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Psicoauditación - Víctor

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 07/02/13
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Víctor

Relata una vida en Inglaterra donde fue abandonado de niño. De mayor se encontró envuelto como en un juego que le propusieron y fue descubriendo el porqué de la propuesta, quien era él, de dónde venía y su antigua familia. Se propuso arreglar la situación.

Sesión en MP3 (4.400 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Es importante que me hayáis convocado más que nada para poder repasar una vivencia que me ha dejado bastante marcado.

 

Interlocutor: ¿Está afectando actualmente en tú 10% esta vivencia?

 

Entidad: Me condiciona no en forma directa, puesto que cada vivencia es distinta a la anterior.

 

Interlocutor: Te escucho.

 

Entidad: En la vieja Inglaterra me llamaba Mark Stampton, nunca supe quiénes fueron mis padres. Crecí en un orfanato, logré superarme, estudiar, llegué a tener el privilegio de hablar tres idiomas, aparte de mi idioma natal el inglés, también el francés y el español. Pero viví una vida quizá sin sobresaltos pero tampoco con gratificaciones.

 

Interlocutor: ¿Qué tipo de gratificaciones esperabas en aquella vida?

 

Entidad: Reconocimiento, pero no reconocimiento desde la vanidad.

 

Interlocutor: ¿Desde el afecto?

 

Entidad: Desde el afecto, desde mi labor. Llegué a ser profesor, tenía un conocimiento muy avanzado en matemáticas pero en la escuela donde enseñaba, el director hizo entrar a un sobrino que nadaba en mediocridad pero tenía un lazo familiar, por lo cual fui desplazado.

Nunca fui de beber, nunca, pero ese día fui a un bar y me tomé un par de licores. Me hizo mucho efecto. Como nunca había bebido, dos pequeñas copitas, para mí era como demasiado. Las imágenes es como que se dislocaban y en una de las puntas del mostrador me veo a mi mismo y pensé "Esto no es la bebida, me estoy volviendo loco". Pero no, había un individuo que era igual a mí, no con mis ropas ajadas, desgastadas, con esa imagen de luchador fracasado, evidentemente era alguien noble. Pagué con unas monedas mi bebida y salí a la acera.

La persona estaba por entrar a un coche lujoso, una limosina bastante, bastante grande para la época, estamos hablando de entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, nunca había visto un carro a motor tan grande. El hombre se da vuelta y me ve, quedó como paralizado. Se acerca y me mira, era de mi misma altura. A lo lejos un señor con gorra y lentes, esos lentes antiguos que se usaban para conducir, se acerca y el hombre me coge del brazo y me aparta: -No quiero que Peter te vea.

Le pregunto: -¿Qué edad tienes? -Tenía mi edad- sino fuera que somos desconocidos pensaría que somos hermanos.

El hombre tenía una sonrisa que yo la notaba que no era genuina, ¿me entiendes?

 

Interlocutor: Te entiendo.

 

Entidad: Me dice: -Tú eres perfecto y voy a hacerte una proposición. -Estaba tan abofeteado por la vida que no me sorprendía nada-.

 

Interlocutor: ¿Qué te propuso?

 

Entidad: No era alguien amanerado, o sea que la cosa no iba por ese lado. Entramos otra vez al bar, me lleva a un reservado, se ve que al hombre lo conocían allí porque le mostraban un altísimo respeto y me dice:

-¿Quieres ganar un buen dinero?

-Mire, de verdad soy pobre, he estudiado mucho pero no haría nada que ofendiera mi moral.

-Oh!, no, no pienses nada raro. Sácate la ropa.

-He dicho que no. No voy a hacer nada que atente contra mis malas ideas.

Se rió. -¿Tú piensas que soy un amanerado que busca algo de ti? No, simplemente quiero que cambiemos de ropa.

-¿Tú me regalarías esas prendas tan lujosas?, asintió con la cabeza. Yo sería pobre pero muy aseado, mi ropa no estaba perfumada pero estaba limpia y no tuve problemas en cambiar mi ropa con la de él.

-¿Tienes un papel que acredite tu identidad?

-Sí.

-Pues dámelo. -Y él me tendió un papel, leí su nombre William Borrow-.

-¿Qué tengo que hacer?

-Nada, es un experimento. En 24 horas nos vemos aquí mismo en este bar. ¡Sal, sal, vete a la calle!

-¿Y tú?

-Tú vete, no te preocupes.

Salí a la calle y el hombre mayor, Peter, abre la puerta del carro: -Suba señor Borrow. -No tenía ninguna duda de que yo era William.

Por un día jugaría a no ser el profesor fracasado sino a ser el lord.

 

Interlocutor: ¿Y cómo fue ese día, cómo fue la experiencia?

 

Entidad: Salimos del poblado 35, 40 minutos por la campiña y llegamos a una mansión impresionante, no era un palacio pero tenía dos plantas, planta baja, planta alta. De afuera no se podían apreciar pero no había menos de 15 habitaciones.

Peter me abre la puerta, coge una maleta que había: -Se la llevo, señor.

Me miraba raro porque mi cara era de indecisión, de extrañeza, enseguida se darían cuenta del fraude.

Entro a la casa y el ama de llaves me mira fríamente y me dice: -Ayer no ha venido, lo estaban esperando -asiento con la cabeza-.

Se acerca el mayordomo y coge mi sombrero de copa y mi saco de tela importada seguramente de Francia. Había dos mujeres, una de ellas se acerca y me dice con ojos mitad de amor y mitad de odio o de pena: -Podrías ser más disimulado con tus aventuras.

La otra mujer me dice: -Allí tienes algo caliente para tomar. -Y se sonríe-.

Me siento a la mesa y había un té con unas masas. Me dejaron solo en la mesa a mis espaldas escucho un "¡Ejem!", me doy vuelta y un hombre un poco mayor que yo: -William, tenemos que hablar.

No sabía quién era, lo veía bastante parecido a mí y le pregunto: -¿Quieres hablar conmigo?

-¿Te burlas? -Se sentó en la larga mesa enfrente de mí-. Sabes que estamos casi en la ruina, tenemos dos negocios para cerrar. Yo sé que tú haces apuestas, yo sé que hay gente que te busca para matarte.

-¿Gente que me busca para matarme?

-No te burles de mi inteligencia. Has llevado a esta familia a la ruina con tus mujerzuelas, no has respetado a tu esposa, tus deudas de juego. Ahora directamente ni siquiera vienes a dormir. Hace tiempo que me avergüenzo de que seas mi hermanastro.

Tenía tantas cosas para preguntar pero no podía preguntar. El que decía ser mi hermanastro se levantó y se marchó. La que supuestamente era mi esposa se sienta al lado mío y me dice:

-Te amo incondicionalmente pero yo creo que tienes un problema en la cabeza, yo creo que haces cosas que quizá no sean a propósito.

Vi que atrás había un parque y le dije:

-¿Podemos ir al parque?, quiero contarte algo.

-Sí, por supuesto. Me extraña que tengas ese acento tan amable, que no estés seco o burlón, tienes una mirada de noble.

Nos sentamos atrás. Una joven mucama se acercó y le dije que no quería nada.

Quedamos solos. Inventé, le dije:

-Mira hace tiempo que tengo problemas mentales, a veces tengo lagunas de memoria, me olvido de las cosas. Ayer no es que no vine porque estuve con alguien, directamente me cogió como una amnesia y no me acordaba de nada.

-William, antes decías las cosas directamente, no me inventes historias. Peter te dejó en un cabaret donde había mujerzuelas y te fue a buscar a la mañana. ¿De qué amnesia me hablas?

Inventé: -Creo que me dieron algo a tomar y me desperté en un pequeño cuarto, salí de allí y luego Peter me llevó a un bar -él te lo puede decir- pero algo pasó en mi mente que no me acuerdo de las cosas ni siquiera de tu nombre.

-¿Te burlas?

-¡No!

-Me llamo Rebeca, ¿cómo no te vas a acordar de mi nombre?, hace 6 años que estamos casados, nos hemos casado jovencitos. Tú llevas la contabilidad de la empresa y falta mucho dinero. ¿Qué hace que te gastes el dinero jugando?, nos quedan solamente los cuadros, la casa y los títulos, pero con eso no comemos ni vivimos, apenas le podemos pagar a los empleados.

-Rebeca, mi amnesia es tremenda no me acuerdo de mi propia vida. ¿Qué pasó con mi padre?

-Tú padre murió hace muchos años. Mamá, porque la quiero como a una madre, se aísla en su habitación, siente como que te ama pero tú le has defraudado. Aunque no seas su hijo.

-Perdón, no entiendo.

-Claro; cuando Fred tenía cuatro años, padre tuvo una aventura con una bailarina y la dejó embarazada y cuando te tuvo le dio dinero y la borró de su vida, y a ti te dio su apellido. Eres un Borrow tan legal como tu hermano mayor pero tienes más carácter, puedes sacar la familia adelante y no lo haces, y tú hermano dice que hay dos o tres apostadores que te persiguen y que si no les pagas la deuda te matarán.

Sentía como que estaba en torbellino y no sabía por qué el verdadero William me había metido en este juego o quizá sí, porque ahora tenía que ir a la fábrica con mi hermano y seguramente los apostadores me esperarían para matarme y el verdadero William Borrow estaría vivito y coleando.

 

Interlocutor: ¿Qué hiciste entonces?

 

Entidad: Seguí estando. Fui a ver a la madre "que me crió", le dije la misma versión que a Rebeca, que me habían dado una bebida.

Ella me dijo: -Siempre te has portado mal, desde pequeño, y te he querido tanto como a Fred, pero debes recapacitar, me haces sentir muy sola. Fred no tiene carácter, he depositado en ti mi confianza y me has defraudado.

La mujer no tenía fuerzas y me señaló un libro, era un libro contable. Empecé a mirar los números y se me pasó el tiempo.

Al cabo de una hora golpean la puerta, era Peter: -Señor, nos tenemos que ir. -Le hice una seña que espere-.

-Madre, esto está todo mal.

Me mira irónicamente y me dice: -¿Está todo mal?, estos dibujos los has hecho tú.

Sentí que el verdadero William Borrow era una mala persona, muy mala persona.

Peter volvió a asomarse y le dije: -En 10 minutos bajo.

-Madre, lo de la amnesia es real, no recordaba el nombre de Rebeca, no recordaba mi infancia, quizá me golpeé la cabeza. ¿Es verdad que no soy tu hijo? -Asintió-.

-Y, ¿quién era mi madre?

-La última vez que la vi fue hace dos décadas, estaba en los barrios bajos de Londres. Su apellido era raro... se llamaba Stampton.

Le di a mamá un beso en la frente y se la tocó extrañada.

-William, anhelaba esos besos en la frente, creo que el último me lo diste cuando tenías 15 años.

Salí de la habitación.

 

Interlocutor: ¿Qué sentiste en ese momento?

 

Entidad: Sentí que el verdadero William había estafado a esta familia, a esa madre, a ese hermano.

 

Interlocutor: ¿Cómo te sentías tú de estar allí?

 

Entidad: Extraño, raro, distinto. Por momentos incómodo porque quería volver a mi mundo, a ese mundo de fracaso...

 

Interlocutor: A tu mundo conocido.

 

Entidad: ...pero por otro lado mi espíritu tal vez me decía que yo tenía que arreglar las cosas, como que yo hubiera asumido la responsabilidad de William.

Fui a la fábrica y estaba todo en malas condiciones.

-Los obreros -le digo a mi supuesto hermano- ¿están cobrando a tiempo?

-No, por supuesto que no. El último sobre de dinero te lo has llevado tú a los barrios bajos y al día siguiente viniste sin un billete. Hace rato que te digo lo de los juegos.

Yo llevaba algo de dinero encima y le dije: -Ya lo solucionaré.

Peter estaba fuera con el carro, le dije que buscaba a mi verdadera madre.

Se extrañó. Me dijo: -¡Qué raro!

-No entiendo.

-Qué raro, Lord Borrow, porque usted siempre dijo que no quería saber nunca más nada con esa mendiga.

Pero me llevó. Me llevó y había una casa vieja, mal oliente, enfrente de una escuela casi abandonada. Se extrañaban de ver un carro a motor, en esa zona todos los carros eran tirados por caballos. Le pedí que subiera conmigo.

Me dijo: -Lo siento señor pero lo único que falta que nos roben el carro. Y me acompañó, porque dijo: -No creo que lo sepan conducir.

Dos pisos por escalera. Había una habitación. Quise golpear y Peter cogió la manija y entró. Había una mujer que no era tan mayor pero estaba demacrada, el cabello blanco, abandonada. Olor a humedad, a encierro, a orina. La mujer estaba con la vista fija en el lecho y me miró. Me miró y me dijo: -¡Marc!

-Tú eres mi madre.

Me dijo: -Te reconocería aunque hubieran pasado cien años.

Le conté que me había encontrado con un joven igual a mí y me dijo que hace muchísimo tiempo, no recordaba cuanto, se había enamorado de un noble que la había engañado y que la enamoró, el señor Borrow. Había tenido gemelos, uno de los dos el señor Borrow se lo llevó y le dio su apellido, el otro era yo.

Madre estaba muy mal económicamente y me tuvo que dejar en un orfanato. Mientras me lo contaba se puso a llorar. O sea, que yo era hermano de William Borrow.

-No sé cómo, madre, pero hasta ayer no sabía de tu existencia. Tampoco voy a juzgarte, ya me contarás por lo que habrás pasado por lo que veo en la habitación, con un par de velas que te alumbran. ¿Puedes levantarte?

-A duras penas.

Le dejé un par de billetes. Los miró: -¡Pero esto es mucho!

-Tenlo, ya me ocuparé de ti.

Tenía una misión por delante, quería blanquear la situación, no sabía cómo pero quería blanquearla sin lastimar a nadie. A su vez quería ayudar a esa familia que el verdadero William había llevado a la ruina y a su vez tenía que protegerme de aquellos que querían matarme confundiéndome con mi hermano. Y a su vez había heredado tanta responsabilidad... y no sabía cómo afrontarlo, no sé si mi mente daba para tanto.

Dejadme descansar ahora, quiero reflexionar sobre lo que he relatado.

Gracias por escucharme, querida hermana.

 

Interlocutor: Gracias por estar aquí y bueno, espero que te sientas más relajado de haber descargado parte de esta experiencia y espero que nos volvamos a encontrar para continuar.

Mucha Luz para ti y para tú 10%. Fuerza y hasta todo momento.