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Psicoauditación - Lorizel

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 21/08/2025 Gaela, Marisol Domínguez


Sesión 21/08/2025
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Lorizel.

Así como hay puertas que se cierran para bien hay otras que se abren para mejor. Eso es lo que pensaba la entidad en Gaela cuando se le presentó un ángel del cielo en forma de persona interesada en sus cuadros. Pero debería trabajar consigo misma, pulir un comportamiento no deseado.

Sesión en MP3 (2.937 KB)

 

Entidad: Al comienzo me costó mucho adaptarme a Plena. Nací hace veintiocho años en Saeta y a los dieciocho, hace diez años, vine a Plena.

 

Pensaba que iba a tener un futuro próspero, que iba a montar mi propia galería, a vender mis pinturas a precios elevados, pero o bien la gente es indiferente al nuevo arte o la economía no es tan buena como tiempo atrás.

La cuestión es que con mi arte artesanal cambié mi perspectiva, compré al por mayor platos y copas de porcelana y los pinté, compré artículos de cuero y también los pinté.

 

En la zona norte de Ciudad del Plata hay una enorme feria artesanal, que renté por mes, y allí la gente me compraba todo tipo de artesanía. La pintura que ponía era fabricada en Plena, que no se salía ni siquiera con un solvente. Y a mí me fue útil porque como se dice en la jerga coloquial de Plena, se corrió la voz y mucha gente hacía línea en mi puesto para llevarse distintas cosas artesanales.

 

Pero claro, tenía que estar todo el día de pié y además en la feria se trabajaba únicamente los fines de semana, entonces haciendo balance no era tanto lo que ganaba, tenía que descontar la renta del puesto y tenía que descontar la renta de mi pequeñito apartamento de un ambiente. Probé también con algunos adornos también pintados por mí para adultos y para niños porque por allí pasaban muchos matrimonios con niños muy pequeños y eran ellos, los pequeños, los que se acostumbraban a pedirle, "Mamá quiero esto, cómprame aquello". Y gracias a los niños vendía un 50% más, pero no me alcanzaba para vivir bien.

 

Un día vino una chica jovencita, no creo que tuviera más de veintidós, veintitrés años, yo ya tenía veintiocho, y me dice:

-Qué hermosos cuadros que vendes.

-Muchas gracias -le respondí sonriendo-, pero no es lo mismo tener un local fines de semana que tener una galería.

Se presentó:

-Mi nombre es Mary Jane.

Le dije:

-Mi nombre es Marisol Domínguez, vine hace diez años de Saeta. -Me tendió la mano.

-Un gusto, Marisol. ¿No puedes poner una galería?

-Lo intenté hace mucho tiempo atrás -le respondí-, pero la gente tenía mirada indiferente a mis obras, en este momento las tengo envueltas en mi pequeña habitación.

-¿Cuántos cuadros tienes, Marisol?

-Pocos en realidad, debo tener doce cuadros.

-¿Te incomodaría, porque ya prácticamente es hora de cerrar la feria, te incomodaría que te acompañe y me muestras los cuadros? -Me sorprendió sobremanera la joven, ¿por qué tanto interés? Y a mí misma me respondí, ¿y por qué no, qué tenía que perder?

Y le dije:

-Mary Jane, si me esperas embalo todo, la persona que cuida la feria tiene un pequeño galpón y guarda los objetos artesanales de cada uno de los integrantes de la feria.

-Eso es una ventaja. -Mary Jane me esperó y luego me dijo-. ¿Por dónde vives?

-Cerca de aquí, a quince calles.

-Tengo aparcado mi coche. Vamos, te llevo. -Acepté.

 

Me daba un poco de pudor que conocieran mi pequeño apartamento, Mary Jane estaba muy bien vestida y parecía una joven de alta sociedad.

Entró y ni siquiera puso gesto de asombro, como si nada, y me agradó su manera de ser tan humilde.

Desenvolví los cuadros y se los mostré.

Me dijo Mary Jane:

-Estimada Marisol, esto es una maravilla, ¿a cuánto los vendes? -le dije un precio-. No, no... -Me puse incómoda, pensé que le estaba diciendo un precio muy alto, pero Mary Jane me dijo-: Marisol, esto vale diez veces más de lo que pides. -Levanté las cejas y abrí los ojos con mirada de sombro.

-¿De verdad? ¿Y cómo la gente...? -Me interrumpió con un gesto con la mano.

Me dijo:

-Hay gente para todo, hay gente que aprecia el buen arte. ¿Dónde tenías la galería?

-En la Primera avenida sur.

-No, no, no soy una persona que discrimina pero en la parte norte en la Tercera avenida hay muchas tiendas de ropa, hay galerías que hacen tatuajes... Bueno, allí es donde puedes conseguir un lugar.

-¿Con qué dinero?

-Hagamos una cosa; permíteme ser tu socia, yo sería la capitalista, la que pondría el dinero, la que rentaría un local, contrataría expertos en decoración, y te aseguro que en treinta días ya tendrías tu galería.

-¿Y tú qué ganarías?

-Me conformo con el 20% de tus ventas.

-Pero no recuperarías ni la vigésima parte de lo que invertirías.

-No te preocupes, verás que serás conocida. Pero tendrás que pintar bastante, ¿eh? -Puse un gesto de angustia.

-Durante mucho tiempo fui una persona adicta a la procrastinación.

-Explícate. -La miré a Mary Jane y le dije:

-¿Sabes cuántas veces abandonaba una pintura y me tiraba recostada en la cama sin ganas de hacer nada e incluso me ponía de mal humor?

La joven me dijo:

-O sea, Marisol, que tú misma retroalimentabas tu procrastinación y encima te enojabas.

-Esa es la verdad, esa es la gran verdad.

-Bueno. Mira, querida Marisol Domínguez, de mi parte, de verdad, yo cumplo con mi palabra, no tengo problemas en rentar un lugar en la Tercera avenida norte, en contratar gente para que lo decore. Te digo de verdad que en treinta días está todo terminado y puedes colgar tus cuadros, pero en el lapso que esté lista la galería, en lugar de estos doce cuadros ya tendrías que tener cerca de veinte. -Fruncí el ceño.

-¿Tú dices que pintaría ocho cuadros más en treinta días?

-Sí, sería pintar un cuadro cada tres días y un poco más.

-Y no sé...

-Marisol, olvídate de la palabra 'no sé', tienes que decir 'yo puedo'.

-¿Siempre haces esto -le pregunté-, con la gente que no conoces?

-Honestamente, no. -Hice un gesto.

-¿Y entonces?

-Y entonces, Marisol, vi tus cuadros y vi que son muy buenos.

-¿Pero tú entiendes de pinturas?

-Mira, yo no soy amante de lo tradicional, hay gente que paga millones y no exagero, millones por cuadros de hace doscientos años, y a mí, Marisol, no me gustan. Aclaro, tampoco me gusta esas manchas que parece que las hiciera una niña de cinco años. Lo que tú haces son trazados perfectos, curvas perfectas, contratonos y tonos perfectos. A mí me gusta lo que haces, Marisol, pero tienes que dejar la procrastinación y no retroalimentar tu mal humor o retrasarte a propósito, porque eso es buscarte una excusa.

-¿Tenemos que firmar un contrato o algo?

-Ahora no, lo nuestro es de palabra y mi palabra vale. ¿La tuya?

-Por supuesto, Mary Jane, claro que vale.

-Bien, estrechemos las manos. Ahora sí, tendremos que firmar cuando se haga el contrato con el dueño del local, las dos, pero la garante seré yo. Así que tú, Marisol, no te preocupes, tú te dedicarás a trabajar con los cuadros, no estaré todo el día contigo, yo también tengo cosas que hacer. En la galería instalaremos una línea telefónica y te puedes contactar conmigo y te daré el teléfono también de mi novio, Luís Alberto Démez. Tiene dos teléfonos, uno de su casa y otro de la veterinaria.

-¡Ah!, mira tú, ¿tu novio es veterinario?

-Sí, ama a los animalitos.

-Es una buena persona.

-¡Ja, ja, ja!

-¿Por qué te ríes?

-Marisol, cuando yo lo conocí era tremendo pillo.

-Explícate.

-Era una persona que le gustaban todas las chicas hasta que me conoció y se enamoró de mí. Hoy no tiene ojos para nadie más.

-Bueno, te felicito.

-¿Y tú? -me preguntó.

-Bueno, tenía una pareja en Saeta, pero aquí entre que rento esta pequeña habitación...

-¿Y qué haces en la semana?

-Nada.

-Bueno, eso es lo que tiene que cambiar. Desde ahora se acabó la procrastinación porque lo único que trae es angustia, complejos de culpa, enojos, malestares. Basta, se acabó

Le dije:

-Eres un regalo del cielo.

-No, no soy una persona buena que dé porque sí, sé en quién puedo confiar y en quién puedo invertir. Y tú, Marisol, eres una mina de oro, simplemente hay que explotarla. -Sonreí.

-Lo haremos.

 

Volvimos a estrecharnos la mano, anoté el número de teléfono de ella y los dos números de teléfono de su novio. Le dejé el número de teléfono de esta pequeña habitación.

-Hay un número de teléfono los fines de semana en la feria, pero el teléfono es del encargado, no tiene sentido molestarlo.

-Quédate tranquila, una vez que tengamos la galería ya no habrá más feria, y en un día, y no exagero Marisol, en un día ganarás tanto como en un mes en la feria artesanal.

 

Me quedé pensando. Hay puertas que se cierran para beneficio de una y hay puertas que se abren para un beneficio mayor. Todo es cuestión de poner manos a la obra.