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Psicoauditación - Cibor - Ra-El-Dan

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

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Sesión 06/01/2015
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Raeldan

No siempre tenemos el control de la situación sino que esta nos controla. Muchas veces iríamos mejor solos y los demás nos frenan, nos condicionan sin querer y queriendo. No hemos elegido este entorno pero estamos en él. La entidad relata un suceso donde perdió un gran amigo.

Sesión en MP3 (858 KB)

 

Entidad: Me llamo Cibor. Quiero entender lo que me pasa.

Mi tribu siempre salió victoriosa pero yo no soy quien manda la tropa, quien manda la tropa es Gueste y Gueste es un hombre que es imposible hacerle entender lo que es táctica, lo que es estrategia. De ciento cincuenta hombres solamente quedamos treinta. No es ningún consuelo el saber que Gueste murió en batalla pero se equivocó en la estrategia, es la primera batalla que perdemos. Las aldeas de la región quedaron todas asoladas. Perdí mi familia, me quedó un engrama de frustración.

 

Siempre quise ser independiente, no depender de jefe, no depender de nadie. Fui luchador, fui inteligente en cuanto a planificar mi vida pero a veces, si bien como espíritu eliges dónde y cómo encarnar, la vida física te da sorpresas.

 

Recuerdo que me junté con mi amigo Gabor, otro gran guerrero, y fuimos al Kalamayama. El Kalamayama, en el oriente, era una montaña gigantesca de 8.900 metros. Éramos veinte en la expedición. A los 4.000 de altura sufrió una descompensación mi gran amigo, el gran guerrero que me acompañó en todas la batallas, y sus pulmones colapsaron. Algún problema tendría porque no estábamos en una altitud considerable. Se corrían rumores de que cerca de la cima había espíritus malos. Fueron abandonando dejando víveres, dejando todo.

 

Llegamos pocos a los 7.000 metros y tuve que abandonar, otra frustración. Bajé desahuciado, desmoralizado. Tenía un nuevo engrama porque no se puede ser independiente cuando en una batalla dependes de un inepto, cuando quieres escalar la montaña más alta del planeta y no depende de ti porque no eres el único. No puedes ir solo. Y aparte, el desafío era subir sin máscara hasta la cima.

 

Finalmente me sentí como frustrado, como que siempre tengo que depender de alguien o en lo económico o en las batallas, o que algún necio intente guiarte sabiendo menos que tú. Y es un engrama que te condiciona porque de manera muy inconsciente, muy, muy dentro tuyo ese engrama te frustra de tal manera que cuando quieres lograr algo es como que tú -no por empatía porque eso sería una burla de la vida- pero es como que atraes gente que siempre te va a poner el pie para que te tropieces, un obstáculo en el camino para que te caigas. Siempre es como que va a pasar algo. Me molesta, me incomoda.

 

Siento a veces como que en esa vida, en ese mundo no fui el gran guerrero Ligor, tampoco el gran poeta terrestre, tampoco el estratega japonés pero como Cibor quedé muy marcado. Marcado en el sentido de que a veces quisiera tener todo el poder como para no tener que depender de nada ni de nadie. Siempre me gustó conocer cosas, lugares, gente. Pero si a veces no puedo ni conmigo mismo, con mis propias expectativas, ¿qué puedo hacer al respecto? ¿Qué puedo hacer? Al fin y al cabo es lo que elegí, al fin y al cabo es lo que tengo. Al fin y al cabo es lo que hay. Pero hay una cosa muy importante: soy un espíritu luchador, soy un espíritu que se podría comparar con el mítico Ave Fénix, resurge de las cenizas y se levanta y vuelve otra vez. Y no hay problema físico que lo frene. Y no hay problema espiritual que lo frene. Y no hay influencias negativas que lo frene. Y vaya si las hay, y vaya si las hay. A veces las influencias negativas te agotan más que 4 horas de gimnasio. Y sé de lo que hablo, ¿eh? Sé muy bien de lo que hablo.

 

Esto es todo por ahora. Pero como espíritu estoy fuerte. Gracias por escucharme.