Sesión 08/02/2020
Sesión 08/02/2020
Médium: Jorge Raúl Olguín
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de María Guadalupe.
La entidad relata que en Aerandor III nació noble, y desconfiaba de los métodos del rey para seguir gobernando. Pero no podía hablar con nadie, parecían todos comprados.
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Entidad: Es cierto que cuando vives en determinado entorno, en determinado lugar, en determinada posición te acostumbras a ese tipo de vida, te parece normal. Si eres muy pobre y hasta debes compartir el agua de un grifo lo tomas como algo cotidiano. Si eres rica y bajas a diario por escaleras de mármol te acostumbras también a ellas. Fijaos que no dije 'te adaptas' porque 'adaptarse' es otra cosa. Adaptarse es un método de supervivencia, acostumbrarse es algo más cotidiano, algo más común. Y a veces no eres responsable de estar en determinado lugar, en determinada circunstancia porque si bien tu thetán -o 90% no encarnado- lo eligió antes de que una naciera, tú no tienes memoria reencarnativa. Es lo que conoces, es lo que eres. Sí, puedes no conformarte con determinada situación, te acostumbras pero no significa que estés conforme con el entorno, con los modos, con los tratos. Y entonces es como que no eres feliz del todo.
Mi nombre era Daria, hija de nobles. Crecí en un palacio ¿cómo podría explicarlo?, donde el rey era un tirano completo, un despótico total, se llamaba Alisio. Yo era muy muy pequeña, muy muy pequeña cuando el rey murió y su hijo Morden heredó el trono. Todos pensaban que sería mejor, pero no fue así, aumentaron los impuestos; a la gente de afuera del castillo, los granjeros, los labradores incluso en la misma feria feudal apenas les alcanzaba para comer.
Y así crecí. Nosotros, los nobles, vivíamos en palacio, éramos bien tratados. Los mismos soldados nos respetaban, no teníamos que pagar impuestos porque no hacía falta, parte de los que nos tocaba a nosotros iba a las arcas del rey, entonces era un pago indirecto. Muchas veces me quejaba de la situación y madre me decía:
-Mira Daria, no... no hagas eso, trata de no murmurar y no confíes en toda la gente.
Después que falleció padre, madre hablaba con un joven y lo trataba de una manera demasiado agradable, un día le pregunté a madre:
-¿Quién es?
-Es Dorian.
-Lo he visto muchas veces, no me parece una persona agradable pero me trata con cortesía las veces que me cruzo con él.
Madre me tomó de los hombros y me dijo:
-Te contaré. Antes de conocer a tu padre -Empezaron a caerle lágrimas de los ojos, sentí que me iba a contar algo delicado-, salí con una tía que ya murió y fuimos en una calesa a pasear por el bosque. Queríamos estar tranquilas y obviamos la guardia, fuimos solas. En el bosque había un hombre que parecía herido, bajamos de la calesa, la golpeó a la tía y la desmayó y...
-¿Qué pasó madre? -pregunté.
-Que me ultrajó. -Me quedé paralizada.
-¿Eso fue antes de conocer a padre?
-Padre siempre lo supo.
-¿Y luego?
-Me desmayé y cuando me recobré solo estaba la tía algo mareada y yo con mis ropas desgarradas. Y el hombre había desaparecido.
-¿Y qué sucedió después?
-No es qué sucedió después, Daria, es en qué estado quedé. -La miré.
-Explícame la frase "En qué estado quedé". -Pedí.
-Quedé embarazada de Dorian. Este joven que te parece antipático es tu medio hermano, él fue producto de la violación. -Cogí un sillón para sentarme, me había agarrado como una especie de debilidad de la sorpresa, mi corazón latía más fuerte.
-¿Y luego conociste a padre?
-Sí, no le conté nada de entrada porque había un cortejo de por medio y luego él pidió mi mano a mis padres, pero antes de casarnos fui honesta y le conté.
-¿Y qué dijo padre?
-Nada. Me dijo que me amaba por ser quien era, no por lo que había pasado, que lamentaba enormemente que yo haya sufrido tanto.
-¿Y por qué Dorian no vivió con nosotros?
-Él no quiso. Papá lo hubiera aceptado, papá era muy bueno, era un hombre de amplio criterio, pero el propio Dorian no quiso, se sentía como un marginado. Se dedicó a trabajar de mercenario, si se puede decir que eso es un trabajo. Y para colmo de males muy de vez en cuando lo contrata el rey Morden para hacer trabajos innombrables.
-Explícate -pedí.
-Si hay alguien que molesta, alguien que quiere perturbar los planes del rey, es ejecutado en secreto.
-¡Madre, me estás diciendo que Dorian es un asesino a sueldo!
-No necesariamente, es un mercenario y a veces hace otro tipo de trabajos, va a cobrar impuestos a los granjeros duros, los puede llegar a castigar.
-¿Lleva guardia con él?
-No, no precisa sabe manejar muy bien la espada, ya llegó a enfrentar a más de cuatro o cinco rivales y los ha vencido a todos.
-De la forma que me hablas, madre, es como que Dorian sintiera rencor por haber sido producto de una violación.
-Yo cumplí con mi deber de madre, le dije que lo amo tanto como te amo a ti, Daria. -La miré.
-¿Y eso es cierto?
-Hija mía, mi amor es infinito, por qué no habría de compartirlo.
-No, está bien, está bien, pensé que como él era quien era y yo soy de otra manera...
-Daria, para una madre no es que el comportamiento de un hijo afecte a su amor, le dolerá en lo profundo de su alma pero nada más.
Pasó el tiempo y fui creciendo hasta que me convertí en una adolescente atractiva para los varones, pero a los nobles los veía como muy empalagosos, demasiado serviciales, hasta casi parecer serviles, y su irada, su manera de verme era demasiado libidinosa, no sé cómo explicarlo mejor, me miraban como traspasándome las ropas.
Hasta que un día me crucé con el teniente Robert. Nos quedamos conversando, me parecía una persona correcta a pesar de trabajar en la guardia del rey, me miraba a los ojos, su rostro era sincero y no era como estos nobles que me traspasaban tratando de ver mi silueta interna, no; él me podía ver más adentro, mi interior, mi alma.
Y varias tardes conversábamos. Me sentía tranquila, con armonía conversando con Robert, hasta se me cruzó por la cabeza el entablar una relación más allá de la amistad, pero madre se opondría, al fin y al cabo éramos nobles y él un... un soldado, un teniente, pero soldado al fin.
Tiempo después las cosas cambiaron en el castillo. El rey supo que había un levantamiento entre los granjeros lejanos y no sé si sería por eso o porqué, empezó a cambiar sus modos, había ancianos que morían en las minas, había gente torturada a latigazos si volcaban sus carretillas al salir de las minas.
El rey Morden decretó que los ancianos no trabajaran más, que a los que trabajan en las minas les aumenten el sueldo y que a los aldeanos de todo alrededor les bajen los impuestos. La gente cercana al castillo empezó a prosperar, en la feria feudal se vendía más, la gente dejó de ser pobre, consumía más y mi cabecita empezó a pensar.
Recuerdo que en un momento dado la gente más lejana intentó sitiar al castillo y la misma gente iguales a ellos, granjeros, aldeanos, estancieros hicieron como una especie de muro humano para evitar que sus hermanos más lejanos sitiaran el castillo. Y de esa manera hubo cero, cero derramamiento de sangre, que sí hubiera pasado si Morden hubiera mandado a sus soldados a atacar a los granjeros rebeldes, seguramente hubieran muerto de ambos lados porque algunos granjeros estaban armados no solamente con rastrillos, azadas y palas, algunos habían conseguido armas como ballestas, arco y flechas, espadas.
Pero evidentemente la táctica del rey Morden dio resultado, de alguna manera él había "conquistado" a los que estaban cerca suyo y esos eran el verdadero muro de contención, no las murallas; la misma gente que tiempo atrás lo odiaba y ahora lo vitoreaba. Pasó de ser el rey despótico a ser el rey más amable, el rey más atento hasta se daba el lujo de pasear en una carroza por los jardines y la gente lo aplaudía.
Y me di cuenta de lo maleable que era la gente, que por tres monedas a cada uno y el poder comer a diario cambiaban su ideología.
Y me puse a pensar "Qué fácil de manejar es la multitud, da la impresión que esa multitud es una solamente, como que todos piensan en sintonía, como cuando el viento mueve todas las copas de los árboles y todas las copas de los árboles van a la izquierda, a la derecha, a la izquierda, a la derecha zamarreadas por el viento". Así parecía la multitud, una multitud manejable, y lo digo porque yo seguía sin creer en ese rey tan amable, seguía sin creer en lo que se había convertido.
Este soldado joven -al que apreciaba tanto porque sentía una gran empatía, había ascendido y era el capitán de la guardia-, a veces sentía como que el capitán Robert pensaba igual que yo, lo que pasa que él era leal al rey y en el fondo sentía, sí que lo sentía, como que el capitán Robert pensaba igual que yo y hasta dudaba de su lealtad. También entendía que no se atrevía a hablarme sinceramente porque todavía no me conocía bien a mí y pensaba que yo, Daria, por el hecho de ser noble era también una de las personas que vitoreaba al rey como todos los nobles de palacio.
Qué fácil que es a veces convertir a una muchedumbre, da la impresión que es más fácil manejar a una multitud que a una sola persona. Y me puse a pensar porqué: "Porque a una sola persona es más difícil porque te debate o te discute tu punto de vista. La multitud es una masa amorfa y daría la impresión de que no piensa, de que es manejada por hilos, en este caso monedas".
Y no estaba conforme con mi situación. Muchos dirían: "Daria, la escéptica". Sí, soy escéptica cuando las cosas me suenan, me huelen a artificiales. Sí. Y lo seguiré siendo, seré cualquier cosa menos ingenua.
Gracias por escucharme.
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