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Psicoauditación - DSG

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión 14/09/2015 Gaela, Durbin

Sesión 18/09/2015 Gaela, Darien Falz

Sesión 19/09/2015 Gaela, Darien Falz

Sesión 20/09/2015 Gaela, Darien Falz

Sesión 18/02/2016 Aldebarán IV, Donk

Sesión 21/03/2016 Aldebarán IV, Donk

Sesión 18/04/2016 Aldebarán IV, Donk

Sesión 22/08/2016 Aldebarán IV, Donk

Sesión 15/09/2016 Aldebarán IV, Donk

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Sesión 14/09/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

Ser humano es ser falible, es equivocarse. La entidad relata que en Gaela produjo adelantos sobre humanoides al punto de dotarlos de falibilidad, como en los seres humanos. Entonces comenzaron a actuar mal equivocándose y ocasionaron muertes. Se acarreó engramas por responsabilizarse de las muertes sin contar que había salvado miles con sus humanoides.

 

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Entidad: En lugar de hablar de mí voy a haceros una pregunta a vosotros: ¿No les ha pasado muchas veces que cuando está todo bien, todo en calma y todo marcha sobre ruedas, algo, algún detalle, alguna situación que se desvió un centímetro de la línea hace que todo se desbarranque? No espero una respuesta.

 

Soy uno de los privilegiados que encarné más de una vez en Gaela hace cien mil años y a cien mil años Luz de Sol III.

Mi nombre era Durbin, había nacido en 2970. Había nacido un primero de enero, o sea, que al primero de enero del 3001 festejaba el nuevo año, festejaba el nuevo siglo y mi cumpleaños número 31. ¡Vaya qué causalidad!

 

Los problemas de salud estaban casi resueltos. Habíamos avanzado mucho en informática, habíamos avanzado mucho en robótica pero habíamos avanzado mucho en lo que sería humanoides o humánicos, por así llamarlo, lo que los escritores de ciencia ficción de vuestra época, de vuestro mundo le llamarían androides. Eran iguales a nosotros, en apariencia no se diferenciaban en nada a un ser humano, en nada. Pero dentro tenían una gigantesca información digital de miles de teras, miles de terabytes y reforzado con infinidad de adelantos. Sus ojos eran escaners, o sea, una simple jaqueca ibas al médico, había una recepción, lectura de iris, esperabas, venía el humánico, por así llamarlo, te escaneaba tu ADN, todo tu ácido desoxirribonucleico. Podía ver si tenías ADN defectuoso, qué te podría pasar en el futuro debido a ese ADN defectuoso, qué estás padeciendo actualmente, por qué y cómo modificarlo. Porque también -algo muy difícil de traducir a vuestro lenguaje- emitían una especie de vibración con determinado timbre, con determinado tono incluso inaudible para el oído humano, que podía llegar a modificar la composición celular o la composición de la cadena de doble hélice del ADN para que determinadas dolencias desaparecieran.

 

Eran absolutamente útiles en todos los aspectos. Es más, había mamás que aún no habían tenido a su bebé, el humánico leía el ADN del bebé en gestación en el útero de la mamá y podía saber si tenía alguna malformación llegando incluso a sanarlo antes de que naciera.

 

Como toda obra humana, los humanoides, androides o humánicos como queráis llamarlos, no eran infalibles, para nada eran infalibles y no es que se equivocaran porque al fin y al cabo estaban programados para detectar determinada dolencia y modificarla a favor de su portador. Sucede que no tenían determinación propia y en eso trabajaba yo, Durbin, de treinta y un años recién cumplidos.

 

Hacía por lo menos dos años, desde mis veintinueve años, que estaba trabajando en el tema de darles, si se me permite la palabra, humanidad para que puedan discernir por su cuenta y que sus circuitos no estén en serie, estén en paralelo, como nuestras neuronas. Habíamos avanzado tanto en lo que es la cibernética que los humánicos llegaban a tener millones de circuitos en su capacidad craneal reemplazando lo que es el cerebro humano. Y en dos años había avanzado bastante, ya teníamos algunos modelos por ordenador a los cuales les dimos movilidad, porque no se puede decir vida ya que no tenían capacidad cognitiva como para albergar al 10% de un espíritu. No, no se los consideraba vivos pero es como si lo fueran. Los nuevos modelos del laboratorio donde yo trabajaba para una empresa, llamémosle gubernamental, ya había uno, dos, tres modelos. Un modelo femenino y dos modelos masculinos de humánicos.

Me preguntaréis, ¿por qué darle género? ¿Por qué no hacerlos neutros? En realidad eran neutros, simplemente la apariencia externa como para encajar la pieza. Sí se los distinguía porque su color de ojos no era marrón, negro, celeste griseado, no, su color de ojos era dorado, un dorado muy clarito y tú a otra persona la miras directamente a los ojos, a un humánico también y ahí te dabas cuenta de que era un humánico.

 

Como los circuitos -para que se entienda porque esa no es la palabra- estaban en un gran ordenador en una gigantesca sala de control, obviamente que había backup, o sea, copia de seguridad, esos mismos circuitos se fueron, ¿podemos decir implantando?, se fueron implantando en distintos humánicos que fueron cobrando "humanidad". Pero claro, con la humanidad, con el descernimiento vienen los peros -y ahí es donde cogí engramas, lo que llamaríais en psicoanálisis "complejos de culpa"-, porque no es que se rebelaban pero preguntaban por qué tal cosa, por qué no mejor aquello. Primero se les decía "Está bien, tú decides", entendiendo que su programación era superior a nuestro discernimiento pero cuando empezaron a equivocarse y algunas lecturas estaban erradas, nos dimos cuenta de que dejaban la programación establecida para formar su propio criterio y muchos pacientes en distintas clínicas en lugar de revertir sus dolencias las agravaban al punto tal de perder la vida.

 

Me sentí inútil, irresponsable. Por supuesto que mis jefes en el laboratorio gubernamental jamás pensarían eso, me tenían como -y acá utilizo una palabra de Sol III- me tenían como el niño mimado, como el genio de la cibernética, de la robótica, de la nueva era digital. Me justificaban todo.

Mi jefe me decía:

-Durbin, todo se puede corregir, todo se puede modificar. La obra es tuya. Has logrado escaneadores de ADN defectuoso, has salvado muchísimas vidas.

 

Pero ¿qué sucede? A veces por engramas, por lo que vosotros llamáis roles de ego, tú no te fijas si has salvado cien o mil vidas, te fijas en las diez, veinte o treinta que has perdido por una... sería muy cruel contra mí mismo decir negligencia porque no fui negligente, intenté darles más humanidad y logré que fueran más falibles. ¡Vaya qué logro! Entonces esos engramas de esas familias que confiaban en los humánicos perdieron a sus seres queridos y yo me sentía absolutamente mortificado.

 

Me quedaron engramas de ser demasiado falible, de ser demasiado sensible, de cuestionarme muchas cosas. De que todo lo que yo quería hacer, lo quería hacer para bien y no me salió así, como que el destino se confabulaba contra mi persona.

Lo conversé con amigos y me decían:

-¿Por qué te responsabilizas de situaciones en la cual todos participamos?

-Claro, pero lo que tú no sabes -le decía a mi compañero-, es que muchos me han criticado.

-Durbin, para los demás es fácil criticar, para los demás es fácil desautorizarte. Para los demás es fácil criticarte, no entenderte, ponerse de mal humor pero nunca se van a poner en tu lugar, en tu pensamiento, en tus sentimientos, en tu manera de ser porque viven el momento y actúan por reflejo condicionado.

 

Y yo entre mí pensaba "Y de esa manera son más felices". Y se lo dije a mi compañero.

-¡Ah, sí! -me respondió-. Tienes razón Durbin, son más felices arruinando la vida de los demás.

-¿Y no la arruiné yo?

-No, porque eres responsable de un nuevo salto de la humanidad y todavía falta modificar a los humánicos para que si bien tengan discernimiento no se alejen de su programación original y que aprendan a consultar.

-No sé -respondí-, darles "vida" es darles libre albedrío. Ya no son ordenadores con brazos y piernas ya son máquinas pensantes y quien piensa, opta y cuando optamos podemos equivocarnos. Y ese era mi engrama.

 

Y varios compañeros se enojaban conmigo diciendo:

-Cargas sobre tus hombros situaciones donde otros quizá son más responsables.

-¿Entonces?

-Entonces, Durbin, hay un límite entre la bondad y la tozudez.

 

Y entendí que me decía tozudo por no decirme otra palabra peor. Dejémoslo en tonto. Un tonto que había hecho un cambio en la cibernética pero en su vida personal había retrocedido.

 

Esto es todo por ahora.

 

 


Sesión 18/09/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

La mayoría de las vidas están conectadas de una manera u otra. En Gaela tenía demasiados intereses. Un Maestro le indicó que había tenido una vida dos mil años atrás. Le ayudó a reencontrarse y a continuar los trabajos que le eran familiares.

 

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Entidad: Aprendí a no creer en las casualidades, aprendí que la mayoría de las vidas están conectadas de una manera u otra y aprendí que aun haciendo las cosas bien o tratando de hacerlas, es muy difícil tener un buen resultado cuando depende de factores externos.

 

En distintas vidas estuve desorientado, en distintas vidas no sabía donde orientar los esfuerzos. Muchas veces me acabé dispersando, muchas veces intenté hacer cosas buenas y cuando no me salían me frustraba, seguramente por ego, y terminaba perdiendo el interés, perdía la energía, perdía la motivación. En cuántas vidas me pregunté cómo enfoco el futuro, de dónde saco la guía para hacerlo, cómo puedo ser responsable de una tarea si a veces, como dije antes, hay factores externos que me la modifican, me la cambian o el resultado no es el que uno apetecía.

 

Encarné en Plena, Gaela. Mi nombre era Darien Falz, en 4.960. A los veinte años, en 4.980, tenía muchas cosas por hacer. Me gustaba la robótica, me gustaba todo lo que sea super ordenadores, me gustaba la biotecnología. Me gustaba también estudiar el cuerpo humano, cómo poder alargar la vida, y me gustaba estudiar historia.

Era muy pragmático, muy científico si se puede llamar. Descreía de todo lo que no sea palpable, visible. Creía únicamente en lo que podía percibir con los cinco sentidos físicos, ¡ah! pero me pasaba como me pasaba en muchas vidas, desorientación, no sabía dónde encauzar mis esfuerzos, me acaba dispersando.

Diréis: -¿Pero cómo? ¿Con todo lo que te gusta?

-Sí, la robótica, la informática, la genética, la historia, hasta la música.

-Hazlo junto.

-¿Todo junto? ¿Cómo?

 

Y fui a lo que hoy llamarías un analista. Un hombre de cuarenta años Yordan Zel, Yordan con "Y", Zel "Z", un hombre con cabello algo canoso, rostro impenetrable, mirada muy inteligente, una pequeña sonrisa.

 

-Darien, tu problema no viene de ahora, tu problema viene de otra vida.

-Profesor...

-Dime Yordan.

-Me cuesta, le tengo mucho respeto. Bueno, Yordan. Soy muy escéptico.

-El escepticismo es una de tus barreras, uno de los obstáculos, el solamente creer en lo que percibes. Hay mucho más allá de lo que percibes.

-No entiendo.

-Darien, tú has encarnado aquí en este mundo hace dos mil años. -Me quedé pensando a qué habré venido aquí, ¿a que me digan disparates?

-Con todo respeto, profesor Yordan, hace dos mil años había esperanzas. Luego los viajes en el tiempo, la sociedad empezó a decaer, a decaer como hace cuatro mil años atrás cuando la Orden del Rombo mataba a quien no creía en ella.

Hace dos mil años, hace mil años no había fanatismo ni fundamentalismo pero la sociedad moría de otra manera, de desinterés al punto tal que enfocaba sus energías en viajes en el tiempo para tratar de cambiar el presente sin darse cuenta de que con ello lo único que lograban eran presentes alternativos. Y fueron dejando de lado los viajes espaciales y fueron dejando de lado las investigaciones. Hace dos mil años se trabajaba con androides humánicos que escaneaban ADN defectuoso. Dejaron de usarse, les tomaron idea.

-Cuéntame, Darien Falz, ¿qué significa "les tomaron idea"?

-Profesor Yordan, es como que inconscientemente les tuvieron miedo. Es como que inconscientemente no querían saber si estaban enfermos, si su ADN era útil, qué tiempo iban a vivir, qué tiempo les quedaba de vida.

-¿Y por qué, Darien?, si tenían la posibilidad de modificar y mejorar ese ADN.

-Porque no lo entendían, porque el hecho de saber que tenían un problema era más fuerte que el saber que lo podían mejorar.

-Ahora dime, Darien, ¿a ti, eso, no te parece ilógico?

-La sociedad es ilógica. ¿Y quién fui yo hace dos mil años, supuestamente?

-Un gran investigador. Durbin.

-Profesor, usted se está burlando. Durbin fue justamente uno de los colaboradores que ha ayudado a crear los humanoides, o estos androides humánicos.

-Tú has sido él. Tú has sido él y fíjate, apreciado Darien, que ahora te interesa muchísimo ese tema.

 

Durante varios meses me seguí atendiendo con Yordan Zel. Luego profundicé en mis estudios de robótica, de genética, de bio ingeniería y comencé a trabajar, tratando nuevamente de despertar esa conciencia para volver otra vez a reactivar los humánicos.

 

 


Sesión 19/09/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

Continuó los trabajos que había desarrollado dos mil años antes. Comenta que en aquel tiempo unos invasores de otros mundos estaban planeando dominar Gaela.

 

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Entidad: Nací en Gaela. El primero de enero de 5001 cumplí cuarenta y un años. Mi nombre era Darien Falz. Al igual que en una vida pasada, como Durbin dos mil años antes, me especialicé en humánicos, que habían dejado de crearse o fabricarse. No sé cuál es la palabra que encaja mejor porque eran casi humanos.

 

La función era que no sólo nos eran útiles en infinidad de tareas sino que aparte eran como escaners que podía visualizar nuestro ADN defectuoso para poder modificarlo, revertir tumores, revertir retrovirus. Y eso era absolutamente beneficioso. Lo que ignorábamos es que desde hacía una década habían llegado lo que hoy llamarías aliens, seres de otros mundos, que en apariencia externa era iguales a nosotros. Los que cumplían la función de dominar a Gaela eran los varones aliens. Como la apariencia era igual a la humana buscaban conquistar a las mujeres gaelanas.

 

La criatura que se gestaba no solamente era 100% alien pues su ADN tenía una propiedad que no sólo no permitía mezclar el ADN de la madre sino que al revés, alteraba el ADN de la mujer de Gaela. En muchos casos la madre, luego de gestar, luego de dar a luz moría o bien su ADN mutaba por completo hasta ser igual a la raza invasora. No era una raza invasora con armas, no era una raza invasora como en vuestros cuentos de ciencia ficción, era mucho más sutil, se iban mezclando con nosotros de la manera más sutil.

 

 


Sesión 20/09/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

La entidad que vivió en Gaela hasta el año 5005 reemprendió sus investigaciones de dos mil años antes con androides casi humanos. Relata que esos seres mecánicos primero ayudaron mucho a la raza pero que después tomaron sus propias decisiones llegando a conspirar para eliminarla. Perecieron él mismo y el Maestro de Maestros. Fue el fin del ser humano en Gaela.

 

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Entidad: Muchas veces, en distintas vidas nos dan señales que a veces no vemos por entusiasmo, por capricho, por un espejismo disfrazado de optimismo. Y son señales aparatosas. De repente conservas una amistad o un afecto ante maltratos, o te aferras a una labor sabiendo que no te gusta, o rechazas un consejo creyéndote el dueño de la verdad, el dueño de todas las verdades, el dueño de la absoluta verdad. Ahora, pensemos, pensemos.

 

Yo no creo que mi parte encarnada esté cerrado a las orientaciones, a los consejos. Lo que yo creo que él da cierto crédito a las personas, creo como que da oportunidades. Es su manera y es mi manera porque lo he hecho es distintas vidas.

 

Plena, Gaela, 2 de enero de 5001. El día anterior yo había cumplido cuarenta y un años.

Una comunicación por holo-ordenador. Me saluda Yordan Zel el maestro, el médium. Noto su voz algo desalentada. Nos citamos. Nos vimos ese mismo día por la tarde. El maestro me dijo:

-Darien, no disimulemos más. Yo desconozco todo lo que es genética, bio-robótica y todo lo que tú haces, pero he leído mucho y me siento preparado. Leo, observo, escucho y sé que tú sabes.

-¿A qué te refieres, Yordan?

-Darien, sabes a qué me refiero. Les han hecho análisis de ADN a aquellas mujeres que han fallecido al dar a luz.

 

Me quedé mirándolo y le dije:

-Pensé que la población desconocía ese tema.

-La población sí, yo no. Y sé. Sé, porque me lo dice mi parte espiritual, que el ADN de esas mujeres estaba cambiado. Como se decía hace siglos atrás, hace milenios, "pongamos las cartas sobre la mesa": Entre nosotros hay extra galeanos y sé por mediumnidad que se hacen llamar deranos, supuestamente de un planeta llamado Derán a muchísimos años luz de distancia. No atacan con armas, directamente manejan la mente de las personas.

 

Cuando Yordan Zel me dijo eso -como thetán en la actualidad- debo hacer mención de un mundo llamado Umbro, el cuarto planeta de Aldebarán, donde había una raza humana con un cerebro más desarrollado que se llamaban los Mentos. Estos deranos tenían unos dones similares pero los usaban para el mal, no seducían a las mujeres de Gaela las manipulaban mentalmente para engendrarlas. El ADN de los bebés era 100% derano. En secreto, solamente lo sabíamos los científicos y el ejército. Enfrentamos varias bases de deranos; los soldados caían con fuertes dolores de cabeza y quedaban inconscientes. Era imposible vencerlos. Si se iba con aviones, a miles de metros de altura por alguna razón los pilotos no encontraban el objetivo, es más, hasta los holo-radares funcionaban mal.

 

Y tuvimos una tremenda discusión, no debate, discusión, con Yordan Zel. Quizá por mi exacerbado ego le dije:

-Sé muy bien lo que tenemos que hacer, en estos veinte años desde que nos conocimos he avanzado muchísimo en mi técnica. Los humánicos actuales son muy superiores a los de hace dos mil años, donde tú dices que mi supuesto rol, Durbin, de esa vida anterior del año 3001, también había trabajado con ellos. Los deranos a los humánicos no los pueden manipular, no les pueden manejar la mente, es el arma perfecta para acabar con ellos porque aparte como pueden leer, detectar, escanear el ADN en seguida se dan cuenta de quienes son galeanos y quienes son deranos.

 

El maestro Yordan me dijo:

-Es una idea nefasta, es preferible fabricar un virus nocivo que ataque las defensas de los deranos.

-No tenemos tiempo, ya tenemos más de veinte mil humánicos y en distintos países se están fabricando muchísimos más.

 

Y no, no le hice caso a Yordan Zel y avanzamos con los humánicos. En todos los países de Gaela hubo miles y miles de muertes, lamentablemente hasta los bebés recién nacidos.

Pasó un año, llegamos al primero de enero de 5002. En mí cumpleaños número cuarenta y dos me sentía triunfante, habíamos acabado con los deranos y me encontraba nuevamente reunido con Yordan Zel. Todo el mundo contento, feliz, satisfecho, quizá con aire de superioridad. No Yordan Zel.

-¿Por qué no festejas? No me equivoqué vencimos, tengo la medalla de honor, me han nombrado titular del consejo, soy el tercero en el puesto de la unión de países.

-No sirve de nada.

-¿No sirve de nada? Ya sé, la vida física no es eterna, los títulos no sirven de nada en el otro plano. Es lo que tú enseñas.

-No Darien, no lo digo por eso, en absoluto lo digo por eso. Fíjate en el comportamiento de los androides humánicos.

-No veo nada raro, hemos avanzado. Son como nosotros, toman decisiones...

-No, no toman decisiones, desobedecen. Al fin y al cabo son máquinas.

-No -le dije a Yordan-, no son máquinas, prácticamente son humanos.

-No son humanos. No tienen decodificador, tienen circuitos, tienen nano chips, no hay un espíritu en ellos.

 

Escéptico como siempre, le digo:

-No tengo ninguna prueba de que exista un espíritu ni de que encarnemos en un 10%, ni de que haya algo allá arriba que se llame Yo Superior, ni de que tú te comunicas con tu... eso, con tu Yo Superior.

-Hace tres mil años atrás, en la época más fuerte de la Orden del Rombo, querido Darien, mataban a aquellos que no creían en esa religión, se les decía que eran seres sin alma, de una manera metafórica significaba insensibles, sin sentimientos, no sin emoción porque la emoción es ego, sin sentimientos.

-Yordan, Yordan, no entiendo. ¿Qué tiene que ver aquello con esto?

-Los humánicos no tienen sentimientos, los humánicos se están sintiendo superiores. Saben que directamente con cambiar parte de su biotecnología pueden vivir mucho más tiempo que nosotros. Así como tú eres escéptico con el mundo espiritual, ellos directamente lo descartan al mundo espiritual, solamente les interesa la vida física.

-¿Ves? -lo interrumpí-, vida física. Ellos también tienen vida.

-La palabra es pobre comparada con el concepto, tú sabes muy bien a lo que me refiero.

 

Y fueron pasando los meses. Nos encontramos de vuelta el primero de enero de 5004. Yo no festejaba mis cuarenta y cuatro años. Gaela estaba desolado, los humánicos habían resultado muchísimo peores que los deranos. De la misma manera que al escanear hace dos mil años el ADN defectuoso, lo modificaban a favor, ahora directamente hacia lo opuesto. No precisaban lastimarnos, destruirnos, alteraban nuestro ADN. Había humanos que morían de inmediato, otros al cabo de semanas, de meses, mujeres que no podían engendrar...

Ya casi no quedaba nadie en la población de Gaela.

 

Yordan Zel no comentó una frase que miles y miles y miles de años después se haría famosa: El "Te lo dije". Simplemente me miró con una mirada de pena.

-No es que tenga apego, querido Darien, por el plano físico pero es una pena que esa enorme civilización que habéis logrado quede en la nada.

 

Un año después ambos habíamos desencarnado. Por curiosidad visualicé conceptualmente ese hermoso mundo y vi que los androides humánicos, primero que no podían procrear y segundo es como que habían perdido el interés, es como que el destino les hizo una jugarreta, si se entiende la expresión. Al comienzo ellos eran útiles para servir al ser humano. En los últimos años eran útiles para mostrar que eran superiores al ser humano. Ahora no tenían que demostrar nada ni servir a nadie, ni siquiera a ellos mismos. Y se iban dejando estar, no modificaban su biotecnología aun pudiendo.

Pocos años más tarde no quedaba ningún humánico. Gaela solamente estaba poblada de animales sin ningún ser humano, sin ningún androide. Tampoco restos de deranos, que nunca más vinieron.

 

Y así terminó la historia del ser humano en Gaela. Un fin que se podía haber evitado si le hubiésemos hecho caso a Yordan Zel, el Maestro de Maestros. Pero no, la comunidad científica, conmigo como tercer cabeza, pensábamos que teníamos la receta mágica. Ahora como espíritu desencarnado me doy cuenta de que fue cierto que tuve una vida anterior con el rol de Durbin. Y conceptué, mejor dicho; él conceptuó conmigo, el espíritu que le diera vida al maestro Yordan Zel. Su nombre, Johnakan Ur-El.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 18/02/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

Llegó a su antiguo pueblo donde tiempo atrás había salvado gente. Seguía con la máscara puesta hasta que tuvo que intervenir. Pero sus inseguridades eran otras.

 

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Entidad: Estaba yendo a mi pueblo natal, mi pueblo donde me crié. Me sentía extraño, después de tanto tiempo de ausencia, volver a determinado lugar. Llevaba una máscara de cuero que cubría parte de mi rostro. Alcancé a ver las primeras casas, varias personas me rodearon.

-¡Tú eres Donk! Te recordamos.

 

Había gente que era muy creyente de aquel que está más allá de las estrellas y se habían enojado con ese ser supremo por lo que me había pasado, porque no comprendían como un hombre que se arriesga a las llamas para salvar a otros seres vivientes y termina con su rostro quemado. Si eso es un premio.

 

Conversé con muchos antes de partir y les dije:

-Ese ser supremo, aquel que está más allá de las estrellas, si bien forma parte de nosotros no nos da premios ni nos castiga. A veces son situaciones que nosotros buscamos. Cuando yo me arriesgué a rescatar gente de las llamas sabía a lo que me exponía. Entonces no es que ese ser supremo me haya dejado de lado, fui yo quien me arriesgué, fue mi responsabilidad.

-Sí Donk, pero ahora tienes la cara quemada y tienes que estar con una máscara porque tienes el rostro desfigurado.

-Sí, es verdad, pero lo volvería a hacer.

 

-¿Cómo estás tú, Donk?

Miré, una joven de cutis blanco, de cabello muy rubio casi blanco se acercó a mí. Desmonté de mi cabalgadura y le pregunté:

-¿Quién eres?

-Soy Shila.

-¡Shila, eras una niña!

-¡Soy una mujer!

-¿Y ya tienes pareja?

-No, no me interesa por ahora. Estoy aprendiendo a leer.

-¡Vaya! ¡Qué bueno! ¿Y tus padres?

-Siguen trabajando en la granja, son bastante grandes.

-Tú tenías un hermano, Hern.

-Sí, fue muerto por una horda salvaje en un viaje a otro poblado.

-Lo lamento mucho.

-¿Por qué no te sacas esa máscara?

-No, no quiero que la gente ponga gesto de repulsión al verme.

-Yo no lo pondría.

-Seguramente que tú no pero otros sí.

 

La fisonomía del poblado había cambiado, ya no quedaba nadie conocido de mis antiguos amigos. Cuando me fui, Shila era poco más que una niña y ahora era una mujer. El poblado había crecido, muchas viviendas se habían tirado abajo para hacer otras nuevas. En mi alforja traía metales dorados y plateados, hablé con una autoridad del poblado y pude comprar, en los límites de las casas, una pequeña vivienda.

 

-¿Qué harás ahora?

-Veré, todavía no lo sé. Quizá... Vi un cartel que precisaban gente en los almacenes generales pero no creo que me tomen, la gente al ver mi máscara no se acercaría. Quizá crie en el fondo de la casa pequeñas aves y pueda vender huevos, no pido nada más.

Shila dijo:

-Pero no tienes mucha ambición.

-¡Oh sí! Sí que la tengo, sí que la tengo, pero es la vida que tengo.

 

Esa noche cené en la posada, hubo una gran discusión. Un forastero, llamado Rande, se jactaba de ser uno de los más importantes guerreros del norte. Había tomado bastante bebida espumante y desafió a tres o cuatro parroquianos, todos bajaron la cabeza. Volteó una de las mesas y golpeó a dos.

En medio de la penumbra me fui. Llegué a mi vivienda y me cambié de ropa, me saqué la máscara y Donk había pasado a ser Novo, quien se acercó de vuelta a la taberna.

Rande aún seguía provocando a gente hasta que yo, en el rol de Novo, le dije que ya estaba bien. Quiso golpearme. Un puntapié al estómago, un golpe al mentón y cayó al piso volteando otra mesa. Se levantó sacando su espada cuando la mía ya estaba al lado de su cuello.

-No -le dije-. Enfúndala, no hagas que te lastime.

 

La enfundó. Estaba a punto de enfundar la mía cuando a traición sacó un puñal y me lo lanzó. Con un movimiento veloz con mi espada lo desvié haciendo que el arma se clavara en la pared de madera. La gente del lugar no podía creer la velocidad de mis movimientos. El hombre sacó su espada, le herí la mano. Insistió. Le herí el brazo. Insistió. Le herí una pierna. Apenas podía caminar y le dije:

-¡Ya está! Estás alcoholizado, no tienes porqué perder la vida, vete. -Y se marchó.

 

-¿Quién eres?

-Mi nombre es Novo, vivo en las afueras pero vengo permanentemente al poblado.

-Necesitamos aquí a alguien como tú.

-Estaré siempre aquí en el momento que sea preciso.

 

Al día siguiente, la joven Shila se acercó a mi casa y me contó:

-¿Sabes lo que pasó anoche?, un hombre muy diestro evitó que un buscapleitos lastimara a alguno de los parroquianos. Eso es lo que necesitamos aquí, alguien que haga cumplir la ley.

-Le respondí:

-Espero que no sea un pendenciero más porque conozco muchos que buscan defender la ley pero luego no la respetan ellos.

-¡Oh no! Lo han descrito como alto, atlético, buen mozo. Quisiera conocerlo.

-Eres una niña, Shila.

-No soy ninguna niña, soy una mujer.

-Pero decías que no te interesaba conocer ningún varón.

-No, no dije eso. Dije que no era mi momento de estar en pareja, eso no tiene nada que ver con conocer a alguien.

 

Quedé solo con mis pensamientos tratando de entender a la gente, cada uno tenía una manera distinta de pensar. Yo también tenía anhelos, yo también sentía que algo me faltaba.

Era absolutamente diestro, sabía distintos tipos de lucha con espada: la lucha turania, la lucha oriental, sabía cómo manejar una katán, también una espada curva turania, pero por dentro sentía como cierta intranquilidad o temor. Temor a qué, ¿a encontrarme a mí mismo? No sabía lo que buscaba o tenía temor de mi propia vida. ¿Inseguridad? No, no tenía inseguridad pero algo dentro mío ardía como que había una búsqueda. ¿Amor? Ya me había pasado anteriormente, más de una vez, que me había encandilado con alguna joven y me había frustrado.

 

Quizá no sabía muy bien lo que buscaba pero sí sabía lo que no quería, no quería sufrir por afectos no recíprocos, eso lo tenía muy en claro. Los afectos tienen que ser de ida y vuelta, si no, sales lastimado.

Eso era lo que no quería, salir lastimado porque las cicatrices del rostro en aquel lugar lejano, en ese lugar que no iba a revelar nunca, me lo pudieron curar. Mi rostro quedó impecable de las quemaduras sufridas pero cuando tu interior está lastimado, ¿qué medicación hay? ¿Qué jugo de plantas hay que te curen? ¿Existe una fórmula mágica? Ese era mi interrogante.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 21/03/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

Estamos condicionados por engramas traídos, egos adquiridos y por el entorno pero tenemos libertad de pensamiento y acción.

Podemos elegir entre seguir así o podemos revertir los condicionamientos buscando sus causas. La entidad, en una vida en Umbro, se lo planteaba.

 

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Entidad: A veces los engramas no ocurren por un determinado problema si no por una sucesión de ellos, que quizá no sean tan graves pero suman; engramas de desamparo, de incomprensión que pueden condicionarte al punto tal de transmitirte inseguridad, indecisiones, te fuerzan a ser permisivo aunque no quieras, soportas situaciones desagradables y no eres capaz de enmendarlas. Y no importa que tú no te acuerdes de esas vidas donde has asimilado esos engramas porque los engramas están en tus genes. Pero tampoco es una excusa pensar "Bueno, si están en mis genes es porque estoy programado a ser así". Mas no nos olvidemos que tenemos una mente conceptual,, más el libre albedrío, más entender que no somos máquinas, y nuestra programación puede ser modificada. Mas no es fácil.

 

Recuerdo que una tarde casi noche invité a la posada a Shila. Cenamos un poco de carne con una bebida fermentada pero sin alcohol, y es como que somos un imán para atraer inconvenientes. Shalam, conocido en la comarca como un gran provocador había sido guerrero, había sido soldado -había sido expulsado por mala conducta-, fue mercenario, fue muchísimas cosas. Nunca tuvo pareja, nunca tuvo hijos pero buscaba probarse a sí mismo tratando de fortalecer su seguridad provocando peleas, reyertas como excusa para sentirse mejor. Y cayó en la posada molestando a todos los comensales. Un señor mayor, que estaba tranquilo en una mesa, lo empujó hasta hacerlo caer de espaldas. Sentí tal indignación que no me di cuenta que estaba en el rol de Donk y grité:

-¿Por qué te abusas de la gente grande? En décimas de segundo me di cuenta que no debía haber hecho eso. Me tomó del cuello, me sacó a fuera, me dio un par de bofetadas y caí al piso. Hice como que estaba inconsciente. El provocador lanzando risotadas entró nuevamente a la taberna. Cuando Shila salió yo no estaba, se imaginó que algunos pobladores me llevaron al doctor.

 

Nadie supo donde se encontraba Donk. Shila entró nuevamente a la taberna, se le había ido el apetito. Miraba el pequeño cubierto que tenía, en forma de puñal, pero sabía que no tenía ninguna posibilidad contra el provocador. Hasta que entré nuevamente en el rol de Novo.

-Es suficiente -dije con una voz segura, distinta a la del otro rol.

El hombre intentó tomarme de la garganta, le torcí el brazo hasta hacerlo arrodillar, lo empujé con el pie en la espalda y lo lancé hacia la calle. Sacó su espada, saqué la mía. Lo herí en el brazo, en la muñeca, en un costado del cuerpo. No llegó a tocarme una sola vez pero tenía como nueve heridas. Hasta que finalmente le hice soltar la espada y no tuve más opción que lastimarle la mano severamente. Trató de pararse, abalanzarse contra mí, le clavé apenas mi espada en el estómago, se arrodilló. Un puñetazo en el rostro lo dejó tirado, y le dije a los pobladores que llamaran al doctor. Shila vio toda la escena desde el portal de la posada. Ya había oscurecido del todo, marché de la escena.

 

Cuando llegué a mi vivienda me di cuenta que no era práctico tener un traje tan claro porque me dificultaba cambiar de un rol a otro, por lo cual Novo debería tener una ropa oscura que pudiera esconder bajo la identidad de Donk, que usaba su ropa de labriego.

 

Pasó un tiempo. Golpean la puerta de mi vivienda, no me levanto a abrir. No estaba puesto el pasador, por lo que Shila entra.

-Pensé que te habían llevado al médico.

-No -dije-, había quedado inconsciente un momento, me levanté y huí para la vivienda.

-Huiste.

-Sí, huí, tuve miedo de que me matara.

-Dejándome sola en la posada -reclamó Shila.

-Disculpa, fue un acto impulsivo, inconsciente.

-¿Por qué no dices un acto cobarde?

-¿Siguió molestando el provocador?

-No, gracias a Novo. Una imagen de hombre, lo que yo admiro en un hombre. Un hombre que no escapa a los problemas, los confronta, resuelve situaciones, no huye, nadie se avergüenza de él.

-¿Y tú te avergüenzas de mí? -dije.

-¿Qué esperabas?, yo tengo más valor que tú y mi infancia fue tremenda.

-La mía también -le dije-, yo perdí a mis padres.

-Yo perdí a los míos. Me metieron en un culto, en lo que yo no creía.

Le dije:

-¿Ahora vamos a competir quien fue más infeliz?

-No -me respondió Shila-, vamos a hablar de quién tiene la fortaleza de recuperarse de los problemas.

-Tú parece que no los tienes, me desprecias.

-No, no eres tan grande para que te desprecie, te tengo lástima.

-Dirás compasión.

-No, te tengo lástima. -Y se marchó.

 

Más de una vez me dijeron: "¿Por qué directamente no muestras que Donk y Novo son la misma persona o por qué directamente no desaparece Donk? ¿Cuál era el motivo de asumir un rol de debilidad? ¿Cuál es el motivo de soportar angustias, desprecios, penas? ¿Cuál es el motivo de fingir que aún tienes el rostro quemado y que haya gente que se apiade de ti diciendo 'pobre hombre' mientras admiran al justiciero ignorando que son la misma persona?".

 

Eso tendría que terminar porque mucha gente se esconde en un rol por cobardía o por ocultar su verdadero ser ante los demás o porque no quiere que nadie sepa cómo es uno en realidad. Pero en este caso, ¿cuál era la justificación si Novo no temía a nadie y a nada? ¿De quién necesitaba ocultarse? ¿De qué necesitaba ocultarse Donk con la enorme habilidad que había adquirido con la espada y sabiendo que su rostro estaba absolutamente sano? No, no había ningún motivo, no había ninguna excusa.

¿Podría analizarme a mí mismo, entender por qué en una sola persona había dos maneras de ser? ¿Por qué por momentos era permisivo? ¿Por qué por momentos me invadía cierta timidez y soportaba injusticias, engramas que fui llevando vida, tras vida luego? ¿Por qué a veces presumía de saber muchísimas cosas y al momento soportaba agresiones verbales con miseración, miradas de desprecio? Pero por sobre todas las cosas, la vida en sí: el no saber decir "No" cuanto tenía que decirlo, -como decís vosotros el no atreverse a poner los puntos sobre la íes-, ¿el temor a perder? ¿El temor a perder lo que ya está perdido? ¿El no atreverse a veces a poner un punto final ante una injusticia? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para que la injusticia siga permanentemente desgarrando de a poco las tiras del alma? ¿El soportar afectos no retribuidos, amistades que no son tales, relaciones que se basan en falsedades? Eso no se puede disfrutar. Y como diríais vosotros hoy, eso es ser masoquista, una palabra que en Umbro no existía.

 

No estaba definido. Uno tiene que definirse en su forma de ser porque el soportar, el mantener dos personalidades -el débil, el hombre que inspira lástima, el héroe, el que inspira admiración-, afectan al decodificador porque cuando uno interpreta esos roles, los interpretas desde adentro y eso también te implanta engramas porque en distintas vidas tu decodificador puede llegar a ser bipolar, bipolaridad sutil. Por momentos te sientes seguro de lo que sabes, de lo que dices, de lo que piensas, de lo que expresas y por momentos te escondes detrás de una máscara y permites todo tipo de malos tratos, injusticias, agresiones verbales. ¿Y todo por qué? ¿Por soportar qué? ¿Por querer qué? ¿Por necesitar qué?

 

Al fin y al cabo, ¿qué es ser permisivo? Si somos permisivos con el mal, con el error, con la equivocación, ¿no terminamos siendo cómplices? ¿Por qué no enmendamos lo que podemos enmendar? ¿Por qué tenemos la excusa de no querer atrevernos? Vamos, en el fondo sabemos que es así y el tema es que no es algo sencillo: porque no nos atrevemos a confrontar con los demás. Pero lo que es peor: no nos atrevemos a confrontar con nosotros mismos. Ese es el tema y ese es el gran problema, el mirarnos, el vernos el rostro y preguntarnos, ¿qué sucede contigo?

Y ese será el interrogante a resolver. Y no busquemos la excusa de que todo es una encrucijada, porque a veces tenemos el camino llano, a veces tenemos el camino sin ningún obstáculo; el obstáculo somos nosotros mismos que no nos atrevemos a caminar la senda.

 

Y eso tenemos que profundizar dentro nuestro, muy dentro nuestro hasta encontrar la causa, y no siempre poner la excusa de que estamos condicionados, porque como dije al comienzo tenemos libre albedrío, tenemos mente conceptual. No somos máquinas programadas, somos seres humanos y tenemos opción, algo que la máquina no tiene. Que se entienda bien.

 

Gracias por escucharme. 

 


Sesión 18/04/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

La entidad relata que de las dos personalidades que tenía en Umbro no sabía cuál escoger porque las dos eran un engaño en sí. Tampoco sabía cómo lo tomaría el pueblo.

 

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Entidad: Ya era de noche, tenía dos velas encendidas. Hacía poco había terminado de asearme. Golpearon la puerta, inmediatamente me puse la máscara. Abrí, era Shila, excitada, enojada. En su rostro se dibujaban varias emociones simultáneamente. Iba abrir la boca para preguntar qué sucedió cuando largó un borbotón de palabras cual catarata de agua.

-¿No sabes lo qué fue, Donk? Vinieron cinco pillos en la posada, bebieron, comieron, no querían dejar sus metales, golpearon al posadero. Donbrone salió a la calle pidiendo ayuda, causalmente estaba Novo, no hizo falta que usara su espada, cogió a los pillos por el cuello y a punta pies los sacó a la calle. Quisieron resistirse y los golpeó. Les exigió el pago de lo que habían consumido, se lo dieron inmediatamente. Les dio unos instantes para que cogieran sus hoyumans y se fueran. Y dispararon del poblado al galope. Novo devolvió los metales al posadero, que dijo:

-¡Hay de más!

-Para pagar si hay alguna mesa rota o alguna botella que se rompió en el alboroto. Y además veo que tiene un moratón en el rostro, estos metales le compensarán.

 

Cuando Shila terminó el relato le dije:

-¿Por qué me cuentas eso ahora? Mañana me podía enterar.

-No lo sé, quería... quería ver tu rostro, a ver como reaccionas ante un hombre de verdad que se juega por los demás, que arriesga su pellejo.

-Está bien, cada uno es como es.

 

Pegó un resoplido, se marchó cerrando la puerta bastante fuerte. Puse un pasador de madera para que nadie la pueda abrir, me despojé de mi máscara y estaba temblando de emoción, de temor, de impotencia. No es la primera vez que me pasaba que en el rol de Novo, combatiendo una injusticia a malvados, a pillos, a asaltantes sentía una sensación en el estómago que no era como relatan algunos, esa sensación de gozar la aventura, disfrutar el combate, no. Tenía, lo que vosotros llamáis, esa adrenalina que a veces viene por miedo. Siempre me recordaba que de pequeño había perdido a mis padres, siempre recordaba cuando rescaté niños y niñas y me quemé el rostro, siempre recordaba esa cura casi milagrosa y que en lugar de volver como Donk adopté la identidad de Novo, el héroe. Pero no era un héroe.

 

Shila también tuvo una infancia delicada. Su padre la maltrataba, se crió con la madre y su padrastro, le intentaron inculcar un culto a la tierra algo que ella no compartía. Yo la comprendía a Shila, pero era obvio que ella no me podía comprender a mí porque yo en realidad le mentía, le ocultaba. Quizá... quizás era el momento que le diga, para que ella se siente orgullosa de mí en lugar de despreciarme y alabar tanto a Novo. A veces sentía como que me despreciaba y yo me sentía humillado. Vosotros diríais "Es el ego el que se humilla". Lo que fuera. Lo que Shila no sabía era que Novo también tenía miedo porque curaron mis quemaduras pero esas heridas internas -vosotros las llamaríais engramas-, no se me iban. Era difícil analizarme porque era indeciso pero un indeciso oculto. Todo aquel que veía a Novo lo veía arrojadizo, valiente, cero duda, cero titubeo, pero nadie sabía que era una actuación. Yo me parecía más a Donk que a Novo porque al fin y al cabo Novo era una máscara como las que usan en los teatros, en las plazas ecuatoriales. Y vaya ironía o sarcasmo; Donk a quien todos creían que tenía el rostro quemado llevaba una máscara de cuero. Novo tenía la cara limpia, rozagante pero sus máscaras nadie las notaba porque eran máscaras ocultas, y esa máscara oculta, el fingir, el actuar, el interpretar hacía que tapara mis indecisiones. Pero eso en el fondo no me servía, no, porque no puedes vivir actuando.

 

Pasaron un par de amaneceres. Una tarde viene Shila y le digo:

-Tengo algo que confesarte.

Cogí una espada, se alarmó y me dijo:

-¿Qué haces con eso? Te puedes lastimar. -La maniobré, la manejé, hice un par de movimientos. Shila se asombró.

-¡Pero vaya! ¡Qué bien manejas la espada!

Ella veía mis ojos, no mi rostro. Me llevé las manos a la parte de la nuca, aflojé el fuerte lazo que sujetaba la máscara y me la saqué. Me miró, se acercó, extendió con timidez su mano derecha y me tocó mi mejilla izquierda.

-No tienes quemaduras. -Me miró más atentamente, retrocedió uno, dos, tres, cuatro pasos, abrió la boca con asombro-. ¡Novo! ¿Qué esto, una burla? ¿Dónde está Donk? ¿Por qué te disfrazaste de Donk?

-¿No reconoces mi voz?, soy Donk.

 

Se sentó en un banco que había afuera de la casa, se quedó mirándome.

-Di algo.

No hablaba. De repente se levantó y sin darme tiempo a impedirlo me dio una bofetada.

-Te has burlado de mí, te has burlado de todos. ¿Qué has ganado con eso?

-Es que no es así, Shila.

 

Le aclaré, le conté del incendio, de la gente que curó mis quemaduras, de que adopté una nueva identidad luego de haber aprendido el arte de la espada en sus distintas variantes. Le conté que no me sentía seguro ni siquiera como Novo, que me corría lo que llamáis adrenalina pero no por afán de aventura sino por temor porque no me quería enfrentar a mí mismo ni como Donk no como Novo, que tenía temor a la exposición, a la vida, a enfrentarme con las circunstancias.

 

Shila era joven, no prestó atención a mis palabras, ella grabó en su mente que yo me había burlado de todos. Le pedí por favor no lo cuente en el poblado porque seguramente reaccionarían como ella, iban a dejar atrás el hecho de que yo haya salvado a infinidad de gente. Porque así son las personas, prejuzgan quizás en algo pequeño, en que se haya sentido burlados o engañados y lo anteponen seguramente a todo lo bueno que pudieras haber hecho.

 

Shila se marchó. Estuvimos más de seis amaneceres sin vernos. Seguí trabajando, dos veces fui al poblado con mi carreta a vender los fardos a los grandes almacenes. Los cambié por otra mercadería y por metales en efectivo.

 

Al día siguiente apareció Shila, estaba distinta. Me dijo:

-Debo agradecerte, has ayudado a muchos pero nuestra relación de amistad está rota, no puedo confiar en ti. Quien engaña en algo, engaña en todo.

-No es así -me defendí-, el hecho de cambiar de personalidad no fue para engañar a nadie, me quería ocultar de mí mismo, de mis inseguridades. Ni yo mismo me lo sé explicar, ¿cómo te lo puedo explicar a ti? Pero tampoco soy el dueño de tu vida, si no quieres hablarme más, allá tú. Sólo te pido por favor que no divulgues que Novo y Donk son la misma persona. Uno de los dos tendrá que desaparecer. Si desaparece Novo, Donk no puede cambiar de un día para el otro y pasar a ser de labriego a héroe. Si desaparece Donk, Novo puede presentar un escrito como que Donk le cedió sus tierras y radicarse definitivamente en el poblado. Todavía no sé qué hacer.

 

-No es mi problema -respondió Shila-, seas quien quieras ser Donk, Novo, mi confianza hacia ti está destruida.

-Lo lamento -le respondí-, no lo hice a propósito porque yo había adoptado esta personalidad de Novo antes de volver al poblado. Insisto y te lo aclaro porque te tengo mucho aprecio, el problema no es con nadie, es conmigo, en mi interior tengo inseguridades que trato de tapar.

 

Me miró obstinada, caprichosa.

-No me convences -dijo.

-No busco convencerte, solamente te explico algo. Y como dije antes, no soy dueño de tu vida. Puedes hacer lo que desees, no hablarme más, alejarte... Ni siquiera sé si soy dueño de mí vida, así que bueno...

 

Se estaba alejando, le caían lágrimas por la mejilla. Se da vuelta y me dice:

-Lloro de impotencia, de bronca, por sentirme burlada.

 

El impulso tremendo de chiquilla hizo que se acercara corriendo y me golpeara el pecho una, dos, tres, cuatro, cinco veces. En ese momento la abracé y le di un beso en la boca. Trató de desprenderse y no la dejaba... hasta que la solté. Trató de abofetearme y le detuve la mano: -¿Por qué has hecho eso?

-Fue un impulso.

De repente estaba tranquila: -¿Por qué has hecho eso? ¿Qué fue lo que te impulsó un acto irracional?

-No -confesé-, me gustas mucho.

Se acercó a mí y me abrazó. Apoyó su cabeza en mi hombro.

Le besé el cabello, la acaricié: -No lo hice a propósito Shila, no lo hice a propósito.

 

La seguí abrazando. ¿Ella lloraba de impotencia? ¿De alegría? Yo sentía un tremendo afecto por ella. ¿Ella sentiría lo mismo por mi?

La vida tiene sus interrogantes y cada vez que resuelves uno se te aparecen diez irresolutos, como el laberinto al que no le encuentras la salida.

 

Gracias, por ahora.

 


Sesión 22/08/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

Había ayudado a mucha gente desde su doble personalidad. Cuando decidió mostrar quien era nadie lo entendió, fue abucheado y marchó del pueblo. Más tarde lo necesitaron de nuevo. Volvió él, no su doble personalidad, y siguió ayudando. Y se ayudó él mismo deshaciéndose de su doble vida, un lastre que llevaba.

 

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Entidad: No soportaba más las discusiones, no soportaba más el estar presionado. Me sentía agotado de tantas presiones, de tantas cosas que tenía en mi mente. No soy un ser débil, me siento fuerte pero a veces es como que tantos reclamos...

 

Shila era adorable y a su vez era insoportable:

-Tú no sabes nada de mi vida, mi padre me maltrataba. Luego fue peor porque mi madre conoció a un hombre que fue mi padrastro. Creían en un culto a la Tierra. Yo ese tipo de cosas me daban como escalofríos, como rechazo.

-¿Qué puedo decir yo? -le respondí-. De chico perdí a mis padres, me crié con unos tíos, fui un labriego despreciado por todos. Cuando rescaté a esos niños y me quemé el rostro, en ese valle que curaron mis quemaduras, recién ahí me sentí distinto, como que renací.

-¿De dónde renaciste Donk, si te escondes tras de una máscara?

-Me escondo tras una máscara porque el pueblo va a pensar que me burlé de ellos si saben que Donk y Novo son la misma persona.

 

Me cogió con sus manos mi nuca, me acercó contra ella y me dio un beso que duró un tiempo casi infinito a mi percepción, luego me soltó y con toda la fuerza de su mano derecha me dio un bofetón. Mi cara se puso roja, todo mi ser se puso rojo. Estaba furioso. Le digo:

-¡Estás loca!

-No, quiero ver si tienes sangre.

-¿Qué es sangre, que te arrastre a mi camastro y te posea?

-Eso demostraría que tienes sangre.

-Eso demostraría que no me diferencio de las bestias.

 

Salí. Justo era un fin de semana donde en la plaza hacían obras de teatro, había decenas de personas en la plaza, Shila me siguió. Me subí al escenario, hablé con voz muy fuerte.

-¿Queréis ver teatro? Ahora os voy a mostrar teatro. -La gente pensaba, ¿qué hará Donk?-. Esto es teatro.

 

Me saqué la máscara, me arreglé el cabello. Algunos me miraban y no entendían. Hasta que un par de niños, que son más objetivos y pueden ver más rápidamente que un adulto, dijeron:

-¡Pero es Novo, mirad, es Novo!

Recién los adultos reaccionaron:

-¿Pero qué es esto, una burla?

-No es una burla, en un lugar lejano me curaron mis quemaduras.

-¡Te has burlado de nosotros!

-¿Me he burlado? He salvado niños y niñas de morir quemados a costa de casi morir yo.

-¡Pero te has burlado! Te has hecho pasar por un infeliz y eras Novo. ¿Por qué esa burla?

-No es una burla, era una manera de... ni yo sé porque lo hice, pero entendedme que no fue para burlarme. Hubiera ido a otro poblado, quise volver aquí porque es mi lugar de pertenencia.

 

Empezaron los abucheos, no entendían. Shila, de abajo del escenario decía:

-¿Ves que yo tenía razón? ¿Que tú te ha equivocado?

Bajé del escenario entre abucheos. Algunos quisieron empujarme, los senté a puñetazos.

-Acordaos que soy Novo. -Me hicieron lugar y pasé.

 

Puse unas maderas, prendí una pequeña fogata y mi ropa blanca de Novo la quemé. Me calcé el cinto, mi pequeño puñal y del lado derecho mi espada, Novo había muerto. Donk era el diestro con la espada y con la lanza y con arco y flechas y con cimitarra.

 

A lo lejos una turba de gente se acercó.

-No te necesitamos.

-Yo tampoco a vosotros -les dije. Y le comenté a Shila: -Quédate con mi pequeña propiedad, ya te enviaré los papeles.

-No necesito nada tuyo. Me crié prácticamente sola, no necesito de ti ni de nadie.

-Yo tampoco de vosotros. Honestamente, estoy cansado de todos. Tendríais que estar todos agradecidos -le grité a la multitud-, todos, todos. No me merecéis.

-¿Y tú quién eres, el salvador?

-Seguramente que sí, a más de uno lo he sacado de un apuro, a más de diez los he sacado de un apuro, a más de cien los he sacado de un apuro. Y tuve mis razones, idiotas, irracionales, más irracionales que idiotas, para adoptar la personalidad de Novo. Quería pasar desapercibido como Donk, que nadie se metiera conmigo, que nadie me preguntara qué pasó con tus cicatrices, no quería dar explicaciones.

-¡Buuu! ¡Buuu!, gritaban. No entendían, eran animales, ellos eran los irracionales.

 

Cogí un par de alforjas, todos los metales que tenía, monté mi mejor hoyuman y me marché para el este, al paso, sin apuro.

Después de algún tiempo de andar llegué a un poblado pequeño. No sé si había tomado una decisión apresurada o qué pero me sentía molesto, ahogado, donde todo lo que hacía estaba mal, donde la gente no era agradecida. Estaba enojado con todos, hasta con Shila. Esa noche me quedé en una posada, dejé mi hoyuman en el corral. Al día siguiente, a la mañana me despierta el posadero.

-¿Qué sucede?, es temprano, recién ha amanecido.

-Hay una joven que lo busca.

-¿Cómo sabes que es a mí?

-Porque lo describió.

 

Me calcé las botas, el cinto, el puñal, la espada y bajé. Era Shila.

-Donk, al poco tiempo que te has ido, al atardecer, cayeron cuatro forasteros al poblado. Están haciendo desmanes, nadie los puede frenar.

-Que se arreglen. ¿Para qué me vienes a buscar?

-Por favor, te necesitamos.

-¿Y una vez que resuelva el problema, qué? Yo soy el que hace las cosas de urgencia, ¿y después?

-De mi parte te pido disculpas. No lo hagas por ellos si no quieres, hazlo por mí. Reconozco que fui muy precipitada, el beso que te di fue de verdad, siento algo por ti. Y el bofetón fue por impotencia porque te veía como quedado. A mí me parece bien que hayas subido al escenario y hayas mostrado quien eres. Novo es una irrealidad, yo te quiero a ti, Donk.

 

Le di unos metales al posadero. Comí algo rápido, fui a buscar mi hoyuman, le di un par de metales cobreados al encargado del corral y fuimos al galope hasta el otro poblado. No tardamos tanto porque a la ida yo había ido al paso, volvimos al galope. Llegamos al poblado, la calle desierta, la gente escondida en sus casas.

-Están ahí, en la posada.

-Quédate afuera.

 

Entré a la posada como si nada, había muchos parroquianos, todos aterrorizados. En una mesa cuatro hombres, los miré, todos con espada.

-¡A ver! -Al posadero-, trae cuatro bebidas espumantes más.

-¡Pero aún no me han pagado lo que han tomado!

Uno de ellos cogió una botella y se la lanzó al posadero que a duras penas la esquivó.

-He dicho que traigas cuatro bebidas más.

Me acerqué a ellos:

-Este es un pueblo tranquilo y queremos que lo siga siendo.

Me miraron de arriba a abajo los cuatro, mis botas gastadas, mi ropa vieja... Había quemado toda la ropa nueva que usaba Novo.

-¿Y tú, quién eres?

-Nadie, no importa quién soy, solamente queremos tranquilidad aquí.

-Y quién se va a encargar de calmarnos, ¿tú?

-Si me veo obligado, sí.

 

Quizá no soy de hablar tanto, cuando el primero se paró le corté la garganta con el puñal. No había mucho lugar adentro de la posada, apenas maté a este salí a la calle, los otros tres salieron hechos una furia con el espada en la mano, yo ya tenía la mía. En instantes acabé con los tres.

Vino el funebrero.

-Buscad en sus bolsillos si tienen metales.

-Cóbrate de ahí, en el caso que no tengan yo te pagaré. Sus hoyumans dáselos a los ancianos que tienen la casa en las orillas, que prácticamente carecen de animales para que los peones trabajen.

 

Se acercó la gente del poblado, los que el día anterior me había abucheado. Me agradecieron. Algunos tenían vergüenza de pedirme disculpas, yo no las necesitaba. Como siempre, los niños, que son más auténticos, me dijeron:

-No te vayas Donk, quédate.

-Porque me necesitan -respondí, no a los niños, a los adultos-, porque si no fuera que soy diestro con la espada...

Se acercó un anciano:

-Te conozco de mucho tiempo, conozco tu corazón, conozco tu espíritu, eres buena persona.

-¿Buena persona?, mirad. -Señalé los cadáveres.

-Sí -dijo el anciano-, veo los cuerpos pero si no hubieras venido hubieran matado hombres, a mí, anciano, golpeado a niños, violado a mujeres. Has extirpado algo negativo. Pero de mi parte no quiero que te quedes porque eres un justiciero sino porque de mi parte te aprecio, no sé los demás.

Todos empezaron a aplaudir "Donk, Donk, Donk, Donk".

 

Shila me cogió del brazo.

-Vamos a casa.

-¿A cuál casa?

-Tú me la diste, es mía. Mejor dicho, nuestra.

 

Pocos amaneceres después ya estaba conviviendo con Shila. Era raro, volvía a ser el labriego pero cada mañana, antes de hacer mis tareas del campo, hacía mis ejercicios y mi práctica con espada. Estaría siempre alerta y trataría de que nada me atosigue, que nada me presione. Sé que las cosas no se resuelven solas, sé que uno tiene que poner parte, sé que cuando algo no va debe cortarse el hilo, debe cortar el eslabón de esa cadena y dejar ir el lastre porque ya bastante cuesta caminar en la vida como para encima llevar contrapeso. Los contrapesos no sirven, los lastres son innecesarios. Eso sí, debemos ser bastante desapasionados, si se entiende el término, para cortar con lastres porque tenemos la pésima, la horrible, la maldita costumbre de apegarnos a los lastres. Ese es el problema, no las terceras personas, nosotros somos el problema cuando nos apegamos a los lastres.

 

Gracias por escucharme.

 

 


Sesión 15/09/2016
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de DSG

No recordaba cómo resultó herido pero la situación era precaria. Por suerte apareció un guerrero bueno que le ayudó con unas hierbas en sus heridas. Lo cuidó varios días hasta que las plantas hicieron efecto. Pero aquel el guerrero sabía de donde eran las plantas.

 

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Entidad: Tengo recuerdos engrámicos que me causan dolor conceptual, me condicionan, me afectan en lo personal, en cómo desenvolverme en situaciones que podría resolver claramente. Es como que esos implantes engrámicos me obnubilan, como que perdiera parte de mis sentidos.

Yacía tirado sobre una roca, una herida en el estómago, no grave pero ardía y dolía mucho. Me sentía muy asustado porque mis ropas estaban manchadas de sangre.

 

A lo lejos escuché el trote de un hoyuman. Con mis pocas fuerzas giro la cabeza y veo un enorme hoyuman de color pinto y un guerrero imponente, imponente como la espada que llevaba.

Desmonta y se acerca a mí, trato de hablar. Me hace señas de que 'no'.

Coge algo de sus alforjas, unas hierbas, me rasga la ropa y me pone las hierbas sobre la herida del estómago. Toma luego una cantimplora y me da a beber un líquido dulce que me adormece. Todo esto me resulta conocido pero me duermo. Cuando abro los ojos era casi mediodía, la herida ya no me dolía estaba cicatrizando.

Sentía hambre, olía a carne asada. El guerrero se acerca, me levanta de los hombros y me respalda contra la roca.

-Ahora puedes moverte. -Cojo con desesperación un pedazo de carne asada-. Tienes apetito. -Como, no le respondo. Me da a beber.

-No, no, si es esa bebida dulce no, ya la conozco. -Y de repente se enciende una alarma-: Esa hierba que me has colocado, esa bebida dulce, ¿de dónde la has sacado?

-Me la han dado.

-Estuve una vez en un valle hace mucho tiempo atrás, me había quemado el rostro y parte del cuerpo.

El guerrero frunció el ceño:

-Cuéntame.

 

Le conté mi historia. Que mi nombre era Donk, que era tímido, que me había quemado, que llevaba una máscara de cuero para cubrir parte del rostro, que llegué a un valle donde me curaron con unas plantas que llamaría mágicas, porque una cosa es curar una herida y otra cosa un rostro deforme de quemaduras.

-Es sencillo -me respondió el guerrero-, las plantas lo que hacen es regenerar, ya sea piel, ya sea órganos internos o externos. Y el líquido dulce también regenera pero aparte calma la ansiedad, los nervios sin afectar nuestro pensamiento, simplemente te relajan.

 

Le conté que había aprendido el arte de la lucha, de la espada, de arco y flecha y todo tipo de armas y había adoptado una identidad, Novo, un justiciero invencible. Y a su vez había vuelto a mi pueblo como Donk, y en los casos donde era necesario aparecía Novo. Hasta que una amiga, a la que me di cuenta que amaba, me dijo que no tenía sentido llevar dos identidades porque le estaba mintiendo al pueblo. Cuando me di a conocer y revelar que Donk y Novo eran la misma persona fue como yo temía, algunos me agradecieron porque reconocían que Novo los había salvado de situaciones extremas. Otros me dieron vuelta a la cara, se sintieron engañados y eso me hico sentir mal.

 

El gigantesco guerrero me dijo:

-¿Acaso pretendías conformar a todo el mundo? Eso es imposible.

 

Me daba cuenta que el guerrero no es más inteligente que yo, era práctico, observaba las cosas como desde lo alto, todo era evidente para él. Es cierto, no se puede conformar a todos aun haciendo las cosas lo mejor que puedes.

Le agradecí que se quedara conmigo cerca de diez amaneceres. Salía con su hoyuman a cazar y volvía con una presa. Iba hasta el arroyo, llenaba la cantimplora de agua.

 

Los últimos días me decía:

-Conviene que te pares, que camines, que hagas una leve gimnasia. Ya prácticamente te ha quedado una cicatriz. Esas plantas eran maravillosas.

Y se lo dije.

-Tú has estado en ese valle porque no hay otro lugar donde puedas encontrar ese líquido y esas plantas.

-Así es -me respondió-. Mi nombre es Aranet. Me traicionaron, caí de un acantilado con mi bagueón, a quien yo le llamo Coreón.

-Nunca había visto un bagueón -le respondí-, pensé que eran animales de fantasía.

-No, era un amigo. Y murió, caí sobre su cuerpo. Y a pesar de haber sufrido muchas muchísimas heridas salvé la vida. Una joven me encontró y me llevó a ese valle, hubiera muerto ahí. Y esas plantas a las que tú les llamas milagrosas me curaron heridas internas y externas. No fue fácil. Estuve mucho tiempo con altísima fiebre, heridas que las hierbas impidieron que se infectaran. Y de alguna manera es como que me siento con la conciencia tranquila, porque antes de irme llegaron unos malvivientes que si yo no hubiera estado hubieran arrasado todo matado ancianos, hombres y niños y violando y luego matando a las mujeres. Acabé con ellos.

-Eres bueno, entonces. -Hizo un gesto.

-No sé si soy bueno, sé que siempre hay alguien mejor que uno. Aprendí que no se debe desmerecer a ningún contrincante, ni descuidarse. Y practicar cada día y estar siempre alerta. Ahora que estás casi repuesto...

-Te marchas... -lo interrumpí.

-No, no me marcho, ahora que estás casi repuesto cuéntame que te pasó.

-Lo que me pasó es algo que no... algo que mi mente no lo entiende.

-Explícate.

-He llegado a luchar contra varios contrincantes a la vez, habré recibido alguna vez algún raspón... Era una luz combatiendo con mi espada.

-¿Y has perdido la práctica?

-No no no. Me di a conocer como Donk, Novo era una fantasía, una identidad que no tenía razón de ser, y es como que ya no tenía la misma habilidad.

-Pero Donk, es irracional eso que dices. Tú eres Novo, tú eres Donk y la habilidad la tienes. Es como si yo el día de mañana me pusiera otro nombre y perdiera mis facultades.

-Será irracional, Aranet, pero no sé cómo explicarlo, es como que Novo era arrojadizo, intrépido. Novo desapareció y es como que con Novo se fue no la valentía..., el arte de la lucha.

-No lo entiendo.

-Yo tampoco lo entiendo Aranet.

-No lo entiendo porque Novo no existía, estaba en tu mente. Te cambiabas de ropa, te sacabas la máscara y... Pero sigues siendo tú, con tu habilidad, con el arte de manejar todas las armas.

-Lo que tú quieras. Pero no tenía los mismos reflejos, la misma velocidad. Venía por un camino y solamente tres hombres me atacaron... Sé que dibujas una sonrisa como diciendo 'solamente tres hombres'... Casi nadie puede contra tres hombres pero yo podía contra cinco, no contra tres. Alcancé a herir a uno, no maté a ninguno. Me dieron por muerto. Me sacaron la alforja donde llevaba algunos metales, se llevaron mi hoyuman. A dos de ellos los reconocí, eran de un pueblo vecino.

 

Aranet me dijo:

-Mírame a los ojos; ¿te dieron a conocer el gran tesoro que llevo en una de mis alforjas, en el valle?

-¿Qué es?

-La famosa planta oscura.

-No, nunca supe de ella. ¿Qué hace?

-De la misma manera que las plantas verdes reponen tus órganos internos, tus heridas externas, la planta oscura trabaja en tu mente, te da habilidades como nunca has tenido antes.

-Y cómo se... ¿se mastica?, ¿qué se hace?

-No. -Cogió una jarra metálica, la calentó en las brasas, abrió la alforja y con mucho cuidado sacó cuatro o cinco pequeñas hojas muy oscuras, violáceas oscuras. Y las puso. Inmediatamente el agua se tiñó de un color lila muy oscuro-. Su sabor es muy amargo -dijo-, no basta que tomes una sola infusión. Tomarás una cada día durante siete días exactos y tu habilidad será aun superior a cuando adoptabas la identidad de Novo.

-¡Por favor!

-Espera que se enfríe, no sea cuestión que te quemes de vuelta los labios y haya que llevarte al valle. -Se sonrió burlonamente.

 

Cogí la taza y bebí el brebaje, ¡amargo, muy amargo! Al rato me sentía mejor, mi sangre es como que corría más rápidamente por las venas.

-Espera siete días. Mientras tanto día tras día practicaremos suavemente con la espada. Yo estaré contigo y verás como serás aún mejor de cuando eras Novo.

-¿Cómo te han dado ese tesoro?

-Seguramente porque he salvado sus vidas al acabar con esos malvivientes que hubieran incendiado todo el valle luego de matar a todos. Pero esto queda entre nosotros.

-Lo sé tanto como tú, nadie debe saber dónde queda el valle.

-Entonces sabes que no debes divulgar que estas plantas oscuras tienen poder sobre la mente mejorando tus reflejos, dándote más fuerza física, más velocidad, más rapidez mental.

 

Sí, cada día tomaré una dosis. Otra vez sería yo. Más que yo, más que Novo.

Gracias a aquel que está más allá de las estrellas que este guerrero, Aranet, se cruzó en mi camino con ese tesoro maravilloso, esas hojas púrpura. ¡Ah!

 

Gracias por escucharme.