EL VASCO, CURANDERO.

Por el Dr. Jorge Raúl OLGUÍN.

Hay una ciudad muy linda a 100 Km. al sudoeste de Buenos Aires. Se llama LOBOS y es famosa por su laguna. En la ciudad, sobre la calle Mitre al fondo, vive un personaje muy pintoresco al que apodan El Vasco. Nació en 1939 y a mediados de los ´80 recibió el don de la sanación. Es el curandero del lugar y vienen a verlo gente de todos lados como, por ejemplo, de Mercedes, Saladillo, Navarro, Las Heras, Roque Pérez y hasta de Santa Rosa, La Pampa.

Lo fui a visitar el 14/02/99. En la entrada a la casa había dos perros echados y un caballo pastando en un corral lindero. El techo era de chapa y el piso, de tierra apisonada. Me recibió con alegría y nos abrazamos. Hacía diez años que no lo veía y no conocía su actual vivienda. Me dijo que curaba con una cinta roja que tenía tres medidas de puño a codo y una Cruz en la punta. Para curar la dolencia de la persona medía con la cinta desde el piso hasta la altura del cuerpo donde estaba "el mal". Trataba desde problemas de artrosis hasta parásitos intestinales.

Viendo este tema desde el punto de vista científico, cuesta creer que en verdad se produzca una curación. En Metafísica decimos que existe la sanación del aura y esa terapia puede llegar a mejorar alguna dolencia física. Deepak Chopra habla de la medicina cuántica. En las medicinas no tradicionales se dice que hay enfermedades y no enfermos, y éstas son producto de un problema externo que afecta nuestra mente y nuestro cuerpo, ocasionando trastornos psicosomáticos. Las autoridades de la Iglesia dicen que ningún religioso tiene poderes para sanar a nadie, solo son los mediadores entre la acción del Espíritu Santo y los fieles. Médicos de larga trayectoria opinan que las terapias con sanadores actúan por sugestión y que estas experiencias pueden resultar útiles ante enfermedades psicosomáticas, que son las ocasionadas por problemas emocionales. En esos casos actúa la fuerza de la fe. Otros profesionales de la medicina opinan que algunos curanderos sanan mediante la sugestión del paciente. Lo que no explican los médicos es cuando estos sanadores revierten un problema en una criatura. ¿Qué fe puede tener un bebé o cómo se puede sugestionar a una criatura que todavía no razona? Allí no actuaría el "efecto placebo".

De todas maneras, no podemos obviar que en medicina, dejar pasar el momento justo para efectuar los tratamientos es sumamente riesgoso, sobre todo en enfermedades que si se tratan a tiempo, son curables. Igualmente, la propia Iglesia avala a los curas sanadores, pues en Rosario el 6/02/99 fueron más de cien mil personas para que el padre Ignacio Peries, en la parroquia del barrio José Rucci, les efectuara imposición de manos. Además, en el templo Natividad del Señor, entregaron números hasta con un año de anticipación,  para que concurran a ver al sacerdote.

Lo del Vasco es más modesto. Obviamente él no cobra, pero la gente le deja mercadería y animales. Con respecto a éstos, como el Vasco no los mata ni siquiera para comer, ahora está manteniendo a un caballo, dos perros, veinte patos y más de cien pollos. Antes de irme de Lobos le conté de mi trabajo, de mi técnica de Psicointegración y nos deseamos lo mejor, para seguir con la vocación de Servicio hacia la gente. Y así fue el encuentro con el Vasco Juan Olguín, mi primo.

Informes: Grupo Elron, de Orientación y Servicio.

Director: Prof. Jorge Olguín