Sesión 17/12/2018
Sesión 17/12/2018
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Alicia G.
Sentía gusto por la sangre. Cuando de joven quisieron abusarla la probó y desde ahí se acostumbró. Hasta que alguien la descubrió y armaron un plan.
Sesión en MP3 (2.378 KB)
Entidad: Siento que estoy templada, mi ser interno es duro como el más fuerte de los metales de las espadas. ¿Si voy armada? No, no necesito, finjo vulnerabilidad, debilidad y me aprovecho de ello. ¿Qué actúo mal? ¡Je, je! Me prejuzgáis, no conocéis mi vida, no sabéis lo que me pasó.
Aclaro que soy una vampir, que por otro lado tienen un mal concepto, piensan que nosotros matamos humanos para beberles la sangre. En parte es cierto, pero no matamos a nadie, directamente, yo como femenina, busco conquistar al varón que me gusta y en esa pasión de la intimidad lo muerdo y bebo un poco de su líquido vital. ¿Si me alimento de ello? No; como comida normal, como cualquier ser viviente, legumbres, carne, guisado, puedo beber bebida espumante... Pero mi pueblo tiene muy mala fama y debido a ello cuando era pequeña mataron a mis padres, ambos atravesados con una estaca. Y no fueron los únicos, todos los habitantes del poblado fueron atravesados con una estaca en el pecho e incendiaron el poblado. Yo tendría cinco de vuestros años y pude escapar, a diferencia de otras criaturas no me iban a llevar porque se imaginaban mi peligroso potencial.
Así que fui de poblado en poblado. Un matrimonio mayor sin hijos me adoptó, jamás les hice daño. Trabajé en tareas de campo, hice de labradora, ordeñé vacunos, corté troncos. Y de vez en cuando, cuando algún herbívoro pasaba por el campo lo atrapaba, le bebía su sangre y lo comía crudo sin cocinar. Claro, le echaban las culpas a los lobos.
Y fui creciendo. A la edad de dieciséis años con poco tiempo de diferencia murieron mis padres adoptivos, nunca supieron lo que era yo. Me quedé con la vivienda y con el pequeño campo, pero los tres trabajadores viéndome tan indefensa aprovecharon para abusarse de mí. Era niña todavía pero sabía pensar.
Le dije al que mandaba:
-No pienso ofrecer resistencia, ¿no es más cómodo para ti que te regale mis caricias y luego siguen tus amigos? -asintió con la cabeza y ordenó que sus amigos vayan a fuera.
Fue mi primera vez y en la pasión del momento le mordí el cuello, bebí la sangre de su carótida dejando su cuerpo sin vida. Tomé su espada y cuando pasó el segundo directamente le atravesé el pecho con el metal. Luego grité; el tercero alarmado pasó y se encontró con el filo de la espada. Dos murieron con la espada y el primero ya sabéis como. Había tenido mi primera experiencia, catalogada como horrible, pero peor la pasó el que yacía muerto.
Me desgarré la ropa a propósito y fui al poblado, dije que me habían atacado y que se pelearon entre ellos. Cuando vieron al primero desangrado pensaron "Las alimañas se aprovecharon que tú viniste al pueblo para atacar a uno de los cadáveres".
Me pagaron bastantes metales por la casa y el terreno y los animales, sólo me quedé con un hoyuman y fui de poblado en poblado hechizando de alguna manera viajeros con los cuales intimaba y luego bebía sangre. Y fui viendo que algunos luego de beberles la sangre es como que estaban a mí disposición, es como que mi mente de alguna manera tenía cierto don, a diferencia de los vampirs comunes podía, como decís vosotros, hechizarlos de alguna manera.
Recuerdo que había una posadera muy hermosa y me miraba y yo la miraba. Me invitó a su habitación y intimamos, creo que fue la primera vez que disfruté una relación. Obviamente no la mordí, me marché.
Y anduve por caminos, caminos hasta cumplir veinte de vuestros años. Tenía la astucia, la inteligencia de no dejar rastros. Hasta que en un poblado, en una posada muy vieja había una joven de cabello claro de tono rojizo que me miraba, una mirada muy firme, muy serena pero a su vez intuía como que ocultaba cosas. Me hizo una seña con la cabeza y me senté con ella, pedí una bebida espumante, hablamos de muchísimas cosas. Finalmente me dijo:
-¿Quién eres?
Le digo:
-Mi nombre es Stega. -Me tendió la mano fuerte, firme.
-El mío es Randora -exclamó-. Me miraba los ojos, me miraba la boca, era una tentación. Me dijo:
-Tengo alquilada una habitación por tres amaneceres, ¿quieres subir? -Me propuso Randora. Asentí.
Empezamos a besarnos, a acariciarnos pero tenía como cierto instinto. La empecé a besar en el cuello y en determinado momento la muerdo despacio y sentí un filo de mi... un filo tremendo de mi recuerdo cuando alguna vez un varón vampir me quiso morder a mí y lo acuchillé. En este momento sentía el frio de un puñal en mi cuello. La joven me dijo:
-Stega, si intentas morderme te abro el cuello. Si quieres disfrutar disfrutemos, pero no juegues conmigo de esa manera, no soy tonta, sé que eres vampir. -Asentí con la cabeza y seguimos el juego supuestamente amoroso, luego nos quedamos tumbadas en el catre-. Cuéntame de ti -me dijo Randora.
-No es mucho lo que tengo para contar. -Le resumí mi vida-. ¿Y tú? -inquirí.
-De aquí para allá, tengo muchos enemigos que me lastimaron. -De repente me miró y me dijo:- ¿Me ayudarías a vengarte? -Me encogí de hombros.
-No tengo enemigos, no tengo de quien vengarme. -Randora me dijo:
-Quizá no necesites vengarte de alguien sino de la vida que te trató como una paria.
-¡Ja, ja! Te equivocas, te equivocas. He causado decenas y decenas de víctimas, he cometido actos hostiles, me desquité con creces de la muerte de mis padres. ¿Y tú? -Randora me explicó:
-A mí me ultrajaron guerreros pero no puedo enfrentarme con ellos, son muchos, pero puedo ir acabando de a uno.
-Acepto, me caes bien -le dije.
-Tú también -afirmó Randora-. ¿Nos damos la mano como pacto de unión, Stega?
-Acepto, acepto Randora. ¿Iremos juntas por el camino?
-Iremos juntas, pero si vemos a alguien que puede ser una presa o puede ser alguien manipulable nos separamos, tú te quedas cerca.
-Lo mismo yo -le dije-, pero si es alguien que no tiene importancia permíteme aparte de saciar mis instintos de mujer, mis instintos de vampir.
-Está bien -me dijo Randora-, pero no quiero ir dejando cadáveres.
-No pero tengo un don, puedo beberles un poco de sangre y de alguna manera hechizarlos.
-¿Acaso eres una mento?
-No, no porque no puedo hacerlo si no los muerdo primero.
-¡Ajá! Interesante. Me puedes ser muy muy útil. Y tendría metales para pagarte. -Me encogí de hombros.
-Por eso no te preocupes Randora, tengo muchísimos metales no sólo de la venta de la propiedad de mis padres adoptivos de mucho tiempo atrás sino también de lo que les fui sacando a indefensos viajeros, lo haría simplemente porque me agrada tu compañía y por conocer algo nuevo. Entonces seremos socias.
-No -me dijo Randora-, ni socias, ni cómplices, compañeras de aventuras. Y no tienes que cuidarte de mí no me serviría acabar contigo porque me eres útil. En cambio, tú ¿qué garantías tengo de que no me ataques?
-No tiene sentido -le dije-, quizá tú no me seas tan útil pero me siento bien contigo en tanto y en cuanto sigamos afectivamente juntas. -Randora se encogió de hombros.
-Por qué no, la satisfacción que me has dado no me la ha dado ningún varón.
-Lo mismo digo -agregué.
En ese momento nos besamos y prometimos estar juntas, y yo la ayudaría con su venganza. Stega y Randora, fingiéndonos vulnerables.
Gracias por escucharme.
|