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Psicoauditación - Miriam C. |
Sección Psicointegración y Psicoauditación - Índice de la sección - Explicación y guía de lectura de la sección |
Si bien la Psicoauditación es la técnica más idónea para erradicar los engramas conceptuales del Thetán o Yo Superior de la persona, la mayoría de las veces se psicoaudita a thetanes que habitan en planos del Error y sus palabras pueden no ser amigables y/o oportunas para ser tomadas como Mensajes de orientación, algo que sí se da cuando se canaliza a Espíritus de Luz o Espíritus Maestros.
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Sesión del 12/03/2024 Sargón, Almeida Sesión 12/03/2024 Con otra teniente de la flota de Sargón se confesaban cómo confundir a cadetes, alféreces y capitanes y manejarlos a gusto sin que dudaran de sus intenciones, de su proceder. Disfrutaban contándoselo.
Entidad: Me encontraba distraída pensando en qué cosas podía hacer para mi provecho. Me sobresalté cuando mi amiga me dice: -Teniente Almeida -me di vuelta. -¡Ja, ja, ja! ¡Ay teniente Circe!, ¿cómo están tus cosas? -Bien, bastante bastante bien. -Me dijeron que dejaste a Pocholo para salir con el capitán Paredes. -¡Ja, ja, ja! ¿Y qué te parece? Salgo de la mediocridad y voy con alguien un poquito mejor. -Perdón -exclamé-, ¿un poquito?, es el capitán Paredes. -¡Ay ay ay ay ay! ¿Quién te crees que es?, es un mediocre, la mayoría de los hombres son mediocres, ¿o no? Le respondí: -Mi querida Circe, la verdad, tienes toda la razón del mundo. Circe me miró fijo y me dijo: -Almeida, ¿es verdad que estás saliendo con el cadete Alpersán? -Sí. -Es un chico, es un joven. Tenías todo, ¿estabas saliendo con el capitán Anual Lacorte, lo dejas y empiezas a salir con el cadete Alpersán? ¿Qué te pasa? -Primero y principal, mi querida Circe, ya está nominado esta semana para ascenderlo a alférez. Acuérdate que si viene una guerra... -Deja de lado la guerra, Almeida -me dijo Circe-, ¿pero por qué un chico? -Yo pensé que eras lista, Circe. Eres cruel, como yo, pero pensé que eras más lista. -A ver, ¿tú que sabes tanto, Almeida, me explicas? -Es tan sencillo..., a este chico lo manejo como quiero, él está embobado. -¿Pero ya...? -Sí, Circe. Obvio, ya hemos intimado. Lo tengo loco, lo tengo amaestrado como esos animalitos del campo que le das un pequeño fruto y se quedan contigo ahí mansitos. Bueno, así lo tengo yo. Amén de que por mi grado me respeta. -¿Pero te da placer? -¡Ay, Circe! A veces parece que no hablara contigo, parece que hablara con una copia. ¿Sabes cuál es el verdadero placer?: Tener un varón domado. Ahora, hay algo que no entiendo y quiero que me lo expliques, Circe; ¿dejaste a este empleado, Dam Pocholo, para salir con el capitán Paredes? -Sí. ¿Y? -¿Y? Paredes es tan predecible, tan... tan evidente que también lo veo embobado por ti. ¿De qué te sirvió el cambio? -Bueno, Almeida, ahora la... la despistada pareces tú. Es un poquito más listo que Pocholo, pero además es un capitán, me puedo dar corte, y seguramente cuando vayamos a la guerra me va a elegir como la número uno, como la primer teniente del crucero que le pongan al mando. La miré: -Tenía entendido que no calificaba Paredes para que le den un crucero. -Me miró con una cara de odio. -Almeida, a veces te detesto. No seamos falsas, nos llevamos bien. Dame un abrazo. Sos maldita, maldita, Almeida. -¡Quien habla!, Circe, eres humana, pero pareces reptiloide. -Ahora no caigo, ¿por qué reptiloide? -Porque eres una serpiente, te enroscas en un varón hasta exprimirlo y cuando le sacas todo el jugo lo dejas. -¡Ja, ja, ja! ¿Y tú no haces lo mismo, Almeida? -No, yo no los exprimo, yo les dejo jugo porque por ahí un día me arrepiento, suelto un poco de lágrimas y vuelvo. -Yo pensé que era la peor. Pero Almeida, eres..., eres de lo que no hay. Tener un cadete. Además es menor. -No, ha cumplido dieciocho años de Sargón. -Ya tendría que ser alférez hace tiempo, ¿o es un poco lerdo? -La verdad, me importa tan poco mientras sea manejable. ¿Qué problema me hago? Además... -Habla, te escucho, Almeida, habla, ¿sabes cómo me molestan esos silencios tuyos? ¿Además... qué? -Bueno, además el capitán Anual Lacorte me propuso que yo sea su número uno en el crucero que le den. -¿Pero cómo? -me dijo Circe-, si lo has dejado, ¿o el no sabe que sales con el cadete? -No, no lo sabe. Al cadete le dije que lo ahorcaba con mis manos si hablara con alguien. ¡Ay el primer día que estuve con él intimando, tan estúpido este chico! -¿Por qué, Almeida, qué te decía? -¡Ay!, mañana cuando le cuente a mis compañeros que me acosté con la teniente... -¿Perdón? -le dije. Se arrugó todo y se puso contra la pared del dormitorio. -¿Está mal lo que dije, teniente? -Teniente no, 'mi' teniente. -Perdón, mi teniente, pensé que podíamos tutearnos porque... -No, no, no confundamos las cosas, esto fue solamente un acto físico. -Pero yo la quiero, mi teniente. -¡Déjate de tonterías!, sentimientos, amor..., ¿siempre dices estupideces? Circe me preguntó: -¿Y qué hizo este cadete? -Se puso a llorar en silencio. -Lo echaste de la habitación. -Nooo, ¿para qué, para que lo vean en el pasillo? No, no no no no, le di una bofetada. -¿Qué clase de cadete eres? Mira que hablo con los superiores y suspendo el ascenso a alférez. -No no no no no, mi teniente no no no no no. -Y ahora ven. -¿Y qué le hiciste? -Que me bese. Estaba cansada, entonces me recosté tranquilamente y lo dejé que me bese de la cabeza a los pies, y él servil me complació tal cual yo le pedí. -¿Y? -Estuvo como una hora complaciéndome hasta que al final le dije: -Ya está, ya está, ya está. -Y lo saqué. Y me preguntó: -¿Estuve bien? -Lo miré y me senté. -¿Si has estado bien?, ¿qué te piensas que estás en un torneo de holocomputación?, ¿cómo es eso de que 'estuve bien'? -Pero algo estuve, ¿no? -Sí, hiciste acto de presencia. Ahora, si quieres que te califique del uno al diez te iba a dar un tres. Pero me caes simpático, te voy a dar un cinco. -¡Ay!, gracias mi teniente. -¿Ahora me puedes hacer un favor? -Lo que tú quieras. -No, no me trates de tú. -Pero hemos intim... -No importa, no me trates de tú. Hazme un favor, vístete y vete a tu dormitorio. Quiero dormir, que a las cero setecientos ya tengo que estar levantada y faltan tres horas. Voy a dormir por lo menos tres horas sin que nadie me moleste. -Mi teniente, ¿puedo quedarme a tu lado sin mol...? -¡No, no, no, no! -¿Y se fue? -¡Más vale que se fue! ¿Ahora entiendes, querida Circe, tan lista que eres, por qué elegí un chico? ¿O tú le puedes hacer eso al capitán Paredes? -No, pero tengo otras maneras de manipularlo, con caricias, con abrazos, y obtengo lo que quiero también. Ahora, tú eres una... una... -Dilo, dilo, dilo, ya que eres mi amiga, dilo. -Eres una perversa con ese chico. -¡Ay, soy una perversa! ¡Ay, me voy a poner a llorar, soy una perversa! ¿Pero quién hablaba de perversa? Circe habla de perversa. Circe me miró y me dijo: -No sé quién es más serpiente de las dos. -Pero yo soy más lista que tú, Circe, porque con otras tenientes que no saben de mi vida yo hago rol de víctima. -¿Cómo? -Claro. Con Anual Lacorte, yo les decía: -El capitán es una persona fría, me mira con desprecio, no me lo merezco. -Pobre Almeida, ¿por qué no lo dejas? -Porque lo amo con todo mi ser. -Qué buena que eres, te mereces algo mejor. -Qué desgraciada que eres -me dijo Circe-, yo pensé que era la mejor actriz de la flota, pero tú me ganas. -¿Yo? -dije asombrada-, ¿yo ganarle a Circe? ¡Je, je, je! Yo creo que eres la peor de todo Sargón, eres una áspid venenosa. -Claro, y tú eres una entidad que brilla en la oscuridad. -¿Estamos peleando? -Para nada -dijo Circe-, ¿o tomas como un insulto lo que te digo? -¿Yo? -dije-, yo lo tomo como un halago. -¡Ah! Bueno, ahora me quedo más tranquila. -¿Y tú? Circe me respondió: -Que me digas que soy la peor de la flota para mí es un halago también. -Nos abrazamos. -No sé quien de las dos es más perversa. A propósito, ¿qué vas a hacer ahora? Circe se encogió de hombros: -No sé, todavía tengo una hora y después voy a hacer entrenamiento, porque ya sabes que la guerra es inminente. -¿Y si nos relajamos un rato? -le pedí. -Sí, nos recostamos y miramos holovisión. -La miré. -Circe, mírame a los ojos, ¿te parece que yo me voy a relajar mirando holovisión? -Ahora caigo -dijo Circe-, tienes razón. Y empezó a quitarse el uniforme mientras yo me quitaba el mío.
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