Sesión 14/11/2014
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Ki.
Relato de una entidad recién encarnada pero aún no alumbrada. Se cuestiona muchas cosas pero ya no hay vuelta atrás. Tiene temor por el entorno donde será acogida al nacer. Hay un cierto miedo en este nuevo camino sabiendo que una es totalmente dependiente de los demás. Pero tiene confianza en sí misma.
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Entidad: ¿Por qué tengo tanta ansiedad de salir? ¿Por qué tengo tanto temor a su vez de salir? ¿Por qué en un micro segundo cambié de forma de pensar, porque yo quería estar aquí y de repente estoy dándome cuenta de que no sé si llegué en un momento oportuno? No sé si es correcto el haber tomado la decisión de encarnar. Yo capto conversaciones, que mi parte espiritual me las hace notar, y quisiera retroceder en el tiempo y volver a donde estaba. ¿Hasta qué punto hice bien? ¿Hasta qué punto es correcto? ¿Hasta qué punto es necesario que haya venido otra vez a la vida física? ¿Cómo sé que no voy a perturbar? ¿Cómo sé que no voy a ser una molestia? ¿Cómo sé que no voy a ser una carga? ¿Sé que no voy a ser alguien no deseado? ¿Quién me da la certeza? Yo siento el cuerpo que me mantiene y siento que ese cuerpo que me mantiene está confuso, que tiene dramas. ¿Y quién más que yo lo puede captar? Y lo capto, y lo capto.
¿Soy necesaria aquí? ¿Qué puedo hacer y por qué tengo miedo? Por un lado me siento como protegida aquí y sé que dentro de un tiempo tendré que afrontar y salir de ese canal y salir a un lugar desconocido, un lugar donde las voces me aturdirán, un lugar donde dependeré completamente de otros, donde no sabré que hacer, solamente pedir, donde solamente voy a necesitar alimento, protección.
No sé cómo enfrentar la incertidumbre, yo necesito aceptación, necesito conectarme con la vibración del cuerpo que me contiene, necesito conectarme con ese mundo que me espera que no sé si será hostil. ¿Y por qué me siento como que estoy demás? ¿Por qué titubeo si es lo que yo elegí?
Siento aceptación, hay una vibración de amor en el cuerpo que me contiene pero alrededor siento otros seres que los percibo indiferentes, absolutamente indiferentes. Me percibo a mí misma como indefensa, como... No voy a poder afrontar todo esto, me va a costar muchísimo, me va a costar muchísimo adaptarme, me va a costar muchísimo. No tengo fuerzas para luchar pero tampoco puedo estar cansada, si ni siquiera comencé el verdadero camino. Aquí estoy como protegida, aquí estoy como guarecida. ¿Y qué va a pasar allá afuera? ¿Qué va a pasar? ¿Qué debo hacer? ¿Quién me va a guiar? Me aferraré a este cuerpo que me contiene, me enseñará a crecer, me enseñará a servirme por mí misma. Por eso el miedo a salir, el miedo a confrontar, porque no sé... me costará confiar.
No es fácil la vida física, me estoy gestando y siento como un instinto que me dice que deberé reclamar y demandar porque naceré indefensa. ¿Y por qué nacemos así? ¿Por qué nacemos indefensos? A otros les pasará como a mí, que no quieren afrontar ese camino y quieren quedarse guarecidos permanentemente pero que tampoco puede ser, tampoco puede ser.
Es fuerte, muy fuerte. ¿El puerto seguro es la vida? ¿Hasta qué punto ese es un destino? ¿O apenas es un punto de partida? ¿Y cada vez es así?
¿Cómo confronto? Es mi madre que me contiene y noto que a veces cambia su vibración y me afecta, me afecta muchísimo. Su entorno la perturba, su entorno la perturba mucho. ¿Y qué pasará conmigo? ¿Soy egoísta si pienso en mí? Bueno, porque la responsabilidad es de varios no solamente mía. Yo decidí encarnar pero para yo poder encarnar mis padres tuvieron que decidir. ¿Y si no decidieron? ¿Y si fue fortuito y después me rechazan? Pero no, porque la vibración de la persona que me contiene es una vibración de amor pero no percibo lo mismo en el resto del entorno.
Y cada vez que el tiempo va pasando y se va aproximando el momento de enfrentar el mundo externo más crece mi incertidumbre pero no hay regreso atrás, tengo que ir hacia adelante.
Percibo conceptos que no me agradan. Yo era un espíritu, ahora soy un ser humano. Soy un ser humano y me tienen que respetar como tal. Y está bien que me enoje, por lo menos me disimula el miedo. Y lloro, lloro por el miedo, lloro por la necesidad y lloro porque desprecio a quien me desprecia, y no es un reflejo condicionado porque ¿quién son ellos para opinar de mí?
Y allá voy. Allá voy a enfrentar lo que tenga que ser. Y lo quiero hacer bien y quiero crecer bien y sé que va a ser difícil porque voy a tratar con un entorno de amor por un lado y hostil por el otro. No va a ser sencillo. Y comenzaré el mundo externo con un llanto, un llanto de demanda, porque así comenzamos todos demandando, porque cuando nacemos somos totalmente reactivos, totalmente reactivos.
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