Índice

Psicoauditación - Denysse

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 11/09/2014
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Denysse

En aquella vida era distinta y no encajaba en su familia, en sus amistades, en el pueblo. No podía comunicar con nadie. Marchó hacia el norte y encontró gente afín que congeniaba con su manera de ser y llegó a ser feliz. Aunque nunca se pudo comunicar con sus padres se quedó con sufrimiento por no encontrarlos más. La entidad tiene en sus manos la evolución de su parte encarnada.

Sesión en MP3 (4.075 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido.

 

Entidad: Agradezco el permitirme estar aquí.

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Con dudas, con preguntas que espero puedas evacuar. Luego relataré una vida en la península Ibérica pero primero quisiera plantear algo. Los Maestros dicen que uno puede encarnar para resolver e intentar salir adelante de las lecciones kármicas, que son como una asignatura pendiente, y generalmente cuando volvemos a encarnar ya no tenemos esa memoria y no sabemos qué lecciones tenemos que aprender, cuáles son los karmas a revertir.

Un excelso maestro dice "Si tú no sabes que lección te va a tocar...

 

Interlocutor: Pues tienes que estudiar todos los temas.

 

Entidad: ... estudias todos los temas".

 

Interlocutor: ¿Y cuál es tu inquietud?

 

Entidad: Que no estoy seguro, como thetán, de que ciertas situaciones hayan sido elegidas por mí. Está bien, yo elegí dónde encarnar, en qué familia.

 

Interlocutor: Pero no has elegido la prueba que te iban a tomar.

 

Entidad: Pero ¿sabes por qué? Porque cuando tú elijes encarnar en determinada región o en determinada familia es como que tu mente se formatea y tú empiezas de cero con la memoria limpia. Uno como thetán, a la vez que va creciendo, le puede ir enviando conceptos a su cuerpo de ideas pero cuando eres pequeña es como que no sabes si es tu imaginación o verdaderamente recibes conceptos.

 

Interlocutor: Que es esa voz interior que sientes, ¿no es cierto?

 

Entidad: Quizás es muy burdo lo que digo pero es como que quedas a merced de tus mayores, de quienes te crían, de quienes están contigo.

 

Interlocutor: Sí, de alguna forma muchas veces nos condicionan.

 

Entidad: Y deciden por ti, dicen lo que tienes que hacer, lo que no tienes que hacer.

 

Interlocutor: Lo que es mejor para ti.

 

Entidad: Lo que es mejor para ellos, no mejor para ti, lo que es mejor para ellos.

Entonces hay espíritus que despiertan antes que otros. Lo traduzco. Hay personas que demasiado tarde entienden su vocación, su verdadera vocación.

 

Interlocutor: Algunos no lo entienden nunca. Algunos se van de este plano sin entenderlo. Así que más allá de qué momento lo entiendan lo importante es entenderlo, llegar a entenderlo.

 

Entidad: Pero a veces somos precoces como me ha pasado a mí estando encarnada. Y entendía qué era lo que quería pero a veces es como que yo misma me formaba un caparazón porque los mayores no me entendían, no me entendían o sino directamente me desestimaban, como que lo que yo podía decir o pensar... no me tenían en cuenta.

A medida que fui creciendo la situación se puso más compleja porque descubrían en mí como que tenía cierto manejo de las situaciones. Consciente o inconscientemente hay dos tipos de personas, las que te alientan o las que te suprimen. No te suprimen porque tú les molestas, piensan que tú eres el maná del cielo que les vas a dar todo, todo, todo, todo pero tú no eres una fuente inagotable, eres un ser encarnado.

 

Interlocutor: Muchas veces sucede que nos suprimen porque en realidad lo que pretenden es controlarnos, manejarnos. Esto es muy propio de personas manipuladoras. En realidad, en el fondo esas personas no se sienten seguras por eso se limitan a subestimar al otro.

 

Entidad: No encarné para eso, no encarné para eso y...

 

Interlocutor: Tómalo como una prueba, ¿sí?, tómalo como una prueba. Como una prueba que te planteas para hacerte más fuerte y para que puedas no repetir situaciones.

 

Entidad: Es que no creo que se karmático. Mira, encarné en una vida pasada en Valladolid, en la península Ibérica, me llamaba María Dolores. Mis padres no tenían dinero. ¡Oh! No tenían títulos pero tenían un pequeño negocio, de tienda. A mí me gustaba hacer cuentas, me gustaba leer, fíjate que tenía ocho años y ya sabía leer y escribir y aparte siendo mujer. Creo que en el poblado ninguna de mis amigas sabía leer y escribir. Aparte me gustaba estudiar música.

A veces iba a casa de tía Isabel, ella tenía un piano. Era hermana de mamá pero no sé por qué razón, nunca lo analicé, con mamá se llevaban mal, a mamá le exigía cosas. Mamá no tenía carácter. Con papá directamente no se trataba pero a mí me dejaban ir. Entonces, llegamos a tocar el piano a cuatros manos. La tía también sabía dibujar. Yo la admiraba, la admiraba más que a mis padres. A padre y madre no es que los despreciara pero yo tenía una manera distinta de ver las cosas. Ellos eran fanáticos religiosos, iban a la iglesia. El padre José hablaba conmigo y se mostraba como distante y con el resto del poblado era una persona cariñosa, carismática y yo me sentía como perseguida.

Pero nunca me quedo con la duda. Un día en la sacristía le pregunto:

-Padre, lo veo como distante. ¿Qué hice o qué no hice o qué debo hacer o qué pasó conmigo?

-Nada hija, pregúntale a tu tía. -Y se marchó a dar la misa.

A la tarde le digo a tía Isabel:

-Hablé con el Padre y me dijo esto, esto y esto.

-¡Ah! Lo que pasa que yo no voy nunca a la iglesia y piensa que te estoy llenando la cabeza para que tú no vayas.

-¿Y por qué no vas?

-Porque no creo que ellos transmitan ninguna palabra. Son dogmáticos, doctrinarios y no te llenan el corazón.

Y en mí es como que se abrió una nueva senda porque ya no iba a tocar el piano ni a sentarme en un sillón a ver como pintaba. No, no, no, iba a conversar sobre esos temas.

 

Interlocutor: ¿Qué edad tenías para aquel entonces?

 

Entidad: Mira, desde los 6 años hasta los 16, durante diez años estuve con la tía Isabel. Prácticamente cuanto más me acercaba a ella... A ver cómo lo puedo explicar. Cuando tú estás en un hábitat y te acercas a una persona sientes como cierta afinidad con esa persona, no importa si es familiar o no y yo sé que está mal lo que voy a decir pero es como que la afinidad, al igual que el amor, no tienen medida. Tú puedes amar a uno, a cinco, a diez, a mil pero no a nivel personal, a nivel impersonal. A nivel personal yo la amaba a la tía y es como que con padre y madre no tenía esa afinidad. A veces comíamos un guisado y yo les contaba lo que hablaba y papá no lo oía, se llevaba la cuchara de madera a la boca y masticaba y no sé si me escuchaba. Y madre asentía con la cabeza y me lo miraba a padre y me miraba a mí como diciendo "¿De qué habla esta niña?

Iba a ayudar ya de adolescente a la tienda porque quería tener un poco de dinero, era un trabajo que no me gustaba.

 

Interlocutor: ¿Qué era lo que más te disgustaba, pasar más tiempo con tus padres o había algo más que te molestara?

 

Entidad: Tenía amigas pero eran como... Estaban en el baile, con los novios.

Conocí un chico, José Luis, era muy agradable, muy educado, muy cortés y yo le decía:

-Tú debes ser un personaje de la edad media.

Pero me di cuenta que impostaba. Un día voy a la casa de María Elena, tenían mucama, eran de dinero. La mucama me hace entrar y veo a este joven bebiendo, riéndose con las otras chicas.

Mi amiga me dice:

-Dolores, ¿qué haces aquí?

Es como que los sorprendí auténticos, sin impostar, sin esa máscara y eran huecos, vacíos que disfrutaban el momento. A ver, no está mal disfrutar el momento pero...

 

Interlocutor: Lo que está mal quizás es ser doble, por lo menos con la gente que uno se brinda, ¿no?, con los amigos, con los afectos.

 

Entidad: A veces está mal idealizar. Yo, a este joven lo idealizaba como un trovador pero a la vez como un caballero con espada. No era nada de eso, el error había sido mío.

 

Interlocutor: Siempre, muchas veces nos sucede que idealizamos a las personas y generalmente cuando hay enamoramiento sucede eso. Todos tenemos un ideal en nuestra mente y a veces lo proyectamos en la persona en encantamiento, enamoramiento.

 

Entidad: Idealización, idealización, sí.

 

Interlocutor: Puede ser más profundo o menos profundo pero siempre hay como un enamoramiento...

 

Entidad: Antes de cumplir 17...

 

Interlocutor: ...que tiene que ver con esa idealización.

 

Entidad: ...me han pasado cosas. Antes de cumplir 17 la tía se enferma de la parte de los pulmones, en menos de tres meses Dios se la llevó. Me sentí desamparada, desamparada afectivamente porque...

 

Interlocutor: Era la persona con la que más tenías afinidad.

 

Entidad: Habló con el notario y dejó la propiedad a mi nombre y obviamente yo no podía ejercer el dominio de la propiedad hasta no ser mayor. O sea, la podía usufructuar mis padres pero no quedarse con ella porque el notario era una persona honrada. Pero estaba desamparada afectivamente.

Cuando cumplí la mayoría de edad vendí la propiedad, cogí todas mis cosas y me marché al norte pero muy, muy lejos. He parado en hosterías, en posadas, tenía mucho dinero conmigo y tenía temor a los asaltantes del camino. Trabajé incluso en Alicante, en una posada quince días, para no gastar dinero sino encima ganar un poco más.

 

Interlocutor: ¿Qué buscabas en aquel viaje, alejarte quizás? ¿Ir en busca de algo nuevo?

 

Entidad: No alejarme, es que ni yo misma sabía en la búsqueda de qué estaba.

Llegué al norte hasta Barcelona y había un grupo de gente que eran muy espirituales, que había un señor, un anciano en una de las montañas que vivía en una cabaña, que daba conversaciones los martes y los jueves y me invitaron a ir. Hablaba como la tía Isabel.

El hombre reparó en mí:

-Tú eres Dolores.

-Sí. -Él se llamaba Raúl.

Le digo: -Qué nombre raro. ¿De dónde eres?

Me dijo que era de Portugal, de Oporto, pero que no se hallaba en esa tierra y se vino más para oriente. Una persona muy sabia, hablaba de los temas de Dios.

Aprendí mucho y me instalé en un pequeño pueblito, me puse en sociedad con dos amigas, ellas eran pintoras. Yo aprendí a tocar el piano pero nunca tuve la destreza de coger un pincel y pintar pero vendíamos cuadros. El hecho de yo tener la propiedad, no las tenía como empleadas porque ellas eran las que aportaban el trabajo, éramos socias y muy buenas amigas. Las tres nos casamos años más tarde, con un año de diferencia. Nuestras parejas eran como nosotras, soñadores pero con los pies en la tierra.

 

Interlocutor: ¿Fuiste feliz?

 

Entidad: Mí primer hijo lo perdí porque fue prematuro. Mi esposo Rafael me comprendió, me apoyó, me consoló. Después tuve tres niñas, todas mujeres. Pensé que Rafael se iba a enojar porque en todas las épocas siempre el varón quería tener el apellido.

Yo digo: -¡Ah! El apellido Ordoñez se va a perder.

A Rafael no le importaba, Rafael decía:

-Nuestras niñas van a ser mujeres, yo quiero que sean felices, no me interesa nada más que eso ni nada menos.

Sí, fui feliz, me costó pero fui feliz. Sentía como cierta angustia en la garganta porque a padre y madre nunca más los vi. Me justificaba pensando "Nunca me prestaron atención, no creo que me extrañen". Era yo la que sufría y me molestaba y me enojaba. Lo hablaba con Rafael: -Si quieres vamos, te acompaño. Pero no quería dejar la vida porque por ahí, entre ida y vuelta pasaban seis meses, era otra época.

 

Interlocutor: Y dime, ¿en esta actual encarnación consideras que te queda alguna asignatura pendiente?

 

Entidad: El aprender a ser feliz. Las búsquedas son importantes pero que nuestra vida no sea solamente una búsqueda, que también tenga un fin.

 

Interlocutor: ¿Y cuál es el fin para ti?

 

Entidad: El fin es crecer interiormente, poder transmitir lo poco o mucho que conozco a quien lo quiera escuchar. Ayudar al que me tienda la mano y al que no, no; porque no se puede forzar.

 

Interlocutor: ¿Qué recomendación le darías a tú 10%, que está aquí presente, para que pueda lograr todo esto?

 

Entidad: Que por un lado que se replantee algunas cosas pero que separe la diferencia entre responsabilidad y culpabilidad. Culpable es quien hace las cosas a propósito, como dice un excelso Maestro, y responsable es quien no hace las cosas a propósito pero debe hacerse cargo de las equivocaciones que pueda tener durante la marcha del camino de la vida. Y no tener temor a las relaciones y entender que hay más gente buena de la que creemos porque en esa vida de Valladolid, Alicante, Barcelona he conocido gente buena, no era solamente gente frívola, había gente buena y en esta vida también la hay.

 

Interlocutor: Será cuestión de buscarla.

 

Entidad: Y hay mucho por hacer.

 

Interlocutor: Tú qué crees, ¿que es una cuestión de buscarla o crees que en determinado momento cuando uno está preparado comienzan a acercarse esas personas indicadas?

 

Entidad: No creo en eso, no creo en eso. Yo creo que hay aforismos que son para que la gente se ponga contenta, no, no es cierto. Esos que dicen "Cuando el discípulo está preparado el Maestro aparece"... Eso no es cierto. Hay cosas que te aparecen, no siempre existe la causalidad -y acá contradigo a los Maestros-, hay veces que las cosas son de casualidad, hay veces hay cosas que son casualidad.

Tú de repente pasas por un lado, se te cruza una persona, entablas una relación y resulta ser la persona más bella que has visto en tú vida. Y no es causalidad porque Dios no mueve los hilos, tenemos libre albedrío.

Entonces está bien buscar porque tampoco creo en ese refrán que tú te sientas a la puerta de tu casa y ves pasar el cadáver de tu enemigo, son refranes que no tienen sentido. Sentada no logras nada. Sentada me refiero a estar en un reposo estéril porque tú, en la vida cotidiana, puedes trabajar sentada pero se entiende a donde voy. Y no tenemos una sola misión, eso es lo importante, podemos hacer un montón de cosas simultáneas en tanto y en cuanto tengamos la mente fresca para abarcar tantas cosas. Y eso es lo importante.

 

Interlocutor: O sea, no ocuparnos más de las cosas que realmente nos podemos ocupar.

 

Entidad: Sí. Aparte esta vida es más complicada que aquella de la península Ibérica.

 

Interlocutor: A ver. ¿Y tú por qué la ves más complicada?

 

Entidad: Porque es otra época, porque todo es más vertiginoso, porque en aquella época se tenía que ir de Barcelona a Valladolid, tardaba un mes en ir, quedarme allí y después volver. Perdía -o ganaba- medio año. Ahora tú el viaje lo haces en horas. Todo es más vertiginoso. Tú tienes en estos momentos medios de comunicación que te comunicas con el otro lado del planeta. En aquella época ni sabía que existía otro lado del planeta.

Lo vertiginoso no es tan bueno porque a veces, si bien yo digo que uno tiene que vivir, a veces nos desacostumbramos a disfrutar los momentos, los vemos pasar; pasan, pasan, pasan.

 

Interlocutor: Y son tiempos donde hay demasiados ruidos y no nos permitimos, a veces, escucharnos, o escuchar al otro.

 

Entidad: Porque esos ruidos es como dijo un excelso Maestro que el plano físico es un pozo gravitatorio que no te permite pensar, dialogar, reflexionar.

 

Interlocutor: En definitiva el tema es no dejarnos llevar por los ruidos y ser como el águila, un poco más objetivos, ver todo más objetivamente.

 

Entidad: Y desde lo alto y que nadie te diga que no puedes volar. Que nadie te lo diga. Porque justamente la gente para manejarte te dice: -Esto no puedes, esto tampoco...

 

Interlocutor: Tú no eres capaz de aquello, tú no vas a poder tal...

 

Entidad: Y si te lo dice uno y otro y otro corres el riesgo que te lo termines creyendo y te anulas. No, no eso no lo permito. Eso no lo permito. Debo ser yo.

 

Interlocutor: Absolutamente de acuerdo.

 

Entidad: Mis condicionamientos de esa vida en Barcelona fueron que -¿es cómico no?- pero de repente viví hasta los 61 años, para la expectativa de vida de esa época era mucho. Y fui feliz casi toda mi vida. Pero a veces una es tan tonta que me acordaba de José Luís, me acordaba del padre que decía "¡Tú con tu tía...!". Hasta el último día de mi vida tenía como un nudo en la garganta que me acordaba de... Pero yo digo qué tonta, porque habían pasado décadas y me acordaba de una tontería así.

 

Interlocutor: Las angustias hay que dejarlas ir, hay que tomarlo como una experiencia porque si no, los únicos que nos podemos enfermar somos nosotros.

 

Entidad: Es que no tenía conocimiento de lo que era el ego y el ego me refrescaba la memoria de cosas negativas y no de cosas positivas. Entonces, había mañanas que me levantaba con una especie de llanto interno que digo "Pero tengo mis hijas sanas que están creciendo, que son amorosas, un esposo que me comprende hasta el mínimo gesto, cariñoso amable...". No tenía ningún vicio, tenía amigos que iban jugar a las bajaras. Él odiaba el juego, decía: "No, no, a mí me gusta pasear por la campiña, ver las montañas"... o una tarde nos quedábamos mirando el mar Mediterráneo.

 

Interlocutor: Y dime, ese que fue tu esposo, ¿se encuentra encarnado en estos momentos?

 

Entidad: Posiblemente, pero no, no está en mi entorno. Pero de todas maneras en mi entorno hay gente compatible. Y mi 10% tiene una ventaja: que tiene intuición, tiene intuición. Tiene más intuición de la que tenía en el rol de María Dolores.

 

Interlocutor: ¿En qué plano te encuentras?

 

Entidad: Me encuentro en el plano 3.9. Tendría que estar en el plano maestro, en el plano 4 pero los mismos planteos que me he hecho, como ser espiritual, me han causado como una especie de angustia -que la angustia es ego- y es como que me han retenido. Entonces, esa angustia inconsciente la tengo que confrontar y no esconderla abajo de la alfombra.

 

Interlocutor: Confrontarla y dejarla ir y tomarlo como una experiencia.

 

Entidad: Sí.

 

Interlocutor: Lo bueno, lo malo, todo son experiencias.

 

Entidad: Sí, sí exactamente.

 

Interlocutor: No tenemos que sentirnos culpables por a veces tener alguna falencia sino que forma también del aprendizaje.

 

Entidad: Lo capto, lo capto. Lo que uno puede sentirse responsable pero no culpable. No, no, eso lo tengo en claro pero a veces...

 

Interlocutor: Eso nos ayuda. Al comprenderlo nos ayuda a estar en paz con nosotros mismos, estar en armonía con nosotros.

 

Entidad: ...desatar ese nudo, ese nudo del pecho desatarlo y que todo salga, lo negativo. Sé que a lo largo de la vida me seguiré encontrando con obstáculos...

 

Interlocutor: Los afrontaras.

 

Entidad: ...pero darles la importancia pertinente y no más de eso, no más. No dejarlos crecer, no.

 

Interlocutor: Así es, desapegarnos también de esas emociones que llevamos como una carga en nuestras espaldas, porque no nos sirven.

 

Entidad: Y aprender a decir no cuando es no. No por quedar bien conceder porque con la única que tengo que quedar bien es conmigo misma, con nadie más.

 

Interlocutor: Con tu propia conciencia.

 

Entidad: Totalmente.

 

Interlocutor: Gracias por estar aquí y por acompañarnos.

 

Entidad: Gracias a ti.

 

Interlocutor: Espero que te sientas más aliviado.

 

Entidad: Sí. Hasta todo momento.

 

Interlocutor: Hasta todo momento.