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Sesión 06/05/2008 De Jorge Olguín.
Gentileza de Ariel C.
Según el Diccionario Enciclopédico, un neuropéptido es una cadena de dos o más aminoácidos, unidos por puentes peptídicos que se diferencian de otras proteínas sólo por la longitud de su cadena de aminoácidos. Se han secuenciado hasta el momento alrededor de 100 neuropéptidos de fuentes biológicas. Su tamaño puede variar desde 2 aminoácidos, como ejemplo la carnocina, hasta más de 40 aminoácidos, CRH. Tienen función tanto excitatoria como inhibidora. Según esta misma enciclopedia, los neuropéptidos, que también se llaman neuromoduladores o cotransmisores, tienen cuatro grupos: Factores de Liberación Hipotalámicos, (Somatostatina, Péptidos Hipofisiarios, Oxcitocina, Prolactina), Péptidos del Aparato Digestivo, (Sustancia P) y Grupo Ecléptico (Endorfinas, Encefalinas, Angiotensina II). Las funciones son regular el mecanismo nervioso del aprendizaje y la memoria, regular la ingesta de la comida y bebida, regular el comportamiento sexual y el control del dolor. Hay mucho más. Se conoce mucho sobre la Adrenalina, sobre la Dopamina, la Serotonina, la Histamina. Incluso se ha hablado en distintas sesiones sobre el tema. Pero no lo hemos visto desde el punto de vista espiritual. Si bien nosotros somos un espíritu cuya energía es conceptual, cuando encarnamos dependemos de un decodificador. Es más, el ser encarnado ignora el concepto espiritual; su conocimiento lo va acumulando de alguna manera en su decodificador, en el cerebro. En el libro de Proverbios, 23:7, dice: “cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Y en realidad es así. Imaginemos como se tiene que defender el Sistema Inmunológico ante el ataque constante al que se ve sometido. Si nos parece que la bacteria asesina, la enfermedad del Legionario y las Gripe malignas son perniciosas, nos sorprenderá enterarnos de que las investigaciones médicas y científicas han concluido que el enemigo más temido por el organismo no son los microbios, no, son los pensamientos y las palabras de cada día. Es más, hay un nutriente de efectos terapéuticos más eficaz que las vitaminas, los minerales, las enzimas, los jugos naturales y las hierbas medicinales. Que yo lo digo siempre: el amor. ¿Por qué? Bueno, veamos. El cerebro trabaja constantemente, el decodificador trabaja todo los días del año y a toda hora, jeje, no toma ni siestas ni vacaciones. De entrada es el ordenador, es la computadora que dirige el organismo, y regula prácticamente cada una de las funciones del metabolismo y su equilibrio químico. Desde el sistema nervioso hasta la actividad sexual. Sí, la actividad sexual también está regulada por nuestro decodificador. El decodificador regula todo eso pasando por miles de actividades más de las que el lector o aquel que me escucha en general desconocen. El cerebro es el que manda y está constantemente creando, guiando, regulando, equilibrando y manteniendo todo el organismo a cada momento del día. La ciencia ha descubierto que cuando se tiene un pensamiento el cerebro produce sustancias que abren lo que se podría llamar una ventana. Cuando el pensamiento concluye la ventana se cierra. Por ejemplo, cuando uno ve a la persona de sus sueños y siente amor y esa sensación increíble que le recorre el cuerpo no es otra cosa que una sustancia química. Cuando se excita sexualmente se debe a que el cuerpo ha liberado otra sustancia química. Y cuando ese desgraciado se cruza frente a nosotros con el auto, sin esperar, y en ese momento a uno le gustaría tener una pistola de rayos láser como las de Start Treck en el volante para desintegrar a esa persona, esa ira que siente la persona, obviamente por roles del ego, ese ácido corrosivo que aparece en el Sistema Circulatorio o en el estómago; esa sensación es otra sustancia segregada por el cerebro. Esa sustancia segregada por el cerebro son los llamados neuropéptidos. La biología lleva años realizando investigaciones en ese campo, años. Lo que sabemos hasta ahora es que cuando se tiene un pensamiento el cerebro produce sustancias que afectan a la persona; y lo que esta siente es la producción y asimilación de esos neuropéptidos [1]. Y es aquí donde se pone inquietante la cosa, la ciencia médica hizo un descubrimiento trascendental en la última década que ha pasado prácticamente inadvertido. Yo sabía que las células del Sistema Inmunológico como todas las demás tienen estaciones de descarga en su membrana para asimilar diversas sustancias. Lo que se descubrió fue que en la membrana de cada uno de esos linfocitos [2] que defienden el cuerpo de las bacterias, virus, hongos y parásitos, y hasta de células cancerosas de hecho [3]; hay un punto concreto de carga que recibe a esos neuropéptidos. ¿Qué le importa al Sistema Inmune lo que se piensa? ¿Por qué le da tanta importancia a los pensamientos? ¿Es que el Sistema Inmune no tiene suficiente contacto con todos los microbios que hay presentes en el ambiente y la proliferación exponencial del cáncer? ¿Le es indispensable entrometerse en nuestra vida y monitorear las conversaciones privadas que sostenemos con nosotros mismos? Jeje, eso no es todo, ya hemos visto que el Sistema Inmunológico se pasa el tiempo escuchando nuestros monólogos interiores, mientras que ninguna célula ni ningún otro aparato del organismo monitorea a otro si no está preparado para responder a la información que obtiene. La respuesta del Sistema Inmune está condicionada por los pensamientos. Sí señor. Sí señorita. El Sistema Inmune no solo escucha, sino que reacciona al diálogo emocional, esto es lo que afirma la ciencia médica. Que las células que defienden el organismo tienen puntos concretos de recepción de neuropéptidos, las sustancias que produce el cerebro con cada pensamiento. Y que la respuesta de esas células a los gérmenes patógenos varía dependiendo de que se fortalezca, se debilite o deje de funcionar totalmente a causa de esas sustancias. Así como escucháis. O sea, todo lo que hacemos en el plano físico, tiene consecuencias físicas. Y por lo que se ve, también tiene consecuencias físicas lo que pensamos. No nos queda otra que pensar positivamente, no nos queda otra que pensar con amor. No tomemos esto como que si es lo único que nos queda lo tenemos que hacer. Hagámoslo con amor de verdad, porque esto se contagia, la onda vibratoria se contagia; la buena onda se contagia, la mala onda se contagia, el amor se contagia. Que mejor que hacer una cadena de amor. Y que todo lo que el cerebro transmita a cada organismo sea sanación. Gracias.
--------------------------------- Notas del transcriptor [1] Con los avances actuales en lo que es la rama de la medicina dedicada al diagnóstico por imágenes (Imageneología), con los modernos aparatos se puede incluso observar en una persona que área del cerebro se “activa” ante ciertos estímulos, ya sea cuando la persona conectada a la máquina habla, lee, escucha, etc. [2] Los linfocitos son las células principales del sistema de defensa, puesto que son las que comandan, a través de mediadores químicos llamados interleucinas, a las otras células encargadas de atacar y destruir a los invasores (virus, bacterias, hongos y parásitos). [3] Esto se explica porque una célula con una alteración a nivel de su ADN, si bien es una célula cancerosa que pertenece a la persona, el Sistema Inmune, al “testear” a la célula, la reconoce como ajena al organismo debido justamente a esa alteración (que la diferencia del resto de células normales), por lo tanto la ataca.
Consulta recibida Estimado Prof. Jorge: es realmente sorprendente e interesante cuando estos descubrimientos se relacionan con los engramas. Me refiero a que, si los engramas una vez reactivados actúan sobre el sistema nervioso central y de alguna manera controlan nuestro pensamientos y acciones de una manera nociva, es predecible a continuación el nocivo efecto a su vez que tendría sobre el sistema inmunológico! Los engramas son implantes en la mente reactiva que llegan a condicionar la conducta de la persona. Pueden llegar a provocar un sin fin de síntomas a nivel psicofísico.
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