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Psicoauditación - María Andrea

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 16/08/13
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de María Andrea

La entidad relata una vida en Almería, España, donde pasó de estar en compañía de multitud de familiares a una soledad que le causó varios engramas. El estricto comportamiento marcado por la Iglesia también le sumó engramas de desvalorización. Lamenta que la sociedad haya perdido valores importantes de convivencia. Anima a su parte encarnada a seguir adelante sin los condicionamientos que eventualmente le transmitía.

Sesión en MP3 (2.416 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: ¿Qué tal?

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Me encuentro bien. Mi parte femenina, María Andrea, que diríamos... curiosidad, expectativa, ansiedad, engramas que yo le he transmitido de otras vidas, engramas que se van sumando, se van potenciando. Y aunque cada vida es distinta de otra y aunque los engramas la afectan de distinta manera siempre condicionan.

 

Interlocutor: ¿Quisieras comentarme si hay algún engrama en particular que esté afectando a tu parte encarnada en este momento? ¿Quizás algún engrama relacionado de alguna vida pasada en particular?

 

Entidad: Entiendo que hay una sumatoria de engramas. Sería más fácil, mucho más fácil si un engrama nos afectara puntualmente pero cuando tú arrastras de muchísimas vidas distintos engramas quizá no te afectan una manera pero te pueden condicionar en todo lo que es tu vida personal. Cuando hablo de condicionar me refiero a exacerbar las trabas, potenciar los obstáculos, pensar o creer que a veces hay inconvenientes que pueden ser irresolutos, creer que a veces nuestra vida la encontramos con pocos incentivos sin tener en cuenta, además, que luchamos contra impredecibles roles de ego. Y digo impredecibles porque a mi parte encarnada le afecta de muchísimas maneras.

Si bien mi parte encarnada tiene un carácter estable en algunos momentos los roles del ego la pueden volver impulsiva o, diríamos, menos reflexiva. Por momentos puede tener altibajos quizá inconscientes, sin razón, puede tratar de buscarle respuestas a situaciones que no logra descifrar... Y cuando tú no logras descifrar algo o cuando tú no encuentras el motivo, ¿qué respuesta puedes encontrar a un problema que desconoces? No sé si está claro...

 

Interlocutor: Se entiende. ¿Podrías comentarme alguno de estos temas que te preocupan y que quizás aún no le encuentras una explicación?

 

Entidad: Tuve una vida pasada en Almería, en la península Ibérica. Éramos una familia absolutamente numerosa: madre Joaquina tuvo once hijos. Éramos siete mujeres y cuatro varones. Papá Juan trabajaba en el campo. No venía todos los días. Se quedaba con lo que se llamaba la "ranchada", se quedaba con los peones y venía todos los fines de semana.

La vida era distinta, la vida era otra. Mamá estaba como acostumbrada y no nos sentíamos desamparados porque teníamos vecinos que nos visitaban.

A medida que fuimos creciendo como familia fuimos creciendo en edad. La familia era muy sólida sin contar que de parte de mamá y de parte de papá teníamos parientes. Cuando nos juntábamos para las festividades éramos como cincuenta personas entre tíos, sobrinos y primos. Los grandes tomaban vino. Nosotros éramos jóvenes y tomábamos jugos. Con mis primas jugábamos a ser damas de alta alcurnia que vivíamos en palacio. Nuestros primos jugaban a que eran los mejores espadachines...

Pero he vivido de pequeña. En esa vida mi nombre era María. A los ocho años ya sabía leer y escribir. Incluso ya con diez años sabía sumar, sabía restar. Acuérdate de la época en que la mujer, aparte, la condición era menor a la del varón. Una mujer que supiera leer y escribir era algo inusual.

Fuimos creciendo. Primos que se fueron casando, tíos que fueron falleciendo, la familia dejó de ser tal... Mira, te cuento una muy breve: Teníamos un tío que vivía en las afueras de Almería, a unos treinta kilómetros, e íbamos en carreta y venían de distintos lados hasta de pueblos que quedaban a doscientos kilómetros familiares que quizá hacía años que no veíamos, o sea, nos juntábamos en la casa de ese familiar y hacíamos grandes fiestas.

Cuando este familiar murió la viuda vendió la casa, se fue con sus hijos a rumbo desconocido, nunca más nos vimos. Sentíamos como que faltaba algo, digamos. Todos los quince de agosto cuando ese tío cumplía años ya sabíamos que un par de días antes teníamos que ir. Eso quedó como un hueco, como un vacío en nuestra vida: se fueron perdiendo las fiestas de fin de año, los tíos muy grandes fallecieron, papá y mamá ya no salían tanto, nosotros mismos como hermanos, salvo yo que tenía como cierta timidez en encontrar una pareja estable, cinco de mis hermanas ya estaban casadas, tres de mis hermanos también...

 

Interlocutor: Esa timidez, ¿a qué se la adjudicas?

 

Entidad: A que no me sentía muy bella. Éramos tres hermanos los que quedábamos solteros, una hermana y un hermano y yo, obviamente, y ya relataré eso. Pero finalmente papá y mamá fallecieron, los hermanos se mudaron, cada uno tenía su casa... Vendimos la casa original. Con lo que me tocó a mí me compré una pequeña vivienda en las afueras de Almería, una pequeña habitación con cocina y un pequeño baño afuera de la casa pero con el patio con techo cubierto.

No es que me acostumbré a vivir sola pero imagínate de tener fiestas continuadas, a estar con una familia (éramos once, doce, trece personas o más de cincuenta personas cuando nos reuníamos con los primos, con los tíos) a vivir sola. Me quedó como un engrama de soledad.

Ya de grande, cuando tenía más de treinta y cinco años -treinta y cinco años en aquella época era una persona muy madura- conocí a un hombre, Raúl Montalvo. Era un hombre muy muy trabajador, nunca se había casado. Él trabajaba en lo que era cueros. Y no es que yo sea en esa vida tan religiosa pero practicaba el catolicismo quizá porque mis padres me habían dogmatizado y él era casi ateo, diríamos. Era creyente pero no creía en las misas ni en la Iglesia ni en la confesión. Él decía que amar a Dios no precisa de ese tipo de cosas. Era yo la dogmática y él no se quería casar por la Iglesia...

 

Interlocutor: ¿Tú crees que sigues siendo un poco dogmática en el fondo?

 

Entidad: No, en esta vida tengo un criterio mucho más amplio. Aparte es otra la cultura, es otra la manera, es otra la familia es otra la situación, no, no, no...

 

Interlocutor: ¿Qué cambió para ti para que estés de ese modo?

 

Entidad: La nueva encarnación, la cultura del siglo XXI. Es como que es otra situación, es otra vida, es otra circunstancia.

 

Interlocutor: ¿Te sientes más relajado al ser así las cosas como son hoy en ese sentido?

 

Entidad: En eso sí, en eso sí. Lo que pasa es que en aquella época en Almería era otro tipo de educación. Fíjate que Raúl no se quería casar por la Iglesia y yo me sentía tan sola que accedí a convivir. No teníamos trato con el resto del pueblo y la gente le compraba a Raúl porque era el único que hacía artesanía en cueros pero no nos trataban mucho. Es como que la gente te prejuzgaba, ¿no?, porque si no era casado imagínate... Sin palabras. No quiero tocar el tema.

Me quedó como un engrama también de desvalorización...

 

Interlocutor: ¿Por qué?

 

Entidad: ...de parte de los demás porque no te trataban, porque veían una concubina. Estamos hablando de...

 

Interlocutor: Claro, hace mucho tiempo. Eran otras costumbres...

 

Entidad: Pero no hace mucho tiempo. Si quieres datos -porque yo me contacto con otros thetanes- era en mitad del siglo XX. Estoy hablando para los años cincuenta del siglo XX. La mujer que tenía un hijo siendo soltera faltaba que la marcaran como en la vieja Salem de los Estados Unidos...

 

Interlocutor: Es que en los últimos cien años ha habido muchos cambios en la mentalidad de la humanidad.

 

Entidad: Pero estamos hablando de aquella vieja Almería de hace mucho más de un siglo. Hasta los años cincuenta del siglo XX seguía habiendo esa torpeza religiosa.

Pero, claro, los extremos son malos. Porque tú, que piensas en...

 

Interlocutor: De todos modos no es que hoy esté todo resuelto; hay muchos temas todavía que deben superarse.

 

Entidad: No, pero vamos al revés. Quizás haya temas resueltos pero ahora ese anhelo de liberación que yo pensaba que en el futuro habría en algún lugar pasó a ser libertinaje. Y lo más dramático, lo más preocupante es que mucha gente se ha habituado diríamos, acostumbrado diríamos, a eso. No acostumbrado a ser ellos libertinos sino a ver el mundo como si eso fuera lo natural, lo normal. Y que la cortesía, el honor, la lealtad, la palabra fuera algo extraño, algo... En Almería un hombre de bien te debía dinero y sin ningún documento te lo devolvía. También había malandras, ¿eh? Había quienes te asaltaban en el camino y hasta te quitaban la vida. Eso pasó siempre. Pero era otro respeto.

Creo que si tú sumas aquellos engramas de soledad de esa vida -¿ves? Es una de las tantas vidas que tuve- lo sumas al desprecio de la gente cuando te ven de concubina de alguien porque ese alguien no cree en la Iglesia sientes como una especie de rencor no resuelto que es un condicionamiento engrámico que aparte exacerba los roles del ego.

Mi parte encanada tiene bien claro como es cada cosa pero de alguna manera yo le transmito a su inconsciente esos condicionamientos y a veces esos condicionamientos la hacen pensar más de la cuenta y la traban y la perjudican y la frenan una y otra y otra y otra vez y a veces se preocupa por los demás en demasía porque quizás en esa vida pasada no se preocuparon por ella, o sea, por nosotros. Digo por ella como aquel rol de María.

 

Interlocutor: ¿Cómo crees tú que es posible lograr ese equilibrio? ¿Has pensado sobre eso?

 

Entidad: Como bien dice este receptáculo que me alberga el hecho de ir repasando aunque sea no tan en profundidad las distintas vidas sientes como que ese repaso, de alguna manera, el recuerdo no se puede borrar pero la emoción es como que se va evanesciendo, esa emoción es como que queda evanescente. ¿Se entiende? Es como que de a poco se va degradando hasta que el dolor queda minúsculo, hasta que ¡tac!, desapareció.

 

Interlocutor: Digamos que este algo al poder hablarlo o traducirlo al lenguaje hablado es que podemos descargar esa preocupación espiritual. Podríamos llamarla así, ¿verdad?, porque hay como una aflicción espiritual que de repente uno quiere solucionar todo o gran parte de lo que viene arrastrando en realidad de muchas vidas anteriores quizás.

 

Entidad: Yo diría que lo que se borra no es la preocupación ni la aflicción. El hecho de que la emoción dolorosa desaparezca y el recuerdo quede neutro ya no hay manera de que de geste esa preocupación. Va a haber preocupaciones nuevas, aflicciones nuevas a medida de que en el hoy, en el aquí, el ahora mi parte encarnada vaya teniendo nuevas vivencias que puedan causarle nuevos dolores, va a depender de nosotros -de mí como 90% y de mi parte encarnada como 10%- el que sepamos confrontarlo.

Hay muchas otras vidas para relatar pero me siento con una calma satisfactoria de haber relatado esa vida en Almería porque es como que ese recuerdo ya no me trae dolor. Y siento que hice las cosas bien. No tuve hijos con aquel rol que en esa vida se llamaba Raúl. Me seguí viendo con mis hermanos, tuve muchos sobrinos.

Hoy, a la distancia y con un nuevo rol, me doy cuenta que aquel rol fue feliz. Sumó a favor el amor de mis hermanos, de mis hermanas, de mis cuñados, de mis cuñadas, de mis sobrinos y sobrinas, obviamente de mi pareja que la indiferencia de mis vecinos.

 

Interlocutor: ¿Qué mensaje le darías a tu 10%?

 

Entidad: Que no baje los brazos. Hay muchos otros condicionamientos, hay muchos otros engramas de otras vidas pero por lo menos este a mí ya no me molesta y si a mí ya no me molesta ya no le voy a causar ese agobio -por lo menos de este engrama- a mi parte encarnada. Y te agradezco el haber permitido expresarme.

 

Interlocutor: Gracias a ti por estar aquí y te envío toda la Luz tanto a ti como a tu 10% María Andrea. Será hasta todo momento.