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Psicoauditación - Daniela

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

Sesión del 08/07/2020 Gaela, Margit

Sesión del 22/05/2023 Sargón, Dana

Sesión del 15/08/2023 Sargón, Dana

Sesión del 16/02/2024 Sargón, Dana


Sesión 08/07/2020
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Daniela

La entidad relata una vida en Gaela y tenía poco aprecio por ella misma. Esto hacía que cargara sobre los demás la responsabilidad de ser sociable, comunicativa, agradable. Afortunadamente le brindaron apoyo y afecto. Pero tendría que trabajar su autoestima.

 

Sesión en MP3 (3.524 KB)

 

Entidad: En distintas vidas siempre he sido acomplejada. Pero quiero recordar una vida muy distante en el tiempo. Mi nombre era Margit -se escribía sin la 'u'-, hija de Rebeca y Acsaba.

 

Mi padre trabajaba en la construcción. Éramos oriundos del pueblo de Vatsvari, un pueblo apartado del centro de Mágar. La gente era bastante pobre pero mi padre por lo menos tenía buen trabajo en la construcción aunque lo desgastaba mucho. Cuando venía por las noches miraba sus manos con callosidades, a veces lastimaduras. Madre le preparaba una sopa caliente y luego un segundo plato.

 

De pequeña iba a una escuela donde las niñas me miraban como con desprecio, o quizás eso pensaba yo. ¿Y qué hacía? Me recluía más dentro de mí misma . Y a veces ponía gestos de desprecio para con ellas.

Una vez, una compañera, Ebik, me dijo:

-Margit, ¿por qué eres tan odiosa?

-¡Ja, ja, ja! ¿Odiosa yo?, me miran como si mi familia fuera indigente, como si yo fuera una pobre estúpida.

-Nadie te mira así, es tu imaginación. Y con la cara de odiosa que pones nadie se te va a acercar -comentó Ebik. Y se marchó. Ahora resulta que la culpa la tenía yo.

 

A los diez años mi padre llega a casa contento.

-La empresa me cambia de lugar, vamos a dejar de rentar acá y vamos a tener nuestra propia casa.

Mamá Rebeca le dice:

-¿Qué pasa, Acsaba?

-Nos mandan a la central, a Cáposta. -Yo temblaba. ¡Cáposta! Cáposta era una ciudad enorme, con calles empedradas, había tranvías, tranvías eléctricos...

 

Yo era niña, no pensaba en que papá Acsaba ganaría el doble o más de lo que ganaba en Vatsvari. Pero Cáposta me asustaba, la ciudad más grande en Mágar.

Y pensaba en mí. Y le dije a mamá Rebeca:

-¿Y con la escuela?

-Ya está arreglado, mañana iré a pedir un certificado de estudios. De todas maneras no nos vamos todavía, esperamos que termine el curso y empiezas el próximo grado en la otra escuela.

 

Y pasaron los días y las semanas. Había un camión de mudanzas que se llevó los pocos muebles que teníamos. Mamá y yo viajamos adelante con el chofer y atrás papá con uno de los peones que ayudaba a cargar y a descargar los muebles. Un viaje que me pareció larguísimo, de más de tres horas. Miraba por la ventanilla y veía las calles de Cáposta, la gente mejor vestida...

¿Cómo me comportaré en esta escuela, haré amigas?

Y nos instalamos. Era una casa mucho más cómoda, de planta baja. Tenía por fin una habitación para mí sola.

Recuerdo que papá compró una segunda radio y la dejó en mi habitación:

-Para cuando vengas de la escuela, si quieres escuchar alguna radio-novela. -Tenía que estar contenta.

 

Pero tenía pánico cuando empezaran las clases en el nuevo curso. Pero no, la escuela era más humilde de lo que yo pensaba, las compañeras también, pero claro, yo era la nueva. Me ignoraban, dos o tres de las veinticinco me hablaban. Recuerdo que una de ellas, Sari, me dijo:

-Margit, pones cara como de enojada, da la impresión como que tuvieras mal genio.

-Es que yo no tengo mal genio, es que mira, mira, me tratan como la nueva, mira como se apartan.

-Nadie se aparta, no te conocen. Tú tampoco saludas a nadie, te cortas sola.

-¿Pero no son ellas las que tienen que venir a recibirme?

-¿Y por qué? ¿Y por qué tú no te puedes presentar?

-Bueno, ya la maestra en el grado me hizo presentar y vi que algunas se reían cuando dijeron que mi familia era de Vatsvari, un poblado marginal.

-Nadie se rió, está en tu imaginación. Mis abuelos eran de una ciudad de frontera y sin embargo jamás tuve complejos con eso.

 

Y me fui... no sé si adaptando, creo que resignando. No era tan fuerte como para adaptarme, me resigné, me dejé llevar por la corriente. Y fui aplicada y estudiosa y terminé con altas notas la escuela primaria.

Luego llegué a la secundaria. La secundaria me pareció bastante difícil, las niñas las veía como más..., ¿cómo podría explicarlo?, más sueltas, más distintas. Flirteaban con los varones, vi que algunas incluso se besaban con algunos de los compañeros. ¡Qué atrevidas, qué atrevidas! Quizá yo tenía baja estima.

Había un joven llamado Tíbisen de apellido, delgadito. Muchos varones se burlaban de él porque lo veían como... como tonto. Y se acercaba a mí y me conversaba y yo me sentía cómoda con él. ¿Pero no sería que me sentía cómoda porque lo veía como un igual?, ¿como que a él también lo despreciaban y entonces por eso nos sentíamos como compatibles? Él también cómodo conmigo. Y así estuve casi toda la secundaria.

 

Hasta que en el último año, Tíbisen tuvo una enfermedad pulmonar y empezó a faltar, a faltar, a faltar. Luego un comunicado de rectoría explicando que nuestro compañero no se había recuperado, había fallecido. Sentí como un dolor tremendo, como un vacío tremendo. Tenía como odio, como... Digo "¿Pero será posible?, las mejores personas nos abandonan".

 

Nievike también había estudiado en la facultad, y le dije:

-Mira lo de Tíbisen, las mejores personas nos dejan.

-¿Nos dejan? -repitió-, ¿nos dejan, Margit? Se van. ¿Era de tu propiedad para decir nos dejan?, ¿era parte tuya?

-Era un gran amigo -le dije.

-Pero no me parece decir "Nos dejan", es como una demanda. -Me molestó su censura.

-Es una muerte y da pena.

Nievike me dijo:

-Me da la impresión que no te apena su muerte, te apena tu soledad porque nadie más de los varones te hacía caso.

-¡Y qué! -le dije con desdén-, ¿acaso son tan bonitos, tan lindos? ¿Acaso soy tan fea?

-Nadie te dijo nada, esto está en tu mente.

-¿Acaso porque soy algo gordita?

-Mírame a mí, mira mi rostro, todavía me estoy pasando una crema por unos granos que tengo en la cara y sin embargo eso no impide que sea desenvuelta. Está en tu mente, te persigues sola, tú eres tu propia enemiga. -Odiaba que me censuraran. Me sentía mal.

 

Papá Acsaba trabajaba bastante bien, lo habían nombrado jefe de planta. Me alegraba, me sentía orgullosa por él. Era bueno y respetuoso con mamá Rebeca. Y de esa manera yo podía manejar más dinero.

Y entré a la facultad. Allí lo conocí a Nándor Ferenc, era una persona afable, atenta, pero como que también se escondía en sí mismo, como que también se ponía un caparazón.

Le digo:

-Nándor, da la impresión que ocultas algo.

-No, no, no oculto nada.

 

Y empezamos a vernos, a tratarnos como amigos. Yo me di cuenta enseguida que él no sentía atracción por mí pero como era un buen amigo, leal, me sentía cómoda con él aunque no hubiera otra intención.

Y un día le dije:

-¿Qué opinas de la religión?

Me dijo:

-Por qué me preguntas... ¿De dónde eres?:

-De Vatsvari, espero que no lo desprecies a mi poblado natal. -Nándor se encogió de hombros.

-¿Por qué habría de despreciarlo?, mi familia es recontra humilde. ¿Por qué habría de despreciarlo?

-Bueno, tuve muchos compañeros que despreciaban mi poblado. ¿Pero por qué me preguntaste de dónde era?

-No, está bien, si eres de Mágar está bien.

-No entiendo, no puedo jugar a la adivinación.

-Seré franco -dijo Nándor-. Yo no creo en la Orden de Amarís, en la Orden del Rombo.

-¿No respetas a la figura de Axxón?

-Axxón es el adalid del amor pero fue clavado hace dos mil años en un madero en forma de rombo. Pero tergiversaron su palabra, la cambiaron por completo y se hizo una religión totalitaria, inquisidora. Hay infinidad de países donde la gente disidente desapareció o la hicieron desaparecer. Por suerte en Mágar hay libertad, Mágar es uno de los pocos países que está ajeno a la religión de la Orden del Rombo, llamada aparte Orden de Amarís, porque en Amarís es donde está la central de la orden religiosa.

-Por eso me preguntaste, pensaste que yo podía ser fanática de esa orden. A mí no me interesa la religión, amo la imagen de Axxón pero no soy fanática.

-¡Ah! -Nándor respiró hondo y dijo-: Me quedo tranquilo.

 

Y conocí a otro joven. Conocí a otro joven llamado Arthur Tesbaum. Era un joven introvertido pero que se sacaba las mejores notas, sabía muchísimo de lo que es filosofía, no le interesaba tampoco la religión.

Recuerdo que fuimos a tomar un café y me preguntó:

-¿Eres muy amiga de Nándor?

-No, somos amigos, nada más. ¿Y tú?

-Yo soy nuevo, soy nuevo en esta facultad. Viví en Vatsvari.

-¡No!

-¿Por qué?

-Mi familia también es de Vatsvari, que raro que no nos conocimos.

-Bueno, tampoco es un poblado tan pequeño.

-¿A ti cómo te han tratado? -Arthur se encogió de hombros.

-Bien, normal... ¿Por qué?

-Bueno, nosotros nos mudamos a Cáposta. Desde que yo tenía diez años me hicieron la vida imposible en la escuela primaria, en la secundaria.

-Margit -me dijo Arthur-, quizás el problema sea tuyo, que te persigues, que buscas la aprobación de los demás. ¿Te molesta haber nacido en Vatsvari?

-No, para nada, pero llegué de pequeña a Cáposta y vi los tranvías eléctricos, vi vehículos... ¡Ja! En Vatsvari todavía había carros tirados por caballos, es como una ciudad muy rural.

-Sí, esto es el progreso. Pero qué tiene que ver con que busques la aprobación del otro.

-Porque pensé que siempre me habían mirado como que venía de un pueblo marginal.

-¿Y es así?, ¿tú lo sientes así?

-En parte sí.

-Entonces si tú lo sientes así -dijo Arthur-, tu mente te engaña, y cualquier mirada de los demás te hace pensar que ellos piensan lo mismo, como que tú eres una marginal.

-Una tal Ebik me dijo lo mismo y me sentí ofendida.

Arthur dijo:

-Ofendida por qué, que cada uno piense lo que quiera. ¿Qué es lo que te lastima, la opinión de los demás o tu propio ego?

-Explícate -le pedí a Arthur.

-Claro. El ego es algo que llevamos dentro y que nos hace sentir pendiente de la aprobación de los otros. ¿Qué te importa la aprobación de los otros? Tú estás estudiando, busca la aprobación del profesor o de la profesora.

-Aparte es como que me domina mi mal genio. Cuando escucho una crítica o algo enseguida pongo cara de perra.

-¿Y qué logras con eso?

-No entiendo...

-Claro. ¿Qué logras con eso?, se te alejan más.

-Mejor. Para qué quiero gente así.

-Pero Margit -dijo Arthur-, tú misma buscas de alguna manera consciente o inconscientemente la aprobación de los demás. Bien. Luego dices que pones cara de perra para que se ahuyenten. ¿Y cómo vas a ganar amigos?

-Y no me interesa ganar amigos -respondí con mal talante.

-No es cierto, no es cierto. Te molestas justamente porque te crees que te apartan cuando eres tú la que te apartas sola, y buscas de alguna manera echar culpas.

-¿Ahora me estás censurando?, ¿quieres también que me pelee también contigo?

Arthur me dijo:

-Margit, ¿te parece que porque te dé una orientación estoy peleando contigo?, ¿te estoy levantando la voz, te estoy faltando al respeto?

-No.

-Entonces, ¿por qué piensas que estoy en contra tuya? Todo lo que estoy hablando es justamente para que tomes las herramientas como para acercarte a los otros. ¿Cómo te sientes conmigo, más o menos?

-No tan cómoda, estoy mucho más cómoda con Nándor.

-Claro, Nándor es más abierto. Yo, de alguna manera, es como que mi propio estudio de filosofía me da las herramientas como para poder orientarte, pero tú tomas esa orientación no como ayuda sino como censura.

Lo miré y le dije:

-Discúlpame.

-No, ¿por qué pides disculpas, has cometido algún acto hostil?

-No.

-Entonces no pidas disculpas por cualquier cosa, simplemente di Te entiendo y punto.

 

Arthur Tesbaum era difícil sostenerle una conversación, era un poco complicado. Nándor Ferenc era más abierto, quizá tenía un pequeño trauma con el tema de la religión. Luego me enteré que había ido a otro país y lo tuvieron que ayudar a escapar porque la Orden del Rombo lo quería tener prisionero.

Yo no pienso salir de Mágar mientras la Orden del Rombo no cambie. Y menos a Amarís, que es donde está la central religiosa. Menos. Prefiero quedarme aquí en Mágar, en Cáposta, tranquila.

 

Y sí, tenía que intentar ser más comunicativa, luchar con esa baja estima que quizá venía de... del pueblo de Vatsvari. Y el mal genio que no era tal, sino era una especie de reacción a la acción del otro. Y eso se lo dije a Arthur.

Él solo me respondió:

-Es que nunca hubo una acción. La reacción tuya es de una acción provocada por tu propia mente poniendo en los demás algo que tú piensas de ti misma. Cada uno está en su mundo; algunos hablan de tonterías, otros hablan de música, otros de deportes... ¿Te piensas que te prestan atención?

-¿Ves, ves? -Lo señalé-. No me prestan atención.

-No, Margit, pero no lo estoy diciendo en ese sentido, lo estoy diciendo en el sentido de que ellos viven en piloto automático, piensan en deportes, en música, hablan de chicas lo que es normal, no están pendientes de... de censurarte a ti, de pensar...

-Claro, porque me ven fea.

-Margit, Margit... Mira, hace muchos años atrás, estando en la secundaria conocí a una chica que vino de Saeta, vino del sur. Era delgadita, morena, ella se sentía con un complejo tremendo por lo de delgadita. Dice que se burlaban de ella, que le decía la aguja, la aguja por lo delgadita. Pero tenía un carisma, era una chica para enamorarse. Pero al año los padres se fueron de vuelta a Saeta, no se adaptaron.

-¿Y entonces? -pregunté.

-Entonces, si esta chica que le decían la aguja tenía ese carisma, el carisma no tiene que ver con que si eres alta, delgada, bajita, gordita, morena, más blanca, cabello claro, cabello oscuro; tiene que ver con tu interior.

-¡Qué fácil que lo haces todo! Pero en la práctica no es así.

Arthur Tesbaum se encogió de hombros y dijo:

-Depende de ti. Lo que yo puedo hacer es hablarte, orientarte, porque te considero una amiga. O sea, que ya tienes dos amigos, a mí y a Nándor. No puedes quejarte. -Tuve un impulso y lo abracé. Y luego me asusté y lo solté.

-No pienses que es un impulso cariñoso.

-Margit, Margit, te entiendo perfectamente, es una muestra de afecto. Está bien, está bien, no te sientas incómoda. -Pero estaba con una vergüenza tremenda, sentí que había cometido un papelón.

-No pienses mal de mí, Arthur.

-¿Mal?, ¡pienso muy bien! Ese rapto, ese impulso de afecto es lo mejor que me has mostrado. -Sonreí y le dije:

-Gracias. Nos vemos mañana.

 

Tenía mucho trabajo por delante con ese mal genio, con esa baja estima y el intentar poder comunicarme sin complejos.

 


 

Sesión 22/05/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Daniela (Deta-El)

La entidad relata haber estado en la Federación Sargón en el tiempo que el capitán Alexis, que salvó la galaxia de ser atacada por los Langar, no fue reconocido como héroe sino que fue descartado como militar. Comenta haber sido su alumna en múltiples disciplinas, al igual que otros militares, y que estuvo presente cuando el alto mando reconoció del capitán Alexis, aunque fuera de orden, su excepcional valía, como militar y como persona.

 

Sesión en MP3 (3.315 KB)

 

Entidad: Mi nombre es Deta-El, del plano 3, subnivel 6, un plano de superación.

Mi parte encarnada, Daniela, tiene como guía nada menos que el Maestro Morganel, del plano espiritual más alto, 5.9, y como Ángel a Kremel, del plano 6.2.

 

Los primeros engramas de mi rol fueron hace cien mil años atrás, en un mundo gemelo a la Tierra, llamado Gaela, pero me interesa más relatar lo que pasó en la Federación Sargón. Explico por qué, porque si bien su primer engrama fue en Gaela, en la Federación Sargón, es donde de alguna manera tuvo problemas de pronunciación, pues estaba en un mundo distante del Sargón central, a años luz.

En ese rol en Sargón su nombre era Dana. Se inscribió de adolescente en la Academia Militar y tiempo después se recibió de alférez.

Pero el mundo donde vivía se llamaba Ferro, es el mismo mundo que siglos atrás había ocurrido una sublevación que fue vencida, que fue dominada. En este momento imperaba la paz, la tranquilidad, pero cuando venían oficiales de Sargón a Ferro, Dana, mi diez por ciento encarnado, notaba que tenían otro tipo de pronunciación; entendía perfectamente, pero le costaba.

 

Dejo paso a Dana, mi rol, para que relate en primera persona.

 

Recuerdo que estaba en el espaciodromo y baja una nave. Ya nos habían avisado por holoordenadores, a distancia, que llegaba desterrado quien fuera el capitán Alexis.

Para nosotros, para todo el planeta Ferro, era el héroe. Es más, diríamos que era el salvador de la galaxia, pues había acabado con los seres más crueles. Aunque no es la palabra adecuada, porque cruel es alguien que siente emoción, aunque fuera una emoción negativa. En este caso estos seres perversos, los Langar, no tenían emoción, exterminaban vida de distintos mundos como si fueran rocas que había que mover de lugar porque molestaban el paso. Luego devoraban toda la fauna y la flora de ese mundo hasta dejarlo desértico e iban a conquistar otro mundo, previamente matando a todos los seres inteligentes. Y así hicieron con cientos y cientos de mundos.

Hasta que mediante una trampa viral, que se transmitió de mundo en mundo Langar, el capitán Alexis acabó con esa raza que hubiera terminado con todos los mundos de la galaxia, obviamente incluido Ferro. Pero en lugar de ascenderlo y premiarlo, no sólo lo degradaron sino que lo despojaron y lo expulsaron de la academia militar.

 

Cuando llegó a Ferro era un civil común y corriente, sin trabajo siquiera. Obviamente aquí era muy admirado y hubo cientos de empresas que buscaron darle trabajo.

¿Pero qué fue lo que hizo el excapitán Alexis? Llegó a la academia militar, habló con el comandante y se ofreció a instruir no solamente en el uso de armas sino en defensa personal a todos los cadetes, a los alféreces y a los tenientes de Ferro.

El comandante exclamó:

-¿Y por qué no? No hay ninguna prohibición para que un civil pueda instruir a militares. Cumplirá un horario y se le dará una paga. -Así fue como lo conocí.

 

Recuerdo la primera vez que lo vi. Me dijo:

-Tú eres la alférez Dana.

-Sí.

-¿Sabes usar todo tipo de armas?

-Bueno, todas no. -Enumeré todas las que sabía y las que no.

 

Y me enseñó a usar las que no sabía. Es más, me hizo perfeccionar el uso de armas que yo ya usaba de hace tiempo; la posición, la manera de apuntar, cómo defenderme, como usar los trajes de energía para protegerme. Incluso llevó un grupo en una nave pequeña donde cabían nada más veinte tripulantes para que cada uno tomara el timón del holoordenador para navegar con la espacionave.

Obviamente todos teníamos experiencia, mínima, pero experiencia al fin.

 

Nos estuvo corrigiendo meses enteros, pero los veinte, en el lapso de un año éramos los mejores de la academia. Obviamente no solamente entrenó a nosotros veinte, entrenó a muchos más, pero nosotros fuimos los primeros, los destacados.

 

Recuerdo que una tarde nos encontramos en un bar de la misma academia, obviamente llevaba la placa de permiso como civil y entraba a la academia como si fuera un miembro más militar. Y le dije:

-Te habrás dado cuenta en este año que has estado, Alexis, que me cuesta mucho la pronunciación de Sargón.

-Me respondió:

-¿Has viajado ya a Sargón?

-Sí, dos veces, y enseguida me miran y se nota que no soy de allí, que soy de Ferro.

-No entiendo cuál es el problema.

-El problema es que yo quiero hacer carrera. Hace ya dos años que soy alférez, uno desde que me conoces tú, y quisiera ascender a teniente. Pero prácticamente aquí en Ferro las misiones son mínimas, me gustaría trasladarme a Sargón, al mundo principal de la Federación, y pienso como que la pronunciación me frena. A otras compañeras, incluso nacidas aquí que tienen más facilidad para pronunciar ya las han trasladado, y dos de ellas ya son tenientes. Y no lo digo por ego, pero no son mejores que yo.

-Hagamos una cosa -dijo Alexis-, practiquemos cada tarde. Tú imitarás mi pronunciación. No es nada difícil, lo que pasa que tú antes de pronunciar piensas.

-No entiendo -exclamé.

-Es que no tienes que pensar, directamente habla, lleva una conversación normal conmigo y yo te diré que esta palabra la pronuncias distinta. Es fácil. El problema es en las vocales.

-Explícate, por favor -pedí.

-Claro. Las vocales fuertes, las que se pronuncian en forma directa son cinco, pero en realidad en la Federación Sargón tenemos once vocales. No es que sean vocales nuevas, las vocales realmente son cinco, las otras seis son derivadas. Alguna es mezcla de dos vocales, alguna se pronuncia mucho más corta. Es más, las mismas consonantes se pronuncian de una manera distinta. Pero eso no pasa sólo en Ferro, pasa en infinidad de mundos, porque cada región tiene su manera de expresarse.

Le di la razón, pero le comenté:

-Mira, si me ayudas me harás un gran favor, porque quiero ser trasladada a Sargón.

 

Y nos pusimos a practicar cada tarde, salvo aquellas tardes que había instrucción militar, donde Alexis ya no podía participar por ser civil.

Pero a más de cien integrantes de la academia de Ferro les enseñó a perfeccionar el uso de armas, la lucha cuerpo a cuerpo, trabajar mejor con los holoordenadores y trabajar mejor con los holoordenadores espaciales de las naves. O sea, que en un año fuimos mucho mejores pilotos que antes que llegara Alexis.

 

El comandante estaba encantado, y fue sincero con Alexis:

-Para nosotros, para todo Ferro tú eres un héroe. Pero por una cuestión de mandos dependemos de Sargón, que es el planeta central donde está el ministro principal de toda la Federación y no podemos ni siquiera hacerte un homenaje. Pero para nosotros eres un héroe. Es más, cuando en Sargón se enteraron de que tú entrenabas a militares hicieron un llamado de atención. Yo mismo di la cara como comandante y dije que tú nos eras útil en muchísimas cosas, y tanto los cadetes, como alféreces, como tenientes e incluso algunos capitanes habían mejorado muchísimo en distintas herramientas de defensa, de ataque, como pilotos. Y dijeron que estaba bien, pero que nosotros tengamos en cuenta que solamente eras un civil y no tenías ni arte ni parte en otra cosa que no sea instrucción. Honestamente, nos dolió mucho porque sabemos toda la historia. Estamos hablando de salvar una galaxia donde hay millones de mundos. Honestamente, no entiendo como no fuiste premiado. Entiendo que es una falta de ética. Recuerdo cuando llegó Fidis, la actual pareja de la viceministra, él habló de la falta de ética de los Antiguos, que daban grados: Primero los humanos. Segundo puesto depende; a veces los reptilianos, a veces los felinos. Y por último los cánidos. Y se hacían llamar amos. En cambio la Federación siempre se jactó de que no importaba de qué raza fueras al punto tal de que la viceministro es una reptiloide. Sin embargo acá hubo una especie de discriminación por haber tomado una medida sin haberla consultado. Pero conozco mucho de historia, Alexis, y a lo largo de esta historia sé que muchas guerras, muchas batallas se ganaron por tomar decisiones apresuradas sin consultar. El mismo héroe, Askardín, de aquella sublevación en este mundo siglos atrás, ¿cuántas veces ha tomado decisiones sin consultar? Está bien, él era el hijo del primer ministro, pero recuerdo que el mismo Obradín, en los libros de historia decía: "Sea mi hijo o un desconocido, cualquier falta lo castigaré de la misma manera, y cualquier premio se lo daré de la misma manera. Que sea mi hijo no tiene ventajas". Así hablaba un hombre de ley. Por eso me extraña que ahora te hayan discriminado y después de un año aún sigas así.

Alexis le respondió:

-Comandante, eso es lo de menos. Gano bastantes créditos, tengo mi propia vivienda cerca de la Academia, voy a todos lados donde me reconocen, prácticamente no tengo enemigos. Y sí, hice muchos amigos en las fuerzas espaciales, así que no tengo de que quejarme. Obviamente, tendría mucho para dar, mucho más que ahora, siendo militar.

-Ya tendrías que ser comandante como mínimo, como mínimo. -Le dio un abrazo y se marchó.

 

Yo estaba anonadada. Le digo:

-Pero nunca vi al comandante apreciar a un militar de la misma manera que te aprecia a ti.

Alexis me dijo:

-Mira, Dana, yo creo que el aprecio se gana. Si no lo han aprendido en Sargón no es mi problema. Entiendo que es un problema de ellos, de incomprensión. Yo estoy con mi consciencia tranquila.

-Dicen que has hecho un exterminio.

-Bueno, lo reconozco. Pero acabar con millones para salvar a cientos de miles de millones es usar el sentido común, porque la mayoría de las razas son pacíficas, no todas, pero la mayoría. Puede haber razas que por apetitos de poder intenten conquistar otros mundos, pero no exterminarlos en su totalidad como hacían los Langar. Bueno, ¿qué te parece, Dana, si seguimos con el tema de la pronunciación? Acuérdate, las vocales son solamente cinco, pero en la pronunciación de Sargón hay once vocales. Son vocales inexistentes, son mezcla de vocales, pueden mezclar una 'u' y una 'o', una 'u' y una 'a'... Y hay palabras que como vocal no tendrían definición. Por ejemplo yo te digo: "Eo, Eo"... ¿Qué vocal es?

-No, parece una especie de 'o', de 'e', de 'u'.

-Bueno, ese tipo de pronunciación es la que tienes que seguir practicando.

 

Para mí era un honor que me enseñe artes marciales, disparo con armas. Recuerdo que las otras chicas alférez me decían:

-Dana, ¿qué te pasa, estás saliendo con Alexis? -Me daba vergüenza.

Le digo:

-No no no, Alexis no da cabida, no da esa confianza para... Y que yo sepa, en este año no le he conocido ninguna compañera con la que haya salido. Es raro, pero está con su mente en la enseñanza. Sí, a veces salimos en sociedad, salimos a disfrutar diez, veinte compañeras y compañeros. Alexis nos acompaña, pero no se compromete afectivamente con nadie, no da cabida para ello él. Así que no os burléis de mí, porque no... Ni siquiera sé si somos amigos, creo que soy su alumna. ¡Je, je! Y continuamos la clase y continuaríamos perfeccionándonos.

 

Fue..., no puedo decir una suerte que viniera Alexis a Ferro, porque para él fue humillante. Sin embargo tuve su rostro, y no..., no se siente herido, para nada. Como si no tuviera ego, como que le daría lo mismo. Alguna vez dijo: "Obviamente, sería mucho más útil siendo comandante. Pero siendo civil, ganando bastantes créditos, teniendo casa propia y amigos, no puedo quejarme". Es una muestra cabal de lo que es un hombre.

 

Gracias por escucharme.

 


 

Sesión 15/08/2023
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Daniela (Deta-El)

Conocería el habla de otros mundos antes de dedicarse por completo a lo que su superior le tenía preparado. Participaría en una misión con peligro de guerra.

 

Sesión en MP3 (2.504 KB)

 

Entidad: Estaba en la academia practicando ejercicios, agotadísima, luego de ocho horas de trabajo intenso con mi cuerpo.

 

-Terminado -dijo nuestro teniente-. ¡De pie, saluden! -En ese momento saludamos a una figura que entraba, elegante, un capitán.

-Descansen -dijo el capitán-. Rompan filas.

 

Me acerqué.

-Mi capitán...

-¿Cómo estás, alférez Dana?

-¿Se acuerda de mí, mi capitán? Me extraña verlo de uniforme, tenía entendido de que había sido desterrado de Sargón. -El capitán Alexis me explicó que fue todo una trampa para el imperio Langar. Me lo explicó con lujo de detalles.

Luego me preguntó:

-¿Cómo te encuentras?

-Regular, mi capitán. ¿Se acuerda que le comenté que mi madre se había mudado a Sargón y cuando me anoté en la academia ella no aprobaba que yo fuera militar?

-Me acuerdo perfectamente -me comentó Alexis-. Y también me acuerdo que te pregunté, "¿Por qué te afecta tanto si está lejos?". De todas maneras ahora vas a estar a mi cargo. No eres la única, he elegido a varios alféreces, pero a ti te va a venir muy bien porque vas a conocer varios mundos y vas a aprender a pronunciar como hablan en cada mundo.

-Explíqueme, mi capitán -le pedí.

-Claro. En Ferro y en casi todos los sistemas de la Federación hablamos el idioma de Sargón. Si bien muchos de los mundos tienen su idioma, entonces cuando van a Sargón se les nota en el acento que no son oriundos de Sargón. Pero tú te has perfeccionado, pero el hecho de conocer otros mundos que también hablen el idioma de Sargón pero con timbre de voz, con otra modulación, pueden hablar más rápido y quizá pedirás que te repitan, porque no entenderás, pero tu oído se adapta a tu cerebro, no al revés.

-¿Cómo?, mi capitán -pregunté.

-Claro. Por el oído entra lo que es la frecuencia, ya sea de sonido, de ruido, de música o de voces. El cerebro es el que decodifica lo que el oído escucha. Tu cerebro va a educar a tu oído a diferenciar los distintos tonos, las distintas modulaciones. Iremos de viaje de comercio. Lo pedí yo, obviamente el primer ministro Will está contentísimo con lo que he logrado. Tenemos poco menos de un mes porque después hay una misión muy muy peligrosa, que ahí no sé si podré llevarte conmigo.

 

No le pregunté nada al capitán Alexis. Le comentó al teniente que a partir de ahora, yo, la alférez Dana, de Ferro, estaría a cargo del capitán.

El teniente hizo el saludo, lo saludé como corresponde y marché con el capitán Alexis.

 

En realidad visitamos cerca de veintiocho mundos, no era fácil adaptarse porque llegaba a estar un día en cada uno de ellos, pero cuando llegamos al último, al mundo veintiocho, ya no me costaba tanto imitar su acento a pesar de que los veintiocho mundos tenían distinta modulación, distinto timbre en la forma de hablar. Además no era lo mismo la voz de un mundo donde todos eran humanos a donde había reptiloides, félidos, cánidos y otras razas.

 

Recuerdo que el capitán me dijo:

-Mira, Dana, justamente fuimos a mundos donde hay otras razas para que puedas practicar bien la pronunciación de esos mundos. Los mundos, por ejemplo, de reptiloides hablan más rápido, algunas palabras las abrevian, incluso abrevian la escritura.

-En eso no tengo problemas, mi capitán, puedo escribir perfectamente, mi problema es mi acento. Por ejemplo, en todos los mundos que fui me han preguntado con respeto, pero en confianza "Obviamente tú no eres de aquí". Hablo de los mundos humanos obviamente. Es obvio que en los mundos félidos, cánidos o reptiloides no era de allí.

El capitán me dijo:

-¿Y por qué no?, hay miles de humanos que viven en mundos reptiloides, en mundos félidos o cánidos. Pero está bien que te vayas acostumbrando, está bien, todo pasa por tener perseverancia y principalmente que tu parte reactiva no te juegue una mala pasada.

-Eso no lo entendí, mi capitán -exclamé.

-Claro, de que te desesperes y que digas, "Esto va a ser imposible para mí".

-¡Je, je! Disculpe mi sonrisa, mi capitán, pero lo he pensado muchísimas veces.

-Bueno, eso es lo que no debes hacer, atentar inconscientemente contra ti misma, se logra con práctica. Iremos a Sargón y verás que te será mucho más sencillo el tono de pronunciación de Sargón, al haber conocidos tantos mundos, de lo que te parecía meses atrás. Y olvídate de que tu madre u otras personas no hayan aprobado que te anotes en la academia, yo vi tu foja de servicios en tu holotablet y has hecho todo bien. No sólo las instrucciones, los ejercicios, has practicado lucha, has practicado con armas y le has puesto empeño. Diría, al contrario, que le has puesto más empeño al cultivar tu cuerpo, al trabajar con armas que a practicar los distintos acentos de los distintos mundos. En Ferro quizá no, pero en Sargón hay distintas profesoras que perfeccionan la pronunciación, no es lo mismo la pronunciación de Ferro que la pronunciación de Sargón, pero se logra. Eso quiero que lo entiendas, Dana, se logra perfectamente.

-¿Puedo hacer una pregunta?

-Adelante.

-Mi capitán, ahora que terminó estos negocios, veo que ha hecho bastantes comercios, lo veo en la lista de la holotablet, y fueron todos exitosos, pero me dijo que el comandante Will había ordenado una misión que podía terminar en una posible guerra.

-Así es, alférez Dana. Vamos a la zona de la Federación Lacerta. -Palidecí.

-Tengo entendido que han atacado a un par de mundos de la Federación Sargón.

-Bueno, ellos ponen excusas. Así que bueno, veremos.

-¿Usted será el capitán a bordo?

-No, la capitana Kirana.

-Vaya.

-¿Por qué lo dices, por qué el "vaya"?

-Tengo entendido que es muy estricta y tengo entendido que ha hecho muchísimas misiones valiosas para la Federación.

-Así es, por eso se la respeta tanto. Empezando por mí.

-¿Tú serás el segundo? ¡Disculpe mi capitán  que le he tuteado!

-Por favor, no soy un capitán severo, sí soy un capitán exigente. A mí no me interesa el tuteo en tanto y en cuanto cumplas mis órdenes al pie de la letra. Si tienes que hacer tal cosa la cumples, si hay algo que tienes dudas me preguntas. Me encanta que los alféreces tengan iniciativa, pero una cosa es tener iniciativa y otra cosa es, por ejemplo apretar, de un control de mandos un botón que no conoces. Lo que no sabes lo preguntas. A propósito, estás incorporada a la tripulación. -El corazón me palpitó más rápido.

-¿Iré en el crucero?

-¿Qué opinas?

-Estoy emocionada.

-¿Miedo?

-No, señor.

-¿Seguro?

-Segura, señor. Es un honor para mí.

-Entonces te preparas. Como le dije a otros alféreces, vas al hangar ocho, te darán un nuevo traje, te darán un bolso de combate donde llevarás tu traje espacial con doble protección energética más la protección de ultra grafeno, y obviamente tu casco. ¿Con qué estás practicando?

-Con la pistola de protones Z2.

-No, no. Mira ésta que tengo yo, parece un poco más pequeña. Coge mi arma desde la empuñadura. -Cogí el arma, me pareció mucho más sencilla-. ¿Te das cuenta? Es más pequeña, más manuable.

-Pero mi capitán, su mano es mucho más grande que la mía.

-Sea a un arma o a un palo cilíndrico bo de combate, se adapta la mano, se adapta el cuerpo, pero sobre todo se adapta la mente. Te darán un arma protónica nueva, como la que tengo yo. No pasa por tu mano, pasa por tu mente. Todo pasa por tu mente. Como la pronunciación de los acentos de cada mundo. Nos encontramos mañana poco antes de las cero seiscientos.

Lo saludé:

-Allí estaré, mi capitán.

-Ahora marcha. Descansa, come algo, que vas a tener bastante trajín.

-Así lo haré, mi capitán. -Y me marché.

 

Mañana me esperaría un día aparentemente complicado, pero para mí era un orgullo el haber sido elegida.

 


 

Sesión 16/02/2024
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Daniela (Deta-El)

Estudiaba para teniente y coincidió con su capitán, quien tenía a cargo su formación. Dialogaron acerca de la autoestima, la dignidad y de las relaciones con los demás. Su capitán le recomendó trabajar en su persona, su interior, su imagen.

 

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Entidad:

-Alférez Dana... -Me di vuelta, era el capitán Alexis-, ¿cómo te encuentras?

-Muy bien, mi capitán.

-¿Cómo te has sentido en estas misiones? Recuerdo que en la primera con el tema de los Lacerta estabas un poquito indecisa.

-Lo reconozco mi capitán, pero luego tanto con usted como con la capitana Kirana, os he acompañado en varias misiones y es como que me he adaptado, como dice usted, mi capitán.

-¿Entonces?, porque te noto que algo falta. Mira, eres una de las nominadas para teniente, pero noto en ti cierta inseguridad.

-¿Se acuerda, mi capitán, cuando estábamos en Ferro que le comentaba que me costaba la pronunciación?

-Me acuerdo, pero entiendo que has estudiado bastante y también te has adaptado.

-No del todo, no tengo exactamente la misma pronunciación que los habitantes de aquí, de Sargón.

El capitán hizo una pausa y me miró. Luego dijo:

-El tema es así, nadie tiene exactamente la misma pronunciación. El tema es: ¿te haces entender?

-Perfectamente, mi capitán.

-Es suficiente, ya está, ese tema déjalo de lado. Seguirás practicando en la misma vivencia con la gente. Mira, hay quinientos cincuenta y cinco sistemas estelares, cada mundo tiene su idioma natal pero se han adaptado al idioma de Sargón, y habrás visitado otros mundos que tienen otro tono, hablan más rápido, tienen su lenguaje coloquial...

-Eso no lo entiendo mi capitán.

-Dana, lenguaje coloquial significa que en cada mundo tienen una manera distinta de llamar por ejemplo a un niño, a una bebida, a una situación, a un error, a un acierto.

-¿Pero por qué?

-Son maneras. Por eso se llama lenguaje coloquial, porque en cada mundo hay costumbres ancestrales y eso no lo cambias. Y seguramente en el resto de tu vida, eres joven, no vas a conocer el lenguaje coloquial de cada mundo. Lo importante es que hables en neutro y te hagas entender.

-¿En neutro, mi capitán, se refiere que hable en el lenguaje de los que se comunican por ejemplo por holovisión?

-Exactamente. Pero sé que además tienes otros problemas. ¿De qué se trata?, salvo de que sea algo muy privado.

-No, no mi capitán. A veces me cuesta hacer amistades, a veces me cuesta que alguien que me interese corresponda a mi interés.

-Apreciada alférez Dana, eso va a pasar siempre.

-¿Conmigo?

-Con cualquier persona, Dana.

-¿Por qué?

-Porque no necesariamente le vamos a caer bien a todo el mundo. Habrá personas que sí, habrá personas que sean indiferentes, habrá personas que les intereses.

-Mi capitán, con usted no pasa eso, usted le atrae a todo el mundo. Discúlpeme, lo digo con respeto.

-Y te equivocas.

-Mi capitán, ¿cómo me equivoco?

-No es así, hay gente que puede tomarme por soberbio.

-Mi capitán, usted no es soberbio, usted habla conmigo como si fuera un igual.

-¿Lo dices porque soy un capitán y porque he recorrido la galaxia en cien misiones? El grado no hace a la persona, Dana, el recorrido de vida tampoco hace a la persona, lo que hace a la persona es el respeto, el respeto por ti misma. Siempre explico a todas y a todos los alféreces, todos tienen el deseo, el anhelo de ser tenientes y cuando sean tenientes van a querer ser capitanes. Eso no está mal, pero primero tienen que estar seguras, como en tu caso, de que eres una buena alférez.

-Lo del respeto explíquemelo.

-Claro. Nadie puede lograr el respeto de los demás si la persona no se respeta a sí misma. Nadie puede lograr el afecto de los demás si la persona no tiene afecto por sí misma, por su propia persona. ¿Qué ves cuando te miras al espejo?

-No me gusto del todo. ¿Qué opina, mi capitán?

-Tienes que trabajar más con tu persona.

-¿Cómo, mi capitán?

-A ver, ¿qué no te gusta, tu imagen?

-Supongamos.

-Bien. Si no te gusta tu imagen, corrige tu imagen. ¿Estás demasiado delgada?: aliméntate más, haz más ejercicio. ¿Te ves demasiado obesa?: haz ejercicio y aliméntate de una manera mejor. Hay personas que son delgadas y no significa que coman poco, significa que comen mejor. La vez pasada hice una misión en un mundo donde había mucha gente obesa. Conocí varios restaurantes de ese mundo, de la ciudad principal, la comida que servían, la comida que comían los nativos de ese mundo eran harinas, grasas, alimentos que engordaban, pero no alimentaban.

-Entiendo, mi capitán.

-Entonces, el trabajo en la persona, con respecto a la imagen, pasa en alimentarse mejor.

-¿Y eso sería todo?

-No, para nada, la otra parte es la dignidad.

-Me perdí.

-Claro. Dignidad significa atreverse a decir no cuando es no.

-Bueno, pero yo no le puedo decir no a un superior.

-Depende. Depende de qué estemos hablando. Supongamos que un superior quiere tener una relación contigo pero tú no estás preparada o no te agrada ese superior: Le dices no.

-Supongamos que el superior me amenaza.

-Lo denuncias o vienes a mí.

-Supongamos que es un comandante que tiene un alto grado, más que usted, mi capitán.

-Me lo dices igual.

-¿Y usted no tendría miedo de enfrentarse a ese comandante?

-Para nada. ¿Te ha pasado algo así alguna vez?

-Una vez. Bueno dos veces.

-Y no te has atrevido a decir no.

-No, no me atrevido a decir no, pero busqué la forma de esquivar sus propuestas.

-No es así la manera porque no estás dando indicios de nada, simplemente has esquivado la propuesta. Eso no es dignidad, eso es huir momentáneamente. Confronta la situación, di no cuando es no.

-Está bien. En último caso acudo a usted, mi capitán.

-Correcto.

-Supongamos que fuera al revés, que me interese alguien del mismo grado, un alférez o un teniente o un capitán, ¿cómo lo confronto? Porque generalmente son los varones los que avanzan ante una situación de interés. -El capitán se encogió de hombros.

-No necesariamente, Dana, no tienes por qué ser tan evidente, pero puedes insinuarte.

-No, me daría un pudor que no podría con mi vida.

-Entonces tienes baja estima.

-Seguramente. Siento que no se fijarían en mí.

-Eso está en tu mente.

-Con todo lo que le conté no estoy preparada para teniente.

-Dana, no mezcles las cosas, has aprendido a trabajar con los holoordenadores, eres muy útil en las misiones y yo te voy a proponer para teniente.

-Bueno, pero hay una votación.

-No lo tomes como soberbia, pero el hecho de que yo te califique con buena nota va a ser muy válido.

-Le agradezco mucho, mi capitán. O sea, tengo que trabajar mi persona.

-Tienes que trabajar tu interior, Dana, tienes que trabajar tu imagen. No basta con estudiar, no basta con avanzar en la pronunciación del idioma, trabaja también con tu manera de alimentarte. Si puedes ir al gim ve. Tu ser, tu self se compone de tu espíritu al que también tienes que alimentar con sabiduría.

-Estudio mucho, mi capitán.

-No, tú me hablas de conocimiento, yo te hablo de sabiduría.

-¿Cuál sería la diferencia, mi capitán?

-La sabiduría es cómo aplicar ese conocimiento, cuándo aplicarlo, dónde aplicarlo, con quién aplicarlo, en qué situación aplicar ese conocimiento. Y respetarte, aprender a decir no y atreverte.

-Mi capitán, en la sociedad una persona atrevida está mal vista.

-Esto que me dices me lo han dicho infinidad de personas, y te respondo lo mismo que les respondí a las demás personas: hay un error en la sociedad que toman como atrevida a una persona insolente.

-¡Ajá! ¿Pero?

-Pero no es así. Atrevida también es la persona que tiene arrojo en las misiones, es segura, se atreve a confrontar, se atreve a presentar una tesis, se atreve a proponer una nueva idea. Sé atrevida, atrévete, eso también es respeto por tu propio ser. No significa que todo lo que presentes te lo aprueben, pero eso te va a ir dando seguridad en tu propia persona.

-¿Y el tema de la pronunciación?

-Lo practicarás toda la vida porque vas a ir a regiones donde van a tener otro acento, otra manera. Todas las regiones tienen idiomas coloquiales. Pero cuanto más segura estés más fácil te será.

-Entiendo, mi capitán.

-Voy a seguir preparando a otras alféreces.

-Mi capitán, una pregunta, espero no ser insolente.

-Dime.

-¿Con todas las misiones que tiene por hacer todavía, no le significa perder tiempo el prepararnos a nosotras?

-¿Lo dices en serio?

-¿Fui insolente?

-No, para nada, ¡ja, ja, ja! -El capitán rió-. Para mí es un placer hacer esto, formar a personas.

-¿De verdad no es pérdida de tiempo?

-Al contrario; no me caen bien aquellos capitanes que miran a sus subordinados como si fueran nada. Ellos no se respetan y no respetan a los demás.

-O sea, mi capitán, a ver si lo entendí: el verdadero respeto es respetar a los demás, pero también hacerse respetar una.

-Correcto. Y entender además que los grados no te hacen mejor persona, pasa primero por ser mejor persona.

-He entendido, mi capitán.

 

Vi que el capitán se marchaba y tenía que poner manos a la obra en mi propia persona. Había avanzado bastante pero me faltaba bastante camino por recorrer.