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Conciencia y tiempo |
de Daniel José
con la aprobación del Prof. Jorge Olguín.
El tiempo es una dimensión más con todas sus consecuencias. Toda la línea temporal se da simultáneamente, siendo nuestra percepción la que tiene la propiedad de trasladarse hacia el futuro. El hecho de sentir que nos desplazamos por la línea temporal no cambia las propiedades de lo que entendemos por pasado. No es que este se vuelva estable. Al darse toda la línea temporal simultáneamente, cada momento puede definirse como “punto de conciencia”. En cada punto de conciencia, independientemente de que esté detrás o delante de nuestro tiempo actual, somos libres; a cada momento podemos cambiar nuestro futuro; en cada uno de esos momentos tomamos nuestras decisiones. Es importante recordar la existencia de los universos alternos y otros datos para complementar estos conceptos. Por tanto el índice de volatilidad de nuestro futuro es igual al índice de volatilidad de nuestro pasado. Al igual que podemos cambiar nuestro futuro, podemos cambiar nuestro pasado. Solo que quien tiene potestad sobre nuestro futuro son nuestros puntos de conciencia actuales y futuros, y quien tiene potestad sobre nuestro presente o pasado son nuestros puntos de conciencia anteriores. Y si cambiamos algo de nuestro pasado, todo el futuro se ve reescrito por nuevos puntos de conciencia. Entonces el cambio en el pasado puede darse por decisión propia. También puede darse por un viaje en el tiempo. El punto de conciencia tiene las propiedades de un punto matemático. Es decir, es adimensional. Por tanto hay infinitos de ellos en la línea temporal. A todos los efectos es la misma propiedad que presenta cualquiera de las tres dimensiones habituales. Es decir, al desplazarse algo, ese algo pasa por todos los infinitos puntos intermedios posibles. Nuestra conciencia de cambio es una de las propiedades de la partícula divina que somos en realidad. Nuestra conciencia de cambio es un atributo de cualquier cosa que pueda ser definida como “viva”. La capacidad de generar alternativas es una de las propiedades de la partícula divina que somos en realidad. Nuestra posibilidad de cambio voluntario es un atributo de cualquier cosa que pueda ser definida como “viva”. Alguien podría deducir “pero si todo se da simultáneamente, todo se ha dado ya y por lo tanto no hay posibilidad de cambio”. O “la voluntad del Absoluto ya ha sido hecha”. Estaría en lo cierto. Esa propiedad es una propiedad tanto de dios como nuestra. Ya se han dado todas las opciones. Ya se han dado todos los universos alternos. Este universo ya ha comenzado y ha terminado. El siguiente universo y el anterior también, etc. Por supuesto que esto no es así desde nuestro punto de vista. Precisamente por nuestra conciencia parcial realmente somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones a cada momento. Que ya estén tomadas también en el futuro no significa que no las hayamos tomado realmente nosotros, con total libre albedrío. Otra forma de decir que realmente tenemos libre albedrío, es que "todo lo que es" incluye el libre albedrío, en cuanto a parte de "todo lo que es". Por tanto si le preguntáramos al Absoluto si Él tiene libre albedrío, la respuesta sería sí. Y por tanto también lo tiene la partícula divina de cada uno. De hecho cualquier pregunta posible deberá necesariamente estar basada en una parcialidad, y solo podrá recibir como respuesta necesariamente una parcialidad. Otra forma de decirlo, una pregunta y una respuesta solo pueden contener parte de la realidad, no toda. Esto es lo mismo que en la física cuántica. Una partícula última (hablo de una partícula que sea un componente básico de la materia o energía) no tiene propiedades definidas hasta que es analizada. Al ser analizada, sus propiedades toman un valor. Es decir, se le “preguntó” a la partícula qué era, y esta solo puede darnos una respuesta parcial, pese a serla manifestación del Absoluto como parte, un aparente punto de inicio del universo limitado. Precisamente esa es la definición del concepto que forma nuestro espíritu. El conjunto de informaciones parciales que este ha aprendido. La diferencia entre nuestro punto de conciencia y la conciencia del Absoluto, es que este es la conciencia simultanea de todos los puntos posibles en todas las dimensiones (creación), y también fuera de ellas (potencial) en su conjunto. Es decir, es el todo y la parte. Nuestra conciencia es reflejo de la suya, pero hay infinita variedad de posibilidades de creación de conciencias. De hecho estas se modelan principalmente por las circunstancias y libre albedrío, divergiendo rápidamente de las otras. ¿Por qué tenemos la conciencia de desplazarnos hacia el futuro? ¿Por qué nuestro punto de conciencia siente que se desplaza hacia el futuro? Por el hecho de que cualquier universo creado, y por tanto cualquier parte que lo componga, obedece a una ley básica: todo cambio tiene su consecuencia. Esa es una de las leyes que son generadas consustancialmente cuando el Absoluto crea algo que es “parte” de Él, algo que pasa a ser parcial, limitado. Entonces, conforme al objetivo de evolución marcado por el Absoluto, nuestra conciencia también se divide en “causa/consecuencia”. Es decir, somos nuestra conciencia completa, que comprende todos nuestros instantes de tiempo, y se nos aplica la ley de causa/consecuencia inherente a toda parcialidad creada, resultando en una conciencia que avanza en el tiempo siguiendo dicha ley. Es una parcialidad “ahora”, dentro de otra parcialidad “nuestra conciencia conjunta de todos los instantes de tiempo”, dentro de otra parcialidad “universo entero con todas sus dimensiones incluyendo el tiempo”, dentro de la gran parcialidad “creación”, dentro del Absoluto. Al igual que nuestro cuerpo es vehículo de nuestro espíritu, nuestro espíritu es vehículo de nuestra partícula de conciencia. Esta, por creer que está desconectada de su realidad divina última, participa de su visión de la realidad parcial que la rodea. |