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Psicoauditación - Aldo R.

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 23/11/12
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Aldo R.

Jugoso debate entre la entidad y Karina acerca de los motivos que nos llevan a encarnar. También se dialoga de cómo los cuestionamientos pueden ayudarnos a esclarecer nuestras acciones o pueden dificultarlas.

Sesión en MP3 (3.013 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Gracias es un gusto estar aquí.

 

Interlocutor: ¿Cómo te encuentras?

 

Entidad: Con muchos interrogantes. Como thetán necesito preguntar...

 

Interlocutor: Dime.

 

Entidad: ...preguntar también es una manera de descargar.

 

Interlocutor: Claro, obviamente, cuando uno tiene inquietudes y necesita encontrar respuestas para determinados interrogantes, a veces de situaciones que vivimos, a veces de anhelos, a veces de esos lazos invisibles que no logramos comprender...

 

Entidad: Exacto, es como que tú me lees mi mente conceptual, exacto es así, porque no siempre el relatar vivencias solamente descarga, también el evacuar dudas, evacuar interrogantes es una forma de descargar.

 

Interlocutor: ¿Y qué te inquieta principalmente?, imagino que tendrás muchas inquietudes, como todos, pero que es lo que más te inquieta.

 

Entidad: Bueno, una pregunta que interpreto que te habrán hecho muchas veces, yo tengo mi respuesta, tú me darás la tuya y opinaremos al respecto sobre encontrar un punto en común en ambas respuestas.

 

Interlocutor: Bien.

 

Entidad: El espíritu encarna. Obviemos por ahora si encarnamos en misión o para aprender lecciones kármicas pendientes, obviemos eso por ahora porque me parece que son respuestas de etiqueta como para quedar bien. Encarnamos porque tenemos el anhelo de experimentar los cinco sentidos físicos.

 

Interlocutor: Bien.

 

Entidad: Pero sabemos -porque no vivimos un sola vida física, vivimos varias y no solamente en este mundo- que muchísimas veces, experimentamos más sensaciones de infortunio, de desvelos que de placer y sin embargo, arremetemos como el toro, arremetemos para adelante como el toro y volvemos otra vez a encarnar y a experimentar y a experimentar, como que no aprendemos la lección, y somos conceptuales, evaluamos con nuestra mente analítica qué está bien, qué está mal. Así y todo volvemos a encarnar aún sabiendo a qué nos arriesgamos.

Una vez, un Maestro excelso dijo que todo lo que nosotros planificamos desde el plano suprafísico, llevamos a cabo un 10% en el plano físico. Primero porque no tenemos memoria reencarnativa, y aunque uno como thetán le pueda conceptuar a su cuerpo de ideas al 10% encarnado, también depende de la decisión de sus mayores, aquellos que encarnaron antes, y de alguna manera es como que lo van guiando -entre paréntesis, condicionando- sobre lo que tiene que estudiar, sobre lo que tiene que trabajar, sobre lo que tiene que hacer de su vida.

 

Interlocutor: Crees tú que en algún momento en la vida de un ser encarnado donde empieza a cuestionarse sobre esos condicionamientos que te van imponiendo...

 

Entidad: Depende del espíritu de cada ser encarnado.

 

Interlocutor: Y a ti, ¿cómo te resulta?

 

Entidad: Yo le planteo, conceptualmente, a mi 10% y él se ha cuestionado, por supuesto que sí, se ha cuestionado cosas, pero conozco otros seres encarnados que se van adecuando a los distintos momentos y les va bien. Es como la famosa anécdota del junco y el roble, el junco se va adaptando al techo y se dobla y no se rompe.

 

Interlocutor: Parece más frágil y sin embargo es el que más resiste.

 

Entidad: Resiste porque se deja...

 

Interlocutor: Porque es flexible.

 

Entidad: Es flexible, se deja llevar por ese peso y luego vuelve a su nivel, y el roble es ese mulo empecinado y "pac", se partió.

 

Interlocutor: Y tú cómo te sientes, ¿un junco, un roble o algo intermedio?

 

Entidad: Algo intermedio, porque en la vida cotidiana el adecuarse, a veces, a determinadas circunstancias puede sonar hipócrita porque, ¿qué es adecuarse en la vida cotidiana, querer quedar bien con todos?, eso es hipocresía. Entonces a veces tiene que marcar -y eso es una frase terrenal- a veces tiene que marcar los puntos sobre las íes y decir "esto sí" y "esto no", porque bueno, la gente confunde orgullo con dignidad; los Maestros enseñan que cuando tú dices "esto no", no se trata de ese orgullo infantil, de niño, sino que se trata de una dignidad bien entendida: ¿hasta donde llegas?, ¿qué es lo que permites?, ¿qué es lo que concedes? Pero tenemos un enemigo tan grande que se llama ego.

 

Interlocutor: Sí.

 

Entidad: El ego me afecta a mí.

 

Interlocutor: ¿De qué manera?, porque tú sabes que hay personas que tienen una autoestima exagerada y caen en egocentrismo y hay otras que se sienten inferiores y eso también es ego. ¿De qué manera te afecta el ego?

 

Entidad: Bueno, te pregunto: Cuando tú cuestionas cosas, ¿cómo sabes cuando las cuestionas desde la dignidad o cuando las cuestionas desde el ego?, ¿dónde está la diferencia, dónde marcas la diferencia?

 

Interlocutor: En una pregunta que debes hacerte: ¿Por qué lo hago? ¿Qué me motiva a hacerlo?

 

Entidad: No sé, o sea...

 

Interlocutor: Voy a tomar esta decisión: ¿Por qué la tomo? Qué me impulsa a tomar esta decisión, ¿un anhelo egoísta o realmente decido esto porque es lo mejor para mí y para mi entorno?

 

Entidad: Quizá eso lo tenga claro, querida interlocutora, quizá eso lo tenga claro. Yo hablo de, cuando cuestiono algo, ¿lo cuestiono desde la dignidad o desde el ego? O sea, ¿cómo sé cuando lo cuestiono desde el ego, que mi ego me lo hace cuestionar?

 

Interlocutor: Digamos que quizás en lo que tengas dudas es en qué es dignidad y qué es ego.

 

Entidad: No, eso lo tengo claro. Dignidad es poder ser humilde pero marcar límites ante la hipocresía.

 

Interlocutor: Tiene que ver con sentir respeto por uno mismo, porque si uno no siente respeto por uno mismo, no puede sentir respeto por los demás.

 

Entidad: Entiendo, y el ego no deja que uno sienta respeto por uno mismo porque el ego maneja tu vida. Entonces, los cuestionamientos desde el ego son cuestionamientos caprichosos, de niño, es eso entonces. Claro, son cuestionamientos de niño y los cuestionamientos desde la dignidad son cuestionamientos filosóficos como para que encuentres provecho en lo que quieras planificar para hoy y para la posterioridad. En cambio los cuestionamientos egoicos son cuestionamientos infantiles que no llevan a ningún lado, están en un círculo vicioso, ¿es eso?

 

Interlocutor: Bien. Te voy a hacer una pregunta, ¿qué mensaje le darías a tú 10% o qué recomendación?

 

Entidad: Que está bien que se cuestione cosas, que los cuestionamientos, muchas veces, hace que nos evaluemos a nosotros mismos, porque yo puedo cuestionar una situación, puedo cuestionar a una persona, puedo cuestionar una labor; obviamente, si la cuestiono desde el ego soy esta persona insoportable que lo cuestiona todo, no, pero si tú marcas un punto donde de repente tienes una compañía que te resulta incómoda en tu labor, en tu vida, entonces tú marcas un cuestionamiento: "Esto no debo permitirlo", pero no desde el egocentrismo, desde la dignidad; porque si no, me atropellan. Entonces, si yo marco una pauta e incluso dentro de esa pauta oriento a aquel, a aquella que cuestiono, salimos favorecidos los dos. Pero ¿qué pasa?, que a veces, las otras personas, él, ella, aquel, aquella, el entorno en general, son indiferentes a tus orientaciones. Entonces, ¿qué haces?, dices "Bueno, si no se quieren salvar, les salvo yo. ¿No quieren coger el bote?, me subo yo al bote, yo les advertí que el barco se va a hundir. Ahora, ¿eso es egoísmo o directamente estoy gritando en el desierto y solamente me escucha mi eco?

 

Interlocutor: Lo importante es siempre poder tener equilibrio entre el cuestionarnos y el vivenciar. El cuestionarnos debe ser al momento de tomar una decisión o de evaluar qué camino estamos siguiendo; si me cuestiono todo el tiempo dejo de recorrer el camino porque sólo me cuestiono. ¿Se entiende?

 

Entidad: Entiendo. Lo entiendo perfectamente.

 

Interlocutor: Lo importante es ser y hacer las cosas lo mejor que podamos. Eso es un ejemplo o debiera ser un ejemplo para las personas que nos rodean.

 

Entidad: Espera, a ver si lo capté; entonces, los cuestionamientos tienen que ser hechos con equilibrio, porque si no, me quedo en cuestionamientos y no vivencio.

 

Interlocutor: Exacto.

 

Entidad: Y me puedo transformar en un ser quejoso porque ya los cuestionamientos pasan a ser quejas, que sería la prima hermana del cuestionamiento, así como el sarcasmo es primo hermano de la ironía pero más potente, más potenciado.

 

Interlocutor: El cuestionamiento tiene que servir para: "Me cuestiono para saber cómo actuar, qué camino tomar, qué decisión tomar". Si el cuestionamiento va seguido de más cuestionamientos y más cuestionamientos, entonces no vives.

 

Entidad: ¡Oh!, claro, es un cuento de nunca acabar.

 

Interlocutor: No te sirve.

 

Entidad: Entonces, ¿el cuestionamiento equilibrado es adulto y la queja es infantil?

 

Interlocutor: Siempre la queja es infantil.

 

Entidad: Y el cuestionamiento no significa que sea infantil, a veces te cuestionas aún desde la madurez, quizá por errores mismos que uno ha cometido. ¿O no?

 

Interlocutor: Si el cuestionamiento sirve para decidir mejor, podríamos decir que estamos a los pies de un razonamiento adulto, maduro, ¿sí?

 

Entidad: ¡Ah! O sea, que ese cuestionamiento maduro...

 

Interlocutor: Es el que te tiene que llevar a...

 

Entidad: A encontrar la respuesta, la respuesta a cómo puedo vivenciar y sacar provecho de esas vivencias. A veces en la sociedad la palabra "sacar provecho", está mal vista porque la interpretan...

 

Interlocutor: A ser un aprovechador, lo relacionan con ser alguien mezquino, que es alguien que trata de tomar ventaja de los demás en forma egoísta.

 

Entidad: Sí, pero de repente...

 

Interlocutor: Aprovechar una oportunidad no es algo negativo, siempre y cuando no perjudiquemos a los demás.

 

Entidad: Claro, si tú tienes un campo y lo siembras y lo atiendes y lo riegas y luego eso te genera una cosecha que te va a dar provecho, tú sacas provecho de allí, pero no significa que seas un aprovechador, por eso...

 

Interlocutor: Un aprovechador es quién obtiene una ganancia de una oportunidad a costa de hacerle daño a estas personas...

 

Entidad: Claro.

 

Interlocutor: ...estafando, mintiendo...

 

Entidad: Que no es el caso que estoy dando.

 

Interlocutor: Claro, pero nos han impuesto la idea de que aprovechar una oportunidad, ser oportunista, es algo negativo cuando realmente no es así, no debiera ser así.

 

Entidad: Claro, también está mal vista "la ley del menor esfuerzo", como si el que trabajara 14 horas por día es un excelente trabajador, y aquel que solamente trabaja 6 horas porque tiene un empleo bien remunerado, la sociedad lo ve como alguien que se aprovecha de las circunstancias. ¡Qué pobre que es el lenguaje hablado!, verdaderamente, ¡qué pobre que es el lenguaje! Y esto me trae a colación a algo.

 

Interlocutor: Dime.

 

Entidad: Un excelso Maestro, que es el thetán de este receptáculo que me alberga, Johnakan, explicaba que el hecho de que en el plano físico seamos esclavos de las palabras y que haya tanta gente con ego a la orden del día, hace que tengamos que estar caminando en puntillas, de pie, en un piso lleno de huevos que donde tú cometes la torpeza de plantar mal el pie, "crac" has roto un huevo. Da la impresión que las palabras, de acuerdo con el tono que las digas o si las escribes dónde pones el punto, dónde pones la coma vas a hacer "crac" en el ego del otro, porque el otro está tan alerta a lo que vas a decir que tú te desgastas energéticamente tratando de no herir la susceptibilidad de aquel que te rodea y eso cansa horrores. Entonces, a veces tú te aíslas en ti mismo para descansar.

 

Interlocutor: Yo no creo que debiera ser así.

 

Entidad: Sí, pero ¿qué otra queda?

 

Interlocutor: Tú debes hacer lo que mejor que puedas, y teniendo tu conciencia tranquila no debes preocuparte demasiado por lo que digan lo demás, porque si no, tu vida se transforma en una tortura.

 

Entidad: ¡Ah!, pero a veces hasta te tienes que cuidar con los que crees amigos.

 

Interlocutor: ¿Por qué?

 

Entidad: Porque de repente dices algo y desaparecen por un tiempo hasta que un amigo en común dice "No, pero tú hace un mes atrás has dicho aquello". Y tú, capaz no lo tenías en cuenta porque ha sido una tontería, la otra persona lo tomó como...

Creo que ya la persona está predispuesta a creer que le dicen algo en contra porque es la misma persona la que se persigue a sí misma, valga la redundancia, porque ya la persona se ha puesto un rótulo y todo lo que los demás le digan van a entrar en un saco que va a calzar justo en ese rótulo, pero no es que el otro califique, la propia persona se autocalificó, pero es difícil ser normal y dejarse fluir, como dice el excelso Maestro, no es fácil.

Y la otra lucha es el ego de uno, el ego pernicioso que tanto nos condiciona, que aunque no queramos -porque ya aprendimos a no ceder en la tentación de buscar la aprobación de los demás- a veces, es como que inconscientemente paramos la oreja y estamos pendientes del qué dirán -¡inconscientemente!- y es una lucha permanente, es un aprendizaje continuo, ¿no?

 

Interlocutor: Claro que sí, pero bueno, es cuestión de tampoco estar todo el tiempo cuestionándonos. Estemos más relajados, vivamos, disfrutemos el mientras tanto, estemos felices con nuestra conciencia y no nos hagamos tanto problema por lo que opinen los demás.

 

Entidad: Pensar que empezamos la charla donde que yo quería evacuar esas dudas con la palabra cuestionamiento, y tú me dices "No nos cuestionemos tanto, vivenciemos más", ¿no?

 

Interlocutor: Así es.

 

Entidad: Vivenciar no significa que nos despreocupemos.

 

Interlocutor: Significa que nos dejemos llevar por el camino y que nos cuestionemos cuándo tenemos que tomar una decisión, tomémosla a conciencia para seguir vivenciando y para poder seguir transmitiendo lo mejor de nosotros a los demás.

 

Entidad: Es fantástico lo que dices. Te hago una última pregunta que es muy importante. A ver, debemos despreocuparnos pero con equilibrio, porque si nos despreocupamos con demasía sería como deslindar responsabilidades. Ahora, ¿qué es lo opuesto a despreocuparnos?: preocuparnos.

 

Interlocutor: No hay que preocuparse hay que ocuparse.

 

Entidad: Pero yo capto a tú thetán, y tu thetán alter-ego dice...

 

Interlocutor: Él suele decir "Hay que ocuparse y no preocuparse"

 

Entidad: Claro.

 

Interlocutor: El preocuparnos no nos ayuda a resolver un problema, ocuparnos sí. Preocuparnos nos desgasta y quita energías.

 

Entidad: Bien. O sea, que debemos estar despreocupados y no preocuparnos sino ocuparnos cuando sea el momento. ¿Puede ser esa la respuesta?

 

Interlocutor: Es posible, sí, si así lo entiendes.

 

Entidad: Así lo entiendo. Así lo entiendo y por ahora he quedado vacío de dudas, y te aseguro que ha sido una descarga como las cataratas del Niágara. Gracias.

 

Interlocutor: Gracias a ti por estar aquí y me hace feliz que te sientas mejor. Toda la Luz para ti y para tú 10%. Y hasta todo momento.