Sesión del 24/02/2021
Sesión del 08/03/2021
Sesión del 24/05/2021
Sesión 24/02/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Kenia (Bardo-El)
La entidad comenta acerca de sus vidas, que le han dado más pesares que alegrías. En la presente no ve que su 10% encarnado lleve buen camino por causa de dependencias originadas por sus roles egoicos y teme que de nuevo se produzca una involución de plano por la actitud de su encarnado.
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Jorge Olguín: Apreciado Beny, es oportuno que su thetán, antes de repasar una vida pasada donde puede haber diversos engramas que desencadenan en condicionamientos actuales, el thetán debe presentarse y de alguna manera opinar sobre su 10% actual, Kenia.
Entidad: Estoy aquí con vosotros, mi nombre es Bardo-El. Estoy en el plano 3 subnivel 1. Es un plano de superación, pero me cuesta elevarme debido a mis tremendo roles de ego, que son muchos.
Es verdad que como ser encarnado, Kenia, tuve una infancia feliz. Es verdad también que mientras mi padre me favorecía, mi madre decía lo opuesto. Mis dos hermanos menores eran también mi alegría.
Me sentía feliz, me sentía afortunada con padres de buena posición económica, donde me dieron estudios a mí y a mis hermanos, hasta que me comentaron que mi parte encarnada, Kenia, era adoptada. Y mi 10% encarnado lo tomó como un golpe muy fuerte, no encontrando de alguna manera la armonía, la paz, la tranquilidad, refugiándose mi parte encarnada en el alcohol.
He tenido muchas vidas, muchas más graves incluso que la actual, donde pasaba hambre. Otra vida donde fui esclava. Otra vida donde fui ultrajada por muchísimos soldados en guerras medievales. La vida actual es nada comparada con aquellas. Entonces voy a emitir mi opinión.
Mi opinión es que el ego es infantil, mi opinión es que el ego es caprichoso, el ego demanda, el ego pide, el ego necesita, el ego quiere. Pero querer no es amar, amar es brindarse sin esperar nada a cambio. Querer es necesitar a la persona o necesitar cosas, o ser dependiente de bebidas u otras cosas. El que quiere no ama, el que quiere necesita. El hecho de que mi parte encarnada se refugiara en bebidas alcohólicas a escondidas de sus padres, es una debilidad ocasionada por su ego en la cual ella misma fue cómplice, porque ser adoptada no es una cosa grave y menos habiendo amor, habiendo educación, habiendo buen trato.
Y ella no fue agradecida, ella fue totalmente desagradecida porque el causarse mal a sí misma les causó mal a sus padres. Su madre, débil de carácter, débil de personalidad se volvió inestable mentalmente. Con esto no la quiero justificar, para nada, pero los errores que ha cometido en su vida amorosa muchos de ellos han sido empujados por la inestabilidad que le causó Kenia siendo tan desagradecida, tan desagradecida, porque no fue capaz de devolver ni un diez por ciento del amor que recibió de sus padres adoptivos. Al fin y al cabo, ¿qué es un padre adoptivo, cuál es la diferencia de un padre sanguíneo?
En otras vidas he conocido roles míos de padres verdaderos donde su padre la ha vejado, donde su padre la ha ultrajado en la vieja Roma, y su madre cómplice, callaba la boca y no decía nada.
¿Y a mí, como thetán milenario, me vienen a hablar de padres verdaderos y padres adoptivos? ¡Pero por favor, por favor, son excusas, y malas excusas!
Como thetán soy espiritualista, si no estoy en un plano 4 maestro es porque mi ego me jala hacia abajo una y otra y otra y otra vez, y mi parte encarnada no me ayuda porque con su conducta me contagia su propio ego. Yo no soy amante de la religión, soy una esencia espiritual y creo en los seres encarnados espiritualistas que aman a Dios pero sin depender de cultos ni de sectas.
La religión católica es una religión perniciosa que en época medieval ha matado miles de personas. Lo pongo como ejemplo a Giordano Bruno, al propio Leonardo Da Vinci, que tuvo que retractarse para que no lo maten.
Pero la religión cristiana -que en algunos países se llama religión evangélica, la cual tiene muchísimas ramas, la peor de todas es los testigo de Jehová-, es peor que la católica, peor que la católica porque te lava el cerebro, te lava la mente y te aleja de tus seres queridos, de tu entorno, de todos. Y tiene creencias necias, creencias tontas, como que cree a pié juntillas el Génesis: Que la Tierra tiene seis mil años, que Adán y Eva existieron de verdad, que es mentira que la Tierra tiene cuatro mil quinientos millones de años, que solamente tiene seis mil años y que los dinosaurios y todos los seres prehistóricos son inventos del demonio.
El hecho de cambiar de religión, de un mala a otra mucho peor, es otro tremendo retroceso.
Estudió psicología mi parte encarnada, lo cual no le sirvió de nada porque una persona que está enterrada en un pantano, en una religión perniciosa, hace que la psicología no la ayude ni a ella ni a nadie, aun habiendo terminado su carrera.
No coincido con el papá adoptivo de que la carrera no servía para nada y que era mejor la medicina, cada uno se siente cómodo en lo que estudia.
Es un mérito a favor el haber logrado tener un negocio propio, una financiera, pero no es cierto que en el aspecto profesional haya cumplido sus expectativas, porque cumplir con las expectativas es estabilizarse no solamente en lo económico sino también en lo mental, en lo espiritual, en la voluntad, en la tolerancia, en la fuerza de carácter, algo de lo que ella carece; por eso vuelve a caer en la bebida, en el alcohol.
La clínica de rehabilitación sirve en tanto y en cuanto los expertos estén convencidos de que la persona de verdad quedó rehabilitada. Si no, fueron malos profesionales, porque mi parte encarnada volvió a caer. Con el agravante de que había malos cuidadores, porque estuvo a punto de ser ultrajada como en vidas pasadas y eso le hubiera traído más engramas todavía.
Mi 10% es una persona que quiere, y como dije al comienzo, querer y amar son dos cosas distintas:
El que quiere necesita: "Te extraño, te preciso, quiero que estés a mi lado". ¡Quiero quiero quiero, deseo deseo deseo, necesito necesito! ¿Y qué das a cambio? Eso se llama querer. El que quiere, cela: "Dónde estuviste, no te has comunicado conmigo". El que ama no cela, porque el que ama brinda.
Si ella hubiera amado a sus padres adoptivos no les hubiera causado tanta amargura como les causó, porque el hecho de haber caído en tentaciones de bebidas dañó mucho también a sus padres. Y como dije antes, no justifico la conducta de su madre, de haber engañado a su padre, pero parte de su desestabilización mental fue responsabilidad de la propia Kenia, que nunca lo va a reconocer. De todas maneras está bien que se hayan quedado con el padre porque la madre estaba desestabilizada. No trato de disculparla, simplemente digo que parte de su problema era como que se sentía ahogada en la casa y buscó un refugio en otra persona. Insisto, no la justifico, pero Kenia es como que en alguna pequeña medida la empujó a eso.
El recurrir una y otra vez a toma de bebidas es ser débil, porque el mismo ego que demanda es infantil y reclama, y cuando no le dan lo que quiere lo toma por su cuenta. Su conducta es infantil. Y es una especie de contradicción con los éxitos que ha logrado con la financiera.
Pero lo que yo percibo -teniendo en cuenta que tengo cientos de vidas y tengo muchísimas más experiencias que cualquier ser encarnado-, tiende a volver a caer, tiende a perder lo que ha conseguido. Lo repito por si no se entiende: Tiende a perder lo que ha conseguido.
No es un tema sencillo, no es tema sencillo. Maravilloso que tenga su propia vivienda, maravilloso que viva independiente de padre, pero el mismo hecho de ser independiente no hay quien la controle salvo la bebida. La bebida la controla porque la bebida es cómplice de su propio ego y el ego es tan traicionero con la propia persona que el ego le dice a su mente: "Bebe, bebe no pasa nada", y cuando la persona está caída, obnubilada, el mismo ego le reprocha: "¿Ves, ves que no vales nada, ves que cedes a la menor tentación?". O sea, el mismo ego que te empuja a beber a lo loco, es el mismo ego que luego te reprocha, porque como el ego es un niño, como el ego es infantil el ego jamás va a ser responsable. El ego se lava las manos, como Poncio Pilatos. Así es el ego.
Mi 10% encarnado llora, se da cuenta que le hace mal a su organismo. Analíticamente se da cuenta, pero su mente reactiva es más fuerte, y por más que llore y por más que se arrepienta, al día siguiente vuelve a caer a la tentación. Y de la forma que la visualizo ahora, con toda mi experiencia de cien vidas, tiende a volver a caer, tiende a volver a caer.
Y es la tercera vez que lo digo: La persona que quiere -ya sea a personas o bebidas o comidas o triunfos-, no ama: quiere. Son dos cosas distintas. Y las digo permanentemente porque Maestros de Luz me lo han enseñado, Maestros de Luz me lo han enseñado.
Es imposible que pueda formar una relación estable, es imposible porque no tiene paciencia para esperar las cosas, porque no tiene paciencia para nada. Y si en ese momento no logra lo que quiere se pone de mal humor y puede discutir con cualquier persona aunque no tenga nada que ver. Pero tampoco es cuestión de darle la razón en todo porque entonces se la está tratando como a una niña, como la niña en la que la ha transformado su ego. Porque lo repito una, dos, tres mil veces: El ego es infantil, el ego demanda como demanda un crío:
-Padre, dame esto. Padre, dame aquello.
-No, hoy no puedo, o no tengo dinero.
Y el niño se tira al piso, a golpear el piso o a golpear las mesas, porque está encaprichado porque no le compraron el juguete.
Y con el adulto pasa lo mismo; si el adulto no consigue lo que quiere y está atrapado en su propio ego se comporta como un crío y se encapricha y no tiene paciencia.
Y yo no me equivoco porque en las cien vidas tengo experiencia de haber nacido cien veces y haber muerto otras cien veces. En vidas muchísimo más difíciles que las actuales, en vidas donde he sido esclava, en vidas donde he sido ultrajada por guerreros, en vidas donde me han golpeado, en vidas donde me han matado, en vidas donde me han quemado en la hoguera... Y quejarse de la vida actual parece una gracia, parece una burla.
Y antes de hacer esta sesión de psicoaudiointegración a mi parte encarnada, de bastante tiempo atrás yo ya sabía que le iban a diagnosticar cirrosis. El tema es que en este momento puede ser reversible, pero si sigue bebiendo la cirrosis es mortal. Lo reitero.
Y que me disculpe el receptáculo, porque el receptáculo que en este momento me alberga y que es quien me canaliza siente todo el dolor que yo siento; y sin querer, que me perdone, le hago doler el pecho tremendamente. Seguramente cuando termine la sesión se va a recostar un rato porque lo he agotado, pero le pido permiso al receptáculo para que me deje terminar esta alocución.
La cirrosis es mortal. Con el tratamiento mejora, pero si vuelve a tomar va a ser irreversible, y el hígado va ser solamente un tacho de desperdicios que no va a servir para nada, su misma mente debido al alcohol se ha deteriorado.
Porque mi parte encarnada busca crecer, salir adelante, tener ganas de vivir, quiere formar familia. Pero la plática es una teoría, nada más que una teoría. En la vida real si ella quisiera de verdad salir adelante dejaría de beber porque lo único que va a logar es desencarnar, y es una pena con todo lo que ha logrado.
Echarles la culpa a sus padres adoptivos de toda su dependencia en el alcohol es una farsa. Por si no se entiende lo vuelvo a repetir: Es una farsa. Es un engaño. Porque una persona que verdaderamente tiene voluntad y ganas de crecer y es creyente de Dios le tiene que agradecer el amor que le han dado de pequeña sus padres adoptivos. Y no; cuando se enteró se sintió miserable. ¿Miserable por qué, miserable por qué?, ¿por haber tenido gente que le diera amor? ¿Miserable por haber tenido gente que le dio estudios y la hizo una persona de bien? ¿Miserable por tener dos hermanos tan queridos? Miserable, ¿por qué?
Eso es una excusa, es una excusa de debilidad de su propio ego, el ego que encapricha, el ego que demanda, el ego que pide, y cuando no se lo dan se molesta.
Y le pido disculpas a ese receptáculo por sentirme tan molesto, con tanta furia con mi parte encarnada.
En este momento recibo rayos de Luz Crística de los Maestros de Luz, que me dicen:
-Bardo-El, cálmate, tú con esta sesión tienes que hacer catarsis, tienes que aliviarte, como los miles y miles de thetanes que a través de este receptáculo han descargado. Pero tú con esta sesión en lugar de descargarte te cargas más. Pero te lo entendemos, te lo entendemos porque hay sólo una persona en la vida que te desestabiliza, y es tu propia parte espiritual encarnada, ese 10% llamado Kenia, que te desestabiliza por completo. Ella piensa en sí misma, en su dependencia, y si dice que ama a alguien es solamente una plática, es solamente una plática. La única dependencia que tiene ella no es el amor, es satisfacer sus necesidades, y sus necesidades no son casarse o tener una familia. No en este momento.
Me siento muy mal como thetán. Me siento muy mal y lo lamento por la persona que la ama. Lo lamento por la persona que la ama. Lo lamento porque la persona que la ama está muy cegada porque también tiene ego, también tiene ego y le cree todo lo que Kenia le promete al punto tal de cometer la tontería, de cometer el disparate de querer cambiarse de ciudad.
Hay muchas cosas que probar primero.
Hasta que mi parte encarnada no esté curada del todo de su cirrosis, de la dependencia del alcohol, que tome solamente zumos o sodas, no otra cosa. Hasta ese momento ella no va a cumplir ninguna promesa y ese hombre que la ama se va a llevar una tremenda decepción y va a sufrir. Y en el amor no se sufre, en el amor se disfruta.
Lamento ser tan directo como thetán, pero si miento o si pongo las cosas con edulcorante estaría mintiendo y bajaría del plano 3 subnivel 1 al plano 2, que es un plano de crueldad. A ese plano me quiere llevar el ego de mi parte encarnada.
Me despido y dejo descansar al receptáculo, que tiene un brutal dolor de pecho por los nervios que yo le he transmitido.
Con vosotros Bardo-El, plano 3 subnivel 1. Thetán de Kenia.
Sesión 08/03/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Kenia (Bardo-El)
En su pueblo, de alguna manera no se sentía conformada, atendida por su esposo. Buscaría en otro lugar alguien que la respetara como a una dama. Pero buscaba varones crédulos, manipulables.
Sesión en MP3 (3.350 KB)
Entidad: Mi nombre es Bardo-El, plano 3 subnivel 1. Mi rol Augusta no se va a dejar manipular por nadie, se tiene que hacer respetar como mujer. Apoyo en todo lo que hace.
En esa vida en Umbro fue muy sufrida, dejo que el rol cuente sus vivencias.
A mí me es imposible vivir con un marido que juega, que se gasta los metales, que llega alcoholizado, me da asco solamente con verlo. Y en este pueblo no puedo encontrar a nadie que me trate como a una dama, como lo que soy.
Y fui a un pueblo vecino, un pueblo bastante hostil, quizá más grande que el pueblo natal, que era uno de los pocos que conocí, pero la gente era muy indiferente. Hasta que encontré una carpintería.
-¿Anda perdida, señorita?
-¡Ay! No, no soy señorita, soy señora, pero muy mal tratada, muy mal tratada por mi esposo, me golpea, me insulta.
El hombre carpintero se presentó como Darmin y me dijo:
-Com... co...
Digo:
-¿Está nervioso, que titubea?
-No, honestamente, soy tímido. ¿Cómo pueden tratar mal a una persona tan bella como usted?
-Trátame de tú, soy joven.
-Lo sé.
-¿Nunca has tenido pareja?
-No -negó el hombre-, y si la tuviera jamás la trataría mal.
Suspiré y le dije:
-Qué afortunada sería la mujer que fuera tu pareja, que pena que estoy casada.
Darmin me miró y me dijo:
-¿Cuál es su nombre, señora?
-No me trate de señora, dime Augusta.
-Augusta, ¿y de qué pueblo eres?
-De más allá de las colinas. Salí para respirar un poco de aire fresco, en ese poblado me sentía ahogada. Mi marido me abandona todo el día, lo poco que trabaja lo gasta en el juego y en alcohol. Y yo, pobre mujer... ¿Cómo puede haber hombres así?
En ese momento, a caballo, venía un figurín. Lo miré y puse una cara de odio.
El carpintero se dio cuenta y me dijo:
-¿Lo conoces a ese hombre, a ese que viene en el hoyuman?
-Sí. También es jugador y mujeriego. Y me hizo propuestas indecentes.
-No lo voy a permitir. -El carpintero cogió un mazo y se acercó donde estaba el figurín-. ¡Alto!
El figurín lo miró de arriba de su equino:
-Cuéntame qué pasa.
-¿Has querido mancillar a esta mujer? -El figurín se bajó de su equino.
-No sé lo que te habrá contado esta mujer, Augusta, pero no le creas ni el cien por ciento de las cosas que te dice.
-¡Ja, ja, ja, ja! Claro, no sólo la maltrata el esposo sino que cualquier villano la quiere denigrar y mancillar.
El figurín lo miró al carpintero y le dijo:
-¿Qué te ha dicho?
-¿Hace falta que te lo diga? Tú lo sabes muy bien, has querido abusar de ella, por eso el rencor. ¿O niegas que tiene rencor?
-Al contrario, no lo niego -dijo el figurín-, el rencor lo tiene porque la rechacé.
-¿Acaso es mentira lo que dijo, que eres mujeriego?
-No, es toda la verdad.
-¡Ja, ja! ¡Qué ganas, con este mazo, de partirte la cabeza! -El figurín se encogió de hombros.
-Si pudieras seguramente lo harías.
-¿Y tú piensas que no puedo?
El figurín sacó su espadín:
-Te cortaría el brazo cuatro veces antes de que llegues a acercarte a una línea de donde estoy yo.
Darmin era tímido, pero estaba enardecido por lo que le conté. Y le dijo al figurín:
-¿Te piensas que con este espadín pequeño vas a poder contra mi mazo?, puedo partir rocas con este mazo.
-Podrías. La roca no se defiende. -Enceguecido, Darmin se abalanzó contra el figurín, que solamente con un movimiento le hizo un raspón en la mano, haciéndole un corte. -¡Ay! -gritó Darmin. Y soltó el mazo, que cayó a tierra.
El figurín le puso el espadín en el pecho.
-¿Lo dejamos ahí?
-Te abusas porque soy un carpintero.
-¿Pero cómo, no era yo que con el figurín que soy y con este espadín no puedo hacer nada?
-Evidentemente eres un experto en espada, en mujeres, en la vida. En cambio yo soy un pobre hombre que quiere defender a esta pobre mujer ultrajada, abandonada, dejada de lado. Me da pena.
-¿Cómo te llamas?
-Darmin.
-Mi nombre es Figaret. Esta mujer te está embaucando.
-¡No es cierto!
Hablé:
-Míralo, mira como está vestido el estrafalario, parece que trabajara en un circo. Él mismo admitió que es mujeriego, él mismo admitió que es jugador. ¿En qué se diferencia de mi esposo? En nada. ¡Confiesa! -le dije al arlequín.
Figaret me respondió:
-Creo que soy parecido en una cosa a tu esposo, en que me gusta jugar a las barajas. Pero hay un problema muy muy grande, él pierde, pierde todos los metales, yo no pierdo nunca.
-¿Y vas a negar que eres mujeriego? -le pregunté.
-No, para nada. Las veces que me habré subido a balcones a conformar a mujeres abandonadas.
-Conmigo has pasado de largo.
-Porque eres una mujer manipuladora y porque no sé hasta qué punto tu esposo sea tan malo como tú lo pintas.
-Él me deja sola. Y más de una vez he buscado otros hombres para que me consuelen. -Después me arrepentí de haber contado eso porque el carpintero Darmin me miraba.
-O sea, que tú lo has engañado a tu esposo.
-Darmin, Darmin -le dije-, soy una pobre mujer, una mujer que necesita consuelo. No niego que he conocido a otros hombres, pero nunca a nadie como tú, nunca a nadie tan inocente como tú, al que jamás le sería infiel. -Figaret lanzó una carcajada.
-Alguna vez he trabajado en un circo, tendrías que venir conmigo, eres tan buena actriz... -Quise darle una bofetada y me tomó la mano, no me la apretó, simplemente me la tuvo firme-. No hagas eso.
-¿Me pegarías?
-No, jamás le pegaría a una mujer, pero eso no significa que yo me deje abofetear. -Me soltó. Retrocedí.
Figaret le dijo a Darmin:
-Voy a tomar unos tragos a la posada. No me interesa lo que Augusta y tú hagan o dejen de hacer, pero no me involucren. ¿Tú le has dicho al carpintero que yo te he querido mancillar?, porque recién acabas de decir que no te presté atención.
-Y bueno, me has ofendido, me has ignorado.
-Sí, lo reconozco -dijo el arlequín-, pero no te he mancillado ni te he insultado, simplemente no he aceptado tus requerimientos.
-¿Y por qué de otras sí?
-Porque se conforman y luego siguen con su marido y no me molestan. Pero el tipo de mujer que eres tú, Augusta, la conozco, haces rol de víctima, eres manipuladora, buscas inspirar lástima, si no lo logras te enfureces. No creo que tu marido sea una buena persona pero tampoco creo que sea tan malo como tú lo pintas.
-¿Así que no es malo el dejarme de lado todo el día, el dejarme sola? ¿Para eso me casé?
-Sepárate.
-¡Ah, claro! ¿Y dónde voy a vivir? Él tiene una casa hermosa.
-Entonces no te has casado por amor. -Lo miré al figurín.
-¡Pero tú eres tonto o qué! Obvio que no me casé por amor, me casé porque no tenía donde estar. -El figurín lo miró al carpintero.
-¿Ves?, ¿cómo sabes que contigo va a estar por amor? ¿Qué tienes atrás de la carpintería?
Darmin dijo:
-Una vivienda.
-Perfecto, eso es lo que quiere ella, y de vez en cuando va a permitir que la poseas con tal de tener una vivienda. A diferencia del marido actual tú no la vas a dejar de lado porque vas a estar trabajando adelante en la carpintería, pero si viene una señora bonita a encargar algún mueble te va a hacer escenas de celos, te va hacer la vida imposible. Conozco a este tipo de mujeres, son mujeres que nunca aman, solamente se aman a sí mismas -dijo Figaret.
Yo hervía de los nervios.
-¡Por qué no te vas a la posada a tomar algo, por qué no nos dejas tranquilos! -El arlequín se encogió de hombros y se marchó para la posada.
-Os dejo tranquilos. -Se dio vuelta y me miró-: Espero no vengas a incomodarme a la posada, quédate con tu amiguito.
El carpintero se enojó y dijo:
-Te aprovechas porque eres bueno con la espada.
-¿Qué hice ahora?
-Has dicho despreciativamente amiguito. Ya te va a tocar alguno, en este pueblo, hay varios bravos. Hay un tal Guzmán, espero que te cruces con él y te dé su merecido. -El arlequín se encogió de hombros y se marchó.
Le dije a Darmin:
-No podemos dejar esto así. ¿Dónde está ese Guzmán?
-Siempre está en la posada.
-Acompáñame, le voy a decir a Guzmán todas las cosas que hace el arlequín.
Darmin me dijo:
-Pero por lo que acabo de escuchar no intentó abusar de ti ni nada.
-Pero es pedante -argumente-. Es un estúpido, un imbécil, tú mismo has cogido el mazo para darle, y mira, te cortó la mano.
El carpintero reflexionó:
-Fue defensa propia.
-¡Ahora lo defiendes! Voy a ir yo a hablar con ese Guzmán. -Y me marché para la posada.
Había un hombre corpulento, de barba. Le pregunté al posadero-. ¿Ese es Guzmán?
-Sí. -Y miré atrás, sentado estaba el arlequín.
Me puse a sollozar.
-¿Qué le pasa, señora?
-Discúlpeme, no lo conozco... ¿Ve aquel hombrecito, ese vestido de payaso?, me insultó, me ignoró, me trató como una cualquiera.
El hombretón se paró, le llevaba media cabeza de altura al arlequín, y le dijo:
-¿Tú has molestado a esta señora?
-Para nada. Ya te ha llenado la cabeza a ti también, como al carpintero.
Guzmán se dio vuelta y me miró:
-¿De qué habla?
-Te trata de confundir, te toma por tonto.
El hombretón, de pocas luces, dijo:
-A mí nadie me trata de tonto. ¡Sal a la calle!
Y sacó una espada enorme. El arlequín salió con su espadín.
-¡Ja, ja, ja, ja! -Se rió Guzmán-. ¡Qué es eso, es apenas más grande que un puñal! Con esta espada te puedo partir directamente el cuerpo en dos, y te divido en dos. ¿Qué vas a hacer con ese espadín? -El arlequín se encogió de hombros.
-Hacerte entrar en razón. La habilidad, la felicito, la habilidad que tiene esta mujer para manipular a todos. Busca dar pena. Dice que es maltratada, que es dejada de lado, que siempre la despreciaron. Usa a los hombres. -El hombretón me miró y lo miró al arlequín.
-No te creo nada. Es bella, es inocente.
-¡Ay, ay! Aparte de grandote estúpido, eres imbécil.
-¿Qué has dicho? -Se abalanzó contra el arlequín, que lo único que hizo es fue dar un paso de costado y cortarle un poco el muslo con su espadín. El grandote se dio vuelta, el arlequín le cortó el brazo.
-¿Paramos acá? -El grandote rengueaba.
-¿Te piensas que estas dos pequeñas heridas me van a frenar? -El arlequín hizo un movimiento de malabarismo y le rasgó el estómago, obviamente sin abrirle, una pequeña herida.
-Podía haber abierto el estómago. Nada más te quería demostrar, Guzmán, que soy mucho mejor que tú con este pequeño espadín y con la mitad de tu cuerpo, pero puedo contigo y diez como tú.
Evidentemente Guzmán no era tonto.
-Dejemos las espadas, a ver si a los puños eres tan bueno.
-¡Ay, hombre, hombre, hombre! ¿Por qué la mayoría que conozco son tan necios? -Guardó el espadín. Guzmán guardó su espada y se abalanzó con los puños. Obviamente era mucho más fuerte que el arlequín, pero el arlequín lo golpeó en el hígado, lo golpeó en la garganta, apenas podía respirar.
-¡Ag! -Guzmán cayó de rodillas. Un rodillazo en el rostro, del arlequín, dio por tierra con Guzmán, que estaba casi inconsciente.
-¿Lo dejamos ahí? Voy a llamar al médico del poblado que te atienda y después, si quieres, te invito a una copa.
Guzmán se sentó y me miró.
-Discúlpeme, señora, pero no estoy en condiciones de poder ayudarla.
Lo miré con desprecio:
-¡Je! Son todos iguales. Poco hombre, mucha altura, mucho cuerpo, mucha espada y no sirves para nada. -Guzmán lo miró al arlequín.
Figaret le dijo:
-¿Has visto? La has querido ayudar y mira como te trata.
-Quería que te matara. ¿Y por qué voy a matarte, por haber caído en la celada de esta mujer manipuladora?
A la distancia el carpintero Darmin miraba la escena.
Se acercó a mí y me dijo:
-Disculpa por haber dudado. -Me miró-: Es cierto que eres manipuladora.
Los miré con desprecio a los tres: A Guzmán, a Darmin y a Figaret:
-Hombres tendrían que ser, no sirven para nada.
Me marché para mi poblado. Me sentía tan sola, tan abandonada. Los hombres me trataban mal, no me comprendían. Yo soy una mujer buena pero los hombres no me entienden. Mi esposo me trata mal, el arlequín me trató mal, Darmin, el carpintero, que parecía tan bueno, me dijo manipuladora. Y el gigantón, ese hombretón era un inútil.
¿Dónde encontraría a un hombre que valiera el esfuerzo, dónde, dónde, dónde? Si yo lo que quiero es encontrar un ser para amar, ¿cómo voy a manipular? ¿Yo, manipular? Yo soy una excelente persona, lo que pasa que no soy comprendida. Eso es lo que pasa. Nadie comprende mi punto de vista. ¡Aaah!
Volveré a mi poblado derrotada, indefensa. ¡Qué vida, qué vida dura para una mujer tan inocente como yo!
Me retiro.
Sesión 24/05/2021
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Kenia (Bardo-El)
Después momentos indeseados y circunstancias adversas tomó la difícil decisión de abandonarlo todo para encontrar una nueva vida, alguien que la quisiera. Era decidida y aprovecharía esta virtud.
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Entidad: Mi nombre como thetán es Bardo-El, plano 3 subnivel 1. Continuaré relatando mi rol como Augusta, en Umbro.
Estaba casada con un marido que jugaba a las barajas, perdía metales, me descuidaba. Había ido a pueblos vecinos a cambiar de aires, pero es como que todo el mundo era cruel, despótico, no entendían mi manera de ser, pensaban que yo era egoísta, manipuladora cuando en realidad lo único que buscaba era afecto y solamente encontraba burlas, rechazos, malos tratos.
Un día, supuestamente, cambió mi suerte. Me puse a pensar "Nunca gana mi esposo a las barajas, sin embargo el trabajo que hace no le da tanta ganancia, estuve viendo que pierde más de lo que gana".
Un día que fui hasta el río a lavar ropa me olvidé que tenía unas sábanas que había dejado al costado para lavar y volví, y lo escuché a mi marido murmurando: "Nadie sabe que mis padres se sacrificaron y me dejaron una pequeña fortuna en metales, por eso no me esfuerzo tanto trabajando". Estaba agachado en un rincón.
Me asomé sigilosamente y vi que hurgaba en un hueco y sacó una bolsa grande con metales dorados y plateados. El corazón me latía fuerte.
Cogí con mucho sigilo la sábana y me marché de vuelta para el río. Vi que mi marido montaba en un equino y se iba otra vez al garito donde jugaba. Ahora sabía de dónde sacaba los metales para jugar.
Volví a la casa, sabía que él al mediodía no venía, venía por la tarde bebido y sin dinero. Fui hasta el hueco, con una palanca saqué la madera que cubría el hueco y vi que había dos bolsas con metales dorados y plateados, era una fortuna que no se podía gastar ni siquiera en una vida.
Cogí el mejor hoyuman, relinchaba cuando le puse el recado, la silla de montar y las dos mejores alforjas donde guardé las bolsas con los metales. Pensaréis "Le roba al marido". En menos de trescientos amaneceres perdería todo ese dinero jugando en el garito.
No pensaba que le robaba, pensaba que lo que hacía era justicia por haberlo soportado tanto tiempo.
Acaricié el equino, llené dos cantimploras con agua del arroyo, me llevé la poca ropa que tenía y botas de repuesto y me marché, me marché para el sur.
Esa noche dormí en una pequeña posada en un pueblito, pero no iba a quedarme ahí, aún estaba cerca de mi pueblo natal.
Al día siguiente desayuné, le dejé un par de metales al posadero, le dejé una pequeña moneda al que cuidó mi equino en la cuadra. Y seguí rumbo al sur hasta que finalmente llegué a un poblado grande.
Había un anciano que me dijo:
-¡Qué bueno que vienen mujeres aquí!
Con desconfianza le pregunté:
-¿Por qué?
-Porque estamos instalando una gran feria y hacen falta personas.
-¿Qué es lo que más compran?
El hombre dijo:
-Bueno, obviamente alimentos, pero también se precisan fabricantes de muebles. Hay un carpintero que es muy bueno pero no tiene capital.
-¿Cómo se llama?
-Agustín.
-Qué causalidad, mi nombre es Augusta. ¿Dónde se encuentra?
El anciano señaló: -Allí.
-Muchas gracias.
Marché con mi equino y me presenté:
-¿Usted es Agustín?
-Para servirla, señora.
-Me contó un anciano a la entrada del poblado que están armando una feria.
-Así es.
-¿Usted es carpintero?
-Sí, pero prácticamente no vendo nada, no tengo dinero para herramientas. Me hacen falta un buen martillo, formones...
Le mentí:
-Yo tenía un esposo que falleció, que era carpintero. Me quedé con un pequeño capital.
El hombre me miró.
-¿Y cuál es su idea, señora, si me permite la pregunta?
-Yo no sé de carpintería, pero tengo dinero para comprar las herramientas, para traer madera del aserradero, y usted puede armar todo tipo de muebles. -Me miró frunciendo el ceño.
-¿Qué ganaría, señora, usted?
-Yo pongo el capital, usted pone el trabajo y nos repartimos el cincuenta por ciento de las ganancias. -El hombre se quedó pensando.
Lo traté de tú:
-¿Eres Agustín, no?
-Sí, señora.
-Te lo dije; tal vez pienses que tú haces todo el trabajo y yo solamente pongo el dinero pero me sé organizar, puedo pelear el precio de las maderas en el aserradero, buscar herramientas buenas. No soy tonta, nadie me va a cobrar más de lo que vale cada cosa. Y eso también tiene su precio, me merezco el cincuenta por ciento.
-No quise ofenderla -me dijo Agustín.
-Lo que pasa que aquí tienes una vivienda muy pequeña.
-Bueno, habían empezado a construir una vivienda de madera frente a la feria pero el matrimonio que la estaba construyendo se quedó sin dinero y en el último invierno fallecieron ambos. Hay un notario en el poblado que se le puede pagar por el terreno que en este momento pertenece al poblado y lo venden por unos metales nada más, pero sí habría que invertir en construir.
Lo miré.
-Agustín, Agustín, si tenemos las herramientas es en lo único que habría que invertir, y en las maderas del aserradero. Tú podrías construirlo y terminar esa vivienda.
-Pero yo solo no. -Le hice un gesto con la mano.
-Búscate ayudantes.
-¿Y cómo les pagamos?
-He dicho que me quedó alguna pequeña herencia de mi marido.
Agustín contrató a dos jóvenes, obviamente ninguno sabía la gran fortuna que yo tenía.
Sabía a su vez cómo diseñar la vivienda. Agustín era un hombre bueno, trabajador, pero es como que no se daba idea. Cogí un pequeño lápiz, un papel, hice un pequeño plano de cómo quería la vivienda.
-Falta la parte del baño.
-Lo pondremos anexo a la vivienda.
-Habría que pagarle a los que hacen la excavación para que se haga un pozo profundo.
-Se le paga, no hay problema. Pero está bien que el baño esté al lado de la vivienda, en un invierno crudo he visto gente que se ha enfermado por recorrer veinte líneas desde la vivienda hasta el baño.
Y empezó la construcción.
-¿Por qué tres ambientes?
-Si no te lo tomas a mal, el ambiente pequeño de adelante sería la carpintería, al lado vivirías tú, y en el último, que está pegado en el proyecto del baño, estaría yo.
-Pero señora...
-Dime Augusta.
-Pero, Augusta, estaría mal visto que viviéramos...
-Continúa...
-Claro, que estuviéramos juntos en la misma vivienda sin ser pareja, la gente murmuraría. -Me quedé pensando, el hombre era honesto.
-¿Nunca has tenido pareja? -Se encogió de hombros.
-Una vez, pero me han defraudado.
-A mí también me han defraudado -le expliqué-. Yo sé que no nos conocemos, sé que eres una persona de bien. A mí no me conoces, soy una persona bastante sufrida, pero yo no desperdicio el dinero, todo lo que invierto es para sacar rédito, honestamente. Y no es que estaré sin trabajar, te ayudaré en lo que pueda. De la misma manera que a través de un plano pude diseñar la casa, puedo diseñar muebles. Yo no haría el trabajo pesado.
-No, no, pero es... es bueno lo que dices, pero eso no impide que la gente murmure.
Me atreví y dije:
-Te hago una propuesta. -Se me quedó mirando.
-Te escucho.
-Mira, Agustín, no tengo nada que perder, tú tampoco. No nos conocemos pero nos podemos ir conociendo... ¿Qué te parecería formalizar la pareja para que en el pueblo no murmuren?
-Pero...
-Ya sé, no te agrado.
-No no no, Augusta, eres una mujer atractiva, me gustas mucho, ¿pero no es demasiado pronto? -Me encogí de hombros.
-Entonces dejemos todo como está, me iré a otro poblado y tú sigues con tu pequeño trabajo.
-No, no, no te vayas...
Me quedé pensando y le dije:
-Entiendo. Quieres que me quede y aceptarías a estar en pareja conmigo porque yo salvaría tu economía, no porque yo te agrade.
-No, no me mal entiendas, Augusta, no es por eso, es porque en el fondo es como que soy un poco tímido y de repente estar en pareja es como que...
-¿Puedo hablar honestamente? -pregunté.
-Sí.
-No tenemos porque apresurarnos en lo que tú piensas, podemos convivir, para el resto del pueblo podemos ser una pareja feliz, y no hace falta que durmamos juntos hasta que tú te sientas preparado.
Las palabras es como que al hombre le salieran de adentro:
-Mira, si fuera por mí te poseería ya mismo, pero es como que me inhibo, me da la impresión como que tú tienes una personalidad muy fuerte y me siento como apabullado.
-No te estoy presionando.
Me miró y dijo:
-Acepto.
Y comenzamos el trabajo. Los jóvenes ayudantes eran buenos, trabajaban todo el día. Y combiné con Agustín en pagarles bien dentro de lo coherente, ¿no?
Finalmente estuvo la casa construida. Puse énfasis en el techo que esté bien impermeabilizado para la época de lluvia. Y así fue.
Lo más difícil fue la excavación para el baño, los hombres cobraron bastante pero no era nada comparado con la fortuna que tenía.
Nunca más pensé en mi exmarido y finalmente formalicé la relación con Agustín. Estuvimos treinta amaneceres conviviendo hasta que finalmente Agustín se acercó y me dijo:
-Disculpa mi atrevimiento, ¿pero qué te parece si probamos a estar juntos?
Le respondí sonriendo, pero sin ironía:
-¿Dónde estaría el problema si realmente y oficialmente somos pareja?
Y finalmente consolidamos la pareja
Y el trabajo prosperó, la gente de la feria no solamente compraba muebles que Agustín construía, diseñados por mí.
Y sí, la fortuna prosperó. Y por primera vez en mi vida me sentí útil, con un hombre que me respetaba, que no tomaba, que no tenía vicios y que era un excelente trabajador. Jamás, jamás se me cruzó por la cabeza engañarlo, Agustín merecía todo mi respeto.
Gracias por escucharme.
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