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Psicoauditación - Marita

Grupo Elron
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección

Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
El hecho de publicar estas Psicoauditaciones (con autorización expresa de los consultantes) es simplemente para que todos puedan tener acceso a las mismas y constatar los condicionamientos que producen los implantes engrámicos.
Gracias a Dios, esos implantes son desactivados totalmente con dicha técnica.


Atte: prof. Jorge Olguín.

 

 

Sesión del 19/11/2013

Sesión del 03/09/2019


Sesión 19/11/2013
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marita.

Desea avanzar pero encuentra multitud de obstáculos, inconvenientes en su entorno. Quisiera que al menos, sin pedir nada le dejen caminar su camino, hacer su trabajo. No desea reconocimiento por su labor pero que la dejen hacer en paz. Karina le infunde energía y serenidad a la entidad.

Sesión en MP3 (2.316 KB)

 

Interlocutor: Bienvenido...

 

Entidad: ¡Ah! Es impresionante el caos que uno tiene en la parte conceptual, impresionante el caos que uno tiene de no saber qué decisión tomar. Y todo eso uno se lo transmite a la parte encarnada y la parte encarnada se crea un torbellino de ideas que en lugar de mostrarle caminos, senderos es como que la aturden, como que la ciegan en cuanto a ideas. A veces esas ideas son como una multitud que quiere entrar junta en una puerta angosta y se atoran y entonces esas ideas no son útiles porque se pulverizan entre ellas mismas y no permiten que mi parte encarnada encuentre soluciones a temas que quizá no sean tan difíciles.

 

Interlocutor: ¿Y cómo te encuentras tú como thetán? ¿Cuáles son tus anhelos? ¿Cuáles son tus expectativas para esta encarnación?

 

Entidad: A ver, mis expectativas son poder salir adelante. Puede parecer una frase muy trivial, muy común pero cuando los Maestros dicen una frase que directamente nos es útil a millones de seres suprafísicos es válida para todos. Como que la única manera de poder ir hacía la Luz es ir salvando etapas. Vosotros tenéis una frase que no me gusta, que es "quemar etapas". Las etapas no se queman, las etapas se salvan, las etapas se pasan. Y me ha pasado en distintas vidas que no encontraba mi lugar. Te doy un ejemplo: tuve una vida en Centro América hace más de 4 siglos, en lo que se conoce como Guatemala. Mis padres cosechaban –ambos, mamá a la par de papá- y a mí me mandaron con una tía, tía Juana, que era una de las pocas tías que sabía leer.

 

Interlocutor: ¿Te quedaron muchos engramas de esa encarnación?

 

Entidad: Engramas en el sentido que yo aprendía a leer y a escribir cuando yo tenía 10 años. Y encima siendo mujer, que la mayoría de las mujeres eran iletradas. Mientras ellas supieran coser, zurcir y cocinar...

 

Interlocutor: Eso sería algo positivo, el haber aprendido a leer.

 

Entidad: Pero no había utilidad, no había dónde, no había cómo, no había para qué.

 

Interlocutor: A tu 10% encarnado le cuesta mucho hacer las cosas para ella misma, para ella sentirse bien. Y tú, como thetán, ¿qué opinas sobre esto?

 

Entidad: A ver, es como que lo normal, lo ideal, lo correcto sería hacer las cosas para una misma y no tratar de ser feliz buscando con quienes porque esos quienes van cambiando.

 

Interlocutor: Siempre les digo a mis consultantes que lo importante es aprender a ser feliz primero con uno mismo y después cuando uno ya está bien con uno, se acepta, se quiere, puede aprender a ser feliz con los demás.

 

Entidad: No sé si a ti te ha pasado pero tú, como ser encarnado, como 10% encarnado a lo largo de la vida tienes distintos grupos y esos quienes a lo largo de los años van cambiando.

 

Interlocutor: Porque uno mismo va cambiando. Es lógico. Es decir, quizá el grupo de pertenencia que ayer tú te sentías cómoda hoy quizá no te llene pero...

 

Entidad: ¡Exacto! Esos quienes van cambiando.

 

Interlocutor: Y a veces -muchas veces generalmente- también cambia uno, madura, cambia sus pensamientos.

 

Entidad: Pero aparte voy más lejos: esos quienes van rotando, rotando significa que a veces te adaptas a determinadas personas y no es que las personas cambian si no que van a tu mismo nivel, si tú creces ellos crecen pero de repente surge algo en la vida de alguno, que puede ser en la propia de uno o del otro y ya no está más en ese grupo. Y entonces viene gente nueva a la que te cuesta adaptarte, te cuesta adaptarte muchísimo pero te cuesta adaptarte como si dijeras "Este no es el lugar al que yo pertenecía" y te encuentras como si fuera un lugar nuevo o tú fueras distinta y dices "¿Qué hago aquí? ¿Qué estoy haciendo? ¿A qué vine?". Y quieres escapar, quieres huir. Pero luego, cuando te encuentras sola, dices "Estoy buscando algo. ¡Pero si recién vengo de algo!". Sí, pero si ese algo no me llenaba, quiero algo que me llene. Y de repente no lo encuentras, no lo hallas...

 

Interlocutor: Hoy no lo hallas, hoy.

 

Entidad: Sí, pero yo lo quiero hoy.

 

Interlocutor: Hoy lo que puedes hacer abocarte a buscar aquello que te gusta. Las búsquedas son importantes. Sin embargo, las búsquedas no siempre son siempre algo que se den de modo inmediato esos resultados. O sea, que en realidad tratamos aquí un poco también con el tema de lo que es la ansiedad y el temor a encontrarse con uno mismo, ¿no? ¿Qué te pasa a ti cuando te encuentras contigo mismo en estos momentos? ¿Te sientes solo como thetán? O a tu 10% encarnado Marita...

 

Entidad: Hablo de mi parte encarnada. Por ejemplo, mi parte encarnada, como decís vosotros en el plano físico, la tiene clara. Si ella de repente fracasa en algo no le va a echar la culpa a otro, de decir "Esto me pasa por esto, por aquello, por lo otro", se va a hacer cargo de sus errores. Pero no es tan así. A veces hay terceras personas que en lo laboral, en lo personal no te ponen obstáculos sino que te ponen directamente un muro, un muro te ponen y eso afecta en lo laboral, afecta en lo económico, afecta en la misma manera que no encuentras un grupo de pertenencia. De la misma manera en lo laboral es como que te sientes como que cuanto más quieres dar -acá no se trata de andar buscando premios- pero es como que en lugar de reconocértelo es como que te exigen más o bien no te lo reconocen, te ignoran, ignoran tus méritos. Y aclaro que esto no se trata de buscar la aprobación de los demás, que si uno no busca la aprobación del otro se siente mal, no, no pero, bueno, haces algo que te lo reconozcan, que te lo compensen y acá no se trata de especular de que uno hace algo para recibir algo a cambio. Pero al fin y al cabo en una labor, en un trabajo, cuando haces algo mereces tu salario.

 

Interlocutor: Obviamente que es así, así debiera ser.

 

Entidad: Si no es como que te boicotean.

 

Interlocutor: Así debería ser. Lo que pasa es que vivimos en una sociedad donde no llama la atención cuando hacemos las cosas correctamente pero si nos llegamos a equivocar ahí sí recibimos un tirón de orejas. Es que lo que está bien o dar todo es lo que se espera de nosotros, lo que se considera normal. Más allá de lo que opinen los demás lo importante es lo que opinas tú de ti mismo.

 

Entidad: Claro, pero lo quiero dejar bien en claro. De repente, si yo soy una empleada honesta yo no puedo decir felicítenme porque ser honesta es lo correcto, es lo normal, es lo que debe ser. Pero cuando tú te empeñas y ves que otros no se empeñan y me adelanto a decir no, no, no se trata de competir con los otros ni de desacreditar a los otros pero si tú te empeñas y ves que los otros no se empeñan...

 

Interlocutor: ¿Y por qué te empeñas?

 

Entidad: Porque es mi manera de ser pero no lo hago para sobresalir ni que me palmeen la espalda, directamente porque uno quiere avanzar en lo suyo, uno quiere avanzar.

 

Interlocutor: ¿Te sientes feliz dando todo lo que puedes de ti?

 

Entidad: A mí me hace feliz dar pero a ver, dejemos de lado, está bien, no espero ninguna recompensa ni que me palmeen la espalda ni que me feliciten. Pero tampoco que me pongan obstáculos, tampoco que haya gente que por envidia, celos o alguna razón determinada te pongan palos en las ruedas porque con ese criterio entonces lo tiras todo por la borda y te tiras tú también por la borda a las aguas del rio.

Entonces, ¿qué hacemos? Por otro lado a mí me gusta en la parte espiritual también el lograr metas, lograr metas en lo espiritual y de repente me encuentro como sin deseos, sin ganas, como...

 

Interlocutor: Desmotivado.

 

Entidad: Pero no desmotivado como thetán, desmotivada mi parte encarnada como ser femenino porque a veces parece que remara contra la corriente y te cansas de remar porque dices "En lugar de avanzar estoy retrocediendo. ¿Qué es lo que está pasando?". Y tú ves otras personas que directamente dan un paso y parece que avanzaran mil millas. No se trata de que yo me fije en los demás o que uno envidie al otro "Mira ese como triunfa y yo no", no, no. Doy el ejemplo como diciendo es como que la corriente en contra me toca a mí.

 

Interlocutor: Quizás esa sea tú percepción, quizás a otras personas también les suceda lo mismo y tú no las ves.

 

Entidad: De todas maneras hay un común denominador lindo en el plano físico que dice: "Hay que igualar para arriba". Yo quiero que a los demás les vaya bien también, yo quiero que les vaya bien a los demás pero, ¿y yo? ¿Qué hago conmigo?

 

Interlocutor: Y tus expectativas desde lo material, ¿crees que en este momento están por encima de tus expectativas como ser espiritual?

 

Entidad: Por ahí parece muy prosaico, parece muy materialista lo que voy a decir pero cuando tú estás incómoda en lo material, que hay objetivos que no terminas de concretar, no es que no puedas tener tiempo para lo espiritual. Voy a decir algo muy grosero, digamos extremo como para que se entienda como ejemplo: si tienes un apetito voraz y en ese momento alguien te trae un libro de Sócrates y te dice "Mira, lee esto, qué maravilla" y en ese momento quieres tomar el papel y comerte el papel porque no quieres leer porque tienes un apetito voraz. Es un ejemplo quizá demasiado extremo y es como que se pasa de la línea pero a mí me interesa tanto el camino espiritual como el camino material. Pero si las cosas materiales van a los tumbos en todos los aspectos, a nivel de pertenencia, a nivel laboral, a nivel de no saber para dónde ir por la confusión o la misma ansiedad, ¿no?, que te frena y en ese momento es como que, no es que apartes lo espiritual, es como que lo dejas en un costadito ahí hasta solucionar lo material porque al fin y al cabo somos seres encarnados.

 

Interlocutor: Comprendo y también comprendo que todo comienza en nuestra mente y que no pasa por estar ansiosos y decir "Quiero esto, quiero lo otro, quiero aquello" sino por comenzar primero de todo a visualizar mentalmente que es lo que realmente necesitamos pero visualizarlo desde como algo que se ha concretado ya. O sea, trata de cambiar un poco de apartarte de pensamientos negativos, de información negativa que nos invade por los medios. Trata de conectarte con cosas positivas y trata de cambiar un poco la energía de tu pensamiento para que puedas atraer las cosas que son buenas para ti.

 

Entidad: Eso lo entiendo. Y de repente -a ver, hablo de manera exagerada para que me entiendas- puedo hacer caso omiso de la necedad, de la hipocresía, de la falsedad y seguir mi camino no mirando ese tipo de cosas pero cuando tú avanzas en el frente y como dije antes te ponen un muro por delante, ¿cómo lo saltas? ¿Qué haces?

 

Interlocutor: No es cuestión de ir reactivo por la vida y darte contra el muro. Uno tiene que ir evaluando en cada momento la situación y en base a eso elegir lo que sea mejor.

 

Entidad: Ir tomando las decisiones...

 

Interlocutor: En cada momento.

 

Entidad: En cada momento.

 

Interlocutor: O sea, hoy vive el hoy, no estés pensando en lo que pudiste haber hecho ayer o en lo que deseas hacer mañana. O sea, hoy construye tu realidad y fíjate hoy bien: ¿qué puedo hacer hoy? A ver qué me hace sentir feliz, qué me hace sentir pleno.

 

Entidad: A veces me siento como una náufraga en el río de La Plata y necesito esa mano que me atienda y que me rescate de ahí, como que me rescaten y me guíen. No me tomes por una persona cómoda que busca que la suban a un carro, que la lleven, que le muestren, no, no. Me interesa poder caminar, me interesa poder andar por mis propios medios pero a veces un empujón, pero a veces que un dedo te lo señale...

 

Interlocutor: Y en lo afectivo, ¿cómo te encuentras?

 

Entidad: El torbellino es general porque cuando hay un torbellino en una cosa el torbellino se traslada en todos los items, se traslada en todo. Capaz que dicen que se traslada en menor medida pero cuando tu vida en general está dentro de un remolino, ese remolino va a abarcar en mayor o menor medida a todo.

 

Interlocutor: Bien. Te repito este concepto. Hoy es el momento en que tú comienzas a crear tu futuro, no olvides eso. Y que cosas maravillosas aún no hayan llegado no significa que no van a llegar, tú tienes que ir por ellas.

 

Entidad: Esta bien.

 

Interlocutor: Tú puedes. Puedes hacerlo.

 

Entidad: Está bien.

 

Interlocutor: ¿Hay algo más que quieras repasar, que quieras comentarnos como thetán o darle algún consejo a tu 10%?

 

Entidad: No. Antes de retirarme decir que todo lo que tú has comentado y has orientado, intentar y poner toda la voluntad en llevarlo todo a la práctica. Y estaremos en contacto. Te agradezco mucho tu interlocución.

 

Interlocutor: Te envío toda la Luz a ti y a tu 10%. Estamos en contacto. Hasta todo momento.

 

 


 Sesión 03/09/2019
Médium: Jorge Raúl Olguín
Interlocutor: Karina
Entidad que se presentó a dialogar: Thetán de Marita.

Vivía en Aerandor III, era joven y no se sentía a la altura de los demás pero eran los demás que no estaban a su altura. Pero sufría, y tenía baja estima.

Sesión en MP3 (3.074 KB)

 

Entidad: No sabía quién era mi familia, mi nombre era Corita. Fui criada por unos aldeanos, era un matrimonio grande y aprendí a quererlos, en una época tan antigua y salvaje donde había feria feudal, donde se pagaba impuestos a un monarca absolutamente tirano.

 

Es como que trataba de adaptarme a mi vida, tenía modales buenos, una manera de expresarme distinta. Este matrimonio me había educado bien pero no dejaba de ser una aldeana, tenía ropa humilde pero siempre iba limpia. Tenía amigas en el poblado que me miraban a veces con recelo: "Se cree mejor que nosotras, Corita".

A veces volvía a casa y le decía a la que en ese momento consideraba mi familia, este matrimonio mayor:

-¿Por qué hablan de mí, por qué me tratan así? Muchas veces les hago favores, sería imposible que hablara mal de alguien y sin embargo dicen que me hago la creída. -La anciana me miró y me acarició y me dijo:

-No, Corita, envidian tu manera de expresarte.

-¿Por qué? -pregunté-, ¿porque me expreso correctamente? Ellas no tienen ni la menor idea de mis inseguridades.

-Siéntate. -La anciana se sentó enfrente mío-. ¿Por qué tienes inseguridades?

-¡Qué puedo decir!, es mi carácter, aspiro a tantas cosas, deseo tantas cosas... A veces sueño hasta con que soy una joven noble. -La anciana frunció el ceño.

-¿Pero qué dices, Corita, tienes vergüenza de lo que eres o vergüenza de nosotros que te criamos?

-No, no, por supuesto que no, me siento orgullosa de ser quien soy, pero me gusta estar aseada, a veces con determinadas flores las froto en mi cabello para tener un lindo aroma, ¿qué hay de mal en eso?, me ven distinta... Soy normal, hago quehaceres en la casa, si tengo que ordeñar una vaca la ordeño, si tengo que vender frutas en la feria feudal las vendo. Me dicen creída porque quizá hablo de una manera con más delicadeza, ¿eso es malo?

-No, mi amor, cómo va a ser malo -me respondió la anciana-, pero dices que ansías ser noble. -Me encogí de hombros.

-¿Y quién no?, ¿quién no? Es como que me sentiría más segura de mí misma.

-No termino de entenderte, Corita -exclamó la anciana-, una posición, ser noble, ser aldeana, vivir en un poblado o vivir en un palacio o tener una profesión, ¿te daría más seguridad? -Me encogí de hombros.

-Sí, entiendo que sí.

-¿Por qué? Mira Saúl, el carpintero del poblado tiene más de cincuenta años, quedó viudo, pero tú lo ves alegre trabajando, en el pueblo lo quiere todo el mundo. ¿Piensas que no está contento con su vida?

-Entiendo que sí porque ama lo que hace.

-¿Y tú no amas lo que haces?

-Hago de todo, no me quejo, pero al carpintero Saúl lo veo seguro porque sabe su trabajo, sabe su oficio.

-¿Acaso tú, Corita, no sabes ordeñar, dejas la casa impecable, tienes el estímulo y la simpatía para vender frutas en la feria feudal?, encima tu forma de expresarte hace que la gente haga fila para comprar. Nosotros te criamos pero tú nos ayudas muchísimo. -Miré para abajo y dije:

-Me hubiera gustado conocer a mis padres, saber mi origen, pero eso no quita que no los quiera, los amo a ambos y son parte de mí.

-Pero no te sientes segura, no te sientes con confianza.

-Siempre tuve esa falta de confianza en mí misma, como que quisiera aprender más cosas. A veces, con esas amigas con las que converso tengo miedo de decir lo que pienso.

-¿Por qué? -me preguntó la anciana.

-Porque... ¿cómo podría explicarlo?, porque tengo miedo a que se ofendan o que les moleste lo que digo.

-¿Pero acaso dirías cosas ofensivas?

-¡No, no, no, para nada! Es como que tengo miedo de hacer hincapié en algo, de molestarlas, me cuesta exponerme en público.

-Pues no se nota, en la feria feudal muestras simpatía, carisma.

-Es distinto porque estoy con la mente puesta en mi trabajo y es como que me evado de mí misma, pero cuando tengo que hablar fuera de lo que hago, de mi trabajo es como que siento que no puedo confiar en mí.

-Ahora no te estoy entendiendo, Corita, ¿no puedes confiar en tú propia persona?, ¿te traicionarías a ti misma?

-¡Je, je! No, no... ¿Te das cuenta que soy complicada?, por eso no todos me entienden. Vosotros que me criaron, a veces no me entendéis tampoco, no es que no confíe en mí porque a mí misma podría traicionarme, tendría que no razonar para pensar una cosa así; no confío en el sentido de que... de que no tengo confianza para entablar relaciones.

-Pero eres muy cordial.

-Sí, pero es como que todo va por dentro, es como que todo va por dentro. Yo me siento una persona absolutamente leal, soy leal con vosotros pero no porque me habéis criado no, no, porque está en mi naturaleza ser leal, creo en la lealtad, creo en la lealtad por sobre todas las cosas.

-¿Y qué te parece el monarca que comanda toda la región, te sientes leal a él? -Miré para abajo-. Espero tu respuesta, Corita.

-No, no me siento leal.

-¡Ah! Entonces no eres leal a todo.

-¡Cómo podría explicar! Creo que... creo que la lealtad tiene que ver con la admiración, tiene que ver con el amor, de lo contrario no sería lealtad, sería fanatismo. Yo escucho en la misma feria mucha gente que por que es obsecuente, creyendo que por ser obsecuentes les van a dar premios y hablan bien del monarca, como que es el mejor rey que han tenido, y no creo que sean leales, o son fanáticos o son esos obsecuentes que cuando te das vuelta te clavan un puñal en la espalda.

-Entiendo -exclamó la anciana-. Continúa.

-Bueno... No, eso; creo que la lealtad pasa por la admiración y el amor, se es leal a una convicción por ejemplo, pero no sé cómo llevar a cabo esa convicción porque justamente la misma falta de confianza hace que dude de mis convicciones.

-Explícate.

-No sabría explicarme bien; tengo convicciones, tengo creencias y después a mí misma lo consulto con mi almohada cuando me acuesto en el catre y me pregunto "¿Hasta qué punto tengo razón?".

-¿Pero hablas de algo puntual? -preguntó la anciana.

-Hablo en general.

-¿Crees en el amor?

-Por supuesto que sí, por supuesto que sí, y espero algún día encontrar ese amor en algún joven bueno, trabajador. -Y la anciana me dijo riendo:

-Y si es noble mejor, ¿no?, ¡je, je!

-Me estás haciendo trampa porque antes dije que me gustaría ser noble, pero no voy a ser hipócrita contigo, sí, si fuera noble mejor, pero me conozco, no me enamoraría de un título de nobleza sino de la persona, sea labriego, carpintero como el señor Saúl o herrero o campesino, lo importante es la persona, pero como dije antes no soy hipócrita; si a su vez esa persona tuviera un título, bienvenido sea... Pero cuando hablo y trato de expresarme a veces me equivoco.

-¿En qué sentido? -inquirió la anciana.

-Claro, eso que te acabo de decir. Imagínate que se lo cuente a mis amigas "¿Quien te crees que eres, Corita, piensas que un noble se va a fijar en ti?, aspiras demasiado...", y muchísimas cosas más. Me las pondría en contra porque piensan que hablaría desde la vanidad y no me creo vanidosa para nada, para nada, creo que no me da el carácter para ser vanidosa, pero aparte creo que incluso me molestan las persona vanidosas, aspiro sencillamente a... a ser alguien.

-Ahí te equivocas -me dijo la anciana-, de pequeña te enseñamos a que eres valiosa, te enseñamos a leer y a escribir, no todas la jóvenes de la aldea saben escribir, hay varones que no saben leer y escribir, tú tienes esa cultura, sabes hacer cuentas, sabes de números... -Me encogí de hombros.

-Sí, ojalá el que supiera expresarme, el que supiera leer y escribir me diera esa confianza que no tengo, es como que es intrínseco.

-¿Perdón?

-Claro, quiero decir que forma parte de mí.

-¿Te das cuentas que utilizas frases de las que has estudiado en algunos libros?

-¿Y eso es malo?

-No, pero como tú dices, si esas amigas son tan básicas y tú hablas con un lenguaje distinto, dirán que tú vives de apariencias.

-A eso me refiero -exclamé-, es mi forma de hablar, mi forma de expresarme y me tomarían por vanidosa cuando no lo soy para nada. Sí, sería feliz conociendo un joven que me ame y yo pueda amar, pero jamás jamás voy a negar los años de felicidad que he tenido y que gracias a Dios sigo teniendo con vosotros.

-Lo has retribuido con creces, Corita -exclamó la anciana-, haces todas las tareas, no exiges nada como otras que piden que les compren vestidos... Tú directamente vives aseada, limpias tu ropa, nunca te quejas del trabajo que haces.

-¿Pero por qué habría de quejarme? El amor se retribuye con amor, el que vosotros me habéis criado lo retribuyo con acciones o sea, trato de compensar todo lo que me dais, ¿eso es malo?

-No, eso es hermoso, ahí te tendrías que dar cuenta de tu importancia, de que no todo el mundo se brinda de corazón, hay muchas personas que dan para después pedir algo, siempre piden algo a cambio, tú jamás pides algo a cambio.

-¿Y cómo habría de pedir algo a cambio? -inquirí-, si me dais todo; me dais comida, me dais albergue, me habéis criado, me habéis instruido y me dais vuestra calidez, ¿qué más voy a reclamar?

-Fíjate que eres una contradicción, Corita.

-¿Por qué? -pregunté.

-Por un lado te conformas con poco, por el otro lado te gustaría ser noble.

-El que me habéis albergado, me habéis dado calor, me habéis amado y me seguís amando como yo a vosotros, ¿eso es conformarme con poco?, qué sería mucho, ¿el dinero? El dinero no compra amor, el amor que se paga no es amor.

-Pero quieres ser noble, Corita.

-Pero es otra cosa, es otra cosa. A veces el anhelar, el querer un modo de vida no tiene que ver, son dos cosas distintas, creo en los valores.

-Y te sigues sintiendo insegura.

-Sí, a veces es como que... ¿cómo lo explico?, como que buscara la aprobación de los demás y mis amigas me miran y cuando voy acercándome a ellas leo sus labios, murmuran, dicen cosas antes de que yo llegue. Me siento como perseguida, como que se burlan o como que me critican, y a veces anhelo que me acepten.

-Sin embargo te juntas con ellas siempre -exclamó la anciana.

-Sí, pero dentro mío siento como que, ¡ah!, me tienen ahí lejos, al lado, pero lejos es muy difícil de entender.

-No, no, yo lo entiendo Corita, entiendo lo que quieres decir, te sientes como distanciada afectivamente.

-Pero no de mi parte, no de mi parte, el amor que siento no se puede medir, es inconmensurable, no es que por dar a unos quito a otros.

 

Tengo que seguir trabajando en mi persona.

Gracias por escucharme.