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Psicoauditación - Claudia

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión 15/11/2013
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Claudia.

La entidad y Karina dialogan acerca de cómo debemos trabajar los sentimientos, las emociones para que no nos afecte en momentos en que debemos estar analíticos. Si no, luego sufrimos en nuestra autoestima el haber cedido a los impulsos reactivos. Más tarde nos autocensuramos por ese comportamiento inapropiado. Relató un fragmento de una vida y dejó unos consejos para su parte encarnada.

Sesión en MP3 (2.322 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: Gracias por permitirme explayarme a través de este receptáculo. Como muchos thetanes han dicho en distintas oportunidades solo el hecho de poder captar la vibración del lenguaje hablado ya produce cierta catarsis. Pero tengo mucha incertidumbre en cuanto a por qué encarnamos.

El común denominador encarna por placer, tratar de gozar los cinco sentidos físicos, la caricia del Sol en el rostro, la caricia de otro humano...

 

Interlocutor: Una nueva oportunidad...

 

Entidad: Pero también encarnamos por aprendizaje, lecciones que tenemos pendientes de otras vidas...

 

Interlocutor: Lo que llamamos nosotros karma...

 

Entidad: ...que aquellos que no saben lo toman como culpar a pagar y que son lecciones a aprender y también por misión.

 

Interlocutor: ¿Cuál es tu misión?

 

Entidad: La misión en realidad es un común denominador porque todos aquellos tenemos misiones similares que es poder ayudar a los demás. Hay un excelso Maestro que dice que para ayudar a otros primero debemos ayudarnos a nosotros mismos. Y no sé por qué razón. Quizá tú me lo puedas explicar. ¿Por qué nos es más fácil a veces en el plano físico estando encarnadas orientar a otras personas, aconsejar, señalar el camino de otras personas, tener en nuestra mente clara la solución a aquellos que nos piden ayuda y tenemos un velo de obscuridad total cuando buscamos la solución para nuestra propia existencia?

 

Interlocutor: Es bastante frecuente lo que tú me preguntas.

 

Entidad: Sí pero, ¿a qué se debe eso?

 

Interlocutor: Se debe a que siempre es mucho más fácil poder ver las cosas con mayor claridad cuando nos encontramos apartados emotivamente dentro de ellos; cuando estamos metidos dentro del problema nos resulta muy difícil porque interviene la parte emocional. Entonces si podemos analizar fríamente dejando de lado por unos instantes nuestra parte emotiva siempre nos va a resultar todo más sencillo ver cuál es el camino a seguir.

 

Entidad: Quiere decir que con los otros, como soy objetiva -yo sé que la palabra fría muchas veces en la sociedad está mal catalogada- yo puedo de alguna manera orientar fríamente a otros y cuando se trata de mi propio ser, como no soy objetivo, soy subjetivo, como thetán...

 

Interlocutor: Claro, porque interviene la emoción.

 

Entidad: ...mi parte encarnada Claudia es subjetiva, es como que de alguna manera se crea confusión. Y a veces es como que eso me produce... la palabra no es rencor pero me produce ciertas emociones negativas de ver mi propia -qué difícil es el lenguaje hablado porque no tiene un concepto para decir las palabras- pero mi propia incapacidad de lograr cosas porque no quiere trepar esa escalera hacia la Luz y de repente ves que hay escalones flojos o que tú no te asientas bien en esos escalones y entonces es como que dices: -Bueno, no importa, ya tendré tiempo.

Y te quedas cómoda en esa obscuridad, te quedas como diciendo: -Bueno, ya arrancaré.

Lo que pasa es que la comodidad es tan traicionera... ¿Por qué es traicionera la comodidad? Porque te engolosina. La comodidad te engolosina porque te quedas ahí, dices: -Bueno, espero, no hay problema, tengo tiempo...

No, no tienes tiempo. Tiempo tengo yo, como thetán, pero la parte encarnada no tiene tiempo.

 

Interlocutor: Es importante si la parte encarnada se ocupe hoy de lo que pueda hacer hoy. Si nosotros hoy estamos pensando en el ayer, estamos pensando en el mañana nos olvidamos de vivir, de actuar. Actuar es el único momento que tengo para haberlo este momento.

 

Entidad: Uno a veces quisiera volver en el tiempo y modificar cosas que lograrían que hoy una esté mejor pero eso ya no es una utopía, eso es ya un imposible porque hay utopías que se cumplen, ¿eh?, hay utopías que se cumplen. Pero el camino era ayer no es una utopía, es un imposible. Lo que pasa es que a veces...

 

Interlocutor: Entonces no tiene sentido tratar de hacer lo imposible.

 

Entidad: Es que ya lo sabemos. Lo que pasa es que a veces somos tan necios -decir necios es una palabra muy dura-, no digo necios, caprichosos, infantiles. Diría que sabemos que esa puerta está cerrada y embestimos contra la puerta y embestimos otra vez y embestimos otra vez.

 

Interlocutor: La experiencia debe servir para no volver a repetir errores. Si embestimos una, dos, tres, cuatro veces y nos golpeamos la cabeza pues entonces es que realmente tenemos que ser más analíticos y razonar que, bueno, no es el modo.

 

Entidad: No te deja razonar la mente reactiva. Tú, como thetán, tú tienes una parte que está en el plano angélico; yo, como thetán, que soy espiritual, conceptúo con infinidad de thetanes. Entonces conozco anécdotas reactivas donde de repente alguien está martilleando un clavo para colgar un cuadro y sin querer se martillea el dedo. Le toma tal impotencia por el dolor que en ese momento con la otra mano cierra el puño y golpea la pared, como si la pared tuviera la culpa. ¿A la pared le duele? No. ¿Tu puño se lastima? Sí. Entonces tienes el dedo de la mano izquierda machacado por el martillo y el puño de la otra mano lastimado por haber dado el golpe. Entonces, ¿es que somos tontos? No. La mente reactiva nos vuelve tontos.

Ese ejemplo que di del clavo es el ejemplo que a veces pasa en la vida. De repente una cosa nos sale mal y a veces la embarramos peor. ¿Cómo modificamos eso? ¿Cómo dominamos esos impulsos para buscar el camino verdadero y no hundirnos en la obscuridad?

 

Interlocutor: Hace un rato hablabas de peldaños, de subir peldaños. Y no es cuestión de ir construyendo peldaños endebles que en cualquier momento se nos caiga sino que para lograr eso que tú deseas. Hay que comenzar desde los cimientos, es decir, debemos trabajar con nuestras emociones. ¿Para qué? Para que la emoción no nos afecte cuando tengamos que tomar una decisión y podamos actuar conscientemente dejando de lado la mente reactiva. Para dejar de lado la mente reactiva necesitamos estar despiertos, estar conscientes, no dejarnos llevar por nuestros impulsos.

 

Entidad: No es fácil. No es fácil porque cuando de repente tienes un objetivo buscas crecer en la Luz y las cosas no salen como tú quieres. Daría la impresión -daría, ¿eh?- como que te sumerges en la obscuridad para castigarte, como diciendo: -Mira cómo es el juego de los roles del ego que el mismo rol del ego te perjudica porque, ¿por qué te tienes que castigar si tú no has hecho nada a propósito? Simplemente que quizás has demorado o has fallado en algo y en lugar de volver a intentarlo rápidamente subsanando ese error, inconveniente o lo que fuera, no, te cruzas de brazos y te quedas en la oscuridad diciendo: -Me lo merezco.

 

Interlocutor: Pues nadie se lo merece.

 

Entidad: Como si hicieras rol de víctima pero no rol de víctima ante el resto para hacerte notar -¡Cómo sufro! ¡Mirad, quiero lograr tal cosa y no puedo...!-, no, es con uno mismo. Eso es peor todavía porque no te estás mostrando a nadie.

 

Interlocutor: Ahí ya interviene una cuestión social que tiene que ver con los condicionamientos que nos han implantado la idea de que tenemos que sufrir. La persona sufrida es la persona que vale la pena. Y en realidad vale la pena ser útil y tratando de en el camino dejar el menor sacrificio posible, o sea, no es cuestión de sacrificarse porque sí. Porque esto es ilógico.

 

Entidad: En esta encarnación, cuando era pequeña, lo primero que aprendía de los mayores era que el verdadero religioso es el que sufre, el que tiene temor... ¿Pero cuántas veces nos han metido dentro del cuerpo esa manera de pensar tan arcaica, tan, tan...? Quiero omitir las palabras que siguen.

 

Interlocutor: Esos son algunos de los condicionamientos con los que tenemos que empezar a rever y afrontar y tratar de modificarlos para lograr ser feliz. Ser feliz requiere que nos aceptemos. ¿Qué sería aceptarnos? Amarnos teniendo en cuenta aceptar que tenemos defectos sin justificarnos y tratar de proponernos mejorarnos. Sabemos que esas desventajas también son parte de que seamos humanos; no somos perfectos pero podemos ir de a poco trabajando para mejorar. Eso es lo que nos hace mejores.

 

Entidad: El concepto es más grande que las palabras. No puede suceder que nosotros mismos -yo digo que el concepto es más grande porque no hay palabras para explicar lo que siento- nos boicoteemos. Boicotearse significa que nosotros mismos nos tiramos para atrás a veces para justificar nuestra inoperancia...

 

Interlocutor: Con nuestros pensamientos, con nuestros condicionamientos, con nuestros roles del ego, con nuestros impulsos, con nuestras emociones negativas que no aprendimos a librarnos de ellas, las emociones negativas no son útiles. No nos es útil guardar rencor ni broncas ni tristezas. Hay que aprender de a poco a ser dueños de nuestra propia vida. Y en algún momento te recomendaría, si te es posible, que puedas hacer un curso que estamos dando, que te va a ser muy útil para este tema.

 

Entidad: Quiero aprender a no justificarme, buscar el camino y punto. Cuando digo y punto no significa y basta. Y punto significa avanzo un escalón y ya me olvidé del escalón de abajo. Pero no olvidarme desde la indiferencia, olvidarme significa que no quiero retra...

 

Interlocutor: Paso a lo siguiente.

 

Entidad: Exacto, sí.

 

Interlocutor: Pero tú has hecho un gran avance porque estás exteriorizando, has reflexionado ese concepto y lo puedes ver con claridad. Eso es ya un gran avance. Lo segundo es comenzar a ponerlo en práctica. ¿De qué modo? Es resolviendo, armonizando nuestro propio ser, aprendiendo a vivir, a ser nosotros los dueños de nuestra vida.

 

Entidad: Y nunca más la obscuridad nos envuelve, de esa manera.

 

Interlocutor: La obscuridad no te envuelve si nosotros no dejamos que nos envuelva porque hay algo maravilloso que se llama albedrío y tenemos enorme capacidad pero que no la sabemos muchas veces aprovechar.

 

Entidad: Sí, es eso. Como diríais vosotros en el plano físico: está a la vista.

 

Interlocutor: ¿Hay alguna palabra, algún consejo que quieras darle a tu parte encarnada?

 

Entidad: Mira, tuve una vida pasada en una pequeña región hace un par de siglos que hoy se conoce como Albacete donde era una joven que me llamaba Lucía Miranda. Era muy engreída porque si bien mis padres no eran ricos tenían una tienda y yo tenía todas las ropas, los mejores zapatos y tenía muchas amigas.

Cuando papá tuvo una enfermedad y la tienda fue mermando -porque mamá no sabía llevar el negocio adelante y todas esas compañeras que me halagaban por mis ropas fueron alejándose- me di cuenta de que nunca me quisieron por mi persona sino porque trataban de sacar algo de mí. Entonces me di cuenta en esa encarnación en Albacete que mucha gente se acerca para sacar ventaja. ¿Puede ser que mucha gente se acerque para pedir y no sean genuinas, o sea, auténticas?

 

Interlocutor: Algunas personas pero no todas son así.

 

Entidad: Bueno, yo no quiero eso. En mi vida actual no se trata de segregar ni de elegir aunque uno tiene la libertad de elegir el camino que desee pero me gusta gente afín, que tenga una meta similar, que busque también la armonía. Esa es mi recomendación para esa vida pero no segregando o dejando de lado al que tiene otro tipo de metas, comprendiendo, entendiendo y aceptando. Aceptar no significa compartir el pensamiento. Es eso, nada más que eso. Ni nada menos.

Y te agradezco tu orientación -como diríais vosotros en el plano físico- de todo corazón.

 

Interlocutor: Gracias a ti por estar aquí y como último concepto te quiero transmitir que no hay manera que puedas modificar toda esa carga negativa de pensamientos y en cuanto a la emoción de tu parte física vas atraer cosas similares para tu 10% y como consecuencia también para ti porque todo es vibración, todo es energía. Así que a trabajar para armonizar tu parte encarnada.

Toda la Luz y hasta todo momento.