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Psicoauditación - Fernanda G.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 20/02/2018

Médium: Jorge Raúl Olguín

Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Fernanda G.

En Ran II. Había perdido a su esposo y quedó traumatizada de manera tal que planeó encontrarlo faltando a la ética y a otras personas.

Sesión en MP3 (3.237 KB)

 

Entidad: En distintas vidas he tenido sinsabores, muchos. En Sol III se dice que Dios no da más peso sobre los hombros de lo que la persona pueda aguantar. ¿Será tan así? ¿Y qué sucede cuando urdimos una trama para compensar determinadas pérdidas? ¿Está mal? ¿Eso trae karma? No perjudicamos a nadie e igual puede traer karma.

 

Encarné en Ran II. Ran II no es un mundo religioso. Es cierto que las sociedades a veces escriben sobre mitos, creencias y leyendas pero es una sociedad pragmática, una sociedad donde no existe la superpoblación porque no permiten tener más de dos hijos por pareja salvo que se los brinde la genética.

 

Tenía ciento treinta y cinco años, equivalentes a cuarenta y cinco años de Sol III. Había perdido a mi esposo hace quince años, el equivalente a tres años de Sol III. Una pérdida difícil de superar. Y qué paradoja ¿no?, o qué ironía, una sociedad que no permite tener más de dos hijos, con mi pareja no habíamos tenido hijos. ¡Je!

 

Estudié física cuántica, estudié astronomía y conocí -no de casualidad pero es como que el destino en el cual no creo me lo llevó a conocer- a Nambo Flagan, el renombrado astrónomo a nivel planetario. Flagan era una persona muy reservada, muy, muy reservada, una persona afamada que muchas jóvenes que estudiaban se interesaban por su persona. Pero investigando comprobé que él era una persona medianamente solitaria, con su soledad como compañía. ¡Je, je!

También de casualidad -o causalidad- gracias a un señor amigo pude entrar a una reunión de solamente dieciocho personas. Si bien yo no era conocida en el ámbito cuántico o astronómico, gracias a esa persona la cual me tenía un tremendo respeto pude entrar a esa reunión donde Nambo Flagan daba una pequeña disertación. Me sorprendió porque allí estaba nada menos que el famoso genetista Raúl Iruti, el otro no menos famoso genetista Alexis Anasio. Estaba Rendo Javier, profesor de historia y objetos antiguos desconocidos, estaba Tadeo Armani... Había gente muy encumbrada, me dio la impresión que entre todos ellos se conocían bien. Salvo este señor que me consiguió la invitación y yo éramos los únicos extraños en el grupo, pero aparentemente les inspiramos confianza porque hablaban de manera muy suelta y comentaron que una joven había venido de un mundo alterno. Primero pensé esta gente está delirando pero me acordé que Raúl Iruti y su entorno nos habían salvado tiempo atrás de una invasión de otro mundo. Me tomé en serio la conversación, o sea, que había venido una joven de otro... de otro mundo alterno y un conocido de ellos en secreto había ido a ese mundo y había regresado comentando que ese mundo era como una copia del nuestro pero con otro sistema político, pero que había la misma gente.

 

Mi mente empezó a urdir un plan. Puse toda mi cara de interés, me diréis hipócrita, me diréis fría, calculadora, honestamente no me importa. Traté de buscar entre las personas a la más frágil, manipulable, todos de alguna manera eran manipulables. Luego de la conversación tomamos una infusión caliente.

Me acerqué a Raúl Iruti.

-Es un gusto conocerlo -me miró con ojos sonrientes, mirada empática. Me escudriñó, le di la mano y me la apretó firme, pero no con fuerza, con firmeza.

-¿Y tú te llamas?

-Mi nombre es Analén, Analén. Y tengo ciento treinta y cinco años, hace quince que perdí a mi esposo.

-Lo lamento mucho. ¿Qué te ha parecido el tema que hemos tocado hoy? O mejor dicho, el que ha llevado la conversación es el profesor Flagan.

-Muy, muy interesante. Reconozco que al comienzo estaba un poco escéptica -comenté-, pero es un tema que me interesa mucho. Es más, estudio física cuántica y he hecho varias investigaciones sobre el tema de los universos alternos.

-¡Ajá! -Era la primera vez que veía en el rostro de Iruti un mayor interés-. Y cuéntame, ¿qué has investigado? -Era muy difícil sostener una mentira porque mi investigación era apenas nada y estaba hablando con un hombre que además de genetista era un investigador mental y espiritual, entonces traté de sostener la mentira.

-Bueno, lo que he hecho es investigar la parte cuántica, las fluctuaciones; entiendo que hay fluctuaciones de vacío donde se pueden abrir distintos vórtex.

-¡Ajá! ¿Y cómo piensas que se logra eso? -inquirió Iruti.

-Entiendo que tiene que haber un potencial de una máquina que provoque esa fluctuación cuántica.

-¡Bien! ¿Y has profundizado más?

-¡Oh, sí, sí!

-Cuenta Analén, cuenta, por favor. -Y me miraba a los ojos, yo bajaba la vista haciendo ver que estaba memorizando.

-Entiendo que hay un flujo de partículas subatómicas que sabemos que no son materia, que en realidad son vórtices de energía y que trabajando esa energía y cambiando su fluctuación, al tener una fluctuación no concordante con este mundo forzamos a que se abra un vórtex. -Me asombraba yo misma de mi facilidad para improvisar, pero evidentemente como decís vosotros en Sol III estaba dando en el clavo porque Iruti asentía y luego dijo:

-Sí, es una de las posibilidades -ahí fue cuando le dije:

-Me interesaría profundizar más sobre el tema. No me tome por atrevida pero quisiera estudiar con vosotros. -Iruti es como que tomó distancia.

-No estamos brindando cursos, esto fue una conferencia casual, pero bueno, ¿lo conoces al profesor Flagan?

-Estuve en alguna de sus disertaciones, pero no, no lo conozco personalmente.

-Ven, por favor. -Me presentó a Nambo Flagan-. Con permiso -dijo Iruti. Y se marchó.

 

¡Vaya que era una persona difícil! Y yo pensaba que eran todos manipulables. Flagan era más moldeable, le comenté lo mismo pero su interés fue muchísimo más mayor que el de Iruti, le dije que podía estabilizar los campos cuánticos con mi teoría.

Nambo Flagan me dijo:

-Pero eso es muy bueno, Analén, porque hemos logrado perfeccionar un vórtex.

-Es más -le dije-, podemos modificar los campos cuánticos para entrar a más de un universo alterno.

-Claro -dijo Flagan-, pero no tenemos la seguridad de que en los otros universos haya vida o la atmósfera sea respirable o directamente el mundo no exista, porque no lo sabemos, nadie tiene la verdad, somos parte de la verdad.

 

Finalmente logré que me invitara al laboratorio. Miré el laboratorio de Nambo, estaba acompañado de un prestigioso científico, también Rendo Javier, el profesor de historia y objetos antiguos. En realidad mi confusión era: Si Javier no era cuántico ¿por qué estaba tanto en el tema? Obviamente lo pregunté y me respondió:

-Estudio también distintas civilizaciones; si bien Ran es un mundo muy joven, muy, muy joven orbitamos una estrella muy, muy joven. Entiendo que mi conocimiento me da la posibilidad de conocer la hipotética idea de otras civilizaciones en otros mundos, pero ahora el tema del vórtex me da la posibilidad de estudiar civilizaciones en mundos alternos. -Hablé directamente porque Flagan... yo había logrado su confianza, y dije:

-No veo la máquina.

-¡Ah! No, no está aquí, estamos armando otra.

-Pensé que la tenían armada.

-Sí, sí -dijo Flagan-, está en el laboratorio de Raúl Iruti.

-Pero qué raro porque entiendo que Iruti es genetista.

-Claro, pero su lugar es mucho más grande que el mío.

 

Estaba tan reactiva -curiosamente reactiva, no impulsivamente reactiva, curiosamente reactiva-, pero obviamente que también había un poco de impulso y le dije:

-Qué raro, doctor Flagan, porque con su prestigio me dice que Iruti tiene un laboratorio mayor. -Un poco se incomodó y me arrepentí muchísimo.

-¿Eso qué tiene que ver? Eso no tiene nada que ver, a veces en laboratorios más pequeños se pueden hacer cosas más importantes. -Entendí que había tocado la parte reactiva de Flagan y traté de suavizar, o como se dice en Sol III de quitar hierro. Y le dije:

-No, por supuesto, por supuesto, por supuesto, pero dado su conocimiento, su exposición mediática entendí que la máquina estría aquí.

-Justamente por eso -dijo Nambo-, justamente por eso la tenemos en el laboratorio de Iruti. Cuando no está él, está Anasio porque ambos tienen el mismo conocimiento de genética y también estudian todo lo que es lo cuántico, están empapados en física cuántica, no son obsoletos en el tema para nada. -Me sentí como perdida porque mi idea era llegar hasta la máquina.

 

Me hice citar para cuatro días después. Esos cuatro días trabajé poco, estuve en casa armando carpetas con fechas antiguas y se las llevé a Flagan cuatro días después.

-Mire doctor, mire mi teoría.

-Pero veo poca matemática acá, veo todo escrito.

-Claro, los papeles matemáticos los tengo en mi ordenador holográfico, traje solamente lo escrito para facilitar la tarea.

-Al contrario -dijo Flagan-, leo mejor "en idioma" cuántico.

 

Estaba en un aprieto porque era lo único que había hecho. Entonces empecé a improvisar como había hecho en la primera reunión hablando y hablando y hablando sobre flujos cuánticos y etcétera, etcétera, etcétera.

Hasta que finalmente Flagan dijo: -El fin de semana voy a ir al laboratorio. Lamentablemente no van a estar ni Iruti ni Anasio, solamente estaré yo. -Hice interocepción y sentí como palpitaciones, muchas palpitaciones, estaba excitadísima del deseo de llegar a conocer la máquina, y más que no estaba la mirada atenta, esa mirada que te traspasa de Iruti, pero puse rostro compungido.

-¡Oh, qué pena!

-Lo dejamos entonces.

-¡Oh! No, no, no, doctor Flagan, es un honor compartir con usted.

-Bien, nos vemos el fin de semana. -Me pasó la dirección.

 

Y fui.

-Con permiso, traje una bebida frutal para compartir. -Flagan sonrió.

-Un gesto muy simpático ha tenido, Analén. Bien.

-¿Puedo ver la máquina encendida? -Nambo Flagan dudó- Por favor... -Le toqué el brazo suavemente. Sí, era manejable Flagan.

-Está bien, Analén, la encenderé.

-Y mientras me va explicando cómo funciona.

 

Y me dio una cátedra haciéndola lo más fácil posible, pero así y todo yo me perdía y mientras tanto tomábamos la bebida. Mejor dicho, él la tomaba, yo no tomaba, solamente hacía que mojaba los labios. Y calculé bien. El doctor Flagan empezó a dormirse. Lo que había puesto en la bebida era un somnífero muy suave que no dejaba secuelas negativas ni nada por el estilo, al fin y al cabo yo no me consideraba una mala persona, solamente estaba desesperada. Se formó un vórtex y lo único que pensé es encomendarme a esa conciencia absoluta del universo que me proteja porque iba a traspasar el vórtex. Quizá, tal vez, quién lo dice, ese esposo que perdí hace quince años, tres años de Sol III, esté vivo en ese mundo alterno porque mi idea era encontrarlo y ver en qué situación se encontraba. Hay un joven que volvió y si encontrara al duplicado de mi esposo y no pudiera volver no me importaría con tal de estar con él. Esa era una prueba cabal de que la mente reactiva no razonaba porque no sabía en qué problema me metía. Se formó el vórtex y lo atravesé como si fuera un portal cualquiera.

 

Gracias por escucharme.