Sesión 24/10/2014
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Javier L.
A veces situaciones parecidas se repiten en varias vidas.
Estas situaciones son producidas por engramas generados en otras encarnaciones y por nuestra conducta fruto de los roles del ego en la presente. Por nuestra manera de ser creamos un clima favorable que reactiva determinada conducta. Pero no nos parece que seamos los causantes.
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Interlocutor: Bienvenido...
Entidad: Fíjate que causalidad como me sigue mi nombre.
Interlocutor: ¿Por qué lo dices?
Entidad: Porque encarné en Llobregat y mi nombre era Xavi. No me sentía muy seguro. Mi padre era un trabajador en la campiña y prácticamente venía los fines de semana. Madre era una persona muy demandante y sobreprotectora.
De pequeño tenía como cierta timidez, de adolecente no tenía seguridad con mis amigos. Había una joven que me gustaba y no me atrevía a hablar con ella. ¿Entonces qué hice? Hice lo que parecía más práctico: conocí a una joven que no era muy agraciada, que las niñas se burlaban de ella y ahí me sentía seguro, ¿lo entiendes?
Interlocutor: Comprendo.
Entidad: Me sentía seguro porque sabía que al no ser atractiva no me iba a hacer sombra.
Interlocutor: A ver, ¿cómo sería eso de que no te iba a hacer sombra?
Entidad: Pues había una joven que era muy, muy atractiva, pero muy atractiva. Se llamaba Dolores y era tan presumida que apabullaba solo con la presencia, con la mirada, con la forma de hablar, miraba a todos con desprecio. Y fíjate que Marta, la chica de la que hablo, tenía la mira baja, se sentía sojuzgada por todos y ahí yo me sentía seguro. Y empezamos a salir cuando yo cumplí 18.
Interlocutor: Y qué pasó.
Entidad: No sé, hubo como un cambio, una trasmutación. Pasaron varios meses y ella es como que me preguntaba si yo tenía ideales, intereses. Le dije que yo estudiaba literatura. Me dijo que no me preguntó eso, que me preguntaba sobre intereses económicos. Mi idea era trabajar de ayudante en algún comercio pero fui a cuatro lugares y no precisaban jóvenes. Me preguntó por qué no trabajaba con mi padre, le dije que no me gustaban las tareas en la campiña, que no era para mí y me respondió "Antes que no hacer nada...". Me sentí tan molesto, tan molesto, porque me sentí invadido en mis ideas pero era una...
Interlocutor: ¿Invalidado?
Entidad: No, invadido, invadido. ¿Por qué se tenía que meter en mis ideas? A ver, todos se burlaban de ella y venía a presumir conmigo sobre lo que yo tenía que hacer, dejar de hacer, no hacer.
Interlocutor: ¿Y a ti te gustaba ella?
Entidad: Al comienzo me sentía cómodo porque como no presumía entonces yo estaba cómodo, tranquilo y como ninguno de mis amigos se fijaba en ella también me sentía seguro.
Interlocutor: Esa seguridad, digamos, ¿qué era lo que tú buscabas, alguien que te correspondiera únicamente a ti y que estuviera pendiente de ti? ¿Algo así?
Entidad: No, no.
Interlocutor: O sea, ¿qué buscabas?
Entidad: Alguien que no llamara la atención, que los amigos míos no se fijaran en ella y no trataran de quitármela y con Marta no pasaba eso.
Pero es como que hubo un cambio, empezó a exigir. Si vamos a tomar una bebida a la plaza central no tiene siquiera una moneda. Ella viene de familia pobre, yo recuerdo que me contó que la madre de ella, Isabel, trabajaba en distintas casas de familia, o sea, que no sé por qué exigía tanto.
Finalmente me cansé y rompimos, me sentí como más aliviado, que nadie me está encima, que nadie me presione, que no me diga lo que tengo que hacer y da la impresión que fuera cosa del diablo, ¿no?, porque a los pocos meses la veo con Eduardo -Eduardo era de los más... -hoy le llamaríais Don Juanes, era un conquistador, aquellos que se cuelgan del balcón de las mujeres- y estaba como arreglada, como pintada, con una ropa distinta, mucho más atractiva y sentí como un dolor en el estómago y sentí como rencor por ella, porque digo -¿Cómo?, ¿ahora con él se arregla y conmigo no se arreglaba? Aparte, como salía con él, que era el galán de las niñas en toda la región, todos mis amigos, todos los amigos de él estaban todos preguntado por ella.
Un día nos cruzamos en la plaza, estaban dando una obra de teatro y después que terminó la obra de teatro coincidimos como 20 jóvenes tomando un refresco y la escuchaba hablar a ella y hablaba con una seguridad, la mirada altiva, no bajaba la cabeza y sentía como odio por ella porque entonces conmigo había fingido ser sumisa y me di cuenta de que eran todas iguales, que fingían una cosa y eran otra.
Interlocutor: ¿Crees que con los hombres pasa lo mismo?
Entidad: Conmigo no.
Interlocutor: ¿Cómo te sientes tú ahora mismo con respecto a esa inseguridad que vienes arrastrando de esa vida anterior?
Entidad: Soy escéptico con lo que me cuentan, soy escéptico. Escéptico en el sentido de que no creo cuando me dicen las cosas, porque fíjate que cuando papá cumplió 50 años el patrón le dio una gratificación económica y fuimos a Barcelona 10 días nada más pero para mí fue el viaje de mi vida y conocí a una joven, Margarita, que venía del norte con su familia, era atractiva pero era muy habladora, muy locuaz. No pensé que se iba a fijar en mí porque yo siempre pasaba desapercibido. Esa noche salimos, me invitó ella, fuimos a comer a una posada y lo cuento y no lo puedo creer que ella paraba en esa misma posada donde fuimos a comer y me invitó a su habitación y es como que, no digo que se abalanzó pero me abrazó y me empezó a besar y bueno llegamos a intimar, ¿se entiende?
Interlocutor: Sí.
Entidad: Y me enamoré como nunca me había pasado. Sentí como una atracción, como una... mi corazón latía. Digo: -Esto es un sueño. Era la mujer más bella que había conocido.
Interlocutor: ¿Cómo fueron las cosas luego?
Entidad: Nos despertamos a la mañana y desayunamos. Volví con mis padres, feliz, todavía tenía 8 días por delante en ese lugar maravilloso antes de volver a nuestro pueblo. Estuve todo el día como ensimismado, como en las nubes, como tonto. Por la tarde la veo en compañía de otros jóvenes y veo que uno la besa intensamente. Sentí como si me hubieran dado un golpe con un vaso en la nuca, tambaleé me sentí como ebrio y no había tomado una gota de alcohol, no me salían las palabras de la boca.
En un momento dado me acerco cuando ella queda sola y le digo:
-No entiendo, ¿no éramos pareja?
Me mira con una mirada rara como si yo fuera una especie de insecto desconocido que hubieran encontrado en un bosque de Sumatra.
-¿Pero de qué hablas?
-¿Cómo de qué hablo?
-Pero ¿de qué hablas Xavi?
-Pero ¡hicimos el amor!
-¿Y qué?
-¿Cómo y qué? Los enamorados hacen el amor.
-¿Pero quién dijo eso? ¿Quién dijo tal disparate? ¿Quien habló de amor? ¿En qué momento te hablé de amor?
-Pero me besaste, prácticamente fuiste tú la que me abordarte.
-¿Y qué tiene que ver?, yo soy libre. ¿O te piensas que eras el único, el primero?
-Pero tú, para mí, sí.
-¡Ah! -me dice-, con razón esa timidez.
-¿Y tú no?
-Pero por supuesto que no.
-¿Pero y mi amor?
-¿Qué amor? ¿Cómo puedes tener amor por una noche, Xavi?
Y se fue riendo. Y yo digo: -¿Qué clase de mundo es este que una niña te besa, hace el amor contigo y al día siguiente está tranquilamente con otro?, ¡con otros!, ¡con varios!, y tú te enamoras, sientes que has encontrado el amor de tu vida y...
Los siete días restantes los pasé encerrado pensando. Tenía un libro pero no me concentraba en la lectura. Volví a mi región y no entendía nada.
Lo conversé con Luis, con un amigo, y me dijo:
-No Xavi, no es así. Esa niña que te ha tocado es un caso excepcional pero hay muchas personas que de repente se conocen y hay algo más y luego cada uno sigue su camino.
-Pero fíjate Luis, mira el libro que tengo, los poemas de amor.
-Sí, eso déjalo para los libros, en la vida real no pasa eso, la vida real es distinta, en la vida real hay sufrimiento, es muy difícil encontrar a esa persona que te comprenda, que hable algo afín a lo que tú piensas.
Un año después se mudó una familia de los Países Vasco. Había una joven muy delgadita llamada Francisca y era muy trabajadora. Me fije en ella, se fijó en mí, empezamos a salir. Tardé como veinte días en darle el primer beso, era muy tímida, lo que a mí me hacía sentir bien porque la timidez de ella disimulaba mi timidez pero a su vez me daba seguridad porque al ser tímida, recatada me sentía seguro de que nunca iba a estar con otra persona, ella, como que no se fijaba en nada. Y la aprobé. Fuimos al teatro, era un teatro gratis porque era en la plaza, en un escenario.
Ya para esa época estaba trabajando en una tienda, vendía cortes de ropa. Me había hecho experto en el tema y no ganaba bien pero me era útil. A todo esto ayudaba en casa porque mi padre ya con su edad no, no... Tenía como una enfermedad en las manos que le costaba cerrarlas y ya no trabajaba, entonces yo ayudaba en casa, me sentía útil.
La cuestión es que fuimos con Francisca y nos encontramos con un grupo de amigos y amigas que yo ya conocía de pequeño y ella muy respetuosa hablaba con todas pero colgada de mi brazo, es como que no se desprendía de mí y en ese momento yo me sentía como jactancioso, como que me lucía con ella "Mirad, mirad lo que tengo".
Recuerdo que al día siguiente Luis me dijo:
-Xavi, es como que no te vi actuando bien porque vi como que la lucías, a tu novia, delante de todos como si fuera un objeto decorativo.
-No, yo no hice eso, simplemente me jactaba porque tenía una niña con todas las de la ley.
-Pero me dio la impresión como que presumías.
-No, te habrá parecido a ti.
Estuvimos como ocho meses de novios y los días que no la veía le preguntaba:
-¿Qué has hecho ayer? ¿Adónde has estado?
-En casa.
-Pero fui a golpear tu puerta y...
-Pero fui a la tía, a llevar un recado.
-Pero no me lo dijiste antes.
-Pero no entiendo, Xavi, porque te tengo que dar explicaciones de todo, es como que me ahogas, como que me asfixias.
-¿Yo te asfixio? Nadie te ha dado lo que te di yo.
-¿Qué me has dado? ¿Qué me has dado? Al lado tuyo me sentía como que no existía porque tú delante de tus amigos me mostrabas como...
Y me hizo acordar a lo que me decía Luis.
-¿Pero en qué te asfixio?
-En que cuando no estoy me preguntas qué hice, qué dejé de hacer, dónde estuve, si respiré, si no respiré, si dormí, si no dormí. No es vida.
Y dije una tontería:
-No sé si no será vida o si me ocultas algo o si tienes otro.
Intentó darme una cachetada, le contuve la mano, levanté la mía y se dio vuelta y se fue.
Llegué a mi habitación y me puse mal, era un infierno esto, era un infierno porque de verdad que la quería. No como ese amor loco de Barcelona sino la quería de verdad, la quería sosegado, no era un deslumbre verdaderamente pero a su vez me dolía el pecho, el estómago, el cuerpo de pensar qué hacía cuando yo no la veía.
Interlocutor: ¿Sabes cómo se llama a eso, verdad?
Entidad: No.
Interlocutor: Celos.
Entidad: No, no, no. Lo celos siempre son justificados porque la otra persona hace algo.
Interlocutor: No necesariamente.
Entidad: Ajá. Dice que va a lo de la tía y ¿por qué no me lo dice antes? Va a hacer compras y no me lo dice.
Interlocutor: Los celos se deben a que uno no se siente seguro de sí mismo.
Entidad: Nooo, yo me siento seguro de mí mismo, yo no me siento seguro de ella. Cuando yo la conocí a Francisca era una monja casi y ahora sale a todos los lados. Dice que va a lo de la tía, un día la voy a seguir a ver si va a lo de la tía. No, no.
Interlocutor: ¿Y tú crees que has cambiado mucho de cómo eras en esta vida a la actual encarnación?
Entidad: Claro que cambié, yo ahora soy distinto ahora soy más confiado. Lo que pasa es que me han enviado un engrama que me han condicionado. ¿Y por qué tengo que creer todo lo que me dicen? Yo no sé si es cierto o no. Las actitudes... De repente ves a tu pareja interesante, la ves a tu pareja que se arregla: ¿para quién se arregla? Para mí nunca se arregla, nunca se arregló Francisca, nunca se arregló Araceli para mí, nunca se arreglan. Y de repente la ves que se arregla y sale. ¿A dónde va? ¿A dónde va? ¡Me enferma eso! ¿A dónde va? No, pero vale mí palabra. ¿Qué palabra? No creo en las palabras de nadie, tengo amigos que me han traicionado. ¿Qué palabras?
Interlocutor: Lo importante es que uno pueda darse la oportunidad de conocer a las personas.
Entidad: Claro.
Interlocutor: Una vez que las conocemos sí es bueno establecer cierta confianza porque vivir así desconfiando permanentemente de todo el mundo no nos hace bien.
Entidad: No tengo confianza en nadie y no me siento bien, no me siento bien.
Interlocutor: Está bien que cuando uno no conoce a alguien se tome tiempo y desconfíe porque aún no conoce a la persona pero tú ya conoces a la persona.
Entidad: Qué sé yo si ya la conozco. Tú puedes estar una vida con una persona y esconder cosas. Me ha pasado con amigos.
Interlocutor: Y tú, ¿escondes algo?
Entidad: Yo tengo problemas pero no tiene nada que ver son esconder nada. Yo hago lo mío, yo trabajo, hago mis cosas.
Interlocutor: ¿Nunca has sido deshonesto con nadie?
Entidad: ¿A qué le llamas ser deshonesto?
Interlocutor: De repente hacer algo similar a lo que a ti te han hecho que te ha molestado.
Entidad: No. No. No. No.
Interlocutor: ¡Qué bueno!
Entidad: Y no me gustan las ironías.
Interlocutor: Mira, ¿quisieras comentarme qué edad tienes tú como thetán?
Entidad: Yo no soy un espíritu milenario, yo soy un espíritu mucho más viejo, tengo más de un millón de años. Encarné...
Interlocutor: ¿En qué mundos has estado?
Entidad: Encarné hace más de cien mil años en Gaela una, dos, tres veces. Encarné en Umbro, encarné en Albor como ocho veces. Albor es un mundo que hay tanto egoísmo, porque hay una felicidad total es un mundo donde no falta nada ni alimentos, es un mundo placentero pero cada uno solamente tiene ojos para su interior. Un mundo tan egoísta tan egoísta pero tan egoísta y parece que yo fuera masoquista porque es ese mundo es como que hablan todos del amor impersonal, del amor impersonal y del amor impersonal pero es el mundo donde hay más engaños hay entre las relaciones. Entonces, ¿por qué encarné tantas veces?, porque me da la impresión que me gustara sufrir y no, no, no, no... ¿Qué puedo decirte?
Interlocutor: Se supone que uno encarna porque tiene algo que aprender o porque tiene algo que hacer. ¿Qué crees tú, cual crees tú que es tu misión en esta encarnación?
Entidad: No, no creo que uno encarne porque tenga algo que hacer, algo que aprender ni mucho menos. Yo creo que uno encarna porque le gusta sentir los placeres del plano físico y lo que menos siento son placeres en el plano físico porque directamente es como que encarnas tú con tu ego y con tus dudas, y es como que por dentro hubiera una especie de ácido, ese ácido que te corroe las entrañas y que... Bueno.
Interlocutor: Bueno, sería interesante que podamos ir trabajando de a poco con respecto a tus dudas, estas dudas que te atormentan.
Entidad: Mira, si tú tienes una fórmula para arrancarme -¿viste como un sacacorchos que psss saca el corcho de la botella?- bueno, si tú tienes un sacacorchos para sacar esas dudas, yo te prometo venir mil veces a conceptuar contigo.
Interlocutor: Mira, lo importante es que tú puedas descargar, hablar de todo eso que te pesa, te preocupa. Y en la medida en que podamos ir hablándolo y orientándote vamos a poder encontrar un poquito más de Luz en el camino.
Entidad: Mira, voy a contar una cosa jocosa una cosa que te puede hacer reír.
Interlocutor: Dime.
Entidad: Dicen que el receptáculo que me alberga es como un teléfono que toma de la centralita y habla, digamos que yo puedo expresarme a través de él, pero va mucho más allá. Estas mismas dudas, esto que me ha corroído, sin querer, le he afectado a su estómago, es como que le pasé su dolor al receptáculo. Todo ese dolor que yo arrastro de...
Interlocutor: Todo ese dolor, esa bronca también la canaliza el receptor.
Entidad: Yo no sé si bronca, yo no sé si bronca. A veces siento como decepción, a veces me enojo conmigo y después pregunto -¿Y por qué me enojo conmigo si yo tengo razón? Y en aquella vida cuando Luis me aconsejaba me enojaba con Luis. Digo -Pero ¿por qué? Pero yo le pedía consejo. Después cuando me aconsejaba me enojaba que me aconsejaba, entonces yo después me encerraba en mi habitación y decía -¿No seré yo que soy demasiado denso, demasiado pesado con mis amigos y por eso algunos no me soportaban? Bueno, no, no, ya está, no quiero decir más nada.
Interlocutor: ¿Te sientes un poco mejor ahora que has podido desahogarte de aquella encarnación?
Entidad: Sí, de alguna manera sí un poco sí, de alguna manera sí pero uno quisiera volver a... No sé.
Interlocutor: Volver atrás y vivir esa misma vida no podemos, lo que podemos es hablar de lo que pasó y resolver situaciones para que no repitan.
Entidad: Quisiera ser un triunfador, tener una bolsa con monedas de oro, ir a esa vida y refregarles a todos por el rostro -¡Mirad como he triunfado!
Interlocutor: ¿Por qué no ves esta encarnación como una nueva oportunidad? Date esa oportunidad.
Entidad: Es que aquí todavía tengo tiempo. Quisiera volver a esa y decirles quien soy, quien era Xavi.
Interlocutor: ¿Puedes hacerlo?
Entidad: No.
Interlocutor: Entonces, ¿qué sentido tiene?
Entidad: O sea, que tengo que decir ahora quién es Javier.
Interlocutor: Exacto.
Entidad: Es que todavía no sé quién soy.
Interlocutor: Bueno, vamos a estar aquí para ayudarte a que puedas encontrarte.
Entidad: Bueno a la próxima me traes el sacacorchos, el sacadudas mejor dicho.
Interlocutor: Este es el sacacorchos para ti.
Entidad: Son palabras muy elaboradas. ¡Ohhh!
Interlocutor: Claro, poder hablarlo, poder trabajar todo lo que te sucedió, sobre las cosas que te suceden y las que quieres que te sucedan.
Entidad: ¡Ah! Si tú tienes una hora de tu tiempo físico yo te digo todo lo que quiero, ¿eh?, todo lo que deseo. Pero lo dejaremos para una próxima.
Interlocutor: Lo dejaremos si quieres para una próxima, así no agotamos al receptor. Gracias por estar aquí y te envío toda la Luz.
Hasta todo momento.
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