúspide en esa búsqueda de aprobación sino que no la quieren compartir, tratan de ser únicos.

 

Esos roles de ego también ambicionan poder, buscan expandirse, buscan acumular cosas materiales. Y si bien nuestra mente analítica, como seres humanos, nos hace ver que del plano físico no nos llevamos nada, solamente quedamos físicamente en el recuerdo de los demás. Así y todo hay gente que sigue acumulando y acumulando y acumulando dinero, poder, posición, fama, gloria.

 

El ego tiene ramificaciones: la vanidad, la lujuria, también la baja estima, temores infundados. Los roles del ego hacen que el ser humano llegue a tener hasta cambios de personalidad. Y claro que eso se puede modificar, entendiendo que somos más que unidades biológicas, entendiendo que somos parte de una totalidad, entendiendo que si todos somos hijos de un Creador todos los espíritus estamos hermanados. Si entendemos ese detalle no menor nos daríamos cuenta de que a lo largo de la historia humana qué inútiles, qué campo yermo han dejado las guerras, las separaciones, las fronteras, las traiciones, qué campo yermo.

 

Si captamos con plena conciencia que todos somos hijos del Absoluto y que espiritualmente tenemos las mismas oportunidades tendríamos que abrazarnos fraternalmente los unos con los otros derramando nuestro amor en los demás y recíprocamente los demás con nosotros porque sólo podemos dar lo que tenemos, no podemos dar lo que no tenemos. Para dar amor tenemos que sentirlo primero por nosotros, un amor que nace de nuestro interior alimentado por la Esencia Divina para poder brindarlo a nuestros hermanos. Allí el ego jamás tendría cabida.

 

Eso es todo por ahora, querida gente. Hasta todo momento.