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Apuntes sobre la mente humana IX Apuntes sobre la mente humana XI
APUNTES SOBRE LA MENTE HUMANA X
. Existe una forma de hipnotismo que cae entre las intervenciones quirúrgicas y el hipnotismo directo sin dolor físico. Esta forma de hipnotismo ha sido un secreto celosamente guardado por ciertas organizaciones militares y de inteligencia. Es una maligna arma de guerra y puede ser mucho más útil en la conquista de una sociedad que la misma bomba atómica. No es una exageración. La generalización del uso de esta forma de hipnotismo en operaciones de espionaje es tan extensa hoy en día, que hace mucho tiempo que la gente debería haberse alarmado al respecto. Nos estamos refiriendo a la hipnosis por droga dolorosa. Se requirió procesamiento para descubrirla, pues de otra manera se hubiera mantenido oculta e insospechada.
El hipnotismo tiene la virtud, por lo menos, de requerir el consentimiento del sujeto hipnótico antes de que el hipnotismo se realice. Más aún, el hipnotismo tiene una virtud adicional sobre la hipnosis con drogas y sobre la hipnosis con droga dolorosa, en el sentido de que un individuo en estado hipnótico rara vez realizará un acto inmoral a pesar de que el hipnotizador le ordene hacerlo, a menos que ese individuo normalmente realice tales actos. El hipnotismo por droga no se tiene que realizar con el consentimiento del individuo. Un individuo que está drogado puede recibir y obedecerá mandatos hipnóticos dados por el médico o por el operador y continuará obedeciendo estos mandatos después de despertar del sueño inducido por las drogas.
La hipnosis por drogas se puede inducir utilizando el método de poner un sedante fuerte en la bebida de un individuo, amordazándolo repentinamente con una pañoleta de seda por la espalda e inyectándole morfina en el brazo, descubriendo al individuo cuando está tomado, poco después que ha sido operado, durante una operación, o durante la administración de choques eléctricos o sedantes en un asilo para dementes. De ahí en adelante el operador trabaja en forma muy similar al hipnotismo ordinario.
La hipnosis por droga se puede administrar verbalmente, de modo que el paciente no solo olvidará lo que se le ha dicho, no obstante que lo realice, sino que también olvidará que le han dado hipnosis por droga si se incluye ese mandato, y hasta se le puede dar información para justificar el tiempo durante el cual se le dio la hipnosis. Entonces, la hipnosis por droga se puede realizar sin el consentimiento del sujeto y comúnmente se hace de esta forma aun por los médicos en el curso normal de la práctica.
No existe nada nuevo ni extraño sobre la hipnosis por droga. Ocasionalmente no funciona como el operador se propone, y es por esto que no va contra el tono moral normal del individuo a menos que, desde luego, inevitablemente lo haga descender en la escala tonal, originando como consecuencia una tendencia hacia una moral generalmente más baja. Pero debido principalmente al propósito del operador, la hipnosis por droga dolorosa es un procedimiento mucho más maligno. Se ha descubierto que cuando se le golpea y se le dan órdenes a un individuo drogado, casi invariablemente obedece estas órdenes sin importar hasta qué grado menosprecien su tono moral, su posición o sus mejores intereses en la vida. Antes era insospechada la difundida utilización de esta práctica debido a que no existían medios para que se pudiera siquiera detectar la existencia de la hipnosis por droga dolorosa. A un individuo se le puede hipnotizar por droga dolorosa el martes por la noche y puede despertar el miércoles por la mañana sin conocimiento del hecho de que la noche anterior fue aporreado cuando salió de su auto, que se le puso una inyección, que se le golpeó dolorosamente pero no tanto como para dejar alguna marca, y que se le puso silenciosamente en su propia cama. Este individuo no sabe que le ha sucedido algo poco común; ni siquiera lo sospechará cuando confronte el hecho de que su conducta está en ciertos aspectos extremadamente cambiada. Si el operador criminal lo deseó así, este individuo en realidad obedecerá los mandatos hasta el punto de empezar una amistad con alguna persona que el operador indicó, conduciendo sus asuntos en lo sucesivo de acuerdo a las sugerencias de este "amigo". Los experimentos realizados para comprobar la efectividad de la hipnosis por droga dolorosa dieron como resultado que es tan extremadamente destructiva para la personalidad y tan infalible en su acción que no hubo otra alternativa que suspender las prácticas a fin de no poner en peligro la cordura de los individuos.
DOLOR-DROGAS-HIPNOSIS
Existe una técnica muy peligrosa y que no se conoce públicamente, usada por los psiquiatras para instalar un comportamiento compulsivo en una persona. El hipnotismo es la acción de someter a fijación a una persona para que reaccione sólo a órdenes exteriores. La sugestión post-hipnótica consiste en implantar por debajo del nivel de consciencia una orden, mandato o sugestión que la persona, cuando vuelve a estar despierta, obedecerá. Estas son acciones bien conocidas. Sin embargo, cuando se comprende que hay personas que dicen que “no creen en el hipnotismo”, cuando ha sido una actividad común durante unos dos siglos, no debería asombrar que el gran público, e incluso algunos hipnotizadores, no sean conscientes de un fenómeno mental mucho más siniestro conocido como dolor-drogas-hipnosis. Sólo alrededor del 22% de la población, según algunos hipnotizadores, es susceptible al hipnotismo; el resto es más o menos inmune a él. Por otra parte, el dolor-drogas-hipnosis es efectivo en el 100% de la población. Con frecuencia deja a una persona perturbada mentalmente. En esencia, el hipnotismo es un proceso que funciona en una persona que ya está bastante abrumada. La acción del hipnotizador es fijar la atención de una persona así y causar que la persona reaccione sólo a las órdenes del hipnotizador. El mecanismo, que no se había comprendido bien, es en realidad bastante simple. Una “persona sugestionable” (alguien que puede ser hipnotizado) es ya alguien cuya inseguridad fácilmente le hace abandonar, cuando está sometida a fijación, su propio autodeterminismo y aceptar el determinismo ajeno de un hipnotizador. Incluso se “transferirán” sensaciones corporales, como lo descubrió Mesmer en 1775. Cualquier persona colocada en una condición emocional de terror, la emoción más común provocada por los psiquiatras en los pacientes, con una razón comprensible, está sometida a fijación. Sabe que el psiquiatra en un establecimiento psiquiátrico probablemente la dañe gravemente o la arruine físicamente, la esterilice o la despersonalice. Una persona así responde con prontitud a órdenes subconscientemente. Está en un frenesí por estar de acuerdo con cualquier cosa en un esfuerzo frenético por escapar de alguna parte de la agonía del “tratamiento”. En los campos de exterminio nazis, los reclusos judíos incluso mataban a otros judíos con que tan sólo se lo sugirieran, tal era el grado de fijación en el símbolo del terror nazi. Cuando a esto se le añaden drogas para abrir el subconsciente y hacer que el impacto de los mandatos sea más profundo, tienen lugar efectos mayores y más duraderos. Los mandatos dados a una persona en este estado, aun cuando sean irracionales o vayan en contra de sus intereses o su seguridad, se pueden hacer efectivos. Cuando a las drogas se añade entonces dolor de gran intensidad, acompañado de mandatos, la persona continuará obedeciendo la orden posteriormente. Esto es cierto aun cuando la orden cause la muerte. Para decirlo de otro modo: una persona bajo la influencia hipnótica normal no ejecutará órdenes contrarias a su código moral. Una persona bajo hipnosis con drogas, posteriormente obedecerá órdenes incluso contrarias a sus intereses. Bajo dolor y drogas, una persona aceptará órdenes que incluso puedan causar su muerte, y después las llevará a cabo. Es cuestión de la cantidad de efecto que se ejerza físicamente sobre ella. Identifica el dolor con la fuerza de la orden. Las drogas reducen su voluntad de resistirse. Los psiquiatras usan dolor-drogas-hipnosis como actividad ordinaria en establecimientos psiquiátricos. Hablan a personas drogadas durante choques de 50.000 voltios o después de ellos. A menudo instalan una sugestión post-hipnótica. El problema con todo esto no es sólo su inmoralidad. El hipnotismo disminuye la habilidad del individuo para llegar a ser consciente de la inhabilidad mental que lo oprime. La ruta a la cordura es llegar a ser consciente de la raíz del problema. Incluso si se le ordena estar sano o ponerse bien, el efecto es una persona aturdida y que está de acuerdo, la cual, bajo una fina capa, está más loca que nunca. Y el “tratamiento” desaparece gradualmente en menos de seis meses, dejando a un ser enfermo y dañado. Sin embargo, este tipo de coacción, hipnotismo, tiene usos mucho más mortales. El psiquiatra está perfectamente bien consciente de ellos. A una persona drogada y en estado de shock se le puede ordenar matar, y a quién matar, y cómo hacerlo, y qué decir después. Y dependiendo de la pericia con que se administre el “tratamiento’’, la persona, ahora despersonalizada y solamente un robot, hará sólo eso. Ves, pues, por qué, siendo técnicamente superiores a los psiquiatras y estando a unos cientos de años luz por encima de ellos moralmente, se oponen con seriedad a la indiferencia oficial hacia los tratamientos de choques eléctricos y con drogas. El Cienciólogo es temido por el psiquiatra porque un cienciólogo puede encontrar y causar la recuperación de estas acciones psiquiátricas en pacientes mentales psiquiátricos. Encontramos órdenes de pagar al psiquiatra enormes honorarios, de cometer adulterios: todo tipo de cosas que cuando son reveladas mediante las técnicas suaves y no físicas, ponen a la persona bien otra vez. El “tratamiento” psiquiátrico la puso enferma y la dejó así hasta que apareció el cienciólogo y desenterró esto para el paciente. Ellos no tratan al demente. ¿Por qué? Porque las estadísticas crecientes de demencia se pueden atribuir directamente a la brutalidad de los psiquiatras. El 90% de los “dementes” se pondría bien en una semana o dos si se les dejara en paz. Los pacientes internados en los sanatorios saldrían seis semanas antes, como promedio, si no se les aplicaran choques eléctricos, de acuerdo con las propias estadísticas de los psiquiatras. Pero por 2.000 dólares al mes en Estados Unidos o 60 libras a la semana en el Reino Unido, no sería rentable, ¿verdad? En este caso, es una amenaza para la vida y la libertad de los psiquiatras personalmente. Los auditores encuentran en estos pacientes mentales violación, perversión, orgías sexuales, órdenes de pagar enormes honorarios, de cometer crímenes: muchas cosas desagradables. Los psiquiatras gritan: “Es sólo ilusión, engaño”. Si lo es, ¿entonces por qué se recupera el paciente? ¿Y por qué se pueden verificar las fechas y las identidades? Una persona que está demente está en una condición bastante agonizante para empezar. Después dañarla brutalmente, usar al paciente como un juguete sexual, como Frieda Fromm-Reichmann testifica en su libro de advertencias para los psiquiatras, usar una tecnología curativa para extorsionar, son todos ellos crímenes. Algún día la policía tendrá que poner bajo control a los psiquiatras. El psiquiatra está siendo descubierto. Pero que cualquier alto cargo oficial defienda a la psiquiatría o luche por ella contra los enemigos de esta, es una estupidez. Un alto cargo oficial así tiene muy poco conocimiento para vivir. Aquí está el porqué: Dos pacientes mentales atacaron al Dr. Verwoerd, el difunto Primer Ministro de Sudáfrica. Apenas se había recuperado del todo del primer intento de asesinato por parte de un paciente mental, cuando fue atacado y asesinado con éxito por otro. En casi todos los asesinatos políticos importantes se encontraron psiquiatras que rápidamente se pusieron manos a la obra para hacer que la persona escapara o para ponerla fuera de la vista. La famosa defección de [Guy] Burgess y [Donald] Mclean vino poco después de un tratamiento psiquiátrico. En verdad no es políticamente seguro permitir el uso de los choques eléctricos, la brutalidad y la cirugía en pacientes mentales. Concedamos que el aspecto humanitario, la destrucción de seres humanos, la violación, el secuestro y las violaciones de los derechos humanos, no les interesa a algunos altos cargos oficiales. La amenaza política de la técnica psiquiátrica de dolor-drogas-hipnosis no puede ignorarse.
LECTURA RECOMENDADA El fraude de la Psiquiatría (exhaustivo informe de la Comisión de Derechos Humanos) http://www.youtube.com/watch?v=7WbmywiREZA&feature=email
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