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Psicoauditación - Ana F.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 03/04/2017

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ana F.

La entidad relata un fragmento de una vida en Ran II donde por ser hija única se creó engramas de soledad y de pertenencia. También quedó dañada en una relación. Un asesor espiritual, Raúl Iruti, le orientaría acerca de qué dirección tomar.

Sesión en MP3 (1.013 KB)

 

Entidad: No creo, como thetán, en las casualidades, yo creo en las causalidades.

Relato una vida anterior que causalmente mi nombre era Ana, Ana Impieri. El relato no es de este mundo, es de otro mundo donde también había encarnado como homo sapiens.

 

Tenía veintiocho de vuestros años de Sol III y me sentía perdida. Había tenido una hermana gemela que había fallecido al nacer y siempre me crié con un engrama de culpa como diciendo "¿Por qué viví yo y no ella? ¿Qué fue lo que hizo que ese ser, esa Consciencia Absoluta me eligiera a mí". Lo que pasa que en nuestro mundo, Ran II, que supuestamente era un paraíso porque se respetaba la flora, se respetaba la fauna, se respetaban lo ríos, los arroyos, los bosques, las selvas y también se respetaba que no hubiera superpoblación y los matrimonios no tenían permitido tener más de dos hijos, si por descuido tenían más de dos hijos la comunidad gubernamental se los quitaba y los llevaba a un centro educativo donde los criaban con amor, con respeto pero nunca más podían ver a sus padres, de esa manera se cuidaba de que hubiera superpoblación.

 

Mis padres argumentaron ante la comunidad gubernamental que mi hermana había fallecido prácticamente al poco tiempo de nacer pero era como hablar con un muro: legalmente tuvieron dos hijos. Entonces me crié sola y sentí como que a mis padres yo no les bastaba porque podían haber tenido dos hijos y querían, anhelaban que yo cumpliera el rol de dos. Apenas si podía con mi propio rol.

Y me hizo sentir pequeñita, disminuida. Siempre fui fantasiosa, creo que era para escapar de la realidad, entonces me refugiaba en los cuentos infantiles.

Ran II era un mundo donde no había religión, ese era otro beneficio, no había creencias absurdas pero los niños y las niñas teníamos ese escape, ese mundo de fantasía nos era permitido. Pero a medida que fui creciendo y ese mundo de fantasía se fue escapando me refugié en el teatro, estudiaba teatro y entonces hacía pequeñas escenas en forma gratuita hasta que finalmente me tocó una obra donde trabajaba bastante y me acreditaron bastante dinero electrónico a mi cuenta, porque además no nos manejábamos con dinero de papel ni papel moneda, únicamente con dinero electrónico.

 

Y fui creciendo. Tuve una relación de pareja, él se llamaba Ariel, me llevaba ocho de vuestros años y estuvimos saliendo varios meses. Sentí como que era mi pareja ideal pero nunca me dejaba su holomóvil, tampoco me podía comunicar por el holo-ordenador, él me venía a ver. Yo ya pude ahorrar y tenía un pequeño apartamento de un ambiente, me sentía más cómoda viviendo sola que estando con mis padres porque me miraban de manera que no me hacía bien. Y yo misma, a pesar de que ya era adulta, seguía pensando "¿Por qué me tocó a mí vivir?".

Un día me comunico con una persona que me habían recomendado, Raúl Iruti, un señor grande que era una especie de asesor espiritual y le conté mi vida.

-Tienes que estar contenta, Ana, porque evidentemente esa Conciencia Suprema te eligió a ti porque tienes una misión que hacer aquí, ahora. Tú no puedes culparte ni tener ese peso en tu conciencia de algo en que no eres ni culpable, ni responsable. Vive tu vida a pleno, que no significa vivir a toda velocidad porque debes disfrutar cada momento.

Luego le comenté de Ariel, y el profesor Iruti me dijo:

-Me cuesta -me dijo-. Confróntalo, porque no sabes donde vive, no te puedes comunicar holográficamente... ¿Qué está escondiendo?, una relación tiene que ser transparente.

 

Me fui confortada y me comuniqué con una amiga que trabajaba en el centro de control. Tenía una foto, la escaneó y la puso en el ordenador, y tenía un programa de búsqueda del rostro y lo encontramos. Vivía en la localidad de Sira, ni siquiera vivía en nuestra población. Se llamaba Gudiño, Pablo Gudiño, casado tiempo atrás con un niño y una niña y venía para esta población porque era comisionista. Me sentí como una estúpida, me sentí como invalidada. El odio no me dejó caer, me dio fuerzas, la ira.

A la semana siguiente volví a ver de vuelta al profesor Raúl Iruti.

-No -me dijo-, tú piensas que la ira, que el odio que crees sentir, te sientes estafada, engañada, ¿piensas que eso te da fuerzas?, no te da fuerzas, te carcome, te hace mal.

-Entonces, ¿usted me aconseja que lo tengo que perdonar y listo?

-No, te tiene que ser indiferente. Cuando te sea indiferente vas a estar sanada.

-¿Y los momentos que compartimos?

-Es experiencia, es válida. ¿Cómo has estado?

-Feliz, contenta. Pero yo no sabía que...

-Quédate con eso, pero de ahora en más te tiene que ser indiferente. Eres joven, tienes mucho por delante, sigue creciendo.

-El otro problema que tengo es que hay mucha envida y muchos celos en lo que hago en el teatro porque soy muy apasionada y es como que eso me convirtió en una primera figura para el drama. Siento que los demás tienen celos o envidia.

Iruti me contestó:

-Mira, el ser humano no es perfecto, el ser humano es imperfecto. Trata de ser tú, genuina, sin impostar. Sé que tienes intuición, acércate con los que tengas empatía. No desmerezcas a los demás, directamente trata con los que te sientas cómoda. Y con respecto a tus padres, ellos también son seres humanos, que no son perfectos, pero no dudes de que te aman. ¿Que hubieran querido otra cosa? Seguramente, como todos. Pero no los condenes con tu alejamiento, visítalos, comparte, serás su hija toda la vida de ellos y toda tu vida.

 

Me fui muy confortada. Las holollamadas de Ariel no las atendí más. Ariel o como se llamara. Y traté de ver un futuro mejor en mí porque estoy segura que lo tendría. ¿Que dentro mío sentía lo que vosotros llamáis engramas por en todos estos años no sentir como que la casa de mis padre era un lugar de pertenencia?, ¿como que el pequeño apartamento donde vivo era acogedor pero a veces me embargaba la soledad? Sí. ¿Que me sentía estafada afectivamente? Sí. Pero tenía razón el profesor Iruti, no es cierto que la vida te dé desquite, simplemente te muestra infinidad de caminos y eres tú la que eliges, tú, nadie más que tú porque tomas el volante y conduces tu vida como si fuera un carro a pleno, que no significa a toda velocidad.

 

Gracias por escucharme.