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Mensajes de Jesús 2
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DIÁLOGOS CON EL LOGOS SOLAR
(RECOPILACIÓN)
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SESIÓN DEL 3/12/09
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús.
Habló que el amor es goce, y si duele es por apego. Que las circunstancias no nos desanimen, no hay que cuestionarse por todo puesto que no todo va a salir bien siempre ni vamos a tener razón todas las veces. Hay que ser humildes, razonables, y mantener la autoestima. La única verdad inamovible es el amor hecho obra. Dio unos ejemplos de la frase el universo es un espejo. Todos somos definitivamente los más importantes para el Padre, independientemente de las circunstancias. Resaltó la importancia de entender que somos luz.
Queridos hermanos, estoy aquí de vuelta reunido, a través de este querido receptáculo, quien fuera mi discípulo amado. Les habla Ieshu ben Iosef, a quien conocéis como el maestro Jesús.Vosotros decís que el amor duele, ¡¡¡ el amor no duele, el amor es goce !!!, y es cierto que a veces el amor personal es como que les da esa sensación de dolor, pero no por no correspondencia, sino por amar de una manera muy apegada. El mensaje que quiero dar es muy pequeño, muy humilde y muy sencillo: -para el Padre todos sois importantes-, podéis tener fracasos, complejos de baja estima, como decís vosotros, timidez, a veces el no saber como conversar con otra persona, la dificultad de tener amigos, o de tener una relación de pareja, ¿por qué esos cuestionamientos, queridos?, ¿por qué? Habrá quien os quiera, habrá quien sienta rechazo, por una cuestión de sintonía, y habrá quien tenga indiferencia… ya lo dijo este querido discípulo que me alberga, que no busquéis la aprobación de los demás, sed vosotros, sed normales, dejaros fluir, haced lo que podáis, vosotros decís: -tenemos que estar con los pies sobre la tierra-, es un lema vuestro, y es cierto que a nivel espiritual, somos eso, una presencia suprafísica conceptual, pero para que entendáis, estamos con los pies en la tierra, por lo menos a nivel conceptual… sabemos lo difícil que es todo, lo difícil que es estudiar, lo difícil que es trabajar, lo difícil que es tener amistades, lo difícil que es tener una pareja que te entienda y que se haga entender, porque si bien es cierto que hay seres que tratan de tener el control de sí mismos, no permitiendo, queridos hermanos, que el ego les obstaculice, lo he visto y lo he visto apenado, me he percatado de que muchas veces, lo que separa a unos de otros es ese ego. Esta bien, queridos hermanos, tener diferentes puntos de vista. ¡Qué monótono sería todo, qué monótono sería si todos pensaran igual… en la diversidad está la atracción, y salvo el “Amor hecho Obra”, que es la única gran verdad inamovible, eterna, todo lo demás es, condicionado a, todo lo demás es debatible, todo lo demás es cambiante, pero sé que hay personas que se aferran a su verdad, y la defienden como si fuera un fuerte inexpugnable, y se aferran a ella como si fuera su subsistencia, y tienen la mente ocupada con esa verdad, no dejando cabida a nuevas enseñanzas, porque esa verdad en realidad es el ego, como el clavo ardiendo, al que se aferra el náufrago para no ahogarse, cuando en realidad no se va a ahogar. Se trata de tener criterio amplio, se trata de saber escuchar al otro, se trata de darle la importancia debida al otro, pero se trata también, de daros la importancia debida también a vosotros mismos. No permitáis que los demás os hagan los que vosotros no le haríais a ellos, aprender a decir no, a digerir, a entender, a captar que también sois importantes, porque paradójicamente, sintiendo esa importancia en cada uno de vosotros, también la podréis ver en vuestros semejantes. Si os aceptáis, aceptares al otro; si os amáis, amaréis al otro y podréis ser amados, de lo contrario, como dijo mi querido discípulo: -el universo es un espejo-, si dais seguridad, si os veis, si os mostráis seguros, los demás os trataran de esa manera, pero si pedís permiso hasta para respirar, nadie os tendrá en cuenta, -el universo es un espejo-, haced valer vuestra importancia, el Padre, es padre de todos, el Padre no tiene preferidos, todos somos sus preferidos, si entendéis eso, la verdadera importancia de que todo pasa por vosotros mismos, entenderéis que el camino a la luz es más fácil. Y como dije antes, estoy con los pies conceptuales sobre la tierra, sé lo duro que es, sé lo difícil que es, personas de real valía, que a veces están haciendo trabajos, dignos como todo trabajo, pero de poca recompensa, pero bueno, a veces son elecciones propias espirituales, y a veces en esta sociedad que vivís, son los otros los que deciden por vosotros. Muchos dicen: -no se es rico teniendo mucho, se es rico conformándose con lo que uno tiene-, y ponen la palabra “ambición” como mala, ¡no, hermanos queridos, no está mal querer superaros!, mientras también sepáis tender una mano al otro y aceptar la mano del otro, lo digo para todos, hasta para este receptáculo que me acoge en este momento, nada es fácil, pero hermanos, si buceáis dentro de vosotros mismos, y encontráis esa pizca de amor, veréis, comprenderéis, que no es una pizca, ¡es una llama eterna de luz a la cual pertenecéis!, entended eso, ¡los amo, hermanos!, hasta todo momento.
Psicoauditación del 21/4/10
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús.
Explicó que era policía en otro mundo, relatando un caso de asesino múltiple que resultó ser alguien allegado, causándole muchos engramas. Maestro Jesús: Queridos hermanos, es un gozo poder comunicarme con vosotros nuevamente. Voy a relatar una vivencia pasada antes de haber encarnado como Ieshu ben Josef.
Si bien el espíritu es uno solo y generalmente cuando encarnamos, el 10% encarnado va a tener una conducta acorde a su 90% no encarnado, pero de cierto os digo, de cierto os digo, queridos hermanos, que muchas veces, acontecimientos, circunstancias, te llevan a situaciones extremas donde no sabes cómo reaccionar. Mi meta, mi fin en cada encarnación, vosotros conocéis la de Jesús puesto que es la que trascendió aquí en Sol III y debido a ella hoy soy Logos, pero como dice el querido Johnakan Ur-El, quién en mi vida como Jesús fuera mi discípulo amado, el plano físico es un pozo gravitatorio y te jala hacia abajo.
Hace aproximadamente 2.500 años encarné en un mundo, en el mismo brazo de la galaxia más hacia el centro, a 5.000 años luz de este sistema estelar. Mi nombre era Elón, Elón Dart. El planeta se llamaba Ganor, Ganor 3; era muy similar a lo que es Sol III hoy quizá con apenas un poquito más de adelanto en lo tecnológico de lo que hoy es Sol III en vuestro siglo XXI. Teníamos una rica historia, había religiones, había regiones donde se adoraba a un dios, había regiones donde se adoraba a varios dioses. No había tantos conflictos bélicos como hay en Sol III pero imperaba mucho la mente reactiva y había muchos crímenes. Lo tomaréis como algo extraño ya que si bien yo soy un espíritu, vosotros me relacionáis con la figura de Jesús encarnado al punto tal de que cuando me convocáis a nivel mediúmnico decís “El Maestro Jesús” y está bien… ¡Ay!, queridos hermanos.
En esa vida fui un representante de la ley, lo que en el planeta Tierra sería un policía, un detective y tenía un amigo íntimo, Suber Fuks, con el que nos criamos de pequeños. Ambos éramos de clase media, vivíamos en un país industrializado, tecnológico, similar a lo que en Sol III sería vuestros Estados Unidos de América.
Contábamos la era de otra manera, a diferencia de Sol III que comenzaron a contar la era cristiana a partir de un inexacto nacimiento mío, puesto que como sabéis en Sol III, nací el seis de agosto del –6 y desencarné el dieciocho de abril del año 30.
Es una historia muy corta la que voy a relatar. Había lo que vosotros llamáis un asesino serial y voy a tratar de relatarlo en primera persona para que resulte más cómodo el relato.
Me encontraba en el Precinto. Ya se había cometido el cuarto asesinato. Suber se acerca a mí y me dice: -Elón, estoy muy preocupado.
-¿Por qué?, Suber, no entiendo.
-Fíjate que todos los crímenes tienen la misma característica: son chicas jóvenes, de una característica similar, rubias, delgadas, de cabello largo y generalmente de clase pobre, viven en barrios marginales…
Aclaro que vivíamos en una gran ciudad llamada Shiee que tenía ocho millones de habitantes. Era una ciudad muy segura, con vídeo cámaras, pero en las afueras es como que la ley casi no actuaba y este asesino se movía en las afueras. Los tres cadáveres que encontramos estaban, aparte de constatada la violación, torturados, lastimados. Imaginaba una muerte agónica.
Ese día llegué tarde a casa. Me encuentro con una joven con la que salía hace un tiempo, vosotros le diríais novia -resulta extraño relatar esto por vuestro concepto para conmigo; me veis en un rol y ese rol superó al espíritu en sí pero en la vida que relato soy Elón, Elón Dart- la joven se llamaba Zatia, Zatia Plan. Cuando llega a mi apartamento me dice: -Elón, te he llamado por videófono seis o siete veces y me han dicho que has salido temprano del Precinto.
-Bueno, quería pensar…
-Elón, pensar, ¿en qué?
-En todo esto, este caso sin resolver, las muertes…
-Te comprendo, pero tiene que haber un momento en que tu mente se desconecte de todo eso y disfrutes un poco de la vida cotidiana.
-Lo entiendo, Zatia, pero no es fácil.
-¿Pero tanto has tardado?… como tres horas.
Estuve por Alminar, un barrio de los alrededores, averiguando en posadas, en bares, investigando.
-¿Y Suber?
-No, Suber se quedó en el Precinto trabajando.
Al día siguiente, cuando llego al Precinto, me dicen que justo en ese barrio donde yo había estado investigando hubo un cuarta muerte.
Suber me pregunta: -¿Dónde has estado?, porque Zatia me llamó a mí vídeo móvil, el tuyo lo tenías apagado.
-Sí, porque no quería que sonara mientras yo investigaba y hacía preguntas a los distintos parroquianos de los barrios marginales.
-Pero tienes el botón para ponerlo en vibrante…
-Preferí apagarlo –le respondí a Suber.
Suber Fuks me miró de modo extraño y me preguntó: -¿Y a qué hora llegaste?
-¿Me estás interrogando?
-No, ¿debería?, ¿debería, por qué?
-No, no, no, no entiendo…
-No, está bien. Déjalo así.
Nuestro jefe, Condar Tex, se acercó a nosotros: -Esta joven ha sufrido más que las anteriores, no sólo ha sido ultrajada sino mutilada... Cuesta entender cómo en este siglo puede haber una mente tan enfermiza que pueda gozar… Espero que Suber, que el año pasado logró atrapar a un vago que había asesinado a dos mujeres, este año también tenga éxito y pronto. Y tú, Elón, acompáñalo.
-Sí, jefe Condar –le respondí.
Salimos en el carro a hacer una patrulla y fuimos por la zona donde habían encontrado el cuerpo. Justo a pocas calles de allí entramos a un bar de muy mal aspecto y Suber interrogó al dueño si había visto alguien sospechoso.
-No, verdaderamente no, señor. Su compañero… -y me señaló a mí –estuvo aquí ayer cerca de las veinte horas.
Suber me dijo: -Elón, no me dijiste que habías estado aquí.
-Sí te dije, dije que había estado interrogando en distintos lugares de la periferia.
Me sentía muy mal, sentía como que no podía entender cómo había gente que podía causar tal atrocidad. Y en mi mente estaba incorporando de mi instinto, algo que me decía que mi amigo de la infancia, mi compañero, como lejanamente pensaba o creía que yo podía tener alguna responsabilidad en todo esto. Yo tenía un carácter en el cual había superado la etapa de ofenderme pero aún habiendo superado esa etapa, si te lastima que alguien querido -porque con Zatia, que seguramente sería mi futura esposa, me conocía hace poco tiempo- pero con Suber Fucks, me conocía de pequeño y que pueda pensar, quizás, o tal vez sea mi imaginación…
Hubo una quinta muerte. Llego al Precinto y lo veo a Suber con el rostro cansado, como sin dormir, tenía la vista enrojecida y me dice sin saludarme: -¿Te has enterado?
-Sí, me he enterado.
-Me siento impotente, Elón, me siento impotente. Prácticamente no hay pistas, no hay huellas, no hay nada.
-¿Ni siquiera un cabello?, ¿alguna huella digital?, ¿algo…?, ¿una muestra de semen?
-Nada.
-No debemos perder la cordura, Suber.
-¿Perder la cordura, Elón? ¡No entiendo por qué tú estás tan tranquilo!
-No estoy tranquilo, estoy apenadísimo, Suber.
Condar Tex, el jefe, nos llamó y armó un gráfico. Éramos veinte compañeros que estábamos en el salón y dijo: -Fijaos –y señaló un punto –Aquí fue el primer homicidio, aquí el segundo, aquí el tercero, aquí el cuarto, aquí el quinto. Fijaos que sigue una línea… como que quisiera ser atrapado.
Mi manera de interpretar las líneas era distinta a como la interpretaban ellos. El próximo punto yo lo veía en un barrio del lado oeste mientras que todos enfocaban para otro lado. Dije que me sentía mal, que había tenido un ataque hepático y pedí permiso hasta el día siguiente. Suber me miró con una mirada extraña, misteriosa. Me encogí de hombros, que pensara lo que quisiera.
Cogí mi carro y me fui para ese punto recorriendo las calles. La suerte o la no-suerte, cerca de las once de la noche, a pocas calles del río, escucho un grito, quejidos. Me acerco y encuentro a un hombre acomodándose la ropa y el cuerpo exánime de una mujer. Saco mi arma y le doy la señal de alto. Se da vuelta y con la rapidez del relámpago me dispara. Un viento caliente zumba al lado de mi rostro y pierdo mi capacidad de reacción cuando veo que es Suber.
Sale corriendo y coge su carro y me acerco al cuerpo y veo que está sin vida y cojo mi carro y lo persigo mientras llamo por el móvil al Precinto y pido hablar con Condar mientras manejo.
La persecución es tremenda y vamos a velocidades altísimas. En un momento dado, el carro de Suber Fuks cae en la banquina dando una, dos, tres vueltas y al poco tiempo se incendia. Freno a pocos metros, me pide socorro, me pide que lo saque. No atino a moverme, no quiero salvarlo, que Dios me perdone, no quiero salvarlo (sollozos) no quiero salvarlo… Y en ese momento escucho una explosión y caigo hacia atrás.
Cuando van al departamento de Suber Fuks encuentran fotos de todas las víctimas, anotaciones, una carpeta. Evidentemente no había nada de reactivo, era todo analítico; era directamente un alma cruel que gozaba con tener el don del poder, al violarlas y luego matarlas. Y el hecho de servir a la ley le hizo aprender a no dejar ninguna huella, trabajaba con un tipo especial de guantes, se ponía una lámina en el cabello para que no pierda el mínimo cabello en el piso.
Le relaté a mi jefe, a Condar Tex, lo sucedido. Le dije que no llegué a tiempo para rescatarlo y obvié contarle que estuve cinco minutos, cinco minutos reales, mirando como Suber me pedía ayuda y yo me quedé parado a pocos metros llorando pero sin hacer nada.
Mi personalidad cambió. Me retiré de la policía, no me casé con Zatia. Me transformé en una persona huraña, hosca.
Desencarné relativamente joven, a los cuarenta y nueve años, tal vez por estar mal alimentado y del plano 5.9 bajé al plano 3.9. No dejaba de ser karmático lo hecho por mí.
Cuando encarné 500 años después en Sol III, estaba en el plano 3.9. Todo lo que vino después borró, de alguna manera, ese no-accionar, porque hay actos hostiles por inoperancia, por dejadez… No puedo auto juzgarme de lo que pasó en esa vida. Pero de verdad os digo, hermanos, de verdad os digo que el plano físico es difícil y es verdad que me quedaron engramas de esa vida como Elón Dart como también me quedaron engramas en la vida de Ieshu ben Iosef, porque el martirio de la cruz, una cosa es relatarlo y otra cosa es sentirlo.
Les mando toda mi Luz, hermanos. Gracias por escucharme y gracias a este querido receptáculo.
Mails recibidos Buenos días, ¿cómo están? Espero que bien. Elvis, antes que nada aclaro que no se desciende de Nivel de Vibración por tener engramas implantados, sino por roles de Ego y/o por cometer actos hostiles... por eso hay Maestros de LUZ que aún morando el plano 5to tienen engramas. Lo que "pesa" son los roles del ego.
Psicoauditación del 9/6/10
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús.
Habló sobre el amor desinteresado; también sobre el apasionamiento que con equilibrio permite vencer al desinterés. Relato varios detalles sobre su vida como Jesús, sus sensaciones de pequeño, el bautizo donde recibió la energía Crística, su aumento de conciencia, enseñanzas, discípulos... Se extendió sobre la pasión, las torturas físicas, dudas y pena por ver a la gente tan desamparada del conocimiento real, tanto entonces como ahora. . Maestro Jesús: Estoy aquí reunido con vosotros, queridos hermanos. De verdad os digo que todo el conocimiento adquirido es útil en tanto y en cuanto se utilice en función del amor. De verdad os digo que todo servicio debe ser hecho en forma totalmente desinteresada pero es muy importante aclarar que el verdadero desinterés está en el amor puro, en ese amor impersonal, en ese amor que se brinda por completo, un amor que no tiene carencias por el simple hecho de que no necesita, un amor que no es mezquino porque se brinda cien por cien. Por otro lado, queridos hermanos, es importante entender que la curiosidad es un aval para la investigación y que no está mal que en el plano físico investiguéis en beneficio de vuestro prójimo y, obviamente, en el vuestro propio. Percibo mucha indiferencia en muchos seres que viven sus vidas en forma rutinaria, sin el apasionamiento. Me diréis, queridos hermanos, que el apasionamiento forma parte de la emoción y como bien dijo mi amado discípulo Johnakan, la emoción forma parte del ego. En el plano físico a veces para encender una llama hace falta una chispa. En la llama del amor, aún siendo el amor al que yo me refiero -es decir, sentimiento puro- quizás esa chispa sea emoción, pero no significa que la llama que luego se enciende contenga emoción. Entonces, ese apasionamiento es lo que vence la inercia de la dejadez, del desgano, del desinterés. El apasionamiento. Todo lo que se hace con equilibrio está en orden.
Interlocutor: Está bien. Maestro, no se olvide que esto es una psicoauditación y sería importante que aprovechemos el tiempo de Jorge. Si le parece entraríamos directamente a la psicoauditación...
Maestro Jesús: Correcto.
Interlocutor: Iríamos al principio del engrama de la crucifixión. Usted verá dónde comienza el incidente y lo recorreremos. Usted ya sabe cómo es la psicoauditación: yo le ruego que diga, que relate los mayores detalles no solamente para eliminar la carga conceptual sino también porque es un hecho histórico, ¿no es cierto?
Maestro Jesús: De pequeño -en esa encarnación como Jesús- tenía mucho conocimiento pero era muy prudente. Recuerdo cuando me encontré con lo que vosotros llamáis “los doctores de la ley”. Mostré mi faceta humana, primero porque nunca traté de ser soberbio -siempre, como decís vosotros, con perfil bajo-. No es cierto que me enfrenté a ellos; simplemente opiné sobre mi punto de vista. Y ellos admiraban el hecho de que con mi corta edad pudiera hablar de temas tan elevados.
Interlocutor: ¿De qué edad estamos hablando?
Maestro Jesús: Once y doce años.
Interlocutor: Ajá.
Maestro Jesús: Tenía muchas inquietudes y mi madre biológica, María, me aconsejaba mucho. Ella era un espíritu sencillo con mucho amor –pero con mucho apego- y su pareja, José la amaba de una manera hermosa aún sabiendo que yo no era su hijo biológico. Me aceptó y educó tanto o más que a sus propios hijos que tenía de un matrimonio anterior –obviamente antes de quedar viudo- porque sabía que había mucha 'pasta' en mí como para sacar provecho.
Interlocutor: ¿Eso que está relatando usted, Maestro, tiene carga o es un prólogo?
Maestro Jesús: Es un prólogo porque presentía que estaba destinado para algo más que tener el oficio de carpintero. José, dentro de su amorosa disponibilidad, me enseñaba lo mejor que podía su oficio. Y lo aprendí tan bien como él. Con madre era distinto porque teníamos diálogos sobre el amor. Ella era muy -no digo estricta- marcada en su fe y teníamos grandes debates -que a veces hasta llegaban a ser discusiones-. Pero yo, siendo pequeño, no tenía la autoridad para discutirle. Ponía mi punto de vista explicándole que la imagen que yo tenía de Dios era distinta. Muchas veces le decía: -Madre, Dios nos ha creado, pero no es cierto que nos haya creado a su imagen y semejanza. Nos ha creado y somos parte de su manifestación. Dios es el amor más puro que puede existir, y no nos juzga ni nos castiga. Ese averno del que habláis no lo acepto desde vuestro punto de vista. Madre me decía: -Eres muy pequeño para comprender. -No. Se comprende desde que se nace, a medida que uno va adquiriendo vocabulario y se le desarrolla la personalidad. No es nuestra única vida. -¿Pero de qué hablas? -Hay rueda de encarnaciones, madre. Es como si algo me lo dijese. No tengo muy clara la idea, madre, pero es como si mi mismo espíritu me estuviera transmitiendo que uno muere y vuelve a nacer… Porque tenemos sitios. Fueron pasando los años. No voy a relatar ahora las vivencias que he tenido en otras regiones.
Interlocutor: Y es fundamental ir a los incidentes que tienen carga, Maestro.
Maestro Jesús: Cuando me encuentro -después de algún tiempo- con mi primo Juan a orillas del Jordán…
Interlocutor: ¿Juan El Bautista?
Maestro Jesús: ...vuelca agua del río sobre mi cabeza. En ese momento siento una claridad mental, una fuerza hermosa que invade todo mi cuerpo, y que llena de vida mis arterias… Mi comprensión se agranda.
Interlocutor: ¿Una expansión de conciencia, le podríamos llamar?
Maestro Jesús: Digamos que es como que abarco todo y ahí es cuando canalizo la Energía Crística. Esa Energía Crística que me da la comprensión me hace sentir como cierta aprensión. Había como una especie de temor a la exposición. Me sentía más expuesto a cuando tenía once y doce años. Charlaba con los “doctores de la ley” pero, a su vez, había como una llama dentro de mí que me impulsaba a exponer la Palabra. Pero necesitaba oídos.
Interlocutor: ¿De qué edad estamos hablando cuando lo del bautizo?
Maestro Jesús: Ya era bastante mayor. Tenía aproximadamente treinta y un años.
Interlocutor: Ya estaría cerca de la crucifixión. Adelante, Maestro. Continúe, por favor.
Maestro Jesús: Fui buscando y hablé con muchísima gente, explicándoles lo que era verdaderamente el Reino de ese Padre amoroso. Hubo cerca de treinta personas que me siguieron pero luego algunos que no querían dejar sus compromisos laborales o familiares -o que estaban muy arraigados en sus hogares- fueron quedándose. Y finalmente fueron solamente doce los que me siguieron, que son los que conocéis a través de los escritos. Varias mujeres también me han seguido pero, debido a esa sociedad tan separatista, las han sacado de esos escritos. Muchas mujeres han trabajado en pos de la Palabra del Padre a través de mi garganta. También había un famoso apóstol –el número trece- que buscaba separar las aguas…
Interlocutor: Ajá. Lo conocemos.
Maestro Jesús: …por su ego. Pero nada me iba a impedir difundir la Palabra. Y tenía luchas internas porque la misma comprensión expandida, si bien sabemos que no existe la adivinación, sí existe la suposición.
Interlocutor: La especulación, diríamos.
Maestro Jesús: Entonces, tienes la aprensión del porvenir -aunque no sea exacto- y sabes a lo que te expones en una región tan fundamentalista, donde había religiosos que te tildaban de proscrito si te saltabas una coma de la palabra. Y por el otro lado estaban los romanos, cuyo único interés era mantener el orden porque ante cualquier levantamiento los que iban a ser castigados eran los jefes. Entonces, ante el menor levantamiento o disturbio en cualquier poblado directamente se imponían mediante la espada.
Interlocutor: O sea, que era un reino, diríamos, de terror, de alguna manera. ¿Se vivía con miedo?
Maestro Jesús: No tanto, porque había poblados que vivían tranquilos, donde se obedecían las leyes, se pagaban los impuestos, etc. Y hasta había publícanos que llevaban las cuentas…
Interlocutor: El peligro estaba en aquellos que se apartaban, diríamos, de lo tradicional, para decirlo de alguna manera.
Maestro Jesús: O sea, yo.
Interlocutor: Exacto. Sí, Maestro. Antes de que continúe, Maestro, permítame una curiosidad: ¿qué estatura tenía usted?
Maestro Jesús: Un metro ochenta y dos.
Interlocutor: ¡Ah! ¡Era un hombre alto! Está bien.
Maestro Jesús: De tez morena, con cabello castaño y nariz aguileña.
Interlocutor: ¿Cuándo decimos moreno quiere decir negro?
Maestro Jesús: No.
Interlocutor: Moreno. Un tono entre cobrizo y… No, cobrizo no sería… ¡Moreno! ¡Va! Moreno. Está bien. Adelante, Maestro.
Maestro Jesús: Querido hermano, fueron pasando los meses y los años y nos fuimos afianzando en cuanto a transmitir la Palabra. Recuerdo que en lo que vosotros llamáis “La Última Cena” sabía que Judas tenía mucho rencor porque él tenía un ideal físico…
Interlocutor: Un reino material.
Maestro Jesús: Él quería organizar un levantamiento, al punto tal de que muchos historiadores me ven como un organizador social. Lamento deciros –a ellos- que mi afán era que entendieran que existía un reino más allá del reino físico. Si a través de esa palabra muchos lo tomaron como una organización social, allá ellos, pero no era mi afán. Es verdad que tuve varias discusiones con María, mi madre, porque ella también tenía, no la expansión de conciencia mía, pero sí esa intuición materna de que yo corría peligro. Pero a eso me exponía y sabía que había un límite de tiempo donde –como diríais vosotros hoy- ese polvorín iba a estallar.
Interlocutor: No se olvide de ir hacia la carga, Maestro.
Maestro Jesús: Judas se retira y varios de los que llamáis apóstoles me decían: -Él conoce a Caifás y a mucha gente del Sanedrín. Lo hemos escuchado murmurar. -Lo sé, queridos hermanos. -Pero, Señor; entonces, ¿por qué? -Porque todo lo que tenga ser, será. Porque ya está escrito. Pedro me decía: -Nada está escrito, Maestro; todo está por hacerse. -Simón, entiendo lo que quieres decir pero mi misma comprensión me dice que esto que debo hacer es para trascender. Siento una presión en mi brazo derecho y el pequeño Juan me dice: -Pero Maestro, usted nos enseñó que lo trascendente es el Servicio y no el sacrificio. -¡Ay, pequeño! ¿Cuántos tirones de oreja te he dado a lo largo de estos años? Ya no eres un niño de quince años… Ya eres un muchacho de casi dieciocho; ya eres un hombre. Si comprendes eso tienes que comprender también mi punto de vista. No tengas tanto apego. -No tengo apego, Raví. Tengo amor. -No basta, querido Juan, con que tengas amor por mí solamente. Mira tus hermanos, mira los hermanos de afuera, mira a aquellos que tienden una mano al otro. Esos también son tu prójimo. -Lo sé, Maestro, lo sé. Me aprendí de memoria la parábola del samaritano: tu prójimo es aquel que levanta al caído. -Aplícalo entonces, Juan. Si tú tienes amor, ese amor no debe tener una dirección. Recuerdo cuando estábamos en el huerto de Getsemaní. Ya era tarde. Juan quería aferrarse a mí. Le solté la mano de mi brazo. –Déjame pensar- le dije. -Quiero estar contigo. -Déjame pensar. Ve a descansar un rato, como están haciendo los otros. -Es que no quiero dormir. Quiero estar aquí. -Necesito descansar. Si me consideras tu Señor hazme caso. Recuéstate. Y me quedé solo apoyado en una gran roca. Escucho unos pasos. Pensé que era Juan, pero era Pedro. -Maestro, estoy convencido que en cualquier momento se aparece Judas con el Sanedrín. Te quieren aprehender. Te van a encerrar y van a querer hacer un juicio. Podríamos cruzar el Jordán e irnos para Damasco. Es cierto -pensé-. Sé lo que hacen los romanos y sé lo que es toda esta tortura. ¡Pero no! Lo tomé de las solapas y lo sacudí: -¡Aléjate Satanás! ¡Aléjate! Me miró sorprendido y se alejó. Pero no se lo dije a él. Me lo dije a mí, a mi ego, que luchaba contra mi cordura, a mi ego que...
Interlocutor: Flaqueaba.
Maestro Jesús: ...me hacía pensar que Pedro tenía razón. Me comuniqué con mi Padre, mentalmente.
Interlocutor: ¿Abba?
Maestro Jesús: Fui a la mayor expansión y en mi mente sentía un concepto. Sentía a Abba y le preguntaba: ¿Cuál es tu voluntad? Y Abba me respondió: -No es mi voluntad, es tu voluntad. -¿Cuál es mi voluntad? -Eso lo sabes tú. Me sentía egoístamente solo porque no tenía la respuesta de Abba. Entonces me contacto con mi Padre -aquél que llamáis Eón- y le hago la misma pregunta: -¿Cuáles son los pasos a seguir? ¿Qué debo hacer? De verdad que tengo miedo porque en el plano físico sufrimos. Y me responde lo mismo: -Es tu voluntad. -Pero, Padre, soy parte de ti. -Es tu voluntad. -Está bien. Si piensas que es mi voluntad, lo acepto. Entonces hágase tu voluntad y no la mía. -Pero hijo, eso es querer de alguna manera escaparte de tu responsabilidad. Eso da a entender como que yo te estoy ordenando un sacrificio de tu parte y sabes que existe el libre albedrío. Es tu voluntad la que debe hacerse. -Estoy transpirando, Padre. Siento la ropa como mojada… Me parece escuchar a lo lejos pasos y voces… ¿Es mi imaginación? ¡Padre! Pero mi mismo rol del ego ya me impedía contactarme con el Padre. Y por supuesto que no era su voluntad; era la mía. No era: “Hágase tu voluntad y no la mía”, sino al revés: “Era mi voluntad y no la de mi Padre”.
Interlocutor: ¿El sudor era sangre?
Maestro Jesús: No.
Interlocutor: ¿Eso es un error de la Biblia, que habla de sudor de sangre?
Maestro Jesús: En ese momento tenía como hipertensión, palpitaciones, taquicardia y pudo haber afectado a algunos capilares. Y sí, en la frente había como pequeñas gotas.
Interlocutor: Sí. Entiendo.
Maestro Jesús: Siento, de vuelta, la presión en mi brazo derecho y me aferro a la mano de Juan, que me dice: -Raví, tienes tu frente... -Sí, Juan–. Y nos abrazamos. -Tú, Juan, tienes mucho para andar. No hagas como otros que se desvían de mi camino. Tienes que continuar con la Misión. Ya estaban todos despiertos. Finalmente vino Judas con el Sanedrín. Hubo un intento de resistencia por parte de Pedro, pero lo frené y me marché con ellos. Ya dije en otra oportunidad que Pedro no me negó tres veces. Me llegó a negar seis veces, pero bueno, era un ser humano encarnado. Y como dice el Thetán de mi amado discípulo: “El plano físico es un pozo gravitatorio que te jala hacia abajo”, yo comprendo, y como comprendo no juzgo. El juicio fue que nadie quería asumir la responsabilidad ni tener que saber de mí. Poncio Pilato me derivó, me tuvo de vuelta. Finalmente, en ese balcón donde la multitud elige salvar a Barrabás -yo eso lo sabía, no por adivinación sino internamente- la flagelación…
Interlocutor: Relate eso minuciosamente, Maestro, para sacarle toda la carga conceptual.
Maestro Jesús: Dentro de todo mi cuerpo estaba bien alimentado y bien cuidado, pues no conocía dietas. En las reuniones alrededor del fuego tomaba vino y comíamos cordero. No es que era partidario de una dieta pero mi cuerpo era fuerte. El dolor lo soportaba porque elevaba mi mente al Padre. Por momentos esos latigazos en la espalda, en el pecho, en los brazos, en las piernas -donde pedazos de metal arrancaban piel y carne- hicieron que me desmayase varias veces. Y me despertaba cuando me tiraban recipientes con agua helada...
Interlocutor: ¿Cuánto duró la flagelación?
Maestro Jesús: Horas.
Interlocutor: ¡Ah! ¿Fueron horas?
Maestro Jesús: Horas. Me cuesta mucho relatarlo.
Interlocutor: Es importante que lo muestre.
Maestro Jesús: Sólo puedo decir que cuando iba camino al Gólgota con el madero tenía mi mente tan elevada que casi no sentía el dolor físico. Sin embargo, tenía un tremendo dolor emocional por aquellos que al costado del camino me miraban con burla y desprecio: eran los mismos que me habían hecho tiempo atrás un camino de flores.
Interlocutor: ¿Lo han escupido?
Maestro Jesús: Había saliva en todo mi rostro y en mi hombro. Los miraba. Eso también me traía engramas de incomprensión, incluso tanto como lo del dolor físico: ¿Por qué no me entienden? ¿Con quién quieren quedar bien? ¿Pensáis que los romanos os van a aplaudir por tirarme piedras? ¿Por poner esos rostros? ¡Son rostros! ¡Los romanos no se van a interesar por vosotros! Todo eso lo pensaba mentalmente mientras mis ojos se llenaban de lágrimas...
Interlocutor: Maestro, le voy a hacer una pregunta: ¿Cuál era el propósito –desde su punto de vista- de todo lo que estaba sucediendo, de todo ese sufrimiento? ¿Usted tenía la idea de que era para que su doctrina trascendiera, realmente?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: ¿Específicamente era por eso?
Maestro Jesús: A través de escritos sabía que en la antigüedad hubo muchos profetas -o como quieran llamarse- que transmitían palabras distintas, si bien eso no era lo que yo transmitía a mis hermanos. Pero no trascendieron justamente porque fueron vidas comunes...
Interlocutor: Rutinarias.
Maestro Jesús: No diría rutinarias. Fueron vidas ricas pero una vez...
Interlocutor: No trascendieron.
Maestro Jesús: ...desencarnados se perdieron.
Interlocutor: Se perdieron. Entiendo. Adelante, Maestro. Era una aclaración, nada más. Continúe, por favor. Lo están salivando, lo están escupiendo, le tiran piedras, se burlan...
Maestro Jesús: Voy a los clavos. No importa si me salto. Los clavos en las muñecas -contra lo que muchos piensan- casi no me dolieron. Los clavos en los pies…
Interlocutor: ¿Un sólo clavo en los pies?
Maestro Jesús: Sí. Porque me los pusieron en línea. Interlocutor: ¿Tenía un apoyo de madera abajo, para los pies?
Maestro Jesús: Sí. Había un apoyo.
Interlocutor: Está bien. ¿La cruz, era la cruz común? Digamos que todo...
Maestro Jesús: No. Era un madero que luego se levantó y se formó lo que vosotros llamáis una cruz. En ningún momento llevé cargada una cruz.
Interlocutor: A ver, ¿la cruz era así o así? No sé si usted lo percibe…
Maestro Jesús: Era una cruz...
Interlocutor: Porque hay una duda… A ver...
Maestro Jesús: Un madero grande clavado a un madero horizontal...
Interlocutor: O sea, como el dibujo B que yo tengo acá.
Maestro Jesús: Claro. Pero ese madero horizontal no tenía solución de continuidad con los maderos de las otras dos personas que estaban a cada costado. Eran maderos independientes; o sea, eran cruces reales.
Interlocutor: Tres cruces.
Maestro Jesús: Eran cruces reales, independientes. No era un madero horizontal largo con tres palos verticales.
Interlocutor: Entiendo. Pero esto que yo le marco acá... ¿El madero sobresalía así?
Maestro Jesús: El madero sobresalía...
Interlocutor: Así. Lo digo porque no sé si...
Maestro Jesús: Te lo explico, querido hermano. Interlocutor: Sí. Porque hay muchas dudas sobre esto...
Maestro Jesús: El madero corto era poco menos de la mitad el horizontal del madero largo vertical. El madero largo vertical fue clavado adelante del madero horizontal -no atrás- y no es cierto que tenía encastre. No se iban a tomar el trabajo de hacer encastre…
Interlocutor: Entiendo. Pero esto sobresalía, diríamos.
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: No era así, chato, diríamos.
Maestro Jesús: No. Sobresalía.
Interlocutor: Está claro. Maestro, desde su pie hasta el suelo, ¿cuánto había? ¿Un metro? ¿Dos metros? ¿Tres metros? ¿Entiende la pregunta?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: Esos son detalles que quizá no hacen al engrama sino...
Maestro Jesús: Aproximadamente un metro.
Interlocutor: ¡Ah! Un metro. Así estaba, no más...
Maestro Jesús: No estaba tan alto. Aproximadamente un metro.
Interlocutor: Lo digo porque hay dibujos donde lo ven demasiado alto.
Maestro Jesús: No. Era un madero de poco más de tres metros. Razona: si estuviera más alto, el madero tendría que medir cuatro metros y no era tan largo.
Interlocutor: Entiendo. ¿Entonces usted estaba completamente desnudo?
Maestro Jesús: No. Tenía lo que llamáis un taparrabo.
Interlocutor: Un taparrabo. Está bien.
Maestro Jesús: Tenía la corona de espinas en la cabeza.
Interlocutor: Está bien. Perfecto. Bueno, adelante, Maestro. Lo clavaron...
Maestro Jesús: Lamento decepcionarte, pero no es tanto para relatar.
Interlocutor: No, lo importante es...
Maestro Jesús: El sufrimiento, los latigazos, la piel goteaba sangre… Mi cara estaba casi de tono bermellón por la sangre de la frente. Es repetirme, porque durante horas fue un castigo similar. Lo que más me dolió fue el clavo grande en los pies.
Interlocutor: Está bien. O sea, ¿el madero sobre el cual apoyaron los pies, prácticamente, era para que no se desgarrara y no cayera? ¿O era por algún método de tortura?
Maestro Jesús: Era para apoyarme.
Interlocutor: Porque cuanto más se durara en la cruz, más sufrimiento habría.
Maestro Jesús: No. Una vez puestos los clavos en ambas muñecas y el clavo grande y grueso en los pies...
Interlocutor: O sea, ¿tres clavos?
Maestro Jesús: Sí. Me sacaron las amarras, porque primero me habían amarrado de los antebrazos y con una sola cuerda en los pies. Interlocutor: Pero usted, obviamente, no hizo ningún intento de escapar.
Maestro Jesús: No. No tenía fuerzas físicas ni mentales para ello.
Interlocutor: Está bien, Maestro. ¿Cuánto tardó en desencarnar?
Maestro Jesús: Aproximadamente tres horas.
Interlocutor: ¡Ah! No una hora y media como dicen.
Maestro Jesús: Aproximadamente tres horas.
Interlocutor: De cualquier manera yo tengo entendido que hay algunos que han durado hasta nueve días… ¿O no es así?
Maestro Jesús: No. Con semejante tortura, no.
Interlocutor: O sea, se dice que cuatro días han durado algunos. ¿O tanto no?
Maestro Jesús: Depende de la tortura y depende del estado físico.
Interlocutor: ¿Pero, en general, lo suyo duró tres horas porque había sufrido flagelación?
Maestro Jesús: Y la pérdida de sangre…
Interlocutor: Está bien. Ahora, Maestro, ¿cuál fue la tortura mayor? ¿La asfixia?
Maestro Jesús: La tortura mayor era mi cuerpo entero.
Interlocutor: A ver, ¿qué parte le provocaba más sufrimiento?
Maestro Jesús: Los pies, principalmente.
Interlocutor: ¿Más aún que la asfixia? Maestro Jesús: Sí. Los pies, principalmente.
Interlocutor: ¿Más aún que la asfixia?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: Me quedo sorprendido porque parecería que la asfixia es lo más terrible.
Maestro Jesús: Sentía como un debilitamiento pero tenía conciencia.
Interlocutor: ¿Estaba lúcido?
Maestro Jesús: Sí. Dentro de mi comprensión...
Interlocutor: ¿Usted estuvo tres horas lúcido?
Maestro Jesús: No. Casi tres horas lúcido.
Interlocutor: ¿Estuvo lúcido?
Maestro Jesús: Estaba con los ojos cerrados porque trataba de entregarme al Padre y no podía por la multitud, los gritos, las risas... Las risas me dolían, pero no -como diréis vosotros- a una parte egoica sino que dolían porque no entendía su incomprensión. Y tómalo como que lo hablo de corazón: yo soy un hijo más de Eón pero, en ese momento, como transmitía la Palabra del Padre, sentía que si me marchaba los iba a dejar huérfanos. Y eso me hacía mal. Después pensé en mi madre, que le quedaba poco tiempo pero todavía...
Interlocutor: ¿Estaba presente allí?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: ¿Quiénes estaban presentes, Maestro, con usted? ¿Estaba Pedro?
Maestro Jesús: Estaba Juan. El único que estaba de mis seguidores. Interlocutor: ¿Y por qué?
Maestro Jesús: Porque algunos tenían miedo a...
Interlocutor: A que los apresaran.
Maestro Jesús: ...a que los apresaran y otros...
Interlocutor: O sea, a ver… ¿Estaba Magdalena, estaba María -su madre- y Juan? ¿Tres de los...?
Maestro Jesús: Y otra María, que me había acogido en su casa y me había perfumado. Ella también estaba.
Interlocutor: Maestro, le quiero hacer una pregunta...
Maestro Jesús: Y le dije a Juan que se hiciera cargo de mi madre.
Interlocutor: ¿Usted podía hablar y hablaba en ese momento a pesar del sufrimiento?
Maestro Jesús: Con muy poca voz. Eso fue al comienzo, prácticamente. Y Juan asintió con la cabeza. No es por desmerecer a mis tres hermanos biológicos pero ellos tenían sus compromisos, y sentía como que... entendía como que Juan podía cuidarla mejor en los pocos años que le quedasen. Y sé que lo hizo.
Interlocutor: Maestro, ¿en algún momento salió de su cuerpo así como un tipo de viaje astral?
Maestro Jesús: No.
Interlocutor: ¿En ningún momento? O sea, quedó ahí aferrado al sufrimiento. ¿Los calambres?
Maestro Jesús: Tremendos calambres. Los músculos -que en ese momento se volvían como piedras-, los tendones... Quería moverme y no podía. Quería luchar y no podía -luchar contra el dolor, quiero decir; no zafarme de lo que me estaba pasando-.
Interlocutor: Está bien. La lanza en el costado. ¿Usted ya está muerto cuando la lanza en el costado?
Maestro Jesús: No. Eso fue casi a lo último.
Interlocutor: ¿También lo sintió?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: Maestro, ¿qué dolor conceptual le queda desde la flagelación y las tres horas que usted estuvo colgado en la cruz? ¿Qué dolor le queda?
Maestro Jesús: Copiándome de vuestro idioma, lo he trabajado muchísimo a nivel conceptual. Y hemos tenido debates conceptuales con Johnakan sobre ese tema. O sea, que no había tanta carga… La carga mayor era por dejar desamparados a mis queridos hermanos; es como que quedaban huérfanos de Padre, entre comillas.
Interlocutor: O sea, ¿a pesar del sufrimiento físico, su sufrimiento mayor era por el abandono que hacía –forzado- de su gente?
Maestro Jesús: Sí. Totalmente. Ése es el engrama mayor; mucho mayor al de mi sufrimiento, que fue mucho, y lo sabéis.
Interlocutor: Sí. ¿Todo este episodio de la crucifixión está totalmente liberado de carga conceptual? ¿Le queda algo, Maestro? Porque lo repasamos…
Maestro Jesús: No. No me queda carga conceptual.
Interlocutor: O sea, a ver… ¿Lo poco que tenía, diríamos, está liberado con este relato?
Maestro Jesús: Sí. Está liberado. Con la desprotección que sigue teniendo este mundo y la incomprensión de lo que es la verdadera Luz no puedo entender por qué a veces hay espíritus tan cerrados que no entienden que dándose las manos y transmitiéndose energía de amor todos pueden vivir mejor, en paz, en solidaridad, en misericordia, brindándose los unos a los otros. Es tan sencillo... No entiendo la mezquindad, la intolerancia, la incomprensión, lo ruin, el querer abarcar… Vuestras vidas en el plano físico son pequeñitas, limitadas. No existen poderes, no existen conquistas -la conquista es con uno mismo-. De verdad os digo que la conquista es con uno mismo. Hermano, me quiero retirar...
Interlocutor: Maestro, un segundo más. Una consulta nada más que le quiero hacer. ¿Cuántas Psicoauditaciones más tenemos que hacer con usted para liberarlo de todas las cargas conceptuales que tenga? Porque entonces...
Maestro Jesús: No es necesario, querido hermano. De verdad te digo que no es necesario. Esta incomprensión no es un engrama; es una incomprensión que cualquier ser de bien entiende. Este receptáculo que me alberga -que es el 10% de mi amado Johnakan- también entiende que una sonrisa, un diálogo fresco y el poder tender una mano es mucho más fructífero que lo yermo de la indiferencia.
Interlocutor: Está bien, Maestro. Escúcheme unos segunditos más… Usted muere. O sea, digamos, desencarna. ¿Usted puede relatar unos segundos la sensación de usted, como 10%?
Maestro Jesús: Nunca he pensado en mí como 10%, en el sentido del apego de un rol al plano físico.
Interlocutor: Yo me refería más bien a su descenso a la Octava Esfera.
Maestro Jesús: Lo intencioné.
Interlocutor: ¿Antes de desencarnar?
Maestro Jesús: No. Lo intencioné al desencarnar. Interlocutor: O sea, usted desencarna. Se siente completo, se siente ya 100% espíritu...
Maestro Jesús: Sí. Y como 100% espíritu quería, de alguna manera, entender ese sufrimiento de los seres de la Octava Esfera, donde cada uno de ellos sentía el dolor conceptual de todos los demás.
Interlocutor: Está bien, ¿pero usted esa necesidad la sentía como 100%?
Maestro Jesús: Como 100%.
Interlocutor: O sea, ¿nunca había descendido a la Octava Esfera?
Maestro Jesús: No.
Interlocutor: ¿Pero el espíritu puede si quiere descender a la Octava Esfera así como así?
Maestro Jesús: Lo intencioné, y entiendo humildemente que el Padre –que según nuestra comprensión no puede saltarse las propias leyes por Él creadas- de alguna manera es como que concedió...
Interlocutor: O sea, ¿su descenso a la Octava Esfera fue una excepción?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: ¿Una excepción muy grande?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: O sea, ¿mi Thetán Radael no puede hacerlo, por ejemplo?
Maestro Jesús: No. Si tú en un momento dado has descendido ha sido por conductas… Interlocutor: O por otra cosa… ¿Existe otro que usted conozca que también el Padre le haya concedido el descenso a la Octava Esfera?
Maestro Jesús: Sí. En otro mundo, y en otras circunstancias.
Interlocutor: Está bien. ¿El descenso fue 100%?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: Ahora, ¿usted sabía que estando allí en cualquier momento podía retirarse –elevarse-, no es cierto?
Maestro Jesús: Sí.
Interlocutor: ¿Cuánto tiempo se quedó allá en la Octava Esfera?
Maestro Jesús: No medí el tiempo porque en ese momento buscaba transmitir Luz. Quería captar el concepto espiritual de alguno de ellos que estuviera sufriendo y explicarle solamente que percibiendo al otro en su sufrimiento podía zafarse de ese dolor y elevarse... Pero mi concepto no era captado.
Interlocutor: Está bien. ¿Usted estaba en la Octava Esfera 100%, pero sabía que su cuerpo no estaba muerto, o sea, estaba vivo todavía?
Maestro Jesús: Mi cuerpo estaba clínicamente muerto -como vosotros entendéis lo que es clínicamente muerto-, si no no podía estar 100% espíritu. Entiende eso.
Interlocutor: Está bien.
Maestro Jesús: El hecho de que con una tecnología ajena a lo que es hoy este mundo me hayan luego resucitado fue como otro relato.
Interlocutor: Fue como volver a encarnar de nuevo, diríamos.
Maestro Jesús: Claro. Interlocutor: Maestro, antes de que se retire quisiera dejar constancia de que mientras usted relataba me surgieron muchas preguntas para hacer, por si alguno de los consultantes que escuchan la grabación dicen que muchas cosas no pregunté. Pero no pregunté justamente para no cortarle su relato. Eso quería dejarlo claro. O sea, ¿las preguntas podríamos hacerlas en otra sesión?
Maestro Jesús: Correcto.
Interlocutor: Está bien, Maestro, entonces.
Maestro Jesús: Te brindo toda mi Luz, querido hermano.
Interlocutor: Gracias, Maestro. Hasta luego.
Sesión del 12/5/11 Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús
Habló del aprovechamiento para el avance de las dificultades que encontremos, del tomar cada condicionamiento como un desafío. Con templanza avanzamos y las heridas empequeñecen al superar etapas. Y tendremos fuerzas para tender una mano.
Queridos hermanos, es una dicha enorme volver a comunicarme a través de este receptáculo. De cierto os digo que el plano físico es un hermoso aprendizaje. Vosotros diréis, queridos hermanos, que en esa vida que consideráis tan real hay dicha y también hay sufrimiento. Obvio que no lo puedo negar; lo he experimentado con creces cuando estuve encarnado. Pero pensad que cada experiencia es útil, es valiosa. Pensad, queridos hermanos, que hay situaciones que son incomparables, inconmensurables, que no se pueden catalogar, porque van más allá de toda mensura. Debajo de todo aquello que es azaroso hay como un camino trazado que cada ser lo debe recorrer. Situaciones, queridos hermanos, que os pueden parecer injustas, desagradables, molestas y que os pueden condicionar. Pero entended, queridos hermanos, que cada una de esas situaciones os ha dejado una marca -vamos a prescindir de catalogar esa marca, por ahora, si fue positiva o negativa, si ha condicionado o nos ha mostrado el horizonte- que, de alguna manera, ha cambiado nuestro rumbo distinto al que teníamos, ha modificado nuestro camino. Pero, copiándome de vuestro lenguaje hablado, seamos optimizadores y pensemos que ese -como decís vosotros- golpe de timón girando la embarcación, ese golpe de timón que ha dejado esa marca, fue para mejor. Y entonces, sí, cataloguemos la marca como positiva. Diréis: -Pero Maestro, me siento con condicionamientos debido a diversos episodios de mi vida. -Y es verdad. Y es verdad. Y de verdad os digo, de verdad os digo, queridos hermanos, que aún los condicionamientos son motivadores. Diréis: -Pero, ¿cómo, querido hermano? Cuando estamos condicionados, a veces, no nos atrevemos a confrontar situaciones. ¿Cómo pueden ser los condicionamientos motivadores? -Hermanos, porque no confiáis en la fortaleza de vuestro propio espíritu. Tomad cada condicionamiento como un desafío, que sea un empuje que os permita salvar obstáculos. -Pero hermano, ¿qué dices? Si el mismo condicionamiento es un obstáculo, si ese mismo condicionamiento es una barrera que me frena, que me perturba, que me causa desazón. -Pero de cierto os digo, de cierto os digo, que existe algo que se llama templanza. La templanza es como aquel herrero forjador de espadas que las calienta, las golpea con su maza, las vuelve a calentar y las sumerge en agua helada. Y así se templa también el espíritu. Queridos hermanos, si solamente fuera dicha no habría templanza. La templanza necesita de penas, de zozobros, de alegrías, de pesares, de fortunas, de fracasos, de caídas y de volver a resurgir. -Pero hermano, ¿y mis heridas, mis magullones, esas muescas que han quedado en mi cuerpo, en mi alma, cómo pueden fortalecerme? Me toco y me duelen. -Por supuesto, porque te recuerdan que están ahí, pero te enseñan. -¿A qué, hermano? ¿A evitar nuevos tropiezos? -No, porque de verdad os digo que no hay una experiencia similar a la otra. Ninguna experiencia puede evitarte nuevas caídas. -Pero hermano, entonces, ¿de qué sirve todo ese aprendizaje si tú dices que no me van a evitar nuevos tropiezos o nuevos obstáculos? -Pero de verdad os digo, de cierto os digo que tendréis algo nuevo, que es la templanza. Y esa templanza te dará la fortaleza para enfrentar con éxito los nuevos obstáculos. No impedirá que te duelan las heridas, pero esas heridas serán insignificantes cuando la Luz se acerque a ti al final de esa parte del camino, porque es infinito el camino que llega hasta nuestro Padre. Pero de cierto os digo que lo que no se confronta no se aprende. Lo que no se confronta no produce logros y lo que no produce logros trae frustraciones. El Servicio es Amor hecho Obra. El Amor, en palabra, es muy bonito, pero no trasciende; trasciende la Obra, trascienden los hechos, las actitudes, la valentía de nuestro propio espíritu. Sin valentía no se trasciende. Queridos hermanos, estoy en todo momento con vosotros alentando a través del Amor, transformándolo en hechos. Toda la Luz para vosotros. Y para todo momento y para todo instante. Nunca dejéis de pensar que me alejaré de vosotros porque estoy en todo momento. Ien-El: Ieshu Ben Yosef. Gracias.
Médium: Jorge Olguín. Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús.
Animó al avance, al cambio positivo, sin miedos irracionales, con amor y mente clara, tomando el pasado como datos y no como condicionamiento. Si bien no podemos controlar todas las posibilidades, nuestra capacidad de evolución es real, para nosotros y para los demás a quienes podemos ayudar en el camino.
Qué gozo estar aquí presente con vosotros. De verdad os digo, queridos hermanos, que muchas veces los cambios de situaciones y las distintas expectativas por momentos pueden agotar a la persona. Pero de verdad os digo que la inacción agota más. Les habla Ien-El, a quien conocéis como el Maestro Jesús. Hay algo muy importante: en distintas situaciones de cada vida física se presentan momentos donde uno tiene que hacer una elección. Salvo nuestro Padre somos seres falibles y podemos equivocarnos el sendero, pero una verdadera intención, una intención de Luz, queridos hermanos, va a iluminar ese camino como para que tengáis una visión más amplia de lo que queráis aprender. De cierto os digo que siempre hay incertidumbres por diversas circunstancias, sean laborales, personales, afectivas, familiares, etc. porque el hecho de que estéis encarnados va a hacer que siempre se presenten disyuntivas. Lo importante es tener la mente clara, es estar alertas, envueltos en amor, y las cosas se tienen que dar. Quiero ser honesto, queridos hermanos, y de verdad os digo que el plano físico -como dice mi hermano de Luz Johnakan- es un pozo gravitatorio, y a veces nos jala hacia abajo cuando estamos encarnados. A veces tenemos dudas como las he tenido yo cuando estuve encarnado en Judea. Pero de verdad os digo que el alma te reconforta. Mirad a vuestro interior: la vista se aclarará y haréis la mejor elección. El pasado no es malo. Y no es una contradicción. De verdad os digo que el pasado es bueno porque de alguna manera es una ayuda a la memoria para ver cuáles fueron las decisiones acertadas y cuáles no; de alguna manera sirve como aprendizaje para el futuro en decisiones que se tomarán en este presente. Pero no toméis al pasado aferrándoos a él porque quedaréis estancados, apresados, encadenados a esas emociones negativas. A veces, vuestro mismo ego, queridos hermanos, hace que os sintáis mal en cortar con esos lazos que os atan las alas y no os permiten volar a nuevos rumbos. Como decís vosotros en el plano físico, los complejos de culpa son roles del ego. No tengáis culpa por querer ser felices porque hay algo muy importante, queridos hermanos, y es poder entender que todo lo que hagáis de buena fe para ayudaros primero a vosotros mismos y luego poder tender una mano a los otros, como yo os he enseñado en distintas oportunidades, siempre va a ser para bien. El pasado no es malo en tanto y en cuanto sirva como ayuda a la memoria; pero sí es negativo si os ata, si no os permite extender vuestras alas. De cierto os digo, queridos hermanos, que debéis atreveros a salir; es importante atreverse a volar. Es importante entender que el camino hacia la Luz no es fácil pero tampoco es imposible. Hay palabras que se han mal traducido, porque si bien el camino a la Luz es una senda angosta, no es una senda sacrificada. Como dijo mi querido hermano de Luz Johnakan, el Servicio jamás es sacrificio porque el servicio es gozo, mientras que el sacrificio es dolor. Y el Padre, queridos hermanos, no quiere el dolor para sus hijos sino que quiere el Amor a través del goce, de la dicha. Pero esa dicha es vana si no se contagia a otros, porque la dicha no se debe acaparar. El Amor tampoco se debe acaparar. El Amor se expande como se está expandiendo en este momento el Universo, porque el Amor es Luz. Y de cierto os digo que todos aquellos que salgan adelante y tiendan una mano a los demás estarán conmigo y con el Padre mancomunados. Gracias. Les mando toda mi Luz dorada.
Médium: Jorge Olguín Entidad que se presentó a dialogar: Maestro Jesús
Diálogo entre el Maestro Jesús y Jorge Olguín, si hubiera tenido lugar un fugaz encuentro en Sol III.
TE PREJUZGARON
-¿Qué sucedió, Maestro?
-Bueno, mi querido Juan, es algo difícil de explicar.
-Te escucho, Maestro.
-¿Recuerdas que, señalándote, dije: "El se quedará hasta que yo venga"?
-Claro, Maestro.
-Pues la gente no lo entendió. Pensaron que serías inmortal en ese rol por Obra y Gracia del Padre.
-Eso sería ilógico, Maestro, pues sabemos que el Padre está sujeto a sus propias Leyes.
-Claro... No entendieron que me refería a que tú encarnarías en distintas oportunidades, predicando la Palabra.
-Y lo cumplí, Maestro... pero ignoraba que tú también ibas a encarnar en el siglo XX.
-Quise ver a la humanidad con una óptica actual.
-Entiendo, pero... te pregunto de nuevo: ¿Qué sucedió, Maestro?
-Mi querido Juan...
-Maestro, en esta vida me llamo...
-Ya sé, ya sé... Te cuento que traté de reunirme con filósofos, psicólogos, esotéricos de distintas ramas, religiosos de mente abierta... y vi la oportunidad en una Reunión de Personalidades de distintos países.
-¿Has podido entrar, Maestro?
-Sí... y escuché disertaciones, debates, diálogos y, sin mentirte, levanté la mano más de 20 veces para objetar algunos conceptos equivocados, a mi punto de vista.
-¿Y qué pasó...?
-Que nadie me prestó atención... Todos estaban dentro de su mundo, con palabras bonitas, con gestos agradables... pero en su mundo.
-Te prejuzgaron, Maestro. No les interesó tu aporte... ¿Te has sentido frustrado por ello?
-No... pero me ha afectado. Antes era más fácil... quien se rasgaba las vestiduras lo hacía abiertamente. Hoy no sabes distinguir las máscaras...
-Ya lo sé, Maestro... y te aseguro que tengo mucha experiencia en el tema. Los niños son quienes llevan máscaras... niños que quieren ser maestros y se disfrazan como tales... pero falla la actitud.
-Esa es la palabra... actitud.
-¿Y ahora qué harás, Maestro?
-Me iré... y tú te seguirás quedando hasta que vuelva.
-No te creas que es sencillo, Maestro.
-Nos vemos, Juan... Nos vemos, hermano...
Y vi como mi Maestro se marchaba... otra vez...
Jorge Olguín
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