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Psicoauditación - Sourav |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 09/06/2025 Gaela, Kiran Sesión del 25/08/2025 Gaela, Kiran
Sesión 09/06/2025 De viaje a la capital para hacer unas entrevistas conoció a Celeste, hubo magia entre los dos. Y se sorprendió de ser así de valorado, aceptado, hacía poco su autoestima había bajado mucho y ahora la recuperaba. Hablándolo con su amigo, Clayton, entendió que debía vigilar su ego.
Entidad: Quería saber qué pretendía de mi propia persona, pienso que uno de los pocos que tenía la respuesta era Jorge.
Llegué con mi novia, Celeste, al club Náutico. Ella me dio un beso en la mejilla y me dijo: "Permiso", y se fue a conversar en la mesa larga con las chicas y los jóvenes de allí, hizo un chiste y se rieron, es como que cayó en gracia enseguida, tenía un don de locución impecable. Por un lado me sentía orgulloso y pensaba, "Vaya esa es mi novia, no sólo es bonita sino también inteligente, locuaz, empática". Lo vi a Clayton, estaba hablando con Luís Alberto Démez. Hicieron un comentario que no entendí y pregunté: -¿Qué significa?
Se rieron, luego me lo aclararon, todavía me costaba mucho entender el lenguaje coloquial que no solamente es de Plena, averigüé que en infinidad de países hay palabras que usan únicamente en esos países que puede representar otra palabra. Dicen que son modismos, no, no son modismos, hay palabras que tienen más de un siglo, dos siglos o más, no son modismos son maneras, costumbres. Hablé: -Clayton, ¿puedo hablar contigo? -Sí, toma asiento. -Es algo muy personal y quizá me de pudor delante de Alberto... Se rió Luís Alberto Démez: -Vayan, vayan, no hay problema.
Y fuimos a la oficina de Clayton. -Coméntame. -Bueno, no sé por dónde empezar. -¿Tiene que ver con el trabajo? -No no, al contrario, en el diario estoy en este momento como si fuera el reportero de moda de toda Plena, con la nota del primer ministro de Liziana es lo máximo. -¿Entonces, Kirán, por dónde viene el tema? -Por lo afectivo. -¿Estás haciendo una broma? -No. -¿Me estás diciendo que Celeste quiere cortar la relación? -No por suerte no, ayer estuvimos juntos más que bien y como sé tu manera de pensar no me hice el engreído en el Náutico la primera vez que vine con ella. -Eso está bien, eso es un adelanto. -Mi problema pasa por otro lado, ella es distinta. -¿Y qué hay de malo, Kirán, en que sea distinta? -Recién entramos, me dio un beso en la mejilla se despidió de mí y se puso a hablar con la gente de la mesa larga, como si los conociera de siempre. -Kirán, eso es fantástico, esto significa que encaja bien a un lugar apenas llega. -Tiene un don que yo no tengo. -No me digas que te pones celoso porque ella es empática y a ti te cuesta más... -No sé, a veces se me cruza en la cabeza cómo se fijó en mí; es locuaz, se ríe, hace bromas, los demás festejan sus bromas no por cortesía sino porque de verdad los hace reír. -Es una persona multifacética, pero multifacética para bien, para bien. -Y es de lo que yo carezco, de eso carezco. -Bienvenido sea que ella sea así, ¿qué más quieres? -Bueno, porque a veces me pregunto cómo se fijó en mí, porque no viajó a Plena por mí, viajó a Ciudad del Plata porque tenía una oferta mejor en derecho legal, en derecho penal... ¡Je!, no sé. -No sabes, ¿qué? -Clayton, pienso que en algún momento otro la puede conquistar. ¿Qué harías tú en mi lugar? -Mira -me dijo Clayton-, yo no soy de contar mis cosas, yo soy más bien de escuchar a los demás, de orientar y de aconsejar a quien viene por alguna duda personal, amorosa, laboral, como te ha pasado a ti que todavía no has vencido del todo la procrastinación a pesar de que tú te crees ya en la cima porque has reporteado al ministro, pero nunca llegas a la meta. -No, eso me lo has dicho, eso me lo has dicho, Clayton, pero no entiendo esto que dices. -Claro. A ver, te lo explico, Kirán, pero ahora tú me vas a tener que escuchar a mí sobre algo que me pasa a mí. -No me digas que el gran Jorge Clayton quiere que yo lo oriente. -Primero, no soy gran soy simplemente Clayton. -¿A pesar de que te dijeron que por árbol genealógico verdaderamente eres un duque? -Aquí no se usa eso, aquí no hay monarquía, aquí hay democracia, así que lo de duque, el duque de Wynot, no me interesa para nada. Y si te cuento mis cosas es para servirte como ejemplo, no para que me orientes, no sé si está claro. -Sí. O sea, que te suceden cosas o te han sucedido y has actuado de una manera que es la que uno tendría que aprender. -No, no exactamente, Kirán, simplemente tener el temple para no caer en esas dudas, en esas pausas donde piensas 'por qué se fijo en mí, es mejor que yo'. La gente de bien, la gente que verdaderamente puede hacer algo por los demás la tiene clara. -Explícate eso de la tiene clara. -Claro, las cosas las entiendes perfectamente: Nadie es mejor que nadie. -Está bien, te escucho -le dije. -Bueno. Te habrás enterado por Luís Alberto que la doctora Milena Andrade, me siento raro diciéndole doctora, es tan joven pero tan joven... -Pero los vi muy juntos y tomados de la mano -le dije. -Sí, ella me citó pidiéndome el favor de que como tiene su hospital, al decir su hospital es donde trabaja, en el sur a las afueras de capital, y fui a ver el lugar y estaba totalmente destruido y me pidió por favor si lo podía refaccionar. -¿Y puedes hacerlo? -Por supuesto, he inaugurado pabellones. -Pero rehacer un hospital entero... -¿Por qué no?, tengo una empresa de construcción en el sur y encima soy amigo del intendente que me va a dar el permiso de construcción de inmediato y no solamente para la construcción del edificio, reparaciones, porque hay goteras, paredes llenas de moho, camas que prácticamente se rompen, sillas de ruedas que tienen que estar atadas porque no puede sentarse ninguna persona inválida. Pienso comprar todo nuevo. Pero la primer noche que fui yo tenía una reunión importante, postergué la reunión por ir a verla y no estaba, traté de comunicarme por teléfono y obviamente no estaba en su casa y el de recepción, un señor que a veces le cuesta entender las cosas me dijo que no sabía nada y que no convenía que vaya solo a mirar porque había un montón de luces que no funcionaba. Y no suelo ponerme reactivo pero no dejo de ser un humano, Kirán, no dejo de ser un humano y me sentí muy incómodo. Y al día siguiente fui enojado, que es lo que no debemos hacer, lo que no debemos hacer antes de ver qué pasó. Ya he pasado por situaciones así y no tengo buenos recuerdos. -¿Te refieres a cuando falleció tu padre y justo era el cumpleaños de tu novia y tú no tuviste la posibilidad de comunicarte porque estaba en el velatorio con Luís Alberto? -Correcto. Y al día siguiente, cuando fui, me cerró la puerta en la cara y no me quiso escuchar. Y yo me prometí mil veces no hacer eso antes de escuchar a la persona y lamentablemente no lo hice. Al día siguiente llegué al hospital, al consultorio donde estaba Milena y claro, le espeté en la cara todo lo que pasé, el tiempo que perdí, su falta de palabra... Y en lugar de pedirme disculpas se molestó muchísimo. -¿Pero tenía razón ella? -Sí, no tuvo como avisarme, no tuvo dónde encontrarme y la llamaron de urgencia de un domicilio que había una criatura que estaba muy muy grave, que estaba siendo atendida pero no internada en el hospital y aparentemente tenía un tumor cerebral que le estaba afectando muchísimo. Obviamente que me sentí como un tonto en ese momento. Le dije: "Mira, honestamente que fui un arrebatado y no debía". Le digo: "¿Puedo recorrer el lugar o quieres primero que te invite a tomar algo y luego vemos juntos todos los pabellones del hospital?". Estaba seria y no me contestaba. Entonces dije: "Bueno voy yo". Cuando me dirijo para la puerta, corre y se pone de espaldas a la puerta y no me deja salir. -Wow, es brava. -Muy brava, tiene mucho carácter. Pero no mal carácter, simplemente es una reacción a una acción mía. Y me dijo que de ahí no me iba si no le pedía disculpas. Le pedí disculpas de mal modo y me dijo: "Así no, me pides disculpas bien, te arrepientes de verdad y no me dices perdón por obligación, quiero ver el arrepentimiento en tu rostro". -¿Y qué hiciste? -Me encogí de hombros y dije: "Bueno, perdón". -¿Te piensas que esto me basta? -me respondió-, ¿quién te crees que eres?, ¿te crees que porque te piensas un mecenas vas a venir aquí con ese dramón, ese drama de telenovela?, conmigo no. "¿Entonces qué quieres que haga?, ya te pedí disculpas" -le dije-. "Por obligación". "No, de verdad que estoy arrepentido, no sabía lo que te había pasado y yo estaba molesto por lo que me había perdido". "La salud es más importante". "No tengo dudas. Pero qué te parece si ahora vamos a recorrer el pabellón principal o quieres tomar algo caliente". Pero no se movía de ahí, le dije: "¿Qué piensas hacer?". Y puse mi rostro a diez centímetros del suyo y no hablaba, y en ese momento en un arrebato, porque de verdad Milena me gusta muchísimo, la cogí del hombro y de la otra mano el cuello y le di un beso. Pero me sorprendió porque me respondió al beso y estuvimos más de un minuto besándonos. Cuando termina el beso me empuja suavemente hacia atrás y como si no hubiera pasado nada me dice: "No creo en tu disculpa". La miré a los ojos seriamente y le dije: "De verdad, Milena, te pido mil perdones, yo estuve mal y lo reconozco". Recién entonces, recién entonces su rostro dejó de estar tenso. Quise besarla de nuevo y me puso la mano en el pecho: "Está bien". Bueno, recorrimos el lugar, tomé nota de todo, le comenté que tengo una empresa ahí mismo, en el sur, de construcción, porque hay muchas salas, muchos consultorios, muchos pabellones que no pueden refaccionarse, hay que tirar abajo y volver a hacerlos, amén de que le propuse, y esto obviamente me lo va a permitir el intendente, hacer un subsuelo en toda la manzana, aquí en Plena se le llama manzana a toda la hectárea que cubre el edificio, y hacer un doble subsuelo. El primer subsuelo para atención de guardia con rampas, todo con ascensores, por lo menos cuatro ascensores en ese lado y cuatro ascensores del otro lado, o sea, ocho ascensores por planta. Y el segundo subsuelo para estacionamiento de coches, en este momento el hospital no tiene subsuelo y obviamente mi idea no es refaccionar porque el gasto de refaccionar y hacer parte nueva y parte no, por un presupuesto un poco más caro podemos hacer un hospital nuevo, con doble subsuelo y seis pisos. -Vaya, pero va a ser tan lujoso como un sanatorio privado. -Sí, pero va a ser gratis para los enfermos, va a ser gratis. Va haber auditores que me van a responder a mí. -¿Pero qué es la parte que yo tendría que corregir como tú has corregido, supuestamente? -Bueno. Finalmente empezamos a salir, así como tú sales con Celeste... -Bueno, felicitaciones. -Y estuvimos, obviamente, juntos. Esto no lo digo como alguien que comenta una privacidad, el hecho de vernos de la mano o abrazados cualquiera se da cuenta de la relación. -¿Y todo bien? -Todo perfecto. La cuestión es que puse el reloj media hora antes, cuando suena el reloj despertador se levanta y le digo: "Espera, fíjate que es media hora antes más temprano, esta media hora la podríamos aprovechar para besarnos nuevamente". Y estaba como distante y me dijo: "No no no, aprovecho para llegar más temprano al hospital". "Bueno, por lo menos si no quieres que estemos juntos por la mañana, ya que tienes media hora más de tiempo podemos desayunar", "No no no no, desayuno en el hospital". "No hay lugar para desayunar". "Me compraré algo en el camino y comeré allí". "¿Hay algo que te incomode, algo que te moleste?" -le pregunté-. "No no no, nada". Se duchó, se cambió. Me duché yo también, obviamente, yo tenía la misma ropa y no quedamos en nada. A la tarde no quise ir al Náutico, me fui al bar deportivo de capital, y en el bar deportivo veo que estaba ella con chicas y varones contando chistes y después vino una banda musical, pusieron algo de música se puso a bailar, verdaderamente con un vestido corto, y la manera de bailar... estaba tan atractiva tan hermosa... En determinado momento me vio. -Y qué, ¿te ignoró? -pregunté. -No, no -dijo Clayton-, me saludó con la mano sonriendo, pero siguió bailando. -No me digas que te ofendiste y te fuiste. -No, eso justamente es lo que no hay que hacer, por eso te digo que mis anécdotas son para enseñar. -Continúa -le pedí. -No, me acerqué, saludé alguno de los muchachos y a las chicas, algunos me conocían que ya habían ido al Náutico. Y se corrió la bola. -¿Qué es se corrió la bola? -Se corrió el rumor: "Mirad, está Clayton". Bueno, al final toda la mesa grande sabía que yo había llegado, pero no sabían que yo estaba saliendo con Milena Andrade. Después que terminó la música Milena se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla: "Qué raro verte por aquí". Me encogí de hombros y le dije: "Bueno, más raro me parece a mí verte a ti". "¿Por qué?, yo antes de conocerte a ti venía siempre aquí y voy a seguir viniendo, ¿por qué no?". "Yo en un rato voy a ir para el Náutico, ¿quieres venir?" "No no no, estoy con mis amigos, si quieres quédate". "En realidad tengo que hablar algunas cosas con el señor Constantino y ya me quedo en el Náutico". "Bueno, nos comunicamos en otro momento". Se dio media vuelta, tocaron la música de vuelta y siguió bailando con otro de los jóvenes. Y yo me quedé ahí en el medio como si nada. Saludé a la mesa cordialmente y me fui para la esquina, subí a mi deportivo y me fui para el Náutico. Un día después ya vi que la empresa estaba trabajando, el capataz, el capataz principal, Acebey, en realidad era ingeniero, pero bueno, estaba como capataz allí. Dice: "A mí no me molesta ensuciarme las manos, puedo estar haciendo trazados de arquitectura y también puedo estar cogiendo la cuchara, el fratacho y hacer un revoque en una pared". Le pregunté a Acebey: "¿Qué hacemos, tengo razón yo?". "Sí, Clayton, el problema es si demolemos todo el edificio en este momento debe haber cerca de mil doscientos pacientes". "Hagamos una cosa, fíjate esto -yo lo trataba de tú a Acebey y es un señor de cincuenta y cinco años-, fíjate que toda la hectárea del edifico tiene un cuarto de hectárea de jardines, los jardines no se van a sacar, pero no se van a poner en una esquina se van a poner en el medio, en el medio del edificio. Entonces, lo que vamos a hacer ahora, si a ti te parece bien, es cavar donde están los jardines, empezar ahí por el primero y segundo subsuelo y levantar esa parte, no importa que sea independiente, haréis las columnas y las vigas con los mejores hierros y el mejor cemento, quiero todo de primer nivel". Acebey me había pasado los números y yo se los pasé al intendente, le digo: "Bueno, hacerlo en dos partes". Me dijo Acebey: "Quizá cueste un poco más que empezar todo de cero". "Claro -le digo-, lo que pasa que al hacer esa parte nueva que además va a tener seis pisos, todos los pacientes del edificio viejo van ahí y luego las tres cuartas partes del edificio viejo se tira abajo y se levanta". Lo miré y le digo: -¡Pero una maravilla una maravilla! Pero me interesa saber qué pasó con Milena. -Bueno, con Milena nos vimos tres o cuatro veces más durante la obra, varias veces le dije si al mediodía o tipo trece horas tenía tiempo de comer algo rápido, miró su reloj y dice: "Honestamente no, me pido una vianda y como aquí en el mismo hospital. -¿Te estaba esquivando? -No soy una persona de sacar conclusiones tan rápidamente porque no me considero alguien de bajaestima. -Claro, con la fortuna que tienes, ¿cómo vas a tener bajaestima? -¿De verdad piensas eso, Kirán? -Porque he conocido gente en Zapata, en Amarís, en este mismo continente, en Beta, gente millonaria divorciada tres veces, con hijos que odian al padre y que tienen una bajaestima brutal. -No no no, la fortuna no te da estima, no es cierto, mi autoestima es porque sé quien soy, pobre o rico es lo de menos y tampoco me voy a hacer problemas si alguien me ignora por alguna razón. -Y seguramente -le dije-, te preguntarás por qué, como me pasó a mí con mi novia anterior que decía que yo no la había conformado. -¡Ja, ja, ja! -Clayton rió y dijo: -No no no, no pienso en esas tonterías, no no no. Y entonces, Kirán, si Milena me esquiva o está metida en su trabajo o disfruta más con sus amigos del bar donde hacen gimnasia a estar en el Náutico conmigo, no es mi problema. -¿La llamarás? -No, yo ya hice mi movimiento de ajedrez, ahora le toca a ella la pieza. -Se entiende lo que quieres decir. -¿Pero entiendes mi manera de pensar?, si no tienes bajaestima, entiéndelo bien, Kirán, si no tienes bajaestima no tienes ni que rogar ni que implorar ni que insistir, porque el papel que haces, el rol que haces es para peor, porque es un rol triste. ¿Y qué pasa, Clayton, si no se comunica? -Es su problema, no es mi problema. -¿No te vas a desquitar de parar la obra? -Kirán -me dijo serio Clayton-, ¿tú te piensas que esa gigantesca obra del hospital del sur la hago por ella? No, lo hago por todos los pacientes pasados, presentas pasados y futuros que se van a atender allí. ¿Cómo haría una cosa tan ruin?, sería despreciable. Lo que yo estoy haciendo es una obra de bien como hago en otros lugares y me gratifica enormemente... -Pero gastas de tu dinero. Kirán, el dinero es un medio, yo lo tengo, lo puedo hacer. Y me gratifica hacer para los demás. O sea, no lo estoy haciendo por ella. Eso quiero que entiendas. Nadie tiene que hacer nada por el otro si el otro no quiere. No trates de quedar bien, sé tú, como yo soy Clayton. En las buenas y en las malas sigo siendo el mismo Clayton. Y esta anécdota que te conté no te la conté para desahogarme, porque me conoces, que soy duro como el diamante, lo hice para explicarte cómo actúa una persona que tiene altaestima. Cuando algo no va no es tu problema, es problema del otro. Y si no me llama, bueno, está el libre albedrío, yo no puedo obligar. -¿Y si te llegara a llamar? -Bueno, ahí pediría explicaciones de por qué su comportamiento tan errático y tan indiferente. Porque una de las cosas que tú tienes que aprender es a que no jueguen contigo, como yo no permito ya sea una pareja ya sea un socio en el trabajo o ya sea un amigo, un hermano, no permito que jueguen conmigo. O sea, si el día de mañana cambia de idea y me llama me va a tener que dar las explicaciones pertinentes. Pero aclaro, nadie es amo del otro, las personas no somos cosas, somos personas. Uno debe respetar el libre albedrío del otro, pero con una condición: Una de las cosas que yo te enseñé es a que tú, en una relación de pareja o en una relación de amistad debes ser leal. Dentro de la lealtad está la fidelidad. Si la persona no te es fiel y no te es leal pierdes el tiempo. Esa relación se corta, como un hilo con una tijera. Más claro imposible.
Me quedé pensando en lo que me dijo Clayton, me contó por primera vez algo que le pasó a él pero que a mí me sirvió como la mejor enseñanza. Nadie tiene el derecho de jugar contigo como tú tampoco tienes el derecho de jugar con la otra persona.
Sesión 25/08/2025 Se encontraba con que intimó con una joven sin notificar un fin de relaciones con otra. Además, que supo que aquella se relacionaba con otros. Lo habló con un amigo que sabía lo que estaba ocurriendo.
Entidad: Recuerdo que llegué al club Náutico, tenía muchos deseos de conversar con Jorge Clayton, comentarle las cosas que me habían sucedido. Pero había viajado por un par de días y conversé con Andrés, Andrés Olazábal. -¿Cómo estás Kirán, cómo están tus notas? -Excelentemente bien, en este momento en El Pregón tengo un puesto de preferencia. De corazón te lo digo, Andrés, nunca pensé que iba a ganar tanto. Es cierto que hubo una ayuda de parte de Jorge, pero luego me puse ducho, según vuestro coloquial, me puse experto, y en este momento no titubeo ni siquiera con el mismísimo presidente al que ya le hice dos reportajes. Pero quería comentarte otra cosa Andrés, ¿tú tienes experiencia a nivel afectivo? Andy hizo un gesto de... como de tristeza, y dijo: -Mira, ¡je, je!, sí tengo experiencias, experiencias en conocer mejor a cada persona. Y no distingo los géneros, lo aclaro; sea mujer, sea varón, ambos géneros pueden ser excelentes o indiferentes o bien clavarte un cuchillo a la espalda. -Me asustas, Andrés -le respondí. -No. Tú me has preguntado, Kirán, si tengo experiencia, no me has aclarado si buena o mala. Pero cuéntame, ¿a qué te refieres? -Mira, he conocido a tres chicas. -¡Ah, bueno! -¿Te burlas? -¡No no no! -¡Ah, bueno! ¿Significaría, de repente había sequía y vino un torrente de golpe? -Digamos que algo así. -Conocí a una... prácticamente niña, vino de Lizia. -¡Ajá! ¿De quién me hablas? -De Serena, Serena Verderdini, es un ángel. Aclaro que ella me dijo que vino por dos razones a Plena: para completar sus estudios y porque le gustaba Jorge Clayton. Pero hace tres noches atrás salimos, la invité y sin titubear me dijo que sí. -¿Y entonces?, cuéntame lo que puedas contarme, yo no soy comedido ni tampoco soy esos metomentodo, traducido al coloquial significa que no..., no trato de indagar la vida de los demás salvo que me quieran contar, y en ese caso cierro mi boca, queda en mí, no se lo cuento a más nadie. -Bueno, permíteme, te cuento. Estuvimos en el apartamento de ella. -¡Ajá! ¿Y? -¡Y te imaginas! Fue pero fabuloso, es una niña y... -Bueno, no es tan niña, va a cumplir diecinueve. -Sí, pero su rostro parece que fuera más joven. -¿Y la pasaron bien? -me preguntó Andrés. -¿Bien?, ¡excelente! -¿Y al día siguiente? -Bien. Me dijo "Nos veremos cuando vayas por el club". Obviamente yo no voy todos los días, a veces me tocan reportajes a las veinte horas, a las ocho de la noche y mi trabajo es sagrado. Pero al día siguiente me encontré con una chica que tampoco conocía, Sydney, Sydney Madison. -¡Vaya! ¿Cómo de repente todas las chicas te prestan atención? -No sé, quizá Serena le contó algo. Y sabes cómo son algunas chicas, entre ellas se comentan "¿Y qué tal, cómo se comporta el muchacho?". -Está bien -dijo Andrés-. ¿Y qué pasó? -Y salimos. Ella es de buena posición tiene una casa brutal, brutal, y es más grande que Serena. Ahora, su cuerpo... -Disculpa que te interrumpa, ¿puedes contarme?, ¿no estás siendo como muy confidente?, ¿no haces quedar mal a la joven? -No. -¿Pero por qué no, así como me lo cuentas a mí le lo puedes contar a cualquiera? -No, porque confío en ti, en tu seriedad. -Pero adelante mío haces quedar a la chica como que fuera demasiado, y disculpa mi lenguaje, demasiado fácil. -No, al contrario; a Sydney le pregunté al día siguiente, porque me quedé a dormir, "Esto queda entre nosotros" y me respondió con un desparpajo tremendo "No, ¿qué problema hay?, puedes comentarlo". "No me interesa". -¡Ah!, bueno. Vaya. -¿Y con Serena? -A Serena le daba lo mismo. Dice, "No eres la primera persona que salgo". Y me sorprendió porque digo "Pero si eres una niña". "¿Y qué tiene, porque sea una niña no puedo salir con otras personas?". Me dejó helado. -Bueno, y al final viniste hoy. -No. Ayer cuando salgo del Pregón me encuentro con la hija del empresario que yo le había hecho un reportaje. -Disculpa, Kirán, ¿de quién me hablas? -De la hija del empresario Milano que vino de Liziana, tiene una fortuna, y su hija, Karina, es bellísima. -¿Bella como Serena? -Distinta. A ver. Serena es atractiva porque tiene cara de niña, Karina Milano es una belleza que tendrá cuatro, seis años más, pero es bellísima. -¿Más linda que Sydney? -A ver cómo te puedo explicar, Sydney no es tan bella quizá, a mi gusto, ¿eh?, a mi gusto, pero tiene un cuerpo de sílfide, es perfecta. -Y ahora me vas a contar que tuviste una aventura con la hija del empresario, que no es hija del empresario, ella se puso una empresa aquí también, los Milano tienen tanta fortuna como nosotros, como los Olazábal. -Bueno, si me preguntas, sí. -¿Y ahora me vas a decir que te llevó a su apartamento? -No, me invitó a cenar y después fuimos a un lugar privado. -Vaya, no voy a ser infidente de preguntarte ¿y qué tal, cómo te fue? -No, te lo digo directamente, me fue muy bien, muy apasionada y después me llevó en su coche deportivo hasta donde yo vivo, nos despedimos con un beso ardiente y me dijo "Bueno, nos vemos". O sea, que tuve una semana de locos. -A ver, yo no voy a tratar de reemplazar a Jorge Clayton, pero me considero maduro, he pasado muchas cosas con mi madre que gracias a Dios se divorció de mi padre porque le hacía la vida imposible, pero puedo orientarte. -¿En qué sentido? -¿Te consideras un winner, un ganador? -Bueno, salí una vez sola con cada una de ellas, no... Sería muy tonto de mi parte decir soy un ganador, pero en una semana salí con tres chicas y a veces estaba meses que no salía con ninguna y muchas me defraudaron y reconozco que a algunas las defraudé yo. Pero te digo la verdad, hubo una que me defraudó de tal manera, de tal manera, me lastimó tan mal que hasta hice un... volqué mi veneno en un poema. Pero en este momento eso ya pasó. ¿Pero tú me tienes que decir algo? -Andrés me miró. -Mira, la oficina de Clayton que la usa papá está vacía, vamos allí y podemos conversar sin que nadie pare los oídos, en el coloquial significa que nadie quiera escuchar lo que hablamos. -Bien.
Entramos a la oficina y tiene un picaporte de cierre con seguro que no se puede abrir de afuera. -Ahora permíteme hablar a mí, Kirán Vamos a empezar por Serena. ¿Lo conoces a Jean Lebreté? -Bueno ese sí es un winner, super winner, creo que salió con la mitad de las chicas de Amarís. -¡Ja, ja! No exageres, Kirán. -Bueno, es una manera de decir. Ha salido por lo menos con cien chicas y ahora vino a Plena y está saliendo chicas de Plena. -Bueno, a eso me refiero Kirán. Una de esas chicas es Serena Verderdini. -¿Cómo, no era que le gustaba Clayton? -Sí, pero Clayton tiene novia. Y si hablamos en el coloquial de Plena, agarró lo primero que venga. Traducido significa: extendió la mano y cogió al chico que estaba más a mano. Y era Jean Lebreté. -Bueno, la habrá hecho feliz. -Mira, se comenta que Jean Lebreté es un artista del amor, ¿pero qué hacen los actores? -No entiendo. -Kirán, ¿qué hace un actor en el teatro? -Sí, hace un rol, un papel. -Bueno, eso es lo que hace Jean Lebreté, el interpreta un rol de gran amante. Pero a él le es indiferente todo, goza, disfruta y luego si te he visto no me acuerdo. -Esto último no te lo entendí. -Claro, en la jerga de Argentina significa: ¿Quién eres?, no me recuerdo de ti. Eso significa si te he visto no me acuerdo. -Bueno, me da pena por ella, pero eso no me impidió disfrutar. Además, estoy aprendiendo algo, Andrés, no me enamoro como hacía antes tipo tonto con la primera chica que salía. ¿Que me gustó? Muchísimo. ¿Que disfruté? Más. Pero no estoy enamorado de Serena, así que... -Bueno, hablemos de Sydney. Sydney, a ver cómo puedo explicarlo, queda mal que yo califique a alguien... ¿pero conoces a Luís Alberto Démez? -¿Cómo no lo voy a conocer? Ama a los animales de su veterinaria y ama a su novia Mary Jane. -Sí, pero lo han visto varias veces en secreto con Sydney Madison. -¿A Luís Alberto? ¿Y Mary Jane lo sabe? -Por supuesto que no, nadie se lo va a decir, pero los que somos amigos de él lo retamos: "Luís Alberto, tienes una mina de oro con Mary Jane. Estaban distanciados, ¿lo que te ha costado reconquistarla y ahora te enganchas con esta chica Sydney?". -¿Y qué te respondió? -pregunté. -"Y qué quieres que haga -me dijo- tiene un cuerpo espectacular", "¿Te gusta?", "Sí", "¿La amas?", "No, amo a Mary Jane". "¿Y no sabes el daño que le estás haciendo?", "No, porque no lo sabe". "Ahora no lo sabe, pero si sigues con esta aventura lo va a terminar saliendo, corta antes de que te quedes sin nada". -¿Y te hizo caso? -No sé, cuando lo saludé se quedó serio. Espero que la corte. Además, ¿qué piensa Luis Alberto, que va a dejar a Mary Jane y va a salir con Sydney? Sydney salió contigo, Kirán, eso me enteré recién. -¿Y ahora qué me vas a decir, qué también salió con Jean Lebreté? -Sí, te lo digo, el mismo Jean Lebreté lo dice. -¿Y Sydney no se molesta? -No, para nada. -Lo miré con desconfianza y le pregunté a Andy: -¿No me vas a decir que Karina Milano también salió con Jena Lebreté? -No, peor, está saliendo con mi papá, Constantino. -No, no, no me digas eso. -Te lo digo. -¿Cuánto hace que está saliendo? -Hace poquito, hará diez días, quince. -¿Pero salen en serio? -Ella dice que sí. -¿Y tu papá? -Y qué te puedo decir, papá está encandilado porque un hombre de más de cuarenta y cinco años, una chica de veintitantos y bonita porque, es bonitísima, la única que puede ser más bonita que Karina es la novia de Clayton, y debe haber un empate entre ambas. No sé lo que pretende ella. -¿Y tú hablaste con tu padre? -Sí, le dije un montón de veces: "Yo no les veo futuro". -¿Se enojó? -No, pero se molestó un poco, dijo: "¿Qué a mi edad no tengo derecho a ser feliz?", "Sí, pero", "¿Pero qué?" -me dijo papá-, "¿Tú piensas que a mi edad no la puedo conformar? Seguro que tengo más experiencia que tú". -Y le dije-: "Seguro que sí, seguro". -Pero yo no la conozco bien a Karina Milano. -¿Y ahora que sabes que salió conmigo -le pregunté-, le vas a decir? -No, no corresponde. -¿Y entonces? -Tampoco corresponde que yo hable con Karina. -Bueno, no me dejes con el interrogante, ¿entonces qué se hace? -Tú le tienes que hablar. -¿Yo?, ¿y cómo? -Le dices que me has escuchado hablar con otros compañeros de que papá está saliendo con Karina y le vas a ordenar que se lo diga que salió contigo, porque salió ahora y con papá hasta hace diez, quince días. Tampoco quiero que él salga lastimado. -¿Y si no me hace caso? -Si no te hace caso la amenazas; "O se lo dices tú al señor Olazábal o se lo digo yo, o se lo cuento al hijo, Andrés", porque tú no le dices que has hablado conmigo, ¿eh?, tú dices que me has escuchado nada más. -Voy hacer eso. Además tengo su teléfono. -Si puedes habla personalmente y mirándole a los ojos, dile que es algo importante y que te quieres reunir con ella. -¿Y si no cede? -Le dices por teléfono, pero mejor es frente a frente mirándole a los ojos. -Lo voy a hacer, lo voy a hacer, Andy. Me da... me da pena por tu padre. -Pena no, al fin y al cabo es un hombre, él sabrá, yo ya una vez le dije: "Karina es joven, por ahí le interesa alguna que otra aventura". -¿Y él? -Salió a flote su machismo. -¿En qué sentido? -En el sentido que dice: "Yo la puedo conformar mejor que Jean Lebreté". -¡Ja, ja, ja! -reí-, pero eso es de chiquilín. -Sí, él machismo forma parte del ego. Esto no lo digo yo, ¿eh?, esto me lo enseñó Jorge Clayton, y me dijo: "Y el ego te vuelve infantil". Así que, bueno, como te darás cuenta te felicito porque has tenido tres aventuras y tal vez alguna de ellas quiera volver a salir contigo, pero no metas la pata. -Explícate, no entiendo. -Claro, en el coloquial significa: No hagas hincapié en tal cosa, ten cuidado, fíjate que pisas en tierra firme y no en una ciénaga. Esto significa: No te vayas a encandilar con ninguna de ellas. Sal, disfruta, pero sabes que más de ahí no te sirve, no tienes futuro con ninguna. -Bueno, de alguna manera estoy más templado. -No, yo pienso con respeto, como amigo, Kirán, yo pienso que te ha templado más. Y de verdad te lo digo, ¿eh?, pienso que te ha templado más aquel enorme fracaso que tuviste con aquella chica que estaban tan enamorado, esto no puedo decir que lo tomes como pasatiempo porque caería en el machismo que no quiero creer porque yo odio el machismo, ni las chicas son un pasatiempo, ni nosotros los varones somos un pasatiempo, salimos, acordamos, disfrutamos y nada más, pero la palabra pasatiempo la odio. Lo miré sonriendo a Andy y le dije: -Pienso igual que tú, nadie se merece ser un pasatiempo de nadie. -Entonces, Kirán, habla con Karina y dile que hable con mi padre, si no me lo dirás a mí y yo hablaré con él. Nos estrechamos la mano y quedamos en eso.
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