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Psicoauditación - Helena

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 21/02/2024 Sargón, Circe


Sesión 21/02/2024
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Helena

Era teniente en Sargón y aspiraba a capitana. Esperaba que con quien vivía, un capitán, la recomendara para el ascenso. Pero este capitán no estaba por ella, y ella soportaba sus desprecios.

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Entidad: Por ser mujer en muchas vidas quisieron aprovecharse de mí, pero soy muy lista y en todas esas vidas he logrado lo que yo quería, salir adelante, triunfar.

 

Recuerdo mi vida en Sargón, era la teniente Circe.

Salía con un civil, Pocholo se llamaba, trabajaba en un almacén de ramos generales en las afueras de la capital de Sargón. Me interesaba, pero estuvimos un tiempo y veía que no prosperaba. Los dueños lo querían, pero claro, los créditos que él ganaba parecían mucho.

 

Pero cuando conocí al capitán Paredes, lo primero que le pregunté, 'inocentemente':

-¡Qué elegante, mi capitán!, disculpe mi atrevimiento.

-Para nada, teniente -me dijo el hombre.

Le dije:

-Qué buen traje que tiene de civil, debe ganar bastantes créditos.

-Sí, un promedio de... -Y la cifra que me dio era diez veces superior a la de Pocholo. Y de un día para el otro cogí mi maleta con mis pocas prendas y me marché.

 

Pocholo me llamó por el holomóvil, no lo atendí.

Me escribió: "Estás confundida Circe, te han llenado la cabeza, algo te han hecho para que cambies de idea". -¡Ja, ja, ja!, pobre tonto este Pocholo.

 

Nadie me llenaba la cabeza. Me podrían acusar de ambiciosa, pero nunca le robé a nadie. Antes de conocer al capitán Paredes he tenido algunos amantes y me iba bien, tenían buenos créditos, me hacían buenos regalos. Pero cometí un error: Uno de esos amantes me vio con otra de mis conquistas, y claro, ambos eran amigos y yo no lo sabía. Podré ser inteligente, pero no adivina. Me dejaron ambos y quedé en la calle.

 

Ahí fue cuando conocí a Pocholo haciéndome la víctima: "Todos están en contra mía, alguien con su malévolo pensamiento me corta los caminos".

Y Pocholo, ingenuo, tonto, creído de todo pensó que era una buena mujer. En realidad mala no me considero, soy una persona oportunista; no robo, no engaño, en el tiempo en que salí con Pocholo no estuve con otra persona. Pero bueno, sí es verdad que salí con esos dos amantes a la vez. Pero eso fue una vez sola.

Y ahora estoy con el capitán Paredes, pero me siento molesta. El capitán Paredes es una persona segura y yo no puedo..., cómo diríamos, hacerme la víctima. Además es una persona que se hace respetar. Fuera de nuestra intimidad yo soy la teniente Circe, él es el capitán Paredes, si me tiene que ordenar me va a ordenar, y me prohíbe que delante de la gente le dirija la palabra. ¿Qué me siento humillada? Sí. ¿Que lo soporto? ¡Je, je!, claro que lo soporto. Vivo en su apartamento, tiene una superholovisión en cada habitación..., ¿qué puedo pedir?, soporta mis caprichos. Pero a veces viene de mal genio y yo llego primero de alguna misión y le digo:

-Mi amor, hoy podríamos ir a comer afuera. -Me mira con cara de desprecio.

-¿Comer afuera? Cuatro días en misión, no sabía si regresábamos, la nave enemiga era muy poderosa... ¿Cuántos mensajes recibí de tu parte?: Ninguno. Y ahora vienes y me dices: "Vamos a comer afuera a algún restaurant de categoría". ¿No tienes comida?, pídete algo. Yo no tengo hambre y voy a dormir. Y no me molestes cuando duermo.

-Lo que pasa, mi amor, es que hace tiempo que no te veo y te deseo.

-No es mi problema. -Pocholo jamás me hubiera contestado así, Pocholo hacía todo lo que yo le decía.

 

Un día, en un ataque de debilidad le escribí y le dije: "Estoy con el capitán Paredes, que inventa historias mías y dice que si yo le dejo las va a publicar".

Pero creo que cometí un error porque Pocholo se volvió loco.

-Lo voy a ir a desafiar. Tengo una pequeña arma de protones, le voy a disparar a la cabeza.

-¡No!, te condenarán.

-Pero te liberaré a ti.

-No.

 

Finalmente lo tuve que convencer:

-Lo dejé, no estoy más con el capitán Paredes. Ahora me trasladan a otra región y estaré lejos.

-Vuelve conmigo.

-No puedo, estoy en otra región, y como me mandaron las altas autoridades es una misión secreta y no puedo decirte donde. -¡Estúpida de mí!, en un rapto de tontería me voy a quejar con el más tonto, con Pocholo.

 

Prefería soportar a Paredes y sus malos tratos, por lo menos tenía mejor ropa. Y muchas de mis amigas tenientes me envidiaban: "¡Qué apuesto que es tu pareja!". -"¡ja, ja, ja! Apuesto pero es mío".

Y en realidad no era mío. Yo no sabía lo que él hacía en las misiones, pero muchas otras tenientes que hacían las misiones con él decían: "En tal región estuvo con tal persona, en tal otra". Y yo les decía: "¡Mentira!, hablan de envidia porque no tienen un capitán apuesto como yo". Pero en el fondo sabía que mis supuestas amigas me decían la verdad, él era una persona que salía con una y con otra.

 

Pocholo me era fiel, ¿pero de qué me servía su fidelidad?, apenas los créditos que ganaba le alcanzaban para vivir, y eso no era vivir, eso era sobrevivir.

¿Qué si me importaba si estaba con otra? Sí, pero prefería eso a tener de compañía la pobreza de Pocholo. Y Pocholo, engañado, pensaba: "Pobre Circe, le trabajan la cabeza, la confunden, es una pobre víctima de las malas artes de la gente". ¡Ja, ja, ja! ¡Ay!, por favor. Honestamente no lo soportaba, una persona tan tibia, tan débil de carácter.

 

Y en el futuro no sé cómo me irá. Yo lo que puedo decir es que me quiero llevar bien con el capitán Paredes. Una sola vez le hablé con prometernos seriamente. ¿Y para qué?, se enojó:

-¿Qué te pasa, Circe, tomaste alguna bebida fuerte? ¿Te piensas que yo me voy a comprometer contigo? ¿Quién eres?: Nadie. -Y yo lo soportaba.

-Bueno, mi amor, pero con tu recomendación el día de mañana puedo ascender a capitán. ¿Te imaginas la capitana Circe? -Me miraba con desprecio.

-¿Qué misiones has hecho? ¿Qué medallas has ganado? Mira mi traje, once medallas. ¿Cuántas tienes tú?: Ninguna. Obviamente que no voy a recomendarte. Y si no te gusta ahí tienes la puerta.

-No, mi amor, discúlpame, prometo esforzarme. -Y me tragaba mi humillación con tal de tener una buena vida económica con el capitán Paredes. ¡Qué bueno hubiera sido que Pocholo fuera militar y tuviera el dinero de Paredes!

 

Y después me analicé a mí misma: Prefería soportar las humillaciones del capitán Paredes, independientemente del dinero que tuviera, ¿eh?, que la tibieza y lo pobrecito que parecía Pocholo. No me daba pena Pocholo, ni compasión ni nada, sentía rechazo. Y el pobre obstinado, obstinado, obstinado: "Pobre Circe, las malas artes que le están haciendo". Pero claro, le dije que el alto mando me había cambiado de región y pedí cambiar el número de holomóvil, y obviamente con un microordenador bloqueé todas las señales que vinieran de parte de Pocholo.

 

No soy mala, soy oportunista. Al que le gusta bien y al que no le gusta, también. Yo vivo mi vida. Si el día de mañana llego a conquistar a alguien de más poder que Paredes, Paredes las va a pagar todas. Inventaré que me sometió, que me maltrató.

Es mi vida, uno debe buscar todas las maneras de triunfar. El que me quiera prejuzgar que me prejuzgue, y el que no..., me importa nada de nada.